I need your voice right now

Nunca hay un límite para las desgracias, nunca sabes cuándo tus peores pesadillas se vuelven realidad y te hacen sufrir tanto que por un momento olvidas que sigues vivo.

Nate había sentido dolor, dolor físico, dolor emocional, dolor incluso en sus pensamientos, pero ninguno se comparaba a ese, ninguno se comparaba a la mezcla de sufrimientos que parecía el moreno en ese instante; un agregado de tristeza con un poco de decepción y la inevitable chispa de frustración que llevaba al enojo. Cada paso que daba era una bomba de tiempo, una que Nathaniel no sabía por cuanto tiempo podía contener y todo se debía a una causa, a una razón ya conocida por los que eran cercanos a él; Calliope, Calliope Rohmer, su Callie, su chica había desaparecido y se desconocía por completo su paradero.

Era un inútil, no había hecho nada por evitarlo y ahí estaba, torturándose mentalmente por no saber qué hacer ni qué pasos dar ahora que Callie no estaba a su lado, ella era la de las respuestas inteligentes, él quien llevaba a cabo todos sus deberes, eran la dupla perfecta y ahora Nate experimentaba la sensación de que su otra mitad se había ido, así era, de hecho. Había prometido cuidarla, protegerla de todo mal, dar todo lo que él podía representar solo porque Calliope estuviera bien y ahí estaba, había fallado. Nate acierta otro puño a la lápida, a la tumba de un desconocido que, para ese momento, estaba bañada en la sangre que emanaban sus nudillos porque estaba claro que no era ni el primer ni el último golpe que Nate le daba al concreto. Sus ojos se pierden un punto perdido de la neblina, por un instante quiere verla llegar, quiere que camine hacia él con su sonrisa peculiar y sus bromas, pero todo lo que obtiene es brisa, brisa y la forma de las ramas evidenciarse ante el viento que dispersa las nubes. Quería gritar, incluso quería llorar, pero James no tenía lágrimas ni gritos, ya había dejado salir todo lo que tenía en el pecho y ahora quedaba eso... nada.

Ella se fue enojada con él, quizás eso era lo que más lo torturaba, que Calliope y él no habían quedado en los mejores términos antes de que la chica desapareciera, todo por su adicción, todo por los medicamentos. Ahora Nate quería volver en el pasado y hacer las cosas diferentes, mandar las pastillas al demonio solo por tenerla consigo o saber que lo extrañaría de igual forma, al contrario, podía odiarlo en ese mismo instante y no la culpaba. Pero, aun así, sabiendo que Call podía detestarlo, él quería encontrarla, quería buscar a Cassie a Callie e incluso a Caroline, la chica molesta de su equipo, daría todo por tenerlos juntos en especial a su chica. Calliope... cuanto la necesitaba.

Nathaniel se remueve apoyando su espalda en la lápida, su hombro le dolía. El chico coloca sus manos sobre sus rodillas mientras se dedica a ver un viejo sauce, uno cuyas ramas oscuras caían sin gracia, de pronto le pareció lo más interesante del mundo. Sus pensamientos se veían dispersos porque su todo se había ido, porque él sin Callie no tenía nada, sencillamente nada. Una lágrima solitaria cae por su rostro, perdida, como si se hubiese negado a salir en un inicio, era tan poco en comparación a lo que sentía. Nathaniel suspira y cierra los ojos, quería estar con ella, en algún plano quería volver a escucharla.

Publicado por J. Nate Seeber Sáb Jul 02, 2016 9:00 pm

Días que pasaban como sombras. Pretendiendo ser una joven sin problemas cuyo ambiente en el internado no le afectaba, había pasado día tras día. Las noticias le llegaban de todas formas, pero mientras no tomaran a nadie importante para ella todo estaba en orden. Cambio cuando se enteró que tomaron a Carol, tras haber visto un cuerpo y leído la nota de la profesora de química, una sombra la domó en los días siguientes. La tristeza y compasión por Ezra, su mejor amigo, y Nate, quien había perdido a su novia. Carol sabía lo que perder a alguien importante podía significar pero cuando se encontraba en la puerta de cualquiera de los dos jóvenes, en un impulsivo intento de ayudarles, se arrepentía al darse cuenta que no tenía nada que aportar, ni palabras alentadoras ni nada por hacer. Suspirando regresaba a su habitación, y después de varios intentos comenzó a esconderse allí dentro. Sin clases, nadie notaba su ausencia. Tampoco nadie reclamaba su presencia.

El simulacro pasó y todo empeoró. Ella continúo encerrada en su cuarto. Pensaba en aquellos dos chicos que tanto habían perdido, pero no tenía palabras para ellos, pensar no era su fuerte, y más allá de decir que debían seguir adelante, no tenía nada y sabía lo horrible que eso sonaría.
Con aquella rutina que se había armado para mantener la forma, donde corría por las mañanas y por las tardes, salió a correr ese día con la esperanza de que algo surgiera en su mente.

Corría meditando la posibilidad de ver a Jack, él leía mucho, eso era algo bueno, tal vez la podía ayudar, pero la contra era que el joven se caracterizaba por ser un ermitaño, lo que implicaba que poco sabía sobre relaciones humanas y palabras de aliento. Quizá ella podría leer un libro y ver qué podía sacar, pero dudaba que un libro le dijera que le podía decir a alguien que había perdido a su amor y a su hermana en el mismo momento. Aparte leer era aburrido.
Un golpe la distrajo de sus pensamientos, y una película no tardó en aparecer en su mente al darse cuenta que el ruido procedía del cementerio. Sin cuestionarse cuándo había ido a parar a ese lugar, de asomó entre los árboles con el plan de correr si veía a una persona enterrando a un cuerpo. Nada. El golpe de nuevo. Curiosa se acercó a la fuente del sonido hasta que encontró a Nate pegado a una lápida. La lágrima en su mejilla no pasó de ser percibida y su corazón se hizo pequeño al ver el estado de su amigo.

—Ven —le pidió con voz pausada sentándose a su lado y rodeandolo con los brazos. Lo acunó y masajeo el brazo del muchacho para que sintiera la libertad de llorar, pero nuevamente se encontró en pleno campo de batalla sin palabras. No le podía decir que todo iba a estar bien, porque no lo estaba. No le podía decir que pasaría, porque incluso aunque pasen los meses hasta el nombre volvía a abrir las más profundas heridas. Solo lo abrazó y deseo tener algo para decir, algo de valor, y se quedó en silencio maldiciendo su egoísmo y su falta de inteligencia.
Pasados unos segundos solo se animó a pedir una cosa—: Muéstrame tu mano, quiero ver qué tanto te has lastimado.

Publicado por Grace L. Edwinson Sáb Ago 06, 2016 12:11 am

Rogaba soledad porque era de lo único que podía vivir ahora, pedía que nadie estuviera a su lado porque no quería cometer la misma estupidez de alejar a las personas con su carácter de mierda y sus secretos y farsas. No quería ser el amigo que tenía una sonrisa y palabras de aliento para todo cuando por dentro estaba acabado, no, a él no le iban esas hipocresías, quizás en algún momento pensó que serían de utilidad, pero lo cierto es que ahí estaba, ahí lo habían llevado sus mentiras, a la miseria, al haber pedido todo sin poder evitarlo, al estar sufriendo de lleno cuando lo único que quería era cambiar su papel por Callie, Cassie, Carol, Bo... por alguno de ellos, en especial su chica, su chica. Siquiera le dio tiempo de sentirla así, de caminar de la mano con ella en los pasillos, de raptarla en los rincones del internado, de sentir sus suaves labios o su perfecta piel, nada, no había tenido tiempo y todo por su estupidez, por sus ganas de comerse el mundo con mentiras. Acierta otro puño, sus manos estaban destrozadas, pero nunca había existido una manera más perfecta de drenar.

Una voz hace eco, un susurro angelical que parece llenar de luz las penumbras solo con su presencia. El rostro sudoroso y cansino de Nate se alza para ver la llegada de Grace, de una Grace limpia y que parecía inalcanzable a su altura. También se había preguntado por ella el día del simulacro, pero sabía que estaría bien, aquella chica era más fuerte y fiera de lo que aparentaba por lo que sabía que si estaba encima de ella las cosas serían mil veces peor.

Su trato en el equipo variaba, podían pasar de ser los mejores aliados a pelear por tonterías, aun así, la seguía considerando su amiga, una gran amiga. Nate no hubiera recurrido a Grace para pasar sus penas, en primer lugar, porque él no era así y no le gustaba sentir que estorbaba a contarle a los demás su triste historia, pero ella ahí estaba, en medio de la nada a su lado. La ve con sus ojos confusos sentarse a su lado, sin poder evitarlo lo rodea y es ahí cuando Nate se deja caer. Desde que supo lo de Callie no sabía lo que era el contacto humano, tampoco lo que simbolizaba un buen abrazo, él solamente se había limitado a la soledad, a la vista distante, pero ahí estaba, abrazado por Grace. Podía sentir su perfume, uno sutil, sus hebras rubias colarse por su rostro, su cuerpo amoldado. Su consiente quería separarse, pero su corazón no, su corazón necesitaba el cobijo de un niño y eso fue lo que hizo Nate, rodeo a la chica con sus brazos y justo en ese momento las lágrimas empezaron a emanar, caudales, como si siempre hubieran estado ahí.

—Ella no, Grace, ella no—. Susurra con rabia, con rencor, pero sobre todo dolor. Aprieta con sus manos parte de la tela de las prendas de la muchacha solo para drenar mientras su rostro se hunde y el sollozo de su pecho empieza a salir, era un niño, uno desconsolado. Alza su mano temblorosa a petición de Grace, los nudillos rotos, ensangrentados y abiertos en pequeñas grietas le regresan la mirada a la rubia. Nate toma un respiro grueso para poder hablar. —Ya... pasará, sano rápido—. Baja la mano, no quería que se preocupara por él. —Quiero que vuelva, Grace, quiero creer que no está muerta.

Publicado por J. Nate Seeber Dom Ago 07, 2016 9:39 am

Todo el mundo habla del primer amor. Lo maravilloso que es, como se detiene la respiración cada vez que se lo ve, cada vez que se contaban los segundos para poder volver a ver aquella mirada. Grace había tenido dos novios antes de conocer a Gregg, pero este había sido su primer amor. La única persona que logró que su corazón se agitara con fuerza, que se sintiera joven, viva, fresca, que sintiera que no importaba lo bonita que fuera, siempre que para él fuera hermosa. Que no importaba nada más que sus abrazos, sus besos, y que nada le erizaba la piel como aquellos momentos en que las manos se entrelazaban. Fue la única vez, un amor fugaz, brillante, hermoso y de poca duración. Recordaba haber escuchado la noticia cuando se la daban a la familia, tras una llamada de emergencia para los doctores que le había puesto los nervios a flor de piel. Recordaba los gritos de una madre que la llamaban asesina, que la culpaban de algo por lo que Grace hubiera dado lo que sea para que no pasara. Recordaba lo fría que estaba la pared cuando se tuvo que sostener de algo para no caer. Recordaba llorar, llorar por primera vez, con lágrimas verdaderas e incontenibles. Recordaba vagamente al enfermero que la había llevado a su habitación y le había dado un sedante para que fuera capaz de dormir. Recordaba haber llegado a su casa sin vida, como una flor en el desierto. Recordaba la vista de su ventana, a la que miraba sin ver. El dolor, la herida abierta que nunca sería capaz de curar.

Había necesitado unas semanas antes de darse cuenta de que no podía hacer nada. Seguir deseando haber tenido más tiempo no iba a cambiar nada, no lo iba a traer a la vida, no lo iban a llevar con ella. Había pensado en morir, en unirse, pero era una cobarde como ella era incapaz de hundir el cuchillo más fuerte en su piel. Era de humanos luchar hasta último momento, buscar ayuda si era necesario para mantener la vida. Nate tenía que encontrar ese camino, el camino que ella había tardado en encontrar y del que se había desviado ante la mínima señal de fracaso.

—Nate, sé que no servirá mucho, pero lo siento —dijo en voz baja mirando los nudillos ensangrentados del capitán de soccer, pero el mismo retira la mano dejando a Grace con las ganas de poder quitarle parte de aquel dolor. Sabía que sus palabras eran vacías, la gente tiene tendencia a pensar que esas palabras ayudan de algo, pero no lo hacen, el problema era que Grace no tenía nada más para decir, salvo… Su cabeza golpeó contra la lápida que tenía detrás al girar la misma hacía atrás, mirando parte del cielo y parte del bosque. Sus ojos se llenaron de lágrimas porque odiaba hablar al respecto. Odiaba hablar porque era una herida abierta y mencionarlo era como echar limón a la misma— No pienses eso, no lo sabes. No sabes si esas imágenes fueron verdad o no, son imágenes, incluso pueden haber estado modificadas para hacernos creer algo que no es, pero sea verdad o no, tienes que tomar una decisión. A veces es mejor pensar lo peor y hacer algo al respecto, actuar, y si era lo mejor, entonces será una alegría y si era lo peor, entonces, ya lo tienes aceptado.

— Sé lo que digo, créeme. También estuve enamorada una vez y también murió. Me sentí horrible al punto de poner un cuchillo de la cocina en mis venas y decir “ya fue”, de rendirme, y no pude hacerlo, porque no pude… pero eso no es lo importante. Ese mismo día decidí algo, decidí que iba a hacer lo que él hubiera hecho de estar vivo, ser una buena persona, ayudar al prójimo, ser gentil y amable, ser generoso. Le prometí en la noche que cambiaría, por él —su voz se quiebra, dejando de hablar de aquella manera apresurada, porque quería sacar toda la verdad de una buena vez. Apretó sus dientes y volvió a tomar aire— Me rendí, cuando no fue como yo creía, cuando no pude, me rendí y me arrepiento cada vez que pienso en él, en lo decepcionado que estaría de ver que me he vuelto en alguien peor de lo que era. Estás heridas no sanan si no haces algo al respecto. Soy tu amiga y te lo tengo que decir, puedes llorar cuanto quieras, pero al final tienes que levantarte. Callie no hubiera querido que estuvieras así, hubiera querido que ayudes a sus amigos y que los saques de este infierno en el que estamos viviendo. Nate no hagas lo que hice yo, no te dejes hundir, porque una vez que estás en el fondo, no hay forma de volver a levantarse, caes y caes y caes y no puedes hacer nada más. Este viva o no, tienes que buscar una forma de creerlo o no, no lo creas, cree que está viva y búscala, pero estar aquí, llorar, golpear lápidas, no sirve de nada. No sirve de nada que te lastimes.

Tomo aire al terminar de hablar. No muy segura de haber dicho algo coherente, más bien creyó haberse contradicho en más de una oportunidad, pero al menos le había dicho la verdad, la verdad que muchos ocultan, la verdad de que duele y que no se puede olvidar, el primer amor no se puede olvidar, con suerte se puede superar y hay que vivir con ello. Hay que vivir sabiendo que en alguna parte del mundo puede haber una nueva felicidad.

Publicado por Grace L. Edwinson Lun Ago 08, 2016 2:41 pm

Odiaba aquel termino con todas sus fuerzas: lo siento, lo siento, lo siento... todos los repetían sin cesar cuando no sabían que para Nate eso no significaba nada, nada porque nadie en aquel internado ni mucho menos sobre la faz de la tierra sabía lo que él podía sentir al tener que aceptar que su chica estaba muerta, sí, porque legalmente o sin el título ella era su chica y lo sería hasta que él fuera capaz de aceptar que Calliope no estaría más a su lado. Esa era la parte más compleja, tener que aceptar algo que él no creía; quizás por amor, quizás por dolor, quizás por desconfianza, pero lo cierto es que el joven Seeber no quería creer que Call y Cassie estuviesen muertas, incluso Carol y Bo, para él todo era una tetra y usaría todos sus argumentos para achacarlo en esa dirección.

Pero en ese momento no tenía fuerzas de responder, no tenía fuerzas de decirle a Grace lo mucho que le molestaba que repitiera esa retahíla, él solo podía oírla sin decir nada porque no quería causar un debate entre los dos, no cuando ella estaba ahí a su lado consolándolo, no cuando no tenía fuerzas ni para armar un dialogo medianamente coherente donde no tuviese la oportunidad de siquiera sentir que su voz se quebrara o cualquier gesto que demostrara todas las debilidades de las que era víctima. Sí, Grace y él tenían ese pensamiento en común, porque estando en sus cabales Nate habría dicho lo mismo, pero no, era fuerte, era muy fuerte, ahora entendía cuando las personas no tomaban consejos y se quejaban afirmando que era más fácil para el portador de tales palabras decirlo que sentirlo; él no quería olvidar, dar por sentado que Calliope estaba muerta aun cuando no lo estuviera era un insulto para Nate porque eso solo generaría que poco a poco la sensación de una paz confusa se apoderara de él y el mismo chico se negaba a que eso pasara. La única solución parecía ser una vida llena de tormentos, de ecos en su cerebro donde solo quisiera escuchar uno, el de su castaña, el de su mejor amiga, el de su gran amor. —No, Grace, pase lo que pase no creo que pueda aceptarlo, no sabes, no sabes cómo terminó todo—. Aprieta un puño, dolor instantáneo, no creía ser capaz de contarle a Grace todo y verse a sí mismo como una bestia que nunca tuvo la capacidad de defender a la mujer que amaba.

No conocía esa historia que Grace le estaba narrando, no imaginó que la rubia de fuerte carácter y múltiples quejas contra el mundo hubiera pasado por un momento similar, pero en ese momento el cuento de la rubia parecía ser la única manera de distraer a Nate de la realidad, la verdad es que no prestaba demasiada atención, pero en su mente sabía que llegaría el día que le haría muchas preguntas a Grace y buscaría hablar con ella sobre el tema. Aún sigue abrazando a la chica, pero si agarre poco a poco se va tornando menos ajustado, demostrando que Nate estaba cómodo y que su presencia lo relajaba de los fantasmas que tuvo que enfrentar en su soledad.—¿Y si me pasa lo mismo, Grace?, ¿Y si termino por fallarle?—. Porque sí, se negaba a creer su muerte y estaba dispuesto a llegar al fin del mundo por encontrar respuestas, pero lo cierto es que le había fallado a Calliope incluso antes de que desapareciera. —Ya lo hice una vez, antes de que ella se fuera, creo que lo estoy repitiendo, creo que ya voy en camino a ser todo lo que Callie hubiese odiado de mi—. Siente de dar otro puño, pero por fortuna el cuerpo de la rubia cubría de lleno la lápida que hasta hace unos segundos había sido su objetivo de boxeo. —Mi miedo no es caer, o sí, pero es que intente levantarme, lo logre y cada golpe haga que me hunda, que me hunda más hasta que no pueda salir y hasta que comprenda que ella no está para ayudarme, quiso ayudarme y no acepté, al contrario, fui un idiota porque solo la distancié de mi cuando ella más me necesitaba y cuando yo más la necesitaba.

Toma aire, sabía que sus referencias eran vagas y que Grace no debía de entender parte de la historia. Nate se levanta despacio, pasa una mano por su cara y se acomoda hasta apoyar su espalda de un pedazo del cemento que identificaba a aquel fallecido. La mirada de Nate se acostumbra a su entorno, se pierde por un segundo dudando si seguir, pero finalmente gira y ve a Grace. —Le fallé a Callie antes de que se fuera—. Pero eso ya lo había dado por entendido. —Descubrió algo de mí que no le gustó. Yo... tengo una pequeña... adicción y... lo cierto es que escondió mis cosas y las fui a buscar, pero por un momento, Grace, por un instante, fui egoísta con ella. Olvidé a su hermana, olvidé lo que sentía, quería que me regresara mis... mis medicamentos. La traicioné porque aun cuando estaba y estoy seguro de todo el amor que le tengo, me puse en primer lugar y olvidé que ella por dentro se estaba muriendo; su hermana, el internado, me necesitaba tanto... luego se fue y nunca pude decirle que hubiera mandado a la mierda todo lo que soy por ella, que ella era y es lo único real en mi vida—. Nate gira a verla luego de una pausa. —¿Cómo hago para vivir con eso cuando la única razón que tenía para encontrarla era para pedirle disculpas y darle el lugar que se merecía en mi vida? No, no puedo creer que esté muerta, no quiero creerlo. Si tan solo... si tan solo pudiera ver algo en esas fotos—. Pero recordar la imagen solo causaba que la bilis volviera a escalar a su garganta.

Publicado por J. Nate Seeber Dom Ago 14, 2016 8:10 pm

Cuando situaciones como esas pasaban, nadie nunca podía imaginar qué tan grande era el dolor, qué tanto se sufría. Se podía entender, se podía imaginar, pero nunca se sabía con exactitud, porque nunca se sabía cuánto dolor era para la otra persona, cuánto soportaba. Grace era débil, y ella lo sabía, pero se mostraba fuerte. Nate en ese momento se mostraba débil, pero era más fuerte de lo que pensaba, pero la joven si conocía que en esos momentos, nada de lo que se diga será lo correcto o lo que uno necesita escuchar. Solo podía ofrecerle una mano, un abrazo y decirle que no estaba solo, que ella estaba allí para ayudarle.

—No importa cómo acabaron las cosas Nate, con qué idea se fue ella, no lo puedes saber, no podemos leer mentes. Quizá ella te había perdonado, quizá estaba buscando una forma de volver contigo, lo único certero que tienes es que ahora estás tú, y ella no, y antes de pensar en si la defraudarías o no, o en si te hubiera perdonado, ve a lo seguro, a lo que puedes hacer y perdónate. Nate, vas a tener que perdonarte por lo que hiciste. No importa si mataste a Cassie y se lo dijiste, pero no puedes cambiar el pasado, tienes que buscar una forma de avanzar al futuro que te espera —explicó siendo un poco reiterativa con lo que antes había mencionado, pero era la verdad y era lo que ella tenía, era lo que ella había vivido y lo que la había salvado. Tantas noches se había dormido pensando que no era su culpa hasta que su cuerpo se rendía a Morfeo como si aquella frase fuera un mantra. Y el día que lo creyó siguió adelante. Cuando se perdonó a si misma por aquello que le habían regalado. Y cada tanto sentía culpa y arrepentimiento, y se miraba en el espejo y se hacía millones de preguntas, pero volvía a esa frase y la repetía hasta que sonara como una verdad, hasta que creyera en ella. Seguía con su vida, no era una vida muy importante, era una vida vacía, pero seguía con su vida de todas maneras.

—Mira Nate… —susurró con compasión tras escuchar lo que el joven le contaba sobre el último encuentro que los jóvenes enamorados habían tenido. Nunca había hablado mucho con aquella joven que, aparte de tener un mal aspecto, un pésimo gusto por la moda y cero ganas de actuar como una señorita, parecía ser muy agresiva y no quería imaginar cómo sería cuando estaba enojada de verdad—. Las palabras van y vienen, son los actos lo que verdaderamente nos define. Si yo te digo que recibiría una bala por ti, pero al momento en que sea necesario, me echo para atrás, entonces mis palabras fueron vacías y lo que digo ser no soy lo que soy en verdad. Decirle aquellos que harías por ella, lo que serías capaz de hacer, quizá no hubiera sido suficiente, pero, en cambio, si haces que esa discusión valiera por algo, que te cuidaras y buscaras una solución, ahí harías que esa última discusión no sea en vano, que aquel trágico final tuviera importancia y que la joven no habló al aire. Ella no está, no la puedes defraudar, pero puedes evitar defraudarte a ti mismo y a las personas que te rodean. Hay muchas personas que creen en ti. Yo creo en ti, y te ayudaré en todo lo que pueda. Lo prometo. Y juro que no es una promesa vacía.

No era una promesa vacía, estaba dispuesta a cumplirla, pero se sentían como palabras vacías, porque no había mucho que pudiera hacer para ayudar, porque ella estaba vacía. Solo era un ente, un estudiante más del montón que buscaban ser protegidos, que buscaban a alguien que los hiciera sentir seguros y sanos. Era alguien que no tenía importancia en el mundo, y mucho menos en el internado. Solo era una cara bonita, y las caras bonitas podían ser reemplazadas en un abrir y cerrar de ojos. Un cerebro vacío no ayudaba en el internado y en la situación que se estaba viviendo, un cerebro como el de Nate sí, y el joven tenía que hacer que eso sirviera para algo.

Publicado por Grace L. Edwinson Lun Ago 15, 2016 1:03 am

Aún recordaba aquella discusión, la recordaba como si hubiera sido el día antes incluso y que hubiera sustituido de lleno a la masacre de las fotos. Ella estaba dolida, muy dolida por el rumbo que tomaron las cosas entre ellos, ahora más que nunca Nathaniel se arrepentía de no haberla abrazado, de no haberla consolado como se debía por su estupidez de los medicamentos, le provocaba golpear de nuevo aquella lápida, pero sabe que Grace haría todo lo posible porque eso no pasara y él no iba a luchar contra la rubia, no cuando se había quedado a su lado para ayudarlo y era evidente que Grace no era de ese tipo de chica y que el mismo Nate no imaginó que sería ella quien estuviera a su lado en una situación similar.

El punto es que podía recordarlo a la perfección; las pequeñas lágrimas cristalinas corriendo por sus ojos y desembocando en sus mejillas, sus manos cubriendo su rostro para no ser descubierta, su tono de voz que se quebraba cada vez... Nate pudo haber hecho mucho y a la vez no hizo nada y precisamente cuando estaba decidido a actuar, a ser el hombre que ella se merecía, la chica había desaparecido y ahora estaba siendo dada por muerta, todo lo malo que él podía imaginar había llegado. —Lo sé, eso lo sé Grace. Pero si el pasado hubiera sido diferente, quizás mejor, tuviera un poco más de fe en que las cosas saldrían bien. Pero no tengo idea por más que quiera creer que el destino va de mi lado y que Calliope aún está viva. La quebré en muchos pedazos sin darme cuenta, Gracie, no lo hice porque quería, pero lo hice y ahora encontrarla es la única manera de retribuirle lo que no pude hacer, solo que... saber que ella de cierto modo de odiaba no me ayuda, me ata más al peor de los lados así no quiera—. Admite sin un hilo coherente entre lo que dice y siente. El chico que se propuso como líder de la organización ahora estaba oculto entre el miedo y el terror que le producía saber que perdería a lo que más amaba.

Ella tenía razón. La última vez que vio a Calliope las cosas entre ellos no fueron las mejores, pero fueron palabras y, si bien todo lo que ambos se dijeron fue importante, solo valía lo que Nate hiciera de ahora en adelante por retribuir todo lo callado después de la desaparición de Cassie. Sí, quizás Callie lo odiara, quizás pensara en perdonarlo, quizás simplemente se hubiera olvidado de él, pero todo eso carecía de importancia porque Nate solo tenía una salida y era lo único que podía hacer; buscarla, porque a veces una acción repentina vale más que mil palabras. El moreno se endereza sobre la lápida, parece que empieza a ver las cosas con una gota adicional de claridad. —Sí, quizás sea lo más honesto. Probablemente solo deba buscarla y... lo demás vendrá después—. Porque el resto de la historia se veía igual de nublada que el cementerio en ese momento.

Gira ante su promesa. Grace era una de sus compañeras de equipo y, si bien Nate sabía que lo ayudaría en cualquier cosa que pasara por su mente, el chico estaba claro que se refería netamente al deporte, no pensó que ella se propusiera para una decisión tan fundamental y peligrosa en su vida. Una pequeña curvatura se forja en los labios finos del chico. —Nunca esperé escuchar eso de ti, Gracie—. Confiesa mientras sus ojos se pierden en el horizonte y Nate aprovecha de negar ahora que la rubia no está en su campo visual. —Pero no, no sería capaz de ponerte en riesgo, eso lo puedes dar por sentado—. La ve con un poco más de seriedad. —No quiero perder más de lo que he perdido cuando tuve la posibilidad de defenderlo. Si voy a avanzar no puedo cometer tantos errores, Grace, no pondré en riesgo a nadie. Agradezco tu ayuda, pero si llego a necesitarla será en algo que te garantice seguridad, eso puedes darlo por hecho.

Publicado por J. Nate Seeber Jue Ago 18, 2016 10:26 am

—Nate, nate, detente —le pidió con una paciencia que ni ella conocía que tenía mientras ponía ambas manos en las mejillas del joven para que la mirase. No podía seguir pensando de esa manera, no podía hacerse eso, pero, ¿cómo podía ella hacerlo entrar en razón? ¿Cómo podía hacerle ver lo que ella ya había atravesado?—. Nate, ya basta. Si la lastimas o no, si fue intencional o no, no puedes pensar en eso, no ahora. Tienes que aprender a aislar un momento de tu vida, no porque no sea importante, sino porque te hará daño. No sirve de nada que te sientes aquí a llorar y lamentar tus penas, las cosas que hiciste mal y te angusties por eso, porque con eso no haces nada más que volverte un fantasma y eso no es lo que se necesita ahora. No se necesitan personas inútiles que no sirven para nada. Esas personas no sirven al mundo, mucho menos en situaciones como estas donde es el momento de sacar a la luz todos los conocimientos que se tienen.

Quieres arreglar lo que hiciste, lo entiendo, pero no puedes porque ella no está, y no lo estará. Este viva o no, ella no está aquí, ella no puede verte, no puede escucharte y te guste o no, sea cruel o no, esa es la realidad y la tienes que aceptar. De ti depende ponerte de pie y hacer algo por Callie, ya sea ayudar a las personas que lo necesiten, abrazar a uno de los niños de primero solo porque están asustados y quieren volver a casa. Eso es hacer algo y, lo quieras o no, esas son las cosas que te ayudaran a compensar los errores que cometiste. No siempre es encontrando a la persona y diciéndole que lo sientes, es siguiendo adelante con tu vida y hacer algo con ella.

Tomó aire, ni siquiera ella sabía que era capaz de dar esos discursos, que podía intentar levantar el ánimo de esa persona con tantas ansias, pero es que no entendía porque Nate no se paraba a hacer algo. Es decir, si entendía, era triste, era doloroso, y había que tomarse sus días de luto, pero si tanto decía que Callie hubiera peleado para defender a los que no podían defenderse, entonces, ¿cómo podía sentir lastima por lo que estaba pasando? Aún había personas secuestradas, aún había vidas que corrían peligro. Él no era un inútil como ella, él sabía hacer un montón de cosas, liderar una masa de gente, era listo y fuerte y podría con eso. A él le escucharían más de lo que jamás la escucharían a ella. Tenía que pararse y para hacerlo necesitaba ayuda.

Grace se puso de pie, dejando a Nate solo en el suelo, y le tendió la mano para que la agarrase y se pusiera de pie.

—La realidad es que la muerte no es lo que le pasa a uno, Callie murió, pero tú no estás triste por eso, estás triste por ti, por todas las cosas que no pudiste hacer, porque no le pudiste pedir perdón y porque entre tus prioridades estaban pedirle perdón a ella antes que perdonarte a ti mismo, ahora la primera parte falló, perdónate a ti mismo, ¿vale? —le pidió mostrando una sonrisa, dejando pasar la broma que le había hecho antes. Si, ella no solía ser así, solía ser más falsa, más hipócrita, pero eso estaba por cambiar, porque ella tampoco sería una inútil en esa historia—. Antes que me encontrara contigo, meses antes, había estado yendo a la enfermería, para que me enseñaran cosas básicas. Afuera, en casa, mi padre me hubiera conseguido una pasantía, por más de que estuviera en contra de que quisiera estudiar medicina. No contaba con eso, por lo tanto, busqué mi propia manera de aprender. Marina ahora debe estar muy ocupada, por eso no le encuentro, pero seguiré aprendiendo. Esa será mi manera de ayudar, pero tú puedes pedirme lo que quieras, todos sabemos que, como están las cosas, mi vida no vale demasiado. Y no me molestaría ser un poco más de ayuda.

Publicado por Grace L. Edwinson Lun Ago 22, 2016 11:35 am

Grace tenía razón, coherentemente la tenía porque estaba claro que los argumentos de Nathaniel carecían por completo de coherencia y él solo podía viajar a un universo con Calliope seguía viva y donde él tendría la capacidad de encontrarla y decirle lo estúpido que había sido, además de buscar mil y un maneras para recompensarle todo el daño que le había hecho a la joven. Pero, en esencia, Grace estaba siendo realista y eso era lo que Nate necesitaba, aunque se negara. La rubia le estaba dando una opción de seguir viviendo y de reivindicar todos sus errores de una manera sana y que hiciera el bien para otros, ¿no era eso lo que Nate tanto quería? Sí, era eso, pero aún estaba encerrado en aquella jaula mental que le recordaba que Callie podía estar viva, debía estar viva. Maldición, tiene que estar viva.

—Tienes razón, lo sabes y no hace falta que sea yo el que te lo diga. Pero eso no es sencillo, Grace, nada de lo que dices es sencillo. Quizás algún día pueda dejar ir todo lo que pasó y dedicarme a hacer el bien por otros, pero no ahora, ahora no puedo—. Aprieta sus manos y dirige su mirada a otro punto del cementerio que no tenga nada que ver con los ojos de su amiga. —No puedo porque aún no me he convencido de que ella no está y eso es un proceso, un proceso fuerte que no sé cómo comprender porque no tengo pruebas, no tengo pistas, no tengo nada, solo una foto, pero una foto puede ser mil cosas a la vez y nada en un momento. Necesito... necesito saber que en verdad ella esta muerta...—. Se detiene, esa palabra en particular causaba un sabor amargo en su paladar. —... y una vez que lo sepa puedes tener por seguro que trataré de organizar mi vida, pero mientras... mientras no puedo hacer mucho, no sin la sombra de su recuerdo.

Grace se levanta y Nate alza la mirada. El chico tiene que arrugar sus ojos por la luz que se cuela en el cielo, no había sol, pero la claridad lo cegaba en las mismas sombras donde él se había enterrado. Ve la mano de la chica y escucha su discurso antes de pensar si tomarla o no. Ella le estaba ofreciendo una oportunidad y, aunque Nate no sabía qué forma darle a todo aquello, terminaría por aceptar, porque no podía quedarse toda la vida recostado a una lápida. Callie no lo hubiera querido así.

Toma la mano de Grace y se levanta, no sabía si perdonarse o no, pero era un paso levantarse y empezar a pensar en las distintas posibilidades que existían para resolver toda esa situación. —Tu vida vale igual que la mía o más. No vuelvas a decir eso—. Pide con cierta seriedad en la voz mientras baja la mirada para verla, ella era unos centímetros más baja que él. —Pero te prometo que nos vas a ayudar, todos tenemos que ayudar—. Intenta esbozar un atisbo de sonrisa que no sale del todo. —Nunca hubiera imaginado eso de ti. Que le estas persiguiendo el puesto a la enfermera—. Nate pasa un puño por su rostro limpiando cualquier inmundicia, cubre sus nudillos con sus mangas tratando de aminorar el dolor. —Ven, vamos al internado, aquí entre lápidas las cosas no van a mejorar—. Nate la rodea con su brazo torciendo un poco los gestos. No sabía qué sería de su vida, pero se había levantado y eso era bueno, ¿cierto?

Publicado por J. Nate Seeber Vie Ago 26, 2016 10:03 am

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