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En busca de los desaparecidos (Evento)
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Recuerdo del primer mensaje :
Día: 26 de Marzo por la madrugada.
Clima: Temperaturas bajas.
Las cuentas narrativas a usar en este evento serán las cuentas de Víctor E. Hempstead, vicedirector, y Whispers. En la versión oficial salieron después de la cena a buscar a los estudiantes desaparecidos: Isak Bruhn y Nate Seeber, quienes desaparecieron la tarde del 25 de Marzo. El evento se ambientara en las primeras horas del día 26, directamente en la cabaña donde se encuentran los jóvenes desaparecidos.
Se recuerda que la ubicación de dicha cabaña es desconocida para todos los personajes que no participaron en las dos primeras mini tramas, por lo tanto, si la encuentran por casualidad, debe estar informado en la respuesta. Así mismo, también se recuerda que en dicha cabaña fue encontrado el cuerpo de Alina Hampton.
Tenemos intenciones que el evento sea fluido, por lo tanto, la primera persona en postear ya puede comentar que ve la cabaña o incluso ingresar y encontrar a los desaparecidos.
Dentro de la cabaña se encontraran tres desaparecidos. La cuenta de Whispers indicará el estado de cada uno a medida que transcurran los hechos, por el momento los estados son los siguientes:
- Ezra J. Harrison: Inconsciente.
- Isak T. Bruhn: Inconsciente.
- J. Nate Seeber: Inconsciente.
En busca de los desaparecidos
Día: 26 de Marzo por la madrugada.
Clima: Temperaturas bajas.
Las cuentas narrativas a usar en este evento serán las cuentas de Víctor E. Hempstead, vicedirector, y Whispers. En la versión oficial salieron después de la cena a buscar a los estudiantes desaparecidos: Isak Bruhn y Nate Seeber, quienes desaparecieron la tarde del 25 de Marzo. El evento se ambientara en las primeras horas del día 26, directamente en la cabaña donde se encuentran los jóvenes desaparecidos.
Se recuerda que la ubicación de dicha cabaña es desconocida para todos los personajes que no participaron en las dos primeras mini tramas, por lo tanto, si la encuentran por casualidad, debe estar informado en la respuesta. Así mismo, también se recuerda que en dicha cabaña fue encontrado el cuerpo de Alina Hampton.
Tenemos intenciones que el evento sea fluido, por lo tanto, la primera persona en postear ya puede comentar que ve la cabaña o incluso ingresar y encontrar a los desaparecidos.
Dentro de la cabaña se encontraran tres desaparecidos. La cuenta de Whispers indicará el estado de cada uno a medida que transcurran los hechos, por el momento los estados son los siguientes:
- Ezra J. Harrison: Inconsciente.
- Isak T. Bruhn: Inconsciente.
- J. Nate Seeber: Inconsciente.
Publicado por Whispers Mar Mayo 17, 2016 1:20 pm
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—
La paz y la perfección son algo imposible de obtener. Y todos los sacrificios que haga, solo volverán en su contra.
No entendía porque había ido, o quizás si lo entendía, pero no podía tolerar mucho más aquella expedición. Carol había ido porque en el fondo quería encontrar a su hermano, punto, no habían más detalles. La rubia tenía la esperanza de que su hermano apareciera junto con los demás, porque estaba claro que todos estaban dando por sentado que los chicos aparecerían y Caroline quería considerar que su hermano estaría ahí con Isak, incluso con Isak y Nate por supuesto.
Su piel se erizó cuando se enteró de la noticia, Carol sintió un golpe interno cuando mencionaron que Isak y su capitán habían desaparecido. Aquel tonto chico que la hacía reír y que llegaba en el momento justo, no, no lo merecía, era muy bueno para tener la misma suerte de su hermano, no sabía qué hacía pensando en él, pero así era. Carol se anotó en la expedición, pero eso no quería decir que estuviera cómoda, prefería ir sola que con una turba completa. La rubia toca el colgante que mantenía en su cuello constantemente, tenía que drenar un poco, estaba nerviosa, pero no quería que se viera.
Al llegar a la cabaña se queda afuera, sus pies se vuelven tan fuertes como las raíces y Carol se muestra renuente a pasar. Daba vuelta sin saber que estaba pasando, tenía mucha curiosidad. La rubia se estaba armando de valor para pasar cuando ve como Isak sale acompañado de un grupo. Sus ojos se fijan en él, su corazón late con más fuerza, estaba bien al menos. Él tenía a su gente, su grupo que lo quería, Carol no tenía porque estar ahí así fuera para soltar uno de sus secos comentarios. La chica iba a dar otra vuelta cuando otro cuerpo sale, uno que posee su mismo color de cabello.
—¡EZRA!—. Su grito hace eco por el bosque, su voz desgarra el aire. Carol corre con toda la velocidad que dan sus piernas y en unos pocos pasos ya se encuentra con su hermano, con su querido hermano. —Por Dios, ¿estás bien? Ezra, ¿estás bien?—. Sus ojos se cristalizan, no derrama lágrimas, pero su pecho parece estallar. Dirige una mirada a Isak a lo lejos y finalmente busca de nuevo a su hermano, estaba ahí… Ezra estaba vivo. Su hermano, el de los recuerdos, el de su niñez, estaba ahí…
Su piel se erizó cuando se enteró de la noticia, Carol sintió un golpe interno cuando mencionaron que Isak y su capitán habían desaparecido. Aquel tonto chico que la hacía reír y que llegaba en el momento justo, no, no lo merecía, era muy bueno para tener la misma suerte de su hermano, no sabía qué hacía pensando en él, pero así era. Carol se anotó en la expedición, pero eso no quería decir que estuviera cómoda, prefería ir sola que con una turba completa. La rubia toca el colgante que mantenía en su cuello constantemente, tenía que drenar un poco, estaba nerviosa, pero no quería que se viera.
Al llegar a la cabaña se queda afuera, sus pies se vuelven tan fuertes como las raíces y Carol se muestra renuente a pasar. Daba vuelta sin saber que estaba pasando, tenía mucha curiosidad. La rubia se estaba armando de valor para pasar cuando ve como Isak sale acompañado de un grupo. Sus ojos se fijan en él, su corazón late con más fuerza, estaba bien al menos. Él tenía a su gente, su grupo que lo quería, Carol no tenía porque estar ahí así fuera para soltar uno de sus secos comentarios. La chica iba a dar otra vuelta cuando otro cuerpo sale, uno que posee su mismo color de cabello.
—¡EZRA!—. Su grito hace eco por el bosque, su voz desgarra el aire. Carol corre con toda la velocidad que dan sus piernas y en unos pocos pasos ya se encuentra con su hermano, con su querido hermano. —Por Dios, ¿estás bien? Ezra, ¿estás bien?—. Sus ojos se cristalizan, no derrama lágrimas, pero su pecho parece estallar. Dirige una mirada a Isak a lo lejos y finalmente busca de nuevo a su hermano, estaba ahí… Ezra estaba vivo. Su hermano, el de los recuerdos, el de su niñez, estaba ahí…
Publicado por P. Carol Harrison Miér Mayo 18, 2016 8:58 pm
Sonrió al muchacho. Sabía, por Nate, que se trataba de Ezra Padmore, pero nunca había tenido la oportunidad de hablar con él en persona. —Prefiero que se hagan cargo los profesores, no vaya a ser cosa que acumule actos de agresión en mi expediente.
La intención era que fuera una broma, pero varias personas conocían que la joven no era de las que se andaba con delicadezas. Pero ni bien el profesor Wells apareció, se dio por desentendida del tema, y se concentró en Nate.
Ayudó al profesor a desatar a Nate que aún no terminaba de recuperar el conocimiento, y la joven comenzaba a inquietarse por eso, pero continúo mordiendo su labio inferior y evitar hacer todas las preguntas que se acumulaban en su garganta para ser expulsadas en cualquier momento.
El profesor Hempstead tampoco tardó en aparecer, el vicedirector, la joven tuvo que corregirse en la mente. Las órdenes llegaron al mismo tiempo que corregía el error que estaba cometiendo el profesor de Historia a la hora de intentar despertar a Harrison de una manera más amable. No emitió comentarios al respecto, por lo que había visto, el mismo había intentado despertar al joven con olor de un caramelo. No quiso poner a prueba su imaginación tratando de deducir lo que había pasado por la cabeza del mismo, pero dejó que los profesores fueran quienes hicieran los comentarios, y asintió a Víctor Hempstead cuando le dio las indicaciones que le correspondían.
Entre el profesor Pratchett y ella sacaron a Nate a los exteriores. —Shhh… estás bien, tranquilo. Estás a salvo— Susurró para el castaño cuando éste pidió ayuda, lo que llevaba algunas ideas a la mente de la joven, ideas que no eran muy agradables. Levantó la mirada al profesor nuevamente. —Quizá podríamos preguntar cuando estén un poco más estables profesor, seguro que saben algo de lo que ha pasado— Sugirió antes de que se vean en la obligación de buscar en cada recoveco para sacar alguna conclusión, cuando dos personas podían dar las respuestas si se les daba un poco de tiempo. Pero en cuanto escuchó su nombre, todo acabó en cualquier lado. —Estoy aquí, Nate, no me voy a ir a ningún lado. Estoy aquí, pero tienes que despertar, cariño. Tienes que decirnos qué pasó— En defensa de la joven, el profesor ya había asegurado que no tenía ninguna herida visible, por lo tanto, no era tan insensible de su parte. —Is está aquí. Esta cerca, esta con Bee.
Y si bien prometió quedarse ahí se puso de pie, mirando al profesor mientras hablaba. Call no necesitaba ser adivina para notar el tono de voz que había puesto el profesor, aquel que indicaba que todo estaba bien cuando no tenían la menor idea de lo que estaban hablando. Aquel que disfrazaban con bromas, intentando alivianar el ambiente, pero la joven ya había visto demasiado para pensar que las cosas serían así de fácil. Su mirada acabó en la profesora de química, confiaba en que si ella sabía algo más lo sabía, ella había estado en la reunión de la biblioteca, no le podía ocultar esas cosas, pero sabía, también, que quizá debería dejarlo pasar por el momento. —Bueno, ha aparecido Harrison, quizá el objetivo era que lo encontráramos— Solo esperaba que fuera lo único que encontraran, y el recuerdo de Padmore frente a la puerta de la habitación causo que mirara hacía la cabaña con gesto preocupado.
La intención era que fuera una broma, pero varias personas conocían que la joven no era de las que se andaba con delicadezas. Pero ni bien el profesor Wells apareció, se dio por desentendida del tema, y se concentró en Nate.
Ayudó al profesor a desatar a Nate que aún no terminaba de recuperar el conocimiento, y la joven comenzaba a inquietarse por eso, pero continúo mordiendo su labio inferior y evitar hacer todas las preguntas que se acumulaban en su garganta para ser expulsadas en cualquier momento.
El profesor Hempstead tampoco tardó en aparecer, el vicedirector, la joven tuvo que corregirse en la mente. Las órdenes llegaron al mismo tiempo que corregía el error que estaba cometiendo el profesor de Historia a la hora de intentar despertar a Harrison de una manera más amable. No emitió comentarios al respecto, por lo que había visto, el mismo había intentado despertar al joven con olor de un caramelo. No quiso poner a prueba su imaginación tratando de deducir lo que había pasado por la cabeza del mismo, pero dejó que los profesores fueran quienes hicieran los comentarios, y asintió a Víctor Hempstead cuando le dio las indicaciones que le correspondían.
Entre el profesor Pratchett y ella sacaron a Nate a los exteriores. —Shhh… estás bien, tranquilo. Estás a salvo— Susurró para el castaño cuando éste pidió ayuda, lo que llevaba algunas ideas a la mente de la joven, ideas que no eran muy agradables. Levantó la mirada al profesor nuevamente. —Quizá podríamos preguntar cuando estén un poco más estables profesor, seguro que saben algo de lo que ha pasado— Sugirió antes de que se vean en la obligación de buscar en cada recoveco para sacar alguna conclusión, cuando dos personas podían dar las respuestas si se les daba un poco de tiempo. Pero en cuanto escuchó su nombre, todo acabó en cualquier lado. —Estoy aquí, Nate, no me voy a ir a ningún lado. Estoy aquí, pero tienes que despertar, cariño. Tienes que decirnos qué pasó— En defensa de la joven, el profesor ya había asegurado que no tenía ninguna herida visible, por lo tanto, no era tan insensible de su parte. —Is está aquí. Esta cerca, esta con Bee.
Y si bien prometió quedarse ahí se puso de pie, mirando al profesor mientras hablaba. Call no necesitaba ser adivina para notar el tono de voz que había puesto el profesor, aquel que indicaba que todo estaba bien cuando no tenían la menor idea de lo que estaban hablando. Aquel que disfrazaban con bromas, intentando alivianar el ambiente, pero la joven ya había visto demasiado para pensar que las cosas serían así de fácil. Su mirada acabó en la profesora de química, confiaba en que si ella sabía algo más lo sabía, ella había estado en la reunión de la biblioteca, no le podía ocultar esas cosas, pero sabía, también, que quizá debería dejarlo pasar por el momento. —Bueno, ha aparecido Harrison, quizá el objetivo era que lo encontráramos— Solo esperaba que fuera lo único que encontraran, y el recuerdo de Padmore frente a la puerta de la habitación causo que mirara hacía la cabaña con gesto preocupado.
Publicado por Calliope C. Rohmer Miér Mayo 18, 2016 10:42 pm
desaparecido
Callie
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404
Maia Mitchell
Sometimes crying is the only way your eyes speak when your mouth can't explain how broken your heart is.
Alfred había pensado que aquella sería una noche tranquila. Sin embargo, sus planes de adelantar trabajo se torcieron cuando alguien llamó apresuradamente a la puerta de su despacho. El director dejó la taza de café a medio tomar sobre el escritorio y se acercó con toda la rapidez que su bastón le permitía hasta la puerta. Al abrir se topó con una de las chicas más jóvenes del internado, a la que escuchó con interés antes de ser él mismo quien abandonase el despacho, adelantándola incluso. Su rostro, que había ido ensombreciéndose a medida que el relato avanzaba, reflejaba una preocupación extrema mientras recorría cada pasillo del internado hasta que logró alcanzar los jardines.
Cuando llegó a la cabaña abandonada se encontró con una estampa aún más desalentadora. Los muchachos desaparecidos parecían estar espabilándose gracias al esfuerzo de alumnos y profesores, pero eso no logró que el director se tranquilizase. No era normal que, en medio de la noche y en un lugar tan apartado, apareciesen los chicos a los que habían buscado durante semanas. Sin preguntar o hablar a nadie traqueteó por la estancia en busca de Víctor, su mano derecha. De él podría escuchar un relato objetivo, ya que sabía que no se dejaba llevar por el miedo. Lo encontró frente a una puerta cerrada, parado junto a Ezra Padmore, alumno con el que había mantenido más de una conversación. El director no lo dudó dos veces a la hora de rebuscar dentro de los bolsillos de su impoluto traje gris. Tras extraer un manojo de llaves de todos los tamaños, aprovechó la luz de la linterna de Ezra para seleccionar la que abriría aquella puerta. No tenía la más remota idea de lo que podía estar ocultándose en aquella habitación pero prefería despejar todas las dudas cuanto antes.
La cerradura cedió ante la llave y la puerta se abrió con un fuerte chirrido digno de unas bisagras que no han sido engrasadas en meses. Una bofetada de olor desagradable los recibió. El director pidió que alumbrasen la habitación y el panorama que los ojos de aquellos tres individuos pudieron ver lo dejó de piedra. En el medio de la habitación y colgado de una cuerda estaba el cadáver de un alumno. Wesley Wood. Sus muñecas presentaban evidentes signos de haber sido cortadas. En ellas se podía ver aún la sangre, ya reseca, que había manado de ellas. Alfred hizo ademán de entrecerrar de nuevo la puerta para que nadie más pudiera contemplar la escena, pero quizá ya era tarde. Muy tarde.
—Profesor Hempstead, acompañad a los alumnos de vuelta a sus dormitorios y reúna a todos los profesores y personal disponible aquí. Rápido. —dijo con voz más grave de lo normal. Del estilo tranquilo y alentador con el que solía dirigirse a los alumnos durante las sesiones no quedaba ni un ápice.
Cuando llegó a la cabaña abandonada se encontró con una estampa aún más desalentadora. Los muchachos desaparecidos parecían estar espabilándose gracias al esfuerzo de alumnos y profesores, pero eso no logró que el director se tranquilizase. No era normal que, en medio de la noche y en un lugar tan apartado, apareciesen los chicos a los que habían buscado durante semanas. Sin preguntar o hablar a nadie traqueteó por la estancia en busca de Víctor, su mano derecha. De él podría escuchar un relato objetivo, ya que sabía que no se dejaba llevar por el miedo. Lo encontró frente a una puerta cerrada, parado junto a Ezra Padmore, alumno con el que había mantenido más de una conversación. El director no lo dudó dos veces a la hora de rebuscar dentro de los bolsillos de su impoluto traje gris. Tras extraer un manojo de llaves de todos los tamaños, aprovechó la luz de la linterna de Ezra para seleccionar la que abriría aquella puerta. No tenía la más remota idea de lo que podía estar ocultándose en aquella habitación pero prefería despejar todas las dudas cuanto antes.
La cerradura cedió ante la llave y la puerta se abrió con un fuerte chirrido digno de unas bisagras que no han sido engrasadas en meses. Una bofetada de olor desagradable los recibió. El director pidió que alumbrasen la habitación y el panorama que los ojos de aquellos tres individuos pudieron ver lo dejó de piedra. En el medio de la habitación y colgado de una cuerda estaba el cadáver de un alumno. Wesley Wood. Sus muñecas presentaban evidentes signos de haber sido cortadas. En ellas se podía ver aún la sangre, ya reseca, que había manado de ellas. Alfred hizo ademán de entrecerrar de nuevo la puerta para que nadie más pudiera contemplar la escena, pero quizá ya era tarde. Muy tarde.
—Profesor Hempstead, acompañad a los alumnos de vuelta a sus dormitorios y reúna a todos los profesores y personal disponible aquí. Rápido. —dijo con voz más grave de lo normal. Del estilo tranquilo y alentador con el que solía dirigirse a los alumnos durante las sesiones no quedaba ni un ápice.
Publicado por Alfred M. Motka Jue Mayo 19, 2016 11:19 am
personaje no jugable
Alfred
213
-491
Gary Oldman
El miedo es el camino al lado oscuro. El miedo lleva a la ira, la ira lleva al odio y el odio lleva al sufrimiento.
Callado, como de costumbre, observó atento la situación que se imponía frente a él. Con la linterna supo alumbrar a los jóvenes que despertaban con algo más que asombro y horror. Los profesores de inmediato se pusieron a asistirlos y Brian torpemente acató el comentario del profesor Wells. No era bueno para aquellas situaciones, no era para nada bueno.
Tratando de ocultar el temblor de sus manos, sacó de su bolsillo unas pastillas de menta, que se le cayeron rápidamente al suelo. Era lo único fuerte que llevaba encima. No ocupó mucho su mente en eso y tiró del muchacho del otro extremo. Estaba débil, se podía notar. — Watson Downer a sus servicios. — añadí, para que el joven se aferrase más a una broma idiota que al miedo paralizante de esa cabaña.
No duró mucho el ánimo, cuando el profesor Motka llegó, abriendo esa puerta. Atiné a cubrirle los ojos al joven Ezra a mi lado, aunque no sabía si aún podría reconocer la realidad a su alrededor. El horror penetró profundo. Sólo pude contener el aliento un minuto, para ir poco a poco recuperando la respiración agitada. El olor era espeso, se notaba que hacía mucho...
— Yo eh... — miré al vicerector pero contuve mis palabras. ¿Qué quería decir acaso? Volteé mi mirada a Wells y la sostuve unos instantes. ¿Qué estábamos haciendo allí? ¿Quién no imaginó que algo ocurriría? Había un muerto, otro muerto. Y los jóvenes que despertaban corrían con suerte. ¿Por qué ellos no? Era una buena pregunta.
Tratando de ocultar el temblor de sus manos, sacó de su bolsillo unas pastillas de menta, que se le cayeron rápidamente al suelo. Era lo único fuerte que llevaba encima. No ocupó mucho su mente en eso y tiró del muchacho del otro extremo. Estaba débil, se podía notar. — Watson Downer a sus servicios. — añadí, para que el joven se aferrase más a una broma idiota que al miedo paralizante de esa cabaña.
No duró mucho el ánimo, cuando el profesor Motka llegó, abriendo esa puerta. Atiné a cubrirle los ojos al joven Ezra a mi lado, aunque no sabía si aún podría reconocer la realidad a su alrededor. El horror penetró profundo. Sólo pude contener el aliento un minuto, para ir poco a poco recuperando la respiración agitada. El olor era espeso, se notaba que hacía mucho...
— Yo eh... — miré al vicerector pero contuve mis palabras. ¿Qué quería decir acaso? Volteé mi mirada a Wells y la sostuve unos instantes. ¿Qué estábamos haciendo allí? ¿Quién no imaginó que algo ocurriría? Había un muerto, otro muerto. Y los jóvenes que despertaban corrían con suerte. ¿Por qué ellos no? Era una buena pregunta.
Publicado por Brian Downer Jue Mayo 19, 2016 11:43 am
Líder - Personal
Brian
426
521
James McAvoy
Walking alone in an empty space.
Is there someone in the other side?
Is there someone in the other side?
Había histeria en la pequeña risa que se escapó de mis labios al escuchar el comentario de Isak, por más de que lo primero que dijo no tenía sentido alguno. ¿Quién era Hallie? ¿Por qué esperaba un destino tan cruel para esa persona? ¿Sería alguien del paso o sería alguien nuevo a quien temer, un nuevo enemigo? ¿Sería la persona que era responsable de las desapariciones? Hice un repaso en mi mente. Nadie tenía ese nombre de las personas que conocía dentro del internado. Ni alumno, ni docente, ni personal.
—¿Te encuentras bien? ¿Estás lastimado?— Pregunté en cambio, resumiendo todas las preguntas a esas dos, para no agobiar la pobre muchacho que ya había pasado por mucho. Un segundo después, Brennan estaba al lado de su amigo, más docentes entrar y algunos estudiantes ayudaban en lo que podían. Víctor también ingresó, y me puse de pie para hablar con él, para saber qué pensaba acerca de todo eso. ¿Sería una trampa o simplemente buena suerte? Pero antes de poder dar un paso, las órdenes llegaron, y respondí de manera afirmativa antes de ayudar a sacar a Isak fuera de la cabaña.
Todo pasaba demasiado rápido. Tan rápido que no quería perder la cuenta de todo lo que estaba ocurriendo, temiendo perder algo importante. Tenía que concentrarme en los estudiantes, en Isak, en ayudar y al mismo tiempo quería satisfacer mi necesidad de saber qué estaba pasando. —Deberíamos buscar agua, no creo que hayan ingerido algo líquido desde hace tiempo, puede que estén deshidratados. ¿Alguien tiene agua?— Pregunté centrando mi concentración en los muchachos, y luego presté atención a Mark. Hice lo que dijo, comprobé si tenía golpes en la cabeza, alguna señal de hacer ahogado por la fuerza. Nada. —No tiene ninguna marca, al menos no visible, y creo que lo de la inyección es una teoría que convendría comprobarla en la enfermería. No tenemos demasiada luz— Opiné antes de volverme a Brian y Donald. —¿Ezra tiene alguna marca? ¿Qué…? ¿Qué pasa?— Pregunté al notar el titubeo de Brian, y su mirada perdida en la cabaña, en algo que no podía ver desde donde me encontraba. ¿Qué estaba pasando?
—¿Te encuentras bien? ¿Estás lastimado?— Pregunté en cambio, resumiendo todas las preguntas a esas dos, para no agobiar la pobre muchacho que ya había pasado por mucho. Un segundo después, Brennan estaba al lado de su amigo, más docentes entrar y algunos estudiantes ayudaban en lo que podían. Víctor también ingresó, y me puse de pie para hablar con él, para saber qué pensaba acerca de todo eso. ¿Sería una trampa o simplemente buena suerte? Pero antes de poder dar un paso, las órdenes llegaron, y respondí de manera afirmativa antes de ayudar a sacar a Isak fuera de la cabaña.
Todo pasaba demasiado rápido. Tan rápido que no quería perder la cuenta de todo lo que estaba ocurriendo, temiendo perder algo importante. Tenía que concentrarme en los estudiantes, en Isak, en ayudar y al mismo tiempo quería satisfacer mi necesidad de saber qué estaba pasando. —Deberíamos buscar agua, no creo que hayan ingerido algo líquido desde hace tiempo, puede que estén deshidratados. ¿Alguien tiene agua?— Pregunté centrando mi concentración en los muchachos, y luego presté atención a Mark. Hice lo que dijo, comprobé si tenía golpes en la cabeza, alguna señal de hacer ahogado por la fuerza. Nada. —No tiene ninguna marca, al menos no visible, y creo que lo de la inyección es una teoría que convendría comprobarla en la enfermería. No tenemos demasiada luz— Opiné antes de volverme a Brian y Donald. —¿Ezra tiene alguna marca? ¿Qué…? ¿Qué pasa?— Pregunté al notar el titubeo de Brian, y su mirada perdida en la cabaña, en algo que no podía ver desde donde me encontraba. ¿Qué estaba pasando?
Publicado por Ophelia E. Westerberg Jue Mayo 19, 2016 12:33 pm
muerto
Ophe
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Holland Roden
Muchas veces me he caído y me he lastimado, el dolor termina. Ahora ya no temo a los golpes, aunque me hagan pedazos.
La única razón por la que se había anotado para ayudar, era por la preocupación que había notado en el rostro de Rose cuando la joven se inscribió sin pensar dos veces. En un principio, Cole pensó que no era su problema, pero, si algo llegaba a pasarle a Rose y él no estaba presente, se culparía por el resto de su vida, y sí, pasaría a ser su problema. Un par de horas más tarde, los profesores repartían linternas, mostraban mapas y daban indicaciones. Debía ser la única persona que tenían ganas de aplaudir en ese momento. Como si con ese frío fueran capaces de encontrar a los desaparecidos sanos y salvos cuando estaba claro que había un demente asechando el internado. Y a eso se sumaba que prácticamente se estaban ofreciendo masticados. Bastaba con que se pongan una playera que indique, “ven secuéstrame, estoy libre el sábado” y era el colmo.
Ignoró todos los comentarios que quería hacer al respecto, y se dedicó a observar a Rose por el rabillo del ojo para saber que estuviera bien. Pasado un tiempo interminable, los encontraron, y Cole siguió a Rose con las intenciones de que pruebe que sus amigos estaban bien, todos estaban bien y entonces podrían regresar al internado. Ya tenía frío, estaba cansado y la idea de estar de noche en el bosque no le sentaba muy bien.
Esperó afuera, con brazos cruzados y mirada que se entretenía observando el movimiento de las luces de las linternas. Despreocupado de la seguridad de los interesados. Aunque si se acercó cuando vio que una persona que había desaparecido antes que los dos buscados. Su mirada acabó en la cabaña, ¿estaría Tommie ahí dentro también? Necesitaba una excusa para entrar, y ahí estaba la profesora de química, preguntando si alguien tenía agua.
—Preguntaré dentro. Quédate con tus amigos— Avisó antes de ordenar a Rose, de una manera discreta, que no se separara de los profesores. Dentro todo estaba bastante vacío. Con la partida de los desaparecidos que ya habían aparecido, no había demasiado, salvo el director, el vicedirector, y Ezra, estaban abriendo una puerta. —Disculpe, ¿ti…?— Se estaba dirigiendo al vice cuando la puerta se abrió, y las linternas alumbraron la cara del niño, porque eso era, un niño. Un niño con pelo rizado y ojos claros que miraban sin ver. Se retiró unos pasos hacia atrás, asintiendo ante la orden de que los alumnos se vayan. Salió al exterior localizando a Rose al instante. —Dicen que los alumnos tenemos que irno, y solicitan a los profesores dentro. Vamos.
La situación en sí le generaban nauseas, horror y pánico, tres cosas que se podían ver en su rostro. La piel que era pálida, los ojos abiertos y sus gestos tensos. Pero la única razón por la que no exteriorizaba más ninguna de las tres, era porque su prioridad estaba en sacar a Rose de allí. No había necesidad de que viera el cadáver de su hermano. —Rose, volvamos al internado, ayudaré a Rohmer con Seeber, ¿por qué no encabezas la marcha?
Ignoró todos los comentarios que quería hacer al respecto, y se dedicó a observar a Rose por el rabillo del ojo para saber que estuviera bien. Pasado un tiempo interminable, los encontraron, y Cole siguió a Rose con las intenciones de que pruebe que sus amigos estaban bien, todos estaban bien y entonces podrían regresar al internado. Ya tenía frío, estaba cansado y la idea de estar de noche en el bosque no le sentaba muy bien.
Esperó afuera, con brazos cruzados y mirada que se entretenía observando el movimiento de las luces de las linternas. Despreocupado de la seguridad de los interesados. Aunque si se acercó cuando vio que una persona que había desaparecido antes que los dos buscados. Su mirada acabó en la cabaña, ¿estaría Tommie ahí dentro también? Necesitaba una excusa para entrar, y ahí estaba la profesora de química, preguntando si alguien tenía agua.
—Preguntaré dentro. Quédate con tus amigos— Avisó antes de ordenar a Rose, de una manera discreta, que no se separara de los profesores. Dentro todo estaba bastante vacío. Con la partida de los desaparecidos que ya habían aparecido, no había demasiado, salvo el director, el vicedirector, y Ezra, estaban abriendo una puerta. —Disculpe, ¿ti…?— Se estaba dirigiendo al vice cuando la puerta se abrió, y las linternas alumbraron la cara del niño, porque eso era, un niño. Un niño con pelo rizado y ojos claros que miraban sin ver. Se retiró unos pasos hacia atrás, asintiendo ante la orden de que los alumnos se vayan. Salió al exterior localizando a Rose al instante. —Dicen que los alumnos tenemos que irno, y solicitan a los profesores dentro. Vamos.
La situación en sí le generaban nauseas, horror y pánico, tres cosas que se podían ver en su rostro. La piel que era pálida, los ojos abiertos y sus gestos tensos. Pero la única razón por la que no exteriorizaba más ninguna de las tres, era porque su prioridad estaba en sacar a Rose de allí. No había necesidad de que viera el cadáver de su hermano. —Rose, volvamos al internado, ayudaré a Rohmer con Seeber, ¿por qué no encabezas la marcha?
Publicado por J. Cole Green Jue Mayo 19, 2016 1:35 pm
séptimo curso
Cole
226
413
Cody Saintgnue
Todos los humanos cometen errores. Lo que determina nuestro carácter es si convertimos esos errores en excusas o lecciones.
Estaba todavía revisando que Nate estuviera bien cuando el director llegó. Siguió a lo suyo mientras nadie le dijera nada, lo primero era lo primero. Puede que a veces fuera demasiado insensible como queriendo comprobar ya sus teorías pero lo que le faltaba de aptitudes naturales para cuidar de los demás lo compensaba en... eh... otras cosas. Revisó en su mochila y encontró lo que buscaba, su vieja y fiel cantimplora del ejército. La había metido en la maleta junto con toda la ropa de montañismo, era una especie de pack indivisible. Al fin y al cabo, antes de llegar ya sabía al menos que estaría en un lugar silvestre. Se la pasó a Calliope.
-Dale de beber y vigila que lo haga a tragos cortos. Cuando acabe, pasádsela al que la necesite -dijo mientras cerraba la mochila. Esperaba que nadie se pusiese a inspeccionar demasiado eso pero bueno, solo era una cantimplora.
Se oyó algo de revuelo venir de la cabaña tras un chirrido horrible, probablemente habían abierto la puerta que iluminaban. Cuando un alumno salió con el rostro completamente pálido, no hacía falta ser un genio para saber que se habían encontrado, soltó un largo suspiro de cansado. Ve al internado, dijo su psicólogo. Te ayudará a alejarte de todas las muertes y horror de la guerra, dijo su psicólogo. Le dio un par de palmaditas en la espalda a Calliope y señaló a Nate con la otra mano.
-Vígílalo bien ¿Eh? Voy a ver para qué nos quieren -dijo con un tono cansado de voz mientras entraba a la cabaña.
Una vez dentro, el penetrante e inconfundible olor a muerte le pegó de lleno pero no pareció importarle mucho. Había algo profundamente triste en la capacidad del ser humano para acostumbrarse a lo que sea, de perder tanta sensibilidad. No hacía falta ver lo que había detrás de esa puerta para que estuviera claro lo que era, si fuese un animal no montaría ese espectáculo.
-En fin, supongo que es tontería preguntar cómo habéis abierto la puerta ¿No?
Realmente no era tan tontería pero no iba a decirlo, claro. Si habían abierto con una llave, significaba que la cerradura no estaba rota y por tanto, el que hubiese dejado el cuerpo ahí tendría otra copia de la llave. Y para conseguir una copia de la llave... bueno, era una línea de pensamiento que iba sola.
Era el primer cuerpo que se encontraban desde que Mark estaba en el internado y por tanto, cualquier ''protocolo'' para esos casos que hubiese lo desconocía. Le clavó la mirada al director, como retándolo a ver que tenía que decir al respecto.
-Dale de beber y vigila que lo haga a tragos cortos. Cuando acabe, pasádsela al que la necesite -dijo mientras cerraba la mochila. Esperaba que nadie se pusiese a inspeccionar demasiado eso pero bueno, solo era una cantimplora.
Se oyó algo de revuelo venir de la cabaña tras un chirrido horrible, probablemente habían abierto la puerta que iluminaban. Cuando un alumno salió con el rostro completamente pálido, no hacía falta ser un genio para saber que se habían encontrado, soltó un largo suspiro de cansado. Ve al internado, dijo su psicólogo. Te ayudará a alejarte de todas las muertes y horror de la guerra, dijo su psicólogo. Le dio un par de palmaditas en la espalda a Calliope y señaló a Nate con la otra mano.
-Vígílalo bien ¿Eh? Voy a ver para qué nos quieren -dijo con un tono cansado de voz mientras entraba a la cabaña.
Una vez dentro, el penetrante e inconfundible olor a muerte le pegó de lleno pero no pareció importarle mucho. Había algo profundamente triste en la capacidad del ser humano para acostumbrarse a lo que sea, de perder tanta sensibilidad. No hacía falta ver lo que había detrás de esa puerta para que estuviera claro lo que era, si fuese un animal no montaría ese espectáculo.
-En fin, supongo que es tontería preguntar cómo habéis abierto la puerta ¿No?
Realmente no era tan tontería pero no iba a decirlo, claro. Si habían abierto con una llave, significaba que la cerradura no estaba rota y por tanto, el que hubiese dejado el cuerpo ahí tendría otra copia de la llave. Y para conseguir una copia de la llave... bueno, era una línea de pensamiento que iba sola.
Era el primer cuerpo que se encontraban desde que Mark estaba en el internado y por tanto, cualquier ''protocolo'' para esos casos que hubiese lo desconocía. Le clavó la mirada al director, como retándolo a ver que tenía que decir al respecto.
Publicado por Mark Pratchett Jue Mayo 19, 2016 2:04 pm
docente de lengua
Mark
393
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Richard Armitage
''Luego se hace más fácil. Cada día se hace un poco más fácil. Pero tienes que hacerlo todos los días, eso es lo difícil''.
Jane necesitaba asegurarse de que las cosas estaban bien. Odiaba los cambios y le costaba mucho acostumbrarse a ellos. Habitualmente, los cambios suponen el aprendizaje de nuevas experiencias. Sin embargo, lo sucedido era algo que no tenía nada que ver con eso. La desaparición de unos alumnos era más que suficiente para que la joven se pusiera tan nerviosa como para tirarse de los pelos, y aunque para ella era muy sencillo entrar en pánico, claramente el caso era algo distinto esa vez. No se trataba de una araña en la pared de su habitación retándola a golpearla con un libro, o el haber perdido uno de sus cuadernos por los pasillos. Las cosas estaban mucho más serias en ese momento.
Esa noche hacía un frío asolador, y Jane ni siquiera se habia molestado en ponerse algo más que una chaqueta vaquera y una camiseta de manga corta debajo, cosa de la que no tardaría en arrepentirse. Había ido avanzando por el bosque mientras sostenía una linterna entre sus manos, dándole vueltas al tema de las misteriosas y repentinas desapariciones. No pasó mucho tiempo hasta que un profesor descubrió el lugar en el que los tres desaparecidos se encontraban. Era una cabaña, y la tarea de despertar a los alumnos se había realizado de forma inmediata. La morena se sentía aliviada y mucho más tranquila, pero una parte de ella no estaba relajada del todo. Poco a poco, algunos alumnos se ocupaban de ayudar a los recién encontrados comprobando si estaban heridos o dándoles un poco de agua. En el interior de la cabaña, Jane vio como el vicedirector y un alumno más mayor que ella permanecían frente a una puerta. No podía oírles, pero no hacía falta ser muy avispado para ver que hablaban sobre si podrían abrirla. En muy poco tiempo, el director también apareció por allí, y sacó de su bolsillo varias llaves. Una de ellas la utilizó para abrir la puerta que daba a la otra habitación.
No sabía que estuviera tan cerca como para apreciar todo el panorama. En realidad no tenía que haber visto nada, pero para su desgracia fue así. Nunca antes había observado una imagen tan desagradable y asquerosa, incluso sintió como se le revolvía el estómago y empezaba a sentir náuseas. Un niño descansaba colgado de una cuerda sujeta al techo. Sin duda alguna, estaba muerto. Y no sólo eso, si no que quien fuera el responsable de aquella atrocidad, le había cortado las muñecas. Por la cabeza de Jane empezaron a cruzarse cientos de pensamientos a la vez, pero lo primero que hizo fue apartar la mirada. Para cuando el director había dicho que se alejaran los alumnos, ella ya había tenido tiempo de asimilar todo el espectáculo del que intentaba proteger a los internos. Se dio la vuelta y avanzó un par de pasos para poner más distancia entre ella y el cadáver, intentando que al menos, algunos detalles de lo que acababa de ver se borraran definitivamente. Pero por supuesto, sabía que no iba a quitárselo de la cabeza en mucho tiempo.
Esa noche hacía un frío asolador, y Jane ni siquiera se habia molestado en ponerse algo más que una chaqueta vaquera y una camiseta de manga corta debajo, cosa de la que no tardaría en arrepentirse. Había ido avanzando por el bosque mientras sostenía una linterna entre sus manos, dándole vueltas al tema de las misteriosas y repentinas desapariciones. No pasó mucho tiempo hasta que un profesor descubrió el lugar en el que los tres desaparecidos se encontraban. Era una cabaña, y la tarea de despertar a los alumnos se había realizado de forma inmediata. La morena se sentía aliviada y mucho más tranquila, pero una parte de ella no estaba relajada del todo. Poco a poco, algunos alumnos se ocupaban de ayudar a los recién encontrados comprobando si estaban heridos o dándoles un poco de agua. En el interior de la cabaña, Jane vio como el vicedirector y un alumno más mayor que ella permanecían frente a una puerta. No podía oírles, pero no hacía falta ser muy avispado para ver que hablaban sobre si podrían abrirla. En muy poco tiempo, el director también apareció por allí, y sacó de su bolsillo varias llaves. Una de ellas la utilizó para abrir la puerta que daba a la otra habitación.
No sabía que estuviera tan cerca como para apreciar todo el panorama. En realidad no tenía que haber visto nada, pero para su desgracia fue así. Nunca antes había observado una imagen tan desagradable y asquerosa, incluso sintió como se le revolvía el estómago y empezaba a sentir náuseas. Un niño descansaba colgado de una cuerda sujeta al techo. Sin duda alguna, estaba muerto. Y no sólo eso, si no que quien fuera el responsable de aquella atrocidad, le había cortado las muñecas. Por la cabeza de Jane empezaron a cruzarse cientos de pensamientos a la vez, pero lo primero que hizo fue apartar la mirada. Para cuando el director había dicho que se alejaran los alumnos, ella ya había tenido tiempo de asimilar todo el espectáculo del que intentaba proteger a los internos. Se dio la vuelta y avanzó un par de pasos para poner más distancia entre ella y el cadáver, intentando que al menos, algunos detalles de lo que acababa de ver se borraran definitivamente. Pero por supuesto, sabía que no iba a quitárselo de la cabeza en mucho tiempo.
Publicado por Invitado Jue Mayo 19, 2016 3:35 pm
Invitado
- Pensamientos locos de Ezra, opcional leer:
- Cuando te ponen bajo drogas, pierdes la noción del tiempo. Un minuto puede parecer una hora; una hora, un día; un día, una semana, y así sucesivamente. No solo estuve perdido en el tiempo, pero también en la mente. Hay más recuerdos de los que deberían haber, algunos carecen de sentido alguno, como si mi mente los hubiera creado. Pero volverse loco no fue lo peor, sino el retener la locura. Tenía que ser fuerte por él, protegerlo de ellos. ¡ELLOS! Juasjuasjuas, los villanos de la película, los causantes de todo este caos. Y nosotros solo somos meros peones en su tablero de ajedrez, y ellos los reyes. ¡Mira que yo pensaba que era el caballo! Pasaba por encima de todos, aplastándolos son merced. Ah, también por la famosa frase hung like a horse. No, no he perdido mi toque, ¡eso nunca!
¿En dónde estaba? Ya ni se lo que pienso, pero es mejor, así no tengo que pensar en los demás, en los que se están preocupando por mí. Aunque seguro que solo Grace y Carol sueñan conmigo. ¡Uy, si pudiera entrar a sus sueños! O ellas a los míos, aunque no lo sugiero. Mi mente es muy peligrosa, ¡pero muy peligrosa! Ni si quiera te puedes imaginar, se volverían locas como yo. Y eso no es algo que Ezra no quiere, no, no, no. Ezra quiere paz y tranquilidad, quiere disfrutar de la vida, tirarse a todos los que se encuentre por delante. ¡Les guste o no! Uy, me desvié del tema del tema de nuevo. ¿Dónde estaba? Pero si no he empezado, claro, claro, ahora todo tiene sentido. Bueno, nada tiene sentido en verdad, el mundo da vueltas y no puedo hacer nada a cambio. Encerrado, solito, en una habitación. Tuve compañía por un tiempo, eso sí, no recuerdo por cuanto. Si no hubiera sido porque sabía quién era y por la diferencia de edad, me lo hubiera tirado. Tuve que retenerme, aguantar las ganas. No se ustedes, pero estar encerrado no es bonito, y no es como todos piensan. Yo pensaba que sería el mejor lugar para darse placer todo el tiempo, pero no. A veces no podía seguir porque mis manos temblaban, otras veces me venían a la mente otras cosas, ¡hasta mujeres desnudas! Si salgo, tienen que mandarme a un manicomio. O a casa, eso sería divertido, ver la cara de mis padres, si es que se dignan a aparecer. Qué bonito sería con un cuchillo hacerles daño, ¡cuánta emoción! Lo único que les debo es haber nacido, aparte de eso no se merecen nada, ¡NADA! Ellos son los culpables de mi situación, y de lo que le pasó a la bella Carol, ¡TODO ES SU MALDITA CULPA! No me sorprendería si ellos están detrás de todo esto, les encanta ver sufrir a sus hijos, ¡LES ENCANTA!
Y... ya me desvié de nuevo. Si es que no puedo concentrarme, pero intentemos. Tú puedes Ezra. La primera pregunta es fácil, profesor. ¿Cómo llegué a la cabaña? ¡Ni puta idea, JAJAJA! Ah, no, espera, alguien me estaba cargando. Buenos músculos, poderoso, ¡sí, sí! No vi llegar a esos dos párvulos, aunque hubiera sido divertido haber visto al muñequito de mi hermana. ¿Hasta cuándo durará? O más bien, ¿cuándo se dará cuenta el bobo que lo están usando? Qué gracioso sería si le digo, aunque eso le molestaría a Carol, y molestarla está mal. A veces. También vi el cabello de Wes, ya estaba tirado en el suelo, muerto. ¿O era una mopa? Ni idea, pero seguro que está muerto. Hace tiempo que desapareció, creyendo que había encontrado una salida. ¡UNA SALIDA! Creo que reí por toda una semana, o por un minuto, ni idea. El momento en el que se fue, supe cuál sería su destino. No le avisé, él tendría que haber sido lógico, no existe una vía de escape. ¿Es que no se acuerdan lo que dijo Yvette? 'Nunca saldrán de mi juego.' Le faltaba un movimiento del cabello y hubiera sido la bitch perfecta. Ah, ¿se imaginan a Yvette de stripper? Eso sí que sería gracioso, seguro cuando era más joven lo hacía.
¿Qué recuerdo de cuando desaparecí? Ni idea, estaba durmiendo. ¡Invadieron mi privacidad! Me podrían haber violado y yo ni cuenta. Bueno, si me hubiera dado cuenta de esto último, aunque no sé si me habría gustado. Mejor es ser top, y los otros mis sumisos. ¿No es que el macho alfa manda? ¡Y yo soy el macho alfa! Ya, ya, dejo de decir tonterías. ¿Siguiente pregunta? Ah, sí, espera, ¿qué? No, no, no, aleja ese olor de mi. ¡No quiero despertar, no quiero despertar! Por favor, quiero dormir. No más sufrimiento, no más...
A diferencia de los otros, mis ojos se abren de forma lenta, como si estuviera en matrix. Me duele todo el cuerpo, síntoma de la falta de mis drogas. Me toma unos minutos en darme cuenta de mi alrededor y en darme cuenta que esto es la realidad. ¿Por qué me han levantado tan temprano? ¡Todavía me quedan horas de descanso! Dijimos que no... espera, ¿dónde estoy? Parpadeo un par de veces, mis ojos se acostumbran ya a la oscuridad. Después de tanto tiempo en esa habitación, la oscuridad no es nada nuevo. En cambio, la luz sí lo es, y cuando me apuntan con una linterna me tapo la cara sin importar qué tanto me duelen los brazos, y suelto un grito de susto. Hace un año que no veo luz, ni natural ni artificial, ¿o hace un mes?
Mi cuerpo empieza a temblar de frío, todavía ignorando las palabras de quién sea que me esté hablando. Mi mirada se queda muerta en la pared de enfrente, como si estuviera buscando algo que es imposible encontrar. Podría ser que busco algo de esperanza, aunque en verdad deseo que de la pared salga volando una de las píldoras directa a mi boca. Las necesito para que aminoren el dolor y para calmar mis pensamientos, hay tantos que ya ni sé qué hacer.
Tantas voces me dan ganas de gritar, pero mi voz no funciona. Lo único que quiero es volver a la habitación, volver a lo que se ha vuelto mi realidad, mi vida. Antes el internado era solo un sueño, y por meses deseaba poder dormir para volver ahí. Pero tuve que aceptar la realidad, que ahí me quedaría para siempre. Se convirtió en mi vida, y ahora me la destrozan una vez más. ¿Por qué no pueden dejarme tranquilo? ¿Por qué hacerme pasar por un cambio de vida de nuevo? Las personas que lo han hecho tienen una mente muy malvada.
Abro la boca y empiezo a cerrarla, signo de que tengo hambre, pero también que me den mi píldora. Sí, me estaré repitiendo, pero la necesito ya. Estoy apunto de levantarme solo para buscarlas, capaz han dejado alguna en mis bolsillos. Intento levantarme, pero es entonces que un peso cae encima mío y me devuelve al suelo. Aunque su voz sea aguda y chillona y tan reconocible, me cuesta ponerle una cara. Y cuando lo hago, empiezo a reírme como un loco, que es al final lo que soy. ¿Estoy feliz y emocionado de verla? Sí. ¿Estoy triste porque sé que va a sufrir más de lo que ha sufrido? También. Lo único que puedo hacer es reírme y sonreír, como si todo estuviera bien. Pero sé lo que se avecina, y no es para nada bonito, eso se los aseguro.
Publicado por Ezra J. Harrison Jue Mayo 19, 2016 4:00 pm
sexto curso
Ezra
92
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Lucky Blue Smith
But there's a scream inside that we all try to hide. We hold on so tight, we cannot deny
Rose albergaba en el rincón más pequeño de su corazón que Wesley apareciera junto con Nate y Isak, incluso Cassie y el chico Harrison, quería que todos aparecieran de un solo golpe y las pesadillas terminaran, incluso Rose se sentía egoísta por considerar que solo su hermano sería suficiente, pero estaba desesperada, muy desesperada, quizás por esa razón no dudó en apuntarse a la búsqueda en cuanto pidieron voluntarios, Cole hizo lo mismo, Rose agradeció en silencio porque en verdad necesitaba su apoyo.
Uno a uno fueron apareciendo, el corazón de Rose se llenó de regocijo al ver como los tres chicos aparecían, pero aún en su pecho el vacío se hacía interminable a la espera de que Wes estuviera en la cabaña, no entró, ya había muchas personas para ello por lo que Rose solo se quedó afuera ayudando en lo que podía, alternándose entre sus amigos, no podía concentrarse como tal, el rostro de su hermano aún hacía eco.
Rose asiente ante la petición de Cole y se queda afuera cerca de Nate y Callie, la última llevaba la voz cantante y ella solo quería asegurarse de que el chico estuviese bien y no lo aturdieran con dudad excesivas. Iba a hablarle a Callie sobre cómo podían ayudar a Nate cuando Cole salió. Rose lo ve, algo en su rostro había cambiado, algo en sus expresiones se había endurecido a tal punto que la castaña frunció el ceño llena de curiosidad. —¿Irnos?, ¿ahora?—. No, no tenía sentido, ella aún no podía irse, por lo menos no sin haber saciado su curiosidad de revisar cada rincón y que su hermano no estuviese dentro.
Rose se levanta y sacude con sus manos la ropa, algo estaba pasando, algo que Cole no quería decirle. Él sabía más que cualquier persona que la chica deseaba buscar a su hermano hasta debajo de las rocas, le parecía una tontería que ahora quisiera irse solo por una orden sin darle la oportunidad de preguntar. Es verdad, la cabaña era tenebrosa y probablemente habrían cosas que la chica no tendría que ver, pero debía arriesgarse, quizás podría encontrar una pista o algo. Cole tenía el empeño de irse y Rose sabía que tendría que llevarle la delantera si quería entrar. —Bien, aunque creo que quizás deberíamos quedarnos más tiempo—. Disimula lo decepcionada que esta por aquella decisión. —Mantén a Nate cuidado, dile a Callie también. Iré a avisar a los más cercanos que nos vamos—. Y se aleja unos pasos dirigiéndose a los estudiantes sobrantes.
Rose no pierde oportunidad y al primer descuido la chica camina rápido a la cabaña, quizás allí necesitaran ayuda y ella se creía lo suficientemente fuerte para apoyar a los directivos. La chica de ojos azules pasa rápido al interior y se encamina a los demás. —¿Necesitan ayuda?—. Inquiere con una mezcla de timidez y temor mientras se posiciona cerca frente a la puerta abierta de una habitación.
Rose baja la mirada por mero acto reflejo, involuntariamente logra ver lo que hay en el interior, fue un movimiento, un movimiento simple y destinado a ocurrir por la evidente curiosidad que domina a los seres humanos. Ojos muy abiertos y perdidos, cabello rizado, piel pálida, labios abiertos; secos y rotos, el iris buscando una ayuda que nunca llegó; era Wes, era su hermano.
Grita
El grito de Rose hace eco por cada rincón del bosque, desgarra su garganta con una fuerza sobrehumana, sus piernas flaquean y cae en el lateral de la puerta. El corazón parece haberla abandonado por un segundo, su alma se pierde; ella solo puede verlo, verlo y detallarlo porque no quería creer lo evidente que estaba ocurriendo frente a sus ojos. Sus ojos se cristalizan al instante, las lágrimas no salen, esta tan perdida que su cabeza bombea mil pensamientos a la vez. Cae, cae en el suelo porque no puede soportar su peso, cae sobre sus rodillas y sus uñas arañan el suelo tanto que podría romperlas. Lo veía, lo veía buscando aquel iris inocente que nunca regresaría, aquella sonrisa que se había perdido, aquellas palabras que jamás llegarían a ella, estaba muerto... Wes estaba muerto.
—No, no, no... Tu no. ¡Despierta!—. Le grita como si fuera una orden, espera que abra sus ojos , pero eso no pasa. —¡Despierta, maldita sea!—. Grita de nuevo y golpea el piso. Nada valía la pena, él no despertaría. Las lágrimas de Rose mojaban el piso mientras veía a su hermano por última vez, él se había ido y se había llevado el corazón de la castaña consigo.
Uno a uno fueron apareciendo, el corazón de Rose se llenó de regocijo al ver como los tres chicos aparecían, pero aún en su pecho el vacío se hacía interminable a la espera de que Wes estuviera en la cabaña, no entró, ya había muchas personas para ello por lo que Rose solo se quedó afuera ayudando en lo que podía, alternándose entre sus amigos, no podía concentrarse como tal, el rostro de su hermano aún hacía eco.
Rose asiente ante la petición de Cole y se queda afuera cerca de Nate y Callie, la última llevaba la voz cantante y ella solo quería asegurarse de que el chico estuviese bien y no lo aturdieran con dudad excesivas. Iba a hablarle a Callie sobre cómo podían ayudar a Nate cuando Cole salió. Rose lo ve, algo en su rostro había cambiado, algo en sus expresiones se había endurecido a tal punto que la castaña frunció el ceño llena de curiosidad. —¿Irnos?, ¿ahora?—. No, no tenía sentido, ella aún no podía irse, por lo menos no sin haber saciado su curiosidad de revisar cada rincón y que su hermano no estuviese dentro.
Rose se levanta y sacude con sus manos la ropa, algo estaba pasando, algo que Cole no quería decirle. Él sabía más que cualquier persona que la chica deseaba buscar a su hermano hasta debajo de las rocas, le parecía una tontería que ahora quisiera irse solo por una orden sin darle la oportunidad de preguntar. Es verdad, la cabaña era tenebrosa y probablemente habrían cosas que la chica no tendría que ver, pero debía arriesgarse, quizás podría encontrar una pista o algo. Cole tenía el empeño de irse y Rose sabía que tendría que llevarle la delantera si quería entrar. —Bien, aunque creo que quizás deberíamos quedarnos más tiempo—. Disimula lo decepcionada que esta por aquella decisión. —Mantén a Nate cuidado, dile a Callie también. Iré a avisar a los más cercanos que nos vamos—. Y se aleja unos pasos dirigiéndose a los estudiantes sobrantes.
Rose no pierde oportunidad y al primer descuido la chica camina rápido a la cabaña, quizás allí necesitaran ayuda y ella se creía lo suficientemente fuerte para apoyar a los directivos. La chica de ojos azules pasa rápido al interior y se encamina a los demás. —¿Necesitan ayuda?—. Inquiere con una mezcla de timidez y temor mientras se posiciona cerca frente a la puerta abierta de una habitación.
Rose baja la mirada por mero acto reflejo, involuntariamente logra ver lo que hay en el interior, fue un movimiento, un movimiento simple y destinado a ocurrir por la evidente curiosidad que domina a los seres humanos. Ojos muy abiertos y perdidos, cabello rizado, piel pálida, labios abiertos; secos y rotos, el iris buscando una ayuda que nunca llegó; era Wes, era su hermano.
Grita
El grito de Rose hace eco por cada rincón del bosque, desgarra su garganta con una fuerza sobrehumana, sus piernas flaquean y cae en el lateral de la puerta. El corazón parece haberla abandonado por un segundo, su alma se pierde; ella solo puede verlo, verlo y detallarlo porque no quería creer lo evidente que estaba ocurriendo frente a sus ojos. Sus ojos se cristalizan al instante, las lágrimas no salen, esta tan perdida que su cabeza bombea mil pensamientos a la vez. Cae, cae en el suelo porque no puede soportar su peso, cae sobre sus rodillas y sus uñas arañan el suelo tanto que podría romperlas. Lo veía, lo veía buscando aquel iris inocente que nunca regresaría, aquella sonrisa que se había perdido, aquellas palabras que jamás llegarían a ella, estaba muerto... Wes estaba muerto.
—No, no, no... Tu no. ¡Despierta!—. Le grita como si fuera una orden, espera que abra sus ojos , pero eso no pasa. —¡Despierta, maldita sea!—. Grita de nuevo y golpea el piso. Nada valía la pena, él no despertaría. Las lágrimas de Rose mojaban el piso mientras veía a su hermano por última vez, él se había ido y se había llevado el corazón de la castaña consigo.
Publicado por M. Rose Wood Jue Mayo 19, 2016 4:03 pm
sexto curso
Rose
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Barbara Palvin
El valor no es la ausencia del miedo, es el conocimiento de que hay algo más que el miedo en sí.
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