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Set this world on fire [Köhler McCall]
Whispers in the Dark :: internado dunkelheit :: zonas internas :: Segundo Piso :: Aulas Re-creativas
No había pasado mucho desde que había entrado al despacho con Mark. En acontecimientos. Prácticamente no había pasado nada, pero había pasado un mundo entero. La información que había creído nada necesaria en ese momento, la verdad sobre Ophelia, no tenía importancia para él, hasta que su muerte le recordó a la de sus hermanos. No era más que la muerte de un inocente más. Su muerte. Había sido todo tan cercano, la primera vez que la mayoría veía a alguien morir frente a sus ojos, la primera vez que veían como exhalaba su última bocanada de aliento, como los ojos perdían el brillo que tenía todas las mañanas mientras daba clases. Negó en su cuarto. Pronto volverían a empezar las clases, tenía que hacer algo más con su tiempo libre que tirarse en la cama con la mano en la frente, pensando en aquel día y cómo hubiera reaccionado de tener la información necesaria.
Ya no tenía intenciones de dejar ese sitio, ya no tenía intenciones de ver más personas fallecer delante de él.
Con toda la paciencia que tenía se puso un abrigo sobre la remera y, colocándose las zapatillas sin atar los cordones salió de allí por algunos materiales. No tenía ganas de estar encerrado sin hacer nada, haría algo, por más que no ayuda a nadie. Pasó por las aulas correspondientes, buscando todos los papeles que pudiera encontrar, de diferentes colores, diferentes tamaños. Cuando tuvo todos vio a una de las mujeres de limpieza y prácticamente tuvo que rogar para que lo dejara entrar al aula de pintura, pero dado que las demás estaban con gente y Cole deseaba estar solo, lo dejaron pasar al ver que no tenía intenciones de destruir ese lugar.
El joven entró, y cerró la puerta detrás de sí, tomó lugar en uno de los bancos frente al escritorio de la profesora y, haciendo uso de tijera y regla, comenzó a cortar los papeles en cuadrados perfectos. Necesitaba pensar qué iba a hacer ahora, y hacer origami lo ayudaba a pensar. Si hacía las mil grullas, quizá podía pedir un deseo, aunque sabía que era una mentira. Solo quería hacer algo, por más que tuviera una mano rota, y que esa fuera su mano hábil. La reta que debía cortar quedó un poco imperfecta, pero podía solucionarse siempre que fuera relativamente derecha. No debió haber golpeado esa pared, debería haberse golpeado a sí mismo, se lo merecía de todas formas, y posiblemente no tendría la mano como se la había dejado la enfermera después de tratarla, y no tendría problemas en cortar una maldita línea recta.
Ya no tenía intenciones de dejar ese sitio, ya no tenía intenciones de ver más personas fallecer delante de él.
Con toda la paciencia que tenía se puso un abrigo sobre la remera y, colocándose las zapatillas sin atar los cordones salió de allí por algunos materiales. No tenía ganas de estar encerrado sin hacer nada, haría algo, por más que no ayuda a nadie. Pasó por las aulas correspondientes, buscando todos los papeles que pudiera encontrar, de diferentes colores, diferentes tamaños. Cuando tuvo todos vio a una de las mujeres de limpieza y prácticamente tuvo que rogar para que lo dejara entrar al aula de pintura, pero dado que las demás estaban con gente y Cole deseaba estar solo, lo dejaron pasar al ver que no tenía intenciones de destruir ese lugar.
El joven entró, y cerró la puerta detrás de sí, tomó lugar en uno de los bancos frente al escritorio de la profesora y, haciendo uso de tijera y regla, comenzó a cortar los papeles en cuadrados perfectos. Necesitaba pensar qué iba a hacer ahora, y hacer origami lo ayudaba a pensar. Si hacía las mil grullas, quizá podía pedir un deseo, aunque sabía que era una mentira. Solo quería hacer algo, por más que tuviera una mano rota, y que esa fuera su mano hábil. La reta que debía cortar quedó un poco imperfecta, pero podía solucionarse siempre que fuera relativamente derecha. No debió haber golpeado esa pared, debería haberse golpeado a sí mismo, se lo merecía de todas formas, y posiblemente no tendría la mano como se la había dejado la enfermera después de tratarla, y no tendría problemas en cortar una maldita línea recta.
Publicado por J. Cole Green Dom Sep 25, 2016 5:26 am
séptimo curso
Cole
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413
Cody Saintgnue
Todos los humanos cometen errores. Lo que determina nuestro carácter es si convertimos esos errores en excusas o lecciones.
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