Momentos clandestinos

Sophia no era bueno con eso de los mensajes escondidos ni las notas ni acertijos, vale que había aceptado que así se notificaran cosas los de la organización y se le hacía fácil descifrarlos, pero crearlos ella sin que fueran demasiado obvios se le daba fatal, tal vez si el receptor fuera Oliver, pero el hombre la conocía desde siempre literalmente y tenían todo tipo de referencias secretas propias para ayudarse con ello. Así que ese día cuando agarró papel y bolígrafo para escribir la nota para el bibliotecario se quedó en blanco mirando el papel por un buen rato. Terminó optando por ir de frente y luego simplemente esconder la nota en alguna parte de la biblioteca o meterla directamente por la puerta, si algo había aprendido del nefasto día de los inocentes es que las notas bajo la puerta eran realmente efectivas.

Fue rápidamente hasta la habitación del hombre con la pequeña nota en la mano y la pasó bajo la puerta del mismo, en esos momentos todos estaban durmiendo o yendo camino a hacerlo, ya que en media hora entraba en vigencia el toque de queda, por lo que realmente esperaba que el hombre estuviera en su habitación o por lo menos fuera a allí antes de comenzar las rondas. La nota era muy sencilla, la había releído varias veces y no terminaba de gustarle, pero no se le había ocurrido más nada, deslizó la nota bajo la puerta y se fue de allí.


Media hora más tarde se encontraba en el lugar de reunión viendo la hora con nerviosismo, no sabía cómo se le había ocurrido que se reunieran allí, pero era un buen lugar para hacerlo, teniendo en cuenta que los alumnos debían estar ya en sus habitaciones. Suspiró y esperó con calma a que Brian llegara.

Publicado por Sophia E. Thurkell Miér Jul 27, 2016 7:27 pm

Tack, tack, tack.

Los pasos de Brian se oían apenas por los pasillos del internado, calzaba unas pantuflas algo gastadas ya, y un abrigo largo hasta las rodillas.

La nota de Sophia (x) le había sorprendido, y a la vez entusiasmado. Se preguntó tantas veces las razones de la nota, las razones que tenía ahora ella para acercarse a él. La Organización sin dudas era una de ellas pero... ¿Por qué convocarlo por privado? Si tenía algo que decir, lo debería hacer frente a todos los miembros, ¿no?

¿Acaso sería algo diferente?

El estómago se le hizo un nudo en tanto aquella pregunta reflotó en su conciencia. —Paciencia... —se dijo, con la nota en la mano. La guardó en el bolsillo de su pantalón de corderoy, hasta la hora acordada.

Llevaba el cepillo de dientes en su mano, como excusa de ir a parar a esos baños, aquella noche. Ya los había lavado en el baño del Ala Este, pero nadie inspeccionaría su boca, ni su aliento a menta.

Miró su reloj, faltaban cinco minutos para las diez de la noche. En los pasillos reinaba el silencio, estaban propicios para infringir la ley. Abrió la puerta despacio, cualquier ruido alertaría que alguien se había olvidado del toque de queda desde las 21 horas. Peor aún, alguien adulto, alguien que vigilaba que nadie lo hiciese.

—Sophia... —la profesora apareció ante sus ojos, en un rincón del baño. Respiró profundo, por suerte no había sido ningún engaño ni broma. —Infringiendo el toque de queda, ¿eh? —le sonrió y acercó lento, hasta estar a escasos centímetros. Susurraba y se movía despacio. —Debo confesar que he quedado intrigado todo el día con tu... —sacó del bolsillo la nota. — ... mensaje. Aquí estoy, podremos charlar de lo que desees.. Ahm... —miró a los costados. —Te has fijado que no haya nadie, ¿verdad?

Agachó la cabeza y observó por debajo de las puertas de los baños individuales, todos los cubículos estaban vacíos. Asintió, volviendo a mirar a la profesora. ¡Estaba tan intrigado!

Publicado por Brian Downer Miér Jul 27, 2016 7:49 pm

Se sentía intranquila, no era común en ella hacer este tipo de cosas, pero necesitaba hablarlo con alguien y mal para ella no tenía amigos cercanos, consecuencias de lo que le había sucedido durante la universidad y el año posterior a ella, la desconfianza natural con la que vivía respecto al resto le hacía difícil tener nuevas amistades más allá de lo que ella consideraba su zona de confort, por ello mismo, aunque conociera a muchos en el internado no podía decir que tuviera algún amigo de verdad (Sus hermanos no contaban), viéndolo así ese día estaba dándole una gran prueba de confianza al hombre de ojos claros que había citado en ese extraño lugar.

Volteo al escuchar su nombre, puntualmente como parecía ser siempre Brian, allí estaba como habían acordado, al parecer el dichoso sistema de notas funcionaba a la perfección, igual que un celular, pero ya que no tenían tecnología volvían a la época victoriana donde se usaban mensajes y cartas para comunicarse. Le sonrió al hombre como saludo y ante lo dicho — Tenemos que aprovechar alguno de los privilegios de ser adultos en el internado — Le siguió la broma, aunque era verdad, que sirviera de algo las rondas que tenían que hacer por el internado. Asintió a la pregunta, ningún alumno estaba por allí dando vueltas — Todos en sus camas, me he fijado cuando me tocan rondas y a esta hora pocos de ellos suelen usar el baño — Y si la suerte estaba de su lado ninguno se aparecería por allí esa noche. — Quería comentar con alguien una información que tengo, no soy la única en tenerla, pero si al parecer la única dispuesta a compartirla. Sin embargo, no lo hice en la reunión ya que no estoy segura de que sea real o no. — Se recostó de uno de los lavabos mirando al castaño ordenando sus ideas — El primero de abril, ese día en que pasaron tantas cosas, sabes que mi grupo encontró el cuerpo de uno de los estudiantes — Comenzó — En el cuerpo del chico, estaba una carta, al abrirla y leerla vimos que era de Ophelia, allí nos explicaba todo, el porqué de su estancia en el internado y de que era culpable realmente y de que no — Terminó de explicarle, no sabiendo si el hombre quería saber realmente la información o no, ya que se había dado cuenta de que la profesora había sido cercana a varios de sus compañeros, incluyendo al hombre a su lado.

Publicado por Sophia E. Thurkell Lun Ago 01, 2016 1:51 pm

Rió por lo bajo, seguía semi-susurrando. Asintió a su broma y se movió hasta las bachas, para apoyarse allí, de espaldas al espejo, que reflejaba su espalda, su nuca, sus miedos. Apoyó las palmas de las manos a los costados, sentándose levemente en el borde del mármol. Se sentía frío y duro, pero con el correr de los segundos adoptó el calor del cuerpo que desprendía el joven.

Cuando la profesora empezó a hablar, el contenido de sus palabras le generó un leve dolor de estómago. ¿Era eso acaso? ¿No se trataban de puros nervios? ¿Miedo? ¿Incertidumbre? Sin dudas la información era poder, pero, a veces, podría ocasionar más problemas de los deseados. Saber algo y no poder decirlo era un arma de doble filo.

Esperó que terminase, nunca dejando de mirarla a los ojos, con la cabeza ligeramente torcida, moviendo los labios de lado a lado. Para cuando habló de una carta, y el nombre de Ophelia salió a la luz, Brian se acomodó un poco de posición y bajó la mirada. ¿Una carta de Ophelia? ¿Qué tendría qué decir? Tenía miedo de saberlo, ahora ya no estaba seguro de querer averiguarlo. Y si todo este encuentro le había producido una gran expectativa antes de saberlo, el nivel de estrés había aumentado escandalosamente.

—Sophia... —empezó a hablar, elevando la cabeza. Le sonrió un poco, realmente apreciaba que fuese él el elegido para depositar aquel gran secreto. Se sentía halagado, sin lugar a dudas. Sabía que era un persona de confiar, que guardaba los secretos bajo siete llaves, pero macabramente empezaba a entender que en el juego que se encontraba, la desconfianza era el pan de cada día. Por consiguiente, un acto de confianza en el internado Dunkelheit valía el doble. — ... gracias por confiar en mi. Eres muy amable. Te tengo que confesar algo también... no estoy del todo seguro de querer saber qué dice la carta. Aún no caigo en el hecho de que ella.. amh bueno. Pero, si has recurrido a mi, acepto el desafío, después de todo... —dejó su lugar en las bachas y se arrimó a ella, para luego dirigirse a la puerta y cerrarla, no sin antes mirar a los pasillos. — ... valiente no es aquel que no tiene miedos, sino quién los enfrenta.

Suspiró y cambió su semblante. Se arrimó de nuevo a la profesora y señaló un rincón, al suelo: —¿Te parece si nos sentamos? Intuyo que esto dará para rato.

Él primero, apoyó su espalda contra la pared para deslizarla contra ésta suavemente hasta tocar el piso con la cola. Frunció un poco el ceño al notar que tan frío estaba. No había nada que no estuviese frío allí. —Ese día muchas cosas acontecieron, y si Ophelia tuvo el tiempo para redactar una carta al respecto, entonces me hace suponer que aquella excursión a la salida del internado era otra farsa. Siempre creí que lo era, pero las esperanzas a veces enceguecen el buen juicio. Bien, adelante, la escucho profesora.

Publicado por Brian Downer Miér Ago 03, 2016 7:34 pm

Cuando Brian le agradeció la confianza asintió entendiendo aquello, cuando comenzó a decir que no estaba seguro de querer saber el contenido de la carta, la primera reacción de la pelimarrón iba a ser morderse el labio y comenzar a pensar si debía buscar a alguien más para hablarlo o simplemente quedarse con la información para sí misma hasta que creyera pertinente o hasta que decidiera que parte era verdad y que no para decirla al resto de los miembros de la reunión. Pero cuando el ojiazul continuó aceptando que hablaran dio un suspiro de alivio que no sabía haber estado reteniendo, podría hablarlo con alguien más y dejaría de comerse sola la cabeza con lo que sabía y lo que comenzaba a especular respecto a la carta.

Acepto y se sentó justo al frente de Brian, quedó pensativa unos minutos escuchando lo de la excursión, ella solo sabía lo que se había dicho oficialmente sobre ello y no había tratado de saber más, pero si lo que decía la carta sobre la cerca era verdad, lo más probable es que de alguna manera ella hubiera querido alejarlos de allí o vigilar la excursión.

— Lo primero que decía la carta es que ella estaba contratada no solo para ser profesora del internado, dando a entender que desde un principio sabía todo lo que estaba pasando, también nos dice que trató de darnos pistas, aunque fuera de manera alarmante y escabrosa, eso me hace pensar en todo lo que descubrimos en los supuestos juegos de búsqueda — Respiro profundo removiendo en su memoria los fragmentos de la carta — También dijo que si encontrábamos la carta estaría muerta o secuestrada, así que sabía que la descubrirían en algún momento — Al parecer Ophelia si estaba del lado de los malos, se había arrepentido a mitad de camino — Luego nos advierte de tres cosas — Una de ellas le había estado carcomiendo el alma desde que la había escuchado de boca de Grace — Primero dice que no confiemos en nadie, que algunos alumnos están involucrados en las muertes y otros saben más de lo que aparentan — Así que aquello de que tenían espías rondándolos era completamente verdad — Lo segundo, que desde un principio no nos iban a dejar salir del internado, que todo el que entre aquí alguna vez no podrá volver a salir — Esa era la parte que la tenía mal, ¿Ni ella ni sus hermanos volverían a salir de allí? — Que estamos encerrados, nos vigilan y que por más que busco la manera de salir de aquí la valla que rodea el internado es imposible de eludir. Y finalmente que las muertes son solo advertencias, respecto a romper las reglas, tal y como nos indicaron la directiva — Si alguien pensaba que nos engañaban por lo menos allí decían la verdad, si se decidían en creer en Ophelia claro — De verdad alguien nos está vigilando y no quiere que huyamos o simplemente nos mataran —.

Publicado por Sophia E. Thurkell Vie Ago 05, 2016 5:00 pm

Brian flexionó las rodillas para si, sosteniéndolas con sus brazos, mientras apoyaba su mentón en las mismas. Era una posición cómoda y práctica para escuchar lo que estaba a punto de oír, tal confesión y tal sorpresa. Si hubiese estado parado, quizá habría tenido que apoyarse contra la pared.

No emitió ruido, apenas respiró bajo, para no interrumpir el confesionario al que estaba siendo sometido. Se sentía ahora preso de una verdad oscura, que envolvía recuerdos, sentimientos y personas admiradas por él en un sumo descontrol. Cuando creía que Ophelia podía descansar en paz en su memoria algo más aparecía para hacerle trastabillar, para que pisara el borde del abismo. ¿Era o no culpable? ¿De qué? Esa era la cuestión.

Apenas la había mirado, pero cuando sus palabras cesaron, dejó correr unos segundos al silencio por aquel ambiente frío. Aún sabía que debía susurrar y estar atento por si en los pasillos alguien más aparecía. Finalmente la miró, sus ojos resaltaban en la oscuridad.

—Disculpa que... —movió una mano en el aire. — ... me encuentre un poco sorprendido con todo esto, Sophia. Sabes, Ophelia era amiga mía, una vez me confesó que tenía miedo de que más alumnos muriesen y le creí. Ese mismo día le juré que haría todo lo que estuviese en mis manos para ayudar, y para develar la verdad que esconden estas paredes.

Miró a su alrededor, no podía ver mucho más que puertas cerradas, un espejo, bachas y tuberías.

—No voy a romper mi promesa aunque haya cosas que no entienda aún de lo que hizo. No quiero dudar de sus buenas intensiones y de su bondad, pero... —frenó sus palabras de golpe. Cerró los ojos, no tenía intensiones de llorar, menos enfrente de alguien. Se sostuvo así, en la oscuridad hasta que aquel sentimiento de amargura que lo había invadido al recordarla lentamente se disipó. — ... pero a veces es difícil. Voy por partes, si sabía lo que pasaba ¿cómo pudo ser parte de ello? ¿Por qué dejó que siguieran entrando personas? —miró a Sophia con los ojos ligeramente enrojecidos. —¿Que no confiemos en nadie? Ya... es la opción más sencilla, ¿no? ¡Claro! Es más fácil no confiar, no querer, no cuidar, porque confiando, queriendo y cuidando es cuando uno se expone a ser dañado. Eso es de cobardes... —sentenció. — ... y dudo que ella fuese una cobarde. No sé quiénes están detrás de esto, es probable que yo mismo me vea como sospechoso, ¿pero cómo escapar a esa mirada? Si ese es el plan, ya lo decía Julio César, divide y reinarás.

Apoyó las manos a un costado, para luego levantarse del suelo. Sacudió un poco sus pantalones y se apoyó de espaldas al vidrio, en el mármol que contenía las bachas. Estaba nervioso, había escuchado todo el contenido de la carta y si había algo más que le crispaba los nervios era lo que estaba a punto de comentar: —¿Nunca podremos salir? ¿Eso a ti te parece real? He llegado a imaginarlo, lo he soñado incluso, pero asegurarlo de esa manera... es demasiado inquietante y escabroso. La idea que nos vigilan ya la venía pensando hace rato, pero ahora puedo quedarme más tranquilo, ja.

Miró hacia la puerta. Se llevó la mano a la boca en señal de silencio. Creyó oír a alguien acercarse. Habrán pasado cinco minutos y retomó el habla. —¿Tú que crees de todo esto? ¿Puede que esa carta no sea suya? ¿Que la hayan obligado a escribirla? Y si lo es... y si todo eso es cierto, mi duda máxima de todo este cúmulo de mentiras es: ¿para qué? ¿Para qué encerrarnos? Si cumplimos "órdenes" nos dejan vivir, pero si nadie va a poder salir con vida de aquí, ¿acaso no da igual cumplirlas o no? ¿No deberíamos intentar salir? Si la muerte es segura, ¿cuál es el precio máximo a pagar? No lo entiendo, a mi algo no me cierra. ¿Cuál es el objetivo de su plan? No creo que sea matar por diversión. He pensado que la cabeza de todo esto busca alguna clase de venganza, pero Yvette no parece ser la líder, y eso no sé si sea del todo bueno para nosotros, ¿sabes? Al menos a ella la conocemos, ¿quién más está detrás de esta locura?

Se arrimó a la joven, y la miró detenidamente a los ojos. —¿Puedo confiar en ti? Pareces una persona amable, pero me temo que me recuerdas demasiado a Ophelia y es ahí donde mi miedo se dispara. Lo siento, pero tengo que ser sincero contigo. No tengo otra forma de actuar, menos ahora, que parece que mis defensas están bajando.

Publicado por Brian Downer Mar Ago 09, 2016 4:44 pm

Asintió entendiéndolo, ella se había dado cuenta de que eran cercanos, esa era una de las razones por las cuales ella había terminado de decidir hablar con el chico, ella sentía que de haber estado en el mismo lugar que Brian, que una amistad muy cercana resultara ser o pareciera ser un traidor, ella querría que alguien le contara lo que supiera de la misma, por lo menos para tener toda la información y decidirse en si creer o no, además el que el supiera aquello la ayudaría a pensar si era verdad o si todo era un juego más para terminar de desesperarlos en vez de estar tranquilos para descubrir la realidad.

— Según saco en limpio de la carta sabía todo desde el inicio, entro sabiéndolo, pero… Si quiso ayudarnos ¿No quiere decir que se arrepintió?, tal vez le dijeron otra cosa al entrar y cuando supo de verdad que nos iban a hacer se quiso echar para atrás — Si apelaba a la bondad de la mujer esa era una muy buena razón — Para cuando se quiso salir ya era tarde, o estaba amenazada o algo así, de igual manera ¿No terminaron matándola?, eso a mi parecer le da razón al hecho de que no quería decir nada de frente desde un principio — Estaba asustada por su vida, y si era la única implicada que quería decir la verdad o ayudar a los secuestrados, la mejor opción parecía ser callar y seguir ayudando en lo que se pudiera.

Alzó la mirada viendo al hombre levantarse y mirarla desde lo alto, la ojimarrón decidió quedarse en su lugar, hasta que se cansara de dicha posición claro. — Si te pones a pensar no hemos salido de aquí desde cuando ¿Verano?, la caída de nieve que cerró el paso fue muy conveniente, y ya llevamos meses sin saber nada del exterior, cosa que es normal, pero siempre habíamos logrado salir en los recesos estivales — Eso la tenía mal, si pudiera aunque fuera sacar a Evan del internado, alguna excusa, que su madrastra decidiera llevárselo lejos, pero si no podían salir del edificio no tenían manera de salvarlo. Negó con la cabeza ante su tono irónico, cuando alguna de tus peores teorías se confirmaban uno no sabía si alegrarse o no.

— Por eso quería hablar contigo — Le respondió una vez pasado el momento de silencio, esa era otra de las razones para contarle al bibliotecario todo — No puedo asegurarte que la carta sea suya, aunque sus palabras bien parecían ser de ella, y eso que pocas veces pude hablar con ella — Lastimosamente tampoco conocía su letra — ¡No lo sé! — Respondió quizás un poco brusca, levantándose del suelo y poniéndose a la altura del hombre — Eso me ha estado carcomiendo la cabeza desde que empezó todo, ¿Para qué encerrarnos? ¿Qué quieren con nosotros? ¿Para qué quieren a los estudiantes que se han llevado?, nada de eso me parece algo lógico y eso lo que más miedo me da — Respiró profundo calmándose, no queriendo perder la cabeza en la conversación — Si son lunáticos los que nos tienen encerrados nada de lo que hagan tendrá sentido y todo será mucho más peligroso — Definitivamente debían escapar de allí.

Entendía perfectamente su última pregunta, ella misma tenía miedo, no confiar en nadie ¿Cómo lograban resolver todo si no podían confiar en sus aliados?, no quería parecerse a Ophelia, ella no escondía nada solo buscaba quien la ayudara — Te entiendo, yo estoy pecando de ingenua al contarte todo, ¿Qué me dice que no eras cómplice de Ophelia y estas fingiendo todo?, eran muy unidos, pero no puedo vivir mi vida pensando que todos están metidos en esto y quedarme de brazos cruzados — Sus ojos no se apartaron de los de Brian mientras decía todo esto, quería que le creyera, así como ella creía en la inocencia del ojiazul.

Publicado por Sophia E. Thurkell Sáb Ago 13, 2016 5:33 pm

No quería decirlo, pero no pudo evitarlo. —El arrepentimiento en este caso no sé si vale mucho, Sophia... —miró hacia abajo apretando los labios. Temía estar rompiéndose en dos al pensar lo que estaba pensando y más aún revelarlo en voz alta. ¿En verdad arrepentirse significaría algo? ¿Luego de todo lo que pasó por ello? Muertes de alumnos, de adultos, pérdida de la dignidad, de la fe, de la confianza. ¿Quién sería capaz de perdonar lo imperdonable? Brian, allí se sentía débil aún. Solo los fuertes podrían superarlo. Más si de amigos se trataba.

—Su muerte... vino de la mano de Yvette. No creo que ella reivindicara aquel acto de ninguna manera, es notorio que matar a los ayudantes es solo eso, cuando dejan de importar, cuando su trabajo está hecho. Aunque... —revoleó los ojos, buscando entre sus recuerdos. — ... aunque al final ella quiso que nos fuéramos de allí. No sé por qué no frenó la excursión de ante mano, ¿no sabía lo que ocurriría en ella? ¿Que era imposible escapar? Que es imposible escapar —miró directo a Sophia. Algo en él se movía por dentro. —Fui con ella, tranquilo, caminando a su lado, siempre pensando que era una más de las nuestras. Si solo hubiese... evitado ir. Si ese mapa no hubiese sido.. una trampa.

Apretó el puño muy fuerte. Había caído en una trampa inocente, muy inocente. ¿Cómo podía ser tan creído? ¿Acaso era un peón más de los tejidos de la red de la araña?

—Hay demasiadas preguntas sin respuestas —respondió a todo lo que dijo. —E intuyo que nuestras familias están igual de preocupadas que nosotros. Yo siempre me enviaba cartas con mi hermano, hace semanas que no recibo ninguna, quizá él ni siquiera recibió las que le mandé este último tiempo. Luego dejé de escribirle, ¿para qué? Hay que ser más inteligentes, porque.. ¿Has notado? Ellos —dijo, señalando hacia el pasillo. — están siempre un paso adelante. Es imposible actuar si adivinan todas tus pisadas... a menos que... —observó hacia arriba.

—Es cierto, pueden todos verme como culpable, a veces siento que lo soy —dijo, sin más. —¿No? No pude evitar que muriera, y después de todo yo encontré ese maldito mapa... si tan solo... —confesó. Lo dijo, finalmente. Se sentía culpable de la muerte de Sophia y eso le estaba carcomiendo el espíritu. Necesitaba resolver aquel conflicto rápido o acabaría con su vida.

—Puedes confiar en mi, Sophia. No puedo evitar confiar en ti, aunque la razón me lo impida. Es por lo mismo que aún no creo que Ophelia... sea una asesina, o una estafadora. Hay algo más que no estamos viendo, y tenemos que averiguarlo —apoyó su mano en el hombro de la profesora, pecando quizá de exceso de confianza. —Ahora que tú y yo tenemos más acceso al internado, debemos encontrar alguna grieta en su plan, vamos... que somos dos personas sensataz y capaces, lo sé, se que algo debe de haber, algo que se les haya.. escapado.

Miró de nuevo hacia el techo y añadió: —Pero no aquí, tengo la espantosa sensación que nos espían hace días —se arrimó a su oreja y susurró: —Debemos registrar un cuarto completamente y asegurarnos que no tiene ni micrófonos ni cámaras y allí poder planear nuestro siguiente movimiento —se apartó un poco para mirarla a los ojos y volvió a arrimase. — Si ellos quieren jugar, juguemos.

Publicado por Brian Downer Jue Ago 18, 2016 11:04 am

Se sentía impotente escuchando a Brian hablar, quería darle algún consuelo, pero no tenía palabras para ello, no había conocido lo suficiente a Ophelia como para saber que hubiera podido pensar o como hubiera actuado, además de que si a Brian que si la había conocido lo había engañado tan bien, no sabía si tener ese conocimiento hubiera servido de mucho, no sabía si el ojiazul debió haber confiado en ella, o aceptar que el arrepentimiento de la pelirroja sirvió de algo — Yo creo que si sirvió de algo — Según su opinión, que no sabía si estaba errada o no — Sirvió para que tratara de advertirnos, no pudimos salvar a los que se llevaron, pero ahora sabemos más y eso nos puede ayudar a salvar al resto — El conocimiento es poder, y ahora estaban sobre la pista, no eran simples profesores en un internado a ciegas, pensando que todo estaba bien y era un camino de rosas, ahora sabían o por lo menos en parte, lo que se escondía en las paredes de ese lugar.

— No fue tu culpa y no ganas nada con pensar en los ‘y si’ — Había que moverse, actuar — Usa ese pensamiento para motivarte ahora para que terminemos de descubrir todo, para poder salir de aquí, no me dejare vencer con los brazos cruzados — Así tuviera que terminar muriendo como la profesora pelirroja. Mejor no pensar en eso.

Al nombrar a sus familias solo pudo sonreír con tristeza, estaba más preocupada por los familiares de sus estudiantes, ya que ella tenía a los suyos allí dentro, lo cual no era de lo mejor — Quisiera que mis hermanos no es tuvieran metidos en este problema conmigo — Que fueran inocentes como el resto de los familiares de los habitantes de Dunkelheit — A menos que actuemos de forma inesperada — Terminó por el hombre.

Asintió, de acuerdo con el de que con el acceso que tenían al internado podían investigar más, aprovechar para tratar de ganar, y sobre todo de acuerdo con el hecho de que ningún lugar era seguro y debían buscar uno donde no los lograran vigilar — Juguemos — Respondió en el mismo tono, lo harían, jugarían y ganarían — Comencemos mañana, nos comunicaremos por el mismo medio para vernos y comenzar. Saldré primero y espera unos minutos para salir luego tú — Le habló también al oído, mirando luego a su alrededor, para luego abrir la puerta del baño — Nos vemos mañana — Se despidió y salió con cuidado de mirar a su alrededor, camino a su habitación.

Publicado por Sophia E. Thurkell Vie Ago 19, 2016 1:45 pm

Publicado por Contenido patrocinado