May you stay one moment?

Recuerdo del primer mensaje :

13:00 horas, 3 de marzo de 2016
Aula de sexto curso

Últimamente, durante las lecciones de Español, Hakon había notado una disminución del ruido. Solía ser una clase algo indisciplinada, donde la voz de un chico en particular resaltaba con su tono burlón en mitad de la clase, a veces con algún comentario bromista o para molestar. No iba a decir que echaba de menos ese tipo de interrupciones, pero la razón del silencio empezaba a preocuparle. Bo Joseph Hawkman era un alumno con buenas calificaciones. Desde el principio, el profesor danés supo que aquel joven había tenido contacto previo con el idioma, lo cual facilitaba su aprendizaje. Sin embargo, su actitud dejaba un poco que desear, a pesar de que no era un gamberro integral como otros. En particular llevaba desde enero con una actitud extraña, coincidente con los últimos sucesos en el internado. No quiso darle demasiada importancia; debía ser el shock. Pero aquéllo se fue alargando hasta aquella fecha, incluso cuando muchos otros había superado el bache, y Hakon se preguntó si no había algo más detrás. Y por preguntar no perdía nada.

La alarma del internado dio por finalizada la clase de Español como cada jueves en ese grupo de alumnos. Era la rutina de cada semana y aún a Hakon le costaba amoldar la materia para una hora. No se quedó con la palabra en la boca aún así y continuó mientras en la pizarra apuntaba y explicaba la conjugación del verbo "caber". No era ni siquiera una palabra que se usara mucho, tampoco la requería como requisito mínimo, pero era un profesor que le gustaba enseñar y que sus alumnos aprendieran todo lo posible. Tal vez era exigente, muchos se lo hacían saber durante las clases, pero no aceptaba ese tipo de críticas.

Observando cómo los jóvenes recogían sus pertenencias de la mesa sin esperar al permiso del profesor, éste último chistó con la lengua para que la voz del alumnado no callara lo que tenía que decir—. Para el próximo día quiero que me entreguen un papel con dos verbos irregulares que no hayamos dado en clase. Y practiquen la fonética; puede que haya un examen oral para todos —los resoplidos y las quejas inundaron la sala levemente, pero el profesor ignoró todas. Avanzó hasta el escritorio para apuntar en su agenda las actividades pendientes para aquel grupo y permitió al fin que el alumnado saliera a tomar el merecido descanso. Casi todos cargaban sus cosas en la espalda, en pie y los más rápidos saliendo en tropel por la puerta.

—Hawkman —alzó la voz entre el bullicio de los jóvenes. Su peculiar timbre y la potencia era casi imposible de no escuchar. Hakon alzó la mirada del escritorio y le indicó con un gesto de mano para que se acercara hasta su posición—. ¿Te importa quedarte un momento? Será breve —aunque no le dejaba opciones. Era su profesor, una figura autoritaria después de todo.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Vie Sep 09, 2016 8:51 am

A veces, forzar a ver otros puntos de vista conseguía ampliar más la de uno mismo. Tal vez ahora Bo podía sentirse mejor, inspirado por Ezra, y seguir adelante. Todos esperaban de todos mantenerse firmes, con la cabeza al frente y nunca mirar atrás; así se aseguraba de que todo iba bien, pero cuando venía de la persona a la que más querías, aquéllo insuflaba una fuerza muy especial.

Hakon se alegró de haberlo conseguido con esas palabras; su alumno parecía haber recapacitado con una pregunta bien formulada y la sugerencia sobre su método de canalización. El agradecimiento del joven fue lo único que necesitó el adulto para saber que para algo había servido. Sonrió con levedad antes de entregarle una mirada—. No hay nada que agradecer. Me alegro de que haya servido para algo —era con éso con lo único que se conformaba el profesor después de todo. Y en lo más fondo de su ser, esperaba que Bo no tuviese que acudir más a él. Detestaba que los problemas empeoraran, que empeoraran por un mal consejo o por meras casualidades, pero no querría responsabilizarse más. Éso destrozaría su orgullo y su propia capacidad para resolver problemas. Podría estar siendo muy duro consigo mismo, pero odiaba ser un incompetente.

Una vez que el joven se dio media vuelta para salir del aula, Hakon asumió que las conversaciones con su alumno no regresarían en mucho tiempo; buena señal para el profesor desde su punto de vista. Con el maletín cerrado, lo cargó con la mano izquierda y se dirigió a la gran pizarra. Tomó el borrador y empezó a retirar los restos de tiza que conformaron la clase anterior. Una mirada se posó en el joven antes de que saliera por la puerta y una despedida estuvo a punto de salir de sus labios antes de verse sorprendido por nuevas peticiones.

—No lo creo; lo afirmo —dijo con mucha seguridad, volviendo su atención al borrado de la pizarra—. Siempre estoy por las tardes en la sala de profesores. Pero si prefieres una reunión más privada, no tienes más que dejarme una nota en el buzón con la hora y el lugar. Lo reviso todos los días, antes de iniciar la jornada y después del descanso de mediodía —explicó, teniendo que detener la tarea unos instantes para darle toda su atención al muchacho—. Incluyendo los fines de semana. He dado alguna que otra clase particular a los que me lo han pedido —aunque en el caso de Bo, se trataría de otro tipo de ayuda que no le importaba dar tampoco.

—Hasta nuestra próxima clase, Bo. Y... buen provecho en el almuerzo —se despidió el profesor con una sonrisa algo contenida, antes de regresar a acabar de borrar la pizarra.

Después del descanso de ese día, Hakon hablaría con varios de sus compañeros sobre las guardias que realizaban por las noches. Pensaba que podrían estar pasando por alto algo con respecto a los desaparecidos y le gustaría tener buenas noticias para los interesados.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Lun Sep 12, 2016 7:05 am

El estudiante prestó una atención que pocas veces era vista en él. Bo no era un alumno extremadamente malo, a pesar de no ser muy hábil en supuestos conocimientos básicos sobre una serie de materias, Bo tenía su pasión por la escritura, su facilidad para pensar rápido y un cierto ingenio para elaborar comentarios inapropiados, aunque todo eso solía ser olvidado cuando se desenvolvía en el aula, su actitud dejaba que desear y unirlo con Ezra complicaba un poco más todo el entorno en el que convivían. Por eso a cualquiera le hubiese parecido fuera de lugar el hecho de que Bo estuviese escuchando al profesor Hakon y asintiese con una ligera sonrisa que indicaba que no olvidaría la presencia del adulto en el internado. El mundo era un lugar cruel y a ojos del pelinegro los mayores de edad podían ser tan crueles y déspotas como el asesino serial más sangriento, era bonito encontrar excepciones.

— Bien, entonces… cuando me sienta mal contactaré con usted. Y de nuevo, muchas gracias. —habló con respeto y seguridad en las intenciones que habían sido dibujadas en su mente. Abandonó el aula con la tensión un poco diluida y las esperanzas alzadas, al menos por un par de días, atreverse a hablar con alguien había significado bastante y Bo pretendía repetirlo con Hakon.

Tristemente aquella oportunidad no se presentaría. El estudiante se encontró a sí mismo pensando en la ineptitud que poseía tras provocar el disgusto de Ezra por aquel beso que compartieron pocas horas después de su reaparición. Samuel le había indicado una dura verdad (o la percepción retorcida de las cosas): Lo único que Bo sabía hacer era molestar a los demás. Al chico no se le ocurrió acudir a la sala de profesores en busca de Hakon cuando el miedo por dañar más a Ezra creció, tampoco pensó en ir una vez Samuel le hizo sentirse como un cero a la izquierda, o cuando su conversación con Carol provocó recuerdos de aquel primer noviazgo que había finalizado de manera horrorosa.

Pero la noche anterior al día de los inocentes fue distinta. Bo, entre pesadillas, nervios y desesperación, entendió que mantenerse encerrado entre aquellas paredes (tanto las emocionales como las arquitectónicas) no podía hacerle mucho bien. La mañana del primero de abril tenía el plan de buscar al profesor Hakon durante el transcurso del día con la esperanza de que pudiese ayudarle a tratar con los hermanos Harrison, o al menos que le escuchase por unos minutos, permitiendo expulsar todos los sentimientos negativos que llevaba dentro.

La primer conversación real entre Hakon y Bo podría haber sido la primera de muchas. La vida no era justa, y ahora ambos lo entendían.

Publicado por Bo J. Hawkman Lun Sep 12, 2016 2:06 pm

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