House of Cards (Priv Marie)

22 de marzo por la tarde

Aburriiiiiiiiido.

Mark estaba a punto de entrar en un estado vegetativo o algo así. ¿O era catatónico? Qué más da, él no era médico. El caso es que tenía la sensación de que no había hecho nada lo más mínimamente divertido en días. Madre mía, si en ese sitio entendía como actividad de ocio la noche de las pizzas. ¡LA NOCHE DE LAS PIZZAS! Evidentemente él no tenía nada en contra de las mismas, pero cenar algo que esté rico no es igual a tener una conversación rica o un entretenimiento de valor. Lo único para lo que servía es para que Mark repitiera dos veces en vez de una sola. Casi todos los adultos que habían conocido estaban cortados por el mismo patrón. Muy majos, muy simpáticos, muy buenas personas (Probablemente) pero más sosos que un pan sin sal. Si las cosas eran como había escuchado de oídas, probablemente todos tuvieran pasados sin resolver, traumas y demás. Él sabía lo que era eso y en verdad, lo entendía, cuando estás en esa clase de estados, no tienes cuerpo para nada. Pero por duro que suene, eso no solucionaba el problema. Se. Aburría. Muchísimo. Algo tenía que estar muy mal si el único que no se contentaba con ocupar su tiempo de ocio leyendo libros en soledad era el maldito profesor de literatura.

Estaba en la sala común de los adultos, ocupando la mesa más grande que había, como una araña en su red. Tarde o temprano alguien aparecería por allí y sería atrapado sin la más mínima piedad para entretenerle hasta la cena. Ya le daba igual cómo. Si tuviese un arma y esa situación se alargara durante dos semanas, acabaría como en los western, disparando a los pies de alguien para que bailara para él.

Para matar el tiempo en lo que alguien llevaba, se había puesto a jugar al solitario con su fiel baraja de cartas. Estaba ya algo descolorida pero él la guardaba como oro en paño. Al fin y al cabo, había sido un regalo. Como al rato se aburrió (Había dado con una partida imposible, esas cosas pasan cuando juegas al solitario con cartas de verdad y no en el ordenador) decidió ponerse a hacer castillos de cartas. Se le daba bastante bien, hasta empezó a hacerlo con una sonrisa algo nostálgica.

Era uno de los ''entrenamientos'' junto al jenga que recomendaban para practicar cuando estabas aprendiendo demolición. Ayudaba a detectar mejor fallos estructurales y demás. No hay mejor manera para saber como romper algo que saber como hacerlo. Una vez vio a un conocido suyo recibir una patada en la entrepierna por usar esa frase para ligar. Por norma general, las chicas no quieren ni que las intentes impresionar por todas las bajas que tienes ni por lo bien que... bueno, ''haces personas''.

Publicado por Mark Pratchett Dom Jun 26, 2016 4:42 pm

Caía la tarde de aquel martes, y un bostezo largo y profundo escapaba de los labios rojizos de Marie. "Martes. Oh vamos, ¡si apenas arranca la semana, querida!", se dijo casi en un intento estúpido de darse ánimos. Esta vez suspiró con desgano, perdiendo su mirada en la visión que le ofrecía la ventana más cercana. Los libros estaban ordenados, la biblioteca extrañamente vacía, su colega había salido a hacer quién-sabe-qué-cosa, y ella había quedado allí, sola, sin nada más para hacer que hojear un viejo libro de botánica devuelto recientemente, y que por esas particularidades de su torpeza había quedado sin ordenar. ¿Compañero indirecto de su aburrimiento, quizá?

— Demonios, basta —exclamó ofuscada, poniéndose de pie rápidamente. Su voz hizo eco en la gran sala que componía la biblioteca menor, y su taconeo posterior rechinó aún más por doquier. Pronto dejó vacío aquel sitio, con un modesto cartelito de "enseguida regreso" colgando del picaporte. Downer regresaría pronto, estaba segura, y de recibir un reto (poco probable) de su parte, se excusaría con un tímido "fui por un café". Todo perfectamente calculado.

Bajó las escaleras casi en puntillas y con sumo cuidado de no hacer demasiado ruido. Adoraba la adrenalina que le producía hacer esta clase de tonterías, casi devolviéndola a sus momentos de adolescencia, despreocupada y liberal. Pronto se encontró en el Ala Este, a punto de ingresar a su esperado destino final: la cocina. "¡Ah, mi café!", sonrió para sí, pero algo captó primero su curiosidad. El espacio común, cuya puerta se encontraba abierta, parecía tener a un muy ¿entretenido? profesor haciendo de las suyas...

— El Señor Pratchett disfruta de hacer castillos de naipes, vaya las cosas que le tocan ver a una —rió por lo bajo, decidiendo sin pensarlo demasiado en ir a husmear. Tan solo esperaba no... — ¡Woah! ¡Pero si es tan bonito que me encantaría poder vivir en él! —Dio un par de golpecitos en la puerta luego de pronunciar aquella frase. Todo lo contrario al protocolo, como era de su costumbre.

Publicado por Marie Abney Lun Jun 27, 2016 9:22 pm

-El señor Pratchett no disfruta de esto, el señor Pratchett apenas se entretiene un poco -contestó mientras colocaba las últimas cartas que hacían de cima del torreón central. Era bastante raro verlo hacer algo que requiriera tanta concentración o delicadeza. Sobre si todo si has coincidido con él dando las clases de fútbol y compruebas que es el tipo de persona que considera perfectamente aceptable pegar patadas a la espinilla siempre y cuando el arbitro no mira. Cuando ya estuvo perfecto (Había gastado toda la baraja en él), le dio un solo toque con el dedo índice en una de las bases, se derrumbó completamente en segundos.
-Y por eso ahora tienes que quedarte ahora, el entretenimiento es efímero y ahora mismo no tengo ninguno -dijo mientras recogía las cartas.

Levantó la vista y observó a quién había ahí. Le sonaba la voz, pero tenía bastantes problemas para quedarse con los nombres y profesiones (O cursos) de la gente en el internado. Ah, vale, era Marie. Se acordaba de ella porque el nombre no era especialmente complicado y le sonaba que Brian le hubiese mencionado algo ¿O había sido Ophelia? Nah, estaba casi seguro que había sido Brian.
-Tienes el honor de jugar conmigo a lo que quieras -comentó con media sonrisa mientras barajaba las cartas. Parecía bastante experto en eso, claro que cuando estabas desplegado en sitios dejados de la mano de Dios prácticamente la única manera de entretenerse que no implicaba coger venéreas era jugar a las cartas. Y Mark no era fan de las venéreas.
-¿Canasta, black jack, poker, strip poker -(Si colaba, ha colado)- ocho loco, canasta?

Publicado por Mark Pratchett Mar Jun 28, 2016 7:57 am

— Lástima, me hubiera gustado tomarle una foto —exclamó mientras observaba cómo las cartas caían rápidamente sobre la mesa. Caminó unos pasos, hasta que estuvo justo enfrente a él; lo observó pícara, le sonrió ampliamente como acostumbraba siempre que quería caerle bien a alguien nuevo— Vaya, me siento halagada, Sr. Pratchett —murmuró, llevando una de sus manos a su barbilla.

La verdad es que era un desastre jugando cartas. Siempre le tocaba ser la víctima de sus hermanos, quienes tenían la picardía de enseñarle sólo la manera incorrecta de jugar cada juego de cartas existente. De esta manera, siempre sería ella quien perdería; incluso hasta el día de hoy. Si bien había terminado por darse cuenta de ello, lejos estaba de dedicarle tiempo a aprender correctamente cómo jugar, siquiera al juego más simple... ¿Estaría haciendo bien en aceptar aquella partida con el docente? Qué va, estaba aburrida y no tenía ganas de volver a la Biblioteca a catalogar... No ahora.

— Te concedo el honor de escoger —de todos modos soy un desastre en todos los juegos, se contuvo de decir, mientras se disponía a tomar asiento— Menos ese tal...strip poker —sonrió, clavándole la mirada en el rostro. Era ignota total, si, pero al menos sabía de qué iba ese juego. Y no, aún no quería desnudarse frente a un docente.

— Uff... Vaya que está solo y silencioso este lugar a estas horas, ¿no? —añadió finalmente, observando a su alrededor y recostándose luego en el respaldo de la silla. Un bostezo escapó de su boca, y una mano salvadora la cubrió a tiempo. Vaya faltas de cortesía que solía tener a veces....

Publicado por Marie Abney Miér Jul 13, 2016 10:54 pm

Se encogió de hombros. Si era necesario, siempre podría volver a hacerlo, no tenía ningún problema. No era algo complicado, como hacer un huevo frito o alguna de esas cosas que podrían poner en peligro la vida de Mark (Y la de todos en el internado) con suma facilidad.
-Así te puedo obligar a jugar conmigo otra vez usándolo de cebo. Ten preparada la cámara la próxima -dijo sonriendo a medias. En el mundo normal y tal, eso sería un momento, sacarías el móvil y ya está, foto. En cambio en ese... A veces se sentía con más tecnología en plena selva. Aunque parecía bastante animado, había un 1% que no encajaba en él esa tarde. Se sentía... ¿Triste? ¿Cómo podría saberlo? Pero no le gustaba que le costara tanto en ese lugar estar con gente.

-Póker a secas pues -dijo terminando de barajar las cartas, poniendo cinco boca abajo en el lado de la mesa de Marie y otras cinco en el suyo, dejando la baraja en medio. Levantó sus cartas y le echó un vistazo. Pareja de treses. Basura. Pero al menos le solía ir bien jugar al farol.
-Aunque de todas formas, propongo hacerlo más interesante. Cada vez que alguien gane una mano, puede hacerle una pregunta a otro. Si el otro no contesta, pues perderá un poquito el respeto del otro ¿Te hace? -preguntó mientras cambiaba las cartas de posición, como si estuviera formando una escalera o algo así.

-No es un lugar muy divertido -concedió de manera algo tristona. Vale, se supone que los Internados no estaban pensados para serlo pero había límites. Tal vez si hubiese leído menos malas novelas de pequeño hubiese tenido una idea más correcta de un lugar así. En fin, no es como si hubiese firmado un contrato con permanencia (¿Lo había hecho? ¿Había leído la letra pequeña del contrato? ¿Tenía letra pequeña?). Si las cosas seguían así, cuando acabara el curso se iría a hacer algo entretenido. Como organizar golpes de estado en África o algo así. Seguro que hay en algún lugar de todo el continente un grupo de rebeldes de buen corazón que no se corrompen una vez alcancen el poder.

Publicado por Mark Pratchett Jue Jul 14, 2016 7:59 am

Dudó por unos segundos acerca de si levantar esas cartas o no; las miró con un cierto nerviosismo, mientras sus uñas repiqueteaban en el asiento de la silla. Mordió su labio inferior, y las tomó sin más. Ya estaba condenada, y terminó por confirmarlo cuando vio cada una de las cinco cartas que le habían tocado: J y 9 de picas, 3 de corazones, 5 de trébol, 7 de diamante. Joder. En su rostro se dibujó una mueca de desagrado bastante graciosa, y maldijo su suerte por lo bajo un par de veces. Alzó la mirada hacia su contrincante cuando éste comenzó a proponerle una especie de apuesta.

— Pues ve preparando tu cuestionario entonces, Pratchet —rió, alzando ambas cejas y apoyando las cartas hacia abajo, sobre la mesa. Las señaló y observó con la misma mueca de desagrado de antes— Si vieras la porquería que me repartiste, ya te darías por ganador —más aún si sumaba el hecho de lo jodida que de por sí era su suerte.

— Una pena, porque se ve bonito —añadió, volviendo a tomar y observar con cierto desdén sus cartas— No tengo mucha idea de nada porque soy demasiado nueva en esto, pero he oído ciertas cosas que hasta me han dado escalofríos —continuó, sin alzar la mirada en ningún momento. Se silenció por unos segundos, intentando meditar lo que acababa de decir. Ay, Marie— Nada, nada... Mejor me concentro en esto que bastante jodida estoy. Creo que cambiaré todo...

Publicado por Marie Abney Miér Jul 20, 2016 10:04 pm

Se le daba bien el poker o al menos, entre la gente con la que había jugado, siempre había ganado más de lo que había perdido. De hecho recordaba una semana muy loca en las Vegas gracias a todo lo que ganó. Claro que eso tuvo sus consecuencias, pero esa diversión que se llevó. Le gustaba porque le permitía poner en práctica una de sus estrategias sociales favoritas: No mentir, si no ir de farol. ¿Arriesgado? Pues claro, pero en su centro de trabajo eso era algo muy valorado. Además, no se le daba nada mal mantener una cara bastante imperturbable.

La chica o era muy mala en eso o era la farolera más exagerada que había visto en toda su vida.
-Siempre me doy por ganador. El pesimismo es para perdedores. Quien se arriesga, gana, como dice el dicho -dijo con un tono casual mientras cambiaba de sitio un par de cartas. Tal vez se descartaría de alguna pero no estaba muy seguro por ahora. Estaba haciendo cálculos mentales en su cabeza, lo cual seamos francos, era su punto débil en eso de los juegos de azar.

-Sí, bueno. Hay muchas personas que también se ven bonitas pero resultan ser aburridas -dijo encogiéndose de hombros, se había ahorrado el decir que ese internado parecía estar lleno de ese tipo de gente. No parecía un comentario muy adecuado. Prefirió obviar el comentario sobre los sucesos del internado. No le apetecía ponerse hablar de eso ahora, ensombrecería la conversación por completo. Ya le había pasado la primera vez que había charlado con Ophelia y la mujer parecía bastante maja cuando no se trataban esos temas tan espinosos. Cambió las cartas de la mujer y una de las suyas propias en silencio. Hum, un golpe de suerte, trío de treses. No era una combinación con la que jugarse mil libras pero sí merecía la pena para esto.
-Voy.

Publicado por Mark Pratchett Mar Jul 26, 2016 8:52 pm

— Si, bueno. En eso tienes razón, supongo —murmuró, mientras le daba vuelta tras vuelta a sus cartas, sin ordenar nada en sí. Recordó las contadas burlas y jugarretas de sus hermanos en ocasiones muy similares a esta, pero siendo cuatro en la mesa de juego en vez de dos. "Lo mejor de jugar contigo es que siempre pierdes, ¡tonta!", le decía el mayor de ellos en tono burlón, lo cual por lo general terminaba en una pataleta de su parte y un reto proferido por su madre. El apoyo era para ella, obviamente, y el reto para él. Sonrió tras recordar aquello, justo cuando Pratchett volvía a tomar la palabra— En eso tienes razón, por dos —añadió, seria, mientras tomaba las cartas cambiadas. Se percató de que el hombre parecía no querer avanzar la charla entorno al internado y sus misterios, y optó por respetar eso. La suerte pareció estar algo más de su lado ahora: al menos contaba con un par de cartas iguales, ambas 4 de picas. Sólo eso le bastó para sentirse algo menos desdichada en el juego, pero esta vez prefirió esconderlo de sus expresiones. Su contrincante había anunciado que iría, y le hizo una mueca para que prosiguiera.

Su rostro cambió al ver las cartas presentadas por él. ¡Había estado tan cerca! Ni siquiera con la más mínima de las suertes, ni siendo dos, podría salir airosa.

— Ya veo, supongo me toca... —murmuró tras un suspiro, y prosiguió a extender su pobre par de cartas. Lo desafió con la mirada, mientras apoyaba su barbilla entre sus manos cruzadas— Pregunta, Pratchett.

Publicado por Marie Abney Miér Ago 03, 2016 8:45 pm

Había dos cosas que le gustaban mucho a Mark en una conversación. Dar la razón al otro y que le dieran la razón a él. Las discusiones le ponían de mal humor y en cierta manera le daba algo de miedo su propio temperamento si le empujaban demasiado en una así que hacía todo lo posible por evitarlas. O sea, no puedes entrenar durante años a una persona para responder con violencia cuando se presenta una eventualidad que no puede resolver de otra manera y esperar que con el tiempo eso no le acabe afectando. Así que para evitar cualquier conflicto que pudiera escalar a niveles que considerara peligrosos, o daba la razón como los tontos al otro, o simplemente abandonaba la conversación o si sabía de antemano que podía ocurrir, simplemente la evitaba y tomaba otras aproximaciones. Mejor eso que acabar explotando ¿No?

A veces se acordaba de cuando no era así y se sentía un poco mal. Recordaba discutir hasta las tantas de la madrugada con Iris sobre cualquier cosa, mientras Paul se quedaba con la babilla colgando enseguida. Pero un día, estando con otros amigos la conversación acabó un poco acalorada y de manera instintiva se llevó la mano a donde cuando en campaña llevaba siempre su tomahawk. Esa vez lo dejó pasar. La siguiente vez estaba discutiendo con un burócrata imbécil en la cola para el permiso de conducir y su mano se fue a la inexistente. Y todo eso fue antes de romperse. Ahora prefería no correr riesgos.

Esbozó una media sonrisa de triunfo y recogió todas las cartas para ponerse a barajarlas. Lo hacía con mimo pero a su vez con experiencia, estaba claro que quería que le duraran toda la vida.
-¿Es cierto que Brian y tú escondéis una estantería de libros eróticos solo para vosotros? -preguntó mientras volvía a repartir. Había escuchado una vez el rumor y se estuvo riendo durante diez minutos la primera vez. O sea, la idea de Brian asociado a algo minimamente similar al sexo era hilarante.

Publicado por Mark Pratchett Jue Ago 04, 2016 12:04 pm

Publicado por Contenido patrocinado