Thought that the worlds was ours

Cuando pierdes a alguien es que te das cuenta lo tanto que te importan. La amistad, como ya saben, es algo muy valioso para nuestro pequeño y le molesta no haberla aprovechado al máximo. Ahora está solo, sin nadie al que poder apoyarse. Callie y Cassie se han ido, esas chicas que veían muchas virtudes en Isak. Carol ya no está con él y en su mente se pregunta lo que pudieron haber sido si no hubiera tenido miedo. Gru sigue con él pero la verguenza de haberle culpado sigue rondando su cabeza. El último es Nate, tiene muchas preguntas que hacerle pero debe dejarle espacio para que aclare su mente.

El moreno le pide al profesor que le deje el aula de carpintería para él. Algo debe hacer por la gente que han perdido, no se puede quedar ahí parado. Saca los materiales necesarios del aula y se pone a trabajar. Sus amigos deben ser recordados, y qué mejor forma que unas lápidas. Es trágico y significa aceptar la realidad que han fallecido pero es mejor aceptarlo a vivir una vida falsa.

Haciendo la guía del dibujo un recuerdo de Callie viene a su mente. La chica siempre quería que todas las medidas estén perfectas, ningún error era pasable. Quiere que Callie esté orgullosa de él incluso aunque ya no esté con ellos, al menos eso se merece. Lo único es que si hace lápidas para las mellizas y Carol, debe hacerlo para todos y eso le tomará tiempo si está solo.

Publicado por Isak T. Bruhn Mar Ago 16, 2016 3:25 pm

¿Cuánto tiempo llevaba mirando aquella pared? No tenía idea. Era más tiempo del que hubiera deseado, pero no podía dejar de mirar aquella pared. Las palabras de Cassie en aquella carta aún resonaban en mi mente, como si considerara la opción de hacerle caso. Quizá debería, ella estaba… no podía pensarlo, no después de leer que estaba viva. Tarde. Había sido muy tarde, demasiado tarde. No había podido hacer nada. Nada. Nada de nada. No había podido ayudar. Si tan solo hubiera ido a la habitación de Callie antes, si tan solo hubiera encontrado esa nota antes de que… antes, solo antes. Quizá, solo quizá hubiera podido hacer nada. Las palabras de Pratchett resonaron en mi mente, no se puede hacer nada con buenas intenciones, hay que saber algo más, pero ya era tarde. Era demasiado tarde, demasiado tarde para aprender, demasiado tarde para buscar, demasiado tarde para albergar esperanzas de que las cosas puedan ser diferentes.

Me levanté y fui al baño a lavarme la cara, ni me gaste en mirar mi reflejo en el espejo, no quería ver cómo me veía, solo quería un amigo, un amigo que entendiera por lo que estaba pasando, un amigo que me hiciera olvidar que las cosas estaban tan mal como estaban. Golpeé varias veces la puerta del cuarto de Isak, pero nadie respondió. Lo llamé, pero tampoco respondió. Retrocedí un paso preguntándome si aún seguiría enojado conmigo, pero el profesor de carpintería pasó y me informó que le había pedido la llave. Agradecí con una mueca que deseaba ser una sonrisa, pero que quedaba chica. Recorrí el camino hasta aquel salón preguntándome que haría el chico allí, pero al entrar descubrí la respuesta. Fue como un golpe en el pecho.

—Déjame ayudarte —le pedí mientras comenzaba a buscar algunas de las cosas que eran necesarias. No era muy bueno en carpintería, no cuidaba los detalles ni hacía antes los planos, casi todo lo calculaba a ojo, pero le podía ayudar a cortar, a pulir. No gaste energías en saber cómo estaba, ya lo veía en su rostro, él tampoco debería hacer lo mismo, me movía como un fantasma en aquella sala intentando poner toda la energía para que el ambiente no sea tan depresivo. No lo lograba, no era suficiente. Tomé una madera para empezar a cortar, había liberado otra mesa para que ambos trabajaran más tranquilos, pero no pude cortar. No pude hacerlo, y se lo hice saber—: Lo siento, no puedo hacer esto… no puedo… no puedo hacer esto… no puedo…

No sé cuántas veces repetí esas frases hasta dar contra una pared, mirando aquella mirada como si no hiciera más que recordarme las fotografías, el horror y el dolor. Era un cuchillo filoso que se enterraba en mi pecho. Me dejé caer pegado a la pared, con las manos en la cabeza—. Es mi culpa. Es mi culpa. Yo dejé que esto pasará —comencé a decir en sollozos que tanto había intentado controlar, en vano, porque ya no podía hacer nada más—. Es mi culpa.

Publicado por Brennan F. Grunwald Vie Ago 19, 2016 1:12 pm

Tras terminar los planos, Isak los deja a un lado y toma de una de las estanterías un gran trozo de madera y una sierra para empezar a cortar. La presencia de Gru pasa inadvertida a sus sentidos hasta que habla—. Oh. —su cabeza se gira en ese mismo instante, su mente intentando conectar los puntos para entender la razón por la que su amigo está junto a él. ¿Todavía no recuerda como le acusó y dejó su habitación? Isak traicionó su confianza, pero aún así Gru vuelve a él como si nada hubiera pasado.

Intentando ignorar que su amigo de alguna forma le ha perdonado, Isak pasa la sierra por un lado de la tabla de madera, cortándola en la medida necesaria. No se le da muy bien pintar pero hará lo mejor para que se vea bien. Todos merecen recordar a sus amigos como muy buenas personas y ese recuerdo no puede ser manchado por nada, Isak no dejará que eso pase, no mientras siga vivo.

Y entonces, su mejor amigo se rompe en pedazos, no pudiendo mantener el acto. El ceño del moreno se frunce mientras deja todo sobre la mesa y se gira para ver qué está pasando. Dentro de él siente una mezcla de ira con tristeza. Le enfada que no le haya importado lo mal que se comportó días atrás y le pone triste no poder decir dos míseras palabras: lo siento. Posa su mano derecha sobre el hombro de su amigo y empieza a susurrarle que todo va a estar bien. La situación es algo irónica teniendo en cuenta que meses atrás, incluso un año atrás, Gru estaba en la posición actual de Isak—. No es culpa tuya, Gru. Es culpa de los que han causado todo esto, no nuestra. —y mira que antes le culpó, pero sabe que eso sí es verdad. Es culpa de todos por aceptar la maldita carta y venir al internado.

Publicado por Isak T. Bruhn Vie Ago 19, 2016 6:25 pm

Me había esforzado en lograr mantenerme en una pieza, en estar entero, en esperar a que estuviera solo para que las solitarias lágrimas cayeran, pero no había podido soportarlo más. Era tanta la tristeza que me devoraba y la culpa que me consumía. Quería creer que era una broma, quería creer que aún estaban vivas, pero, ¿qué tenía? Una carta de Cass que indicaba que había logrado salir, pero sin saber cuándo, cómo o dónde estaban. Podía ser muy tarde, tan tarde que había llegado después de la noticia de su muerte. Pidió ayuda y nadie la había escuchado. Cassie odiaba sentirse ignorada. Me gustaría saber que al menos Callie leyó la carta para poder decir que alguien la había escuchado antes de que sea tarde, pero no, posiblemente había arriesgado su vida para dejar una nota para que la leyeran luego de que anunciaran su muerte. Debí haber revisado el cuarto antes, debí haber hecho eso antes. Era mi culpa, era una frase que mecánicamente se repetía en mi mente una vez tras otra.

—Si lo es. Yo… podría haber hecho más, podría haber intentado encontrarlas con más fuerza… yo… yo… —respondí entre los sollozos que cerraban mi garganta y me impedían hablar. Estaban muertas. Las habían perdido. No… no las volveríamos a ver, no podríamos ver su sonrisa o escuchar su risa, ver sus ojos brillando de alegría cuando estaban emocionados, no volveríamos a verlas caminar de un lado a otro cuando estaban nerviosas, ni nadie nos gritaría en el campo de lacrosse, nunca lograrían cumplir sus sueños o enmendar sus errores porque sus vidas habían terminado. Había llegado el punto final de su vida, y no habían vivido lo que merecían vivir. La sola idea me puso peor—. Se han ido… se han ido. Ya no…

No pude terminar la oración, apenas podía tomarme unos segundos para intentar respirar con calma. Isak era el único que podía entender por qué eso era mi culpa, lo era, era el responsable. Busqué el apoyo en él, aunque deseaba que alguien me golpeara porque lo merecía después de lo que había hecho.

Publicado por Brennan F. Grunwald Dom Ago 28, 2016 5:47 pm

Ver a Gru así parte el corazón del moreno en millones de pedazo. Sabe como su amigo se siente, en su interior él está igual. Lo que no sabe es cómo ayudarle. Si él no puede mantenerse tranquilo sin romper a llorar cada cierto tiempo, ¿cómo va a evitar que Gru lo haga? Lo único que puede hacer es seguir a su lado y dejar que se desahogue con él. No importa si le pega o le grita, debe ser fuerte con su amigo como él lo fue antes. Un favor por otro. La otra vez se lo dijo: juntos son más fuertes.

Lo que sí le molesta, y no puede aceptar, es que siga culpándose por todo lo que ha ocurrido. Lo dirá una y otra vez hasta que su mente lo entienda: no es su culpa que se hayan llevado a las personas que tanto les importa. No es su culpa que ya no sigan con ellos, que hayan pasado por el velo de la muerte—. Gru, mírame. Por favor, mírame. —sus palabras parecen entrar por un oído y salir por el otro, porque su amigo no reacciona. Sus dedos, temblando, pasan por su cabello hasta llegar a la nuca de su amigo. Un poco de presión obliga a que Gru levante la cabeza, pero no por mucho tiempo. Sus dedos se separan de él; no quiere obligarle, sino que venga de su parte.

No es tu culpa, no lo es, por favor. —su voz se agita, agarrando las manos de Gru para que los dos se mantengan estables. Debe hacer algo por su amigo, no puede perderlo, no de esta manera. Ver que sigue sollozando y culpándose mata por dentro al moreno. Sí, no es la primera vez que lo digo, pero deben entender que si Gru sufre, Isak también. Dos caras de una misma moneda.

Gru. —este llamado no es el mismo que el anterior, no. Su voz va cargada con energía, con ganas de calmar a su amigo. Una singular lágrima empieza a caer por su mejilla, sus ojos esperando para explotar de una vez por todas.

No puede perderlo. No hoy. No ahora. No de esta manera.

Publicado por Isak T. Bruhn Dom Ago 28, 2016 10:00 pm

Por un tiempo había creído que perder a mi hermano era lo peor que me podía pasar. Luego cuando me fui de casa, volando a un nuevo continente, a una nueva aventura, dejar a mi familia fue mi nuevo máximo, creí que nada podía ser peor que eso. Y por un tiempo nada lo fue. Aún sentía la muerte de mi hermano, más lejos de mi familia. Y luego olvide, olvide lo que se sentía la devastación, estar aplastado por el peso de la tristeza y la miseria de saber que lo podría haber hecho mejor, que las últimas palabras dichas podrían haber sido otras, que podría haber recordado mejor lo momentos juntos.

Cuando Cassie desapareció, se marcó un nuevo récord. Nada podía ser peor que eso, ser el responsable de esa perdida, pero aún sentía que podía luchar, que había esperanzas de volver a encontrarla. Luego desaparecieron Carol y Callie, y ese fue un récord, en menos de seis meses había pensado dos veces que nada podía ser peor que eso. A ninguna de las dos jóvenes las amaba de la forma que amaba a Cassie, pero me sentía responsable de su desaparición dado que había estado ahí, había sido la culpa quien había marcado el récord de hacerme sentir desdichado. Y finalmente, en menos de un mes, el mundo se había caído a mis pies. Era como si la tierra no fuera lo suficientemente sólida, el aire no contuviera suficiente oxígeno. No podía con eso.

Más de una vez había escuchado que un día se miraría hacia el pasado y se verían los problemas que en su momento parecían imposibles de resolver, como cosas fácil, algo sencillo. Que nos reiríamos de las crisis que teníamos cuando éramos jóvenes. Me hubiera gustado que sería así, que un día eso sería gracioso, pero no podía creerlo, porque esa era una nueva crisis, ese era yo, tratando de luchar, de alguna manera, para alejar toda la infelicidad que me rodeaba. Apenas podía escuchar a Isak, las palabras que decía.

—Si lo es. Estuve ahí y no hice nada. No hice nada. Estuve ahí —le trato de explicar de una forma fluida, pero las palabras quedaba atoradas. La presión en el pecho apenas me dejaba respirar y cada vez que una nueva bocanada de aire parecía ingresar, las imágenes de las chicas muertas regresaban a mi mente. Estaban muertas, y si no lo estaban habría sido mejor que lo estén porque no se veían bien y me sentía responsable porque había estado ahí todas las veces, cada vez que tomaron a alguna, había estado ahí y por alguna razón yo seguía entre las otras personas y ellas no. Como me gustaría que fuera al revés, nosotros los que estábamos atrapados, ellas las que conseguían liberarse, pero no era así. Eso sería un milagro.

Mis uñas arañan el cuero cabelludo cuando paso las manos por mi cabeza. No lo podía creer. No podía ser así. No podía terminar así. No había podido hacer nada para ayudar. Nada.

Publicado por Brennan F. Grunwald Mar Ago 30, 2016 1:08 am

Tristeza no es lo único que inunda el interior de Isak cuando ve así a su amigo, la ira también está ahí. Gru siempre ha peleado por ellos para mantener su amistad, e Isak ha estado en las bandas mirando como su amigo hace todo. Sabe que este es el momento de pagarle todo lo que debe, pero sus palabras no parecen llegar a su amigo. Gru parece alejar todo menos lo negativo, algo en lo que Isak es un experto. Aunque está intentando dejar ese chico atrás.

La ira que existe en el interior de Isak es porque no puede ver a su hermano así. Los dos deben ser fuertes por las pérdidas, los dos deben ayudarse el uno a otro. Trabajo en equipo. ¿Pero cómo van a hacer algo si uno de ellos no quiere? El moreno usa el dorso de su mano para quitarse la lágrima de la cara—. Me vas a hacer llorar, idiota. —le dice, soltando una risa que parece más un sollozo, pero bueno. Isak no es conocido por ser del todo normal, así que eso no sorprende mucho.

Es ahí que algo se enciende en la mente del moreno y sin pensarlo, agarra la mano de Gru y tira de él. Es algo brusco su movimiento, pero se le ha ocurrido una forma de intentar ayudarle y a la vez sacarle del sufrimiento—. ¿Recuerdas? —sus manos toman tres palos de lacrosse diferente, cada uno perteneciente a una persona y con sus iniciales inscritas en la parte inferior. Algo tan simple como eso guarda muchos recuerdos—. Nuestro primer trabajo de carpintería juntos. —y ahí se refiere también a Callie, que en paz descanse.

No se equivoquen, eso no es todo—. Callie no dejó de gritarnos cada vez que no trabajabamos, y por ella sacamos buena nota. —desde el primer día la castaña se convirtió en su líder—. Se habrá ido, pero ha dejado su huella en el internado. Por todos lados. —los palos de lacrosse son solo el comienzo y, las lápidas, el final—. En nosotros. —ahí vuelve a agarrar la mano de su amigo, esperando que esta vez sí le mire a los ojos. Individualmente, su amiga les ha ayudado a convertirse en mejores personas.

Cassie y Carol también. Aquí. —usa su otra mano para posarla sobre donde está el corazón de su amigo, y luego sobre el suyo propio. Cada una de las personas que han perdido les ha marcado de una u otra forma. Por eso deben ser recordadas, es la única forma que no terminen en el olvido.

Publicado por Isak T. Bruhn Sáb Sep 03, 2016 5:36 pm

¿Cómo sería ese momento de estar a en su casa, en su hogar? Lo pensé por un momento, me vi rodeado de las paredes verdes manzana de la cocina, los muebles de algarrobo, los cuadros que colgaban de cada espacio de pared libre. Siempre que tenía un problema era el lugar donde buscaba a mi padre, contrario a lo que podían pensar, era él quien se encargaba de las comidas. Mi madre solía estar cerca, ayudando y tarareando canciones. Aria, por otro lado, estaría sentada en una de las banquetas con la mirada en un libro mientras completaba los deberes. Hubiera ido allí desde el primer momento, a preguntar qué hacer, qué sería correcto. Posiblemente mi madre me hubiera alentado a que, hiciera lo que hiciera, fuera lo que pensara que fuera correcto. Mi padre me hubiera dicho que sea la decisión que tomara, no me arrepintiera de ella. Aria solo me hubiera abrazado y hubiera dicho que estaría a mi lado.

Había posibilidades de que nada de eso hubiera ocurrido, de hecho, no era capaz de ocurrir, porque no podía ir a las cocinas de mi casa y pedir ayuda a las personas que siempre me brindarían su apoyo incondicional, incluso después de la muerte de Vinie. Ellos no estaban conmigo, pero Isak si lo estaba y me estaba recordando que no toda mi familia estaba lejos de mí. Traté de concentrarme en lo que decía.

Por un momento deje que mis pensamientos regresaran a aquel día. Callie estaba allí, con su cabello recogido y las gafas protectoras, lista para comenzar a trabajar; Isak y yo, listos para buscar una manera de saltear la clase, de no hacer nada. Ella no nos dejó, el profesor podía quitarnos los ojos de encima, pero ella no lo hacía. Gracias a su insistencia habíamos terminado antes incluso. Tomé uno de los palos de lacrosse, era el que me pertenecía. No sabía de quién había sido la idea, pero recordaba haber odiado aquella idea mientras hacíamos la parte de la red. Nos había costado bastante, pero lo habíamos logrado, ningún otro trabajo libre se había comparado a ese.

Deje que Isak me guiara nuevamente. Yo solo… no quería creerlo y me veía obligado a eso.

—Desearía haber sido capaz de ayudarlas —termine por susurrar, rendido ante la idea de que hubiera alguna posibilidad de que estuvieran vivas. Era lo que más hubiera deseado. Haber sido capaz de ayudarlas, de haber hecho algo, de haberles indicado que nunca las habían dejado de buscar, que estaban haciendo todo lo posible por ello. Ahora era tarde, ahora era tarde—. No puedo creer que estén…

No fui capaz de terminar aquella frase, solo negué y limpié las lágrimas de mis mejillas. Sacudí la cabeza, y en un impulso busque un abrazo en aquella persona era como un hermano para mí. Era una manera de decir gracias, no podía prometer que estaría bien, pero si continuaba de esa manera solo iría para abajo y no, no sabía que era mejor, pero al menos sabía que tenía que quedarme cerca de Is— ¿Qué tienes pensado hacer?.

Publicado por Brennan F. Grunwald Lun Sep 12, 2016 2:13 am

Con todos los sucesos que se han dado en el internado, Isak se pone en pensar una vez más cómo su vida sería si no hubiera entrado a Dunkelheit. No es la primera vez que lo hace, tampoco será la última, pero esta es diferente. Tantas veces ha imaginado sufrimiento por no tener amigos, incluso ha soñado estar en un trabajo que le aborrece. Todo ha sido negativo, todo ha sido por culpa de su abuela; sin embargo, esta vez es diferente. Que personas cercanas a él hayan muerto le ha hecho darle más valor a la vida, de hacer cosas de las que no arrepentirse. Y, aunque no le guste, debe apreciar a su abuela. Puede ser una mala persona hacia él por culpa de su madre, pero es su abuela y debe amarla. Cuando pase al otro lado, se arrepentirá de no haber pasado más tiempo con ella. Trust me, I know what I'm talking about.

Por esa misma razón es que Isak tiene que arreglar las cosas con Gru. Si el chico, o Isak mismo, termina yéndose, no quiere que la última vez que se hayan visto hayan terminado en malos términos. Ya le ha pasado con Carol, y no repetirá el mismo error dos veces. Y es también por eso que quiere enseñarle a Gru que puede que las hayan perdido, pero cada momento que han tenido juntos siguen con ellos. No debe olvidar eso, porque sino olvidará la esencia de la vida. Hay que vivir sin arrepentimientos. Porque, cuando llegue el momento, querrás hacer mil y un cosas y no podrás.

Y yo. Y yo. —su voz empieza a perder fuerza, por lo que cuesta repetir esas dos palabras sin soltar unas cuantas lagrimas y tomar una bocanada de aire—. Ay, cómo las extrañamos chicas. No saben cuánto. —agrega en su mente. La vida es muy dolorosa, por eso es que siempre se debe tener a alguien a tu lado para ayudarte en esos momentos difíciles. Si Isak estuviera solo, sería capaz de quedarse todo un año encerrado en un cuarto—. Pero debemos recordarlas con una sonrisa, ¿ok? Eso es lo que querrían. —apretar la mano de Gru aún más fuerte, haciendo todo lo posible para no convertirse en una fuente de lágrimas. Sus comisuras se anchan intentando que salga una sonrisa de consuelo, aunque lo que sale no está ni a mitad de camino. No es mi momento de llorar, no es mi momento de llorar, no es mi momento de llorar.

Deja que Gru le de el abrazo, apoyando su mentón sobre el hombro de su hermano. Cuanto extrañaba tenerlo tan cerca, tenerlo a su lado—. Lo siento. —le susurra en el oído, a sabiendas que palabras no son suficientes para que su amigo le perdone por haberlo acusado de mentiroso. Más miente y oculta Isak—. Unas lápidas para cada uno. Hay espacio en el cementerio. —sabe lo que significarán las lápidas cuando las pongan allá, pero es un trabajo que deben hacer. Los dos, juntos.

Publicado por Isak T. Bruhn Mar Sep 13, 2016 11:02 am

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