a rose like you

¿Cuánto había esperado hasta pasar el fin de semana? Había contado los minutos y los segundos de las cuarenta y ocho horas que tenía. Y aun así pensaba que había horas de más en él. El resultado de esto es que no había terminado de hacer ninguno de los deberes impuestos. Y eso que había tenido el libro de química abierto por las actividades que tenía que hacer, pero su mente había estado ocupada todo el tiempo con una cosa más importante: Ophelia E. Westerberg, su profesora.

Sabía perfectamente el rol en el que se encontraba. Era tan sólo un crío para ella, aunque Austin daba por sentado que pocos años les separaban. Desde que había entrado en el internado su figura había sido un regalo divino para Austin, y cuando estaba en sus clases su voz le embriagaba como un buen químico.

Por primera vez en mucho tiempo estaba en el laboratorio antes de que sonase la alarma de entrada. Tenía algo que hacer antes de que las miradas de los demás alumnos estuviesen en él. No había nadie en el aula y la puerta estaba abierta. Entró y se miró la mano, donde tenía dos flores distintas que había recolectado de su clase de jardinería. Esperaba que le gustase. Dejó en el escritorio una de ellas y la otra la guardó en su mesa bajo algunos libros, tenía  una mejor meta.

Cuando comenzaron a entrar sus compañeros no repararon en la flor. Hasta que entró ella. Ella y su figura que eclipsaba la luz de la ventana. Brillaba incluso más que el sol. Hacía que un ambiente cálido se estableciese en el frío laboratorio. Y sus ojos… - Buenos días señorita Ophelia. - se adelantó. Seguido por toda la clase al unísono. Le gustaba química, sobre todo la que sentía cuando la veía.

Publicado por Invitado Dom Nov 08, 2015 7:20 pm

Los músculos agarrotados de mi cuerpo se quejaron cuando la alarma sonó, indicando que era hora de levantarse. Ya estaba vieja, eso era lo único que era capaz de pensar, mientras me ponía de pie.  La noche anterior no había podido dormir, los rayos, los truenos y la tormenta me lo habían impedido hasta altas horas de la madrugada, cuando lo hice, paso un suspiro y ya estaba la alarma sonando. Luego de vestirme fui directo a las cocinas, tomando una taza de café, al cual le puse varias cucharadas de azúcar, antes de comenzar a beber. Preparé una tostada con dulce, y cuando acabé fui por las cosas que veríamos en esa clase.

Último año era uno de mis favoritos, no solo porque las cosas que se veían eran mas interesantes y se visualizaban mejor en la realidad, sino porque tenían las practicas mas interesantes. Reuní todo los materiales, y pase por el armario de química para poder completar las cosas que necesitarían para realizar esa práctica que la acabarían al día siguiente.

Termine entrando a la clase, pocos minutos después de que sonara el timbre y con pasos apurados, en mis manos llevaba la caja con los químicos. Ni bien entre, me dirigí al escritorio para poder dejarla sobre el mismo, intentando que nada cayera y se perdiera. —Buenos días— Ya libre, saludo son una sonrisa en mis labios, para luego darme cuenta de la flor que estaba sobre la mesa. Mis dedos la tomaron con curiosidad, para hacerla girar observando todos sus rasgos con plenitud. Una palabra, hermosa. —Gracias— Fue un susurro mientras observaba a todo el alumnado, preguntando quien habría sido el responsable.

Volví a dejar la flor sobre la mesa, para escribir en la pizarra, ocultando mis mejillas encendidas. —Espero que todos hayan leído la practica que tocaba para el día de hoy, en caso de no haberlo hecho, tienen tiempo— Comencé a decir en un tono mas alto, y deje libre el pizarrón para que los alumnos pudieran leer "Cristalización del sulfato de Cobre (II)". —Los químicos los tienen aquí en mi mesa, y que no salgan de la misma, buscan lo que necesitan y dejan los frascos aquí, estaré controlando. Ya pueden empezar— Y por las dudas comencé a copiar los pasos que tenían que hace ese día, para quienes hayan olvidado algo.

Publicado por Ophelia E. Westerberg Lun Nov 09, 2015 3:55 pm

Había leído sus labios esperando que sonriese. Y había podido escuchar un “gracias” en su mente. No supo en ese momento si se ruborizó pero nervioso, se movió un poco en su silla. Ojalá la hubiese sostenido más en sus manos, pensó. Ahora ya volvía a la dura realidad: aquella clase de química que no había preparado. Se tocó el pelo cuando supuso que le pondría mala nota, intentaría que no fuese así. Ophelia siempre daba una oportunidad ciega a todos los que eran como él de irresponsables. Cogió su cuaderno de clase y comenzó a anotar todo lo que escribía en el pizarrón.

Su compañero de mesa le pegó un empujón que casi lo tira de la silla. Ya tenía varios de los químicos que necesitarían para aquella práctica pero no podía cargar con más. Con un gesto de cabeza y con mala cara le indicó que se moviese y cogiese más. Se frotó las manos y caminó hasta la mesa, advirtiendo la espalda de Ophelia. Cuando la tenía tan cerca podía oler su perfume, y le encantaba. Intentó mover los químicos pero realmente no sabía cuales coger. Miró hacia atrás y su compañero le indicó cuáles. Suspiró. Menos mal que Ophelia no advertía su faceta torpe, quedaría como un tonto.

- Señorita Ophelia, gracias por... - por tu bonita sonrisa, por tu dulce voz - por darnos tiempo para realizar la práctica.– estaba claro: Él era uno de ellos, sino el único.

Se encontraba tan nervioso que cogió finalmente los dos primeros químicos que se le ocurrió y se dio rápidamente la vuelta con tan mala suerte que todos cayeron al suelo con un gran estruendo. Se mezclaron y comenzaron a reaccionar, siendo inservibles. Austin sonrió avergonzado y elevó las cejas.

- Creo que ya he hecho mi práctica.

Publicado por Invitado Mar Nov 10, 2015 4:06 pm

Me tomé mi tiempo para escribir los pasos, frenando cada tanto para hacer girar el fibrón en mis manos antes de continuar. Al acabar, subí la pizarra para escribir las reacciones que se deberían formar en cada uno de los pasos y los resultados de los mismos. Intentaba no mirar para atrás, ya tendría tiempo para pasarme por las mesas observando las tareas y respondiendo dudas, y que yo haya hecho esa practica mas de veinte veces, no significaba que ellos también, les tenía que dar tiempo.

—¿Si?— Pregunté al escuchar que me llamaban, y al girar me encontré con Austin, le sonreí ante el cumplido. —La química es más divertida cuando se ve para que sirve— Respondí ante el cumplido, dado que era mi trabajo, y la parte mas entretenida de todas, además de que tenía buenos resultados. A muchos estudiantes les divertía ponerse los blancos delantales, las gafas protectoras y los guantes celestes para trabajar con químicos. De igual manera no pudo evitar observar aquellos gestos que delataban nervios en el alumno, y eché una ojeada a lo que estaba tomando. Comencé a hacer un gesto para decir que esos no eran los que necesitaba, cuando observe que los productos caían al piso. El sonido llegó poco después. No pude evitar hacer una mueca, pero trate de contenerla cuando observe al chico. —No pasa nada— Susurre con calma antes de dirigirme a la clase.

—Muy bien todos, la practica se cancela por hoy, la realizaremos la próxima. Salgan del laboratorio con calma— Podía ser que sea una reacción exagerada de mi parte, pero como no estaba segura cuál era el segundo producto que había tomado, no sabía bien como podía reaccionar, y siempre era mejor prevenir que curar. Además de que los directivos me habían advertido que podía hacer lo que quisiera, siempre y cuando se garantizara la seguridad de los estudiantes, algunos de los cuales ya salían corriendo como si el hecho de estar en aquel lugar los fuera a matar.

Me agache tras el escritorio para tomar un barbijo, guantes y una bolsa descartable, y di la vuelta para poder sacar la mezcla del suelo.

Publicado por Ophelia E. Westerberg Vie Nov 13, 2015 1:15 am

Mierda, mierda, mierda. La había liado. Sería el hazmereír de la clase durante un par de semanas, se lo estarían recordando hasta llegar a ser cansinos. Suspiró y cerró los ojos con fuerza cuando la profesora indicó que toda la clase saliese por si hubiese algún peligro. Cuando los abrió no había nadie y él seguía dándole la espalda a Ophelia, con temor a moverse. No tenía miedo porque los químicos le rozaran la piel, le quemaran la ropa o le hiciesen cualquier daño. Temía ver los ojos de decepción de ella. Infló las mejillas y se dio media vuelta.

- Señorita Ophelia… - dijo pero al verla dispuesta a recoger su estropicio se adelantó, rozándole los brazos a modo de negativa – No hace falta que lo haga. Yo lo puedo hacer por ti… - el tacto con ella y la visión que tenía de su bello rostro le hizo titubear y perder el “usted” en sus palabras… Apretó los labios rápidamente, sabiendo su error y se dirigió a por unos guantes y una bolsa desechable. Lo hizo rápidamente, ya estaba expuesto a los vapores así que le dio un poco igual acabar en la enfermería aquella tarde. Sería por estar a solas con ella y no por los químicos. “A solas” Retumbó en su cabeza. No, no podía pensar eso ahora. Metía los restos torpemente en la bolsa mientras estaba agachado. – Ophelia… Señorita Ophelia – rectificó - ¿Le gustó la flor? - ¿Realmente se podía delatar así? No sabía si estaba preparado. Pero era su último año, ¿qué podía perder? – Realmente no sé cuál es su flor favorita. Por eso voy cambiando la especie en cada ocasión. – Sonrió sin miradla, su tono de piel seguramente habría dejado el pálido atrás para ser rosado.

Pero por un momento la inseguridad le asaltó y continuó recogiendo. Estaba mal, era su alumno, lo sabía. Y no quería que lo echasen de allí. Pero Ophelia era otro mundo, un mundo al que quería pertenecer de por vida. - ¿Sabe? Hay cosas que no logro a entender, tampoco muestran resistencia para saberlas pero yo carezco de interés. Pero cuando la veo a usted – el usted volvió a su boca como síntoma de estabilidad emocional, a medias – intento entenderla. Saber cómo es realmente. Es muy buena profesora pero me gustaría conocerla de persona a persona. Quizás, en un mundo alterno donde no existiese… - comenzó a estornudar. Genial, había quedado como retrasado, momentos antes, y ahora quedaba cómo… Volvió a estornudar. Quizás sí que le estaban pasando factura los químicos. Estornudó de nuevo, se tapó la nariz con el guante. Mala idea. Volvió a estornudar.

Publicado por Invitado Lun Nov 16, 2015 11:16 pm

La torpeza era algo que había cargado por muchos años. Las burlas en el instituto nunca se habían hecho tardar, se contenían, solo porque mi hermano había ganado mas derecho que muchos y los callaba. Las bromas, las burlas y todo lo demás era frenado con una mirada de mi gemelo. Tras la muerte del mismo, las burlas se intensificaron y mi propia torpeza, también, como si dependieran de la otra. Al entrar a la universidad, las practicas en los laboratorios reclamaban paciencia, algo que poseía, pero también necesitaban calma, mantenerse sereno. Había roto muchas cosas a lo largo de esos años, eso no quería decir saber menos o saber mas, simplemente era vivir.

Alzo mis ojos verdes a Austin, que ye se estaba preparando para recoger las cosas en mi nombre. Sonrió con dulzura, pero la sonrisa queda oculta tras el barbijo. —No te sientas mal, los frascos que permanecen brillantes, limpios e intactos son aquellos que no se usan— Comento, y mi voz suena apagada por el barbijo nuevamente, puedo sentir mi aliento y como los bordes rozan mi piel haciendo cosquillas. —Lo más probable es que este exagerando, pero si te hace sentir mejor ayudar, adelante, no te lo negaré— Vuelvo a sonreír, y hago un gesto con la mano al suelo, a mi siempre me había ayudado limpiar tras cometer un error, y en mis primeros años había sido con mucha mas frecuencia de lo que me hubiera gustado aceptar. —Recoge los vidrios— Índico antes de ir por unos trapos para que absorban los líquidos que se esparcían en el suelo.

Siento el calor al escuchar sus palabras, un calor que sube a mis mejillas con un suave hormigueo, sube hasta mis orejas e incluso siento el calor en mi frente. Agradezco por un momento llevar el barbijo, para que no observe mi titubear, abriendo y cerrando la boca, mientras pensaba en que palabras decir. Humedezco mis labios antes de hablar. —Gracias Austin, dices cosas muy bonitas, y la flor también era hermosa, pero ...— Comienzo a decir, lanzando una mirada fugaz a la puerta por puro reflejo. Muevo el trapo en mi mano para frenar el avance del liquido por uno de los lados, y absorbo todo lo que puedo en el antes de tirarlo en la bolsa. Su estornudo me hace levantar la vista alarmada, olvidando momentáneamente que iba a decir después de eso. —Por Dios, que torpeza de mi parte— Maldigo, dejando todo en el piso y al tiempo que me pongo de pie me saco uno de los guantes. —Ven— Paso rápido la mano libre por el codo del estudiante y lo empujo hasta el banco mas cerca de la ventana, la cual abro cuando esta cerca. —Será mejor que respires un poco de aire puro, olvide darte un barbijo si ibas a estar tan cerca, ¿Te sientes bien?— Pregunto con la preocupación reflejada en mis ojos. ¿Cómo no me había dado cuenta de eso? ¿Cómo lo había permitido? Tenía que respirar, tenía que mostrarme tranquila a los estudiantes, y eso era lo mejor que me podía decir, mientras esperaba una respuesta.

Publicado por Ophelia E. Westerberg Sáb Nov 21, 2015 7:28 pm

Su rostro se había vuelto más rosado, más bonito. Y él lo había echado todo a perder con esos estornudos inoportunos. ¿Y ahora qué? Desde luego él no quería dejar así la conversación pero ahora estaba totalmente avergonzado, no le iban a salir las palabras. Comenzó a aspirar el aire puro a través de la ventana, su nariz hormigueaba pero apenas estornudaba ya. – Perdóneme… Fue mi culpa, debí tomar precauciones – Esta frase le sacó una sonrisa ajena al tema, pero contempló el rostro preocupado de la profesora y rápidamente cambió el gesto – De verdad, lo siento. No ha podido dar clase por mi culpa, disfruta dando clase y hoy la he jorobado. – bajó la cabeza y admiró el exterior del edificio. – Perdóneme también por involucrarme en lo que no debo. Usted tiene su propia vida, y aunque no haya salido de su boca, sé que yo también tengo una. No hace falta que hable… - la miró lleno de dudas, miedo, desilusión – Pero hay veces que sueño que todo se vuelve real y puedo disfrutar de las personas… como usted. Que brillan por sí solas… Que huelen como un jardín en primavera. – la última frase la dijo similar a un susurro. Realmente no quería que le escuchase decir aquellas barbaridades. Pero eran todas ciertas. Cuando estaba en las clases de Jardinería, siempre intentaba levantar el cuello sobre las flores y contemplar a través de los cristales.

Cerró los ojos y aspiró el aire. Y fue directamente al escritorio de la profesora, cogiendo un barbijo. – Voy a terminar esto. ¿Me ayuda?  – dijo con su boca detrás del objeto. Estaba tan avergonzado que se concienció en limpiar todo antes de que incluso la profesora alcanzase el lugar a pocos metros.

OFF:

Publicado por Invitado Jue Dic 03, 2015 3:41 pm

Espero, demasiado ansiosa mientras el joven toma aire pegado a la ventana, pero demasiado nerviosa para moverme de un lado a otro. Los estornudos van desapareciendo gradualmente y me llevo la mano a la cruz de Dierk mirando al joven con preocupación y miedo. Cuando vuelve a hablar parecía encontrarse mejor, respire aliviada, y se sintió como si volviera a respirar después de todo un día. Las palabras de Austin se atropellaban mientras se disculpaba por una cosa o por otra. Pose una mano en su hombro para que se calmara. —No es necesario que te disculpes, todos cometemos errores, no es eso lo que nos define, es cómo actuamos tras ello. De verdad no pasa nada, fue culpa mía no haber notado en eso— Egoísta al protegerme a mi misma y no a un estudiante cuya vida era más primordial.

Tuve que apretar la mordida cuando escuche esas palabras. No, por favor no me mires así, pedí en mi mente al observar su mirada. Era peor que mirar a un estudiante que suplicaba que lo aprobara, y podía sentir mi corazón fundirse de pena. Me dejo allí mientras iba al escritorio, mirando un punto vacío y mordiendo mi labio inferior. Tarde un momento en retomar el camino hasta donde había que limpiar. Volví a colocarme en barbijo antes de ponerme a ayudar, sin saber que decir. Al entrar al internado me había quejado de que no existiera un manual de instrucciones con las cosas por hacer cada vez que se presentaba algo, había superado esa sensación con cada clase que daba, ahora la sentía nuevamente, necesitando que alguien me dijera que era lo mejor por hacer. Al menos tenía tiempo hasta que el piso quede relativamente limpio. Cuando así fue tome la bolsa de basura y la tire en uno de los tachos, sabiendo que tras el horario de clase alguien de limpieza pasaría por ella. —Austin— Le llame antes de que se terminara de retirar. —Eres muy amable al pensar eso de mi, y gracias por quedarte a limpiar— Me sentí como una tonta, de más estaba decirlo, una tonta y una torpe, pero no quería que el joven se sintiera mal, y aun así no estaba segura de haber sido de ayuda.

Publicado por Ophelia E. Westerberg Mar Dic 08, 2015 2:07 am

Apenas pudo aguantar una torpe, de esas que no quieres sacar de la bolsa y colocarla en el rostro. Algunos la llaman sonrisa falsa, pero él no quería mentirle, simplemente estaba nervioso.

Sin despedirse si quiera enfiló la puerta de la clase quitándose toda la parafernalia para recoger los productos. Se paró de espaldas, justo cuando escuchó su nombre salir de sus labios. Cerró los ojos con fuerza. Ojalá lo volviese a repetir. Pero al ver que no, se rodeó, respondiendo a la llamada. - ¿Sí? – Dijo, maldiciendo cualquier cosa que sucediese a partir de ahora. - No hay de qué... -Estaba avergonzado pero terriblemente enamorado de su voz y su rostro. ¿Qué podía hacer? No quería que le diese las gracias por ayudar a limpiar. Quería que repitiese otra vez su nombre, que le pidiese que la abrazara. Se mordió los labios, volvió a sacar esa sonrisa que no sabía cómo etiquetar y finalmente cerró la puerta tras su espalda. Posándose pocos segundos en ella e imaginándose de nuevo estar tan cerca de ella para que se le cortase el aliento.

Publicado por Invitado Jue Dic 10, 2015 12:57 pm

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