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Echoes of nightmares

Psicólogos, maestros, políticos, incluso los más absurdos soñadores tienden a decir que las cosas estarán mejor después de un tiempo y que todo el esfuerzo valdrá la pena cuando llegue la tan esperada recompensa, solo que Rose en ese momento no sabía cuánto tendría que esperar y tanta intriga la estaba matando. Había soñado con que el internado sería un lugar mejor y eso fue, por lo menos hasta hace unos meses cuando todo cayó con la misma rapidez con la que llegó a su vida. La chica muerta en la cabaña fue solo el inicio, estaban expuestos a más temores de los que Rose algún día imaginó, para muestra lo que le había pasado a ella y a Cole, le bastaba recordarlo para que su piel se erizara y sus ojos se nublaran de nuevo.

Para muestra de ello estaba su dañada relación con el chico, aquellas semanas que fueron un sueño se habían venido abajo con la experiencia en el auditorio. Cole estaba distante y por más que Rose trataba de buscarlo sabía que sería contraproducente, contraproducente para ella y para él ya que el chico Green no había sido el único dañado ese día. Había decidido mantenerse al margen, pero eso tampoco la ayudaba, lo veía a la distancia amargado, cual fantasma, no era el chico vivo que había conocido recientemente, le atormentaba verlo así y a veces solo quería abrazarlo y que el tiempo pasara sin que ambos se dieran cuenta, lo hacía, lo hacía a la distancia dejando que su mente fuera la que borrara su dolor.

Era sábado, Rose se había despertado un poco tarde, había pasado la noche leyendo una historia de caballería. La castaña se vistió con unos jeans ceñidos, una camiseta y un abrigo grande de lana antes de bajar a almorzar, esperaba encontrarse a Wes por más que siempre obligara a su hermanito a juntarse con niños de su edad, últimamente la castaña lo necesitaba cerca, especialmente porque quería estar pendiente de él, recordaba a Callie y no podía imaginar estar en la misma situación. Por la tarde, Rose decidió dar una caminata en el lago, se encontró a Brennan por unos minutos lo cual sirvió mucho ya que el chico le contagió su habitual esperanza porque las cosas salieran bien, sin embargo, por primera vez Rose pudo ver la tristeza en los ojos del chico mientras este le tenía una pequeña margarita que Rosie colocó tras su oreja bajo los espesos risos, fue ella la que lo alentó con el tema de Cassie. Se despidieron con la promesa de verse de nuevo. Rose le comentó que caminaría un poco por los alrededores, pero la verdad es que se desvió bastante hasta llegar al sendero del bosque, era un poco peligroso tomando en cuenta que el atardecer se acercaba y no era recomendable estar solo a esas horas, por lo menos esas eran las normas establecidas por los estudiantes en una especie de protocolo personal.

Sus pasos la llevaron por el sendero hasta alejarse un poco de la visión del internado cubierta por la espesura de los árboles. Rose mantenía sus manos en el abrigo mientras recorría el lugar con la mirada. Contrario a lo que creyó que pasaría, su mente estaba vacía, sus ojos estaban perdidos en las ramas desnudas, como si eso la ayudara a escapar de lo que le deparaban las paredes de su habitación.
Publicado por M. Rose Wood Sáb Abr 02, 2016 11:38 pm
M. Rose Wood
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No podía soportarlo. Estar en el internado, cuando su hermano lo necesitaba lo estaba destruyendo por dentro. Cole no podía parar de pensar en eso, en la mirada de Aaron, en los gritos del mismo. Se sorprendió a si mismo mirando el techo de su habitación repitiendo esa escena una y otra vez en su mente, yendo de clase en clase con la mirada perdida, con la mente en la nada. Solo podía pensar en eso y en todo lo que no podía hacer. Se sentía inútil y eso solo empeoraba toda la situación, porque no podía hacer nada, lo único que podía hacer era esperar al día en que comenzaran las vacaciones y poder ir a verlo, si es que antes no pasaba nada más. Y ahí estaba él, añorando un día que semanas atrás fuera lejano. El tiempo que le quedaba con Rose, y él quería que se terminara. Se repetía en su mente que no tenía que sentir que así sea, a Rose la había conocido hace menos de un año y podía volver a encontrarla, Aaron era su hermano, lo conocía desde que nació y lo necesitaba, no había punto de comparación, y por eso tomaba distancia. Por cobarde.

No había solo una razón para mantenerse alejado de Rose, una de las razones era que quería encontrar una justificación, una explicación, algo, antes de hacerle frente a sabiendas de que la castaña sabía que la causante de todo eso era él. La otra razón, era que era lo mejor. Él se iría. Él la estaba poniendo en segundo lugar. Él la iba a dejar, quizá la distancia haría que la joven entrara en razón y se diera cuenta lo que había dicho él desde un principio. No quería ser quien le rompiera el corazón, no quería ser quien la dejara atrás, pero iba a tener que hacerlo y no iba a poder evitarlo.

Salió a correr. Correr ayudaba, le daba la sensación de hacer algo, como ver hasta que tan lejos podía llegar si se lo proponía. Chequeaba los límites, hasta dónde llegaba, cuándo terminaba el internado, consideraba la opción de escapar, pero le parecía imposible, no podía ser tan simple como saltar una verja. Así perdía el tiempo, corriendo, ejercitando sus piernas, pensando en que era mejor si no pensaba en nada.

Se había mantenido en el mismo ritmo desde la madrugada, incapaz de dormir se había dedicado a correr a una velocidad moderada para no morir en el intento, aunque si lo intentaba, dudaba que fuera posible. Aceleraba al tiempo que sus pensamientos entraban en terreno peligroso, desaceleraban cuando volvían a temas de los cuales no pendía ninguna vida. Así había estado toda la mañana, haciendo zanjas en el bosque de tanto pasar en idas y venidas. Ignoraba a las personas que pasaban a su lado, a penas les miraba la cara, al igual que había hecho con todas las personas que pasaron cerca de él en la semana. Las ignoraba como fantasmas, hasta que una figura captó su atención. Estaba en la parte donde aceleraba empujando al máximo sus limites, solo miró para esquivar, pero la reconoció y era demasiado tarde para dar vuelta atrás. Bajo la velocidad,

—Rose, ¿Qué haces aquí?— Preguntó sin intenciones de sonar tan borde como sonó. —¿Pasó algo?
Publicado por J. Cole Green Mar Abr 12, 2016 3:27 am
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Caminar le hacía bien, sus pasos la llevaban a lugares insospechados lejos de la urbe académica que minaba el internado y que hacía imposible que pensara con claridad todo lo que estaba pasando, a veces Rose pensaba que se trataba del mismo Dunkelheit ya que incluso en su habitación se sentía encerrada y observada, quizás eso último fuese por los sucesos recientes que estaban viviendo, esperaba no ser la única. Además, a Rosie le gustaba sentir el aire fresco en su cara, ver el color de los árboles y las flores, sentir el roce del frío en su piel que le recordaba que la vida era más y que no todo se trataba de las paredes que se cernían sobre ella. Salir había sido una buena idea, no solo por su bienestar físico sino emocional.

Podía pensar, podía pensar con todas las de la ley ya que no había nada que las distrajera o que se lo prohibiera y vaya que lo necesitaba. Rose tenía que analizar muchas cosas y cada vez que la cuenta aumentaba eso solo lograba una migraña terrible en la cabeza de la muchacha. Pensaba en Wes, en tener a su hermano en medio de esa incertidumbre sin saber si lo mejor era sacarlo del internado antes de que sufriera el mismo destino que Cassie. Pensaba en sus amigos, en Callie, Brennan, Isak, Nate... incluso en el misterioso Jack Hudson. Pensaba en Cole, pensaba en él todos los días porque a pesar de que corriera el mismo riesgo que todos ella se perdía pensando en lo que pudo haber sido y en esos maravillosos días a su lado. Sentía ganas de llorar cada vez que recordaba sus besos, su tacto cálido... su piel se erizaba con la posibilidad de que eso nunca más volvería a pasar, ella lo necesitaba y se sentía culpable por imaginarse dependiente de alguien que la estaba anexando de su vida. Rose también maldecía en su interior, ella no estaba haciendo mucho por evitarlo.

Estaba caminando con la mirada gacha y perdida cuando unos pasos rápidos la hicieron alzar el rostro, era tarde cuando se dio cuenta de que Cole Green se acercaba disminuyendo el paso. Sus ojos se abrieron de par en par, no estaba preparada para verlo, pero así mismo experimentó el mismo cosquilleo en su estómago y su corazón acelerado por querer tenerlo más cerca, aun así, la castaña se quedó perpleja, se detuvo y mantuvo la vista fija en él. —Hola—. Saluda con una mueca tímida.

Su tono la hiere; seco y frío de nuevo, a pesar que sentía que podía caer ella decide mantenerse tranquila y atenta a la situación, niega porque no pasaba nada, por lo menos nada grave o que le pudiera explicar en menos de cinco minutos. —Nada, solo... quise caminar un poco hoy y me encontré con Brennan...—. Señala el camino que había quedado a sus espaldas. —... hablamos un poco, está bastante afectado. Luego quise seguir, pero no pasa nada malo, estoy bien—. Desvía la mirada y acomoda sus cabellos tras su oreja, esa pequeña parte donde aún estaba la pequeña margarita, no estaba bien, pero en ese momento a ella no le importaba lo que pudiera o no sentir. Rose alza sus ojos azules y ve al chico, sentía unas inmensas ganas de abrazarlo, pero se contiene, la barrera emocional entre ambos era palpable. —¿No estás bien, cierto?—. Menciona sin titubear haciendo alusión a su estado, en el poco tiempo juntos había aprendido cosas que valían la pena.
Publicado por M. Rose Wood Mar Abr 12, 2016 8:03 pm
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Ellos habían estado bien. Habían estado más que bien antes de ver esas grabaciones. En especial él. Lo que le habían mostrado lo había derrumbado de una forma en la que no encontraba manera de volver a unirse. Era como golpear un espejo y esperar que con pegamento vuelva a ser el mismo. No se sentía la misma persona que había entrado al auditorio pensando que se saltaría el entrenamiento con su chica. No era el chico que levantaba la barbilla e inflaba su pecho cada vez que pasaba por los pasillos del internado. No podía dejar de pensar en su hermano, y en lo que habían dicho. Las palabras se repetían una y otra vez en su mente, y las recordaba en ese momento mientras miraba a Rose porque ella sabía lo que había hecho.

Estaba mal de su parte. Mirar ese vídeo para ella tampoco debió ser fácil, recordar su infancia, esos horribles momentos que terminan marcando la vida de uno. Se estaba portando como un imbécil, nuevamente, pero era la persona que era y cuando necesitaba distancia, no pedía permiso, simplemente la tomaba. Tomaba todo y cuanto necesitaba hasta poder sentirse mejor, pero dudaba de que fuera posible sentirse mejor después de saber cómo se encontraba Aaron y cuando lo necesitaba. Lo necesitaba a él, y lo había abandonado. Había abandonado a su propio hermano y no había palabras para describir lo basura que se sentía por ser capaz de hacer algo semejante.

Su mirada se detiene en la flor que se encontraba entre los cabellos de la joven mientras hablaba del chico que era su compañero en el equipo de Lacrosse, un chico muy llamativo y alegre con el que no solía hablar porque sentía que le darían ganas de golpearlo. Al menos en ese momento quería golpearlo, por dejarle una flor a su novio. Era suya. Rose era suya. El gesto del joven se endurece aún más y esquiva la mirada de la joven, desviándola a los árboles.

—Tampoco creo que tú estés bien. No es algo que creo que podamos ser capaces de olvidar— Comenta de manera cortante, y por una milésima de segundo se da cuenta de cuánto necesitaba a la joven en realidad. Cuándo necesitaba y extrañaba su compañía. Cómo le gustaría pedirle que se olvidara por un momento de sus miedos y lo abrazara, porque era eso exactamente lo que necesitaba. Que alguien le recordara que todo iba a estar bien. —¿Cómo puedes hablarme después de escuchar lo que hice? ¿Por qué no sientes la aberración que yo siento hacia mí mismo en este momento? No es normal, ¿por qué no actúas como una chica normal y te alejas de los problemas? Es lo que soy, soy problemas, y la basura que dejó a mi hermano solo en una celda donde ahora se está pudriendo.

Habla más alto de lo que deseaba, más agresivo de lo que pensaba, pero era con Rose la única persona con la que podía hablar del tema, porque era a la única a la que no le tenía que dar explicaciones. Era demasiada impulsividad para controlarla. Tampoco deseaba hacerlo. Aún seguía con ganas de golpear cualquier cosa que se cruzara en su camino.

—Supongo que no. No puedo estar bien conmigo mismo sabiendo que estoy aquí y Aaron está allá, afuera, necesitando de una ayuda que no le puedo brindar porque estoy encerrado aquí dentro hasta nuevo aviso— Esas palabras las dice con más suavidad, sin ser capaz de mantener la mirada de la joven demasiado tiempo. No era capaz de hacer eso. No era capaz de derrumbarse, y sin embargo sentía que eso estaba haciendo, podía sentirlo en el ácido sabor de su boca. Suelta un suspiro, pensaba que tenía que decir algo más, pero solo se queda callado. Quizá Rose se diera cuenta de lo que pasaba y tomara distancia como una persona normal cuando ve algo que le debería intimidar y aterrorizarla todas las noches.
Publicado por J. Cole Green Vie Abr 29, 2016 1:11 am
J. Cole Green
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Rose había revelado las duras capas que cubrían a Cole hasta dar con el chico que ella sabía que había en su interior. Se había acercado en un inicio como amiga y ahora se encontraba perdidamente enamorada de él, no habían sido sus planes inciales, pero aún así no se arrepentía. Si le había gustado el chico rudo y frío, la persona cálida y única que había bajo las capas supo atraerla aún más. Adoraba sus abrazos, sus besos en la frente, sus palabras espontaneas, sus ojos claros y profundos... pero ahora era diferente, Rose no detectaba ni una etapa ni otra, sino una mucho más oscura que le asustaba, no para salir corriendo, pero si para preguntarse hasta cuando el chico estaría así, distanciándola a cada paso que daba, alejando lo que alguna vez ambos pudieron sentir.

Su voz era fría, cortante, no quería verla a los ojos y eso la dañaba porque Rose pensaba que estaba hablando con una pared y no con el chico que tanto anhelaba volver a tener. Rosie nunca separó sus ojos claros de él, aún cuando pensaba que podría echarse a llorar ante cualquier muestra de distancia.

Lo deja hablar, no interrumpe a pesar de que tiene que morder la cara interna de su boca para evitar hacerlo, tenía tantas cosas que decir para que entendiera que prefería pensarlas antes de lanzarse en un monólogo que alejaría más a Cole. Rose toma un respiro donde infla su pecho y frunce el ceño dispuesta a comenzar, tendría que aparentar más fuerza de la que tenía y eso sería difícil. —Mírame... quiero que me mires—. Ordena, porque sabe que no hablaría con alguien que buscaba huir de ella, dentro del chico tenía que estar aunque fuese un pequeño atisbo de su fuerza, voluntad y orgullo, una mezcla que definía a Cole Green.

—No, no lo he olvidado y creo que nunca podré hacerlo, pero no necesito el video para darme cuenta de lo que pasó, Cole. Yo lo viví, ya es parte de mí y hasta que ya no exista voy a saberlo, así pasen los años. No quería que estuvieras presente, pero estuviste, no puedo hacer nada porque lo único que podía hacer al respecto era aferrarme a la poca felicidad que tuve contigo esos días, por lo menos para no caerme—. Empieza, su tono es serio y su mirada sigue fija. —Quiero hacerte una pregunta, ¿planeaste lo de tu hermano?—. Sí, sonaba horrible de esa forma, incluso ella dudaba de ser la que dijera esas palabras, pero avanza antes de que él la cortara. —Porque la única forma que pudiera sentir aberración por ti sería que tú hubieses armado todo, chocaras el auto y quisieras que tu hermano estuviera en prisión. Pero sé que no hiciste nada de eso, son accidentes Cole, todos cometen accidentes, no fue tu culpa, si, es un problema grande, muy grande, pero yo no me hundiría sino que buscaría sacar a mi hermano de ese sitio al salir de aquí—. Rose toma un respiro y ve a su alrededor antes de continuar. —Y no, no soy una chica normal, deberías estar acostumbrado. Pase lo que pase no me voy a alejar de ti.

Da un paso hacia el frente, en un inicio duda, pero acaba por hacerlo, era él, era Cole Green, lo quería demasiado para tenerle miedo. —Por ahora no puedes hacer nada, pero ahora que lo sabes creo que deberías enfocarte en resolver la situación antes que apartarte del mundo. Si, no podemos salir, pero por suerte podremos hacerlo algún día y ese día irás a remendar tu error porque sabes que puedes hacerlo. Eras un niño, Cole... fue un accidente, no te culpes por ello—. Tenía ganas de acariciar su rostro, de abrazarlo, pero aún se mantiene quieta esperando... ansiosa.
Publicado por M. Rose Wood Sáb Abr 30, 2016 6:19 pm
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¿Alguna vez has odiado a alguien que no puedes mirarlo a los ojos?
Sí, apenas me puedo mirar en el espejo.


Apenas era consciente de los cambios que había en él. En sus manos que cada tanto comenzaban a temblar cuando su mente era presa de la idea de lo que podía estar pasando con su hermano en ese mismo momento. Cerraba su mano en un puño cuando se daba cuenta, como en ese mismo momento. Tampoco había prestado atención de lo que había adelgazado esos días, dado lo poco que estaba comiendo. Las ojeras marcadas y la piel que, al no encontrarse nunca con el sol, tomaba colores pálidos y verdosos. Se había dejado estar, porque su mente estaba en otra parte, estaba bloqueando las ideas que pasaban en su mente, estaba evitando pensar en aquello que no debía pensar, en su hermano, en lo que debía estar pasando, en lo que había pasado. Cada vez que pensaba en eso se sentía peor, sentía nauseas de ser quien era, de lo que había sido capaz de hacer por más que no lo recordara. Su mente había sido puesta en jaque, y dudaba hasta de sus propios recuerdos.

Rose le pide que la mire, y Cole no quiere, no quiere mirar, aprieta mandíbula, se tensa, y mira para otro lado. Mira los árboles, mira su frente, mira el piso, mira sus labios. Al final se rinde y mira sus ojos, esperando escuchar cualquier cosa que tuviera que decir, imaginando que serían palabras que dijeran que todo iba a estar bien, palabras que eran usadas en ese momento y que Cole no quería escuchar, porque las odiaba, porque ya las había escuchado antes, porque eran basura y todos lo sabían pero igual acudían a ello cuando no tenían idea de lo que debían decir. Pero Rose lo sorprende, como siempre.

Estaba esperando que dijera algo sobre el vídeo que iba para él, pero en cambio, comentó lo de su vídeo. Solo ahí Cole se dio cuenta de lo egoísta que estaba siendo al pensar solo en él, por más de que su mente estuviera en su hermano, no se había parado a pensar un segundo cómo se encontraría la joven, cómo la habían afectado esos recuerdos que le habían mostrado. Bajó la mirada al suelo cuando no pudo soportar más mantener el contacto visual con aquellos ojos claros. La culpa nuevamente comenzó a desgarrar su alma. No hacía nada bien. Nada. Nunca había hecho algo bien. Debió ser él quien muriera en el accidente, no sus hermanos, no los gemelos. No lo merecían, ellos sí hacían las cosas bien. Ellos si hacían lo que era corrector. Cole no era así. Él se dedicaba a destruir cada pequeña cosa que tocaba. Había crecido en una familia humilde, pero su adolescencia fue muy diferente a la de sus hermanos, y Cole terminó de crecer bajo la idea de que el mundo podía ser suyo. Ahí estaban las consecuencias de aquella absurda mentalidad.

El silencio se adueña de ellos dos cuando Rose termina de hablar. Cole con la mirada aún sobre el suelo. Poniendo en duda las decisiones del destino al dejarlo con vida, pensando nuevamente que debería estar muerto. No hacía ningún bien a nadie estando vivo.

—No lo sé— Responde al final. —No lo sé.

Su mirada se levanta, pero no mira a Rose, mira un punto en medio de aquel bosque, no a los árboles ni sus ramas ni sus hojas. Mira algo, al aire, al viento, algo que no se puede ver, y su mirada se cristaliza en aquel acto, porque era la primera vez que lo aceptaba en voz alta.

—No lo sé— Vuelve a repetir por tercera vez, esa vez en un tono más bajo, en un tono más perdido. —Siempre tuve pesadillas de que yo manejaba el auto cuando tuvimos el accidente, pero siempre pensé que eran eso, pesadillas que me recordaban que no había podido hacer nada para salvar a mis hermanos esa noche porque estaba demasiado drogado para siquiera recordar. Ahora que sé que en verdad iba al volante no sé qué pensar. No sé si es verdad lo que pude hacer y lo que no, porque si pude olvidar que había matado a mis hermanos, entonces, ¿qué más pude haber olvidado?

Su ceño se frunce ligeramente, y su mirada vuelve a caer al suelo. Confesar eso le dolía, porque, pese a que sabía que tenía esas dudas, no tenía manera de comprobar si eran o no verdad. Eran dudas que estarían con él hasta que lograran salir de allí, si es que lo lograban, si es que salían, si es que vivía para ir a sacar a su hermano a prisión y ocupar el lugar que le correspondía.

Abraza a Rose sin pensar dos veces en lo que estaba haciendo. La abraza porque la necesita, la abraza porque ella también lo necesita a él, la abraza porque ama a un idiota y aun así se queda al lado de aquel idiota que olvido pensar en ella cuando acababa de revivir un momento de su vida que esperaba que haya sido el peor porque no sabía que era capaz de hacer si salían de ese lugar. No sabía hasta donde podía llegar si alguna vez se llegaba a cruzar con la persona que le había hecho eso a ella.

—Lo siento, Rose. Lo siento— Susurra en su oído, pidiendo perdón por todo. Por no estar ahí para ella, por haber tomado distancia, por haber puesto un bache entre ambos, por no haber estado allí para consolarla, por no poder decir que todo iba a estar bien o que el pasado no se podía cambiar, solo se podía reaccionar al mismo. No había hecho nada de eso, ni lo haría. No diría palabras que siempre había pensado que eran inútiles. Eso no era él, pero si podía pedir perdón. Podía pedir perdón por ser quien era. Por ser aquella basura en la que se había transformado tanto tiempo atrás, pero que recién ahora se daba cuenta de quién era en verdad.
Publicado por J. Cole Green Dom Mayo 15, 2016 9:38 pm
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Día a día, después de que ambos fueron víctimas de ambos videos atroces, Rose se perdía en la necesidad de verlo, en las ansias de que fuera él quien la consolara, quien le hiciera sentir que el mundo era un lugar mejor a lo que ella consideraba, que toda su vida iba más allá de aquella proyección y que la misma había sido una milésima parte de su pasado que no tenía porque afectar su futuro. Rose se perdía en su propia habitación, en cada rincón porque el lugar de un momento para otro le resultó más grande de lo que nunca lo había visto, tenía miedo, tenía pesadillas constantes que no la abandonaban ni a sol ni a sobra. La castaña se perdía en su propia mente y no era capaz de exteriorizar la fuerza de la que tanto se jactaba últimamente, la habían quebrado con fuerza y a pesar de todo Cole se había ido.

Pero ahí estaba, ahí estaba ella, terca como nunca e intentando ser fuerte por él, para él, porque si él la había ayudado antes ahora ella tenía que estar a su lado, porque lo quería, lo quería con cada fibra de su cuerpo y de su alma y aunque quisiera muchas veces odiarlo por alejarla, verlo así le dolía y la hacía ver que haría cualquier cosa porque él fuera feliz.

Él no la veía y eso la torturaba inmensamente. Rose sentía que no hablaba con él y que el chico parecía un fantasma que un ser humano, hablaba a la nada y no se daba cuenta que ella estaba ahí. A veces sentía que podía quebrarse y llorar, llorar mucho, pero no, Rose tomaba un respiro y seguía con su mirada fija; "es por Cole" se repetía. —Fue un accidente, Cole. Jamás hubieses querido matar a tus hermanos, por mucha droga que tuvieses en tu sistema. Sé como hablas de ellos, sé lo que dices de ellos, no hubieras querido hacer eso ni por mucho odio que tuvieras contenido en ti por alguna razón. Tienes que dejar de pensar que eres un monstruo, hay cosas más importantes para ti... tú lo sabes. Era a lo que se refería cuando hablaba con Callie o con Brennan, quizás ella no pusiera en práctica sus consejos, pero para los demás siempre estaba la opción de levantarse y seguir y parecía ser la única en esos tiempos.

Cole la abraza, la abraza fuerte. Rose solo tiene que volver a sentir su aroma varonil y su tez cálida para olvidarse de todo lo que tenía en mente decir, él estaba ahí, con ella de nuevo, eso era lo único que le importaba, la pequeña diosa rebelde en su pecho se alza victoriosa, lo necesitaba tanto que hasta ese punto es que en verdad se da cuenta de cuánto los extrañaba. La castaña se funde en ese abrazo y cierra sus ojos memorizando cada segundo del mismo. —Te extrañaba tanto...—. Susurra solo para él, era en verdad lo que sentía y el comentario más puro que salió de sus labios en ese momento

Niega ante su petición de disculpas; sobraban y eran innecesarias, ambos habían sido víctimas de algo que no pudieron dominar y la fuerza del pasado pudo más con ellos. Ahora el objetivo de Rose era que él se quedara a su lado y que si iba a resolver sus problemas no la dejara a ella atrás. —No me pidas perdón, por favor—. Alza su mirada y lo ve a los ojos. —Solo... no te vayas, Cole, no de nuevo—. Pide sincera, le dolía cada una de sus partidas.

La castaña acaricia la mejilla del chico, era tan guapo... era más de lo que algún día imaginó, Rose solo quería ser una chica normal y tenía al chico indicado frente a ella, justo como en su interior quiso que fuera. Rosie se alza de puntas y planta un pequeño beso en los labios de Cole, casto y suave, pero que a su vez le hizo experimentar la misma corriente eléctrica que causaba en ella cada deje de cercanía con el chico, con su chico. —Vamos a salir de esto, pero juntos, no te voy a dejar solo, Cole—. Sonríe y vuelve a dar otro beso y otro, todos cortos y suaves. Rose se detiene con una curvatura tímida en sus labios, en sus ojos un brillo intenso indica cuanta necesidad sentía hacia Cole y cuantas sensaciones él generaba en su interior. —Olvídate del mundo, Cole, olvida lo que está afuera, olvida lo que pasó, pero por un segundo, solo por un segundo... quiero que te quedes aquí, conmigo—. Pasa su mano por sus cabellos, al detallarlo de esa forma se daba cuenta de cuan decaído estaba y de cómo su pesar había afectado su físico. —Bésame, así sea por un segundo.
Publicado por M. Rose Wood Lun Mayo 16, 2016 10:36 pm
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Pensamientos y pensamientos envueltos en culpa, nostalgia y remordimiento. Alguna vez alguien le había comentado que cuando se pierde a alguien es normal sentir la culpa de todo lo que hubiera querido decir y que no dijo. Nunca escribió una carta a sus hermanos explicando todo aquello que no les había dicho, todas las veces que se había olvidado de decir que los amaba y que eran lo mejor que le había pasado en la vida. Nunca les había agradecido que lo instruyeran, que fueran sus padres, sus hermanos, sus maestros y sus mejores amigos. Habían sido los mejores compañeros que había tenido hasta que tuvieron el accidente, y no quería perderlos, no quería dejarlos ir, pero aún había posibilidades de que fuera su culpa. La idea tan absurda de escribir una carta que nunca nadie leería, ahora le parecía una idea brillante, porque mientras más lo pensaba, más cosas les gustaría decir y más eran las cosas que tenía que guardar en su interior. Cole podía guardar secretos, podía guardar el cariño que les podía tener a ciertas personas, pero tendía a exteriorizar todo. La rabia que había sentido, la impotencia, la angustia. Por eso se distanciaba de las personas cuando sentía que podía explotar, porque podía explotar en cualquier sentido, y no quería lastimar a más personas, más si eran personas como Rose. Como su Rose. La había lastimado de todas maneras, porque la había dejado sola cuando ella también necesitaba a alguien a su lado. Había sobrestimado su fuerza, y ahora se sentía como una miseria que se volvía un poco más miseria.

Sus palabras lo reconfortan. De cierta manera era lo que se venía repitiendo hora tras hora, minuto tras minuto, “era un accidente, no era su culpa”, pero escucharlo por su voz tenía otro efecto, un efecto mejor. Mucho mejor. Uno bueno. Escuchar decir que se notaba, por la manera en la que hablaba de sus hermanos, cuánto los amaba lo hacía sentir mejor, porque si los amaba. Los amaba demasiado, por más que no estuvieran presentes. Eran las personas más maravillosas que había conocido, no las podría olvidar, no las podía dejar de querer.

No era intencional quedarse callado, pero así lo hace, y cierra sus ojos con fuerza cuando la escucha confesar que lo había extrañado. Esas estaban por ser nominadas como las mejores palabras que alguien le había dedicado. —También te he extrañado, corazón.

La abraza con un poco más de fuerza, absorbiendo su aroma e intentando descifrar a qué olía, intentando hacer un recuerdo para nunca olvidar aquel perfume que tanto amaba. Se separa, y la mira a los ojos un momento. Acomoda con dulzura, algunos cabellos de la joven detrás de sus orejas, y le sonríe despacio mientras acaricia sus mejillas con la cabeza de la joven atrapada entre sus manos. —Es necesario pedir perdón, y lo sabes, porque sabes que cometí un error. Debería haber estado ahí para ti, para recordarte que ese pasado no puede volver y no tienes que dejar que te persiga para toda la vida porque no has hecho nada malo, Rose. No hiciste nada para merecer lo que te paso, pero si mereces una buena vida, estar rodeada de personas que te quieren y que jamás en su vida te lastimarían, no importa lo que pase. Mereces todo eso, y también mereces que tu novio te pida perdón por abandonarte cuando lo necesitabas, porque es un imbécil y se lo dirás cada vez que se comporte como tal, porque él te quiere, él te ama, y puede que no cambie por ti, pero cambiara todo para verte feliz.

—Tienes razón. Saldremos de esta, solo me gustaría poder salir y solucionar todo este mal entendido de una manera inmediata e irme de aquí suena como un futuro demasiado lejano. Tan lejano que hasta duele— Acaba por confesar, manteniendo el rostro de la joven de la misma manera, sin apartar los ojos de ella, salvo en aquellos segundos en los que pestañaba por reflejo natural. —Pero te equivocas en eso. No puedo olvidar. No puedo olvidar lo que vi. No puedo olvidar a Aaron y lo que posiblemente este pasando en este momento. Lo recuerdo, cada vez que cierro los ojos, puedo escucharlo gritando mi nombre, como si esperara que me apareciera allí de manera mágica y lo salvara, y lo haría de existir la posibilidad, pero no existe. No puedo olvidar todo eso, pero seguiré adelante, contando los días para poder sacar a mi hermano del infierno que está viviendo. Y también me quedaré contigo todo este tiempo, no te alejaré de nuevo. Lo prometo.

La petición de la joven le había parecido ligeramente de más, porque era algo por lo que se moría hacía bastante. La hubiera besado en el momento en que se dio cuenta de que sus caminos se cruzaban. Hubiera corrido a ella y hubiera juntado los labios de ambos, pero no era eso lo mejor, lo tenía que admitir. No podía besar a la joven como si nada hubiera pasado, pero ya habían hablado, ya la podía volver a besar.

—Pero puedes estar tranquila, porque igual te voy a besar— Tuvo que contener los deseos de iniciar un beso salvaje. Las yemas de sus dedos rozaron los labios rosados de Rose. Se inclinó hasta que sus narices se rozaron y apoyó su frente en la de la joven. Sintió su aroma, su respiración, incluso creyó sentir los latidos de su corazón, pero no estaba seguro de si eran los de ella o los propios, algo que no le sorprendería porque su corazón estaba bastante agresivo en ese momento. —Te amo, Rose. No dejes que te lastime. Por favor, no dejes que te lastime— Pide antes de besar la comisura de los labios de la joven, la otra comisura, la parte alta de los labios. Primero tomó el labio superior, y luego lentamente comenzó a besarla, lento al principio y acelerando cuando lo creía necesario.
Publicado por J. Cole Green Mar Mayo 17, 2016 12:45 am
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Todos los humanos cometen errores. Lo que determina nuestro carácter es si convertimos esos errores en excusas o lecciones.
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Ver los ojos de Cole era como observar el mar en todo su esplendor, era tan infinito que no se sabía qué esperar exactamente. Los ojos del chico transmitían tanto que Rose se podía perder entre tantas emociones y sentimientos juntos, pero el detalle estaba en que nunca sabía descifrarlos a la perfección y quizás por eso le encantaba su mirada, porque solo al actuar era que Cole se revelaba todo aquello que estaba pasando por su cabeza. Podía verlos sin cansarse, podía admirarlos sin hastiarse de ello, la chica era feliz de solo saber que ese par de orbes eran los que la miraban a ella y la hacían diferente ante los demás. No aparta la mirada ni un segundo, apenas parpadea, no iba a ser tan tonta como para abandonar aquello que había deseado en tantas semanas.

Él la hacía sentir segura, la hacía sentir querida y amada. Cole le hacía ver a Rose que la vida era mucho más que su pasado y que lo que estaba viviendo era un nuevo comienzo, uno donde no sufriría daños, uno donde sería feliz y todo a su lado, porque era claro que la castaña no se imaginaba con otra persona que no fuera él, su chico. Que Cole reafirmara que era su novio era música para los oidos de la castaña, en el interior de la chica la diosa rebelde se alzaba victoriosa y pedía escuchar más, escucharlo muchas veces más. Rose sonríe y niega —No lo eres, Cole. Pero te lo diré si en algún momento llegas a serlo—. Confiesa con un deje divertido en su voz, algo en su interior le decía que esa promesa era honesta y que no se volverían a separar, además eso era lo que a Rose le bastaba, podían estar rodeados de cualquier cosa, nada importaba si estaban juntos. —Y yo también lo amo, te amo y soy feliz de solo saber que ese novio eres tu—. Decirlo la llenaba como nunca antes, era como aflorar todo lo bueno que se forjaba dentro de ella cada vez que estaba con él; lo amaba, lo amaba tanto que no podía explicarlo.

Rose coloca sus manos sobre las de Cole que, hasta ese momento, habían permanecido en torno a su rostro, lo ve a los ojos con el ceño fruncido, no le gustaba que se martirizara de ese modo, pero tenía que entenderlo puesto que se trataba de algo que iba más allá de su entendimiento, se trataba de sus hermanos y era un nexo que Rose tenía que ayudar a recuperar, estaba claro que él solo no podría. —Pero lo harás, Cole. A la primera oportunidad de salir de este internado lo harás, vas a arreglar las cosas y yo te voy a ayudar, no te dejaré solo, lo prometo. Saldremos a ese mundo que tú conoces tan bien y buscaremos a Aaron, tú puedes arreglar las cosas, es tu hermano y te ama, te ama tanto como tú lo amas a él. Nadie dice que las cosas serán sencillas, pero al dar el primer paso todo se irá desenredando con facilidad, tú lo vas a ayudar y él te va a perdonar. Si se quieren como en algún momento me constaste ese mismo cariño seguirá ahí, no se va a escapar, tú lo sabes—. Afirma como si estuviera segura de lo que decía, lo único claro que Rose tenía es que no iba a abandonarlo, así como él tampoco lo haría. La chica le temía al mundo en el que alguna vez creció, pero extrañamente junto al chico no tenía ese miedo, tenía que salir, por él y porque Dunkelheit no estaría siempre para ella.

Era extraño para Rose que la cercanía física con Cole ameritara muchas más cosas de las que algún día imaginó. La chica que temía al solo hecho de ser tocada sentía más que mariposas cuando su novio se acercaba. Eran pequeños fuegos artificiales en sus brazos, en sus piernas, era como una llama corriendo en su espalda y roces de pétalos coloridos en su rostro… sensaciones que separaban su cerebro de su cuerpo y que la llevaban a lugares desconocidos. Extrañaba tanto sus besos, sus abrazos, el solo tenerlo frente a ella y poder admirarlo. Rose sonríe porque su petición fue escuchada, luego de varios días podía tener a su novio para sí, solo para ella en medio de la nada y sin que nadie los interrumpiera.

Rose entreabre sus labios sonrosados, las pequeñas cosquillas surgen poco a poco desde sus pies hasta su espalda. La castaña siente su aroma, su calidez, entrecierra los ojos porque le hubiese gustado alargar el momento mucho más y perderse para siempre en aquella carencia de distancia que, paradójicamente, se había convertido en su paz, en su sueño más anhelado. —No, Cole, no me voy a romper—. Susurra antes de dejarse llevar por él. Sus besos erizan su piel, la estremecen y hacen que las cosquillas se vuelvan más incesantes y que se pierdan por todas y cada una de sus extremidades. Rose se acerca más si es posible y mueve sus labios al ritmo de su chico, con pausa y a veces con necesidad. Las pequeñas llamas se esparcen, Rose de repente siente mucho calor. La chica de ojos azules se alza un poco de puntas y sus manos se posan en el cuello del chico, rozan con suavidad en la misma sintonía que sus besos. —Podría… quedarme aquí… siempre—. Susurra al separarse un poco en busca de aire. Rose coloca sus manos en los costados de Cole, sus dedos curiosos bajan al borde de la sudadera y se adentran en busca de tez, de la misma piel solo que bajo la prenda. ¿Alguna vez creyó que necesitaría tanto el contacto humano? Seguramente no. Los dedos de Rose se pierden en la piel de los costados de Cole, recorre con sus yemas y roza con sus uñas, debería parar, lo sabía, pero podía tomar un momento más, solo un instante más.
Publicado por M. Rose Wood Miér Mayo 18, 2016 4:41 pm
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