Creep

Ser una espectadora de la vida de las demás personas era algo que, en días como aquel, se sentía vacío y melancólico, sobretodo aquellos días en los que el pesimismo parecía custodiar el internado. Los rumores se habían extendido como la pólvora y las desapariciones y asesinatos eran algo difícil con lo que convivir. Había visto muchas personas lamentando la muerte de alguien que querían, o lo que era peor aún desde el punto de vista de la joven, su desaparición. Sin embargo, todo aquel dolor y miedo que llenaba los pasillos del internado aquellos días solamente le hacían sentir frustración, frustración quizás por no poder recordar como se sentía el dolor y el miedo, quizás por no tener a nadie a quien echar de menos o puede incluso que fuese frustración por el echo de que si ella hubiese desaparecido, no habría nadie que se diese cuenta. Lyanna no se consideraba una chica dramática, sobretodo porque para ser dramática hay que sentir emociones bastante fuertes que ella no se sentía capaz de identificar, a veces simplemente se sentía como un ser inmortal, cuyas vidas a su alrededor se evaporaban como el humo rápidamente, viviendo su vida fugazmente, mientras que ella se veía condenada a escuchar cuidadosamente el silencio de su propia soledad mientras andaba, como en aquel momento, mirando hacia el lago que tenía delante y rodeada de la quietud que suponía intentar recordar las cosas que pudo haber tenido durante su vida, y todo lo que había perdido, como si se hubiese visto obligada a vivir hora a hora, año tras año, siglo tras siglo de una vida inmortal en donde solamente veía al resto del mundo disfrutar de las cosas que realmente importaban en la vida y que ella jamás lograba entender.

Quizás era el precio por haber matado a su propia familia, su tío le dijo una vez que no la odiaba, que simplemente lo que había hecho era algo que ningún dios de ninguna religión podría perdonar. Tomó una piedra para intentar que rebotase en el agua del lago, aún hacía frío aunque el invierno parecía estarse alejando, recordó los inviernos que había pasado viviendo en la calle y casi sonrió ante ello, fueron los mejores años, sin duda, llenos de emociones diferentes a las que gran parte no sabía ponerle nombre, los mejores claro hasta que llegó al internado, su vida allí cambió radicalmente, siempre rodeada de gente, siempre con algo que hacer, no tenía que estar encerrada, nadie allí sabía lo que había hecho, nadie allí la juzgaba, si bien sabían que era rara y muchas personas ni siquiera se acercaban a ella, eso nunca fue un problema para Lyanna, para ella hasta la indiferencia de otras personas era un regalo, cualquier cosa que le recordase que existía lo era, buena o mala. Tiró la piedra con fuerza y esta, lejos de rebotar se hundió salpicando a su alrededor como si fuese atraída por una fuerza proveniente del fondo del lago, aunque no iba a culpar a la gravedad de no saber tirar piedras para que rebotasen, la verdad, era la primera vez en su vida que intentaba algo así por lo que habría sido asombroso si lo hubiese conseguido.

Publicado por Lyanna Hope Dom Jul 17, 2016 12:20 pm

Como invisibles cuchillas sin filo el frío del viento intentaba clavarse en sus manos descubiertas, meciéndose de vez en vez, como si se tomara su tiempo, silbante, incesante, consciente de que ya no era capaz de producir un verdadero daño. Al menos no a él, un visitante esporádico que se resguardaba tras los centímetros de un suéter café oscuro de doble forro, sus párpados se habían convertido en un par de protectores que le proporcionaban la comodidad de la bruna, del vacío silente. El lago le producía una calma reflexiva, incluso después de lo ocurrido, quizá ese era el efecto de la muerte a la que el ser humano pasaba todos sus días temiendo, la simple y natural tranquilidad. Desmond, claro, no quería morir, no podía, tenía que salir de Dunkelheit y cumplir el propósito autodesignado hacía ya tantos años. Más que una venganza personal, su reconciliación con la paz.

Pero, ¿cómo concebir en la realidad la ansiada armonía si aquellos bloqueos seguían sucediendo? Durante las últimas dos horas se convirtió en una suerte de alma penitente intentando averiguar dónde se encontró toda la mañana, se levantó, tomó una ducha, salió de su habitación. Y nada. Mierda. Estaba pasando con mayor regularidad, por un tiempo parecía que había podido dejarlo atrás, y allí estaba de nuevo. Apoyó su cabeza contra el troco del árbol bajo el que se sentaba, sumido en una mente que se empañaba en jugarle sucio. Quizá sólo debía dejar de ocultarlo, tal vez la solución estaba en dejar de callárselo, ¿cómo le preguntas a alguien si tiene alguna idea de lo que hiciste el día anterior? El sólo pensamiento hizo que sus labios se elevaran en una irónica curva. Levantó la diestra y se masajeó la sien, por lo pronto el dolor de cabeza finalmente desaparecía.

La claridad le hizo fruncir el ceño cuando abrió los ojos, atraído por un sonido salpicante que se repetía al cabo de unos cuantos segundos. A ciertos metros encontró la fuente, cabello castaño, baja estatura y mala racha con las piedras, si es que intentaba —como era sencillo suponer— hacer que rebotaran antes de dejarse arrastrar a las lúgubres profundidades del lago. Se inclinó hacia el frente, observándole como si la escena estuviera cargada de un interés etéreo, parecía concentrada, tanto que se debatió la idea primaria de interrumpirla, hasta que la última roca diminuta se hundió. —Tienes que ladearte. —se apoyó para levantarse y sacudió sus manos, estirándose ligeramente, tenía unos veinte minutos agazapado en casi absoluta inmovilidad. —Y tomar una piedra plana. —rebuscaba en el suelo, procurando dar con alguna lo suficientemente liviana para que no rompiera la tensión de la superficie al primer golpe.

Equipado con una quinteta de municiones, se aproximó a la orilla, plantó bien los pies y se dobló lo justo para lanzar una, que saltó dos veces sobre la masa de agua antes de desaparecer. —Ha pasado mucho desde que hacía esto. —su voz salió más para sí mismo que para quien le acompañaba, a unas ocho cuadras de su estancia en Glasgow se hallaba un estanque y aquella actividad, tan simple como podía verse, era una de las contadas distracciones que podía permitirse cuando era niño. —Venga, inténtalo. —le acercó una roca, la más pequeña del conjunto, escudriñar su rostro unos momentos le bastó para saber que la había visto más de una vez, ¿quién en aquel lugar no se conocía al menos de vista? Aún más desde que se convirtió en un sitio maldito, cada conjunción de facciones podía esconder a un traidor, a un asesino, a un enemigo. Entreabrió los labios por instinto, pero no dijo nada, preguntarle si lo había visto por allí al amanecer habría sido un movimiento desesperado.

Publicado por Desmond T. Brewster Jue Jul 21, 2016 9:25 pm

De los días en la calle, la chica se había llevado muchas lecciones, unas cuantas muy buenas, unas cuantas muy malas. Una de las malas era lo fácilmente que se sobresaltaba cuando estaba sola y un ruido u otro sonido externo rompía el silencio al que tan acostumbrada estaba, quizás fue por eso que casi saltó hacia detrás cuando apareció aquel chico. No le sonaba mucho, lo cual no era extraño ya que no conocía mucha gente, a pesar de pasarse medio día observando a desconocidos. El joven intentó ser amable, ese tipo de interacción social era conocida ya para ella, mucha gente intentaba ser amable con ella y eso le gustaba, él, en concreto, intentó enseñarle cómo lanzar una piedra correctamente.

Mientras él hablaba, Lyanna se fijaba en su rostro con más concentración de lo que una persona educada habría hecho, pelo y ojos castaños, piel algo pálida... Había conocido a un chico una vez así en la calle, con unos rasgos parecidos, era buena persona, quizás los rasgos físicos influían en el comportamiento y personalidad de las personas, eso la chica no podía saberlo, siempre le decían que intentase dejar de analizar tanto a las personas comparándolas con teorías leídas y se centrase más en conocer a la persona que tenía delante, pero para ella era realmente complicado entender algo sin referencias, y el ser humano era el animal más complejo al que se había enfrentado.

-¿Eh?- Preguntó algo distraída, fue entonces cuando se fijó en que el chico le acercaba una piedra más plana, para que intentase lanzarla de nuevo. La chica la tomó, asintiendo con la cabeza, como un niño que acepta una tarea "importante" de sus padres, para luego lanzar la piedra y ver como esta... Se hundía con violencia y rapidez hacia el fondo del lago. - Oh... Supongo que eso es triste.- Lyanna se encogió de hombros, para luego volver a mirar al chico y ver su reacción ¿Era triste que la piedra se hubiese hundido? ¿O quizás debería más bien sentirse avergonzada por haber fallado de nuevo? Las emociones humanas eran complicadas.- ¿Cómo sabes tirar piedras así? Yo soy Lyanna Hope.- Dijo sus dos nombres seguidos, casi atropellando una palabra con la otra, odiaba presentarse, las personas siempre se preguntaban cosas cuando se presentaban y Lya era realmente demasiado torpe como para responder correctamente a una conversación neutral sin meter la pata.

Publicado por Lyanna Hope Mar Jul 26, 2016 1:47 pm

Siguió con la mirada el recorrido de la piedra que lanzó la chica, no debía extrañarle que se hundiera, la mayor parte de tener éxito en aquella banalidad dependía tanto de un buen giro de muñeca como de la roca correcta, ella había fallado rotundamente con lo primero. —Supongo que lo es... —envió otra en línea recta, que rebotó tres veces y se perdió de vista, había estado mirando al frente, al agua en plena calma, con las ondas producidas por sus tiros como única perturbación. —Si dejas de intentarlo. —culminó la frase suspendida y dirigió sus ojos a ella, levantando la mano derecha. —Es sólo cuestión de física, ciencia y nada más. ¿Alguna vez has jugado béisbol, Lyanna Hope? —repitió el nombre completo, tal cual la aludida lo había dicho, echando hacia atrás la aún elevada diestra como ejemplo visual. —Tienes que mover la mano, intentar curvar el lanzamiento. —la similitud entre lo que hacían y la función del pitcher en el deporte del estadio de diamante era más estrecha de lo que cualquiera podía pensar, aunque en una escala mucho menor, por supuesto.

En un instante allí iba una vez más, retrocediendo unos doce años en el tiempo, su respiración se detuvo por un par de segundos, los que tardó en regresar al presente. —Cuando tienes siete años y poco entretenimiento, puedes fascinarte con cualquier actividad, lo aprendí más o menos a esa edad. —…mientras regresaba de la iglesia o era recompensado con una salida por mi reconciliación con Dios. Otorgaba al fin respuesta a su duda, con un cuándo más que con un cómo, ya que lo otro —incluso sin contexto— quedaba en evidencia, necesidad de ocio y mucha práctica. Jugueteaba con los guijarros restantes, paseándoselos entre los dedos, la álgida superficie rugosa se sumaba unos cuantos grados por la fricción.  —Soy Desmond, por cierto. —dio dos pasos atrás, guardando las piedrecillas dentro del bolsillo de su chaqueta, con excepción de una, que inspeccionó críticamente.

A la vista de un público era seguro que aquello resultaría absurdo, el internado se había sumido en una latente —y justificada— oda a la histeria que escupía sobre cualquier trivialidad, en especial cuando se trataba de un asunto tan insustancial, el escocés, en cambio, buscaba con regularidad alguna distracción en beneficio de su salud mental mientras no pudiera hacer nada. Aunque hablar de salud mental cuando olvidaba sus propias acciones era una contradicción. Se remangó el suéter y pasó la roca a su izquierda para hacerse con otra. —¿A qué curso vas? —tomó la aventura de adivinarlo en su cabeza, no debía tener más de quince o dieciséis años, así que tampoco pasaría de tercero o cuarto. Con el segundo proyectil lítico listo, se movió hacia el frente y lo arrojó al lago, por tercera vez consecutiva logró que botara. —Ten, esta servirá. —extendió hacia ella la pieza que había revisado previamente, el frío atacaba la piel expuesta como un enjambre de abejas irritadas, pero gracias al iniciante ejercicio y la costumbre otorgada por nacer y crecer en Escocia, seguía siendo apenas perceptible para él.

Publicado por Desmond T. Brewster Jue Jul 28, 2016 5:31 am

El chico se expresaba con naturalidad, tanta que la joven sintió algo de envidia, odiaba sonar tan robótica a veces en sus interacciones con los demás, a veces demasiado entusiasta, a veces demasiado forzada. Asintió ante las palabras del chico cuando este mencionó lo de ser un niño con pocos entretenimientos, iba a mencionar algo al respecto, pero si algo había aprendido en la calle, era que su infancia no había sido normal y que normalmente los niños no eran criados como ella, así que era mejor no dar por sentado que el Desmond había crecido encerrado, y que a lo mejor se trataba de que no se divertía demasiado.

-Nunca he jugado al béisbol... Pero estoy en el equipo de soccer.- Respondió ella mientras observaba los movimientos del muchacho para intentar copiarlos de nuevo. Un par de gestos bruscos por parte de la morena y una nueva piedra se hundió en el agua torpemente.- Se me da igual de bien que tirar piedras.- Sonrió de forma amarga, estaba acostumbrada a que no le saliesen bien las cosas a la primera, y había pocas cosas en el planeta que pudiesen hacer que Lyanna se enfadase, enfadarse era una emoción que no había sentido más allá de una o dos veces en su vida, aunque ella ni siquiera sabía que nombre ponerle a aquello.

-Desmond... ¿Es un nombre común?- Lyanna había conocido una vez a una chica con un nombre realmente extraño y Desmond le parecía un nombre curioso, nuevo a sus oídos, como esos nombres que eran sacados de viejas historias olvidadas, ella misma se había puesto el nombre de Lyanna por un personaje de un libro, si algún día llegaba a tener descendencia, lo más probable es que usase nombres de personajes de libros que le habían gustado.- Voy a quinto¿Y tú? ¿Hace mucho que estás en este internado?- Dio un par de pasos hacia el agua sin llegar a tocarla, el silencio era tal en aquel lugar que hasta el sonido de sus pies tocando el suelo sonaba con ecos a su alrededor, Lyanna adoraba ese tipo de cosas, como el sonido de las piedras chocando unas contra otras bajo sus pies debido a la presión, cualquier sonido que sonara a estar al aire libre era casi tan bien recibido por ella como una buena canción.- Gracias por enseñarme la forma correcta de lanzar piedras, estoy segura de que si practico un poco como me has dicho, lograré hacer que reboten. Eres muy amable- Realmente agradecía sobremanera cuando un desconocido era amable con ella, en realidad, cuando cualquiera era amable con ella, no es que no tuviese amigos allí, pero criarse de la forma en la que lo hizo, simplemente provocó que valorase más de la cuenta toda pequeña muestra de aprecio.-  O eso, o eres uno de esos psicópatas que dicen que viven en el internado, en cualquiera de los dos casos, ha sido un rato agradable.- Se movió lentamente un poco para mirar a los ojos de Desmond, esperando que entendiese que aquello era un frustrante intento de broma, no se le daban bien las bromas, eso estaba claro, pero le gustaba intentarlo.

Publicado por Lyanna Hope Dom Jul 31, 2016 7:07 pm

No era fanático del soccer, a decir verdad, no era fanático de ningún deporte en especial, aunque le gustaba bastante el atletismo, disciplina a la que se inscribió por descarte y en la que terminó yéndole sorprendentemente bien. Lo que no resultaba una sorpresa era que nunca la hubiese visto jugar, si escarbaba en sus memorias quizá sólo asistió a tres o cuatro partidos en todos los años que llevaba allí. —La banca debe ser la posición de juego más emocionante, tiene la mejor vista. —bromeó, encogiéndose de hombros ante la pregunta que proseguía. —No tengo idea, un compañero de clases me ha dicho que existe un Desmond en Lost, pero dudo mucho que haya sido el referente. —imaginar a Shayla frente al televisor esperando el próximo capítulo de la serie de ficción le resultaba difícil, su crianza había estado tan apartada de las telecomunicaciones que reconocía la existencia del programa únicamente por formar parte de la cultura general. —Séptimo, estoy aquí desde los catorce. —sin notarlo, sus dedos volvían a manipular las piedras de sobra, las que se hallaban dentro de su bolsillo.

Escuchar a Lyanna hablar era como abrir un vórtice en el tiempo y detenerse de forma indefinida en alguna década del siglo XIX, su tono era más formal que el natural, las palabras parecían pasadas por un filtro. Le resultaba entretenido. —No es nada. —la observó con expresión socarrona. —Quería que pasaras un buen rato antes de tener que matarte. —sacó la mano de la chaqueta y desechó los guijarros, palmeando para deshacerse de los residuos de tierra. —¿De dónde eres? —no existía ninguna razón para pensar que la presente no era nativa de Escocia, no obstante, durante los últimos minutos intentó encontrar en sus oraciones un atisbo de algún acento extranjero, Dunkelheit estaba lleno de ellos, y tal vez de allí provendrían sus peculiares maneras.

Caminaba de vuelta al lugar en el que estuvo sentado antes de verla, no le apetecía regresar al internado y la luz del día le acompañaría durante un rato más. Le molestaba que la noche se hubiese convertido en una enemiga, siempre disfrutó de la intimidad que el manto bruno ofrecía en aquellas zonas del terreno, atraía la inspiración mucho más que cualquier otro contexto. Ahora, por supuesto, sólo era sinónimo de rondas de vigilancia, detenciones en la oficina de Motka y francas posibilidades de apuñalamiento. —A propósito, nunca había conocido a una Lyanna. —retomó la línea anterior de la conversación, no era el nombre más extraño que había escuchado, tomando en cuenta la aparente manía moderna de combinar cuantos apelativos fuese posible, pero ella seguía siendo la primera en presentarse como tal. Se encontró una vez más sentado, apoyándose contra el tronco del árbol, con la silueta de la chica como único elemento externo de la escena. Muchos procuraban evitar el lago desde que todo empezó.

Publicado por Desmond T. Brewster Sáb Ago 06, 2016 5:14 pm

Lo primero que aprendió al escaparse de casa y empezar a interactuar con más personas, era lo difícil que era saber cuando alguien era sarcástico bromeando, o sarcástico de forma agresiva. El ser humano era un animal tan extraño...

-¿Lost?- Lyanna hizo un repaso mental de todas las cosas relacionadas con esa palabra que conocía, oh, la serie de televisión quizás, ella había visto mucho la televisión, es más, gracias a que en su encierro le dejaron una, su conocimiento del mundo no era tan limitado, si no hubiese sido por lo que había visto en televisión, no sabría lo que era un avión, o el sexo, o que forma tenía un oso pardo. - Recuerdo esa serie, sí...- Asintió por fin, contenta de no haber tenido que preguntar el significado de aquella palabra.- ¡Yo también vine cuando tenía 14 años!- Exclamó sonriendo, era algo bueno, le habían dicho, coincidir en cosas con la gente crea vínculos, y los vínculos producen amistad, aunque era difícil, Lyanna intentaba reducir las relaciones sociales a ciencia, matemáticas o cualquier forma estructurada que le ayudase a entenderlas.  Entonces Desmond mencionó el tema de matarla, por unos instantes, Lyanna tuvo que hacer un repaso mental sobre si asesinar a gente estaba aceptado socialmente, luego recordó que en las series, siempre que alguien mataba, acababa en la cárcel, así que probablemente, aquel chico estaba de broma, y si no lo estaba, sería un encuentro interesante de todas formas. Lyanna sonrió, supuso que esa era la reacción natural a una broma de ese estilo.- Nací en Edimburgo, pero mi acento es extraño porque la mayor parte de la gente que siempre he escuchado hablar eran actores de películas o series, por lo que siempre me dicen que no tengo mucho acento escocés...- Recordó la primera vez que se lo dijeron, fue complicado explicarlo, ya que ella misma no lo sabía, fue cuando Melanie le explicó que probablemente tenía el acento de diferentes lugares porque había aprendido más vocabulario de la televisión que de su propio entorno, desde ese momento, lo explicaba de esa forma, como Melanie le había explicado.

-¿No te gusta? Yo misma me puse el nombre- La joven miró a su alrededor, buscando una piedra con la que poder jugar, odiaba tener las manos libres sin hacer nada con ellas.- Me dijeron que necesitaba un apellido, y yo no tenía ninguno, así que para poder registrarme, usé el nombre por el que siempre me llamaban "Hope" como apellido, y yo misma me puse el nombre de Lyanna.- Explicó como si fuese lo más normal del mundo mientras recogía la piedra que parecía tener la forma que buscaba.- ¿A ti tus padres te pusieron tu nombre?

Publicado por Lyanna Hope Sáb Ago 06, 2016 8:11 pm

Aprender más de la televisión que del entorno parecía volverse un síntoma patológico de la sociedad actual, no era de verdad insólita su exposición, esperaba —por el bien de la chica— que al menos no hubiera estado sentada ante horas de transmisiones basura. —Lo primero que haré al salir de aquí será ir a la cámara oscura de Edimburgo. —no, lo primero que haría sería buscar a Franco, lo encontraría y entonces podría ir tranquilo a donde le viniera en gana; nunca, desde que se hizo oficial la amenaza y el encierro, había supuesto que no se marcharía de Dunkelheit por sus propios pies. —Parece un pecado que sea el destino prioritario en una ciudad con tanta arquitectura histórica, pero estuve de paso durante las últimas vacaciones de verano y ya he tenido suficiente de muros neoclásicos. —estaba siendo injusto, tendría que admitirlo, ni siquiera se tomó un ápice real de tiempo para apreciarlos, su visita estuvo lejos de ser un asunto turístico.

Lo evocado por la mención de la localidad natal de Lyanna pasó a segundo plano cuando volvió a hablar, Desmond levantó la cabeza, era, aunque no se atrevía a apostar, una de las preguntas más extrañas que le habían hecho. —Sí, me gusta. —dijo a lo primero. —Nunca lo pregunté, pero asumo que así fue, al menos mi madre. —dudaba que Garrett, por mucho respeto que le tuviese, hubiera tenido el tiempo por aquel entonces para discutir una lista de nombres, pero tomando en cuenta la calidad de sustituto que le buscó Shayla, estaba dispuesto a dejárselo pasar. —¿Cómo es que alguien termina poniéndose su propio nombre?, ¿no te agradaba el que tenías? —el período que pasó en hospicios infantiles desde que cumplió los doce años, le dejó por enseñanza que incluso en aquellos lugares cada niño recibía un nombre, uno que la gran mayoría conservaba incluso si corrían con la suerte de ser adoptados.

Por otro lado, estaban las historias de aquellos que, después de llegar a la adultez, terminaban desechando sus registros de nacimiento para hacerse llamar como alguna estrella pop, cada quién con sus excentricidades, que ningún mal causaban al resto más que contagiarles esa jocosidad que el cambio hacía inevitable. Las personas hilarantes le gustaban, resultaban mucho más interesantes que la gente del común. Se preguntó, no obstante, si el caso de Lyanna era más curioso y menos predecible, saltaba a la vista que ella era singular en sí misma, hacía cuestionarse hasta qué grado. Estiró las piernas sobre la gravilla buscando mayor comodidad, había bajado las mangas de su suéter, que todavía se encontraban a la altura de sus codos desde la improvisada lección del rebote de piedras. Su mirada no tardó en regresar al rostro de quien le acompañaba.

Publicado por Desmond T. Brewster Mar Ago 09, 2016 8:12 pm

-¿La cámara oscura de Edimburgo? Oh, ese museo extraño con espejos... Yo dormí en la puerta una vez, pero está demasiado cerca del castillo y siempre había mucha gente así que no podíamos quedarnos demasiados, además, hace esquina con la calle Ramsay, y me recuerda a ese personaje malvado de juego de tronos, no me cae bien.- Gracias a sus años de "prófuga" Lyanna se conocía muy bien las calles de Edimburgo.

-Hope es mi nombre, siempre me he llamado Hope. Pero me dijeron que para poder registrarme al estudiar, necesitaba un apellido y yo no tengo uno, así que usé el nombre de Lyanna también en los documentos, mi nombre ahora es Lyanna Hope, la gente cree que Hope es mi apellido y eso me evita problemas. - Lyanna se encogió de hombros, como si no entendiese bien el funcionamiento del mundo ni el porqué un apellido era tan importante.- Respondo a cualquiera de esos nombres, porque ambos son míos. Mi padre dijo que en realidad, Hope era un mal nombre después de todo lo que había pasado, pero que me lo dejaba porque era el nombre que mi madre me puso, y él no iba a pensar uno nuevo. Supongo que sigue enfadado porque la maté... ¡Oh! ¿Este tipo de piedra sirve para hacerla rebotar? - Se la acercó al chico, tras agacharse a recogerla, no estaba segura de haber entendido bien si debía ser totalmente una piedra plana, o intentar que no fuese muy pesada. Se dio cuenta de que había cortado la conversación en un punto importante, ese punto en donde solía perder a la persona con la que hablaba si no se andaba con cuidado.- Jason siempre decía que explicaba mal las cosas, y la gente acaba pensando que soy una asesina en serie, soy algo torpe para las palabras...- Se disculpó sin saber muy bien porqué.

- Antes preguntaba a la gente ¿Porqué me miras así? ¿Tú nunca has matado a alguien? Pero luego me di cuenta de que no es algo normal. Mi padre siempre decía que yo maté a mi madre y a mi hermana, pero yo no lo recuerdo, era un bebé y él nunca me explicó demasiado... Mi tío Brandon me dijo que él no me culpaba de la muerte de mi hermana, que ella estaba muy enferma, pero que no podía negar que hubiese matado a mi madre, así que supongo que soy un bebé asesino.- Se encogió de nuevo de hombros, realmente hablaba de aquel tema como siempre lo había hecho, con confusión y sin mucha emoción en ninguna frase, como si contase el tipo de cereales que le gustaban o la última vez que había visto su serie favorita.- No comprendo bien las emociones de la gente, y eso me hace parecer algo estúpida, lo sé, pero soy bastante lista, el problema es que nadie se queda suficiente tiempo como para darse cuenta porque se ¿Enfadan conmigo? ¿Se frustran? No sé, uno de esos sentimientos inútiles que hacen que la gente te caiga mal.- Estaba siendo demasiado honesta quizás, pero si algo había aprendido con los años, y sobretodo de sus relaciones en la calle, era que cuanto antes la gente supiera de su extraña forma de ser, mejor, así se evitaba todo el esfuerzo que suponía filtrar cada palabra para luego no volver a ver a esas personas nunca más.

Publicado por Lyanna Hope Miér Ago 10, 2016 7:58 am

Como supuso, la historia de la chica frente a él tenía tintes mucho más entretejidos que simple disgusto por un nombre. Recordó sus propias noches en la intemperie, teniendo a Glasgow como una casa mucho más confortable que los problemáticos hogares temporales. Quizá el problemático había sido él, si quería pecar de sincero, pero eso a tales alturas no importaba, tampoco existían razones para mencionarlo. Poco rescató mientras Lyanna avanzaba, supuso que no fue registrada y no podía augurar la cantidad de problemas que debió acarrearle, al menos Garrett sí que le había dado eso, que nadie se quejara de las leyes post morten. Sus ojos se detuvieron en las facciones acorazonadas de la de quinto cuando le ofreció la piedra, su atención estaba lejos de la pregunta formulada y es que “la maté” era una confesión digna de perplejidad, una de sus cejas formó un arco, cargándole de suspicacia. —¿Cómo? —vale, que parecía algo claro y tajante, contado con una frialdad incompatible con su físico menudo. Hasta que continuó. —Quieres decir que murió mientras nacías. —ella parecía tan confundida que tuvo que asumirlo por sí mismo a merced de la dirección del relato.

Y no faltaba quien se atrevía a preguntar por qué se mutaba en un respeto y apego cada vez mayor hacia los animales mientras se cultivaba con frecuencia la misantropía, vaya clase de padre era capaz de culpar a una niña de asesinato antes de que pudiera razonar de qué se trataba, ¿cómo era que recitaba aquel test psicológico entre atropellar a un cachorro o a un humano…? —Qué jodido. —exteriorizó sus pensamientos en una oración tan corta como pudo. —A mí me suena como que no fue tu culpa en absoluto, no pediste nacer o que tu madre falleciera. —se estiró para tomar la piedra que le había ofrecido, mirándola durante unos segundos. —Sí, servirá. —le hizo rebotar tres veces sobre la palma de su mano. —Las emociones ajenas son siempre difíciles de comprender, no importa cuánta experiencia creas que tienes, un momento, una pérdida, una decisión, cualquier detalle mínimo puede cambiar por completo lo que sabías de alguien... o de ti mismo. —retrajo una de sus piernas y le devolvió el guijarro.

—No sabes que eres capaz de hacer algo hasta que no tienes opción, y entonces lo haces. Todos somos bastante estúpidos a ese respecto, si te hace sentir mejor. —y quien se atreviera a negarlo, se dijo, mentía. Las emociones, así como el carácter, distaban de ser permanentes. —Eso sí, deberías dejar de ir por allí diciendo que eres una asesina. —estaban encerrados en un lugar invadido por las dudas, la sospecha y el miedo, aquello le hacía volver a la teoría de que jamás conocías a nadie del todo, quién sabía lo que esa frase significaría en el entorno equivocado a los oídos de alguien llevado por los nervios. —Al menos sin establecer previamente el contexto, aquí hay gente asustada, todos lo estamos en mayor o menor medida. —observaba una vez más el lago, rememoró el rostro aterrado y las manos temblorosas de una de sus compañeras, que lloraba incesante en medio de un ataque de pánico el día anterior. —Las personas con miedo son irracionales. —tal vez era un palabrerío inútil, ni siquiera conocía con certeza su situación, pero ahí lo dejaba; rebuscó a su alrededor y tomó una segunda roca. —¿Por qué no lo intentas de nuevo? —hizo un gesto con la cabeza hacia el agua, ofreciéndole la nueva pieza.

Publicado por Desmond T. Brewster Vie Ago 12, 2016 11:35 pm

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