La perfección de lo ordinario

— ¡Ah, caliente, caliente! —chilló suavemente, mientras observaba las tazas que cargaba con preocupación. Por nada del mundo quería perder una sola gota de su preciado moccha, menos del té de su colega. ¿Por qué no había tomado una bandeja para llevarlas más comodamente? La respuesta era, simplemente, que no quería tardar más tiempo haciendo equilibrio en las escaleras y pasillos. Quemarse un poco se le hacía el mal menor.

Atravesó el trayecto soltando algún que otro saludo cordial o sonrisa traviesa a aquellos que la cruzaban, ya fuera alumno o personal del colegio. Sus muecas, mezcla de dolor con forzada simpatía, probablemente parecieron extrañas a más de uno, pero poco le importaba: todo lo que deseaba era compartir el desayuno con aquel particular sujeto. Y no le llamaba particular en un sentido negativo, todo lo contrario. El joven había tenido para con ella la amabilidad de mostrarle todas y cada una de las instalaciones, explicando cada una con un nivel de detalle suficiente para su comprensión; lo justo y necesario, como dicen. Aquello había representado casi una odisea para ella, no sólo porque les llevó gran parte de aquel fin de semana recorrerlo todo, sino por la majestuosidad que cada espacio conocido le había representado. "Estoy embobada", había exclamado en más de una ocasión, disfrutando claramente de aquel paseo. Brian Downer prometía ser un buen compañero de trabajo, pero lo extraño para la pelirroja era el hecho de pensar muy a menudo en él... ¿Acaso..?

Agitó apenas su cabeza. Ahí estaba, otra vez pensando boberías; ¿sería acaso que el contacto diario con adolescentes hormonales la estaba afectando? Volvió a mirar ambas bebidas, soltó un suspiro largo y tibio, y sonrió otra vez: estaba ya frente a la puerta de la Biblioteca Menor, su nuevo lugar favorito en el mundo. La atravesó a paso firme, giró a la izquierda, alzó la mirada.

— ¡Llegó el desayuno! —exclamó sonriente, alzando apenas ambas tazas y retomando el andar, acercándose así poco a poco hacia donde se encontraba Brian: al fondo, en un modesto escritorio. El día comenzaba, al fin.

Publicado por Marie Abney Lun Jun 13, 2016 12:37 pm

Frío, frío. Brian se envolvió rápido en su sacón de lana gruesa, tras salir de la ducha y cambiarse. Sufría por demás de aquella helada brisa por las mañanas y no quería pescar otro resfriado. Había tenido uno hacía pocos días y su nariz roja, cual payaso, había regresado a su color natural.

Caminó por los pasillos con una sonrisa relajada, era un bello día y curiosamente él disfrutaba mucho de los lunes. Podía notar las caras largas de los alumnos y sentir un contraste fuerte entre su actitud y la de ellos. Poco importaba, puesto que regresaría a su amada biblioteca. Tenía preferencia por la menor de ellas, quizá, porque le resultaba más acogedora y misteriosa que la otra.

Era el encargado de abrirla y, en punto, llegó a la puerta, metió la llave y giró. El bello aroma a libro y hojas, tintas y palabras impactó de lleno a su buen ánimo, para impregnarlo con más felicidad aún. Repasó las sillas, acomodándolas milimétricamente entre si, miró los anaqueles repletos de libros y, llegando al fondo, se ubicó en su escritorio para aguardar por la llegada de alumnos ávidos de conocimientos. No pasó mucho tiempo hasta que la gente comenzó a entrar, sentándose en las mesas, consultando libros o haciéndole alguna que otra pregunta.

Estaba ya envuelto de nuevo en el misterio de un interesante capítulo de Hercules Poirot cuando una voz le interrumpió la lectura. Alzó la vista, para ver a la dueña de aquella animada voz y se topó con quien era su nueva compañera de trabajo. —Buenos días, señorita Marie, que amable de su parte... —se levantó rápido para tomar su taza con ambas manos y depositarla en el escritorio, encima del libro que leía. —¡Ah un té rojo, mis preferidos! —la miró, sonriendo, recordaba haberle comentado ese detalle pocos días atrás.

La había conocido gracias a que él había sido el encargado de mostrarle, de punta a punta, el instituto, desde aulas, hasta exteriores, baños y habitaciones. Al encontrarse con las bibliotecas no pudieron, ambos, evitar sonreír de oreja a oreja. Una nueva compañera bibliotecaria, era ideal para aliviar su carga de trabajo y por qué no hacer más sociales dentro del instituto.

—Siéntese por favor, ya mismo traigo unas galletas, ¡espéreme! —corrió hacia el pequeño despacho algo atolondrado. Tardó apenas segundos, hasta regresar con un gran paquete de galletas sabor coco y vainilla en la mano. Lo abrió y depositó sobre los papeles del escritorio, de la cuál tomó su té. —¿Ya se está habituando, señorita Marie? ¡Ah disculpe! Recuerdo que había mencionado que no quería que fuese tan formal yo... lo siento — se escondió un poco tras su taza y bebió un sorbo. Delicioso.

Publicado por Brian Downer Lun Jun 13, 2016 1:05 pm

— Tengo buena memoria, ¿recuerdas? —sonrió, mientras apoyaba su taza bien cargada de café sobre la mesa— ¡Oh! No es...necesario —lo vio irse en un gesto rápido. No necesitaba las galletas, pero cuando lo vio volver con ellas en mano no pudo evitar soltar una risita. Vaya tipo...

Se dispuso a tomar asiento, no sin antes quitarse su largo abrigo de paño rojo y colgarlo en el elegante perchero de madera. Y ahí estaba él, otra vez mostrándose formal.

— Así es, Brian... Te pedí contadas veces que dejaras esa molesta formalidad de lado, al menos conmigo —bebió un sorbo, y sus mejillas de inmediato se tornaron rojo fuego. Muy caliente— Pues, la verdad es que este sitio me está gustando bastante... Más allá de ... —le dirigió una mirada pícara, acompañada de una sonrisa traviesa— ... Ya sabes, adolescentes chillones, y mmmh... No lo sé.

Se puso de pie, se acercó al ventanal que estaba a un costado y que ofrecía una vista hermosa hasta los jardines exteriores. Se recostó de lado, y bebió otro sorbo de café. Su rostro se vio algo más endurecido, sus ojos parecieron perderse en el exterior.

— Pero te seré honesta, algo de aquí me da algo de temor... —se alejó de la ventana, apoyó la taza medio vacía sobre el escritorio y se acercó un poco más hacia el castaño. Lo miró a los ojos, con una mirada un tanto suplicante, y casi en susurro, exclamó— ... Supongo necesitaré a alguien que me proteja.

Mantuvo la seriedad sobreactuada por apenas unos segundos, hasta que no pudo más que estallar en carcajadas. Parecía haber dejado muy atrás sus dotes de conquistadora empedernida, o quizá pudo más el visible nerviosismo de él. Lo tomó con suavidad de un hombro, y le dedicó una cálida sonrisa, una vez las risotadas cesaron.

— Tranquilo, me estoy habituando bastante bien, Brian —volvió a tomar su taza, y la alzó apenas— Y realmente disfruto de trabajar contigo.

Publicado por Marie Abney Mar Jun 14, 2016 6:19 pm

Oyó su reto algo avergonzado. Simplemente no podía ser tan informal con gente de trabajo, con gente que conocía tan poco. La joven, frente suyo, tenía un aire de confianza particular. Parecía ser de aquellas que a todos sonreía y con todos tomaba tazas de café. A veces, Brian, admiraba eso. Pero jamás sentía remordimientos, sabía como era y se aceptaba. Si, se aceptaba, dentro de todo.

—Me alegro así sea. Los adolescentes y niños son particulares, no te lo negaré. Pero... a mi me agradan. Hay muchos ávidos de conocimientos y son un templo para esculpir en el camino correcto. No lo sé. Creo que me emociona la idea de poder guiar a alguien por el buen camino, más si de libros se trata —bebió un sorbo, mirando a la joven. Ésta se paró, rumbo al ventanal para mirar a través de él. Se sintió identificado con aquel actuar, contadas veces hacía lo mismo. Estar afuera a veces era imposible, el frío era el suficiente como para que las piernas no respondiesen bien al caminar.

—¿Temor? —recorrió con la mirada sus movimientos, depositando por unos instantes la atención en el resto del líquido marrón que iba de lado a lado dentro de la taza de la joven. —¿Ah? —titubeó y echó un poco su cuerpo hacia atrás. Un calor repentino le subió a la cara, tornándola rosada en sus mejillas. ¿Qué había dicho? La risa de la joven le invadió el rostro y bajó un poco la cabeza para esconderse detrás de su taza. Vaya situación.

Volteó a la ver la mano en su hombro y luego miró hacia arriba. El rostro sonriente de Marie apareció en primera plana. Le sonrió de vuelta, de forma honesta. —Me alegro Marie, estoy seguro que me gustará mucho trabajar contigo. De hecho... —apoyo su taza y tomó el libro que había quedado debajo. —He conseguido algunos tomos antiguos de tus autores predilectos. tendré poca memoria para los nombres de las personas, pero no para esto, jaja —rió tontamente. Le extendió los tres libros y esperó paciente. Esperaba fuese una sorpresa agradable.

La biblioteca estaba tranquila, y había muy pocos alumnos. El sol entraba por la ventaba y abrigaba a ambos bibliotecarios. Estaba siendo, simplemente, una mañana perfecta.

Publicado por Brian Downer Jue Jun 16, 2016 7:30 pm

Con los ojos iluminados y una inocultable expresión de sorpresa en su rostro, volvió a apoyar la taza sobre la mesa. Extendió ambos brazos y sus manos pálidas tomaron con una delicadeza desmesurada aquellos viejos libros, a los cuales luego observó fijamente por unos segundos.

— Esto es... —Quedó boquiabierta por un instante, mientras acariciaba suavemente un perfecto tomo de Mansfield Park, obra de su siempre adorada Jane Austen— ... Es... Mejor dicho, será un placer leer las desventuras de la pobre Fanny en semejante libro.

Sin ser capaz de salir de su asombro de la manera en que quisiera, terminó por voltearse, dándole ahora la espalda a su colega y sin dejar de abrazar con fuerza los libros sobre su pecho. ¿Qué hacer para devolverle el gesto? Mordió su labio inferior y dirigió su mirada al techo. Sus cabellos rojizos caían por su espalda, en forma de ondas dispares y juguetonas; sacudió apenas su cabeza, justo cuando una idea vino a su mente. Lo tenía, al fin.

— Gracias por el gesto, Brian. Espera tranquilo, pronto tendrás buenas nuevas de mi parte —le guiñó un ojo, pícara, y acomodó a un lado la pila de hermosos libros; volvió a tomar su taza ya medio vacía— Bien, ¿qué tenemos para hoy, compañero?

Recorrió con la mirada el salón rodeado de estantes, libros y polvo, mientras bebía el último sorbo de moccha. Algunos estudiantes entraban solos o en pequeños grupos, otros salían cargando sus mochilas y bolsos. En su interior deseó porque alguien llegara preguntando algo divertido o descabellado, antes de que perdiera la cabeza por el aburrimiento, y terminara cometiendo alguna tontería, como solía pasar...

Publicado por Marie Abney Mar Jun 28, 2016 1:38 pm

Un vuelco en el corazón. La felicidad era palpable, esa que desprendía su compañera tras ver el libro que le había apartado. Parecía que, después de todo, había acertado correctamente en su elección.

—Estaba casi seguro que te gustaría... pero no tanto, me alegro haber acertado tanto... —se sonrió, con los ojos entrecerrados. Pero su gesto cambió rotundo tras oír sus palabras. —¡Oh no! No, por favor, que no.. no espero nada a cambio. Sólo lo recordé y ya. Por favor... mi sorpresa es la tuya.

Miró el computador viejo a su lado y la pila para archivar. Hizo una mueca: —Nada divertido, me temo. Debemos actualizar registros de libros prestados, libros rotos, para arreglar, coser tapas, limpiar hojas, y demás. Lamento que no... sea tan ameno como Jane Austen.

Se levantó para arrimar la pila de hojas y entregárselas a Marie. —Puedes dictarme y yo voy pasando al ordenador, así entre los dos hacemos más rápido y podemos terminar pronto. He oído que el almuerzo de hoy tiene papas fritas como recompensa y no pienso perdérmelo, y si gustas, vamos juntos para que me cuentes más sobre tus libros preferidos —le sonrió tras una breve carcajada y prendió el ordenador. La pantalla azul apareció y pronto el escritorio. De fondo de pantalla una fotografía de Oscar Wilde, todo despeinado y desprolijo.

—¿Empezamos?

Publicado por Brian Downer Vie Jul 08, 2016 2:48 pm

Soltó un bostezo sonoro y sobreactuado mientras su colega le comentaba las tareas pendientes a realizar. No, de ninguna manera le hacían competencia a Jane. Nadie le hacía competencia a Jane en su corazón de lectora. Tomó la pila de hojas que el castaño le extendió y las observó sin leerlas siquiera. Alzó la mirada cuando mencionó las papas fritas.

— ¿Papas fritas? ¿Por si acaso no hay huevos Kinder de postre? Mi niña interior estaría extasiada si eso sucediera —exclamó, con ojos brillosos y dudando ella misma si hablaba en serio o en broma. Ah, el aburrimiento y su estupidez desmedida— ¿Por qué no mejor adelantamos la cháchara y hablamos sobre libros? —apoyó la pila de hojas sobre el escritorio, e hizo una mueca que denotaba aburrimiento— Entiendo que sea nuestro trabajo, pero la verdad es que... —volvió a tomar la pila y la acercó a sus ojos— ... Ya, ya. No quiero que me tomes por floja —susurró con voz suave y mirándole por arriba del bloque de hojas. Su mirada chispeante parecía suplicarle porque no se molestara con ella por su actitud.

— Veamos... Libros rotos, me gusta este. Empecemos por aquí —se rascó apenas la nariz, mientras alzaba ambas cejas conforme avanzaba la lectura del listado— Ya veo porqué están rotos, ¡son casi todos de matemáticas! —soltó una carcajada tras decir esto. Volvió a apoyar las hojas sobre la mesa, e hizo un puchero— Cuéntame algo mientras, ¿si? ¡Sino cambiemos puestos! Tu dictas y yo escribo...

Ah, rayos... ¿Qué le pasaba? ¡¿Por qué simplemente no podía trabajar tranquilamente?! Fijó su mirada en el rostro relajado de su compañero, haciendo que el propio se sonrojara; se percató de esto porque al cabo de unos segundos, sintió arder su piel. ¡¿Pero qué rayos..?!

Publicado por Marie Abney Miér Jul 13, 2016 11:23 pm

Brian se sonrió mientras miraba a Marie excusarse sobre el trabajo. Parecía en efecto ser un poco menos aplicada que él, pero en vez de molestarle le causaba cierta ternura. ¿Era acaso esa la palabra correcta? ¿Alguien le causaba ternura? ¿Una mujer? ¿Su compañera?

Apoyó el codo en la mesa y la cabeza en su mano doblada. Sostuvo así su posición mientras ella hablaba, se movía y seguía hablando. Negó un poco, no por estar en desacuerdo con ella, sino por pura diversión.

—Los libros rotos dan pena, no son divertidos, Marie... jaja bien bien, prosigamos —bajó su mirada al computador y abrió el archivador y demás elementos. —¿Cómo? —alzó su mirada, distraído, contemplando el rostro de la joven que lo volvía a mirar. ¿Qué le sucedía acaso?

—¿Tienes calor? ¿Está muy caliente tu café? —preguntó, sin idea de nada. Se acercó un poco a la joven para mirarla frente a frente con una expresión boba y aniñada. —Te has puesto toda roja, ¿te sientes bien? ¡Bah! Podemos hacerlo otro día, creo que me verdad esto no te gusta, ¿no?

Le sonrió de forma cálida y apartó el ordenador de su lado. Corrió los libros y añadió: —Te contaré algo, por supuesto... ¿Qué te gustaría saber? No soy alguien con una vida muy interesante, pero siempre puedo inventar algo con tantos libros que he leído. Quizá y hasta puedas descubrir de donde viene mi historia. ¿Que opinas si mejor vamos al parque a charlar? Verás... —bajó la voz. — ... si vamos a escaparnos del trabajo, mejor hacerlo en un sitio donde no se den cuenta.

Publicado por Brian Downer Lun Jul 18, 2016 10:23 pm

Ah, no. "Aléjate, aléjate", rogó para sí cuando su compañero comenzó a acercarse poco a poco a ella, aparentemente preocupado por ella. Cubrió sus mejillas sonrojadas con ambas manos, en un gesto casi infantil, y cerró los ojos súbitamente. Se sentía como una adolescente...estúpida.

— No, disculpa. Soy una idiota inmadura —respondió, adoptando de inmediato una expresión seria, pero sin perder el marcado sonrojo. Volvió a tomar los papeles, los miró apenas, los acomodó en una linea casi perfecta, sobre la mesa. Casi obligada, ignoraba la mirada de Brian. ¿Por qué no quería verle? ¿O acaso no podía?

Se limitó a observar de reojo el accionar posterior del castaño: había corrido el ordenador, los libros. Ahora le hablaba de nuevo, y ella ya no pudo evitar mirarle. Escuchó atentamente, ahora con una expresión de sorpresa. ¿Qué le gustaría saber? ¿De él? ¿En serio le había preguntado algo como eso? Su rostro se mostró casi aterrorizado, mezcla con vergüenza y desencanto. ¿Hasta dónde podía llegar con su flojera y su exceso de confianza?

— N-No, yo... —intentó excusarse, pedir disculpas, pero no pudo evitar silenciarse nuevamente cuando él mencionó lo del parque, y de inmediato comenzaba a hablar más bajo. Agudizó los oídos, para prestarle más atención aún— ¿Escaparnos del trabajo? —¿En serio preguntaba eso? ¿Ella, quien minutos antes había dado una muestra de notable haraganería? Lo miró, perpleja, sin saber exactamente qué responderle— Verás, yo... Brian —tosió un poco, nerviosa, y escondió ambas manos entre sus piernas. Se tomó unos segundos para pensar qué responderle, milésimas que se le hicieron casi eternas y totalmente inútiles— ¡Bah, qué tanto rollo! Vamos, vamos...

De inmediato y casi como un flash, se puso de pie y tomó las tazas previamente usadas por ambos. Pero terminó por detenerse otra vez cuando se dirigía hacia el perchero para tomar su abrigo. ¿Era correcto lo que estaban por hacer? No tenía idea desde cuándo se hacía tantas preguntas en un lapso de no más de diez minutos, y otra vez se volvió hacia Brian.

— No aceptaré un "no" por respuesta a esto que voy a proponerte, Downer... —exclamó, seria y mirando fijamente el rostro ajeno— ... Iremos a vagar, pero al trabajo lo completaré yo, ¿de acuerdo?

Publicado por Marie Abney Miér Jul 20, 2016 10:29 pm

No entendía mucho a aquella mujer. ¿Quería o no salir? ¿Quería seguir trabajando o tomarse unas horas libres para caminar? Arqueó un poco las cejas mientras ella cambiaba de decisión, de palabras y actitud.

Soltó una carcajada en tanto terminó de hablar y negó con la cabeza, a la par que llevaba su dedo índice a la boca para que hiciera silencio. —Ssshhh Marie, seguimos estando en la biblioteca. Yo... —sus palabras se detuvieron cuando las manos de su compañera tomaron las suyas. ¿Y eso?

La miró algo sorprendido, no estaba acostumbrado a tanta muestra de cariño, menos de alguien que conocía hace pocas semanas. Miró sus manos por unos segundos mientras ella hablaba, finalmente optó por regresar su vista a los ojos ajenos. —Estoy de acuerdo, creo que contigo no puedo doblegar la voluntad, seré yo el que acate órdenes siempre, por lo que estoy empezando a entender —sonrió y se le achicaron los ojos.

Soltó suave el agarre de sus manos, para tomar un cartelito de "Bibliotecario ausente" que colgaría en la puerta. Solía ponerlo de todas formas si iba a almorzar, al baño o a recargar energías haciendo otra cosa. Los cortes en su trabajo estaban perfectamente permitidos pero no le diría a Marie eso, porque le divertía su entusiasmo infantil.

—¿Vamos? —dijo, caminando unos pasos por el pasillo central. Puso su brazo en forma de jarro para que ella pudiera sostenerse de allí y partir a la aventura, donde volarían los minutos hablando y riendo.

Por un instante... creyó ver un destello especial en los ojos de la muchacha que lo veía. Pero él no sabía nada de destellos. Ni de muchachas.

Publicado por Brian Downer Vie Jul 22, 2016 11:06 am

Publicado por Contenido patrocinado