The love club

Una vida normal, eso era lo que intentaba llevar Callie. Necesitaba de la normalidad, de la rutina, de un "todo esta bien", aunque sea momentáneo. No eran sus primeras vacaciones en el internado, sabía lo que era despertarse a cualquier hora en el lugar, bajar y que el desayune duré más de una hora, la diferencia estaba en los pasillos y las salas vacías que con ese clima se llenaban de estudiantes que buscaban pasar el rato. Callie se pasó por la biblioteca como era usual en ella en las mañanas, tras haber ido a correr. Por más que se había dado una ducha, todavía podía sentir el frío en su cara, sus mejillas sonrojadas, su piel tensa. Recogió un par de libros nuevos por leer y se retiro a la sala de estudio, donde apoyada contra una ventana intento leer de manera continua. A medida que la mañana avanzaba y el sol se elevaba a lo alto detrás de esa espesa capa de nubes que cubría todo el cielo, el ruido y la gente se hizo mayor de manera proporcional, y cuando la muchacha se puso de pie para irse, nadie pareció notarlo.

Pensó en ir a su habitación o a la de su hermana, cualquiera de las dos opciones estaba bien, podría encontrarse con Cass y pasar esos días haciendo nada, quizá las dos leyendo, cambiando de posición en una habitación hasta dar con la correcta. Era posible que hiciera eso, incluso su camino se volvió ese, como si una voz en su cabeza le estuviera indicando a donde ir, pero no muy lejos del cuarto de su hermana, una puerta se mantenía cerrada como tantas otras, solo que, para Callie esa puerta no era una más, era la habitación de Rose.

Desde que habían acabado de conocerse en la biblioteca, gracias a los pedidos de Gru, una de las pocas cosas que hizo bien, comenzaron a llevarse bien. Tenían muchas cosas en común, a ambas le gustaban las largas conversaciones de la vida, aunque sea sobre libros favoritos o personajes. Hablaban mucho entre ambas, descubriendo que encontraban otra cosa en común. Tantos sus historias como su personalidad eran diferentes, nadie argumentaba contra eso, ni ellas mismas, pero tenían gustos en común y la posibilidad de mantener una charla sin rozar lo absurdo o lo banal. Trato de recordar cuándo había sido la última vez que había visto a la joven, pero en lo único que pensaba era en esa tarde en los acantilados con los chicos. Habían jugado a las cartas hasta que el sol les indico que era hora de regresar. Cambiando de rutina, Callie se encontró golpeando en la puerta de la castaña, a la espera de que abriera y le concediera el paso. —Aquellos que sueñan de noche en las polvorientas recámaras de sus mentes se despiertan de día para darse cuenta de que todo era vanidad, pero los soñadores despiertos son peligrosos, ya que ejecutan sus sueños con los ojos abiertos, para hacerlos posibles.— Recitó ni bien se abrió la puerta. —Thomas Edward Lawrence dijo esa frase, ¿cómo te encuentras?—

Publicado por Calliope C. Rohmer Vie Ene 22, 2016 7:43 am

El encierro no la ayudaba. Si alguna vez Rose se sintió protegida en Dunkelheit aquella sensación se había esfumado de la misma manera que había llegado al servir para que la chica se diera cuenta que las consecuencias de estar solos por tan largos períodos de tiempo no eran muy positivas. El frío los había encerrado en sus habitaciones hasta el punto que salir a los pasillos sin un buen abrigo era todo un riesgo. Los primeros días Rose pudo disfrutar aquel pequeño espacio de soledad, leía cuando quería y se tomaba su tiempo para hacer las cosas, pero todo se complicaba cuando su cabeza se convertía en una cárcel y atraía hacia ella los más pesados recuerdos; su pasado, los últimos acontecimientos del internado, Cole Green... sobre todo Cole, él aparecía más que nadie y Rosie estaba empezando a considerar que había hecho alguna magia para aparecer cuando quisiera sin que ella pudiese darse cuenta.

Había tenido todo el día para estar en su habitación. Los libros prestados que Rose había tomado en la biblioteca ya formaban una pequeña pila en su mesita de luz. La castaña dibujó un poco, escribió, leyó algunos de sus fragmentos favoritos, solo tuvo que salir para darse una ducha antes de la noche y volverse a poner otro pijama, oh, y comer, a lo que ella llamaba comida ya que no había sido muy balanceado que digamos. Así habían transcurrido sus últimos días, ella simplemente iba con la corriente y no hacía nada por evitarlo.

Rose estaba tumbada sobre su cama. Su espalda estaba recostada en la madera y sus pies estirados y cruzados a la altura de sus rodillas. Tenía su pijama de pantalón y camiseta y un abrigo ancho para protegerse del frío. Una calceta verde y una amarilla decoraban sus pies, desafortunadamente creía haber perdido los pares que las completaban. Los ojos azules de la chica se perdían en la lectura, era la única manera de aislarse un poco de la realidad y encontrar un punto medio en todo lo que estaba pasando. Rose aparta sus cabellos de su rostro, las pequeñas ondas que se habían formado luego de que se negara a peinarse de manera correcta después del baño. Rose estaba flexionando sus rodillas y apoyando el libro cuando alguien tocó la puerta y la hizo sobresaltar, no podía evitarlo, la lectura estaba muy interesante.

La chica tarda un par de segundos en reaccionar, pero se levanta y deja su libro sobre la mesa, sacude sus manos por mero reflejo antes de abrir la puerta, para su sorpresa es Callie la que está ahí, Rose se averguenza internamente por pensar que podía ser alguien más. Abre los labios para saludar, pero su amiga se apresura, si, su amiga, porque desde hacía unas semanas podía decir que finalmente tenía amigas. Rose abre un poco más la puerta y sonríe con el verso que la chica cita con tanta libertad. —Y no está mal eso de hacer los sueños realidad, ¿acaso no es mejor a que se queden en cuentos como La Cenicienta y Blancanieves? Eso es de mi autoría, por cierto—. Rose se aparta un poco. —Pasa, Callie.

Rose cierra la puerta tras de sí, tiene que frotar sus brazos por la ola que se coló en breves segundos con la entrada de Callie. —¿Yo? He estado bien, gracias, no puedo quejarme—. Aunque su voz no sale como pretende y demuestra todo lo contrario. —Vale, ahí vamos, trato de llevar todo lo mejor posible. Pero tu... ¿no creo que estés del todo bien, cierto?—. Rose prefiere cambiar de tema lo antes posible, no quería ser ella el centro de atención.

Publicado por M. Rose Wood Vie Ene 22, 2016 7:36 pm

Hace una mueca ante el comentario de la joven y los ejemplos que daba. Las historias de princesas nunca habían sido sus favoritas, salvo raras excepciones. Desde edad muy temprana Callie había demostrado repulsión por ciertas cosas que notaba de aquel mundo de princesas, cosas que no le cerraban y con las que no estaba de acuerdo, y mientras otras chicas se peleaban por disfrazarse de Ariel, Cenicienta, Aurora o Blancanieves, Callie optaba por otras historias. Ya en el internado cuando había descubierto las historias originales, se las había leído por pura curiosidad, no había sido una buena idea, pero al menos ya se sacaba la duda de unas cuantas cosas. Sus pensamientos con respecto a ese estilo de películas evolucionaba con el tiempo, aunque había algunas que salían del molde y eran relativamente pasables, y dado que no salía del internado desde que había entrado, no sabía si en esos últimos cinco años habían inventado más princesas que fueran un poco más valientes, si era esa la palabra que englobaba todo lo que Callie esperaba de una princesa.

—Sin ofender, pero el hada madrina le ofreció a Cenicienta un deseo y esta pidió un vestido y zapatos— Hace una mueca indicando que eso, para ella había sido una mala decisión. Podría haber pedido una casa e irse lejos de ese lugar, podría haber pedido que las madrastras se fueran, podría haber pedido que se acabara la pobreza, pero no, pidió un vestido y zapatos, ¿quién pide un vestido y zapatos? Algunas veces Callie pensaba que, para ser mujer, no entendía ni a las de su propio genero. —No creo que sean un gran ejemplo de sueños volviéndose realidad, eran demasiados dependientes de un príncipe, prefiero algo un poco más...— Se toma un momento para pensar la palabra, tenía una pero no era la que mejor daba con lo que quería decir, al final la termina diciendo por falta de otra. —Independiente—

Entra a la habitación cuando Rose se lo permite, y se toma la libertad de tomar un lugar en el piso, cerca de la cama para poder apoyar su espalda. Le gustaba el contraste del frío del piso. Alza una ceja cuando la escucha, la joven podía darse cuenta de muchas cosas, pero a la hora de mostrar una reacción nunca encontraba la forma de ser delicada o sutil. —¿De verdad?— Pregunta con cierto tono en su voz que solo querían mostrar que no le creía demasiado. No era algo para señalar con el dedo indice, con todo lo que estaba ocurriendo, era normal que no estuvieran perfectamente bien. Había muchas cosas que pensar, otras por evaluar, otras por replantearse. Abre la boca para replicar ante lo dicho, pero sabe que es en vano, su aspecto no debía ser el mejor. Su piel tenía la mala costumbre de ponerse verdosa en el invierno debido al poco sol que recibía, el encierro no ayudaba con eso; las ojeras debajo de sus ojos siempre se notaban en su rostro de rasgos suaves; y estaba segura que había bajado un par de kilos en esos últimos meses. Piensa sus opciones antes de arrastrar una de sus comisuras hacia un cachete. ¿Estaba mal querer hablar con alguien? Rose tampoco se encontraba en su mejor momento, eso también se podía notar, Callie se había dado cuenta por la expresión que había puesto al ver que era ella, digna expresión de quien esta esperando a otra persona.

—Han sido días largos— Responde con un suspiro manteniendo su mirada en la pared frente a ella antes de buscar los ojos de la castaña. —Tengo muchas cosas en las que pensar, y por eso a veces no puedo dormir— Aclara pasando una mano por sus cabellos, por lo menos hasta donde sus rizos se lo permiten. —Pero nada demasiado grave, no hay de que preocuparse— Agrega para calmar a la muchacha en caso de que esa información le alterara, a Callie no le gustaba cuando se preocupaban por ella, pensaba que era suficientemente fuerte para estar bien y encontrar una salida por sus propios medios y le gustaba que las cosas sean así. Le gustaba pensar que no necesitaba que nadie fuera a salvarla, porque si en algún momento nadie lo hacía, podría volverse su propio héroe. Era algo tonto, pero no lo era para ella, prefería depender de si misma antes que de cualquier otra persona. —¿Esperabas a alguien más?— Pregunta volviendo la atención a la joven.

Publicado por Calliope C. Rohmer Sáb Ene 23, 2016 6:22 am

La chica le daba gracia. A veces Rose no entendía como podían ser amigas si eran tan diferentes. La respuesta de Callie no la sorprende, a decir verdad, esperaba algo incluso más rústico de lo que la castaña acababa de decir, pero Rosie no dice nada, al contrario, una pequeña sonrisa se forja en sus labios mientras escucha toda la explicación de princesas y príncipes. A diferencia de Callie, Rose le tenía mucha fe a los finales felices o, cambiándolo por algo más acorde a la situación y al momento, a que las cosas salieran bien y todos pudieran tomar un poco de esa felicidad a su manera, quizás eso era porque el mundo de Rose nunca fue feliz, nunca fue un cuento de princesas y siempre la consecuencia que venía era peor que la anterior, solo podía sacar a Wes, su hermano, de ese paquete. No era tan fanática de las princesas, pero, en ese momento, fue la única comparación que se le ocurrió para decir lo que quería decir, algo quizás infantil de su parte. —Vale, solo era una manera de decirlo, creo que todo va a que queramos y podamos hacer realidad cualquier cosa, a fin de cuentas eso es lo único que importa—. Agrega con su mismo tono amable y una pequeña sonrisa final. ¿No era eso lo que cualquier persona quería? Hacer realidad las posibilidades que se creaban en su mente y aportar un poco al mundo en el que todos habitaban, ser alguien íntegro, alguien completo, por lo menos eso pensaba Rose.

Rosie no era buena ocultando las cosas que le pasaban, quizás la chica pasó toda su vida queriendo estar al margen de las situaciones y, en verdad, podía hacerlo muy bien, pero eso era diferente a aparentar que todo estaba bien y que nada estaba pasando en su interior. Así su alma estuviese censurada para que los gritos de su corazón no salieran jamás, su cuerpo decía todo lo contrario, todo ese daño se reflejaba en el cuerpo de Rose que demostraba incluso más de lo que sus palabras podían contar. Sus ojos estaban marcados por ojeras, su piel muy pálida, la chica no estaba comiendo y eso era evidente, incluso su cabello había perdido brillo, no se maquillaba y eso daba un aire cansino, completamente cansino. Fingir una armadura de hierro complicaba las cosas al tratarse de Callie Rohmer, la chica pillaba cualquier detalle y Rose era como un espejo frente a ella; una reacción más y la castaña sabría exactamente lo que le estaba pasando. Quizás ya Calliope supiera lo que le pasaba, pero Rose no pecaba demasiado al retrasar el momento. —No demasiado, pero prefiero que hablemos después de eso—. Afirma con toda la honestidad que es capaz.

Rose se adentra en su habitación y se sienta en el piso frente a Callie, prefiere ese lugar que su propia cama, le permitía crear un mayor contacto con la castaña, además, había estado todo el día tumbada, prácticamente. Callie no estaba dando explicaciones completas, Rose podía sentirlo, le causó gracia porque ambas estaban en la misma situación y parecían querer guardar todos los detalles. ¿Sería Cassie...? Nunca había visto a las hermanas Rohmer tener problemas, consideró a Gru pero descartó la idea de inmediato, ¿Nate?

Rose no era tonta, se había dado cuenta de las miradas de ambos y, desde que los conoció, se dió cuenta que había algo mucho (muchísimo) más fuerte entre esos dos. Por lo visto, Callie no diría sus verdaderas razones y aquella pregunta fue la ocasión perfecta para que Rose empezara a hablar y, quizás, lograra que la chica hiciera lo mismo. El toque de Calliope a su puerta había sido una señal. —Si, pero no la espera que imaginas—. Rose baja la mirada mientras acomoda sus cabellos y se sienta mejor, no era tan sencillo hablar del tema, así hubiesen pasado unos días. —En verdad esperaba que no fuese esa persona que imaginaba. Como una visita indeseada, algo así. Tenía miedo de que se tratara de él—. Rose mira a Callie, intenta forjar una sonrisa pero nada sale, enseguida la chica empieza a jugar con los anillos que tenía en sus dedos. —No quería que... Cole tocara a mi puerta—. Sentencia, luego ve a su amiga como si esperara alguna reacción y a la vez suplicara que no fuese nada malo.

Rose había dado el primer paso, ahora rogaba que el tema no se quedara estancado en ella, sino que fuese la oportunidad de que Callie también hablara. Aquella chica se encerraba mucho en sí misma y Rose prefirió usar la estrategia de ceder primero a esperas de que ella hicera lo mismo.

Publicado por M. Rose Wood Vie Ene 29, 2016 10:04 am

No eran parecidas. Rose tenía los ojos claros, ella marrones. El pelo de Rose era ondulado, ella tenía rulos en forma de tirabuzones largos. Tenían personalidades diferentes, formas de ser diferentes, cuerpos diferentes, pero Callie reconocía la mirada de Rose en la mirada que se veía a si misma en un espejo. Veía algo que se había roto y luchaba por repararse, veía preocupación por un hermano y por un futuro, veía las ganas de salir adelante. Eso era lo único que las unía. Eran opuestas y eran iguales. Misma reacción. Ella misma había evadido la pregunta, la joven la imita. Ninguna de las dos tenía ganas de hablar, ninguna de las dos quería confesar que estaban mal por algo, pero ambas lo estaban. Callie reconocía los pestañeos lentos, la mirada que se rehusaba, la expresión que solo quería continuar con la vida.

Comienza a responder, comienza a abrirse. Sonríe con cierto aire de victoria, y luego de culpa. Ella no era capaz de hacer eso cuando la estaban mirando. Sólo que abre sus ojos cuando escucha el nombre de la persona sobre la que la joven hablaba. —¿Te refieres al idiota de Cole? ¿Al arrogante, soberbio e insufrible Cole Green?— Era el nombre que menos esperaba escuchar. Claro que conocía el nombre. Callie era capitana, conocía a todo el equipo, él simplemente no le caía bien. No le cerraba. Se podía llamar cuestión de piel o lo que fuera. La expresión de su cara sólo le daban ganas de dejarle un ojo morado, pero había chicas que caían a sus pies. Rodó los ojos de sólo recordarlo.

—Ven— Le indica, negando lentamente a las ideas que pasaban por su mente sobre cómo había acabo sin esperar que el chico tocara su puerta. Le hace señas para que se recostara en el suelo y hace lo mismo. Le indica como debe ir para que quedaran una al lado de la otra, las habitaciones no eran grandes, por lo tanto la joven acomoda los pies sobre la cama de Rose. Le gustaba esa posición, la mejor para leer, la mejor para pensar. Le gustaba ver el techo desde ese lugar. —Mejor— No es una pregunta, es una afirmación, ella esta mucho más cómoda de esa manera. —Me gusta más hablar cuando estoy mirando el techo, siento que estoy hablando con las estrellas. Me recuerda lo pequeño que somos en este mundo, como siempre hay cosas más grandes que nosotros— Explica mirando como la pared se unía al techo, era igual que en su habitación. Mueve sus pies haciendo que sus puntas choquen y se separen de nuevo. Se había sacado las zapatillas antes de meter los pies sobre la cama de su amiga, era inoportuna, pero tenía sus límites.

Respira, apoyando sus manos sobre su barriga. —¿Quieres hablar sobre eso?— Pregunta sin decir en voz alta que moría de curiosidad por saber que era lo que había pasado entre esos dos. No era materia de consejos amorosos, pero al menos podía patear las bolas de un chico si lo creía necesario.

—Bien, este es el trato— Comienza a decir rascando su nariz. No estaba segura de querer hablar, pero tenía que hablar con alguien y no hablaría con su hermana, conocía demasiado a Nate como para decirle que era una tonta. Gru e Isak estaban descartados, decirles algo a ellos era como pintarlo en las paredes del internado. —Tu hablas, yo hablo y si dices algo fuera de estas paredes haré de tu vida un infierno— Es una broma, pero lo dice seria. Gira su cabeza y mira a Rose con seriedad. Por ella no se tenía que preocupar, no era de contar los secretos de otras personas. Había visto como Gru y Cassie se enamoraban y como sus miradas pasaban de ser amigos a más que amigos y no había dicho nada, salvo a su hermana cuando lo creyó necesario. Podía ser capaz de llevarse los secretos a la tumba porque nunca rompería una promesa que hiciera. La única razón sería para proteger a sus amigos y eso tenía que ser extremo. —¿Es un trato?— Pregunta mostrando el dedo pequeño, para que ella lo cruzara con el propio. Muestra de una promesa. De tratarse de cualquiera de los chicos hubiera escupido su mano y reclamado un apretón, pero Rose era más delicada y tenía el mismo efecto.

No iba a negar que se sentía un poco incomoda con eso, pero solo tenía que tomar aire. Los amigos confiaban en las otras personas. Quería que Rose fuera su amiga, que supiera que podía contar con ella, porque odiaba las deslealtades. Sabía que había pasado por mucho y que también necesitaba amigos. Quizá ella también necesitaba una amiga, todos sus amigos eran hombres. Y Cassie era su hermana, estaba más allá de la alianza de amigas y no la quería preocupar.

—Si dices que no podemos jugar al adivina la palabra. Un techo en blanco siempre ayuda a pensar— Agrega dando la posibilidad de no hacer absolutamente nada. Ese juego le gustaba. Demasiado nerd, pero le gustaba.

Publicado por Calliope C. Rohmer Dom Feb 07, 2016 1:54 am

Hablar era la única opción para que Callie también lo hiciera. Rose tendría que abrirse primero para que su amiga notara su disposición e hiciera lo mismo. Era como un trato en silencio, un trato callado pero que ambas necesitaban a la vez, de no ser así Calliope no habría tocado la puerta y seguramente Rose no la habría dejado pasar en un momento como aquel.

Hablar de Cole era complicarlo, mencionar su nombre lo era aún más porque precisamente Rose se había prometido no mencionarlo en lo que le restara de sus estudios, no acercarse a aquel chico que con un chasquido de dedos la hizo rozar el cielo y que con un solo parpadeo la dejó caer de la manera más abrupta a la tierra. Rose quería negar todo lo que en algún momento sintió, pero a la vez admitía que nada coherente saldría de sus labios si hubiese sido Cole el que tocó la puerta esa noche y no Callie. Rose tarda en asentir, lo hace lento y con cierta vergüenza en el proceso. Una mueca extraña sale de sus labios cuando cruza su mirada con la de su amiga, nadie esperaría que Rose Wood se refiriera al egocéntrico Cole Green.

Rose no duda en aceptar la invitación de Callie. Se sienta en el suelo y espera a que su amiga esté cómoda para ella repetir lo mismo. Rose hacía una pose similar al leer, pero generalmente estaba sobre su cama y la pared era la que servía para el soporte de su espalda. Rosie pone sus pies cubiertos por las coloridas calcetas en la cama mientras se inclina levemente para apartar el cabello que estaba pisando y regarlo a sus espaldas para mayor comodidad. La castaña ve el techo y sonríe con el comentario de Callie, extrañamente se siente a gusto y en su pecho ya no existe el nudo que le impedía hablar, era como estar sola a la vez.

Callie llama su atención con sus palabras. Rose gira y escucha el trato. Quizás esperaba hablar del tema, pero temía que surgiera una profundidad que ella no podía contener y que la vez la haría decir muchas cosas que no le había confesado a nadie. La castaña duda un instante, pero asiente con una pequeña curvatura en sus labios y alza su meñique para cruzarlo con el de Callie. El contacto es tan velóz que solo alguien que les hubiese prestado extrema atención desde un inicio sería capaz de verlo. —Vale, es un trato—. Un trato que las beneficiaba enormemente.

Rose sonríe y mira el techo. Escucha a Callie y considera la posibilidad de poner otras condiciones o cambiar lo que estaban haciendo, sin embargo, toma un respiro y decide acabar con el silencio que se estaba creando entre ambas. —Empiezo yo—. Los ojos azules de la castaña permanecían fijos en el techo mientras intentaba organizar las palabras necesarias para continuar. —Esperaba a Cole porque... bien. Todos saben que era una de las personas que más me molestaban en el internado, pero... hablamos hace unas semanas, antes de que comenzara todo este... todo este desastre—. Rose gesticula con sus manos y arruga la nariz en el proceso. —Comenzamos a encontrarnos sin haberlo planeado y... no lo sé, por un segundo pensé que él era diferente. Que podía... podía sentir más de lo que se decía de él—. Rose se ruboriza, agradecía la idea de Callie de mirar al techo. La castaña desvía la mirada de manera evidente a un curioso cuaderno que reposaba en su escritorio.

Publicado por M. Rose Wood Dom Feb 07, 2016 7:37 pm

Hablar no era una de las cosas que más fluyera en ella. Podía hablar con Nate con total libertad porque confiaba en él desde que tenía trece. Con su hermana hablaba porque se conocían desde que tenían pañales, pero nunca había entrado nadie mas en el paquete. No le entristecía pensar que podía contar las personas de confianza con los dedos de una mano, incluso aunque le faltaran la mitad de los dedos. Había desarrollado esa coraza que la protegía del mundo. No dejaba que nadie se acercara, ni que lo intentara. Era una coraza que la hacía sentir a salvo. Hablar con Rose no era una idea que le resultara brillante, quería confiar en ella, pero no quería dar ese paso, y tampoco quería pensar que era la última opción que tenía, en realidad era la primera, porque la idea de hablar con alguien se le acababa de ocurrir. También por eso había soltado el plan de manera rápida, era mejor eso antes que arrepentirse, y ya comenzaba a hacerlo. No servía para hablar de sus sentimientos, no como Rose que había liberado esa información de una manera que a Callie se le antojo fácil.

No sabía que pensar. Odiaba esa sensación. Tomó aire mirando el techo y la blancura del mismo, la lampara que colgaba a la mitad y que se encontraba apagada por la hora. No tenía que ser fácil, tenía que ser. Podría simplemente no hablar, pero eso sería romper la promesa que acababa de hacer y se sentiría pésimo, no sólo por no cumplir su parte, sino porque la joven había mostrado su confianza al tomar su dedo meñique, algo de lo que se acababa de dar cuenta. La había dejado pasar de una manera u otra, no podía ni quería lastimar a esa chica a la que tanto cariño le había tomado. Lo iba a decir. Decisión tomada. Una vez que se tomaba una decisión era quinta a fondo y no se detenía hasta ganas el partido. Se convenció de que esa era su decisión y que lo haría. Quiso hacerlo en el momento, hablar. Sentía que el tiempo sería contraproducente, pero se ni se movió, sólo escuchó.

—¿Qué pasó?— Preguntó girando su rostro para poder ver a Rose. Ahí no podía acabar la historia, algo tenía que haber pasado para que aquella idea que había nacido en la chica hubiera muerto, no importaba si había sido asesinada, algo tenía que explicar esa situación. —No es que Cole sea una persona que sea de mi agrado, tampoco habló con las personas tanto como para llegar a esa conclusión, mucho menos con él, pero eso sólo quiere decir que no lo conozco para decirte si es cierto o no. Y, a veces, tienes que tener una idea de lo que pasó para poder tomar una decisión. Todas las acciones son precedidas por una cadena de pensamientos, eslabones que se unen hasta terminar en una decisión. Sin eso, no puedes saber nada— Había dos cosas que quería hacer en ese momento: la primera era buscar al susodicho y darle una buena patada en su trasero, la segunda era saber que había pasado para poder dar una opinión mucho más concisa y precisa. No se consideraba una persona que juzgara antes de hablar o que llegaba a conclusiones sin haber pasado por antes por algo que justificara su accionar. Saber era una forma de entendimiento, sin todos los datos en juego, sólo se jugaba un juego con la mitad del tablero.

—¿Alguna vez tuviste la sensación de que las cosas estaban yendo demasiado bien?— Suelta la pregunta como si hubiera soltado un gran secreto de su parte, pero ese era su problema. Tenía la sensación de que las cosas estuvieran yendo bien y luego cayeran a un: están yendo mal. Callie estaba acostumbrada a la rutina, podía vivir con ella. Era capaz de vivir con pesadillas, con miedo y con muchas otras cosas. Podía manejar las imperfecciones que vivía, después de esos días encerrada con su hermana lo tomó como algo natural, había sobrevivido a eso, podría sobrevivir a todo. Manejaba los días de tormenta, sabía que hacer, las maneras de fingir una sonrisa y mirar de forma tal que la alegría llegara a sus ojos. El bien, el "esta todo bien", no era algo para lo cual estuviera lista. No estaba lista para eso, y no estaba lista para lo que podría llegar a venir después. Le aterraba lo que fuera a venir después. Era la segunda ley de Newton, todo lo que sube tiene que bajar, y cuando estaba subiendo, recordaba que temía caer.

Publicado por Calliope C. Rohmer Sáb Feb 13, 2016 3:25 am

Hablar no era sencillo para Rose y no se trataba solamente de que hubiese creado un muro que la protegiera de todos los que las molestaban, al contrario, era ella misma su problema. Ese tema era complicado, Rose no solo se sentía inexperta sino muy intimidada. Estaba claro que la castaña no era como todas las chicas que la rodeaban quienes habían quemado sus etapas como era habitual y no temían decir que se habían besado con un chico y otro. Rose, por el contrario, se apenaba demasiado de estar compartiendo datos así, no sabía manejar las situaciones y cada vez que recordaba aquella intimidad en su habitación sus mejillas se ruborizaban hasta el punto de lo evidente. Una vez más, la chica agradecía el invento de Callie, era más sencillo hablar mientras sus ojos tenían como testigos al techo y nada más.

Su pregunta la tomó desprevenida, Rose sabía que no había sido muy específica con su explicación y eso no ayudaba demasiado. Sabía que la chica la estaba mirando, pero ella siguió con la vista perdida en el techo, solo tomó un gran respiro antes de responder. —Me besó—. Confesó como si se hubiese quitado un gran peso de encima, en parte así era. Rose gira para ver a Callie con un brillo inusual en su mirada, la castaña sabía que Rose no podía ser tocada por muchos y cruzar esa barrera ya era demasiado decir. Rose frunce los labios como si se estuviese preparando para seguir con su explicación, sabía que no podía quedarse ahí nada más. —Empezamos a hablar con más normalidad, por lo menos cuando nos encontrábamos. Cole me encontró bailando una vez en un salón que suelo usar y ahí... fue como si se hubiese abierto más, ¿entiendes? Con él todo era un vaivén, una vez estaba triste y... si, fue algo grosero pero ese día descubrí su dolor, Call, se abrió a pesar de que ese encuentro no fue el mejor—. Rose mira al techo de nuevo. —Poco a poco se metía en mi cabeza hasta que vino a mi habitación a traerme unas cosas, ese libro que está ahí—. Rose lo señala con cierto desdén, como si ella no quisiera que el libro estuviese ahí precisamente. —Ya nos habíamos besado en el salón, pero fue... un roce, uno que me hizo sentir más de lo que pensé. Esta vez fue real, fue un beso, fue... mi primer beso—. Comenta un poco apenada por lo último. —Fue... mágico. Era la primera vez que alguien podía cruzar esa barrera y sentí tanto que a la vez no podía creer que eso me generara... un todo—. Rose mueve sus manos intentando darle forma a sus sentimientos cuando eso era teóricamente imposible. —Pero... él se fue. Me dijo que había sido solo un beso y que era mejor dejar las cosas de ese tamaño. No lo sé, Callie, creo que hay algo más, creo que viene de parte de él. No quiero imaginar que Cole Green en verdad sea una mala persona para hacer ese tipo de cosas—. El solo pensarlo causaba un estremecimiento en su pecho.

Rose gira a ver a su amiga para responder a su pregunta. En verdad ella pocas veces había experimentado esa sensación, pero el punto es que lo había hecho y podía intervenir con total tranquilidad. —Si. Me pasaba antes y cuando era pequeña, todo estaba tan en paz que sentía miedo que de la nada saliera algo y las cosas se vinieran abajo—. Rose frunce el ceño cuando ve a Callie, no creía que tuviese problemas con Cassiopeia o con sus amistades, así que la castaña decanta por algo más esperando no equivocarse. Se puede decir que estaba segura que no erraría en el tema. —Callie... ¿qué pasa con Nate?—. Inquiere de una vez sin anestesia. Estaban hablando de eso, ¿cierto? Lo máximo que podía pasar es que Rose quedara como una tonta por hablar del amigo de Calliope cuando ella quería tocar otros temas. —Me he dado cuenta.

Publicado por M. Rose Wood Lun Feb 15, 2016 10:41 am

Casi se atraganta con su propias saliva cuando escucha a su amiga, y tiene que toser un par de veces para reponerse. La posición en la que estaban tampoco había ayudado a que la sorpresa tuviera menos efecto en ella. Y, sí, era una sorpresa, una muy grande, más teniendo en cuenta el nombre de la persona de la que estaba hablando. Callie no los podía imaginar juntos, era una de esas cosas que tendría que ver para jurar que era cierto. Escucha atenta cada palabra de Rose, aquella breve versión de la historia donde ambos habían acabado besándose. No pudo evitar levantarse para tomar el libro, quería saber que tenía dentro, pero espero la aprobación de Rose antes de comenzar a hojear el libro. Se volvió a sentar en el suelo, esta vez como indio, mientras repasaba las hojas con velocidad. Eran letras de canciones, no era más que eso, pero era demasiado. Sonaba como demasiado.

—Quizá por eso no hablo con él, tengo tendencias a ignorar a los idiotas— Le sale del alma, de lo más profundo y sin intenciones de sonar como una mala persona, pero le sale así y es natural. Inclina la cabeza terminando la lista de canciones que había anotado. Sonaba algo básico, Brennan en persona podía haber entregado ese cuaderno, o Cassie, pero eso no era lo que importaba. Lo que le daba importancia era la persona que había hecho entrega, y esa era la persona que había marcado a su amiga. No sabía bien que decir, más allá de volver a llamarlo idiota, porque lo era. Se había abierto a su amiga, le había dado esperanza y luego había prendido fuego todo. Se tiró para atrás de modo que su espalda volvió a quedar pegada contra el suelo. —Al menos puedes estar segura de algo, hay gente con más problemas que nosotras dos juntas, algunos los tienen en la cabeza y creen que son normales— Es una broma, claro, pero a veces costaba ver aquella fina linea que separaba la seriedad de la chica con su divertimento.

—Mira, sabes que posiblemente sea la peor persona dando consejos amorosos. Creo que a éste punto ya me conoces lo suficiente para saber que mi nivel de romanticismo es nulo y que no tengo filtro con las personas— Comienza con una breve introducción para que Rose se vaya preparando para lo que fuera a venir después. Podía ser el peor consejo de la historia, pero al menos era lo que ella hubiera hecho. —De haber sido yo, sacando la parte de que le daría una patada en las bolas para que le queden de sombrero, lo que haría sería exigir una explicación. Puedes pedirla, tu eres más dulce que yo, pero estás en todo tu derecho de saber que pasó, y eso te libraría de la incertidumbre de saber si fue un engaño de tu mente o de verdad las cosas estaban pasando tal cual las sentías. Los sentimientos siempre juegan con la mente, pero el miedo, en particular, siempre juega los más duros y difíciles de ganar. A veces no hacen correr, otras veces nos hacen decir cosas que no queríamos, otras nos ocultan. No dejes que te gané. Y si no quiere responderte, entonces ten por seguro que yo le sacaré las respuestas por ti— Entrelaza sus dedos y estira los brazos hacia arriba para que los mismos suenen, sólo para enfatizar sus palabras. Cualquier cosa por los amigos. Eso siempre lo había tenido claro. No dejaría que nadie lastimara a Rose nuevamente, antes deberían pasar por su cadáver.

Se sorprende un poco al ver que Rose ya había supuesto sobre qué iba su problema, pero en lugar de mostrar ojos abiertos y boca entreabierta, sólo inhala y exhala un par de veces. —No lo sé. Creo que somo nada. No somos los mejores amigos que antes eramos y no creo que seamos nada oficial, pero no es eso lo que me preocupa— Se muerde el labio inferior, antes de mirar a Rose y luego volver la vista al techo de la habitación. —No suelo abrirme a las personas... y creo que me vas a hacer que me coma mis propias palabras— Cambio de tema a la mitad, al darse cuenta lo que iba a decir, y se arrepintió de haber hablado anteriormente, le había dado a Rose una defensa clara. Callie solía dar consejos, podían ser muy buenos, muy malos, podían escucharse o ignorarse, pero dependía de cada uno, ella los ignoraba desde el comienzo. Nunca escuchaba los consejos que le daba a las demás personas y los aplicaba en ella misma. Tiene que tomar aire nuevamente. —Es sólo que no quiero perder a mi mejor amigo— Dice terminando la frase que había comenzado anteriormente. —Te dije que mi hermana era mi hogar, pero Nate forma parte de ella, y hay cosas que no termino de comprender, cosas que quiero arreglar y no puedo porque no es un objeto, y creo que hay secretos que aún no entiendo. Me siento tan idiota, a veces no puedo pensar cuando está cerca— Se tapa la cara con las manos, en especial las mejillas ruborizadas. —Creo que me encantaría patearlo.

Se saca las manos de la cara, sintiendo que estaba cavando su propia tumba, pero se sentía segura al lado de Rose. —Me gusta como soy, puede que no sea la mejor persona, que sea dura, que de la sensación que odio a todo el mundo, pero me gusta mi manera de ser, aunque no sea femenina, dulce y elegante. No quiero que nadie cambie eso— Y eso era todo, eso era lo que estaba reprimiendo en su interior, como cada sentimiento que experimentaba. —Increíble. Aparecer dos chicas muertas, nuestra directora es una psicópata y yo estoy preocupada por éstas cosas.

Publicado por Calliope C. Rohmer Lun Feb 29, 2016 4:26 pm

Una persona como Rose probablemente no esperaba entablar una conversación con una persona como Callie. Ambas eran tan diferentes como el agua y el aceite. Mientras la capitana estaba centrada en sus deberes deportivos y mantenerse fuerte para su hermana menor, la chica de ojos azules estaba buscando no ser pisada y llevar a cabo aquella normalidad que es necesaria para todos los que viven o por lo menos hacen el intento. Verlas era apreciar claramente las diferencias de ambas, pero al parecer eso era lo que más las unía. Rose no esperaba ninguna reacción particular en Callie, además, se veía que no trataba mucho con Cole quien se la pasaba más con su grupo de amigos que con cualquier otro miembro del equipo. Lo que la chica dijo le sorprendió, pero no dijo nada sino hasta que Callie se levantó a buscar el cuaderno. Rose se apoyó de sus codos aún en el suelo como si tuviese resortes en la espalda para detallar como su amiga revisaba el cuaderno de canciones que Cole le dejó y que Rose había visto solo una vez. La chica tuvo que girar y evitar ver la letra del chico y las canciones, verlo era recordar el evento anterior y eso aún causaba que un hueco apareciera en su pecho y lo llenara con su vacío. —Si, es un poco idiota—. Suelta en un susurro. Rose ve a Callie y asiente, aún recordaba el rostro de Cole tras el recuerdo de su hermano, sus ojos oscuros, su tono fuerte, su piel tensa... desde luego no era el chico que en algún momento la sorprendió. —No tenía la noción de que él tuviese ese tipo de problemas y lo supiese aparentar tan bien. Supongo que es algo que pasa y que suelo ignorar, todos tenemos goteras en los techos de nuestras casas, solo que tratamos de cubrirlas para que los demás no se den cuenta ni pregunten más de lo necesario.

Rose gira, esperaba que el veredicto de Callie no fuese tan duro y que no la viera como una tonta ilusionada con una aparente estrella de rock. La escucha claramente y poco a poco una sonrisa se va dibujando en los labios de la castaña, era paradójico porque se trataba de una situación seria, pero a la vez Rose se sentía afortunada de que, en mucho tiempo, nadie se había preocupado tanto por ella, por lo menos omitiendo a su hermano menor. Se sentía cuidada y querida por Callie y esa era una sensación que la chica de ojos azules no cambiaría. Era como tener un apoyo sólido con el que podría contar siempre que quisiera. Rosie asiente porque sabe que tiene la razón y que tarde o temprano ella buscaría tener una explicación. —Lo sé, es lo que quiero, a pesar de todo siento que lo merezco, ¿entiendes? Solo que quiero estar lista cuando lo vea y no... llorar ni hacer de cuentas que lo que hizo me debilitó, en parte—. Y porque ella sabía, y estaba segura, que si lo veía seguramente los sentimientos nublarían su cerebro... de nuevo.

Rose no era tonta, muchos pensaban que lo era porque se alejaba de las personas por el miedo a ser tocada, pero eso no la hacía una estúpida específicamente, al contrario, la castaña sabía analizar a la perfección a las personas y sin que nadie se lo contara se había dado cuenta del rollo que se traían Nate y Callie, solo que no dijo nada porque no creía que algo tan evidente trajera problemas. La chica se sienta y trata de acomodarse de nuevo, la verdad es que estaba bastante cómoda en el suelo. —Esa es la idea. Vale, tampoco que te tragues todas tus palabras—. Comenta con una sonrisa amplia como si ya se hubiese decretado ganadora de un juego de azar. Rose la escucha como es habitual en ella y suelta una risa honesta cuando ve a Callie tan afectada por el tema. —¡Pero mira como te tiene, Rohmer!

Rose toma un respiro ante lo último, en verdad no le gustaba pensar en el tema de la escuela así que decide centrarse de momento en su conversación con Callie. — ver si entiendo. ¿Tienes miedo de cambiar por todo lo que sientes por Nate?—. Rose la observa arqueando sus cejas, se acomoda para empezar su explicación. —Callie, creo que eso es lo menos en lo que tendrías que preocuparte. A ver... no soy la mejor amiga de Nate, pero creo que si él se enamoró de ti así como eres, no vas a tener que cambiar por nada. Eres una chica muy auténtica, Callie, los sentimientos te descolocan, eso es verdad, pero el que decide o no cambiar es uno. Siento que Nate no es el tipo de chico que te va a pedir que seas algo que no eres y no creo que tú seas tan tonta como para hacer algo así, ¿o me equivoco? Creo que es tu oportunidad, Callie, esta vez la tienes frente a tus ojos, así de simple, solo tienes que vivirla porque no existe un manual que nos diga como seremos en el amor, es algo que se siente... y ya. Algo de lo que aprendes—. Rose sonríe, a veces era buena dando consejos que nunca aplicaba. —¿Vas a desaprovechar la oportunidad de tener un poquito de alegría en este lugar?

Publicado por M. Rose Wood Mar Mar 08, 2016 10:25 pm

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