El caso de la doncella perfecta

Recuerdo del primer mensaje :

EL CASO DE LA DONCELLA PERFECTA

El comedor. El lugar de la pura inmundicia. Lugar dónde los que riquillos se creen los amos de todo el internado cuando en realidad, no tienen ni pizca de realeza en la sangre… Hablaban precipitadamente, creían saber demasiado, y tildaban a los del internado cómo posibles psicópatas. Tú escuchabas todas sus paranoias escabrosas, y reías en la remota oscuridad, cómo si aquello te pareciera la mejor historia de horror.

Tu pelo se mece al compás rítmico de una caminata calculada, alzando la barbilla, siempre alta en una actitud meramente altiva y esnob. Los ojos estudian los alrededores de manera fría, sin esperar realmente nada emocionante, y si dijeran que sucediese algo no esperarías con los brazos cruzados. Ése momento ansiado jamás llegaría. Son cobardes.

Fresca y lozana, acaricias las caravanas que a la luz tintinea, apenas rascándola con la uña mientras esperas. En ti una fragancia delicada: Esencias del bosque, un eucalipto natural y un rico toque de uva gracias al shampoo.

Aguardas en silencio. La paciencia te envuelve.

Y cuando el momento llega, optas por tomar tu bandeja del menú del día, resolviendo sentarte lejos de una muchedumbre poco interesante, avistando en la lejanía una chica de la cual pretendiste enfrentar sin rodeos.
—Disculpa —anuncias queda—, ¿te molestaría si almuerzo contigo?

Publicado por Giannina I. Visconti Mar Ene 12, 2016 6:32 pm

EL CASO DE LA DONCELLA PERFECTA

—Expresarse de manera correcta es importante, Gwendolyn —sonríes en un tinte afable. “Si te expresas mal no sirves, meterás la pata en un abismo sin fondo y caerás.” Refrescas el rostro, llenándolo de una gracia exquisita y nuevamente degustas una porción de gelatina, corroborando lo deliciosa y dulce que era. Mientras, buscabas una pequeña pausa de la conversación, decidirías marchar a otra parte cuando terminarás de picotear el alimento —cómo las palomas— e irte volando.

La observas amanerada, incapacitada para reflejar una reacción coherente más que una pequeña demostración de sorpresa. Sí, te dio sorpresa su indeseable reacción. La forma en que sus ojos se escuecen y se llenan de un indescifrable sentimiento del cual, deseaste saborear más a fondo. Se te era desconocido, todas las emociones de hecho, te son desconocidas porque no las palpas por ti misma.

Las imitas y mimetizas en el cuerpo, que es diferente.

”A juzgar por tu respuesta, tienes un expediente familiar manchado, ¿de qué otro modo sino evades el tema? Te evidencias bastante...”

—No comprendería el porqué debes considerarlo un tema tabú, Gwendolyn —y allí tu voz suena confidente, agregando al tono una melodía melosa y engatusadora—: ¿Qué tanto misterio hay que ofrecerle a una sencilla y rápida mención de tus allegados? —te tapas la boca con un par de dedos, cuasi cómo si descubrieras el enigma—: ¿O tienes problemas con ellos? ¿Tienes problemas, Gwendolyn? No te culparía el qué no desearás decirlo en voz alta

Tu mano alcanzó la suya, acariciándole el dorso para ofrecerle un trato condescendiente y compasivo—: Me disculpo por sacar el tema. No debí. —“¿O quizás sí?” Apartas, volviendo a atender al pote de gelatina—. Entonces sigue observando, pequeña, pero cuidado... Que los cuervos no te picoteen los ojos —"Es una advertencia."

Dejaste la cuchara en la bandeja, y limpiaste tus labios con aquella servilleta de papel.
—Siempre deseé una hermana menor —murmuras—, una con la que pueda charlar y tomar el té. Peinar su cabellera, ser su ejemplo de vida… Rendidas en un respeto mutuo que muchos podrían envidiar, ¿sabes cuán irrompible sería ésa alianza aún en sus pretensiones de arruinar la confianza? Es cierto que ser hija única tiene mucho provecho, pero, tener alguien a quién desees proteger, ¡debe ser la cosa más bella del mundo! ¿O no? ¿No crees qué es precioso?

Publicado por Giannina I. Visconti Miér Ene 20, 2016 6:37 pm

Sus sospechas sobre aquella muchacha se tornaron reales, la quietud... No hay nada más mortal que la quietud. Gwen la miró, despacio, y las luces fluorescentes del lugar se vieron reflejada en sus ojos azules, ante la primera frase de la morena.

-He escuchado que uno es responsable de lo que dice, no de lo que los demás entienden... Pero nunca está demás expresarse con claridad, dependiendo de con quien habla, para evitar malentendidos... Lección aprendida. ¿Ves? Siempre se aprende algo.- Puede que Gwen no hubiese hecho aquella insinuación, realmente sutil, si Giannina no hubiese hecho saltar las alarmas. Sus frases, una tras otra, eran claramente dardos lanzados con un propósito, hacía lo mismo que Gwen, pero con un trasfondo oculto mucho mayor, con una precisión mucho más sublime que la suya, a la pequeña Gwendolyn aún le quedaba demasiado por aprender acerca de las terribles cosas que el mundo podía hacer. Aunque había algunas cosas que Gwen veía claras, aquella muchacha era realmente obvia para alguien que había estudiado perfiles sociópatas o comportamientos frívolos desde pequeña, no es que Giannina fuese una persona simple, nada más alejado de la realidad, pero aquella amenaza, limpia y camuflada, era algo que Gwen había estado esperando. Sonrió, porque para ser honestos, aquella conversación que empezaba a tensarse la había iniciado ella después de todo.

-En realidad, los cuervos son bastante inteligentes, demasiado como para ser considerados simples pájaros, estos saben de sobra a quienes deben picotear.- Gwen, no físicamente, si no con sus palabras, dio un paso atrás, como si quiera que Giannina creyese lo que ella creía conveniente. Después de todo, Gwendolyn no ganaba nada enemistándose con alguien como Giannina, más allá de dolores de cabeza, no pretendía tirar tanto del hilo como para eso.- Más que una hermana pequeña, suena como una muñeca.- La rubia se mojó los labios bebiendo un poco más de agua, para luego seguir mostrando su sonrisa más cálida ha la joven. - Pero sí, sin duda debe de ser precioso tener una hermana con la que llevarte bien y compartir esa utopía fraternal, tienes unos ideales de familia muy hermosos... Supongo que eso quiere decir...

Se detuvo, no iba a ser eso, no iba a caer tan bajo como ella lo había hecho. Pero lo sabía, Giannina, con sus palabras, le había dejado claro, a riesgo de equivocarse, que no había tenido una familia, una persona con una familia cercana o funcional, no tenía ese tipo de ideales, incluso puede que por eso a la morena le gustase aquel estado eterno de tranquilidad y quietud, su madre le había dicho alguna vez que esa es una de las más claras señales de que alguien, durante su infancia, no tuvo el control en nada de lo que le rodeaba y había aprendido a manipular a los demás, alejando sus propias emociones, un sociópata en potencia. Interesante, sin duda, eso no era todo lo que la mayor era, ni mucho menos, Gwen necesitaría bajar muchas capas en el comportamiento de la chica como para llegar a conocer algo de esta, así que lo mejor era volver a aparentar ser una quinceañera normal. - Sin duda, cualquier niña estaría encantada de tener una hermana mayor así, pareces muy buena persona con tus deseos respecto a cuidar y proteger.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Miér Ene 20, 2016 10:15 pm

EL CASO DE LA DONCELLA PERFECTA

—Oh, claro que son inteligentes, Animal Planet me ha aclarado que así es. ¿Había necesidad en recalcarlo? —Inquieres filosa, curvando una sonrisa ladeada—, pero me atrevo a decirte, entre nos, pequeña: Los cuervos traen malos augurios. ¿Comprendes, verdad? —Ladeas el rostro—: ¿Verdad? —repites con socarronería, para que quedara claro el verdadero punto en cuestión. Además que su curiosidad podía ser perjudicial para ella... Ya le dijiste.

No le harías nada, si ella no hacía nada. Es una ley, un código irrompible para cualquiera que tenga un seguimiento lógico en el comportamiento más audaz e inteligente.

—¿Ideales de familia? Para nada, Gwendolyn, sólo idealicé a la hermana perfecta. Muy diferente a la “familia ideal”, ésas que pintan en los comerciales y anuncios —cuchillazo. Directo en su cara aún en una voz tierna y melódica. Recolectas los restos que quedan sobre la bandeja, cuidadosa para que el personal se ahorre el trabajo de juntar las migajas. No había muchas, eras muy pulcra en ése sentido. Alimentándote a un ritmo de pajarito, dirían.

Te levantas, vaciando el asiento y acercarte a ella para besarle en la frente en tanto, tu bandeja la llevabas en manos. El beso es meramente cariñoso, un tacto cálido y tierno, correcto para despedirse de una menor a la que has cogido, cierta curiosidad… Una curiosidad desconocida.

—Provecho, Gwendolyn —ríes—, espero que hayas disfrutado de tu comida. Ha sido una charla muy… Especial. La recordaré. Hasta pronto. —Y no fue un adiós, sino un “hasta pronto” en la evidente propuesta de verse otra vez. Marchas, admirando por primera vez el comedor; se encontraba inquieto, muchos se movían de un lado a otro y si no fuera por la íntima charla, te hubieras dado cuenta de que los minutos pasaron cómo la corriente de un río, imposible de parar o detenerla.

Publicado por Giannina I. Visconti Miér Ene 20, 2016 11:25 pm

Giannina continuó con sus respuestas, cosa que la rubia esperaba, aunque algo hizo que desviase la mirada, aquella chica jamás podría entenderlo ¿Solamente idealizar a una hermana? ¿No hablaba de toda una familia? Tonterías, un hermano era todo lo que ella había tenido, un hermanastro que apenas reparaba en su existencia y unos padres que trataban de manipular cada pequeño movimiento. Austin, a pesar de que a veces le odiaba, a pesar de que él ya no formaba parte de una postal navideña a su nombre, seguía siendo lo más parecido que había tenido a una familia en años.

Pero Giannina no estaba contenta con eso, sin duda, una de las cosas que más claro tenía Gwen es que cada vez estaba más segura de que había acertado al pensar que aquella chica era un depredador. Quizás a propósito, quizás sin pretenderlo, antes de marcharse, la muchacha sintió como la morena posaba sus labios en su frente y Gwen se apartó algo sorprendida, conocía ese tipo de besos, ese que se da como consuelo a alguien que ha perdido una batalla, ese tipo de besos que das a alguien que que quieres molestar, o dejar claro que no puede contigo. La muchacha se limpió mientras Giannina se alejaba, olvidando los modales por unos instantes y no despidiéndose de la mayor. Se lo tenía merecido, quizás, por jugar con fuego, pero al mismo tiempo, no era su culpa si había logrado identificar a alguien que se había sentado a su lado por una única razón, si había logrado ver más allá de la calma y saber estar de la chica, sin duda Nina era de las que no jugaban limpio y lo había demostrado. Al menos una de sus teorías era del todo cierta, en aquella conversación había aprendido mucho, tanto, que quizás el tener esa carta escondida podría servirle algún día, ya que Gwen sabía que la única forma de ganarte una mínima simpatía o interés de alguien como Giannina, era jugar a un tira y a floja que la mantuviese entretenida, la morena dijo que la recordaría, y eso era exactamente lo que la rubia necesitaba.

Se puso en pie ella también, sonriendo amablemente a la gente con la que se cruzaba, irradiando aquella luz que era lo único que no tenía que fingir, mientras daba un paso tras otro hacia su habitación, preguntándose si realmente aquella conversación realmente desembocaría en algo en el futuro, como quien reunía leña en verano, sabiendo que luego esta que sería consumida por el fuego en invierno, brillando, protegiendo del largo invierno. Quizás Giannina significaba una posible ayuda en el futuro, o quizás, era el leño que caía al suelo mientras todos dormían y prendía fuego a todo por su paso.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Jue Ene 21, 2016 9:48 pm

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