Whispers in the Dark
¿Quieres reaccionar a este mensaje? Regístrate en el foro con unos pocos clics o inicia sesión para continuar.
Últimos temas
» ▲ Inscripciones a la TGF
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptyDom Nov 06, 2016 9:33 pm por J. Nate Seeber

» More than Blood —PRIV. Elliot Rhodes
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptyDom Nov 06, 2016 4:23 am por Elliot Rhodes

» Noche sin estrellas.
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptySáb Nov 05, 2016 8:51 pm por Brian Downer

» Friendly fires — Isak
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptyLun Oct 24, 2016 12:05 am por Isak T. Bruhn

» ▲ Petición de rol
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptySáb Oct 22, 2016 11:27 am por Brian Downer

» Darling, SO IT GOES (BRIAN)
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptySáb Oct 22, 2016 10:56 am por Brian Downer

» Pared Pintarrajeada [MT#3]
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptyJue Oct 20, 2016 12:08 pm por M. Yvette Gunnhild

» 2 – 9 – 8 – 3 – 2 [MT#3]
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptyMiér Oct 19, 2016 9:46 am por M. Yvette Gunnhild

» Something happened [Xavier R.]
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptyMar Oct 18, 2016 9:15 am por Benjamin Lewis

» Power [Benjamin & Mathias]
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptyLun Oct 17, 2016 6:43 pm por Benjamin Lewis

» ▲ Desbloqueo de tramas
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptyLun Oct 17, 2016 10:03 am por M. Yvette Gunnhild

» Wildfire
La espinosa senda del conocimiento titánico EmptyDom Oct 16, 2016 11:09 pm por Xavier D. Rhodes

Afiliados del Foro
Afiliados Hermanos - 6/6
Directorio - 6/6
Afiliados Elite - 33/33 - Última Limpieza: 24 de septiembre - Cerrado
La espinosa senda del conocimiento titánico SH3v5Xc

La espinosa senda del conocimiento titánico

La espinosa senda del conocimiento titánico
     Ése parloteo sensual que me entusiasma en cada clase, parrafada de incongruencias innatas que nacen de un corazón palpitante, me ofrece una delicia anímica pues, me dejan hablar y entrenar la lengua para una triatlón obscena y elegante. A mil por hora, un tren a toda marcha que se apoya en el arte de la historia que parece de ficción pero es verdadera.

    —¿En qué piensan cuando digo: Titanic?

    —Leonardo Di Caprio y Kate Winslet, profesor.

    —Perfecto, démosle un aplauso a un alumno brillante. Vamos, vamos, quiero oír aplausos —aplaudí con ganas y fuerzas, riéndome en el proceso. No era un regaño ni sarcasmo, el aplauso era por mérito del alumno para felicitar cualquier audacia que diga, aún si se haga el graciosillo, intentar aplastar y opacar la brillantez es un estorbo—. ¿Por qué? Me pregunto, ¿por qué Jack no se subió al trozo de madera teniendo un espacio semejante para dos personas? Ése tampoco es el caso, ¿qué me pueden decir de la fecha del viaje inaugural? A ver, tú, el que tiene cara de panadero.

    —No lo sé profesor, ¿por qué hablamos de una película?

    —¡Espléndido! Otro alumno inteligente, ten un caramelo. —Creyó que le vacilaba; le cambió la cara cuando le regalé el dulce—. Más allá de hablar de una película o no, estamos hablando de historia, la historia de un hundimiento que marcó a millones de personas. ¿Sabes que en el viaje iban inmigrantes en busca de una vida mejor? Quizás hasta pudo estar tu abuela ahí dentro, ¿no sientes pena por todos ésos abuelitos? ¿Y los patos? ¿No sientes penas por los patos?

    —No.

   —Porque no viste la película, no tienes infancia —observé el reloj, y rodeé mi escritorio para observar a todos desde una posición solemne—. Dejaremos la charla por aquí, pueden marcharse a hacer sus cosillas de adolescentes revoltosos.

    Apenas decirlo, salieron apurados como pulgas de circo, ésos malditos cabrones. Apilé los papeles del escritorio, un auténtico placer ser un profesor si de verdad tienes alumnos fieles que se interesan por tus clases. No era mi sueño ser docente ni enseñar a un par de gilipollas que le caen como un pollazo aprender algo que no les interesa, y no puedo obligarlos, ¿sabes? Pero si algún día deben explicar la historia universal a los extraterrestres, ¿qué dirán? Habré fallado como educador. Y en definitiva, yo no estaré ahí para avisar con las manos en el aire: Nigga, yo lo intenté.

    Me sumí en el juego de presionar el botón del bolígrafo mientras me meto un chicle en la boca, y ahí te veo entrar. Cómo una pequeña diosa sin pudor, sin temer una reprimenda de un adulto. Ladeé el rostro con una sonrisa pérfida en los labios, mascando con la boca cerrada para no parecer un camello comiendo mierda.
     —Llegaste —eché una ojeada a mi reloj de pulsera—, 45 minutos tarde. Un nuevo record —estudié la profundidad de tus ojos, lagunas azules turbulentas y polifacéticas—. Mira, a uno no le gusta oler la caca en los baños públicos pero, si es urgente debes por lo menos usarlo para evitar accidentes. Lo que quiero decir es qué: Si no te gusta la clase, no pasa nada. —Y lo dije con tanta tranquilidad que debería de asustarte—: Lo único que lamento decirte, es que no puedo mantener tus notas altas si hay ausencia. Yo debo ver regularidad e interés, porque yo no sólo apruebo por notas satisfactorias en el examen, también por presencia y orales.

Publicado por Donald F. Wells Jue Dic 10, 2015 6:14 pm
Donald F. Wells
docente de historia
Duck
La espinosa senda del conocimiento titánico OeE9QC1
156
239
Jake Gyllenhaal
Nos dicen que recordemos a los ideales, no al hombre, porque con un hombre se puede acabar. Pueden detenerle, pueden matarle, pueden olvidarle, pero cuatrocientos años más tarde los ideales aún pueden seguir cambiando el mundo.
docente de historia
https://whispersinthedark.forosactivos.net/t412-wells-donald-fede
Frances andaba con tranquilidad hacia su destino. El tiempo había pasado a un segundo plano en el momento en el que había despertado esa mañana. Pasando a ser un simple detalle, por lujoso y pasajero, de nuevo, mientras cruzaba los pasillos.

La voz entusiasta del profesor de historia se escuchaba desde ahí, además del griterío de los alumnos que a la rubia se le antojo totalmente desganado. Bueno. Tal vez lo último fuese producto de su estado de ánimo. Negó con la cabeza cuando escuchó los aplausos de sus compañeros. Oh, por favor. Que pocas ganas tenía de esto. Por que lo que tenía claro era que pasaría unos pocos minutos ahí dentro. Si, las clases iban a terminar y ella había ido -mas o menos- voluntariamente a que le castigasen o entretetuviesen. De puta madre. Voluntariamente porque había ido sin que nadie se lo pidiese, pero obvio era que Yvette tenía demasiado con dirigir el internado como para ponerle una pistola en la cabeza, y si, daba gracias por ello. Aunque metafóricamente y pensándolo bien, si que tenía una pistola contra la sien. Si faltaba más días, al final acabaría con unas calificaciones que no corresponderían con su capacidad. Así que tenía que ir, si o si. A inventarse algo o simplemente comprometerse a no volver a... ¡Como demonios iba a hacerlo! Si es que le costaba hasta pensar en ello, en encerrarse ahí.

Frances empujó con fuerza la puerta de la clase y entró sin intención de inventarse una excusa. Simplemente iba a improvisar.

Dos segundos. Había tardado, dos segundos en arremeter contra ella. —Buenos días profesor— Respondió la rubia, ladeando la cabeza y sonriendo socarrona, imitándolo. Frances quería preguntarle si había cronometrado los minutos o lo había supuesto porque había terminado la clase, pero pensó que lo mejor sería no hablar demasiado. Rodó los ojos mientras lo escuchaba, ajena a los compañeros más lentos que abandonaban el aula los últimos. —¿Y quién le ha dicho a usted que me disgustan sus clases?— Preguntó y añadió rápidamente —Y ahorrese el decir que lo supone por mis faltas de asistencia. Lo sé: Las notas no solo se ganan aprobando los parciales, tengo que participar oralmente. ¿Lo ve? Me lo se de memoria— Respondió haciendo referencias a el ya familiar discurso. —¿Exijo un aplauso?— Dudó entrecerrando sus ojos, no habiendo adivinado aún el humor de Donald. Aunque ¿A quien mentía? Le daba exactamente igual. Eso de docente como figura de autoridad, ni lo aprobaba ni lo tenia en cuenta. Simplemente no iba a faltar al respeto a nadie al igual que no iba a subirles a un pedestal como muchos estúpidos hacían, joder.


—Vale, ya paro—
Gesticuló y sacudió la cabeza para centrarse. —Lo que quiero decir es que siempre hay una justificación. Y yo la tengo. Que no la comparta con usted no significa que no exista, que no la haya—  Respondió mientras se perdía en los recuerdos de la noche anterior. La cual había sido una terrible. Si, había acabado comprobando lo bonito que se veía la luna desde los jardines. Otra vez. El quedarse dormida tras uno de sus ataques y el insomnio posterior, no fue sorprendente. —En realidad, sus clases están bastante bien, supongo. Quiero decir, no es mi asignatura favorita pero lo prefiero a diseccionar ranas, ya sabe, es repugnante. El llevar ese ritual a los laboratorios metiendolo en la manga del ''es por la ciencia'', muy egoísta— Expuso, sacudiendo su cabeza, fingiendo indignación. Y así esperaba desviar el tema. Lo último que quería era tener que excusarse ante un extraño, porque si, así lo veía ella. Y lo de las notas altas simplemente iba a omitirlo. Estaba claro que no iban a bajar. —Ah, y Señor...— Levanto su mano, haciendo un gesto vago —¿Cronometraste el tiempo o dedujiste lo de los 45 minutos por que se acabó la clase?— Preguntó ladeando de nuevo la cabeza, sonriendo. No podía callarse, simplemente tenía que hacer la idiota si o si.
Publicado por Invitado Vie Dic 11, 2015 9:48 pm
Anonymous
Invitado
La espinosa senda del conocimiento titánico
       Lo único que puedo decirte, nena, es que tener clases durante los fríos crudos es un coñazo. Si estuviera en tu lugar también estaría empotrado en mi cama, durmiendo siestas vespertinas y comiendo barras enteras de chocolate. ¿Y quién no lo haría? El último en salir nos miró a ambos con una mirada escrutadora, negó con la cabeza, no sé si era decepción por no regañarte como los demás profesores, o, en realidad ni merecía la pena vernos discutir. El brillo de mis pupilas azules se incrementó, con impulsos invencibles de jugar con el bolígrafo y clicar el botoncillo en pos de no escucharte. No funciona.  

    «¿Y quién le ha dicho a usted que me disgustan sus clases?»

    —No lo sé, ¿los duendes de Santa Claus? —arrematé—. Tal vez, hipotéticamente hablando, ¿y sí en realidad hay duendes traviesos ocasionando más de un dolor de cabeza en internado y por eso no podemos dormir? Con sus gorritos picudos, invisibles para el que no conoce los secretos de la juventud, que van y vienen, siendo indetectables pero lógicamente, pueden dar la explicación exacta de porqué nos levantamos con el cabello despeinado. ¿No es así? Listos y audaces, pueden hacerlo todo. ¡Incluso Kung Fu! Sí. Lo que usted escucha. Aplecian el alte chino —atención, léase con voz de chino—. ¿Por qué? Por qué quizás sea la raza humana más pequeña, numerosa y achinada que exista en la tierra. Pero no te voy a hablar de mi posible nuevo proyecto escrito llamado: «Los duendes que saben apreciar el Kung Fu» Llevo ya 90 páginas, lo hice en una tarde cuando sin querer derramé licuado en el dedo gordo del pie. Allí pensé: «Oye, ¿si existiera un duende que pudiera lamer mi dedo?»

    Y ahí estaba yo, hablando de duendes contigo. Quizás me tomes por muchas cosas, entre ellas que soy un imbécil. Puedes o no tener razón, pero fíjate que ser profesor es difícil; primeramente porque hay que tener huevos para ponerse a enseñar a un par de jovencillos pringados y soportar sus caras todos los días. Detuve el movimiento de la birome en cuanto se rompió, era el cuarto en el transcurso de ésta semana. Torcí la jeta en un humor disgustado, dejándola morir en paz sobre el escritorio mientras me hablabas en un tonito motivado por la ironía y la viveza, el contexto de las mismas se me son insignificantes.

    «Vale, ya paro»

   —No me molesta. Me encanta cuando usan el sarcasmo y pretenden creerse importantes —espeté sin mirar. Desarmé la herramienta de escritura para ver sus partes privadas, dándole mucho más importancia a esto que a lo nuestro. Me ha costado 20 dólares, ¿sabes? 20 dólares mal gastados en una puta mierda. El Made in China, fue una advertencia, debí comprar el que decía Made in Japan.

    «Lo que quiero decir es que siempre hay una justificación. Y yo la tengo. Que no la comparta con usted no significa que no exista, que no la haya»

    —Las justificaciones no son de mi incumbencia, aún si eso signifique que escondas que tienes diarrea, tener el señor Andrés que viene una vez al mes y cualquier excusa estúpida para no asistir, sumando que no hay mucho por hacer aquí cuando todos están en clase. No es mi problema realmente, yo sólo hago mi trabajo en decirte las consecuencias —me encogí de hombros y alcé la mirada de una forma convexa—. Ni siquiera recuerdo su nombre, ¿sabe? —admití con franqueza despreocupada. Olé mis huevos. Fingir darle importancia es algo que debería de preocupar a cualquiera.

   ¡Mira tú que impresionante es la magia del carisma y el encanto pueril!

   «¿Cronometraste el tiempo o dedujiste lo de los 45 minutos por que se acabó la clase?»

   —Miré el reloj —y lo anuncié cómo si fuera la cosa más lógica que uno puede decir ante una pregunta estúpida pero vamos, a mí también me gusta hacer de retrasado a veces para pasarla bien—. Y creo que los he dejado salir 15 minutos antes, ¿no duran una hora las clases? Ni puta idea, oye —hice un extraño ademán, mascando todavía el chicle y sonriendo con una inocencia inexistente.

    Me digné a levantarme por fin, estarme quieto se estaba convirtiendo en tortura. Acomodé los papeles en el maletín y en un santiamén ya me veías borrando la pizarra, habiendo únicamente la palabra “Titanic” en el centro de la misma, los marcadores también los guardé pero de manera absorta me di cuenta que, seguías parada frente a mí. No comprendí si es desdén, soberbia o una incapacidad de dejar el salón para intentar alterar mi buen y sano humor. ¿Ahora qué, cachorra de lobo?

     Murmuré algo inconfundible para ti, incluso para mí. Una voz sorda que apenas gesticuló en los labios: No quiero echarte pero necesito cerrar el salón, chavala. Me da una cosita que no sé qué, que tú ya sabes qué, qué no sé yo y tú tampoco cuando tenía que fijarme en tus orbes retadores.
     —¿Puedo preguntarle una cosa? ¿Por qué has venido a último si has decidido faltar? —Sin prisas, me acerqué, poniéndome las manos en los bolsillos y estar atento a lo que tus carnosos labios puedan refutar. Me daba igual, no tenía malas intenciones para ninguna estudiante y aún así, me miraban con malos ojos haga lo que haga. Saqué título de profesor, no de puto pedófilo seductor de estudiantes.
Publicado por Donald F. Wells Dom Dic 13, 2015 7:46 pm
Donald F. Wells
docente de historia
Duck
La espinosa senda del conocimiento titánico OeE9QC1
156
239
Jake Gyllenhaal
Nos dicen que recordemos a los ideales, no al hombre, porque con un hombre se puede acabar. Pueden detenerle, pueden matarle, pueden olvidarle, pero cuatrocientos años más tarde los ideales aún pueden seguir cambiando el mundo.
docente de historia
https://whispersinthedark.forosactivos.net/t412-wells-donald-fede
—Tal vez debería de dejar de  frecuentarlos— masculló mientras dejaba su material en una mesa cercana al pasillo. Vaya con los duendecillos, al parecer les iba el frío de la azotea, porque esa noche no había dormido nada —Y dejar de darle tanta importancia a su peinado y poner más atención en la calidad de los productos que compra— Señaló el bolígrafo estropeado que había estado toqueteando, intentando arreglarlo sin conseguirlo. —Precio y calidad. No siempre van juntos pero suelen hacerlo— Observó mientras se levantaba para coger el objeto del que hablaba. Estaba roto. El muy bruto se lo había cargado —Eso le pasa por rácano e impaciente— Susurró para sí misma. Al final eso de terminar las clases antes le ha salido rana. Que irónico.

Ya podría haber comprado una buena pluma. Yo quiero mi sobresaliente bien remarcado. Al lado de mi nombre, por supuesto. El que tiene que escribir perfectamente con una buena tinta para que no confundan mi nota con la de cualquier alumno, pensó jocosa la rubia, mientras se encaminaba hacia la papelera que se encontraba colocada discretamente al final del aula. Una vez tirado los restos volvió a la mesa dónde había dejado su mochila. Una vez sentada, Frances colocó la bolsa sobre su regazo y rebuscó dentro hasta que encontró su estuche. Sin prisas lo sacó y abrió, rebuscando otra vez, en esta otra bolsa. Sip, la tenía. La rubia dejó sus cosas en la mesa y se levantó hacia la mesa, esta vez colocando su pluma en ella.

—Usted es la persona más importante aquí, claro que si— Contestó otra vez, sarcástica. Si tanto le complacía, podría fingir ser más importante por un rato más. —Es repugnante como las personas pueden llegar a sentirse ''más importantes'' por estudiar una carrera— Añadió, mientras el profesor terminaba de limpiar la pizarra. Era algo que le había venido a la mente tras el comentario, y no lo decía por el, primeramente porque no lo conocía y no estaba juzgando su comportamiento, esto se traducía en el tono de voz que había empleado. La rubia Se fijó en la parte más lejana de la superficie que había estado puliendo. Había restos de tiza por los extremos. Dios, que horrible. Al parecer quien había utilizado el aula antes lo dejó echo un asco. Si iba a limpiarlo en vez de fingir que no le hacía caso, por lo menos podría hacerlo bien ¿no? Y esto no tenía nada que ver con ser perfeccionista y mierdas de esas que generalmente odiaba y descartaba completamente, esto se asemejaba a dejar un lienzo por la mitad. Impensable.

Ignorándolo completamente, lo rodeo y cogió el borrador con su mano derecha. Con un gesto de fastidio, se dio cuenta de que estaba completamente manchado de tiza -como era de esperar-, así que intentó limpiarlo frotándolo contra la superficie dónde se colocaban las tizas y el borrador. Cuando estuvo satisfecha, se puso manos a la obra.

—Pues al parecer mi diarrea mental no ha dejado a mi mente pensar con claridad— Expuso mientras se colocaba en un extremo del pizarrón —Debería haberme quedado ahí, pero por alguna extraña razón he acabado aquí. Puede ser que inconscientemente me sintiese culpable por a verme perdido una de sus maravillosas clases ¿Quién sabe?— Añadió —Pero al parecer no sabe ni mi nombre, algo normal porque no me he dignado a aparecer mucho por aquí -como podrá haber comprobado, vaya- Así que no tiene ningún puto sentido, si señor. Y además, a usted no le importan las excusas ¿verdad? Así que técnicamente no tiene ningún sentido -otra vez- preguntarme por ello también— Una última pasada y ya había terminado. Genial, estaba impecable.

Se dio la vuelta y volvió a su sitio, al lado de su mochila. Deposito el estuche que había sacado apenas unos minutos atrás en el, y volvió su atención hacia el profesor. —Ni siquiera sé cuanto duran las clases— Le dio la razón con un asentimiento, traduciendo sus palabras —Así que no voy a decir más, usted gana. Y que en la carrera, además de enseñarles a ser cabrones les enseña a restringir cada pulso de humanidad y comprensión. Para todos los docentes soy un fracaso y las ''excusas'' no les vale.  Lo entiendo —Añadió, con el mismo tono neutro que antes, desteñida de cualquier indicio que le hiciera sospechar que se estaba quedando con el. Consciente de que si le hubiese dado más emoción a sus palabras hubiese quedado como un drama total —Y me quedo sin el diez que me merezco— murmuró en un tono seco, mientras se ajustaba la mochila en su hombro derecho. Esperando que la feliz reunión se retrasara un poco más, solo por fastidiar al impaciente profesor. Y quién demonios era el señor Andrés, este estaba muy mal.
Publicado por Invitado Dom Dic 20, 2015 10:22 pm
Anonymous
Invitado
La espinosa senda del conocimiento titánico
               Mis ojos se turbaron de inmediato, cómo a un mono que le han sacado la banana y estaba a punto de chillar—: ¿Qué diablos haces con mi bolígrafo, chamaca? ¿Qué no ves qué lo iba a arreglar? Sólo lo desarmaría para revocar el botón y reponerlo. No es algo de otro mundo, y ya lo he hecho antes. —Ahora mismo estoy lamentándome por mi bolígrafo echado a su cementerio sin un funeral adecuado, comenzando a triquear ya que su esposo e hijo esperan en mi maletín por su regreso. ¿Qué le diré al pequeño Jimmy y al señor? Hubiera deseado dedicarle unas palabras: “Gracias por todo lo que me has dado, amiga” Había durado bastante tiempo aunque trabajaba como a una china explotada. Soportó tempestades, soportó adversidades y caídas, impulsos inquietos de chiquilín que presiona incansable su clítoris y hace chorrear su orgasmo al papel.

    «Usted es la persona más importante aquí, claro que si», dices. A mí no me convenció en absoluto, no me gusta que me chupen las medias ni tolero que me alcen en un pedestal de mentiras hipócritas. Lo detesto. Si crees conocerme, mejor ponte a estudiar psicología, pensé exaltado, latiéndome el corazón a lo chita que corre por su presa en unas praderas bastas y verdes. «Es repugnante como las personas pueden llegar a sentirse ''más importantes'' por estudiar una carrera», sigues hablando y poco entiendo porque atacas a ése tema. ¿Estás hablando conmigo? You are talking to me?

    —Yo creo que es más repugnante la gente ignorante y de manera pedante, alardea sobre lo que sabe —inquirí en un sano juicio, sin querer me salió un “pro rap”. En un momento de impavidez resolví moverme en mi lugar, unos pasos más y hubiera bailado magníficamente una salsita al ritmo de Eddie Santiago, pero no es el caso, aquí el caso es que ya no tengo puta idea de que estamos hablando exactamente, si te soy sincero.

    Observé las ventanas con atención, una se encontraba abierta por eso desistí ante tu manera descarada de “enseñarme” cómo se limpia una pizarra; para preocuparme por el bienestar de los chavales, al impedir que una corriente fría de aire convierta al salón en el Polo Norte.

    «Y además, a usted no le importan las excusas ¿verdad? Así que técnicamente no tiene ningún sentido -otra vez- preguntarme por ello también.»

    Regresé sobre mis pasos, pestañeando en el proceso para verte ahí parada, hablando parrafadas y parrafadas de palabrería inquieta, había en ellas cierto desdén, no lo sé, masticarlas era como intentar comer vidrio con agua.
    —Una cosa es desear saber porque no has venido, y otra es porque has venido. Yo quería saber la segunda, no creo que necesite de muchas excusas decir: “Oye, tío, quería pasarte a saludar y recordarte que he faltado, ¿sabes? No te olvides de mi existencia, profesor.” Que simplemente interrogarte la razón de tu falta. ¿No es más lógico o sólo yo, veo el sentido?

    «Para todos los docentes soy un fracaso y las ''excusas'' no les vale.  Lo entiendo.»

    —Hay personas que en realidad, no necesitan recorrer años en una academia o internado para triunfar y llegar a un éxito exorbitante. A los creativos les aburre la rutina y necesitan de otras actividades para mantener su mente en juego, así que te entiendo completamente oye, que te estoy llamando creativa—, yo pude hacer muchas cosas en mi vida y he elegido ser profesor de historia… ¿Sabes por qué? Porque es el único empleo en que se me permite hablar sin que nadie me cierre la boca, yo estoy aquí parado, todo un señor pedrusco y hablándole a una juventud que necesita ser inculcada. ¿Qué si pude ser comediante? Sí. No obstante, la gente sólo pagaría por pretender hacerles reír, no por el mensaje, el contexto del monólogo en sí. No quieren humor inteligente, ¿entiendes?

    Ya me desvarío—: Cómo decía, para mí no eres un fracaso sólo porque otro te lo diga. Yo no sería capaz de decirle algo así a un estudiante en una etapa de aprendizaje, jamás, porque yo también tuve problemas en mis épocas de estudio. Ni tampoco desearía darles sermones a nadie pero, mi trabajo es apoyar y enseñar, ¿de qué otro modo me haría llamar a mi mismo docente entonces? Ser un fracaso es fallar y no levantarse con dignidad.

    Elevé la mano zurda, en pos de una estrechada de tregua y sonreí, en un zen budista que nada le altera al psiquis—: ¿Estamos bien? —Ladeé el rostro unos centímetros. Vamos, que estoy siendo un bonachón de primera, criaturita de Jebús—. Para adelantarte, la próxima clase estudiaremos la mitología celta. No exactamente sigo una línea temporal perfecta, pero, me gusta viajar al pasado como a Marty —indiqué, colaborando en unas muestras de afecto por el estudio de las ciencias sociales. En mi mirada ése brillo de niño culto, descubriendo más allá de un lenguaje histórico, a la investigación o suceso inexistente y de ficción.  

Publicado por Donald F. Wells Miér Ene 06, 2016 1:26 pm
Donald F. Wells
docente de historia
Duck
La espinosa senda del conocimiento titánico OeE9QC1
156
239
Jake Gyllenhaal
Nos dicen que recordemos a los ideales, no al hombre, porque con un hombre se puede acabar. Pueden detenerle, pueden matarle, pueden olvidarle, pero cuatrocientos años más tarde los ideales aún pueden seguir cambiando el mundo.
docente de historia
https://whispersinthedark.forosactivos.net/t412-wells-donald-fede
A veces cuando algo no acaba como lo habías esperado y ese final no era lo que tú habías deseado, tenías esa posibilidad de seguir insistiendo. Para algunas personas, es vital el acabar lo que empiezas, el sostener tu punto todo el tiempo que se requiera, si esto era verdaderamente necesario para ti. Pero en momentos como ese, que más que leerse entre líneas, se veía claramente que no iba a salirse con la suya, tenía que dejarlo y aceptarlo. Y todo por la sencillez con lo que se había lanzado. Así, sin más. Uno espera recibir lo que se le ha estado mostrando desde el principio, lo cual hacía más fácil la salida de Frances. No era fácil terminar con elegancia un asunto en el que te habías aventurado de cabeza y sin mirar hacia abajo. Pero con la misma jodida simpleza que utilizas cuando te lanzas tenías que salir, pensó de nuevo.

Ahora, con su mente más despejada y sus ideas más claras se daba cuenta de la tremenda estupidez que había cometido. ¿Pero qué demonios hago aquí? Que alguien me explique qué demonios estoy haciendo aquí y porque sigo discutiendo. Por-fa-vor, pensó con sorna, burlándose de sí misma y de cómo había cagado totalmente el poder haber sacado algún provecho de la situación. O simplemente no haber llamado tanto la atención como había hecho toda su maldita vida. Pasar de desapercibida sí que era un buen plan. Y eso era lo que iba a hacer. ¿Qué tenía que ir a clases? Pues si tenía que hacerlo, lo haría. ¿Qué no le quedaba otra? También. Y tan sencillamente como entraría a clases, saldría cuando ya todos se olvidasen de que asistía. Así de fácil. O eso pensaba ella en esos momentos, cuando aún su dolor de cabeza le martilleaba el cerebro. Menudo momento –momentazo- para presentarse delante del profesor y exigirle ¿El qué? ¿Qué aprobase qué no asistiese a sus clases, que las menosprecie de esa forma? Porque si, podía verlo desde ese punto de vista perfectamente. Porque una persona se tira unos cuantos años estudiando mierdas pasadas para algo. Así como los artistas requerían de un público que apreciasen sus obras… Pero claro, si uno no apreciaba las clases de este… ¡Dios!, le estaba dando muchas vueltas. Irónicamente pensó en cuanto había pensado que la situación era mucho más sencilla que esa. Y una mierda que lo era. Esto de sencillo no tenía nada. Porque si tenía que asistir a las clases de historia, lo más probable es que tuviese que tragárselas todas. Encerrada. Vaya, lo que te hacía pensar el principio de una jaqueca. Y lo rápido que hacía cambiar tus planes…

Otro calambre la atravesó y una mueca de dolor remplazó esa sonrisa burlona que se había implantado en el rostro, cuando el profesor también llego a ese punto de cansancio en el que ya no había más que discutir. Estaba segura de que no pensaba que era un fracaso –obviamente ella tampoco pensaba eso de sí misma, ni mucho menos, todo había sido parte del lio- Pero también se la sudaba. Quiero decir, ¿Y a quién no? A él le importaba tanto como a Frances le importaba el haberle hecho gastar muchísima parte de su tiempo que podría haber aprovechado para producir mucho más que esa pequeña charla, que cada segundo que pasaba se le antojaba más patética. —Bien— Estiró automáticamente la mano izquierda y estrechó la que le había ofrecido el profesor justo cuando otro calambrazo la golpeaba, su cara retorciéndose en una rara mueca. Oscilando entre dolor y el disimulo de este. Tenía que salir de allí. —Está… Bien. Si— Suspiró mientras se daba la vuelta y con pesadumbre se colocaba su ya característica, entrañable, familiar, desgastaba y negra mochila en el hombro. Cada vez le costaba más respirar. Inspiró con fuerza antes de encaminarse ante la puerta. No tenía ni idea de la imagen que le había transmitido, pero estaba segura que ninguna buena. Y mucho menos estable. Pero eso en realidad le daba totalmente igual porque el mismo no era alguien que parecía poder fardar de ello. Menudo personaje.

—Lo siento—
Se disculpó sincera y claramente mientras colocaba la mano en el picaporte de la puerta, en ese tono neutro que tanto la caracterizaba. Y lo pensaba de verdad, aún cuando fruncía el ceño, confundida por el brusco cambio que le había ofrecido su progresivo malestar. Vaya rollazo le había pegado al pobre hombre. Lo sentía solo por haberle hecho perder el tiempo con una demostración de lo poco que estaba bien consigo misma en ese momento, con lo frustrada que se sentía. Pero eso pasaba en segundo plano cuando caminabas por los pasillos, eso se contenía hasta que llegas por fin a tu habitación y te derrumbas. Si hubiese sido una sentimental hubiese llorado. No podía sentirse peor. Había aparecido de nuevo ese sentimiento, ese malestar que la confundía, que no le dejaba claro que le molestaba aún cuando podía hacerse una idea del que le impedía sentirse bien. Feliz. Más el dolor que sentía en esos momentos era desalentador. Pensó en dirigirse a la enfermería. Sería mucho mejor -al parecer- para todos. Pero antes de salir, cuando ya había abierto la puerta, pensó: ¡La pluma! —Ah, profesor Wells, puede quedarse con aquel bolígrafo. Ya que le he tirado el otro… Es justo— Cabeceó, señalando la mesa más grande del aula. Por lo menos se había ahorrado el mancharse de tinta en el intento de arreglar la pluma, el sacar la mancha y conseguir uno nuevo. Y si no hubiese decidido pasar desapercibida en sus clases, le hubiese gritado que se llamaba Frances, pero que va. Ya lo descubriría cuando tuviese que ponerle su diez ¿Pero a dónde tenía que ir ella? Ah, sí. A la enfermería, le recordó su migraña y sus crecientes náuseas.

OFF:
Publicado por Invitado Sáb Ene 16, 2016 9:59 pm
Anonymous
Invitado
La espinosa senda del conocimiento titánico
               Noté el cambio, chamaca, el cambio de una cara complaciente a una de tener picazón en el ano o de que quizás te suda el sobaco. Pero ambos sabemos que no es por éstas razones, que estoy simplemente divagando entre los parajes fantásticos de mi mente entreverada. Como siempre. En mi pecho cierto sentimiento inquieto de no estar comprendiendo lo que sucede, ciertamente, se está volviendo desesperante a un nivel que tengo que usar ecuaciones matemáticas y relativas a la química humana para poder por fin, descubrir el secreto; el enigma que escondes detrás de todas aquellas descabelladas actitudes que con la que hoy, fuiste a presentarte.

     Me pongo a pensar, y cada vez, menos lógica veo.

    No quise darle importancia, no debería inmiscuirme demasiado en la vida estudiantil si ellos no se abren por sí mismos. Ni vale la pena siquiera pretender sonsacarles historias que en la mente los hace retorcer de un dolor más allá de lo físico.

    "Y no sé que te pasa", toda aquella actitud perspicaz se disipó. Sin ser la misma, me enseñaste una cara servil e incómodamente suave. Alcé las cejas sin evitarlo, nuestras manos se tocaban en un apretón, luego se apartaron... y conformé te miraba supuse la explicación del porqué no viniste. Hallaba la respuesta frente a mis narices, esperaba equivocarme, lamentablemente, ésa sensación me oscureció la mente. ¿Qué finalidad tuvo esto al final? Llegué a pensar impaciente, sin buscar una verdadera contestación, iluminado por luces débiles y encontrando sombras en los rincones del salón.

    Claro. La vida tiene luces y sombras, filosofé sin notarlo.

    ¿Y sabes?

    Tanta seriedad me provoca nauseas.

    Por eso, por eso se extinguieron los dinosaurios. Porque los dinosaurios no filosofaban, Dios los castigó con un maldito meteorito. De ése meteorito, nació Superman, el destructor de dinosaurios. Debido a esto: Se impuso defender a todo los seres del planeta, un autocastigo impropio de un extraterrestre pero el idiota en su ridícula y particular moralidad heroica, no se daba cuenta que a su alrededor provocaba más caos del que había. Nadie podía vencerle, hasta que llegó un obeso filipino, matándolo con su gordura extrema. Pesaba 250 kilos. Un mamón que se babeaba constantemente. ¡Su baba tenía kriptonita! La debilidad de éste superhéroe de calzoncillos Gary Stu. Y murió. Murió sólo en el castillo de la reina Elsa, la dama de las nieves. Fin.

    Busqué el maletín, apresurado en el andar mientras entiendo que ambos teníamos la intención de marcharnos del lugar. No hay más temas de conversación —aunque tenga muchas bajo la manga—, sólo no deseo complicarte la tarde. Otro día. O tal vez no. Nunca tengo la certeza del futuro no tan lejano.

    —Lo siento.

    Eché una rápida mirada a la puerta. ¿De qué te excusas, chiquilina? Torcí la jeta en un gesto de: "¿Qué me estás diciendo, mocosa? Yo sé qué sientes, ¿pero qué sientes? ¿Dolor en el culo? ¿Hemorroides? ¿Ictus en el coño?" Asentí sin responder.

    —Ah, profesor Wells, puede quedarse con aquel bolígrafo. Ya que le he tirado el otro… Es justo

    Cuando creí que el silencio se volvería mi enemiga: Vuelves.

    —Vale —respondí hosco. “Te hubieras ahorrado las molestias, que no soy ciego”, quise añadir.

    Cerré el aula una vez guardar el bolígrafo, lo bauticé como Paquita, la sensual y ardiente española, nueva novia de Sir Lápiz de Cambridge, padre de Jimmy y ex de Kim Chun Li, la madre coreana que ahora está en el cementerio. Después anduve por allí, por allá. Por acá.

Publicado por Donald F. Wells Miér Ene 20, 2016 12:51 am
Donald F. Wells
docente de historia
Duck
La espinosa senda del conocimiento titánico OeE9QC1
156
239
Jake Gyllenhaal
Nos dicen que recordemos a los ideales, no al hombre, porque con un hombre se puede acabar. Pueden detenerle, pueden matarle, pueden olvidarle, pero cuatrocientos años más tarde los ideales aún pueden seguir cambiando el mundo.
docente de historia
https://whispersinthedark.forosactivos.net/t412-wells-donald-fede
Publicado por Contenido patrocinado

Ver el tema anterior Ver el tema siguiente Volver arriba


 
Permisos de este foro:

No puedes responder a temas en este foro.