Poisonous Friend

27 de abril, muy temprano

Hablemos de veneno. Hay actualmente una diferencia pequeña pero que puede resultar importante entre un veneno y una ponzoña. El veneno tiene necesidad de ser introducido de manera mecánica en el flujo sanguíneo o los tejidos. Realmente podrías beber un litro de veneno de serpiente que a lo mucho tendrás una leve indigestión. La ponzoña en cambio puede ser absorbida por casi cualquier tejido, por ejemplo, incluso a través de la piel o más normalmente, las mucosas.

Las personas en general son similares en cuanto a hacer daño a la gente. Hay unas pocas que son venenosas pero mientras mantengas las distancias con ellas, no te harán el más mínimo daño. No pueden. En cambio hay un tipo más insidioso y dañino, las personas tóxicas. Ellas destrozan todo lugar en el que están, anegándolo de negatividad y malas relaciones. Mark esperaba ser en el mejor de los casos, de las primeras.

¿Qué por qué hablar de esto? Porque Mark estaba buscando más ponzoñas que venenos, aunque se tenía que conformar con lo que encontrara. Había sacado de la biblioteca un libro de botánica pues aunque sabía que muchas plantas que normalmente se cultivan por simple gusto ornamental son venenosas. Demonios, hasta las hojas de tomatera contienen alcaloides. Era una cosa que te enseñaban a hacer en los cursos de supervivencia del SAS y aunque por suerte nunca había necesitado usarlo en la práctica, tenía los conocimientos teóricos y un libro. Nunca sabías cuando eso te podría resultar útil.

Estaba paseando por el invernadero observando las plantas con cuidado y comparándolas con el libro.
-Hum... Filodendro, filodendro... setecientas variedades, por todo el mundo... oxalato de calcio -murmuró mientras leía en voz baja. ¿Habría filodendro en ese invernadero? Ponía que era muy común en todos lados de jardinería. Pero si había 700 variedades, a saber si se parecía el de la foto al que tuvieran allí.

Publicado por Mark Pratchett Lun Ago 08, 2016 8:57 pm

Erik abrió un ojo en cuanto el despertador empezó a vibrar junto a su cabeza. Lo apagó con un movimiento fluído y se deslizó por el suelo para salir de debajo de la cama, lugar en el que había pasado la noche. Se calzó unas chanclas y se colocó una sudadera de un equipo de fútbol por encima del pijama. Ni siquiera pasó por el baño antes de salir de su cuarto y dirigirse al exterior del edificio.

Hacía unas semanas que había leído que era mejor regar a las plantas por la noches, y desde entonces dejaba encendido el goteo de su pequeña tomatera por las noches y lo apagaba antes de que nadie pudiera darse cuenta. La jardinería estaba siendo mucho más interesante de lo que había esperado. La temperatura exterior no era nada cálida, por lo que el chico se escondió un poco en su sudadera mientras corría en chanclas por la hierba húmeda.

Una vez dentro del invernadero, se dirigió sin dudar hacia su macetero y apagó el agua. Tocó una pequeña bola roja con una sonrisa antes de darse la vuelta para regresar a la cama, pero entonces escuchó a alguien hablar. Su curiosidad hizo que se dirigiera hacia la voz, esperando encontrar algo mucho más interesante que a su profesor de lengua.

-Creía que lo suyo era más la biblioteca-le dijo al profesor, saliendo a su paso con una sonrisa educada-¿Por qué ha madrugado tanto?-le preguntó sin apartar la mirada. Sabía que había muchos secretos entre aquellas paredes y no había nada mejor contra ellos que las preguntas directas, por mucho que la gente quisiera investigar.

Publicado por Erik S. Johannsen Dom Ago 14, 2016 7:06 pm

Mark miró de reojo a Erik sin darle demasiada importancia y tras eso, volvió su mirad hacia la hoja de una... cosa. Podía ser tanto filodendro como cualquier otra cosa. Decidió que el método más sencillo para comprobarlo sería hacer una cata.
-Crees mal. He leído prácticamente cualquier cosa que haya en esta biblioteca que me pueda interesar. Todavía me queda un mes para desesperarme tanto como para empezar Crepúsculo o algo así -dijo Mark encogiéndose de hombros mientras arrancaba la punta de una de las hojas.Fuera del internado era una persona con un gusto voraz por la lectura. Ahí dentro, no tanto. No era la persona más lista del lugar pero su velocidad de lectura era impresionante. En pocos meses había finiquitado la biblioteca.

Se llevó un trocito de la hoja a la boca y la masticó un par de veces. Escupió con tranquilidad a los segundos. No notaba ningún ardor en la lengua, se había equivocado. Lástima. Siguió inspeccionando el resto de plantas de los alrededores sin darle excesiva importancia al alumno.
-Lo mismo que tú, venir al invernadero temprano.
Mark era un firme partidario de que se tenía que mentir lo mínimo en la vida. Cuanto más dijeras la verdad, mejor para todos.

Otra cosa es que la verdad que dijeras tuviera la más mínima información útil o que el resto de personas interpretara esa verdad como le viniera en gana. Eso ya no era problema suyo.

Publicado por Mark Pratchett Dom Ago 14, 2016 7:53 pm

El estudiante no apartó los ojos del profesor mientras éste se llevaba un trozo de hoja a la boca, para escupirlo a continuación. Erik identificó la cala que había servido de manjar a Pratchett y frunció el ceño, dado que nunca había escuchado que fueran comestibles. Tampoco había visto a nadie cogiendo hojas del invernadero y llevándoselas a la boca, salvo una vez de la que nadie quería acordarse.

-Quizás pueda dejar una lista de recomendaciones mejores que Crepúsculo. Sin nada que hacer, quizás la lectura gane algún fan-propuso Erik. Él mismo leía bastante, aunque jamás ficción, siempre eran libros de historia o de viajes.

Se cruzó de brazos mientras el profesor seguía inspeccionando las plantas de alrededor. Había cosas que quería preguntarle al profesor, sobre la posibilidad de irse o de un posible retorno de las clases, pero el momento no parecía propicio, pese a tener claro que el profesor de lengua iba a ser uno de los más claros al hablar. Decidió plantear el tema con un poco de disimulo, aunque la dialéctica no era su fuerte.

-Hay algunas partes del invernadero que se están secando. Desde que se cancelaron las actividades y las clases, los otros alumnos vienen poco-comentó sin dejar de seguir con la mirada al profesor.

La humedad del invernadero le estaba garantizando que pasaría frío al salir. Movió sus dedos en las chanclas, pensando en ello y decidiendo quedarse un poco más.

Publicado por Erik S. Johannsen Lun Ago 15, 2016 7:01 am

-Nah, no es necesario. No vamos a tener tiempo de aburrirnos hasta que salgamos de aquí y una vez fuera, tengo más a disposición -dijo encogiéndose de hombros. Tendría seguramente series, películas y libros atrasados para tirarse un mes sin salir de su casa. Realmente, cuando salieran de ahí tenía algunas cosas que hacer. Visitar a su terapeuta. Visitar el cementerio. Y... pocas cosas más, realmente. Por eso había venido al internado, porque no tenía gran cosa que hacer fuera. Tal vez la idea del bar no estaba tan mal. Podría llamarlo algo así como ''El Puñal Alado''. Sí, sonaba bien en su cabeza.

-Mejor. Cuando todo esto acabe, en un mundo ideal, le prenderemos fuego a todo y echaremos sal a la tierra para que no vuelva a crecer nada. El terreno será utilizado para algo como yo que sé... guardar residuos nucleares -dijo abriendo un poco los ojos, con una mirada algo de loca. Exagerada por sí mismo, claro. Hacerse el tonto o hacerse el loco eran las mejores maneras de acabar con las conversaciones indeseadas de manera rápida y tenía facilidad para ambas opciones. Podía tener aspecto bobalicón o asesino con un simple cambio de mirada. Era bastante útil.

-Así que yo de ti me comería esos tomates antes de junio. Quizás no sea mala idea tener comida extra si todo sigue como ahora -dijo encogiéndose de hombro. Todavía no había hecho un recuento de lo que había en la despensa. Quizás llegara sin problemas hasta junio, quizás no. La verdad, no le preocupaba mucho. Tenían un lago y un bosque entero donde encontrar comida.

Al menos para él.

Publicado por Mark Pratchett Mar Ago 16, 2016 5:51 pm

Apresuró en abrigarse con lo primero que encontró, importaba poco su vestimenta cuando se trataba de una urgencia. Esto era una urgencia. Se amarró sus zapatillas, si quería llegar rápido no podía vestir de traje y tacos, así que hoy se le podía ver con un estilo un poco más casual que cuando estaba en su puesto de secretaria. Echó una mirada atrás, asegurándose que llevaba todo, una vez convencida que sí, cerró la puerta echándole llave en caso de que a algún loco desquiciado, alias Yvette, se le ocurriera esperarle de vuelta con una sorpresa.

Caminó a paso veloz entre los pasillos murmurando:-No mueras, no mueras, no mueras- Y es que estaba desesperada. Maldecía que el jardín estuviera tan lejos, pero sabía esa era el único lugar en que podría encontrarlo. El invernadero era como un punto de encuentro para algunas personas que requerían de un espacio más tranquilo, sobre todo si querías tener un respiro alejado de todo el drama adolescente y...las muertes.

A pocos metros estaba el invernadero, abnegando un sentimiento de alivio en Kate. -¿Erik?- llamó, entrando y quitándose el gorro de su sudadera, sin descuidar el pequeño macetero en su mano. –Necesito si puedes…- iba diciendo hasta que el asombro le dejó muda. Erik estaba ahí, donde ella supuso que iba a estar, pero a él, al hombre parado a un costado no.

Kate demoró unos segundos en recordar quién era, sabía que algún docente ya que más de una vez debió entregarle material de aula y otros implementos, pero su mala memoria para recordar rostros le impedía dar con el nombre correcto. Entrecerró los ojos, ajustando la mirada como si eso fuera a servirle de ayuda, una letra se le venía a la mente, algo con P… con M… ¿Quizás Milles? ¿Milligan? ¿Marcelo? No, no definitivamente no era ese último. Bueno, más tarde se acordaría.

-Lo lamento ¿interrumpo algo?- miró hacía Erik, levantando la pequeña maceta con las flores oreja de oso marchitas que le había regalado hacía mucho tiempo. Las tenía en su escritorio, pero dado los últimos acontecimientos decidió llevarla a su habitación, en ese trayecto se comenzaron a marchitar y cuando ya Kate no supo que hacer, recurrió al único que si sabría cómo revivirlas.

Publicado por Katherine Beauchamp-Frase Miér Ago 17, 2016 2:08 pm

"Hasta que salgamos" había dicho el profesor. Porque iban a salir. Era improbable que los mataran a todos, se darían cuenta. El problema era que Erik estaba convencido de que eso no serviría para parar lo que estaba pasando: en cuanto alguien consiguiera un teléfono, todo saldría a la luz. No había forma de que todos guardaran el secreto... Ni necesidad de hacerlo.

-Un bosque le sentaría mejor. Dejar que la naturaleza reclame lo que es suyo y que oculte todo lo que ha ocurrido. Hay demasiada muerte en un cementerio nuclear... Es como pintar carbón de negro-comentó Erik, reflexionando sobre las palabras de Pratchett. Entendía perfectamente el sentimiento del profesor, igualmente. Y compartía su deseo de hacer que todo desapareciera si aquello se acabara... Cuando se acabara.

El alumno miró al profesor con el ceño fruncido ante su gesticulación. Era un tío raro, de eso no había duda. Erik iba a dirigirse a la salida cuando escuchó que lo llamaban. Reconoció la voz, lo que hizo que se estirara para mirar entre las plantas hasta que Katherine entró en el mismo tramo de invernadero en el que estaban ellos. El chico miró sus pies y sonrió al ver que era el único al que se le había ocurrido ir casi descalzo.

-Nada tan importante como eso-sonrió mientras se acercaba a ella y tendía una mano hacia la maceta, frunció el ceño, dado que la planta llevaba meses en buen estado y adornando la mesa de trabajo de Katherine-¿Has dejado de regarla? ¿La has cambiado de sitio?

Miró a la secretaria con curiosidad y ese algo más con el que la miraba siempre. Después intentó dejar de hacerlo, al recordar al profesor. Lo miró de reojo antes de volver a prestar su atención en la planta.

Publicado por Erik S. Johannsen Miér Ago 17, 2016 4:21 pm

-Un bosque haría que se olvidase lo que pasó aquí. Y las cosas que se olvidan, tienden a volver a suceder. No, definitivamente prefiero dejar marcado este lugar para siempre como una zona muerta, un recuerdo de lo que sucedió. Lo malo que ha ocurrido nunca debe ocultarse -dijo torciendo un poco la cabeza. Era algo a lo que tenía tendencia, a guardar cosas de las cosas malas que habían ocurrido en su vida. En cierta manera, era algo bastante oscuro de su personalidad pero no podía evitarlo. Cada mal recuerdo es una lección y con su memoria, no quería ''volverse más tonto con la edad''. Los buenos recuerdos te hacen feliz pero rara vez te enseñan algo y además, siempre puedes volver a tener buenos recuerdos.

Saludó con un gesto de cabeza a la secretaria. Se acordaba de verla cuando Gail había tenido la sobredosis ''accidental''. Lo poco que la conocía le caía bien, era muy mona en cierta manera. Precisamente por eso, tras lo de Ophelia, en cierta manera estaba esperando en cualquier momento a que sacara la pistola y se pusiese a disparar a alguien. Pero sería injusto tratarla diferente por eso. Se había prometido a sí mismo no tratar a nadie mal simplemente porque sospechara de él. Si al final resultaban ser peligrosos para los alumnos, serían eliminados y ya está, no tenía sentido ser un imbécil con todo el mundo ''Por si acaso''.

Dejó a esos dos a los suyos y volvió a arrancar un trocito de otra planta y masticarlo un poco. Nada de nada, un leve sabor amargo que bien podría ser bajas cantidades de cianuro como bien podría ser absolutamente nada. Iba a ser más difícil de lo que creía.

Publicado por Mark Pratchett Miér Ago 17, 2016 6:52 pm

A pesar de que era común las bajas temperaturas en el jardín. El frio, por fuera, terminaba por congelar el aire costando respirar sin que dolieran los pulmones. Sin embargo, el invernadero se encontraba algo más templado, ajustado a las exigencias de cada planta. Eso le dio a Kate una pequeña idea de lo que podría haber afectado a la planta. Su habitación era un tempano de hielo comparado a la secretaria, ahí donde al menos tenían estufa.

-La llevé a mi habitación- confesó algo avergonzada-estuve regándola. Incluso le hablé y limpié sus hojas, hice de todo…pero ahora…- suspiró sin ánimo. Con la mirada gacha, entrego todas sus esperanzas a que Erik pudiera hacer algo.

Y es que Kate tenía el toque del rey midas con las plantas, pero en vez de convertirlas en oro, las mataba. No había planta que viviera más de una semana bajo sus cuidados. A pesar de que ella se entregaba apasionadamente y jamás descuidaba un segundo su macetero. Las flores que Erik le había regalado se estaban convirtiendo en un record Guinness al haber durado tantos meses. Todo gracias a él, por supuesto. Versus un par de días en manos de Kate. Ahí estaban los resultados.

El sonido de una rama quebrándose le obligó a voltear la vista en dirección a Mark. Aún le costaba a Kate recordar su nombre, no adrede, ya que sabía quién era. Gracias a él la enfermera, la señorita Abernathy no estaba muerta luego del pequeño traspié que sufrió con su medicina. Pero como nunca antes había cruzado palabras con él que no fueran condescendientes y en relación al trabajo, le estaba siendo dificultoso asociar las letras.

-No debería hacer eso- dijo frunciendo el ceño, con cierto aire maternal -Podría enfermar. Quizás sean toxicas, y no creo que sea una buena idea poner a prueba el botiquín de la enfermería- ..."menos aun cuando no podemos llamar siquiera una ambulancia", Pensó con desaire - Señor Pratchett- Bien, en ese último segundo había recordado un apellido.

Publicado por Katherine Beauchamp-Frase Miér Ago 17, 2016 9:04 pm

Erik acababa de llegar a la conclusión de que nunca había visto a Katherine tan temprano cuando ella admitió haber cambiado a la planta de lugar. Probablemente su habitación estuviera más iluminada que el despacho, y eso era lo que le había hecho daño a aquella planta, que prefería la penumbra.

-Podemos dejarla unos días en el invernadero y luego devolverla a tu mesa de trabajo, eso debería servir-propuso Erik, bastante convencido de que no necesitarían demasiado tiempo para volver a animar a esas flores-De todas formas, cuando pierda la flores es mejor tirarla y plantar una nueva. No resisten bien dos temporadas.

Cogió la maceta y la dejó en un hueco vacío junto a otras flores de diferente especie. Miró al techo para comprobar que no fuera una zona demasiado iluminada mientras Kath hablaba con el profesor. Había una planta con hojas bastante anchas sobre la prímula, por lo que las condiciones eran positivas.

-Yo no le recomendaría ir mordiendo plantas al azar, aunque esta zona es bastante segura-tocó con suavidad la maceta que acababa de posar, a modo de despedida-Por allí hay salvia, eso sería un mal mordisco-señaló al lugar del que había venido, hacia sus tomates. Algunos estudiantes habían encontrado semillas y no se habían resistido a cultivar una planta que, según los libros, era LSD natural.

Lo que estaba haciendo el profesor era sumamente raro, pero también tenía su dosis de peligro, cosa en la que Erik no había pensado hasta que Katherine lo había sacado a luz.

-Tuvimos que cortar los lirios a principios de curso porque nos encontramos un par de gatos muertos en el invernadero-comentó, puesto que era el efecto más letal que había visto en una planta de aquel lugar. Era una planta inofensiva para humanos, que no le haría nada al profesor si la masticara, pero tampoco tenia que ser un manjar muy agradable.

Publicado por Erik S. Johannsen Jue Ago 18, 2016 12:46 pm

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