May you stay one moment?

13:00 horas, 3 de marzo de 2016
Aula de sexto curso

Últimamente, durante las lecciones de Español, Hakon había notado una disminución del ruido. Solía ser una clase algo indisciplinada, donde la voz de un chico en particular resaltaba con su tono burlón en mitad de la clase, a veces con algún comentario bromista o para molestar. No iba a decir que echaba de menos ese tipo de interrupciones, pero la razón del silencio empezaba a preocuparle. Bo Joseph Hawkman era un alumno con buenas calificaciones. Desde el principio, el profesor danés supo que aquel joven había tenido contacto previo con el idioma, lo cual facilitaba su aprendizaje. Sin embargo, su actitud dejaba un poco que desear, a pesar de que no era un gamberro integral como otros. En particular llevaba desde enero con una actitud extraña, coincidente con los últimos sucesos en el internado. No quiso darle demasiada importancia; debía ser el shock. Pero aquéllo se fue alargando hasta aquella fecha, incluso cuando muchos otros había superado el bache, y Hakon se preguntó si no había algo más detrás. Y por preguntar no perdía nada.

La alarma del internado dio por finalizada la clase de Español como cada jueves en ese grupo de alumnos. Era la rutina de cada semana y aún a Hakon le costaba amoldar la materia para una hora. No se quedó con la palabra en la boca aún así y continuó mientras en la pizarra apuntaba y explicaba la conjugación del verbo "caber". No era ni siquiera una palabra que se usara mucho, tampoco la requería como requisito mínimo, pero era un profesor que le gustaba enseñar y que sus alumnos aprendieran todo lo posible. Tal vez era exigente, muchos se lo hacían saber durante las clases, pero no aceptaba ese tipo de críticas.

Observando cómo los jóvenes recogían sus pertenencias de la mesa sin esperar al permiso del profesor, éste último chistó con la lengua para que la voz del alumnado no callara lo que tenía que decir—. Para el próximo día quiero que me entreguen un papel con dos verbos irregulares que no hayamos dado en clase. Y practiquen la fonética; puede que haya un examen oral para todos —los resoplidos y las quejas inundaron la sala levemente, pero el profesor ignoró todas. Avanzó hasta el escritorio para apuntar en su agenda las actividades pendientes para aquel grupo y permitió al fin que el alumnado saliera a tomar el merecido descanso. Casi todos cargaban sus cosas en la espalda, en pie y los más rápidos saliendo en tropel por la puerta.

—Hawkman —alzó la voz entre el bullicio de los jóvenes. Su peculiar timbre y la potencia era casi imposible de no escuchar. Hakon alzó la mirada del escritorio y le indicó con un gesto de mano para que se acercara hasta su posición—. ¿Te importa quedarte un momento? Será breve —aunque no le dejaba opciones. Era su profesor, una figura autoritaria después de todo.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Vie Sep 09, 2016 8:51 am

Los clichés existían por una razón, y ahora Bo podía entender el verdadero significado de aquella trillada frase de ver el mundo en escala de grises cuando esa persona que tanto significaba para ti ya no estaba. Sus esperanzas se fueron difuminando al pasar de los días, sus miedos incrementaban y aunque sus ganas por mantenerse fiel y perseverante seguían ahí, no tenían el poder del pavor que representaba el no llegar a encontrarlo de nuevo. Ezra era prácticamente todo para él en aquel internado, su mejor amigo, su aliado en sus aventuras, su… algo más, si hubiese tenido el valor para admitirlo en voz alta, si hubiese tenido la fuerza necesaria para confesarle que no quería quedarse como un amigo con derechos, que necesitaba más, que lo necesitaba a él.

Ya era bastante difícil perder a alguien querido en un lugar así, más si no tenías amigos por doquier, tus días se volvían más silenciosos, tus noches más aterradoras, tus miedos se alzaban con fuerza amenazando con quitarte los buenos recuerdos que todavía lograban mantenerse en tu mente. Bo quería un descanso de eso, de esas sensaciones y esos miedos, pero nunca lo obtenía, ni siquiera en sus clases favoritas.

Español estaba entre dichas clases debido a que estaba por encima de muchos de sus compañeros, se regodeaba con su talento para hablar, entender y escribir a la idioma en un nivel bastante bueno, eso siempre le dejaba tiempo libre para lanzar algún comentario de doble sentido en clase, o bien, confabular con Ezra para traer un poco de picardía a una materia de idiomas. ¿Pero sin él qué podía hacer? Bo se quedaba sentado en su pupitre apenas escuchando las lecciones y se iba como llegaba, en completo silencio o con un tono monótono como reacción a las palabras del profesor.

No obstante, al terminar esa clase algo distinto sucedió, y distinto en relación al resto de días de las últimas semanas, pues ser llamado por el profesor no era tan extraño, usualmente por su comportamiento inapropiado. Con una mueca de confusión y pasos dubitativos el moreno acortó la distancia entre ellos mientras el último de sus compañeros cerraba la puerta del salón, ellos tan extrañados con esto como él mismo.— No he hecho nada, se lo juro. —se excusó de inmediato, careciendo del tono exaltado y los movimientos acelerados que habría presentado si Ezra no estuviera desaparecido, o peor, presuntamente muerto.

Publicado por Bo J. Hawkman Vie Sep 09, 2016 2:34 pm

Hakon agradeció que el último cerrara la puerta para otorgarles un poco más de privacidad. Esperaba de algún modo que acabara saliendo algún tema personal que rodeara a Bo, pero tampoco tenía demasiadas esperanzas en que lo soltara. No era su padre, ni siquiera alguien que pudiera llamar conocido, pero la preocupación estaba ahí y el mayor, como profesor que era, no podía simplemente ignorar el estado de su alumnado. Otros de su profesión podían hacerlo si querían, pero él no era de obviar los problemas y le gustaba hacer su trabajo decentemente.

Se sentó en el borde del escritorio, con una pierna apoyada sobre la superficie de madera, mientras sus dedos jugaban con el bolígrafo que usó para escribir en su agenda. Por la actitud del chico, juraría que no se imaginaba la razón de la reunión.— Ése es precisamente el problema. Que no has hecho nada —respondió Hakon antes de apretar los labios y soltar un leve suspiro después. Separó una mano del objeto para acercar el cuaderno de calificaciones, que no serviría más que de señuelo para arremeter con algo más personal. Los ojos pardos del hombre leyeron las calificaciones de Bo en las últimas semanas y continuó hablando—. Últimamente has dejado de prestar atención en clase, apenas participas cuando hago preguntas y algunas tareas las entregas sin mucho esmero. Aunque las notas en los exámenes se mantienen bastante altas, no entiendo por qué has dejado las buenas constumbres. Y las malas también.

En cierto modo sí que tenía una sospecha de por qué había perdido interés en las clases, sin embargo no podía imaginarse lo que realmente sucedía en los pensamientos del chico. No conocía los detalles, por lo que sólo se limitó a las vaguedades que le presentaba su taciturno comportamiento—. No quiero decir que eche de menos tus comentarios fuera de lugar y las interrupciones en clase, pero esperaba que al menos lo bueno lo mantuvieras.

Y después de allanar un poco el terreno en el que pretendía demostrar al joven que sus preocupaciones no eran imaginaciones suyas, Hakon dejó el bolígrafo sobre el cuaderno cerrado y alzó la mirada a su alumno. Sus ojos recayeron sobre él de un modo inusual, con preocupación—. ¿Ha pasado algo, Bo? —preguntó esa vez con un trato más cercano, aunque también podría llegar a ser intimidante, ya que casi nunca llamaba a sus alumnos por el nombre de pila.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Vie Sep 09, 2016 5:48 pm

El pelinegro siguió sin entender el motivo de su presencia prolongada en el aula. ¿El profesor le llamaba la atención por portarse bien? ¿En qué mundo vivían? ¿No podía convencer a nadie? Ciertamente el chico se molestó y sujetó su cuaderno con más agarre contra su abdomen, esperando que el resto de la conversación le brindara una nueva perspectiva sobre todo esto, si al final le iban a volver loco entre las tragedias y las actitudes que se le exigía tener, ninguna en sintonía con la otra.

Por suerte el profesor de la materia que bastante fácil le parecía, le ilustró mejor la razón del problema. Bo tragó saliva sintiendo un nerviosismo elevarse por su ser, la incomodidad se reflejó al instante por la forma en que su rostro se expresaba y la manera en que movía una de sus manos de arriba hacia abajo. Le observó de reojo en una oportunidad que surgió y luego miró hacia la puerta, era fácil decir que no pasaba nada, desaparecer del aula e ir a la siguiente clase, pretender que todo estaba bien, debía estarlo, ¿no? Si trataba esto con la seriedad que se merecía tal vez no podría sobrevivir, él no era bueno con estas cosas, por algo su madre le había obligado a convertirse en un “machito”.

— Todo está bien, yo… solo extraño mi hogar, es eso. —llegó a mentir con una sonrisa tremendamente falsa, su mano perdiendo fuerzas para sujetar el cuaderno que llenaba de garabatos y apuntes confusos sobre la seguridad del rubio más importante de su vida.— No he recibido llamada de mi padre, o mi mamá y, no sé, se acerca mi cumpleaños, yo solo quiero largarme de aquí. —se encogió de hombros esperando que ese argumento justificara lo suficiente el silencio inconsciente que había tomado en clase.

No importaba que fuese medianamente bueno en mentir, no importaba que tuviese buenas excusas reservadas para no tener que hablar sobre la agonía que era no tener a Ezra (no creía que platicarlo con un adulto fuese a ayudarlo), los signos emocionales seguían expuestos en su lenguaje corporal y ese brillo de sus ojos, asegurando que era cuestión de segundos, cuestión de palabras, para soltarse y romperse.— ¿Puedo... puedo irme? Yo, yo prometo que voy a mejorar en clase, seré mejor, lo prometo. Perdón, perdón por eso y por todo. —se disculpó en exceso, el color rojo empapando su piel y el nerviosismo tomando la poca seguridad que tenía en ese momento en particular.

Publicado por Bo J. Hawkman Vie Sep 09, 2016 8:41 pm

Puede que Bo consiguiera hacer dudar a Hakon con la primera mentira. Aunque hubiese sido una sonrisa falsa, aunque hubiese sabido que era mentira, no era su estilo insistir. Podía preocuparse y podía ayudar a su alumno, pero si éste no aceptaba la ayuda o ni siquiera trataba de pedirla cuando sabía que la recibiría de él, ya no había nada que hacer. En un principio comprendió que debía sentirse solo sin su familia. La Navidad pasada no pudieron regresar ninguno a sus hogares; para desgracia de Hakon, entendía demasiado bien cuál era esa necesidad de escapar de allí. Sobre todo cuando las desapariciones se habían vuelto muy recurrentes—. Es cierto que llevamos mucho tiempo sin visitar a nuestros familiares. Nos toca ser pacientes ahora, hasta que lleguen las próximas vacaciones —quiso de algún modo aliviar la frustración del joven con un pensamiento de esperanza. El profesor estaba muy seguro de que, llegado el verano, podrían regresar a sus casas y descansar de un año tan ajetreado. Quizás un pensamiento algo cínico, pero desconocía por completo las verdaderas razones del muchacho para sentirse tan desolado. Hakon, por otro lado, sólo pretendió que se centrara en la idea de que, aunque algo lejana en el tiempo, ese día llegaría sí o sí.

Sin embargo, cada vez que trataba de convencerle, la mentira se destapaba sola, pues Bo no era capaz de contener su lucha interior en el plano psicológico. El mayor endureció el gesto y sus ojos se desviaron unos segundos, pues era difícil ver a alguien en ese estado; incluso por un momento creyó que rompería a llorar. ¿Fue tan brusco al dirigirse a él? No, otras veces había sido más directo y Bo sabía tomarse las críticas de otro modo. Había algo que no quería decir, algo mucho más profundo que el extrañar a la familia.

—Bo, tranquilízate... —pidió con calma. Hakon terminó apoyando ambos pies en el suelo y se acercó a su alumno lo suficiente como para alcanzar su hombro con una mano—. No te he llamado para que te disculpes ni prometas nada. Sólo estoy preocupado por tu cambio de actitud —y ahora tenía una perspectiva algo más amplia de lo que podía estar pasando—. Te aconsejo que vayas a ver al director; creo que él puede ayudarte a sentirte mejor —básicamente por sus conocimientos en el campo de la psicología—. Me aventuro a decir que se trata de las últimas desapariciones. ¿Me equivoco? Él te resolverá muchas inquietudes, créeme.

Cualquiera podría sentirse amedrentado por los sucesos que rodeaban el internado, pero conociendo a Bo y la evidente ausencia de Harrison en clase... No era difícil atar cabos: estaba preocupado por su amigo.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Sáb Sep 10, 2016 11:22 am

Sí, la paciencia era algo extremadamente necesario en estas situaciones. Aunque Bo desconocía qué haría con ella. ¿Qué pasaría cuando el curso terminara? Seguro que el internado era demandado, seguro que Bo regresaría a su casa y tendría que convivir de nuevo con su madre en aquel recinto de machismo. Una cosa había sido vivir con ella cuando tenía apenas 15 años, ¿pero ahora? Era prácticamente un adulto y poco había cambiado en él, volver a encerrarse dentro de aquellas paredes donde su sexualidad no podía ser una que fuese considerada “anormal” era algo que no quería hacer. Bo no quería regresar a su vida pasada, y menos si no podía volver con Ezra.

— Tal vez estoy desesperado porque me prometieron ir a Venecia. —habló para reforzar la razón de su estado emocional pero era otra vil mentira, sus padres nunca le habían llevado de vacaciones, y cuando lo hacían eran acompañados por alguna mucama o niñera que cuidaba de Bo mientras su papá hacía negocios y su madre compras, un niño molestaba en ambos entornos.

Y ahora Bo sentía que molestaba incluso en este momento.

Las palabras y la mano del profesor le hicieron estremecerse por unos segundos, haciendo más difícil que pudiese contenerse. Bo dejó su cuaderno en el escritorio y pasó el dorso de su mano por su rostro para limpiar esas primeras lágrimas traicioneras, usualmente solo se necesitaba una para que el resto apareciesen.— ¿Motka? No… no creo, no quiero molestarlo con esto. —Bo nunca había tratado demasiado con el director pero le parecía un hombre agradable, sin embargo la diferencia de edad era vista por el chico como una especie de sinónimo de desconfianza.

— Es solo que, estoy preocupado, por… por Ezra. No sé cómo está, no sé ni siquiera si él está… vivo. —decirlo en voz alta dolía mucho más que sentirlo, lo volvía más real, por algo se abstenía de estas situaciones donde sus sentimientos quedaban expuestos, al igual que sus miedos eran casi intocables aunque la oportunidad fuese perfecto para profundizar en ellos.— No he perdido solo a mi mejor amigo, perdí también a mi… —pero él mismo decidió silenciarse, o tal vez su cuerpo lo hizo pues un llanto leve brotó de él. Bo se esforzó por detener dicho llanto.— Es difícil conjugar verbos cuando no sabes si esa persona tan importante volverá con vida. —en verdad quería creer lo mejor pero cada día que pasaba era una nueva piedra que se amontonaba sobre él.

Publicado por Bo J. Hawkman Sáb Sep 10, 2016 2:05 pm

Bo no había pensado bien su táctica para engañarle. Sacar el tema de Venecia no había hecho más que darle un aspecto infantil... infantil en el caso de que estuviese diciendo la verdad, pero Hakon la atrapó al canto. Cierto era que no podía decir que lo conocía, pero su alumno era más maduro que eso, aunque sus comentarios en clase y su actitud algo burlesca parecieran lo contrario.

—No eres molestia alguna para nadie; para eso estamos los profesores, el personal, los directores... —el mayor estaba empezando a considerar si no era un caso de depresión lo que estaba sufriendo su alumno. Nadie podía quitarle su derecho a expresarse, a llorar tampoco, pero era preocupante que, a raíz de los acontecimientos pasados, Bo estuviese desarrollando algo más serio. Esa inseguridad... No quería ni imaginar cómo había llegado a pensar que sería una molestia en un entorno, un internado, que estaba al servicio de sus alumnos. Ahora bien, podría tratarse perfectamente de una excusa, pero hasta ahí Hakon no veía.

Aún así, ese detalle seguía siendo el de menos. Habiendo retirado la mano del hombro de Bo, aquéllo no hizo que la reunión fuese más fría. Era verdad que al danés le costaba un poco atravesar los espacios vitales de los demás, incluso indagar en los problemas ajenos, pero aquel caso era distinto; se mezclaba con el deber y una sensación de familiaridad. De algún modo, ya pensaba que en algún futuro próximo se arrepentiría de haberse preocupado demasiado. Ahora Hakon podía comprender sus lágrimas, las cuales sólo caían por alguien muy especial. En un principio, a ojos del adulto Ezra y Bo sólo eran buenos amigos; ahora parecía como si todo se viese mucho más claro—. No puedo asegurarte qué es lo que está pasando, mucho menos lo que le ha podido pasar a Ezra —un comentario desesperanzador dado el caso— y las guardias que estamos dando durante las noches no ayudan a resolver nuestras dudas, es cierto... Pero si algo hubiese ocurrido con los desaparecidos, creo que habríamos encontrado algo.

Y qué equivocado estaba. Sin embargo, era lo único que podía hacer en su situación. Ni dar falsas esperanzas ni tampoco afirmar que podría estar muerto; éso sería devastador ahora mismo—. Escucha... —acercó su maletín para sacar de entre uno de los compartimentos un paquete de pañuelos de papel. Sacó uno y se lo tendió al muchacho—. No debes perder la calma. Distráete, sal con tus amigos, trata de no pasar tu tiempo solo —no hagas como yo, le faltó decir. Lamentablemente, Hakon había pasado por una situación parecida, el estar en una espiral de la que no podía salir. Y a diferencia de Bo, él prácticamente vivía en ese lugar solitario al que había tomado demasiado gusto, pero tampoco era el mejor lugar para vivir. Al menos no para él.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Sáb Sep 10, 2016 6:54 pm

No era la primera vez que le decían al chico que no era una molestia, su tía se lo había repetido una infinidad de veces y siempre le recordaba que tenía que dejar de pedir disculpas cuando admitía necesitar ayuda de parte de algún adulto. La madre de Bo le había educado para que pretendiese ser autosuficiente, no necesitaba la ayuda de nadie y admitirlo era como un sinónimo de debilidad, un signo de derrota. Ahí mismo Bo sonrió con algo de amargura al profesor, recordando las ocasiones en que su madre aseguraba que los adultos dirían cualquier cosa para seguir con sus responsabilidades laborales.— Nunca he sido bueno con el personal de una escuela, to be honest, así que creo que la mayoría sí me ha visto como un alumno irresponsable y fastidioso —utilizó cierto tono cómico, una parte de su personalidad que parecía resurgir, no obstante su uso en ese punto de la conversación era más irónico que otra cosa.

También era cierto que Hakon demostraba la intención por acercarse un poco más a Bo. El alumno no había llegado a creer que este profesor con apariencia tan severa sería quien quisiese romper la distancia entre ambos. Le animaba un poco escuchar sus palabras, creyendo entonces que las noticias malas solían ser mucho más veloces y si no sabían nada de Ezra era por algo. Podría haber esperanza todavía.

En silencio se mantuvo, incluso cuando le vio moverse y entregarle un pañuelo. Bo lo tomó con una tenue confusión, extrañado ante las muestras de afecto que el adulto le tendía. En lugar de utilizar el pañuelo para limpiar sus lágrimas o su nariz Bo lo despedazó sutilmente entre sus manos temblorosas, moviendo la cabeza de arriba hacia abajo para aparentar que lo que decía el hombre era algo fácil de hacer.— Ezra es casi como… de mis únicos amigos. —reveló, dios, se sentía algo patético por comentarlo con alguien más. Claro, estaba Kate y Evan pero Kate solía ocuparse con sus responsabilidades y había cierto límite de edad que les impedía estar de acuerdo en los temas de conversación, Evan, por su parte, era demasiado inocente, no quería perturbar sus encuentros con dramas que Bo consideraba innecesarios para el resto.

— Una buena manera de distraerme es escribiendo pero incluso ahí lo único que pongo es mierda. —no le pasó por la cabeza el disculparse por el uso de tal palabra.— Ezra leía la mayor parte de las cosas que yo escribía, él las leía y era honesto y ahora no lo tengo aquí y siento que voy a… —sin darse cuenta había cerrado su puño, la tensión se acumulaba en su mano que parecía estar muy cerca de dar un puñetazo contra el escritorio.— No quiero hablar de esto con nadie, si lo hablo lo sentiré y si lo siento no podré resistir. —finalizó cerrando los ojos y relajando un poco su mano, su cuerpo entero lucía cansado y si hubiese tenido cerca una cama estaría tirado sobre ella llorando como nunca.

No obstante, a pesar de detestar el sacar este tema de conversación, Bo lo agradecía bastante, era reconfortante, e incluso le aliviaba algo del dolor.

Publicado por Bo J. Hawkman Sáb Sep 10, 2016 8:41 pm

Hakon suspiró en silencio debido a la insistencia del muchacho. Sabía que esas ideas no se borraban así como así, tampoco porque un adulto se lo dijera; era algo ya innato de la persona y, con mucho esfuerzo, ella sólo podría cambiar. Los hombros del profesor cayeron un poco y sus labios dibujaron una línea recta. Era entonces cuando había llegado al límite de sus capacidades. El trato con las personas no era su punto fuerte y nunca lo sería. Siempre se había limitado al trato mínimo con los demás, él como una especie de herramienta, lista para ser útil en los momentos clave. No le importaba serlo cuando era consciente de ello. Pero en ese momento quería ser el puente para Bo, un útil para que pudiera escapar del abismo, pero no sabía cómo hacerlo sin traspasar ciertas líneas. Con los años había empezado a perder facultades y su desconfianza se acrecentaba. ¿Quién le aseguraba que su preocupación no iba a servir de nada? Ésa era la inseguridad... no servir para nada.

Los ojos pardos del hombre observaron el lenguaje no verbal de su alumno, dudando realmente en si le estaba ayudando hablar de ello, si cualquier cosa de la que estaban hablando estaba sirviendo para algo. ¿Había despertado algo en Bo? ¿Le estaría haciendo pensar? ¿Recapacitar? No iba a insistir. El chico tenía una situación muy difícil como para poder salir solo de allí. Había desarrollado tanta dependencia hacia Ezra que ahora se encontraba perdido. Sensaciones que Hakon entendía y había vivido, después de todo—. Si no quieres hablar de ello, puedes escribirlo —sugirió el profesor. No sería la primera vez que un escritor o un poeta manifestaba sus sentimientos sobre papel. Aquéllo cargaba las letras con el alma del autor y, sobre todo, la aliviaba. Al menos le funcionaba a él con su diario que, aunque no escribía todos los días y no detallaba sus emociones, le ayudaba un poco a asimilar la carga del día—. Puedo imaginarme que en estos momentos ves mucho más difícil avanzar sin él, pero no dejes que esos pensamientos te hundan. ¿Qué crees que habría hecho él en tu lugar? —y qué fácil era decirlo cuando ni siquiera él practicaba sus propios consejos—. Busca algún pasatiempo, cualquier cosa que te ayude a controlar lo que se te pase por la cabeza.

En ese instante, el mayor se giró hacia el escritorio y empezó a recoger sus pertenencias de la superficie. Cuidadosamente todo era colocado en el maletín y en un orden muy específico. Hakon no pensaba alargar más la reunión después de darle sus primeros consejos, pues sería presionar demasiado al muchacho—. Aún así, Bo... Puedes acudir a mí cuando lo necesites. Si no quieres hablar con el señor Motka, recuerda la conversación que hemos tenido hoy —le dedicó una mirada justo antes de empezar a cerrar la tapa del maletín—. No pienses que guardarlo dentro te va a hacer más fuerte o se irá antes. Hazme caso.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Dom Sep 11, 2016 11:42 am

La sugerencia no era tan extraña considerando que era un consejo que se había aplicado por décadas a los seres humanos. El arte era un método de expresión sin igual, el arte reflejaba las emociones y las exteriorizaba, convirtiéndolas en pinturas, melodías, largometrajes, incluso en construcciones arquitectónicas. Lo quisiese o no, la mayor parte de las historias de Bo existían para revelar una parte de su personalidad, los nombres de sus personajes (usuales o extraños), los arquetipos que protagonizaban sus relatos, los finales que les daba, el trasfondo de cada uno de ellos, todo tenía su razón, no importaba si era un detalle aparentemente insignificante como el gusto de Bo por las tostadas con mantequilla, o algo de gran peso emocional como la ausencia de su padre, siempre había una justificación para lo que escribía. Todo escritor era un cúmulo de experiencias, deseos, miedos, sueños y sentimientos.

¿No era entonces obvio que la respuesta inmediata a sus problemas fuese escribirlos?

El adolescente miró a Hakon ante la pregunta sobre lo que Ezra hubiese hecho. ¿Qué habría hecho su mejor amigo si él no estuviese ahí? ¿Qué pasaría si Bo fuese el desaparecido y no Ezra? No pudo evitar pensar en las pocas personas que le buscarían, en los pocos amigos que sufrirían, en lo agradecidos que estarían algunos compañeros de que tomasen a alguien como Bo en lugar de alguno de sus grandes hermanos del alma. Tal vez reemplazarlo fuese mucho mejor.— Creo que no se estaría rindiendo, seguiría adelante y… y él buscaría mantenerse fuerte, por él, por mí. —o al menos es lo que le gustaba pensar, que Ezra sentía algo recíproco hacia él, al menos en el aspecto amistoso.

Asintió al verlo guardar sus utensilios y mordió su labio, pensando en que al menos tenía que agradecerle este momento que le había brindado, no cualquiera lo hacía, no cualquiera se preocupaba, y menos con Bo.— Gracias, eso haré. —habló con una seguridad en aumento y una sonrisa que de alguna forma lucía más genuina que cualquier otra acción mostrada durante las semanas anteriores.

El chico emprendió su camino hacia la puerta con la plena intención de salir, su cuaderno había vuelto a su mano y el pañuelo seguía entre sus dedos, destrozado pero ahí seguía, como si fuese un objeto reflejando el interior del joven. Tocó la perilla y se detuvo, con algo de miedo de que al salir la inseguridad, el pavor, la desesperación, la incertidumbre, todo eso regresase con fuerzas, y ahora las suficientes para destrozarlo y dejarlo como un muerto en el suelo.

Giró su cabeza y observó al profesor.— Cree que… ¿cree que pueda hablar con usted otro día? ¿Cree que pueda buscarlo si llego a sentirme mal? —le preguntó con una timidez no muy conocida en él, tenía miedo de que el profesor le diese una negativa pero esperaba por una respuesta positiva consideración lo que ya había hecho en tan solo un par de minutos.

Publicado por Bo J. Hawkman Dom Sep 11, 2016 4:10 pm

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