controversial tales — Bo. (FB)

Miró una vez más hacia el cielo nublado antes de desperezarse, estirando los brazos sobre su cabeza mientras una trémula sonrisa de satisfacción se extendía por sus habitualmente endurecidas facciones. Aquel era su tiempo del año preferido, el crudo invierno que dejaba sus rastros helados hasta donde alcanzaba la vista, cubriendo con un manto blanco de pura belleza mobiliario de jardín, arbustos y plantas que debían sufrir el azote de la interperie. No habían podido salir del Internado durante las vacaciones de invierno, y aunque debiera ser algo que apenara o preocupara al muchacho, no lo hacía, no tener que volver a ''casa'' era lo que más feliz podía hacerle en aquel momento.

No odiaba a su familia, ni mucho menos, haría cualquier cosa por ellos y daría incluso su vida, sin embargo, prefería pensarlo desde la distancia. Porque ni siquiera el chocolate caliente, las pastas, o el calor de la chimenea de leña podía hacer que Zeta sintiera aquella enorme casa como un hogar. Dunkelheit era su hogar, lo había sido por cinco años y pretendía que así continuara durante al menos dos más.

Las actividades deportivas habían sido canceladas, no podría volver a jugar soccer hasta que el clima decidiera dar una tregua, y tampoco era algo que le apenase demasiado, no le gustaba jugar en equipo, por ello había tomado la posición de guardameta, no dependía de nadie, cuando estaba bajo la portería era él solo contra el oponente, y le encantaba batirse en duelo. Por ello, y por su condición de asma persistente moderada, que a pesar de la medicación, le dificultaba enormemente las tareas de velocidad y resistencia.

Se ató con fuerza los cordones de las deportivas y se aseguró de guardar su inhalador en el amplio bolsillo de su sudadera de deporte negra. Puede que las canchas estuvieran clausuradas, pero Zeta había descubierto un buen sendero que rodeaba el edificio principal por el que podría dar un par de vueltas al trote para descargar sus nervios.

Sus pasos eran firmes y seguros, su mirada estaba completamente centrada en el suelo que pisaba para evitar resbalar con el hielo que se había instalado entre los adoquines, su respiración estaba ya ligeramente agitada tras la primera vuelta, y de vez en cuando la tos le atacaba. No le dio mayor importancia porque pensó de debiera tratarse del aire gélido del exterior, pero tras media vuelta más, empezó a agravarse y tuvo que detenerse, buscar en su bolsillo, y sentir como el corazón se le agitaba de forma considerable al no encontrar allí su inhalador. ¿Lo habría perdido? ¿Cómo podría tener tan mala suerte?

Con el pecho oprimido, una gran dificultad para respirar, un irritante picor en la garganta y tosiendo cada pocos segundos, buscó la puerta más cercana, de camino a la enfermería. Se había pasado de bruto y ahora debía pagar las consecuencias. No era la primera vez que sucedía, y estaba seguro de que no sería la última, pero aquella crisis era especialmente mala, pues había que sumarle la exposición a un ambiente con una temperatura muy por debajo de los cero grados. Se deslizaba ligero por los pasillos, a conciencia de lo lejos que estaba de su destino.

Publicado por Z. Gael Westbay Sáb Sep 10, 2016 9:29 pm

Oh, Bo se sentía como un pequeño pervertido esperando que un Santa Claus de buena complexión le pidiese que se sentara en su regazo. Probablemente una de las primeras veces en que Bo se dio cuenta que era “diferente” a otros fue cuando se imaginó la calidez que la pierna del fornido Santa falso podría darle a su trasero. Sí, antes de venir a Dunkelheit el chico tenía una peculiar manera de sentir atracción hacia otras personas. Estaba incluso un poco más disparatado pues suspiró de lujuria por su profesor de inglés y si hubiese sido un poco más acelerado sin la presencia de su santa libertina tía el adolescente se habría empujado a sí mismo hacia los brazos masculinos de aquel hombre que le daba clases peor que nadie. Al menos era guapo, it’s something.

El pelinegro pervertido se había pasado parte de la mañana sintiéndose como todo un espía, Bo no había dejado de observar desde la distancia a distintos compañeros que presumían momentos solitarios para realizar actividades cotidianas. Por ahí se topó con un Jack Hudson que se veía bastante bien con esa cara de pocos amigos, Bo pervirtió el pasillo en el que se encontraba al imaginarse lo que el castaño podía hacer con esos brazos cubiertos por un par de prendas de ropa. Podía volver hasta el invierno más gélido en un ardiente verano.

Suspiró sonriente e imaginativo recorriendo otras zonas, permitiéndose darse un buen festín de cuerpos y rostros. Ay, ¿dónde andaba Ezra para poder hablar con él de todo esto? Ya comprendía la razón de que un chico gay necesitase amigos gays.

Bo agitó su cabeza y se asomó por las áreas deportivas, en donde, de la nada, apareció ese dios griego que veía en Gael Westbay. Su cuerpo estaba más trabajado que el de Ezra, su rostro era mucho más masculino, su actitud era típica de los gorilas imbéciles que despertaban las ansias de las amas de casa desesperadas que se leían “Fifty Shades of Grey”, y Bo se leería toda esa saga asquerosa si el protagonista fuese más parecido a Gael, y si la historia fuese un poco más kinky. Pensar en eso le hacía tener una mente viajera entre escenarios en los cuales Gael desquitaba la tensión de algún partido con Bo, ahí mismo en medio de la cancha, con Bo gritando “Yes, take me, Mr. Westbay”.

God, I’m a slut.

Pensó. Y lo era, ¿para qué negarlo? Parte de su encanto según algunos encuentros fugaces que había tenido. Bo aclaró su garganta y se alejó pronto de ahí antes de que pudiesen verlo. No tardó en encontrar una sala con la puerta entreabierta y se adentró para tomar asiento. Su incondicional cuaderno venía consigo y Bo se dedicó en sacar la pluma que le acompañaba para hacerle secuela al relato que Gael protagonizaba en su cuaderno. No era sorpresa ni para él, ni para Ezra, que Gael era lo más cercano a un crush de Bo, Ezra se ponía celoso y eso volvía las sesiones sexuales mucho más excitantes y apasionantes. Tal vez el inconsciente de Bo lo hacía todo para eso. Rough sex is the new black.

Inspirado y cautivado por el escenario que crearía en la hoja de papel, Bo escribió párrafos pasionales que servían como preámbulo para el gran evento. Gael, en aquel encuentro ficticio, peleaba con alguna chica facilona que le había servido como cita, y Bo aparecía como un enviado del cielo para cumplir con sus fantasías más oscuras. Bo suponía que alguien como Gael disfrutaría de dar un par de nalgadas al trasero de cualquier chica, obviamente se vio en la necesidad de aplicarlo en el relato en cuestión.

“I want to hear you begging for more”

Escribió el dialogo de la última línea de Gael antes de escuchar un confuso ruido fuera del lugar al que se había metido. Bo se levantó curioso con todo y cuaderno (y un boner) para revisar por el pasillo. ¡Y ahí estaba él! ¡Gael Westbay! Pero a diferencia de su relato, no se veía tan bien, de hecho, hasta se veía en mala condición…

Y entonces reconoció esos signos, la falta de aire, los movimientos atrabancados, el sonido casi grotesco que realizaba Gael por la ausencia de algo tan vital dentro de su cuerpo. Sabía que era asmático, a Kate le había exigido una lista de todos los asmáticos de la escuela por si algún día a Bo se le ocurría hacer una idiotez y tirar su inhalador, Gael y una chica asiática era los que más recordaba.

— Dude! —gritó como si esperase escuchar una respuesta y trotó acelerado hacia él. Dejó caer su cuaderno (abierto, exponiendo a la perfección las hojas en las que venía un párrafo bastante ilustrativo acerca de los kinks de Gael con chicos pervertidos como Bo) y sacó de su bolsillo de la sudadera el inhalador que le había acompañado por mera suerte del destino, lo puso en su mano sin dudarlo mientras le sujetaba un poco.— Toma, toma, será como si nos estuvieramos besando pero… hey, tengo buen sabor en los labios. —guiñó el ojo, buen momento para lanzar comentarios así, por supuesto.

Publicado por Bo J. Hawkman Dom Sep 11, 2016 3:33 pm

No podía permitirse no salir a correr, necesitaba la actividad física como el que necesita el comer. Necesitaba que sus pies golpearan el pavimento de forma rítmica, que sus rodillas se resintieran de cada impacto a causa de las frías temperaturas que arreciaban aquellos primeros días de enero, que habían traído consigo un nuevo año, ¿de ilusiones, o de desilusiones? Cada quien podría verlo de una forma. Gael no era de los que veían el vaso medio lleno, él siempre lo había visto medio vacío, porque esperar más de lo que se pudiera obtener siempre era peligroso, nunca sabías a lo que te podrías enfrentar y Zeta prefería no esperar nada de nadie, así, al menos, la caída desde el precipicio era menor y no tan sumamente dolorosa.

De cualquier forma, se había visto en la imperiosa necesidad de respirar aire puro, de llenar sus pulmones del oxígeno más revitalizante, ese que pudiera devolverle a una vida que no estaba seguro de querer seguir viviendo. Sólo lo hacía por Sam, porque ella necesitaba que fuera fuerte, que estuviera en todo momento, no podía permitir que perdiera a nadie más. Mientras tanto, sólo le quedaba conformarse con que recorriendo todos los pasillos del instituto podría tener la fortuna de encontrarse con ella, de que sus orbes azules se encontrarían, y entonces sólo tendría que encontrar la manera de deshacerse del resto del mundo para perderse en su mirada. Sí, sonaba sencillo.

Apenas sus músculos habían empezado a calentarse, sus articulaciones se resentían y era más que consciente de que más temprano que tarde tendría que hacer una pausa para estirar pues, aunque las actividades extraescolares se hubieran detenido de forma provisional, no quería lesionarse y tener que dejar de jugar al soccer, era una de las pocas cosas que le mantenían sobre las plantas de sus pies sin que se diera cabezazos contra la pared más cercana.

Sin embargo, y sin que pudiera hacer nada para detenerlo, su respiración empezó a agitarse de forma desmesurada, le faltaba el oxígeno y era plenamente consciente de que sus aspavientos no servirían de nada, pero la angustia era tal que simplemente se veía incapaz de pensar con claridad. El miedo aumentó cuando en su bolsillo no dio con su inhalador, ¿cómo podía ser tan sumamente inútil? Aquella era su única preocupación diaria, lo único de lo que debía estar plenamente atento durante todo el día, pues el grado que azquiría para él el asma era bastante elevado.

Buscó su camino a través de pasillos, golpeándose contra las paredes en su intento desesperado de llegar hasta la otra punta del internado, cruzando puertas y atravesando salas de estudio sin prestar atención a nada que no fuera la forma de encontrar la ruta más corta hasta la enfermería. Suerte la suya de haber pasado tantas horas recorriendo cada rincón de Dunkelheit en solitario como para conocer todos los atajos. Como un regalo caído del cielo apareció aquel chico en su camino, Bo, quería recordar que se llamaba, ofreciéndole su inhalador. Le dedicó una fría mirada de las suyas ante su comentario. No, gracias, tengo mi sexualidad bastante definida. Aún así lo tomó y pulsó el botón, apoyando su espalda en el tabique que más a mano le pillaba y sujetándose del hombro del chico con la mano libre, a la espera de que el broncodilatador hiciera efecto.

Poco tardó en volver a sentir el oxígeno entrar en sus pulmones y se dio un par de minutos para recuperarse plenamente antes de incorporarse. —Gracias —dio un apretón en el hombro de Bo y su mirada pasó a un cuaderno tirado en el suelo. ¿Se le habría caído al chico al ir a ayudarle? Tenía toda la pinta, y por ello decidió que recuperarlo sería una buena forma de agradecérselo. Se acercó allí y se agachó para recogerlo, sin perder la página. No quería ser cotilla y pretendió no mirar, pero al ver de refilón lo que pudo ser su nombre, volvió a bajar la mirada en busca de respuestas. Leyó los tres primeros renglones y su ceño se frunció automáticamente, revelando el horror, mientras trataba de continuar leyendo.

Publicado por Z. Gael Westbay Mar Sep 27, 2016 6:53 pm

En verdad que tenía que hacerse ver su fijación extraña con chicos así, ¿por qué le iban los que tenían esa complexión? Hunks were cool, aunque tampoco se le podía pedir demasiado a un internado donde los estudiantes parecían haberse alimentado de ratas y suplementos alimenticios para hacerles ver delgaduchos. Though, Gael no era delgaducho, se le notaba que tenía un buen cuerpecito debajo de esas prendas que debían desprender un oler…

God, Gael se está muriendo frente a él y Bo prefiere pensar en aromas y placeres culposos.

— ¿Estas mejorcito? Supongo que tampoco te gusta andar con el inhalador, lo entiendo, no es mi mejor amigo, si voy a poner mis labios sobre algo y succionar como si mi vida dependiera en ello. —y lo hacía, su vida dependía en eso.— entonces prefiero hacerlo en algo que se sienta un poquito más caliente y que me puede dar un premio al final del camino, if you know what I mean. —bromeó permitiéndose darle un pequeño codazo inofensivo a un chico como Gael. Ojalá hubiese necesitado de respiración boca a boca, al menos su excusa para besarlo tendría más fundamento y sería considerado menos creepy.

Tal vez se distrajo demasiado revisando el trasero del chico, sí, seguro fue eso, pues en un abrir y cerrar de ojos Gael ya estaba leyendo su preciado cuaderno que tenía información más preciada de la que guardaban en el área 51.— ¡Oh, no leas eso! ¡Un idiota lo ha tirado por ahí, creo que tiene cosas malas! Debe ser el pervertido de Ezra… sí. —trató de excusarse mientras intentaba recuperar su cuaderno en la forma más tranquila y desespera que pudiese llegar a verse, una mezcla extraña de intenciones para no parecer muy preocupado de que leyesen algo suyo.

— Dame, dame eso, Gael, o te doy un beso. —le señaló amenazante y riendo nervioso, totalmente histérico en su interior, con todas sus neuronas corriendo de un lugar a otro y sus hormonas excitadas ante el hecho de ser descubierto por alguien, su lado más lujurioso le parecía indicar que este sería el inicio de una buena historia porno.

Publicado por Bo J. Hawkman Jue Sep 29, 2016 4:58 pm

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