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Let her go

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Una semana, solo había pasado una semana, y ni siquiera, aún faltaban unas horas para que se pueda decir que era oficial y que hace una semana desde que Callie, Carol y Bo (aunque no recordaba de dónde conocía al último) habían desaparecido. Aún me sentía fatal, aún no podía mirar a las personas a los ojos sabiendo que era mi culpa, sabiendo que era yo quien debería haber hecho algo para detener aquella masacre, pero no, no había podido hacer nada.

También iba a cumplirse una semana desde la muerte de Ophelia y no sabía qué era lo peor. Había dos versiones hasta el momento, una indicaba que la profesora había hecho todo lo que estaba en sus manos para protegernos, otra indicaba que era una traidora y que, si no era responsable de todas las muertes, era cómplice. No quería pensar en eso. Prefería pensar que se había visto obligada a hacer lo que hizo, porque en caso contrario, también estaría relacionadas con las desapariciones y ya era muy tarde para preguntar al respecto. Quizá ella sabía dónde estarían las gemelas, dónde estaba Cassie desde el principio, pero no podía preguntarle porque los muertos no hablaban.

Era cruel pensar de esa manera, pero era lo único en lo que podía pensar. Podía parecer frío, pero no podía ser el chico alegre y feliz que siempre había intentado ser. Ya no podía sostenerlo más. Siempre había confiado en que Cassie y Callie estarían ahí para mí como yo estaría para ella y ahora les estaba fallando. Les seguía fallando. Lo mismo me había ocurrido con mi hermano y ahora estaba demasiado lejos para poder hacer algo al respecto. No podía más con eso. Era demasiado devastador, me sentía demasiado decepcionado de mí mismo cómo para poder hacer algo al respecto.

Tomé el palo de lacrosse. No había podido dormir, por lo tanto, levantarse no dolió tanto psicológicamente, si dolió bastante físicamente, porque todos mis músculos y hasta algunos de mis huesos se quejaron en tal acción. Necesitaba desquitarme con algo. No sabía que pasaba conmigo, pero a todas las personas que veía les quería pegar, a todas excepto a un par. La paciencia que antes tenía me faltaba, al igual que la alegría, las ganas de vivir y la esperanza. Había perdido todo, y a pesar de esa sensación, sabía que aún tenía mucho más por perder. Poco había hablado con las personas esa semana por la misma razón. No quería hablar con nadie, no quería recordar todas las personas que me importaban y que me querían arrebatar, porque quizá era conmigo, quizá era yo quien tenía tanta mala suerte que generaba que las personas en mi entorno tengan la misma suerte, solo que eran ellas quienes sufrían las desgracias. Quizá era el karma, perder a personas sin poder ayudar porque no había podido ayudar a mi hermano en su momento. Podía ser que se tratara de eso. Podía ser, siempre era lo mismo, posibilidades altas o bajar, nunca nada certero, en eso se había convertido el internado y hasta yo mismo, en lo que podía llegar a ser.
Publicado por Brennan F. Grunwald Sáb Jul 02, 2016 9:33 am
Brennan F. Grunwald
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La diferencia entre "puedo" y "no puedo" es solo de una palabra y una cuestión de actitud; si hay ganas, todo se puede.
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Lo buscaría incluso bajo las piedras si era necesario, insistiría en verlo así el huyera, huyera como había venido haciendo los últimos días porque no era mera coincidencia que Rose lo buscara y pareciera imposible encontrarse con él. Brennan se estaba escabullendo aun cuando no era propio de él evitar hacerle frente a cualquier situación, Rose lo sabía, por eso quizás no se cansaba de perseguirlo, porque él había estado a su lado incluso cuando ella se negaba, cuando no lo pedía y cuando estar sola era su única salvación. Brennan esperó por ella, la ayudó a levantarse, la convenció de que había más de que no podía dejarse caer entre muchas otras cosas, ella no iba a abandonarlo, eso estaba claro, iría tras su amigo, aunque eso le aguardara una pelea segura, porque era evidente que él no querría razonar y que poco a poco estaba perdiendo al chico alegre y amable al que todos estaban acostumbrados a ver. No voy a dejar que eso te pase, Gru.

Ese día, Rose se colocó un conjunto deportivo, sabía que si no lo encontraba dentro del internado buscaría en las afueras así eso representara todo un reto, desde luego no le dijo a Cole, no quería preocuparlo y ese, en parte, no era su asunto, ambos chicos no eran los mejores amigos. La castaña busca a paso rápido entre cada rincón del internado, se le veía acelerada y veloz por encontrar su preciado objetivo, pero por más que pasan las horas, Rose no es capaz de encontrar nada. La chica de ojos azules se detiene en la puerta del internado y ve hacia atrás esperando que algún milagro le coloque a Brennan frente suyo, pero nada pasa, solo se trata de los mismos estudiantes caminando por inercia en los pasillos, todos con el mismo malestar y la misma incertidumbre. Rose le da la espalda a su guarida y sale a buscar a Brennan en el primer lugar donde sabía que podía estar; el campo deportivo.

Ella también había perdido, había perdido a su hermano para siempre, había visto a Ophelia morir con todo lo que eso representaba y también había perdido a las hermanas Rohmer, sabía cómo él podía sentirse y las razones por las cuales estaba tomando esa actitud, quizás por eso Rose no se daba por vencida, porque él tampoco lo habría hecho con ella. Rosie acelera el paso al acercarse a los terrenos, estaba llegando cuando ve una figura a lo lejos, a veces confundía la complexión de Isak y la de Gru, pero esa vez estaba segura de que se trataba de su amigo, solo él estaría jugando con tanta violencia estando solo.

Rose corre, sí, corre porque quiere que note su presencia, porque quiere que no tenga tiempo de escabullirse y que la enfrente de una vez por todas, a ella, por ella lo ayudaría así el emitiera una rotunda negativa. —Brennan—. Menciona cuando está por llegar en el tono exacto en que él pueda escucharla y no pasarla por alto. Se apresura y se coloca de frente marcando una distancia prudencial para que él pudiera verla. Rosie tiene que tomar aire y recobrar el ritmo de su respiración antes de empezar a hablar.

—Estoy aquí... porque no puedes seguir huyendo... no de mí, ¿entiendes?—. Lo ve a los ojos aún serenando su ritmo. Rose podía alargarse con ciertos detalles, hablar más de lo que tenía que hablar, pero en ese momento tan preciado en el que había logrado encontrar a su amigo, la chica sabía que tenía que ser lo más directa posible.
Publicado por M. Rose Wood Sáb Jul 02, 2016 11:27 am
M. Rose Wood
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Las enseñanzas de los padres es lo primero que uno aprende, al igual que las costumbres, por más pequeñas que puedan llegar a ser. Los padres son el ejemplo que tenemos desde el minuto uno, e incluso cuando somos grandes, siguen siendo un ejemplo para nosotros. La opinión de mis padres es importante para mí, porque por más que sé que estarán orgullosos de mí siempre que tome las decisiones por mi cuenta, me gusta hacerles sentir aquel orgullo, pese a todo. Desde que tengo memoria han sido unos maestros de calidad, y por supuesto, he adoptado sus costumbres como propias. Ellos me enseñaron a ser amable y generoso, me enseñaron a escribir, a hablar, a caminar, me enseñaron a ser, a elegir mi propio camino, incluso cuando era diferente al de ellos, me enseñaron que las tradiciones se siguen por generaciones con la misma pasión que la primera vez.

Mi familia siempre tuvo pasión por el deporte, eso lo veía hasta un ciego, no importaba la rama, siempre que fuera un equipo. Uno podía alentar a cualquiera, pero siempre había una condición, se lo alentaba con pasión, en las buenas y en las malas. Uno podía practicar cualquier deporte, pero siempre dejando cada minuto en la cancha, siempre dejando todo. Para mí el deporte era eso, era la pasión con la que se jugaba, eran los cánticos de la hinchada, era el corazón latiendo fuerte mientras se trataba de romper la defensa contrincante. No sé en qué momento cambié, pero me di cuenta ante mi primer tiro al arco, con fuerza, con enojo, con violencia.

Había pasado de jugar con la inocencia de pensar que no importaba ganar o perder mientras se jugara en equipo, que nunca se perdía salvo cuando se renunciaba. El deporte era un lugar donde reír, donde estar con amigos, era un entretenimiento, era compartir y ahora estaba solo. Solo frente a un arco, jugando como no solía hacer, usando el deporte, ignorando todo aquello que una vez me han enseñado. Debía detenerme, pero no lo hice. Ataque de nuevo, con una nueva bola, e hice lo que hacen los mediocampistas, los defensores, tirsr fuerte y al medio, "romper la red" como diría mi abuelo. No era ninguno de ellos, yo atacaba, debía practicar tirar al ángulo y cosas así, pero tan poco me importaba todo lo que hacía, que no me importó lanzar de nuevo de aquella mala manera.

Me gire a Rose cuando escuché que me llamaba, incluso cuando era aquel todo con el que se quería llamar a un perro cuando querían que entrase a la casa para que deje de mojarse. No le sonreí, no le hablé, espere a que me dijera qué hacía allí, esperaba que sea una urgencia para poder ir con ella, porque sino era ese caso la iba a tener que despachar. No podía acercarme a más personas, no cuando todas las personas cercanas a mí aparecían muertas o lastimadas.

Eso lo veorespondí con un sarcasmo no muy propio en mí, no con amigos, pero no era yo en ese momento. Deslicé una mano por mi cabello corto, pensando que decir para no hacer sentir mal a la joven que era mi amiga y a la que le tenía tanto afecto. Nada llegaba a mi cabeza. No, no entiendo...

Y fue interno el sonido que hizo ni interior al quebrarse a la mitad. Rose era dulce, era buena, y yo sabía que solo me podría deshacer de ella siendo el cretino que podía ser. No necesitaba mucho esfuerzo, tenía tanta bronca en mi interior, tanta ira, tanto rencor, que las palabras estaban allí en mi mente, solo tenía que dejarlas salir.

No entiendo por qué se las han llevado. No entiendo por qué tenemos que estar aquí encerrados. No entiendo ese sistema de mierda. No entiendo cada maldita decisión que he tomado. Es como algebra, como matemática, como física: No entiendo, y tampoco creo que tu lo entiendas tomé aire porque acababa de liberar eso, era poco a comparación, pero era suficiente, y lo peor era que eso no haría que Rose se fuera, pero lo siguiente si lograría aquel efecto. ¿Cómo lo vas a entender? Si no fuera por mí no tendrías amigos. ¿Crees que puedes venir aquí a decirme cómo me siento? ¿A darme todas las respuestas que necesito? No puedes. No lo entiendes, apenas las has llegado a conocer hace unos meses, dudo incluso que sepas que canciones les gusta escuchar cuando llueve o distinguir cada una de sus miradas. No las conociste como yo, y tampoco me conoces a mi como ellas lo hacen, porque de hacerlo no estarías aquí, me dejarías solo, porque es lo que necesito, pero cómo podrías saberlo, si apenas tienes amigos.

Di unos pasos para acercarme a ella, para mirarle a la cara al decir esas palabras que solo buscaban lastimarla para que me dejara en paz. Ya no era el joven amable y dicharachero, esta consumido en tristeza y soledad, y no necesitaba que nadie mirara mi verdadero yo, no por tanto tiempo.

Vete, y déjame solo sentencie antes de tomar el palo que había dejado caer al suelo dispuesto a continuar liberando mi furia.
Publicado por Brennan F. Grunwald Dom Jul 17, 2016 1:37 am
Brennan F. Grunwald
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Sabía que de ir a buscar a Brennan se enfrentaría a un gigante, a uno lleno de furia y de tristeza donde no importaba el tamaño físico sino el huracán que se cernía en su interior. El chico había estado evitando cualquier tipo de contacto entre las personas y ella podía verlo, era evidente en las personas como Gru que siempre estan para ayudar y que ofrecían su mano amiga sin exigir costo alguno. Ahora el chico parecía haber desaparecido de la faz de la tierra y cuando Rose buscaba encontrarlo solo obtenía la sombra que indicaba su repentina partida. Para él más que nadie era difícil asimilar la partida de las Rohmer, sobre todo de ellas, Callie era su mejor amiga y Cassie significaba más para el chico de lo que él podría admitir. Rose lo entendía y por ello quería buscarlo, sabía que no debía estar solo porque de ser así caería un pozo del que sería complejo sacarlo, ella ya había estado allí y Calliope la había ayudado, incluso Brennan y Cole, era momento de ser ella quien le devolviera el favor. Rose le debía en gran parte a Brennan lo que era en ese momento, no iba a dejarlo atrás ni aunque él se negara repetidas veces.

En un principio creyó que no lo encontraría, que volvería a enfrentarse a aquella sombra, pero el destino estuvo de su lado y su carrera valió la pena ya que al llegar él estaba ahí, estaba practicando, Rose suponía que era lo único que podía hacer en ese momento para drenar. Había hablado, le había dicho con claridad porque estaba ahí, ahora solo le tocaba esperar, esperar mientras trataba de normalizar el ritmo agitado de su respiración que se había reflejado en sus mejillas ahora teñidas de un evidente color carmín.

El tono recibido fue frío, de haber tenido el poder, Brennan la hubiese congelado en ese mismo instante. No era la voz del chico dulce y bueno que ella conocía, no era su amigo. Rose se había preparado para cualquier cosa, pero era distinto suponerlo que estarlo viviendo en ese preciso instante. Traga fuerte sin poderlo evitar, tenía que armarse de valor si quería seguir ahí de pie junto al chico que parecía haber abandonado todo lo que era para sumarse a una marejada de títeres.

Se queda callada y lo ve, lo observa sin apartar su vista, destilaba frustración, la misma que ella sintió cuando Wes murió, la misma que le pedía respuestas, respuestas que estaban completamente limitadas porque nadie podría conseguirlas. Rose niega, apenas es evidente, quería decirle muchas cosas, quería decirle que lo entendía, quería ofrecerle cualquier solución que tenía en mente. Iba a acercarse a Brennan cuando sus siguientes palabras la paralizaron aún más si era posible. Con cada interrogante, con cada palabra que destilaba veneno la torturaba, le hacía tanto daño que ni el mismo Gru era capaz de medir. Rose lo escucha sintiendo como estrujan el interior de su pecho una y otra vez, tiene que desviar la mirada porque sabe que duele, porque dentro de su rabia hay una gota de verdad, porque ella estaría aún encerrada en su mundo de no ser por él. Pero quizás, tan solo quizás era lo que la había llevado a buscarlo, se lo debía por esa misma razón, porque él era su amigo y Rose lo cuidaría como tal.

Rose alza la mirada cuando lo siente tan cerca, sus ojos estaban cristalizados, ella no podía evitarlo. Escupe una cruel despedida y Rosie solo puede quedarse ahí, sembrada sobre el pasto deportivo. ¿Qué hacer luego de aquella carga?, ¿qué decir cuando él parecía haberlo dicho todo? No, no podía ceder tan fácil, ahora que lo tenía de frente no podía tirar por la borda todo lo que había pensado y todos los planes que tenía. Rose avanza unos pasos y con la fuerza que puede hala al chico de brazo obligando a mirarla. —No, tú no te vas a ir.

Lo suelta y acomoda sus cabellos tras sus orejas, le molestaba, se sentía encerrada, sentía que las palabras iban a explotar sin ningún orden. —Dices todo eso parar herirme, pero ¿sabes? Tienes razón en todo. De no ser por ti no tuviera amigos, de no ser por ti aún estaría en el jardín escribiendo en un cuaderno creyendo que esa era mi única opción de tranquilidad en la vida, sí, de no ser por ti no sería muchas cosas que soy ahora—. Lo ve con rabia, lo ve con tristeza de que hayan tenido que llegar hasta ese punto. —Por eso mismo estoy aquí, porque te lo debo, te lo debo como persona, te lo debo como amiga, Brennan. Vi a mi hermano muerto y tú nunca te fuiste a pesar de que a veces solo quería gritarte que te largaras, pero estuviste ahí, eso también te lo debo. No soy la chica con más amigos, no soy tan sociable como tú, tampoco conozco las manías y los gustos de las Rohmer a profundidad, pero lo único que sé es que ellas nos necesitan y yo no hago nada lamentándome en los rincones. Hay que buscar la manera, es lo que Callie habría querido, lo que Cassie también habría querido. Cuando Cassiopeia desapareció, Calliope fue a mi habitación y lloró, lloró mucho, creí que las cosas acabarían allí, pero esa chica se levantó, se levantó y se limpió los ojos y dijo que buscaría a su hermana, que no lloraría más. Eso tenemos que hacer nosotros, no haces nada apartando a las personas de ti, Brennan—. La castaña toma aire dispuesta a seguir. —Di lo que te venga en gana, aquí estoy, lanza tu mejor tiro, busca herirme, busca que me vaya, pero quiero que sepas que no lo voy a hacer, que me tornaré insoportable si así lo quieres pensar. Pero así como tu quisiste enseñarme a tocar la guitarra y a salir al mundo, yo voy a estar aquí para recordarte que estas siendo un completo idiota contigo mismo y que vamos a salir de esto. Adelante, continúa—. Abre sus brazos, espera cualquier cosa, espera cualquier tiro de dolor, estaba dispuesta a soportarlo.
Publicado por M. Rose Wood Mar Jul 19, 2016 11:04 am
M. Rose Wood
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Recuerdo haber leído una vez que las fracturas limpias eran las más sencillas de curarse. Posiblemente porque es más fácil olvidar y dejar atrás. No era mi caso, pero podía ser el de Rose, porque también había escuchado que mientras menos personas fueran cercanas a ti, menos posibilidades tendría uno de ser lastimado. Era el principio de las personas que no deseaban enamorarse, que querían mantenerse alejados de todo y solo enfocarse en su carrera profesional. Tampoco era mi caso, pero hubiera sido el de Rose si yo no me hubiera metido en el medio. No tan solo parecía provocar que todas las personas a mi alrededor terminaran muertas o desaparecidas, sino que también lastimaba a aquellos que eran cercanos. Era una máquina de problemas, un profesor me lo había dicho tras castigarme por tercera vez en el mes, y no le había querido creer. Ahora el mismo no estaba para decirme que él había sido el primero en pensarlo.

Rose me detiene para que no siga mi camino, y eso no me gusta, porque mientras más insista más tendré que lastimarla para que me deje tranquilo, porque era lo que necesitaba, estar solo, que nadie fuera cercano a mí, así no podía lastimas a más personas. Estaba cansado de lastimar a más personas. Era una utopía, pero deseaba hacer el menos mal posible, y mi mala suerte arrasaba con todo lo que fuera cercano. Despedazaba todo, como un huracán furioso y descontrolado.

A penas podía escuchar sus palabras, segado de la impotencia que me abrazaba hacía días, de la tristeza y el terror que eran las gemelas generadoras de pesadillas desgarradoras, y de la desesperación de no poder hacer nada. No podía estar más en pie, no podía soportarlo, y mientras menos personas fueran cercanas a mí, mejor estarían. Estarían a salvo y seguras, como lo merecían todas las personas en este mundo, viviendo una vida tranquila y en paz.

—No lo entiendes, ¿verdad? Crees tener todas las respuestas porque eres inteligente, pero no es así, Rose. No es así. Crees que puedes venir a decirme qué hacer o cómo hacerlo o creer que todo lo que digo lo digo solo por todo lo que está pasando. ¿De verdad crees que me estoy desquitando contigo? — Sin darme cuenta de que había soltado el palo de lacrosse, tomé a la joven por los brazos, y la sacudí para ver si entraba en razón, para ver si de esa manera dejaba de estar ciega y veía lo que tenía que ver—. No necesito un discurso de alguien. Necesito que te alejes, porque ya metí la pata. ¿No te das cuenta de que si no fuera por mí no estarías preocupándote por Cass, por Callie o por mí? Si no fuera por mí no hubieras entrado a la organización y quizá nadie hubiera tomado a Wesley, sino fuera por mí estarías preocupada por todo lo que está pasando, pero no tendrías miedo por tus amigos. ¿No ves que la causa de todo sigo siendo yo? No creas que pienso que todo está pasando por mí, pero tengo mala suerte, Rose. Las personas cercanas a mí nunca terminan bien. Nunca.

Y el dolor mezclado con la rabia llenó mis ojos de lágrimas que no cayeron para la suerte de mi orgullo, pero sabía que Rose sería capaz de verlas. Estaba cansado. Cansado de perder y perder. ¿Qué más podían sacar de mí? Solo quería que las personas rieran, solo quería que fueran felices, porque yo no podía serlo, yo jamás podría serlo.

—Vete Rose. Vete con tu novio. No te preocupes por mí. No hay nada que puedas hacer para ayudarme. Además… no me debes nada —agregué con tristeza, mientras me alejaba nuevamente, tomando el palo de lacrosse. Rose podía tener razón, podía estar siendo un idiota en ese momento, pero, ser un idiota o no, no traería de regreso a las gemelas, ni tampoco a Carol. Él no podía cuidar de nadie.

Ya no podía hacer nada. Nadie podía hacer nada. Hay oportunidades que solo pasan una vez, y cuando lo hacen, y no se aprovechan, no había nada que pudiese hacerse. Eso era lo que me había pasado. Había tenido la oportunidad de ayudar, pero no había hecho nada. Y nadie me podía enseñar cómo lidiar con la culpa, no creía que fuera algo que se podía enseñar, porque dudaba que alguien supiera qué tan pesada era en realidad, la carga que tenía en mis hombros. Por más que sea una carga que yo mismo había puesto. Era una carga que no era capaz de soportar. Adiós al chico feliz, adiós al chico alegre, ya no tenía fuerzas para nada, me la habían arrebatado junto con la esperanza.
Publicado por Brennan F. Grunwald Miér Jul 27, 2016 3:15 pm
Brennan F. Grunwald
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En vano trataba de encontrar en esos ojos oscuros al chico que una vez se sentó con ella en el lago en un intento sutil de enseñarle a tocar la guitarra y, entre las melodías, encontrar a la Rose que se escondía bajo las pesadas hojas de su diario y entre constantes máscaras de temor y dudas hacia el mundo exterior. Con paciencia lo había logrado, Rose no mentía al decir que había sido ese chico tan auténtico y hablador el que le había abierto las puertas del mundo, el que la había hecho confiar en los demás y entender que no todos querían hacerle daño, que había más, mucho más, incluso cuando en el presente sonara como una completa burla ver las cosas de ese modo. Contrario al Gru que todos conocían, Rose solo podía ver a una sobra, una llena de tormentos, gris, confusa, perdida en sí misma que se movía al ritmo de la rutina y que perdía la razón al dar la vuelta y percatarse del pesado, una sombra como otras que no podía salir a la luz. Sentía pena, pena por verlo así, dolor porque ella no pudiera hacer nada e impotencia porque aún quería intentarlo y agotar todos y cada uno de sus recursos en el proceso. Mientras aún le quedara aliento seguiría ahí para hacerlo entender, se lo debía, se lo debía incluso a Callie y a Cassie, porque ellas no querrían verlo así, no mientras alguien pudiera impedirlo.

Lo ve acercarse y dejar caer el palo de lacrosse en el proceso, inevitablemente da un paso hacia atrás, pero Brennan es más rápido y la toma con fuerza por los brazos haciendo que las raíces salgan de los pies de Rosie y la chica se quede estática, atónita sin nada que decir, era la primera vez que lo veía así y ahora solo podía sentirse diminuta bajo la mirada penetrante de esos ojos oscuros donde no cabía ni una gota de amabilidad o amistad. Lo escucha, dolía, seguía doliendo incluso más que antes. La mención de su hermano solo empeora las cosas porque los ojos de Rose se nublan aun cuando hace un intento sobrehumano por mantenerle la mirada, no quería llorar, no quería hacerlo, Gru no tenía la culpa, lo de Wes fue algo que ninguno de ellos logró controlar, además, su hermano la habría apoyado de entrar a la Organización, ambos sabían que era lo correcto y Wesley siempre estuvo dispuesto a creer en lo que estaba bien y apoyar a que su hermana saliera del capullo que constantemente la mantenía encerrada. Niega, porque sabe que si habla probablemente su voz se quiebre, le dolía su agarre, él era más fuerte que ella, pero en ese momento Rose no podía hacer nada.

Ve sus ojos nublarse y su corazón se agrieta, tan fuerte que ella puede sentirlo. Necesitaba abrazarlo, rodearlo con sus brazos y protegerlo, convencerlo de que no era su culpa, de que él era bueno, gentil y que ninguno de ellos tenía la culpa de lo que estaba pasando. Pone sus manos sobre sus muñecas, pero aún Gru marca una fuerte distancia y la mantiene agarrada, separada de él. —Brennan...—. Es lo único que puede decir; Brennan, Brennan... tanto que hablar y no sabía por dónde empezar, él no era malo, estaba pasando por un pésimo momento y no se daba cuenta de que nada recaía sobre sus hombros y que solo les quedaba una opción, una clara opción; luchar.

La suelta y se aleja, se aleja dejando aún la presión en la piel de Rose. La castaña pasa sus manos por sus brazos y se queda ahí, quieta por unos segundos. Tarda en reaccionar, pero aún está a tiempo para darse cuenta de que Gru se iría y que ella seguía sin ganas de permitir que eso pasara. Corre, corre los pasos que la alejan del muchacho y aumenta la velocidad para poder quedar frente a él y cruzarse en su camino de manera que no pudiera pasar. Rose toma un respiro, uno que llenara sus pulmones, una solitaria lágrima caía por su ojo cuando lo ve, lo ve con intensidad, lo ve con honestidad y en el fondo desea que la mirada fuera capaz de expresar todo lo que albergaba su corazón. ¿Qué decir?, ¿por dónde empezar? Tenía un manual de palabras en su cabeza, pero lo cierto es que Rose decide pasarlos por alto al momento que da un paso y rodea al chico con sus brazos, con fuerza, si él quería soltarse tendría que apartarla y eso no sería fácil. —Basta, te lo pido, por favor. Basta, Gru—. Siempre le decía Brennan, Rose era una de las pocas personas que no lo llamaba por su nombre. —Pídelo cuanto quieras, gasta tu voz en ello, pero no me voy a ir, te lo juro que no me voy a ir, no pienso dejarte porque sé que si esto pasara tu no me dejarías a mi—. Se separa para verlo a los ojos, toma su rostro entre sus manos y le obliga a verla, a no separar sus ojos de los suyos. —Mírame, mírame, Brennan—. Su voz se torna seria y se humedece los labios antes de hablar. —Nada de esto es tu culpa, nada, ni la muerte de Ophelia, ni la desaparición de las Rohmer, nada. Estamos en medio de un juego macabro donde van contra nosotros, pero no hacemos nada perdiendo la cabeza y peleando entre nosotros, al contrario, perdemos, perdemos mucho. Si tu hubieras desaparecido te apuesto que Cassie lloraría, lloraría mucho, pero luego buscaría todas las herramientas para encontrarte, Callie también. Imagina que ella está aquí, imagina que Cass está aquí, probablemente te patearían si te ven en un estado tan... opuesto a que lo que tú eres—. Una risa amarga sale de sus labios, ella más que nadie quería que todo regresara a la normalidad. —En el fondo te darás cuenta que tú mismo sabes que la ansiedad de encontrarlas es más fuerte que esta pérdida de tiempo absurda de sentir pena por ti mismo. Basta ya de la pena, Gru. No es tu culpa, nada de esto es tu culpa, lo dices porque no pudiste defender a nadie, pero lo cierto es que esto salía de nuestras manos y aunque queramos ser superhéroes hay algo más allá que va en nuestra contra, algo que tenemos que resolver, ¿entiendes? Hay que encontrar a Callie y a Cassie, a todos, hay que encontrarlos y te necesitamos, yo te necesito, la organización te necesita, por favor, tienes que detenerte.
Publicado por M. Rose Wood Dom Jul 31, 2016 10:00 pm
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Nadie entendía, pero ¿cómo podían entender si yo nunca había dicho nada? Nadie podía leer las mentes, nadie podía saber que estaba mal cuando sonreía y decía que todo estaba bien, no cuando actuaba como si nada hubiera pasado. Rose repetía que no era mi culpa y me forzaba a mirarle a los ojos, no le podía seguir mintiendo, porque si ella no sabía la verdad, entonces, no podía entender como todo eso sí era mi culpa, como yo sí era el culpable de la desaparición de Cass. Lo había sabido desde el principio, desde el día que no volvió, pero fui un cobarde y no se lo dije a nadie, ni siquiera a su hermana, seguro ella podría haber hecho algo. Me lo quedé, avergonzado me lo guardé, pero no podía guardarlo más, porque era la verdad, porque era mi culpa.

¡Escúchame Rose! ¡Escúchame por el amor de Dios! grité exasperado sin poder aguantar ver esa mirada clara sobre mí intentando convencerme de algo que no era real. Era una tortura, peor que saber que las posibilidades de ver a Cass y a Callie de nuevo cada día eran más lejanas. Era peor que ver mi reflejo en el espejo y saber lo que había hecho. Le había mentido a todos, los había engañado. Le había mentido a la persona que en ese momento intentaba ayudarme. Era mi pena y tenía que seguir siendo mía porque era lo que las personas como yo merecíamos.

Una lágrima se deslizo por mi mejilla, y sabía que Rose me odiaría en el momento en que supiera la verdad. Todos lo harían. Aparté las manos de su hombro, sin dsrme cuenta de que la había vuelto a tomar, esta vez para que se detenga de hablar, para que no gaste palabras en mí. Me alejé unos pasos, no quería verla, no cuando le dijera lo que había hecho, pero tenía que hacerle frente.

Rose tienes que escucharlo que voy a decir, y me tienes que prometer que no se lo dirás a nadie, si alguien lo sabe como están las cosas, no sé qué podría pasar. Seguramente lo que merezco, pero... Prefiero ser yo quien lo cuente si llega a ser necesario expliqué con la mirada triste y cabizbajo. Había funcionado con Wendy, decir lo que pasaba, aclarar la mente. Me había calmado para ella, pero no había forma de calmarme, estaba jodido, y se me había hecho un hábito mentir. Para mi sorpresa y mi condena, se me daba bien cuando no me miraban a los ojos. Largué el aire. Será mejor que nos sentemos.

Mejor, mejor era estar sentado, porque parado no me podía quedar quieto. Estaba demasiado nervioso y era capaz de acobardarme en cualquier momento. No, no podía, tenía que explicarle por qué era sabio alejarse de mí.

En enero, el mismo día que Yvette se fue, me encontré con ella. Sabía que estaba en el internado, pero no se lo dije a nadie. Creí estar haciendo lo correcto, y solo me arrepentí el díaque desparecieron Nate e Isak, creí que había sido mi culpa. También me arrepentí de la decisión que tomé ese día, pero ya no podía hacer nada con eso, era muy tarde hablé con voz clara, tratando de no pensar en lo que decía, arrancando del césped del suelo en una costumbre que no podía dejar. Había cometido tantos errores ese día, y me daba cuenta tarde de lo que había hecho en realidad.

Levanté la mirada a Rose, un segundo, para saber si estaba escuchando.

Me pidió que no dijera nada, ni que la había visto, ni dónde la había visto. Le dije que no diría nada. Tenía miedo y ella lo sabía, por lo tanto me dijo que tomaríauna garantía... Ahí era donde todo perdía su rumbo, donde las malas decisiones habían sido tomadas, el momento que me había torturado lentamente y todas las noches. Dijo que tendría que elegir dicha garantía, mi cumpleaños estaba cerca, ella tenía el número de mi casa, lo disco en su móvil y me apuntó con un arma. Me dio a elegir entre mi hermana, Cass, Isak, Callie y tu.

Aún podía sentir el miedo corriendo por mis venas, mis pensamientos mientras miraba el número de mi casa en su teléfono. Recordaba no tener mucho tiempo y estar atrapado.

Conozco a Aria, hubiera venido si le ofrecían una sorpresa por mi cumpleaños, por lo tanto, elegí a Cassie. Estaba saliendo con ella, si no estaba conmigo estaba con Callie, siempre rodeada de gente. A ti te perdíade vista cada tanto, a Isak también, a Callie también. Creí que sería la que estaba más segura entre todos nosotros y desapareció callé en ese momento. Me sentía vacío, desprotegido, temeroso.

¿Ves? ¿Ahora entiendes? Es mejor que estés lejos de mí, no quiero tener que volver a elegir o ser el responsable de alguna desaparición más. Mi curiosidad hizo que se llevaran a Cass, si yo no hubiera ido ella estaría bien, estaría con nosotros. Si es mi culpa. Ahora Rose solo tenía que entender que las palabras se sentían vacías cuando te quitaban una culpa que no correspondía que te sacaran, porque era el responsable, porque era culpa mía.
Publicado por Brennan F. Grunwald Miér Ago 03, 2016 12:36 pm
Brennan F. Grunwald
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Aquel encuentro en particular era una de las cosas más terribles que le había tocado afrontar en su vida, con toda propiedad, Rose podía decirlo. Enfrentarse a los enemigos era más sencillo, la carga de recuerdos, enfado, dolor, todos esos elementos conforman una bomba atómica que ayuda a ser directo, preciso, a no olvidar las razones por la que estás ahí, pidiendo explicaciones o diciendo cualquier sermón, pero enfrentarse a los amigos y más a un amigo como Brennan era todo un reto para Rose, uno donde sus emociones estaban en pleno y donde su corazón estaba a la mitad porque aunque lo intentara la chica no era de piedra y con cada grito, con cada palabra, Gru estaba estrujando su corazón hasta el punto que ella no reconocía si aguantar o no. Estaba sorprendida, sorprendida de seguir ahí, fuerte para él porque sabía que tenía que ayudarlo, que no lo dejaría, él mismo no hubiese hecho lo mismo con ella nunca. Le debía, le debía estar ahí y mucho de lo que era ahora en Dunkelheit.

Sus gritos nuevamente hacen que los ojos azules de la castaña se abran de golpe, esta vez el chico la sostiene por los brazos y ella solo puede mirarlo a los ojos sin parpadear, porque sabe que si lo hace seguramente las lágrimas saldrán y se debilitará más de lo que podía, tenía que seguir, ella era la roca entre ambos, ella tenía que sostenerlo.

¿Qué iba a contarle? El pecho de Rose y su mente se llenaron de expectativas, por alguna razón sintió que algo muy fuerte se ocultaba bajo las palabras de Brennan y eso solo le asustaba. Asiente dos, tres, cuatro veces, desesperada por saber y bajo la firme promesa de que no diría nada, no lo haría, no lo traicionaría por nada del mundo, pero ahora quería saber, porque desde hace mucho tiempo Rose dejó de perseguir su tranquilidad solo para obtener respuestas y vaya que ambos elementos estaban relacionados. —No diré nada, te lo prometo... en serio—. No había juramento o promesa que marcara lo que estaba diciendo. Rose asiente y se sienta en una de las gradas, cerca de él, dispuesta a escuchar y a no interrumpir.

¿Habí visto a Yvette? El ceño de Rose se frunce en un primer momento y decide escuchar, no le estaba gustando, definitivamente no le estaba gustando para nada lo que estaba escuchando, él la mira y ella no dice nada, asiente de nuevo, lo estaba escuchando y aún no se había ido... aún. Lo siguiente le heló las venas por completo, congelo el tránsito de la sangre por su cuerpo y detuvo su corazón. Un escalofrío recorrió la nuca de Rose que en ese momento sintió el abandono de cualquier tipo de calor para fundir su cuerpo en el frío, en un frío imposible de medir. —¿Qué...?, ¿Yo?—. Su voz se pierde, su mirada también. Yvette la había tomado de referencia para torturar a Brennan y eso no estaba bien, Yvette tenía un teléfono, ella tenía contacto con el exterior. En ese momento todos los cables se cruzan en la mente de Rose, pero lo importante era eso, le había ofrecido a Brennan una garantía y ella figuraba en sus opciones.

Pero ahí no terminaba, ahí no terminaban las cosas, lo sucesivo fue peor, fue mil veces peor, fue como un balde de agua helada. —Tu... elegiste a Cassie—. Repite, repite como si quisiera creerlo por no poder hacerlo. Sus pulmones se contraen y es entonces cuando tiene que levantarse, aire, necesitaba aire, si seguía sentada estaba segura que desfallecería. Rose pasa una mano por su cabellera castaña, hunde sus dedos en las raíces, pudo ser ella, pudo ser Isak, pudo ser Callie y resulta que el que podía elegir era él, era Brennan.

Sí, tuvo un haz de rabia, un haz de rencor porque era humana y porque de haber tomado otra elección, seguro la historia hubiera sido diferente, pero, ¿cuán diferente? Si no era Cassie hubiesen sido los otros, incluso la hermana de Brennan, alguno iba a terminar mal y eso era obvio, Gru no tenía elección, ella tampoco la hubiese tenido de estar en su lugar y de solo imaginar el peso de su alma que por una sola palabra de su boca alguno de sus amigos o Cole hubiera desaparecido... ahora lo entendía, ahora entendía su distancia.

No escucha sus lamentos, siente que va de lo mismo, sabe lo que dice, pero ella tiene que pensar, pensar porque lo siguiente los condenaría a ambos, en un nexo difícil de romper o en el fin definitivo de su amistad. ¿Qué hacer? Rose siente que la amenaza una grave migraña, tarda unos segundos dándole la espalda, unos segundos con la vista perdida, unos segundos pensando en qué haría, en qué haría Callie, Cassie, pero lo cierto es que ella era Rose, era buena, era amable y creía en las personas, Rose era la que tenía que decidir.

La chica se voltea y se acerca, se inclina frente a Brennan y busca su mirada. —No quiero que me corras más, Brennan, no me alejes, ¿vale?—. Su tono de voz es serio, es directo, va más allá de las súplicas anteriores. —Nadie sabe qué haría en un momento así. Pudo pasarme a mí, a Isak, a la misma Cassie, pudo pasarle a Callie y todos tendríamos que elegir. Pude haber desaparecido yo, me pudo haber pasado a mí y pudiera haber enfrentado a Yvette y morir al primer paso, pude haber elegido a Cole... pude haberte elegido a ti porque no teníamos opción, la única opción era jugar su juego porque de lo contrario haría lo que le viniera en gana y matarnos a todos quizás. Brennan...—. Toma un respiro y lo ve. —Ninguna de las elecciones hubiera sido correcta, hubiera sido buena, no, porque esa mujer lo que quería era que cometieras una locura, que hicieras algo malo, no podías salir de ese juego limpio y sin algún error. Sí, está mal, si me hubiera pasado a mi o cualquiera también estuviera mal, uno no... uno medita cuando un arma te apunta y cuando tienes en riesgo a los seres que amas, hiciste lo que creías correcto y te apuesto que no quisiste abandonar a Cassie, pero... todo esto pudo más que tú, que yo incluso—. Muerde sus labios y pone una de sus manos sobre las del chico sin temor a que las aparte o haga cualquier cosa. —Hay una sola forma valiente y cuerda de remendar lo que hiciste y es ayudar a las Rohmer, ¿lo sabes, cierto? A ellas, a Caroline Harrison, a Bo... hay una sola forma de arreglar todo y es ayudándolos porque yo no creo que hayan desaparecido para siempre, eso te lo juro, no me lo creo para nada y mientras pueda, mientras tenga fuerzas voy a hacer lo que este a mi alcance para encontrarlos a todos, vivos. Tu deberías hacer lo mismo porque no ayudas en nada hundiéndote en tu propia miseria. ¿Hiciste algo mal? Levántate y corrige tu error, somos tus amigos Brennan, para eso estamos ahí, ¿sabes quién me enseñó eso? Tú, porque nunca te fuiste y hagas lo que hagas yo tampoco me iré.
Publicado por M. Rose Wood Jue Ago 04, 2016 5:20 pm
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El valor no es la ausencia del miedo, es el conocimiento de que hay algo más que el miedo en sí.
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Tenía las manos en mis entradas, bien pegadas a mi cuero cabelludo. Bajaba a mirada avergonzado de las decisiones que había tomado. Tan solo pensar cómo reaccionarían las personas de saber la verdad, me sentía pequeño. Con tantas cosas, temía que los sospechosos fueran a una cazaría de brujas, y de ser así, yo sería uno de los primeros en la hoguera, y eso no ayudaba  a nadie, ¿o era justamente lo que hacía? En todo ese tiempo no había sido de utilidad, no había ayudado a nadie, más bien todo lo contrario, no era más que un inútil en esta vida. Una persona que no tenía nada que aportar al mundo. Nada de nada. Solo tenía algo, esperanza podía llamarse, alegría, y había perdido ambas. Volvía a sentir que ese cuerpo no me pertenecía, que era una persona que era desconocida incluso para mí. Eso estaba mal, y tampoco sabía cómo cambiarlo. No servía para nada. Y todos mis pensamientos llegaban a esa conclusión mientras esperaba por el veredicto de Rose.

La joven se toma su tiempo para responder, repasando las palabras que creía importante. Yo centro mi vista en el suelo, en el pasto verde que en algunas partes estaba saltado de tantos entrenamientos de lacrosse que había vivido. Finalmente la joven comienza a hablar y levantó la mirada para saber si lo que dice es verdad.

Vengo repitiéndome eso desde ese día, Rose. Pero ya no sé si es verdad. ¿Qué pasa si tenía elección? No debería haber elegido a nadie, ¿cómo esperan las personas que dirija un grupo como La Organización cuando en los momentos importantes fui egoísta y cobarde? Vengo diciéndome que no tenía elección y que hice lo que era correcto, pero ya creo que solo era una mentira que me creí para poder sentir que lo que hice no estuvo mal, que no fui yo quien la entregué, pero, lo hice. Fue mi culpa. Yo lo hice confesé, y eso era lo que las personas no entendían. Yo lo había hecho, los dedos tenían que apuntarme porque lo que había hecho estaba mal. Y que nadie hubiera sabido cómo reaccionar en esa situación no ayudaba en nada, porque de todas formas había cometido varios errores, tremendos errores que ahora ponían la vida de las personas que amaba en peligro. Ahora comprendía a Gwen, ella se sentía como yo en este momento, como una amenaza, solo que yo era un monstruo. Yo era letal.

Levanté la mirada nuevamente a la joven.

Traté de hacerlo, traté de buscar y de ser de ayuda, no he logrado nada. ¿Qué pasa si fallo? ¿Si alguien más termina en problemas por mi culpa? ¿Si tu o Isak acaban en problemas por algo que es mi responsabilidad? No… yo… no podría perdonármelo. No… no podría… agregué haciendo caso omiso a sus palabras. Rose pedía que me levantara, pero en ese momento no podía, en ese momento solo podía lamentarme porque dolía demasiado, estar arrepentido, darte cuenta de tus errores, demasiado, demasiado de todos.

Sabía que así, en ese estado no sería útil, pero quizá necesitaba eso antes de levantarme, o quizá debería quedarme alejado de las personas para no lastimar a nadie más. No quería lastimar a nadie más. Por eso tampoco había regresado a aquel lugar, ¿qué pasaba si tenía que decir algún otro nombre? ¿Qué pasaba si era el responsable de otra desaparición? No podría con tanta culpa, ya me pesaba demasiado la que cargaba en mis hombros desde finales de enero. Y estaba siendo egoísta nuevamente, solo pensando en mí, en lo que no podría soportar, en lo que no podía hacer. Quizá Rose tenía razón, lo único que podía hacer era intentar buscar a las Rohmer, e intentar hacer lo posible para encontrarlas con vida y hacer algo para ayudarles. Quizá Pratchett tenía razón y lo que tenía que hacer era aprender cosas que me fueran útiles en caso de encontrarlas. Quizá yo era el único que estaba equivocado en todo, menos en que la culpa es mía.

¿Me ayudarías? En caso de que siga buscando, ¿me ayudarías a encontrarlas? Quizá esa también era una pregunta tonta, pero mi vida ya estaba llena de “quizás” era momento de ponerlos a prueba y ver qué pasaba. Y hacerle frente, al menos intentar. El que falla no es el que no lo logra, sino el que se rinde antes de intentarlo. Conocía esa frase, mis padres la repetían todo el tiempo. Ahora era mi turno hacer frente a esa realidad y hacer algo. Algo como lo que no había hecho para ayudar a mi hermano y ahora él estaba muerto. Era hora de actuar. De hacer algo, por más que sea tonto y completamente estúpido. Y creo que sabía por dónde empezar. Por el lugar donde todo había comenzado. Aunque estemos condenados al fracaso y aunque no encontremos nada más que frustración por no encontrar a las chicas. ¿Te quedarías conmigo?
Publicado por Brennan F. Grunwald Vie Ago 19, 2016 11:00 am
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La diferencia entre "puedo" y "no puedo" es solo de una palabra y una cuestión de actitud; si hay ganas, todo se puede.
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Es imposible descifrar cómo actuaremos en momentos de desesperación. Muchos terminan por cometer los actos más heroicos y memorables, otros se hunden en el terror y cometen errores garrafales. Brennan entraba en el medio de ambas opciones, él había querido hacer algo bueno, pero la verdad es que sus planes no salieron conforme a lo que quería y por ende Cassie había desaparecido, ahora Callie y así sucesivamente los que no estaban dentro del internado. Sí, muchas veces ceder a los impulsos nubla cualquier ápice de razón y hace que la humanidad se pierda en el sabor de sus fallos, pero hay una sola salida, una única salida y es precisamente tratar de remendar lo que se hizo pensando siempre en el punto final y exitoso de esa misión, en ese caso Brennan solo podía hacer una cosa y era buscar sin parar a las chicas hasta encontrarlas o hasta por lo menos saber qué había pasado con claridad, no había otra ruta y hundirse en su miseria no era una opción, no era algo que Rose fuera a permitirle porque estaba segura que él habría hecho lo mismo con ella y que las Rohmer no querrían verlo así, no a él.

Toma aire, llena sus pulmones del frío y denso aire escoces. —Creo que precisamente eres el indicado por eso, Brennan, porque aun cuando te equivocaste sabes muchas cosas que otros no y puedes ayudarnos a no cometer los mismos errores y a seguir. Los chicos no necesitan otro maestro, no necesitan un dictador, necesitan un líder que les haga entender que hay salida y que nada de lo que estamos viviendo está bien—. Confiesa con la vista perdida para luego volver al chico, había más fuerza en Brennan de lo que él mismo podía entender.

Niega, aún seguía sin entender. Rose comprendía sus razones, pero hasta ella misma sabía que lo que estaba pasando iba más allá de lo que ellos mismos podían hacer o resolver. Estaban tan sumidos que cualquiera podría resultar herido de un momento a otro sin que los demás pudieran evitarlo. —El detalle está en que ya ninguno de nosotros somos tu responsabilidad, Brennan, incluso ninguno de ustedes son mi responsabilidad por más que yo haría hasta lo imposible por protegerlos. Esto va más allá de lo que creemos, de lo que sabemos. Podemos crear una muralla y defendernos, pero a la larga estamos solos y no sabemos si Yvette nos puede tomar como una pieza más de su juego. No podemos dejar de luchar, de hacer lo que venimos haciendo, en la única forma de forjar el fuerte y ser nosotros mismos capaces de defendernos. Piensa en los demás, así como eres capaz de pensar en ti, te necesitamos fuerte y tú necesitas ser fuerte. Esto es una ruleta, hay que prepararnos para todo.

Ante aquella interrogante asiente con ganas, asiente incluso aun cuando Brennan no ha terminado de pronunciar toda la oración. Tanto hablarle para que cambiara y ahora que sentía que lo había logrado no iba a hacerlo dudar ni un segundo de que no estaba solo. Ella no se iba a ir precisamente porque tenía las mismas intenciones y las mismas ganas de encontrar a sus amigas y, ahora que sabía la verdad, menos que menos dejaría al chico solo. Rose nunca había sido la más valiente, tampoco la más fuerte, no se caracterizaba por sus dotes de líder sino por lo contrario, por permanecer al margen. Ahora veía a un gigante poderoso acercarse a ella y la única impresión que tenía, además de la incertidumbre, era que no podía echarse para atrás, no ahora que estaba en medio de la batalla y de que tenía el privilegio de la primera fila en caso de compartir la gloria.

Su última interrogante eriza la piel de Rose, cambio que no es evidente por la ropa, pero que ella siente, siente hasta los huesos la seriedad con la que Brennan impregnaba sus palabras. Rosie se muerde el labio y asiente de nuevo, esta vez más lento, viéndolo a los ojos, no quería considerar malos resultados en sus opciones. La castaña aprieta su mano sobre la de Brennan. —Siempre... siempre juntos, Gru—. Hizo uso del apelativo que todos usaban para él, pero que ella había omitido, desde que lo conoció siempre fue Brennan, Brennan y nada más. —Nunca te voy a dejar solo y si seguimos... seguimos juntos. Prometo contarte todo siempre, ¿tu prometes hacer lo mismo?
Publicado por M. Rose Wood Vie Ago 19, 2016 12:02 pm
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El valor no es la ausencia del miedo, es el conocimiento de que hay algo más que el miedo en sí.
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