Simulacro anual [Evento]

Simulacro anual

Día: Lunes, 25 de abril. 10 am.
Ubicación: Jardines.

Cada año, durante el primer mes de actividad escolar, se eligen diez días para realizar un simulacro en caso de que la alarma de incendios se active. Cerca de febrero el simulacro se repite durante tres días para que no se pierda la costumbre. Todos los febreros excepto este, ya que los acontecimientos lo han hecho caer en el olvido.

Los días de simulacro son los únicos en los que las personas del internado escuchan la alarma. Nadie pensó que aquel lunes de abril la alarma se activaría, indicando a docentes, estudiantes y personal que la hora de demostrar que sabían cómo actuar había llegado.

Las instrucciones pedían que toda persona dentro del internado saliese sin correr ni empujar hasta los jardines, donde se agruparían por curso. En el caso de los adultos, los grupos serían separados en miembros del personal y docentes. Dentro de cada grupo cada uno tendría que ordenar la fila en orden alfabético, por apellido. Aquellos que estuvieran ubicados en los exteriores estaban obligados a reunirse con el resto en los jardines ubicados entre el edificio principal y el lago.

Una vez formados, la costumbre dictaba que el director y el vicedirector pasarían lista entre los adultos presentes, eligiendo a los primeros siete para que hicieran lo mismo con los estudiantes.

Pero los planes no siempre salen como corresponde. En este caso, al no tratarse de un simulacro, mientras todos ocupan sus lugares no se escuchan las instrucciones de las autoridades. De hecho, no hay ni rastro de Alfred Motka ni de Víctor Hempstead.

Las cuentas administrativas irán guiando los sucesos principales del evento con sus intervenciones. Sois libres de entrar y postear. Pedimos que tratéis de hacerlo fluido, con post de densidad media y tardanza moderada.

Publicado por M. Yvette Gunnhild Mar Jul 26, 2016 6:31 pm

La alarma puso al corazón de Brian a latir más rápido de lo acostumbrado. Dio un respingo de su silla mientras revisa catálogos de libros en el viejo ordenador. Tuvo que pensar unos segundos para recordar a lo que se estaba enfrentado con aquella alarma.

—Simulacro.. eso espero —apagó el ordenador del botón y se dirigió rápido a la salida, mientras otros hacían lo mismo. Las caras ya no eran tan alegres (o eso creyó notar), porque bien o mal, no sabían si esto sería un simulacro de mentira, dadas las condiciones del internado. Las horrendas y poco fiables condiciones...

Llegó al jardín a paso normal, porque tampoco quería tomarse el asunto con tanta calma. Sólo pedía que fue un simulacro de rutina, como de costumbre en el mes de Abril. Se ordenó como pudo, mientras empezaban a crearse las filas. Miró a los costados para reconocer rostros familiares, pero no había rastro aún de las autoridades.

Publicado por Brian Downer Mar Jul 26, 2016 7:15 pm

Desde que las clases habían sido cortadas dormía hasta más tarde de lo acostumbrado, así que la alarma me pilló en un sueño bastante profundo. Di un bote en la cama cuando comenzó a sonar, notando que mi corazón palpitaba acelerado. Parecía ansioso por escapar de mi pecho. A medio despertar me puse en pie y maldije en voz alta al graciosillo que la hubiese hecho saltar -el tiempo libre es un gran aliado de los bromistas-. Abandoné la cama, me puse las zapatillas a la carrera y abrí la puerta. Creía que me encontraría con un niñato corriendo por el pasillo riéndose a carcajadas, pero el panorama fue totalmente opuesto. Los alumnos salían en tropel de sus dormitorios, muchos vistiendo solamente el pijama y con la misma mueca a medio camino entre el enfado y la incógnita. No encontré otra alternativa que agarrar la chaqueta de cuero de la silla del escritorio para ponérmela encima del pijama y seguirlos.

El viento helado de la mañana nos dio un bofetón a todos cuando cruzamos la puerta de entrada. Sin nadie que dictase las acostumbradas órdenes de siempre, decidí seguir lo que ya todos sabíamos de memoria y busqué a mis compañeros de curso en los jardines. Me coloqué en la fila sin decir nada, con las manos dentro de los bolsillos y mi eterna mueca de “si me dices algo te pateo el trasero”. Odiaba que me despertasen de mala manera; mucho más para cosas tan absurdas como un simulacro de incendios.

Porque, si no se trataba de una broma, aquello debía ser un puto simulacro.
Un simulacro muy inoportuno. Un pijama de algodón no es precisamente la mejor prenda protectora contra el frío escocés.

Publicado por Jack A. Hudson Mar Jul 26, 2016 8:06 pm

Interacción con el grupo de personal y profesores.

La cocina está más calurosa que usual por el horno encendido. Tan temprano, aun faltando tres horas, está preparando lo básico del almuerzo del día. Con las manos enharinadas, maneja una sartén aceitosa sobre una hornalla, moviendo a su vez los contenidos dentro con una cuchara de madera. Sin embargo, la repentina alarma, provoca que se le caiga y salpique una gota ardiente a su muñeca izquierda. —Dios, maldita alarma. —. exclama en su lengua materna, inmediatamente metiendo bajo agua fría su mano dañada. Logra sacarse el delantal de cocina con un brazo solo mientras cierra la canilla, apurada por salir del lugar. No se olvida de apagar el gas, no será que provoque un incendio ella. Se dirige, tras respirar profundamente para calmarse, a la salida.

Entre la multitud del jardín, logra ver al grupo del personal y los profesores, al cual se acerca a paso rápido. Se arremanga el overol gris que viste nerviosamente, pues no encuentra al director y vice. Con lo que sucede estos días en el instituto, ya tiene un ligero mal presentimiento, pero lo ignora. —¿Tienen idea qué pasa? Es un simulacro ¿no? —. el acento colombiano más notorio por el tono de voz preocupado de Alma. Enfoca su mirada en las puertas del jardín —su mano derecha ya está frotando el anillo que cuelga de su cuello— observando como más y más gente llena el espacio. Sin embargo, las dos personas de mayor importancia, parecen estar ausentes.

Publicado por Invitado Mar Jul 26, 2016 8:17 pm

Oh, maravilloso lunes -ironía-. Mi jornada había comenzado hacía un par de horas y ya estaba deseando que acabara. Sólo había que verlo en mi cara, que era un poema, una mezcla de cansancio y desgana. Sí, las clases se habían suspendido, pero la porquería no desaparece por arte de magia, ¿sabéis?. Igualmente, por mucho que me queje, la limpieza es algo que consigue mantener mi mente en otra parte y evitar pensar demasiado -cuando digo "demasiado" me refiero hasta el punto de obsesionarme, pasándome la noche en vela dándole vueltas a todo-.

De repente, mientras me encontraba limpiando las escaleras del vestíbulo, me vi sorprendida por el sonido de una alarma que nunca antes había escuchado. Así, no pude evitar perder el equilibrio y caer hasta el suelo rodando de forma bastante brusca. Dolorida, me levanté como pude y comencé a andar hacia los jardines, intentando recordar mentalmente qué era lo que tenía que hacer de cara a mi primer simulacro en el internado. Porque, esperaba que fuera eso y no un incendio tan real como la vida misma.

Al fin llegué al lugar acordado, situándome en fila tal y como teníamos que hacer, sujetándome el brazo izquierdo con el derecho. Era consciente de que debía ir a enfermería, pero no lo haría hasta asegurarme de que realmente no pasaba nada. Miré hacia un lado para averiguar quiénes estábamos allí y quiénes faltaban aún por llegar. Una mirada fue suficiente para saludar y al mismo tiempo transmitir a Brian mi interna preocupación sobre lo que realmente podía estar sucediendo en aquellos instantes. Sinceramente, la ausencia de superiores ya me daba mala espina.

-Espero que lo sea...- Respondí ante la pregunta de Alma, una mujer con la que se había topado en pocas ocasiones. Al parecer todos estábamos igual de anonadados.

Publicado por E. Violet Elliot Mar Jul 26, 2016 8:47 pm

Había logrado su meta de conciliar el sueño por lo menos más que antes. Rose ya no tenía problemas en dormir o, en su defecto, levantarse bajo el efecto de terribles pesadillas con el corazón a punto de salirse de su pecho y su frente perlada de sudor. Horas antes de ir a la cama leía un poco, peor aún mantenía la inevitable costumbre de despertarse más temprano que todos los miembros del internado, sin embargo, se quedaba en su cama, a esperas que la rutina regresara por ella, porque, aunque no estuvieran en medio de las terribles cátedras, la chica creía que la monotonía era mil veces peor.

La castaña estaba dormida cuando la alarma sonó, Ivanhoe reposaba entre su rostro y la almohada cuando se alzó se golpe por el insistente ruido que la hizo ver de un lado para otro, no, no era en su habitación, ¿entonces qué pasaba? Tuvo que esperar unos segundos para darse cuenta que se trataba de la alarma contra incendios y que quizás eso sería un simulacro, quizás porque ya Rose no estaba segura de nada. Traga fuerte y se levanta un poco dubitativa para colocarse un abrigo largo sobre su pantalón de pijama y su camisa se tirantes, se calza unas cómodas sandalias de goma y sale con el cabello aún despeinado y sus ondas de un lado a otro. Aún frente a su puerta intenta ver a Cole, pero es en vano, seguro él ya estaría abajo con los demás. Rose sigue el protocolo, eso sí, busca personas conocidas de un lado a otro, pero la marea solo le indica que sus amigos ya estarán abajo o recién enterándose de la situación.

El aire le da con violencia en el rostro, Rosie arruga la nariz y abraza sus propios brazos mientras camina a la formación de estudiantes, aún sigue buscando personas cercanas cuando a lo lejos lograba divisar a un peculiar Jack Hudson notablemente favorecido por su altura. La castaña se acerca sin dudarlo demasiado y se coloca a su lado. —Es una forma peculiar de decir buenos días al tenernos a todos aquí en pijamas, ¿no crees?—. Sonríe con cierta timidez. —Hola, Jack

Publicado por M. Rose Wood Mar Jul 26, 2016 9:24 pm

Quizás era la primera vez en semanas que dormía más de tres o cuatro horas seguidas. Es por ello que se había levantado tarde aquella mañana y se había saltado el desayuno. Cuando abrió los ojos, eran las diez menos veinte. Se frotó los ojos y se quedó mirando el techo durante unos minutos, disfrutando un poquito más del descanso.

Cuando creyó que ya era suficiente, se levantó y cogió algo de ropa limpia y los utensilios de aseos para dirigirse hacia los baños. Una ducha culminaría esa sensación de revitalización que hacía mucho tiempo que no sentía. Tras pasados unos diez minutos bajo el agua, cuando ya la piel de las yemas de los dedos empezaba a arrugarse, salió de la ducha y comenzó a vestirse. Tan solo se había puesto la ropa interior cuando escuchó la alarma de incendios.

—… —Se quedó paralizado unos segundos antes de poder reaccionar—. Tiene que ser una broma. —Musitó mirando hacia la puerta de los baños, tras la cual podía escuchar los pasos de sus compañeros que comenzaban a salir de sus habitaciones y dirigirse hacia el exterior. Con la mayor rapidez que fue capaz, se puso los pantalones (acción que casi le costó el comerse el suelo) y cogió el resto de su ropa para vestirse por el camino o una vez que llegara a los jardines, ya que no pensaba quedarse allí fuera totalmente desnudo con el frío que hacía.

Caminó descalzo, y solo con los pantalones puestos, por las estancias del internado hasta que llegó al jardín. Como le habían enseñado en los simulacros de los años anteriores, buscó con la mirada a su curso y se colocó detrás de sus compañeros. Mientras esperaba a que alguien les explicara qué estaba pasando, aprovechó para ponerse el jersey y los zapatos que llevaba en la mano. “Joder, qué frío hace”, pensó mientras agradecía la poca protección que le ofrecía el jersey.

Publicado por Ezra V. Padmore Mar Jul 26, 2016 9:28 pm

Un trazo fuera de lo normal y el trabajo de las últimas horas había quedado inutilizado, a pesar de que tampoco estaba dibujando nada en particular, dibujar era algo que lograba relajar a Gwendolyn en aquellos días que parecía que nada más podría hacerlo, pero aquel estruendoso y horrible sonido salido de la nada le había sobresaltado de forma tan brusca que había movido la pluma sobre el papel con tanta fuerza que lo había, no solamente roto, si no que llenado de tinta en los lugares equivocados. Bufó tirando el libreto al suelo, algo malhumorada, para luego fijarse en que realmente aquel sonido no iba a parar, tardó un par de segundos en darse cuenta de lo que era: La alarma de incendios, y por un momento su corazón dio un brinco.

Su primer pensamiento fue ir a buscar a la gente importante, asegurarse de que en caso de que no fuese un simulacro, ellos estaban bien, luego recordó que ya no quedaba demasiada gente importante a la que ir a buscar. Se puso una chaqueta por encima antes de salir fuera, ya que aún hacía algo de frío y a pesar de que iba contra las reglas, tomó su cámara de fotos y la guardó en uno de los bolsillos, para luego encaminarse hacia los jardines, como el proceso de evacuación siempre les había enseñado, por el pasillo había gente que se lo tomaba de diferentes formas, unos más tranquilos que otros. Al llegar al jardín, Gwen buscó con la mirada caras conocidas, esperaba que Gru llegase pronto, no lo había visto aún por allí y estaba algo preocupada. Tampoco había visto a Nate, ni a nadie más por el camino, esperaba que llegasen pronto, aunque la poca gente que conocía no parecía ser la única que aún no había llegado, nadie estaba allí para recibirles, ni mucho menos organizarles, las posiblidades de que aquello fuese un simulacro le parecían cada vez menos. O peor aún, quizás era una simple trampa y las personas que se llevaron a Austin y Alec volvían a la carga con uno de sus juegos.

Se acercó al grupo de estudiantes que ya había llegado y reconoció a algunos, les saludó con la cabeza antes de devolver la vista al internado.

-¿Alguno de vosotros tiene idea de qué pasa?

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Mar Jul 26, 2016 10:17 pm

No era de esperar que la castaña, tal cual dictaban las normas, trotara con paso apresurado por la escalinata principal para poder alcanzar a los demás alumnos que se acercaban al sitio de reunión para los conocidos simulacros, o eso esperaba que fuese. Cabello revuelto, unas ojeras prominentes gracias a su insomnio previo y unas manos que removían con nerviosismo el pequeño dije en forma de dinosaurio que colgaba de su cuello; era todo lo que acompañaba a la mayor de los Fairchild en aquella repentina cita con la alarma.

Había pasado toda la noche en vela, mirando el simple techo agrietado de su habitación. No había participado en la cena anterior, así que un paquete de galletas saladas reposaba en su mesa de noche junto a un viejo reloj que había podido conseguir en sus múltiples visitas al psicólogo. Él había recomendado mantenerse ocupada, y mirar como el tiempo corría junto a las manecillas era una buena opción para seguir ese consejo, además de que pocos eran los que tenían la suerte de dormir tranquilos después de tanto desorden en el internado, por lo cual estaba casi segura de que no sería la única que estaría en esa situación. La noche había sido acompañada de trazos en un cuaderno, melodías susurradas para no despertar a sus vecinos y la visita de Mr. Bubbles al amanecer. Pero toda energía parecía no haberse consumido, porque escuchando el irritante sonido de la alarma; había tomado sus desgastadas zapatillas y su chaqueta, para salir disparada por la puerta dispuesta a abandonar su fuerte personal, sin importarle que su pijama o el intento vago de una, estuviese totalmente expuesta. Si se trataba realmente de un incendio o de alguna catástrofe mayor, no quería morir en esas circunstancias, aunque irse al infierno pareciendo un vagabundo realmente no sonaba tan mal.

Mostrando serenidad, miró como la multitud se reunía al final en los jardines, encontrándose con un grupo de estudiantes, que si bien muchas caras le eran conocidas, no se acercó del todo a cuestionar la situación o a entretenerse saludando a los pocos conocidos cuando aun no había un panorama estable. Más sin embargo se quedó atrás y en silencio, ni tan cerca ni tan lejos del grupo grande, esperando así una indicación de los profesores.

Publicado por Invitado Mar Jul 26, 2016 11:28 pm

Una prenda caía sobre la siguiente, formando un montículo que posteriormente desharía una vez más, la habitación era un caos, incluso para los niveles de desorden de Desmond, los lienzos tomados del pausado club de pintura descansaban en una esquina, mientras los pigmentos acompañaban al envase de aglutinante en la próxima, el caballete de madera hacía función de perchero y a unos cuantos metros la cama se componía de sábanas enredadas y una almohada a punto de caer al suelo. Todo le saltaba a la vista, excepto lo que buscaba: la fotografía de Annie; en la mesilla de luz reposaba la otra mitad del dúo de instantáneas, con el trozo de cinta adhesiva enfatizando la falta del resto. Sus manos se ciñeron a los bordes del guardarropa para moverlo, aunque hubiera buscado ya bajo él al menos tres veces.

El sonido chirriante del peso siendo arrastrado fue seguido de otro incluso más intenso. No puede ser en serio. Miró hacia la puerta como si esperase que el taladrante ruido se detuviera de un momento a otro, abdicando a la resistencia de salida cuando la entreabrió y observó el cúmulo de estudiantes caminando en dirección a los jardines, como indicaba el protocolo. Dio media vuelta y se llevó la diestra a la nuca, frotando los dedos contra su piel, su mirada recorría con insistencia la estancia como última exploración. —Carajo. —se hizo con un par de zapatos y tomó la chaqueta del perchero-caballete, yendo hacia el pasillo.

No hacía falta ser clarividente para advertir que las escaleras se encontrarían atestadas, como en efecto las halló tan sólo segundos después, con las manos ocultas dentro de sus bolsillos y el paso lento del aplazado simulacro, finalmente vio el umbral que conducía al lugar de encuentro. Allí estaban todos, o la mayoría, vestidos de un modo que ponía en evidencia lo inusual de la inesperada alarma. Como si algo hubiese sido usual durante aquel año, se corrigió mentalmente y siguió el camino hacia donde se reunía el séptimo curso. —Te ves como si acabaran de arrollarte. —se detuvo a un costado de Riley. —Déjame adivinar, no has dormido absolutamente nada. —su mirada inquisitiva era el reflejo de una afirmación y no de una pregunta, las sombras tatuadas bajo sus ojos la delataban como un cartel de neón. Desmond negó con la cabeza, dirigiendo la vista al frente. —¿Cuántas noches llevas así? —fruncía ligeramente el ceño sin siquiera notarlo.

Publicado por Desmond T. Brewster Miér Jul 27, 2016 5:04 am

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