Thirteen years old

Cuando tenía trece años, un niño entró asustado a las instalaciones de Dunkelheit. Había perdido a su hermano, y le costaba sonreír con la simpleza que sonreía en la actualidad. En ese lugar encontró dos amigas llamadas Cassie y Callie, dos hermanas que decían que eran muy diferentes. Gru tardó en darse cuenta de que las diferencias se encontraban en la personalidad, mientras una se emperraba en mostrarse fuerte, la otra se dedicaba a sonreír con tristeza. Eran tres jóvenes perdidos, con un pasado que querían dejar atrás, y lo habían logrado. Juntos habían logrado una solución. Al terminar ese año, los tres eran capaces de sonreír. El paso de los años sólo había hecho que la situación se neutralizará, y los tres estuvieran tranquilos. Dejaron de necesitarse de la manera en la que lo hacían en ese primer año, dejaron de pasar todo el día unidos, dejaron de hacer visitas al vestuario, lugar donde se escondían con la esperanza de poder esconderse de todo, dejaron de visitar aquel espacio de las duchas donde los tres se sentaban a hablar de cualquier cosa, solo hablar, hablar por horas y horas.

Su espalda golpeo contra la pared cuando tomó asiento en el suelo, plegando sus piernas para que entrar en aquel espacio que antes había usado. Empeoró darse cuenta de eso. Brennan, aquel chico lleno de felicidad y alegría, se escondía nuevamente, para poder apoyar la cabeza contra el muro y preguntarse por qué pasaba todo eso, por qué a ellos, por qué le había tocado a Cassie. No quería que nadie lo viera de esa manera, no de nuevo. Trataba de mostrar todo el optimismo que era posible, pero los recuerdos de su hermano, la desaparición de Cassie, el resto de las desapariciones, las muertes, los misterios, el miedo, era demasiado. Golpeó su cabeza contra el muro nuevamente. Quería volver a casa.

Publicado por Brennan F. Grunwald Miér Mar 16, 2016 2:45 pm

Ignora. Ignora. Ignora, se repetía en su mente mientras se acariciaba la sien con la yema de los dedos, pero por más que lo intentara no podía concentrarse en ese problema, porque su mente estaba con su hermana, aquel reflejo de ella misma, aquella persona que había estado siempre a su lado. Nunca creyó que alguien fuera capaz de separarlas, nunca creyó que estarían distancias por tanto tiempo y de una manera tan dolorosa. Le faltaba algo, le faltaba todo. Acomodó su cabello para que cayera solo sobre uno de los hombros e intentó nuevamente. No funcionaba, no podía. Terminó de pie saliendo de la sala antes de poder escuchar las palabras que se perdían a sus espaldas. Ya en su habitación, tiró todo sobre su cama, con bronca, con ira, con la prepotencia de no poder hacer nada. Tomó aire, profundo, lento, había tomado la iniciativa, entraría a la habitación de su hermana para ver si de allí podía sacar algo, pero ni bien salió, pudo ver la puerta de Brennan entreabierta. Se acercó con sigilo. —¿Gru?— Preguntó temerosa mientras abría la puerta, pero nadie contesto y dentro del cuarto no había nadie. Su frente se lleno de arrugas antes de girar sobre sus talones.

Sus pies se movieron solos a aquel antiguo lugar donde se reunían los tres cuando eran más pequeños. Cuando no existían Nate, Isak ni sonrisas constantes. Le hubiera encantado no verlo allí, tener que pensar a dónde se había metido, pero no. Contra aquella pared de blancos azulejos el joven mantenía un semblante que Callie no extrañaba en él. Recordó la charla que habían tenido unas semanas antes, cuando, valientemente, le había dicho que amaba a su hermana y que la protegería a toda costa, promesa que ambos habían hecho, y ambos habían roto. Se sentó a su lado sin decir nada por el momento, y cuando se dio cuenta de que no tenía nada por decir, se inclino hasta recostar su cabeza en el hombro del muchacho. Necesitaban a Cassie, era lo único que los unía.

Publicado por Calliope C. Rohmer Sáb Mar 19, 2016 10:19 pm

La puerta se abrió y el joven levantó la vista preparado para mostrar una falsa sonrisa, no le gustaban las mentiras, pero podía sonreír a las demás personas, era la único en que lo permitía. Pero nada de eso fue necesario, porque quien entro fue Callie. Se la quedó mirando, tratando de anticipar lo que iba a hacer o decir, pero Gru nunca había sido muy bueno en eso, por lo tanto sólo se quedó expectante de que hiciera algo. Cuando se sentó a su lado, le hizo espacio para que se encontrara más cómoda. Tampoco dijo nada, y supo que Callie tampoco lo haría cuando se inclinó buscando un abrazo. Gru accedió en silencio pasando un brazo por sus hombros y empujándola contra si. Siempre le había sorprendido que alguien tan pequeña como Callie lograra tener tanta fuerza, tanto en personalidad como en físico. Desde la posición en la que se encontraba podía observar la diferencia del largo de las piernas entre ambos, y pese a todo lo que estaba pasando una sonrisa se formó en sus labios.

—Sigues siendo cortita— Susurra, incapaz de elevar aún más su volumen de voz, pero explicando la razón de aquella sonrisa y esperando sacar una en la joven, y con un suspiro se volvió a quedar callado, abrazando a la joven con fuerza, porque sabía que lo necesitaba. Su amiga no era de abrazar a la gente o mostrar afecto a otras personas, simplemente eran cosas que hacía de vez en cuando, contrario a él mismo que podría vivir abrazando a las personas. Recordó, entonces, que ese era el primer problema que habían tenido. —Ojalá Cass viera esto, te estoy abrazando y no estás diciendo que estoy... ¿Cómo era que decías?— El despistado joven siempre se olvidaba de esas cosas, no lo podía evitar, como tampoco podía evitar tratar de hacer sonreír a las personas, y en este momento a la persona que tenía que hacer sonreír era a Callie. —Espero que Nate no se ponga celoso— Agregó con un guiño. —Aunque nosotros si estamos celosos de que nos hayas abandonado— Le mostró un puchero, pero seguía sin haber rencor, tampoco alegría. Comenzaba a pensar que Cassie era su alegría.

Publicado por Brennan F. Grunwald Miér Mar 23, 2016 1:46 pm

Sentía que habían regresado en el tiempo, que habían vuelto a ser esas personas que no sabían que la vida podía tener una dirección y un sentido. Eran más alto, más sabios, pero volvían a ser los mismos. No le gustaba aquella sensación, era como estar parado en un cementerio, y ni siquiera sabía por qué, Cassie no estaba muerta, no podía estar muerta.

Se acomodó al abrazo del joven, respiró el aroma de las ropas del chico y continúo en silencio, sin saber como romperlo. Era extraño estar con Gru a solas. No habían estado nunca de esa manera, sin estar bromeando con el otro, dedicando el tiempo a que el otro se enojara o apostando por algo que no tuviera sentido. No sabía que esperar, no sabía que decir. Permaneció de la misma manera hasta que el joven comenzó a hablar. Y sus palabras la tranquilizaron un poco, porque Brennan seguía siendo Brennan.

—Decía que invadías mi espacio personal. Nunca me gustaron los abrazos, fue lo primero por lo que me molestaste— Y la joven lo recordaba perfectamente. No recordaba el por qué, pero el chico las había abrazado por algo que había ocurrido. Algo que dejó a Callie tiesa como un pedazo de concreto, no había tardado ni un segundo en darse cuenta de que le había molestado y en darse cuenta de que no abrazaba ni a su hermana. No se entendían, era mutuo. Ninguno entendía al otro. —Me hubiera gustado. Me hubiera gustado pasar más tiempo con ustedes, quizá hubiera notado que algo estaba mal, o que eso que estaba mal iba a afectarla a ella.

Se vio forzada a hacer una pausa, porque le estaba costando respirar. Y cuando creyó que ya podía hablar nuevamente, se aclaró la garganta. —No te preocupes por Nate, si se pone celoso es su problema no el mío.

Publicado por Calliope C. Rohmer Sáb Abr 02, 2016 11:40 pm

—¡No me moleste!— Se defiende el joven ante la acusación de Callie. Él nunca se molestaría si ella no quería un abrazo, sólo lo tomaba por sorpresa que haya personas tan poco afectivas. Era la manera en la que había sido criado, la manera en la que sus padres le habían enseñado a expresar sus emociones. Nunca se guardaba nada dentro, salvo en ese momento, donde trataba de ocultar la tristeza, la angustia y el miedo. La abraza con un poco más de fuerza, como si de esa manera fuera capaz de unir las partes de Callie que se estaban separando. Gru sabía lo que era perder a un hermano, y podía ver que Call estaba pasando por lo que una vez pasó él. Debía de haber una manera de ser de ayuda. —No digas eso. Siempre has estado allí para ella, pero no puedes quedarte pensando en qué ha salido mal, eso es lo que siempre dices, hay que buscar una solución.

Dice esas palabras, pero en realidad quiere animarla, quiere soltar tantas bromas como sea posible hasta ver una sonrisa en aquel rostro tan conocido, quería ver los hoyuelos de la joven al marcarse en sus mejillas y las lágrimas causadas por la risa.

—Va a estar bien. Vamos a encontrarla— No sabe de dónde saca el valor para decir eso, pero lo dice. —Solo tienes que ser la Callie que todos conocemos. No te derrumbes o todos caeremos. Eres más fuerte de lo que piensas, Cacahuate, ahora todos necesitamos ser fuertes, y sonreír. Sonreír todo lo que podamos.

Nuevamente aquel tono pacifico que busca mostrar que todo estaba bien, sin aquel tono de broma que solía usar. Brennan estaba hablando en serio, como pocas veces pasaba. Hablaba en serio y con sinceridad. Estaba devastado, pero hacía lo que la joven una vez había hecho por él, fingir que todo estaba bien, dar las palabras de aliento que creía necesarias. Esperar y cruzar los dedos de que la joven re cobrara la compostura de chica fuerte y líder que podía llegar a ser y que no perdiera las esperanzas solo porque el partido había comenzado de una manera no esperada. Iban perdiendo, pero aún tenían posibilidades de ganarlo, con Callie fuerte, aún era posible. Ella siempre había sido una buena capitana. Gru tenía fe en ella.

La empuja con el cuerpo para que reaccione. —No puede ser tan difícil. Recuerdas cuando aposté con ese chico de séptimo que podía comer un pastel entero de chocolate y terminé con exceso de azúcar. Esa noche no pude dormir, Cass y tú se turnaron para hacerme compañía. Fue genial.

Publicado por Brennan F. Grunwald Dom Abr 17, 2016 10:02 am

Al parecer todos querían lo mismo, que vuelva a ser la persona dura y fuerte, aquella que creía que estaba siendo salvo cuando se encontraba en la intimidad con personas como Nate, Gru o Rose, pero no entendía por qué en realidad lo decían. Comenzó a pensar que tendría que mirarse en un espejo con más atención para ver la diferencia que todos parecían notar. Se estaba hundiendo, ella lo sabía. Lo sabía, pero no podía evitar pensar en todas esas cosas. No creía que fuera nada malo contar aquello que sentía en su interior, salvo que, en casos como los de Gru, se sientan de la misma manera. Como los imanes, hay ciertas cosas que cuando son iguales se repelen.

Una suave sonrisa asomó en sus labios para su amigo. —No solo estoy preocupada por Cassie, Bee, también estoy preocupada por ti. Siempre dices que el mundo debe sonreír incluso cuando están cayendo las peores tormentas, pero no tiene que ser así, a veces podemos permitirnos sentir pena por unos momentos, quedarnos serios y callados hasta que logramos encontrar una manera de seguir adelante. No guardes todo en tu interior, solo hará que las cosas sean peor de lo que ya son.

Explica con la misma dulzura con la que había sonreído. Acariciando la mejilla del muchacho. Se levanta un poco para dejar un beso en su mejilla.

—Ya sé que hay cosas que no podemos explicar y otras que nos gustaría haber dicho cuando tuvimos la oportunidad, gracias por recordarme quién soy, pero incluso en toda esta tortura que siento al no saber dónde está, se perfectamente quien soy, y también sé que es lo que quiero. No vine a buscarte porque necesitaba consuelo, vine a buscarte porque estaba interesada en saber cómo estabas llevando todo. Gru, te vi levantarte una vez, sé y estoy segura de eso, que puedes levantarte de nuevo, por Cass, por mi hermana, por tu novia, porque sé cuánto la amas, y sé que te voy a patear si en algún momento pierdes las esperanzas de que ella vuelva a nuestros brazos, y quiero que tu hagas lo mismo— Extiende la mano delante de los dos, mostrando el dedo meñique. —¿Promesa?—

Publicado por Calliope C. Rohmer Sáb Mayo 07, 2016 2:50 pm

Decir que esas no eran las palabras que esperaba estaba bastante lejos de la verdad. Sabía que Callie no podía evitar portarse como una madre frente a sus amigos, frente a nosotros, pero también sabía que lo evitaba todo lo que podía. Sus palabras logran sacarme una triste sonrisa, por más que en el interior todo era muy diferente. Lo que Call comentaba comenzaba a desgarrarme. Me desarmaba completamente. Había estado mal en el momento en que entre al lugar, pero había buscado algo de fuerza para portarme frente a ella. Ahora sus palabras volvían a recordarme el malestar inicial, el dolor, todo. Rehúso a su mirada porque no puedo ver a la joven en ese momento, no sin que una lágrima escapara de mis ojos. Las contenía, pero estaba al borde.

Tome su dedo meñique después de un momento, pero no respondía a la promesa. —Todos tenemos un papel Call. Tu eres la fuerte, eres la que debe mantenerse de esa forma, porque eres la que no se quiebra por nada de lo que esté pasando. Yo soy el que hace sonreír a las personas. Es en lo único en lo que soy bueno y eso es lo que hago. Hago que sonrían, por más de que no pueda hacer feliz a las personas por una larga distancia, al menos hago que recuerden cómo sonreír. Necesitamos a hacer lo que las personas esperan que hagamos, porque sino se rompe el equilibrio, ¿entiendes?

No quería desmoronarme. No quería caer, pero al final acabé mordiendo mi labio inferior con la fuerza que era necesaria y con la cabeza inclinada hacia arriba. ¿Cómo unas palabras pueden causarte tanta alegría cómo tanta tristeza? Callie hacía que sintiera esas dos cosas a la vez. Estaba feliz de que fuera mi amiga. Estaba mal por haber perdido a Cass, y cada vez que lo recordaba el dolor golpeaba mi pecho. Me encuentro abrazando a la castaña con más fuerza, se siente tan pequeña en mis brazos, pero necesitaba abrazar a aquella joven. Aquella chica que había conocido hace tanto, y que a veces me llamaba como el apodo que me puso en el primer mes en el que nos conocimos.

—Ven— Me había tomado un momento poder juntar el valor para poder decir esas palabras de una manera en la que sonara normal, y no como un chico que estaba a punto de perder toda lo que quedaba de su dignidad al romper en llanto. —Vamos a hacer otra cosa. Salgamos de aquí. No sé, vamos a entrenar y me recuerdas lo malo que soy en el deporte incluso cuando arrancaste a practicar lacrosse dos años después que yo. O a pintar la sala de pintura y hacer que los profesores se alteren cuando la vean. Pero salgamos. Hagamos algo. Algo para nosotros. Algo más que quedarnos aquí recordando lo amargados que nos ha dejado todo lo que está pasando ene l internado.

Publicado por Brennan F. Grunwald Lun Mayo 09, 2016 3:50 pm

La culpa se hizo notar al ver la expresión en el rostro de Brennan. Estaba más afectado por la desaparición de Cass de lo que dejaba notar, y eso a Call le molestaba, porque no podía hacer nada para poder darle una mano, no cuando él no se dejaba. Esperan en silencio, y luego presiona con fuerza cuando le da el meñique. Las palabras que dice, por otro lado, no le gustan tanto. Si bien la castaña sabía con perfección que las personas suelen tomar un papel y que todos los demás tienden a pensar en las personas de esa manera. No creía que siempre tenía que ser de esa manera. Incluso como ejemplo estaba ella en ese momento, mostrando un poco de dulzura y cariño hacia el chico por todo el afecto que le tenía, cuando, según su teoría, debía estar pateando su trasero o algo más. Era lo que interpretaba. Según Gru ella debió haber llegado darle una mano para que se ponga de pie e ir a entrenar o algo para levantarle el ánimo a los golpes, pero ella no quería actuar así, porque si bien podía ser fría, a veces dejaba eso de lado.

Aún estaba con el ceño fruncido cuando Brennan le pide que se ponga de pie para salir de allí. Aún estaba pensando algo que haga entrar en razón al joven cuando este la invito a salir de ese lugar y distraer la mente. Callie sonrío, y al ponerse de pie le tendió la mano para ayudar a que se levante.

—Vamos, pero que conste que no estamos en una maldita obra de teatro, esta es la vida real y cuando queremos podemos salirnos del papel. Las personas podemos cambiar depende del momento. Y no tienes que ser fuerte y duro por mí, si necesito ayuda te buscaré, a ti o a Nate o a Rose. Buscaré a alguien y espero que tú hagas lo mismo, ¿vale? Ahora ven y dame una abrazo de esos que te gustan porque haces que mi espalda haga ruido— Le guiña un ojo, mientras piensa a donde podían ir. Recordó entonces que las últimas clases de básquet se las había salteado, por lo tanto, ya tenía una idea en la cabeza. —¿Podemos ir a jugar un veintiuno? Hace mucho que no te doy una paliza. Después puedes ayudarme a planear el siguiente entrenamiento de Lacrosse, así tengo a alguien más para que culpen cuando al otro día les duela todo.

Publicado por Calliope C. Rohmer Vie Mayo 13, 2016 12:50 pm

Tomé la mano de Callie y me puse de pie, escuchando su pequeño discurso que logró sacarme una sonrisa, una que no era triste. La chica era fuerte, tenía que tener su merecido reconocimiento. Y su fortaleza era todo lo que necesitaba, porque ella era una prueba de que todo se podía lograr. Confiaba en ella para encontrar a Cass, y la ayudaría en todo lo que estuviera al alcance de mi mano, y todo lo que podía alcanzar.

No esperé a que lo pidiera dos veces, me agache y la tomé a una altura entre la cadera y la cintura, cerca de la parte lumbar. La levanté al vilo, no pesaba nada, y abracé a la joven con tanta fuerza hasta que escuché su espalda rendirse. Era una de las únicas veces que me dejaba abrazarla, para dar esos abrazos que liberaban la tensión en su espalda, aunque no pasaba tan seguido. Siempre estaba para dar de esos abrazos, incluso cuando no los pedía. Me alegraba que lo pidiera, porque ahora sabía que la abrazaría siempre que necesitara recordar lo fuerte que era y lo bien que me hacía sentir. Todos teníamos un ancla para levantarnos en los malos momentos. Callie era una de las mías, y lograba su objetivo con dieces.

Después de dejarla sobre el suelo, la tomé por los hombros, guiando su menudo cuerpo para el lado opuesto de la sala de baloncesto. —Nopo nopo, tengo una mejor idea: voy a hacer que la capitana del equipo de lacrosse se meta en problemas, en muchos problemas, de esos que logras acabar castigada toda la semana hasta final de mes— Me río, en un principio esperando que sonara como la risa de un villano, pero duré dos segundos antes de reírme normalmente, pero Call no tenía salida, iríamos a hacer una broma, porque no había mejor forma de levantar el humor a las personas que con una buena broma. —Puedes recordar que me amas y soy el mejor hermano que alguna vez deseaste tener, y alguna travesura que empiece con la letra ‘k’. El otro día hice una lista de travesuras y las ordené alfabéticamente, ahora quiero una travesura con cada letra del abecedario. Y tú eres inteligente, sé que pensarás algo, tienes tiempo hasta que lleguemos al hall o planearé tu destino y si un profesor nos encuentra te culparé a ti.

Eso jamás pasaría, solía asumir la responsabilidad a no ser que fuera capaz de encontrar una manera donde nadie se diera cuenta de nada. Empujé con un poco más de fuerza. —Hora de usar tu cabecita para fines malvados. Y volví a reír con ganas. Ese día no acabaría mal, tenía que acabar de una manera graciosa, con una buena anécdota que contar a Cass para cuando regresará.

Publicado por Brennan F. Grunwald Mar Mayo 17, 2016 2:28 am

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