¡Ups! Esa rama.

¡Sábado al fin! Día libre, biblioteca cerrada. Estaba realmente esperando el descanso porque en los últimos días sentía que me faltaba el aire, que debía estar más en contacto con la naturaleza. En mi infancia no había día que una bocanada de aire fresco no entrara por mi boca y llenara mis pulmones, pero ahora, de grande, las cosas habían cambiando un poco.

Aquella tarde, luego de un buen almuerzo y una mañana de orden y quehaceres en mi propia habitación, tomé un libro viejo y algo roto y salí con él, con mis auriculares hasta los jardines del internado. ¡Que bello día! Estaba fresco, pero no nevaba aún y había un sol brillante y grande en las alturas.

Encontré el árbol ideal donde reposar, y con mis auriculares puestos y la música de Beethoven encendida me introduje en mi mundo. No sé cuanto tiempo pasó hasta que una rama cayó sobre el libro, haciendo que mi vista se alzara. Lo que encontré no me lo esperaba. — Ahm, hola. — le dije a la joven, sin saber mucho más qué decir. ¿Desde cuándo estaba allí? ¿Antes que yo? No lograba verle el rostro y no sabía bien quién era. ¿Me estaba espiando?

Publicado por Brian Downer Mar Ene 05, 2016 5:33 pm

Nisrina disfrutaba del tiempo a solas, no es que fuera solitaria ya que podía relacionarse perfectamente pero la gente valoraba poco el tiempo propio y ella se daba el capricho de darse bastante.  Por eso mismo decidió que esconderse en algún sitio abierto sería lo perfecto para aquel día, y no se equivocó. Comenzó a merodear la zona, los bancos de piedra para sentarse, las pequeñas fuentes donde se refrescó la nuca, y los rayos de sol que en aquel Invierno eran tan bien recibidos como agua en plena sequia.

No tardó en encontrar el sitio perfecto para escalar, el mote de "pequeña Jane" no andaba tan desencaminado pues siempre andaba trepando e investigando como buena aventurera. El árbol le daba sol y cobijo, silencio y tranquilidad del caos de la escuela, aún trataba de encontrar su hueco en aquel internado, aún intentaba encontrar respuestas que aunque los libros no le daban, la ayudaban a evadirse.

"Veinte mil leguas de viaje submarino" -murmuró en voz alta, leyendo a nadie aunque las ardillas seguro que se interesarían. Se quedó mirando a una de las pequeñas dentudas que pasiva terminó por acurrucarse en su rama unos metros alejada de la de Nissi. Lo que no entraba en su planes de plácido sábado era escuchar una voz masculina procedente esta vez de unos metros más abajo. "Ahm, Hola" distinguió entre aquel pequeño alboroto momentáneo. Inclinó la cabeza para quedar mirándole bocabajo y con la melena dada la vuelta y las gafas redondas avecinando con caerse de un momento a otro.

— Es de mala educación invadir árboles ajenos. -le dijo en aquella peculiar posición del revés mientras señalaba a la ardilla, que ahora despierta asomaba como ella la cabeza. — Tres son multitud.

Publicado por Invitado Mar Ene 05, 2016 6:08 pm

Sin lugar a dudas la posición de la joven me intrigaba de sobremanera. Aunque su respuesta y su actitud me revelaron que ella parecía haber llegado al árbol antes que yo y ni cuenta me había dado. Había sido silenciosa y después de todo, ¿quién mira hacia arriba para ver si de las ramas hay colgado un ser humano?

— Ya veo, jovencita. Descuide que no me he dado cuenta que este árbol le pertenecía a usted... — dije, algo sarcástico. Cerré el libro y retiré por completo los auriculares de mis orejas. Apoyé una mano en el suelo y levanté mi cuerpo, para poder retirarme del lugar. Era probable que tanto ella como yo hayamos buscado un árbol tan lejos y solitario buscando la soledad. Y allí estábamos los dos, solos pero en compañía. O quizá en compañía, pero sientiéndonos solos. Las sutiles diferencias de las palabras en el libro de mi vida.

Dejé de pensar intrincadas relaciones de metáforas y miré una vez más a la joven. A más altura logré diferenciar su rostro y algo me llamó la atención: —Nisrina, ¿eres tú? Te encuentro aquí también... leyendo. ¿Acaso ese es el libro que te recomendé el otro día? — dije, poniendo una mano arriba de mis ojos cual visera, para que la luz solar no me impidiera la vista. Me quedé esperando respuesta en esa posición, ¿acaso era posible tanta casualidad?


A lo lejos, me llamaba unos encargados del personal para ir a arreglar y recoger algunas cosas que habían quedado pendientes. Saludé a la joven, con quién apenas crucé palabras con un amable "adiós, cuídate de las caídas" y a paso rápido me dirigí hacia dentro. Ese día tendría más tarea de lo que había planeado.

Publicado por Brian Downer Vie Ene 08, 2016 10:52 am

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