Speaking of truth

No podía respirar. Volvió a emitir un quejido de dolor y a intentar respirar hondo. Observó sus venas, las cuales se habían recuperado bastante desde que había entrado en la academia en septiembre. Pero, por mucho que ya no se drogara, el mono seguía ahí. Había dejado de drogarse de golpe, después de haberlo hecho seguidamente durante ocho años, si contaba el tiempo en que sus padres lo mantenían drogado.

Dio un puñetazo a la pared del interior del baño, esperando que nadie más lo escuchase. Siempre terminaba allí cuando los deseos de pegar a la gente y salir corriendo de allí para buscar droga volvían a él. Levantó la tapa del retrete y escupió, liberándose del sabor de las pastillas que había vuelto a él. Mediante pastillas, jeringuillas o esnifando, lo había probado todo. Pero ahora estaba mejor. O eso se decía a sí mismo.

Se secó el sudor e intentó calmar los constantes movimientos involuntarios que ejercía su mano derecha. Respiró hondo, se lavó la cara y salió de allí, como si nada hubiese pasado. Tenía que reconocer que el deporte había conseguido que se distrajera de sus pensamientos en la recaída, pero la interrupción de éstos por los recientes acontecimientos en la escuela y la cancelación de toda salida durante navidades hacían que fuese más difícil mantenerse cuerdo. No se puede borrar el pasado como si nada se repetía a sí mismo.

Volvió a ser él mismo, colocó una expresión de frialdad y avanzó por los pasillos hacia su taquilla para dejar los libros de ése día. Pronto sería la hora de cenar y, sinceramente, se le habían quitado las ganas de hacer nada más que comer y dormir. Por lo menos ahora tenía un techo bajo el que vivir y comida caliente en la mesa. A su vez, no le inquietaban las  recientes desapariciones y muertes, si bien sí tenía curiosidad por los misterios. Mientras yo no sea su objetivo, me dan igual había contestado a quien le había preguntado. Avanzó a la hilera de taquillas, sólo para encontrarse a dos chicas apoyadas sobre ellas. Esperó a llegar y que su presencia las incomodara.

Publicado por Phoenix R. Blackwood Miér Ago 17, 2016 8:04 pm

La gente dice muchas cosas, sobre la muerte, sobre el duelo, sobre el dolor... Pero cuando eres tú quién lo siente, el resto de gente puede irse al infierno, nadie puede entenderlo, nadie puede haberlo sufrido como lo sientes tú. Eso es lo que realmente sentía Gwen, lo que realmente creía, nadie podía entenderlo. Lo peor era que ni siquiera ella misma podía entenderlo, quizás porque no creía que su hermano estuviese muertos, las fotos eran fáciles de manipular en aquella época, el photoshop, el maquillaje... Miles de películas lo habían probado. Su hermano no estaba muerto hasta que ella lo viese con sus propios ojos, hasta que tuviese algo que enterrar, por el momento, para ella, el dolor y la duda habían crecido pero seguía buscando lo mismo, provocar a aquella gente, que la matasen o la llevasen con Alec y su hermano, nada había cambiado, le gustaba pensar, pero ver aquellas fotos lo había cambiado todo a su vez, solamente que ella no quería admitirlo.

"No deberías estar ahí" Una voz conocida la sacó de sus pensamientos, Gwendolyn estaba apoyada en unas taquillas, apuntando cosas en su libreta, nombres, lugares, cosas sin sentido quizás. levantó la mirada hacia la chica morena, era de su clase, recordaba como muchas veces había hablado con ella antes de que todo empezara, antes de que fuera difícil ser alegre y agradable con la gente. La rubia se quedó mirando a la chica, mientras esta le explicaba que estaba sobre la taquilla de un alumno peligroso, que habían rumores de que tenía problemas con las drogas y varias cosas más, muchas de ellas, exageraciones a oídos de Gwen. Aunque esos rumores ganaron algo de fuerza cuando la muchacha, de cuyo nombre no podía acordarse, se despidió rápidamente después de ver a alguien acercándose, cuando Gwendolyn desvió la mirada se fijo en un joven que avanzaba hacia ella, con cara de pocos amigos, iba a preguntar si ese era el chico del que hablaba pero no hizo falta hacerlo, transmitía aquella energía que Gwen conocía bien, se fijó en él detenidamente, no se preguntaba si las cosas que decían de él eran verdad o mentira, la verdad no le importaba demasiado si lo eran, simplemente se quedó observando sus rasgos, su ceño fruncido, su expresión de incomodidad o amenaza. Gwendolyn refunfuñó, no dormía ni comía bien, su humor era terrible y los problemas emocionales estaban a la orden del día, lo último que necesitaba era que un desconocido le mirase de esa forma e insinuase que molestaba estando allí, simplemente se había apoyado en su taquilla, no era algo por lo que tuviese que pedir perdón.

-Tranquilo, no te he robado nada de "mercancía", puedes dejar de mirarme así, ya me voy.- Le dijo molesta ¿Quién se creía aquel chico después de todo? Todos allí tenían problemas y no iban por ahí poniendo esa cara a los demás por simplemente estar apoyados en el lugar equivocado. Quizás era también una reacción exagerada sentirse tan ofendida, pero estando tan emocionalmente inestable, era complicado ser racional ante una muestra hostil, por pequeña que fuese. Se apartó del lugar para dejar paso al chico y emprendió de nuevo el camino hacia ninguna parte en el que se había visto absorta desde meses atrás.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Sáb Ago 20, 2016 7:53 pm

Se detuvo a escasos metros de las chicas, cuando una de ellos salió, literalmente, corriendo. Rodó los ojos, ya que era típico que aquella situación se le diese con ciertas personas del internado. Les daba miedo. No sabía quién o como se había distribuido la historia de su vida, pero sospechaba que allí todos conocían todo sobre los demás. Miró como la joven se alejaba y volvió a centrar su vista en la que todavía seguía apoyada sobre su taquilla. Alzó una ceja. Casi había llegado a sorprenderlo. ¿No quería seguir a su amiga?- Aparta.-murmuró acercándose más a ella. Pero parecía tener carácter o, si no, tenía ganas de desafiarlo. Frunció los labios cuando pronunció aquellas palabras. ¿Es que no sabía con quien hablaba? Cerró el puño fuertemente, no podía pegarle allí, no en medio de un pasillo lleno de gente. Controló sus impulsos y relajó la mano, volviéndola a abrir.-Si quieres comprar ya sabes a donde venir.- las palabras salieron deprisa de su boca, con una pizca de sarcasmo y ambigüedad. Dejando en el aire si lo que decía era verdad o no. A creencia de la persona, sabiendo con exactitud que su vida era solo suya, y que sólo él la conocía como realmente había sido.

-Siento que mi cara te sea desagradable, tendrás que acostúmbrate. Ale, vete a buscar a tu amiguita, a ver si no se ha meado en los pantalones.- una sonrisa socarrona inundó su boca. Por mucha efusividad que mostrase en el exterior, por dentro quería reventarle la cara a aquella rubia. ¿Cómo osaba hablar de su pasado así como así? Negó con la cabeza mientras abría su taquilla, dejando los libros de química dentro. La cerró de una golpe para que se bloquease y miró de nuevo al pasillo, observando el camino que había tomado la insolente. Decidió seguirla. A cierta distancia, como un gato sigiloso, se desplazó por el corredor hasta las escaleras que subían a los dormitorios. Miró a ambos lados. Vacío. Esta era su oportunidad.

Se acercó a las espaldas de la chica y cerró su mano alrededor de su brazo con fuerza. Probablemente le quedase una bonita marca. Dio un tirón y la arrastró, colocándola contra una de las paredes. Apoyó sus manos a la izquierda y derecha de su cuerpo, para que no pudiera escapar.- El gato caza al ratón.- sus ojos mostraban cierto brillo y una sonrisa maquiavelista escapó de sus labios.-Bien, pija de mierda, cuya vida es perfecta, ¿por qué no te cruzaste en el camino de otro? ¿Piensas que puedes ir por ahí diciendo y haciendo lo que quieras sin atenerte a las consecuencias?- ladeó la cabeza y volvió a revisar que no hubiese nadie.

Publicado por Phoenix R. Blackwood Miér Ago 24, 2016 9:19 pm

Al menos tuvo la suerte de que el joven parecía tener sentido del humor, cuando le respondió eso, quizás ella se había equivocado y toda esa hostilidad que había sentido mientras iba hacia ella era infundada por lo que había dicho aquella chica. Sin embargo, no terminaba de creerlo, había pasado demasiado tiempo estudiando a las personas y su psicología como para fallar tan de lleno e algo así, su subconsciente había identificado a ese chico para algo, aunque la misma Gwen no supiera el qué. Siguió caminando por los pasillos, intentando decidir si ir al final a la habitación de Alfred o no o como podría hacerlo, fue entonces cuando tuvo esa sensación de que la seguían, por unos instantes pensó en darse la vuelta, pero antes de poder hacerlo sintió como alguien, con muy poco cuidado, la sujetaba y tiraba de ella.

Su corazón se aceleró ¿Lo había conseguido? ¿Iban a llevarla junto con Austin y Alec? ¿O simplemente iban a matarla? Por un momento se sorprendió asustada, aunque emocionada, si la hacían desaparecer, podría encontrar a la verdad, pero a lo mejor no podía escapar de ella, si la mataban... ¿Cómo se aseguraría de que alguien se preocupase de salvar a Austin y Alec? O proteger a los que aún no habían desaparecido... Fue entonces, que tras todos aquellos pensamientos fugaces que la confundieron tanto, cuando miró a la cara de su agresor. La decepción se dibujó en su rostro, ese chico no podía ser parte de los que se habían llevado a su hermano ¿O sí? No... Gwen conocía bien esa expresión, lo de aquel muchacho era personal. Las palabras del chico dejaron claro que no se equivocaba demasiado, parecía que Gwendolyn había dado con algunos "problemas" emocionales de un chico inestable, su suerte no había más que mejorar.

No pudo evitarlo, y como habría hecho la antigua Gwen, una bufido irónico salió de los labios de la chica, pija... vida perfecta... Años montando aquella fachada con tanto esmero, que cuando ya no se molestaba en mantenerla, esta seguía ahí, intacta... Su hermano Steve habría estado orgulloso, siempre pidiéndole que mantuviera las apariencias, que se quedase callada jugando con sus muñecas y no dejase que nadie se enterase del verdadero desastre que eran como familia. Esos recuerdos eran extraños en aquel momento, los vestidos, las mentiras, los gritos, la soledad, el dolor, todo aquello flasheó en sus ojos y tuvo que sacudir levemente la cabeza para espantarlos, necesitaba centrarse en el presente, y el presente se mostraba violento. Bien, mejor eso que nada.

-Consecuencias... ¿Por hacer un comentario borde a un desconocido que te mira con desprecio y como si te perdonase la vida por simplemente haberte apoyado en su taquilla? Si tan poco te gusta que nadie se acerque a tus cosas ¿Porqué no les haces pis encima y marcas territorio en lugar de mostrarte hostil con los demás?- Gwen sentía el ardor, aquel ardor familiar... El dolor físico era algo que hacía tanto que no sentía que no pudo evitar desviar su mirada hacia el lugar donde el chico la había sujetado, parecía que el dolor emocional había actuado como una droga, durmiendo su cuerpo, sin sentir nada, bueno o malo, ni siquiera el dolor, pero en aquel momento, notó aquel escozor. Alzó la mirada hacia el joven, necesitaba responder, no sabía porqué, pero lo necesitaba.- Vienes a culparme por haber hecho un comentario sobre ti sin conocerte, pero tú vienes y haces exactamente lo mismo hablando sobre mi vida. ¿Siempre eres tan contradictorio? ¿O es solamente cuando estás frustrado y no sabes con quién pagarlo? - Gwen dio un tirón para liberar su brazo.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Vie Ago 26, 2016 6:20 am

Observó el lenguaje corporal de la rubia, cada movimiento, cada facción de su cara, buscando la satisfacción. ¿Qué por qué le hacía aquello? Bien, era su mecanismo de defensa por haber hablado de él. Tenía que aprender que no le gustaba que hablaran de su vida. Y, así, quizás, la próxima vez no se viese en la misma situación. No, dudaba que fuese a volver a ver a la chica después de lo que tenía pensado hacer. La adrenalina llenaba su cuerpo, los ataques de ira aparecían en él a menudo cuando se hablaba de su vida privada, de su pasado. Nunca negaría que era agresivo, así se había curtido en las calles. Allí, el fuerte es el que gana, no el que diga las mejores palabras.

Disfrutó de su posición de superioridad. Esa sensación que ya había tenido anteriormente, cuando hacia trabajos como matón.  Aprendió a defenderse entre palizas, mugre, humo y paredes de piedra. Por no olvidar las ratas, a las cuales les había tomado especial cariño. Pese a haber cambiado ligeramente desde que había llegado a la academia, nunca negaría lo que era y de dónde había venido, así como tampoco dejaría que hablasen con total libertad de su pasado. Quizás en el mundo civilizado no estuviese bien visto, pero sí en el suyo.

Nunca pensó que la decepción inundara el rostro de ella, ni que le replicara. No estaba en posición de hacerlo. No es muy inteligente. O podría estar siendo como él, dejarse llevar por las emociones. El chico era, a simple vista, más alto y fornida que ella, con su menudo cuerpo. No tenía ninguna oportunidad. Notó la piedra bajos sus manos, mientras todavía sujetaba con otra a la chica, con la suficiente fuerza para que no escapase. Bufó.- ¿Es que no lo entiendes?- desvió la mirada un minuto y tragó saliva, para luego confrontarla.- No tiene nada que ver con tus estúpidas suposiciones. Es porque hablas de hechos de mí, sobre quien no sabes nada. Mi personalidad tampoco es asunto tuyo.- tomó respiro y ladeó un sonrisa.- y tendré en consideración tu consejo sobre mear en la taquilla, quizás es lo que deba hacer.-tenía que reconocer que se le antojaba graciosa.

¿Contradictorio, él? Nunca. Negó con la cabeza.-Vuelves a cometer otro error.- comenzó a explicar.-cuando dije esas palabras, te estaba catalogando porque, aunque no lo creas, conozco a la gente como tú. Pero tú no conoces a gente como yo- eran casi siempre sus clientes, hombres de poder que no tenían las agallas o los medios como para hacer frente a sus propios problemas, y tenía que hacerlo él. También eran clientes suyos chavales como aquella chica, adinerados aburridos, hijos de papá y mamá, caprichosos a los que probablemente los había criado la sirvienta que buscaban un poco de diversión. Y casi siempre se les iba de las manos. No le importaba, que hicieran lo que quisieran mientras pagaban la mercancía.- La diferencia entre tú y yo es que soy el que tiene ahora mismo el control. La supervivencia del más fuerte. Y tú, pequeño ratón, te has cruzado en mi camino, dando habladurías de temas que sólo me conciernen a mí. Nadie conoce mi pasado mejor que yo, así que nadie tiene derecho a hablar de él.- agarró más fuerte su brazo al ver que tironeaba, enfadándose más porque intentará más. No aprenderá. La alejó de la pared, esta vez sonriendo por lo que iba a hacer.- Unos lo tienen todo, otros sobreviven a los obstáculos que se le ponen delante.- nada más terminó empujó el cuerpo de la chica por las escaleras, a donde la había acercado. Ahí tienes un obstáculo.Se deleitó con la caída de la chica mientras esperaba en la parte superior. Luego, se sentó en hacia el final de las escaleras, observando su cuerpo sobre el suelo.

Publicado por Phoenix R. Blackwood Lun Ago 29, 2016 10:54 pm

El miedo podía ser expresado como un simple sistema de alarma del cuerpo, el miedo es un medio para avisar de que hay un peligro cerca, una amenaza inminente... Sin embargo, las cosas a las que Gwen le tenía miedo eran algo diferentes a lo que el resto del mundo pensaba. No tenía miedo de estar en aquel lugar, de cara a alguien físicamente mucho más fuerte que ella y que se mostraba realmente agresivo, en un internado en donde la gente desaparecía y aparecía muerta casi como pasatiempo, no sentía miedo del joven que tenía delante, pero su cuerpo reaccionaba como tal, porque sabía como iba a acabar. El perfil de Phoenix parecía ser sencillo de leer a primeras, aunque no lo era realmente, para Gwen, el chico actuaba simplemente por la ley básica y simple de la acción-reacción-repercusión. La joven alzó las cejas cuando el chico mencionó sus "Estúpidas suposiciones", Gwendolyn no solía hacer suposiciones en voz alta, para ella, lo que le había dicho a Phoenix eran hechos confirmados, él mismo acababa de confirmarlos verbalmente.

Las siguientes frases de Phoenix fue lo que hicieron que se diera cuenta del tipo de persona que tenía delante, no tenía que ser necesariamente una mala persona, pero la megalomanía era algo peligroso, lo sabía, había vivido con ella como padres. Fue entonces cuando entendió que finalmente, sus demonios estaban frente a ella, de forma física de nuevo y el como lo afrontara esa vez podría cambiar las cosas de nuevo, y en ese momento, cuando estaba empezando a asimilar esos pensamientos fue cuando sintió como la gravedad ejercía fuerza sobre ella de una forma distinta a la normal. Sintió esa amarga sorpresa que pincha en el corazón cuando uno se da cuenta de que está cayendo, y no tardó demasiado en darse cuenta de que lo hacía por unas escaleras.

Un golpe contra el primer escalón y fue la primera vez que sentía algo tan intenso en mucho tiempo, un dolor familiar que le trajo un tipo de recuerdos que había casi olvidado, según caía y se topaba con un nuevo escalón golpeando una parte diferente de su cuerpo, recordaba una frase diferente. Un escalón y era su padre "No cometeremos el mismo error contigo" Otro escalón y era Steven "Nada de esto estaría pasando si no provocases a papá. No le digas nada a nadie" Un nuevo escalón y era su madre "Eres igual de peligrosa que él, por eso tenemos que ayudarte"  el suelo la recibió con una última frase, aquella que era de Austin, cuando ya sentía el sabor de la sangre en la boca y el cuerpo adormecido sin poder localizar el dolor en un único sitio. "Tú nunca llevarás ese peso. Nuestros padres nunca dejarían que se te cayese la corona." Se sintió terriblemente mareada y dolorida cuando todo por fin paró de dar vueltas y se quedó en el suelo unos segundos, intentando recuperar la respiración, su labio inferior sangraba de forma algo aparatosa, y tenía golpes en varias partes, incluyendo algunas zonas de la cabeza que no había logrado proteger bien mientras caía, pero no sentía tener nada roto o eso creía, no podía creerse que ese chico realmente la hubiese tirado por las escaleras, si bien era cierto que había sido golpeada antes, siempre había sido de una forma diferente. Pasaron varios minutos hasta que logró hablar de nuevo, en los que el joven había bajado hasta ella y se había sentado a una corta distancia.

-¿Crees que me conoces?- Preguntó con dificultad, intentando al menos enderezarse un poco aunque aún le costaba si quiera llegar a sentarse.- ¿Qué no conozco a la gente como tú? El mono... Debe de haberte afectado... Más de lo que crees.- Ahí estaba, como en los viejos tiempos, una Gwendolyn totalmente en desventaja, sin ninguna oportunidad a su favor, y que aún así no podía mantener la boca cerrada, que necesitaba demostrarle a la otra persona que no iba a tener ningún control, no sobre ella.- ¿Crees que porque eres más fuerte tienes control sobre mí? - Su voz sonaba ahogada, por el dolor quizás, por la falta de aire... Pero aún así, sonrió débilmente con la sangre aún en su boca, intentando ponerse en pie apretando con una mano su costado y con la otra apoyándose a la pared más cercana, pero sin lograr que las piernas sujetasen su peso aún, así que se quedó allí sentada. - Eres lo suficientemente débil como para caer en algo tan estúpido como las drogas, eso lo único que dice de ti es que no sobrevives un obstáculo, escapas de él. O lo tiras por las escaleras, no puedes controlarte a ti mismo... No intentes controlarme a mí..

Eso la asustó, aquella frase, había soñado con decírsela a su padre mil veces, de mil formas, pensaba que aquel comportamiento lo reservaba para sus padres, únicamente para sus padres cuando sentía que la vida se le estaba escapando demasiado, pero se sorprendió a si misma al no tener miedo a que ese chico le pegase de nuevo, o incluso que la matase ¿En eso se había convertido al perder a Austin y Alec? ¿Tan poca estima se tenía a si misma? Bajó la mirada, viendo como el suelo estaba manchado con algunas gotas de sangre, quizás de su labio, o de su frente, eran los únicos lugares por los que sangraba de forma externa al menos, el resto del cuerpo probablemente tendría unos bonitos moratones o heridas en unas horas.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Miér Ago 31, 2016 10:13 am

Miró sus uñas mientras la rubia se retorcía en el suelo. Al principio pensó que se había desmayado, o que tenía una contusión del golpe en la cabeza. Le dio igual, ya que, fuese la una o la otra, aquello parecía un simple y aparatoso incidente causada por la chica, y no por él. El pasillo seguía solitario, por lo que si se sentía amenazado podía huir. Y dudaba que ella se fuese a chivar de lo que le había hecho. ¿Quién la creería? Disfrutó el dolor de su presa desde su privilegiada posición, recordando varios de los trabajos que había ejecutado poco tiempo atrás.

Esperó los minutos que la muchacha requirió para que volviese en sí. Suspiró y miró hacia otro lado. No es capaz de quedarse callada.- ¿Tengo que repetirte mi discurso de nuevo?- no, no lo pensaba hacer. Alzó ambas cejas cuando habló del mono, y apretó uno de sus puños. Se puso de pie y se acercó a su víctima. Por un momento, deseó matarla. Pero torturarla era más divertido. Puso uno de sus pies sobre la muñeca de ella, y comenzó a apretarla contra el suelo, pisándola. Negó con la cabeza.- Sí, puede que tenga un control físico sobre ti.- era obvio.-lo que quiero es que aprendas la lección.-sí, buscaba que se retorciese del dolor pero, más que nada, que supiese con quien se metía.-Y, para que lo sepas, yo estoy sobreviviendo a mi obstáculo.- pisó con más fuerza, escuchó sus quejidos y visualizó la sangre que rodeaba su labio. Hacía meses que no se drogaba, y procuraba que siguiese siendo así. Sabía que había momentos en los que tenía altas posibilidades de recaer. Seguía siendo su problema y, por mucho que su oscuridad saliese a la luz de vez en cuando, estaba limpio. Sabía que en los grupos de ayuda daban chapas dependiendo de los meses que se llevaba sobrio o limpio. El internado ejercía en él un poder parecido a aquel, ya que no tenía dónde comprar o a dónde escapar. Sonrió. Le hacía gracia que creyese que había caído en las drogas por su propio pie.- Sabes, si te crees que caí en mi obstáculo motu proprio, te felicito. Cuando tus padres te droguen desde que tienes diez años, te invito a venir y decirme cómo se siente.- pronunció las últimas frases entre dientes.

Publicado por Phoenix R. Blackwood Lun Sep 05, 2016 9:31 pm

En el fondo, muy en el fondo, sabía que aquello estaba mal, sabía que no podía permitirse volver a caer en aquella espiral de insultos a cambio de golpes, comentarios ácidos para provocar dolor, de todas las maneras posibles... Sabía que si caía en eso de nuevo, sería difícil volver a salir, pero el verdadero problema era que aquella situación era lo más parecido a estar viva que había sentido en meses. Su corazón latía con fuerza, su sistema nervioso reaccionaba a los estímulos procedentes del daño físico, estaba viva, aunque lo hubiese olvidado. Entonces fue cuando el dolor se intensificó en una parte en concreto, aquel chico estaba pisando su muñeca con fuerza, como si eso reafirmase su poder, como si eso reafirmase cada palabra que estaba diciendo, cuando apretó con más fuerza, Gwen sintió como sus ojos se aguaban y podía escucharse casi como algo crujía en su muñeca.

-¡Para!- Ordenó con lágrimas en los ojos, logrando empujarle y liberar su mano al fin, se la sujetó con la otra, sintiendo como hasta ese contacto dolía, a lo mejor se había abierto la muñeca, no era la primera vez que sentía ese tipo de dolor...  Se tomó varios minutos para recuperarse, pensando bien si realmente quería decir aquello, en una situación normal, no habría querido herir a alguien con ese pasado, pero la violencia del chico despertaba la violencia verbal de ella.- Ya veo... Si tanto te gusta el control, deberías de dejar de darle tanto poder a desconocidos, cualquier conocimiento sobre tu pasado es darle poder a otra persona, y saber de tus "traumas paternos"- Una vez más, tomó aire y se intentó poner en pie, sentía como todo su cuerpo temblaba, probablemente tendría el cuerpo lleno de moratones por la mañana.- Si no fueras tan estúpido y temperamental, nadie sabría cosas de tu pasado, yo habría pensado que todo era un rumor de esa chica, o que si no lo era, no tendría forma de averiguar tus "daddy issues". ¿Crees que eres el único con unos padres de mierda y eso te excusa de golpear a alguien en desventaja? - Una vez estuvo en pie sintió como se mareaba, quizás del golpe en la cabeza, quizás del dolor, no lo sabía con seguridad.- Lo único que sé es que puedes pegarme todo lo que te de la gana pero alguien como tú jamás podrá enseñarme nada, conozco a los que son como tú, al contrario de lo que crees, y tú eres el que no conoce a los que son como yo... - Se apoyó contra la pared, sintiendo como empezaba a perder el conocimiento, quizás levantarse no fue la mejor de las ideas. Debería de parar de hablar, de dejar de intentar que ese joven la golpease hasta acabar con ella, pero se encontraba en el mismo momento que con su padre, aquello estaba despertándola, de una forma violenta y enfermiza quizás, pero sentía que volvía a ser ella por unos instantes, la niña que vive para complacer a los demás por fin diciendo lo que pensaba de verdad, recibiendo los golpes para levantarse de nuevo... Sus piernas se doblaron sin poder mantener más el peso y cayó de rodillas, sujetándose un poco a la pared, sintiendo como poco a poco su conciencia no podía luchar más contra lo que venía.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Mar Sep 06, 2016 10:13 pm

Pisarle la muñeca fue suficiente para conseguir lo que quería. Ahí estaban, los pequeños gritos de la rubia para satisfacerle. Por una vez en su vida obedeció, y sacó el pie de encima de su brazo, dejando que el dolor la inundase. Ya era suficiente.- Muy bien.- se agachó al lado de la chica y le secó unas lágrima de uno de los ojos con su dedo. Se levantó y subió dos escalones para verla mejor. Él, desde arriba, en lo más alto de la pirámide alimenticia y ella, en lo más bajo. Rio para sí mismo y se metió las manos en los bolsillos mientras ella seguía dando sus discursos sin sentido. Realmente no la entendía.

-¿Te crees que soy idiota? Si te lo he contado es por un razón, y esa razón es que no me importa que lo sepas. ¿Qué vas a hacer con esa información? ¿Ir diciéndola por ahí? Si se saben cosas de mi ha sido porque yo las he estado desperdigando por ahí.-sí, podía sonar extraño, pero era la verdad.- No es difícil expandir un rumor y he aprovechado para contar pequeñas cosas sobre mí, las suficientes como para que la gente me tenga miedo y me dejen en paz. Que es lo que quiero. Como tu amiga.- a saber dónde andaría ahora aquella chiquilla asustada.-Luego está la gente como tú, que es muy poca. Simplemente reciben su merecido.- y, para que negarlo, aquellas personas que lo desafían llegaban alegrar algunos de sus días malos. Podía desahogarse.

-sí,sí, lo que tú digas.- llegó un momento en que hizo oídos sordos a sus réplicas. Observó cómo se retorcía, como una cucaracha a la que acababas de pisar una vez y luchaba por sobrevivir.-Pero aquí solo vale la ley del más fuerte.-se levantó de su lugar y agarró la chica por su muñeca buena. La cogió en brazos sin saber si seguía consciente o no. Miró su obra de arte y luego se encaminó por el pasillo.- Ahora te llevaré a la enfermería.- todo había sido un accidente. Un triste y aparatoso accidente. Podía parecer contradictorio, pero una parte humana todavía vivía en él, y no pensaba dejarla tirada ahí.

off: vamos cerrando(?)

Publicado por Phoenix R. Blackwood Mar Sep 13, 2016 9:49 pm

Si la Gwen del pasado siguiese allí, habría seguido hablando, con razón o sin ella, seguir hasta que la otra persona la parase, pero no lo hizo, esa vez no tenía sentido, no iba a conseguir nada con eso. Aunque no entendía bien lo que el chico decía, quizás por el golpe en la cabeza, y si había algo que no podía callarse alguien tan persistente como aquella chica, era el no comprender algo, si bien era cierto que no tenía fuerzas para discutir, solamente quería entenderlo, aquel chico, de verdad, a pesar de odiarle en aquel momento por el dolor que sentía más allá de la humillación, le resultaba complicado de entender.

-Espera ¿No me habías golpeado precisamente por hablar de tu pasado? Si no te importase lo que dicen de él o de ti, nunca me habrías seguido en primer lugar. Eso no tiene...- Gwen se detuvo, no podía hablar más y tampoco era necesario, no hacía más que decir tonterías, ser cabezota y él no estaba allí para escucharla, pero no pudo simplemente callarse, ella era una bocazas y  sentía que ese chico se contradecía  dándole curiosidad ya que era algo que no lograba entender, él desperdigaba sus secretos por ahí, pero luego se enfadaba con la gente si los mencionaba, confuso, realmente confuso... Algo que, en otras circunstancias, le habría dado curiosidad, realmente quería entender a aquel chico, quizás en otra ocasión, porque en aquel momento su conciencia parecía negarse a seguir trabajando tras aquel inesperado asalto físico. Iba a apartarle cuando sintió que el joven se acercaba, pero se sentía demasiado débil, a la enfermería... Se pasaba media vida en la enfermería y si fuese por ella, no iría ninguna de las veces que había acabado allí, pero no dependía de ella, siempre la llevaban, y siempre inconsciente. Suspiró cuando una nueva ola de dolor pasó por todo su cuerpo, cogiendo fuerza en los golpes de sus piernas, costados, la muñeca dañada, brazos... Para luego llegar a su cabeza como un tsunami haciendo que sus oídos pitasen con fuerza y la vista se le borrase hasta que terminó por desmayarse sin estar segura del todo cuando, y donde despertaría.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Miér Sep 14, 2016 8:01 am

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