2 – 9 – 8 – 3 – 2 [MT#3]

Mantener la mente ocupada se convertía poco a poco en la única opción de supervivencia que le quedaba a Rose. Como miembro de la organización y una mera persona que desea ayudar a descubrir los misterios del lugar, la chica Wood tenía múltiples alternativas que la acompañaban para sus días y no precisamente tenían que ver con los estudios, no. Rose estaba a favor del inicio de las clases, pero no para ella, sino para los más pequeños y los otros miembros del internado. Resultaba mejor mantener a los no involucrados con las mentes ocupadas o con lo más parecido a una rutina que danzando sin parar y sumando más preocupaciones. A veces Rosie pecaba en creer que pocos solucionarían todo el embrollo en el que estaban metidos, pero por otro lado no sería sano que todo Dunkelheit participara y arriesgara más vidas de las que se podían perder.

Como se había acordado en la reunión anterior, Rose se encargaría con Isak de investigar en la biblioteca menor. Ambos se encontraron en el pasillo de las habitaciones y luego bajaron a paso rápido por las escaleras. La castaña mantuvo en una de sus manos una de las muñecas de su amigo, no se podían detener y tenían que aprovechar que para ese momento la situación del internado era sumamente delicada y todos buscaban situaciones más o menos estables donde no pudieran resaltar más de la cuenta.

Ambos chicos llegan a la entrada de la biblioteca. Rose se detiene y se queda de pie frente a su amigo, trata de recobrar el ritmo de su respiración, la verdad es que habían caminado muy rápido. —Bien, ya estamos aquí. Entonces... vamos a investigar—. Traga y asiente a la vez mientras ve a su acompañante. Rose no entra aún, al parecer algo la retiene afuera, quizás el temor a lo que pudieran encontrar, no todo serían buenas noticias, eso era seguro. —Entraremos y nos dividiremos en los estantes, ¿vale? Para no levantar sospechas hablaremos solo lo necesario. Si es posible toma algunos libros para aparentar que buscamos algo de... quién sabe qué materia—. Humedece su boca y ve a su compañero. —¿Entramos?