Si tienes miedo lo estás haciendo bien

5 de mayo por la tarde

Mark terminó de hacer su calentamiento cinco minutos antes de la hora que había quedado con las dos ''aprendizas''. Estaba tan acostumbrado a hacerlo que para él eran ya prácticamente movimientos instintivos, como andar, comer con cubiertos, enviar un mensaje con el móvil, partir un cuello en tres movimientos... Ese tipo de cosas en las que no tienes que pensar, dejas que la memoria muscular haga su trabajo. Has dominado algo cuando no tienes que pensar para hacerlo. No porque vayas a dejar a tus instintos tomar el controlar de la solución, eso es una locura. Te esfuerzas en no tener que pensar para poder tener la mente enfocada en el próximo movimiento, como en una partida de ajedrez. Mientras tus manos dislocan la mandíbula de ese propio desgraciado, tienes que estar pensando ya en qué articulación parece que tiene más castigada el siguiente. Y así es como se tiene que hacer. Los cazadores actúan, las presas reaccionan.

También ayuda a no tener que sentir lo que estás haciendo. Cuando actúas de esa manera, te deshumanizas y los recuerdos se difuminan más rápidamente. Puedes recordar el sonido de ese hueso rompiéndose pero no el pensamiento consciente de lo que estás haciendo. Y así, te sientes un poco mejor. Cuando llegaron Kail y Kat, las inspeccionó rápidamente con la mirada con gesto crítico. Sí, necesitaban más ejercicio. ¿Alguna vez era suficiente? Probablemente no.

-Kail, haz el calentamiento como en clases anteriores. Katherine, hoy Kail nos va a ayudar con tu primera clase, espero que no tengas ningún inconveniente. Haz veinte sentadillas, veinte abdominales y veinte flexiones, por favor -dijo con voz mecánica mientras sacaba su reloj de bolsillo y le echaba un vistazo. Sí, habían sido puntuales. Eso era bueno. Se giró y se asomó por la barandilla pensativo. Lo malo de que la gente no empezara las clases a la vez es que no podía usar el mismo truco dos veces. Había sido muy educativo lo de casi lanzar a la pelirroja al vacío.

Publicado por Mark Pratchett Mar Ago 30, 2016 8:19 pm

Había despertado con más ánimo de lo usual, y es que llevaba días ansiando aquel momento. Supuso todas las variables que podían llegar a suceder, desde las más alentadoras en las cuales podía lanzar una patada voladora, hasta aquellas en que terminaba rodando colina abajo. Sin dejarse abatir por la última, se dedicó a recolectar el vestuario adecuado para la ocasión, algo simple y ligero, nada ajustado pero que si se acomodase a su cuerpo y le permitiese moverse con mayor libertad. A esto agregó un pequeño poleron negro para no congelarse. Y es que Kate contaba con muy poca ropa deportiva, ya que no era muy usual los viernes casuales en su oficina.

Llegó puntual, como era costumbre en ella. Sin esconder su sorpresa, ya que no esperaba compañía alguna y menos hacía al profesor compartiendo con otros seres humanos, dado su carácter. –Buenos días, encantada de conocerte- Saludó de manera enfática a su nueva compañera de entrenamiento.Era una alumna de rostro bastante agraciado y encantador. Kate se alegró de que al menos hubiese algún testigo presencial en caso de que por obra del destino y su mala suerte –o de Mark-, terminase muerta.

Sin hacerse de esperar, Mark ladró las ordenes y Kate no supo si reír o llorar. No lo pensó demasiado y en menos de un segundo arremango y se lanzó al piso, olvidando el orden inicial de cada una de las cosas que debía hacer. Y es que estaba demasiado… feliz. Nunca había sido una persona de deporte, lo más adrenalinico que hizo en su infancia era trepar árboles, pero su abuela siempre le regañaba con que era una actitud temeraria y poco femenina, la cual debía abandonar cuanto antes. Lo dejó porque después de un intento por llegar hasta lo más alto de un árbol, terminó de bruces en el piso y con más de algún hueso roto. Pero esta vez era distinto. Se sentía más viva que antes, con toda la energía para dar al 100%, a pesar de que era incapaz de subir más de 2 cm y bajar sin que los brazos le temblaran del dolor. No se iba a dejar vencer, porque Mark le había dado algo que nadie nunca había hecho. Había tenido fe en ella. Él pudo ver algo más que la enclenque y escuálida secretaria de una escuela, le había dado las fuerzas y el valor que le faltaban para sentir que podía lograrlo todo. Iba a darlo todo. No se iba a dejar vencer por el cansancio, a pesar de ya estar fatigada.

Sin poder lograr más de dos de tres ejercicios bien, se levantó como pudo. Sentía como todos sus huesos y músculos temblaban, sus pulmones estaban al rojo vivo pidiéndole oxígeno y necesitaba al menos 10 litros de agua para reponer todo lo que había sudado. Pero estaba dispuesta a continuar. Cualquier cosa que Mark le pidiera, ella lo iba a realizar sin chistar, porque sabía que a pesar de que podía sonar extremadamente extremo, ningún asesino iba a tener compasión de ti si te faltaba el aire mientras huías. Reforzar su poca resistencia era vital, tanto como saber lanzar golpes y patadas. –Ahora… -tomó una bocanada de aire antes de continuar- ¿Qué… sigue?- pronunció a medias, pero con una sonrisa de lado a lado. Ahora iban a conocer el otro lado de la secretaria, aquel sacado de su zona de confort en una oficina, iban a ver a Katherine Beauchamp-Frase al limite, la que jamás se rendía. Y es que, si Mark quería jugar a ser el señor Miyagi, Kate sería su Daniel-san.

Publicado por Katherine Beauchamp-Frase Mar Ago 30, 2016 11:32 pm

Si algo había que confesar, era el hecho de que aquella tarde Kail hubiera preferido pasar el rato con Desmond o alguno de sus amigos, sin embargo se encontraba una vez más en la azotea, lugar que terminaría siendo el más frecuentado por la joven durante el último mes. Una vez que el frio viento golpeo contra su rostro no pudo evitar arrugar la nariz en un gesto de desagrado. Escondió las manos en los bolsillos de la sudadera roja que traía puesta, aquella que seguramente pertenecía a alguno de sus amigos pero que aquella mañana había sido lo primero que encontró al despertar. Su ceja se alzó en un actoreflejo al notar la presencia de la secretaria del Internado, hecho que la había tomado por sorpresa ya que Mark no le había mencionado anteriormente que alguien se les uniría. – Hey- Mencionó lo suficiente alto para ser escuchada por ambos adultos, en forma de saludo, acompañado de un breve ademan hecho por su diestra. –Lo mismo digo.- Murmuró en respuesta al comentario de la secretaria. No la podían culpar, Kail no solía ser tan eufórica como el resto.

Escuchó atenta las indicaciones dichas por el profesor, intercambiando una breve sonrisa con Kathe para darle ánimos. Quizás si tenía suerte, podría irle mejor que a ella en el primer día, al menos ya había iniciado bien, ya que no se encontraba a nada de caer por la azotea o en el suelo…aún, claro. Sin prestar mucha atención a su entorno, se dedicó a realizar los estiramientos, los cuales eran casi iguales a los que realizaba durante las prácticas de vóley. Podía sentir como sus músculos se estiraban de apoco, aquella sutil sensación de dolor no era del todo desagradable, con el tiempo, la pelirroja le había tomado una pizca de agrado. Había ganado flexibilidad rápidamente, aunque claro, su edad era un factor importante para ello.

Alzó la mirada, dirigiéndola hacía donde se encontraba Katherine o al menos lo que restaba de ella, verla así era algo completamente extraño, tanto entusiasmo en aquel lugar era algo de admirar. Aun así se mantuvo atenta por si necesitaba de su ayuda, no podía rechazar la idea de que en cualquier momento fuera a desmayarse a causa de la fatiga, al menos su respiración agitada daba a entender aquello. –Termine.- Murmuró más para ella misma que para el par de adultos que la acompañaban. Paso su brazo derecho por detrás de su cabeza apoyándose de su brazo opuesto para terminar de estirar, esperando las nuevas indicaciones por parte de Pratchett.

Publicado por Kailany R. Lowength Jue Sep 01, 2016 9:33 pm

Si alguien le preguntara a un superior de Mark en el ejército si lo consideraban una persona cruel, probablemente todas habrían sido respuestas negativas. Pero muy posiblemente, lo que pondría en cualquier expediente suyo sería la palabra ''Pragmático''. No tenía demasiados problemas con que la gente lo detestara o hacer cosas cuestionables si eso garantizaba un éxito mayor.
-Bien... -se giró y observó a ambas. Kait estaba tan cansada como planeaba, la verdad es que la mujer no parecía tener demasiada resistencia física. Pero eso no era por lo que le había hecho realizar el ejercicio.

-Kail, inmovilizala como te he enseñado, derríbale si es necesario. Asfixia en intervalos de treinta segundos seguidos por cinco de permitirle respirar, si en cualquier momento momento se pone morada, la sueltas. No antes. Ella te servirá como ejemplo de cómo se hace con alguien de un tamaño similar al tuyo -dijo con un tono de voz completamente natural, mientras se llevaba las dos manos a las espalda y observaba. Había algo diferente en su mirada a cuando estaba por ejemplo en el comedor o en clase. Lo que normalmente parecían los ojos de un perro grandote y bobalicón en esos momentos no parecían si quiera del reino animal.

-Kat, intenta soltarte. Como consejo, intenta movimientos simples y aprovecha el impulso de las piernas -dijo mirando a la mujer rubia con una mirada corta, sin dar más indicaciones.

Se puso a andar en círculos a alrededor de las dos en apariencia muy interesado en las escasas nubes del cielo, disfrutando el viento en la cara.
-Si esto fuese un entrenamiento de Krav Magá de verdad, tendrías tres tipos como yo golpeándote a la vez tras haber hecho bastante más ejercicio. Pero ni estás preparada físicamente para eso ni tenemos tiempo para encontrar más gente que te golpee. Además, Kail estaba ahora mismo por los movimientos de asfixia así que espero que no te importe la sustitución de los puñetazos y patadas por una estrangulación -fue explicando con tranquilidad, como si fuese lo no más normal del mundo.

-No existe tal cosa como un combate justo en la vida real. Ganar cuando las condiciones están a tu favor... eso cualquiera puede hacerlo. Ganar cuando estés exhausta, cuando sean más que tú y más fuertes, ganar cuando ellos vayan armados y tú no, ganar cuando te han golpeado y hasta el último músculo de tu cuerpo te duele... Eso es lo importante. Todos los entrenamientos los realizarás en situación de desventaja. Siempre. Si eres capaz de funcionar en estas condiciones, cuando llegue el momento serás capaz de reaccionar. Tus instintos de supervivencia se activan en estos momentos, las experiencias traumáticas se quedan grabadas en las partes más primitivas de tu cerebro. De esa manera, la próxima vez que estés así, no tendrás que pensar en lo que haces, tus músculos ya sabrán qué hacer.

Era por eso que Mark siempre guardaba recuerdos de los momentos tristes de su vida. La sudadera de cuando lo de Ophelia, la medalla de Afganistán, el billete de autobús de cuando abandonó a su familia... De esa manera, nunca olvidaba las lecciones aprendidas del dolor.

Publicado por Mark Pratchett Jue Sep 01, 2016 10:17 pm

Intentaba mantenerse de pie, a pesar de las punzadas al costado derecho de su abdomen que le obligaban a encorvarse, haciendo presión con ambas manos a ver si eso servía para sopesar el dolor. Aunque su rostro indicaba todo lo contrario. Estaba exhausta, había hecho nada –según ella-, quizás porque mantenía demasiadas expectativas con lo que podría lograr en un solo día de entrenamiento. Sin embargo, la segunda orden de Mark le hizo caer en la cruda realidad. Observó a Kail, dudando de si en verdad lo que el profesor le estaba solicitando era una broma de mal gusto.

Se estaba extralimitando. Suponer que podían aprender algo de una situación extrema como la asfixia, era demasiado. En especial si ninguna contaba con la base y preparación necesaria de realizar ninguna de las dos acciones. ¿Qué se suponía que debía hacer; lanzarse contra ella y esperar lo peor? Observó de reojo a quién suponía, en esos momentos, era su contrincante. Tenía al menos diez años menos de que ella, desconocía si por ello tenía mayores ventajas por su estatura o condición física, más nada de eso resultaba una tentativa para cumplir las órdenes del docente. Prefería darse por vencida e incursionar en otras áreas, tal vez en primeros auxilios le fuese mejor, ya que ahí veía escasa la necesidad de traer pacientes reales para aprender algo. Además, sonaba mucho más útil saber cómo detener una hemorragia, que provocar una.

Negó con la cabeza, rechazando caer en tal charada, y volvió a ver a Kail, sintiendo una pizca de lastima al no saber cómo es que había caído ella en todo ese embrollo. Al menos Katherine se lo había solicitado a Mark tras una leve rencilla consigo misma (problemas de autoestima). Sin embargo, a menos de que fuera por una tarea extra curricular, o la promesa de unas décimas de regalo para el siguiente examen, no había forma alguna de que una alumna aceptase ser el saco de pushing bag de nadie. Supervivencia. Esa fue la única razón que se le vino a la mente. Kail y ella eran similares en cierto aspecto, y es que ambas querían vivir, solo por eso decidieron estar ahí de pie soportando los ladridos del docente. El instituto completo se había transformado en una especie de los juegos del hambre, y todos buscaban la forma de evitar convertirse en tributos. Le había subestimado por completo.

Por otro lado, Mark, parecía absorto en sus propios recuerdos de guerra más que en las dos jóvenes. De perfil otorgaba un aire mucho más imponente, con su rostro serio y aquella voz de mando, era como estar frente a otra persona. Mark Pratchett, el docente de lengua había desaparecido y en su lugar se erguía una máquina de guerra que había olvidado lo que alguna vez fue la humanidad. Si bien Kate se consideraba una persona de paz, alguien cuyo discurso abogaba por el dialogo frente a la violencia, y quien prefería evitar cualquier grado de conflicto con quien fuese, retirándose de las primeras apenas viera indicios de fuego. Ahora se encontraba dudando de aquellas ideas. Porque ¿Cómo intentas racionar con una persona irracional? Conversar con tu asesino las razones por las cuales no debería matarte, sonaba tan hilarante como estúpido. Mark volvía a tener un punto, y otra vez Kate dudaba sobre sus propias habilidades.

-No tienes que hacerlo si no quieres, Kail- Bajó los hombros desecha, aun con la respiración agitada y sus mejillas encendidas producto del ejercicio matutino. –Pelear contra ella no me hará más fuerte. Si en verdad fuera una situación de desventaja ¿no debería luchar contra ti, Mark?- le desafío, solo por la adrenalina del momento. Quizás más tarde, cuando estuviera en la enfermería buscando calmantes y relajantes musculares, podría pensar mejor qué fue lo qué dijo para quedar así.

Publicado por Katherine Beauchamp-Frase Sáb Sep 03, 2016 12:59 am

Si bien las ordenes de Mark sonaban descabelladas para cualquiera, sabía perfectamente que lo decía en serio, lo único cuestionable era si Katherine estaba al tanto sobre aquella faceta de Pratchett. ¿Cómo había terminado ella ahí? Para la belga aquello no era más que otro entrenamiento. Agradecía plenamente que al menos ahí existiera alguien que cuidara de ella en cada acción, sabía que quien fuese aquel que estaba detrás de las desapariciones y las muertes, no le daría segundas oportunidades. Era actuar o terminar como los del lago y aunque no tenía claro que iba a hacer una vez que estuvieran lejos del maldito internado, sabía perfectamente que quería seguir con vida para descubrirlo cuando fuese la hora.

Miró a Katherine antes de realizar cualquier acción que pudiera cumplir con la orden de Mark, deteniendo cualquier pensamiento relacionado a ello al ver la expresión que se dibujaba en el rostro de la secretaria, un gran contraste de cuando habían llegado. ¿En serio sabía en lo que se había metido? Las primeras palabras mencionadas por ella le respondieron la interrogante que se formulaba en su mente. Kailany se encogió de hombros mientras caminaba al otro extremo, sentándose en el suelo una vez que estaba cerca de la barandilla para poder tenerla como soporte detrás de su espalda. Si la mujer quería retar al profesor de literatura, no sería ella quien se lo impediría. Más aun, se lamentaba no estar con sus amigos, lo que menos necesitaba era alguien que detuviera sus entrenamientos, al parecer aquel día sería una pérdida de tiempo. – Hubieras utilizado la misma técnica que conmigo, Pratchett. Nos hubieras facilitado todo.- Comentó por lo bajo, haciendo una ligera mueca.

Por pequeños instantes como aquel, era que se cuestionaba si la gente del internado entendía la situación que vivían día a día. Quizás en su caso no había nadie que la esperara allá afuera, pero sus amigos, aquellos a los que quería eran la motivación para seguir con aquello. Tenía que mantenerlos a salvo. Además no podían dejarse llevar por las apariencias, con el tiempo había comprendido que todos ocultaban algo, aun el más débil a la vista podía ser quien ocasionara algún daño a los demás.

Publicado por Kailany R. Lowength Dom Sep 04, 2016 11:34 pm

Se cruzó de brazos mirando de manera fría a Katherine ante lo que le decía. No se le daba muy mal mirar de esa manera, todo sea dicho. Todavía no tenía muy claro que hacer, así que simplemente hacía eso, mantener la mirada mientras pensaba. Finalmente, giró la cabeza levemente cuando Kail habló para mirarla y finalmente llegó a una conclusión: No merecía la pena que la primera aprendiz fuese lastrada por la segunda. No era justo, el compromiso con Kail había sido anterior y por tanto tenía más valor.
-No hay ningún problema, Katherine, busca otro profesor cuyos métodos encajen mejor con tus expectativas. Seamos adultos y no perdamos el tiempo de nadie. Si no quieres ser enseñada, estás en tu completo derecho -dijo finalmente encogiéndose de hombros. Quizás en otras circunstancias, en otro tiempo, le hubiese roto la nariz de un puñetazo solo para demostrarle lo indefensa que estaba. Pero no tenía la motivación necesaria para eso ahora mismo. No tenía la voluntad de pelear por alguien que no quería lo que él consideraba su ayuda. No merecía la pena.

Una vez dicho todo esto, giró la cabeza a Kail y siguió como si la secretaria no existiera.
-Bien, lo que dimos en la última clase, estrangulación. Contrario a lo que las películas y series están empeñados en enseñarnos, el cuello humano es una estructura asombrosamente fuerte. El típico gesto de romperlo con un solo movimiento de ambas manos es irreal. Tendrías que tener una fuerza física de levantador de pesas profesional para eso.

Se rascó la nuca pensativo sobre como seguir la explicación. Muchas de las cosas que tenía que explicar era desaprender lo que cultura popular crea.

-Igualmente, hay que recordar que hay dos maneras de dejar a alguien fuera de combate atacando de esta manera el cuello, cortando la respiración y el flujo de sangre. La respiración puede tardar varios minutos, no es muy práctico. Hace falta también mucha fuerza para esto. Cortar el flujo de sangre es mucho más eficaz, pero requiere más fuerza y saber cómo hacerlo. Y por supuesto, como todo lo que te he explicado: No existe tal cosa como una forma segura de dejar a alguien fuera de combate. Ambas cosas pueden matar con mucha facilidad, no son un juguete. El 99% de las cosas que dejan inconsciente a una persona pueden matarla.

Arrugó un poco la nariz. Cosas como los taser o el gas pimienta eran considerados letales pero eran simple bromas de mal gusto. Aplica el primero a una persona con problemas cardiacos o el segundo a un asmático y verás lo que dura.

Publicado por Mark Pratchett Miér Sep 07, 2016 7:52 pm

-¿Qué? No, yo...no - balbuceó. El rojo en su rostro cambió de cansancio a indignación. Había sido vilmente ignorada no solo por Mark, de quién ya lo esperaba, sino también de Kail. Desconocía lo que había hecho mal, pues para ella aquel ejercicio resultaba bárbaro y desquiciado, había esperado todo lo contrario, unos minutos de cardio, estirar, aprender equilibrio o algo similar, practicar con un saco de pushing bag o esos cojines que salen siempre en las películas de Rocky Balboa. Todas fantasías sacadas de películas cuyo espíritu de superación se centraba en tres actos consecutivos y un final feliz. ¿Había sido tan inocente para creer que iba a ser así de simple? ¿Qué solo con dedicación y polvo de hadas se transformaría en la próxima Sarah Connor? Vale, tenía que admitirlo, aquello le valió un golpe al estómago y su ego.

Sopeso sus posibilidades, Mark ya le había dejado fuera y su compañera de práctica le había hecho la vista gorda. Humillada por su buena voluntad, sintió que lo único que le quedaba era realmente irse de ahí. Con tal –pensaba- ya Gail había aceptado que fuese su nueva aprendiz, y tal vez si se centraba en aprender primeros auxilios reivindicaría lo sucedido aquel día. Quizás no estaba hecha para las cosas rudas, no se consideraba una persona violenta, prefería huir de los conflictos que enfrentarlos, ahí estaba la prueba ferviente de ello. Pero retirarse del lugar le resultaba tan difícil como doloroso. Más que por el dolor muscular ante su nula aptitud física, era producto del rechazo. Si antes había estado discutiendo con Mark por sentirse sonsa e inútil, ahora solo lo estaba demostrando. ¿Qué había sido todo eso en el invernadero? ¿Para qué le había hablado a Mark? Kail estaba clara, segura de lo que quería, como lo quería y cuando. Su dedicación era visible hasta para Kate. Una joven de cuanto ¿17, 18 años?

Katherine comenzó a dudar de su propio espíritu de supervivencia. Una cosa era aprender primeros auxilios para los casos que fuesen necesarios –esperaba que no muchos-, y otra cosa era saber defenderse. Ambas habilidades son complementarias, saber más de una que de otra no te haría mejor, pero si te daría mayores probabilidades de vivir. Gail y Mark tenían ambas ¿Y ella? Nada, más que cero. Si estuvieran en una expedición y quedaran varados en medio de la nada, ella era el estorbo al que se comerían cuando ya no quedaran provisiones. Con aquel panorama tan alentador, sacudió su cuerpo esperando desprenderse de todos los complejos que la limitaban. Era una simple secretaría, sí; era una mujer sin talentos, pues sí; era torpe, eso no se discutía; ¿habilidades? Cero. ¿Qué le quedaba? Nada, no tenía nada que perder.

Tomó impulso, hizo el cálculo más burdo de su vida de la distancia entre ella y Mark, ajustó su blanco y teniendo en consideración que la diferencia de altura entre ambos era de casi 20 cm, se lanzó con todo, trepando por su espalda hasta sujetar de su cuello -¡No me ignores... que...sigo...aquí!- chilló. ¿Qué seguía? ¿Qué había dicho él? ¿dónde había que asfixiar? ¿su aorta? ¿cuál era la aorta? Con sus brazos posicionados imitando una llave, cruzando su izquierda con su derecha para generar presión, sacado de las tantas veces que vio CSI en casa, intentó desestabilizar al hombre. Algo más fácil de decir que hacer, ya que no alcanzaba sus piernas para botarle al piso.

Se había equivocado rotundamente. Ingenua aún creía que podía cambiar el mundo con un par de palabras de buena fe y amor, pero el desprecio de ambos le hizo despertar. Nadie le iba a tener compasión a ella el día en que Yvette o alguno de sus secuaces decidieran matarla, así que esperaba que Mark y kail tampoco lo tuvieran con ella.

Publicado por Katherine Beauchamp-Frase Mar Sep 13, 2016 12:45 pm

Se llevó la diestra hacía sus sienes, masajeándolas en un intento de que las palabras que Mark iba solando fueran lo más digerible que se pudiera. Si bien de a poco se iba desprendiendo de las ideas erróneas que el cine le había dejado durante años, aún era complicado para ella el pensar cómo aplicar todos los nuevos conocimientos, ya que su estatura y peso implicaban el mayor de los retos. En su interior, podía sentir una pizca de pena por la secretaria a la cual miró un par de segundos. Pero no podía permitirse el lujo de desperdiciar el tiempo en ser dulce y amable con los demás, no cuando aún había que salir de aquel lugar. Desconocía sí la mujer poseía motivos fuera de aquel lugar para regresar a su vida normal o por lo menos, para continuar con vida, lo que si sabía era que sus amigos y ella los tenían, así que no importaba el sacrificio físico que tuviera que realizar, la belga daría todo lo que le fuera posible para mantener a todos sus cercanos a salvo, al menos hasta que el peligro de Dunkelheit pasara.

Se incorporó teniendo de apoyo la barandilla, pero antes de que pudiera dirigirse al profesor la voz chillona de Katherine provocó que su mirada se dirigiera a ella. La sorpresa se dibujó en el rostro de la de sexto, quizás el miedo y el ego eran los factores más importantes para que alguien mostrara de lo que en verdad estaba hecho. No la culpaba, quizás estando en su lugar hubiera hecho lo mismo o quizás no, considerando la fuerza y la estatura de Mark, además de que conocía de lo que podría llegar a hacer en condiciones normales. Sus ojos se cerraron en un autoreflejo, esperando el sonido que haría seguramente el cuerpo de la mujer al golpear el suelo. En su mente aquello era la acción colateral a lo que la rubia había hecho, no sé creía que Pratchett no actuara ante aquello. -No seas tan rudo con ella.- Murmuró esperando que el castaño pudiera escucharla antes de poder actuar.

Publicado por Kailany R. Lowength Sáb Sep 17, 2016 2:47 am

Había funcionado mejor de lo que pensaba. Demasiado bien a decir verdad. Había sido un gambito sin posibilidad de fallo. Si Kat no tenía lo que hacía falta, se iría humillada y podría seguir la clase con Kail con tranquilidad. En el caso de que su ego dañado tuviese algo de valor, bueno, pasaría esto. Pero no pensaba que estuviese tan loca como para intentar algo así. El (escaso) peso de la mujer golpeó su espalda y notó unos brazos débiles y flacos rodear su cuello. No actuó de manera instantánea como hubiese hecho si le hubiesen atacado de verdad así. En ese caso, el derribo hubiese sido instantáneo y probablemente seguido de dos pisotones rápidos en el cuello. Ahora mismo estaba siendo un profe... No, no valía para profesor. Ahora estaba siendo un instructor. Y tocaba enseñar.

-Lo que Kail ya sabe y tú aprenderás es que el peso y la fuerza bruta son cosas importantes -dijo mientras sin parecer lo más mínimo turbado agarraba los brazos de la mujer y los apartaba de su cuello.
-No tienes fuerza para dejarme fuera de combate así. Si esto hubiese sido una situación real, ya estarías muerta. Si hubieses intentado sacarme los ojos o rajarme el cuello tendrías un punto. Hay pocas cosas en las que sea una ventaja ser pequeña y están en la parte inferior del centro de gravedad, no el superior

Tenía valor. Pero el valor sin habilidad no tenía ninguna utilidad para nadie. De hecho, si te falta el entrenamiento, es mejor ser cobarde. Al menos corriendo tienes una oportunidad entre mil. ¿Quién sabe? No es estadísticamente imposible que el que te persiga se tropiece con sus cordoneras y se parta el cuello al caerse. Sí era estadísticamente imposible que Kat en su estado actual lo estrangulara.

-El judo enseña un par de cosas útiles, pero es en general hoy en día más un deporte de exhibición que algo de uso práctico. Te enseña a no caer y a lo más importante... a caer -dijo inclinando la espalda hacia adelante y aprovechando el impulso del desequilibro lanzó a Kat por encima suyo. No tan fuerte como en la vida real. Al fin y al cabo ella no sabía caer y la azotea estaba dura, no era plan dejarla incapaz de levantarse. Pero con el suficiente ímpetu como para que le doliese al sentarse un par de días. El dolor es un profesor severo pero justo.

-¿Qué se hace Kail siempre con un atacante que está en el suelo? -preguntó mientras se sacudía las manos mirando a la pelirroja con ojo crítico tras lo cual ofreció la mano a Kat para ayudarla a levantarse.

Publicado por Mark Pratchett Sáb Sep 17, 2016 8:06 am

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