Some dogs bite

Recuerdo del primer mensaje :

La enfermería, aquella vieja amiga, casi de las pocos lugares que en algún momento usó como refugio durante tiempos mejores en el internado, ahora era una habitación de los horrores, llena de recuerdos, en donde, desde la camilla, miraba hacia la puerta, esperando que apareciera Alec, como todas las otras veces, para reñirla por no haberle avisado, o por no recordar lo enfermiza que era antes de hacer algunas cosas... No, aquella vez, por primera vez, Gwen podría quedarse en aquella camilla para siempre, que nadie iría a buscarla, y aunque era un pensamiento dramático, eso no lo había menos real.

No recordaba mucho de cómo se había desmayado aquella vez, pero se había despertado ya en aquel lugar, la de días que llevaba sin comer, ni dormir adecuadamente habían hecho ya tanta mella en ella que ya no sabía cuando se debilitaba por su situación de siempre, o cuando por falta de alimento o energía. En realidad no importaba, ambas opciones daban lo mismo. Estaba tumbada mirando el techo, escuchando algunas canciones en su mp3 cuando de pronto tuvo la sensación de que había dejado de estar sola. Por un momento se inclinó para ver si era la enfermera pero su corazón latió por unos instantes con tanta fuerza que dolió cuando por unos instantes vio una figura masculina, segundos antes de reconocerle correctamente, por unos segundos, lentos y tortuosos, habría jurado que era él...

-Nate...- Murmuró Gwendolyn cuando terminó de reconocer al chico que acababa de entrar, no pudo esconder la decepción en su voz, por supuesto, pero eso no hacía tampoco que no se alegrase de ver al joven.- ¿Estás bien?- Preguntó mientras terminaba de quitarse los auriculares y se sentaba lentamente, apagando el reproductor.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Mar Jul 26, 2016 10:26 pm

Quizás, si se retrocediesen unos meses, Gwendolyn podría hacer sido más racional y objetiva, haber usado toda la psicología que conocía para ayudar a los que le rodeaban, pero no podía, no en aquel momento. No había milagro o ciencia que pudiese ayudarles en aquel momento si ninguno de ellos encontraba lo que estaba buscando. Sintió envidia de Nate cuando dijo que le gustaría decir aquellas cosas a aquella chica, si ella pudiese encontrar de nuevo a su hermano ¿Qué le diría? Después de todo, de todo lo dicho y no dicho... ¿Y a Alec? Ni siquiera ella sabía que sentía por Alec, no sabía que podía sentir cosas como las que había sentido, si hubiese sabido que era la última vez que los veía a ambos ¿Qué habría dicho? ¿Qué habría cambiado? Ellos no la conocían, ni mucho menos se conocía ella misma, por lo tanto, Gwen no tenía nada que decir, no merecía decir nada, no sentía que lo mereciera.

-Siempre estoy bien.- Gwendolyn respondió de forma automática, fue entonces, y solamente entonces cuando aquello la golpeó con tanta fuerza que incluso, físicamente, retrocedió un paso. Aquella respuesta automática que jamás le dejaba decir la verdad, Gwen no podía decir "No, no estoy bien." o "Sí, estoy feliz", aquella frase que salía de ella, impuesta, hasta el punto en donde ella misma se la creía. Nate le había preguntado si estaba bien, no como estaba, eso era lo que había provocado aquel cortocircuito, la primera persona, en toda su vida que preguntó aquello, o que quiso saber sobre ella, además de Austin, era Alec, quizás por eso se sorprendió también cuando el siguiente fue Gru, el día en que se conocieron, como logró leer a través de ella y preguntarle aquellas cosas por las que antes nadie se interesaba por saber. Pestañeó un par de veces, confusa, esperando poder pensar sobre las razones por las que había dado esa respuesta a Nate en algún momento a solas, pero sintiendo que se había topado, sin querer, con algo en ella que aún se negaba a irse, sin embargo eso no estaba relacionado con Nate, y en aquel momento, era lo más importante.- Les encontraremos, y todo estará bien.-Murmuró esa vez, volviendo a fijar un rostro menos sorprendido y más normal, no tenía idea de que acababa de pasar, por lo que tampoco podría explicárselo a Nate, así que decidió seguir con la conversación de forma normal.- Gracias... De verdad Nate, en medio de todo lo que está pasando y lo que estás sintiendo, gracias por preocuparte por mí, pero no tienes que hacerlo, ya tienes bastante en la cabeza. Intenta no volver a hacerte daño ¿Vale? Si necesitas hablar... Sé que no soy como tus otros amigos, no soy tan cercana o te conozco tanto, pero si quieres hablar conmigo, sabes donde buscarme ¿De acuerdo?

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Vie Ago 26, 2016 6:38 am

Nate estaba mirando a su alrededor, dispuesto a organizar todo y que los implementos quedaran igual o mejor que a su llegada, no tenía interés de un regaño por parte de la enfermera al darse cuenta que sus instrumentos estaban regados. Iba a poner un bote en su sitio cuando la voz de Gwen hace eco. Nate alza la vista, había considerado que la chica saldría corriendo y se iría ante la menor oportunidad. Nate la escucha y no puede evitar esbozar una sonrisa, era como una chiquilla, como una hermana pequeña a la que tenía que cuidar. El joven no pudo evitar pensar entonces en su pequeña hermanita, a la distancia, aquella a la que no había conocido, pero a la que le tenía un amor infinito guardado en su pecho. Una de sus promesas había sido volver a verla al salir del internado, sin importar lo que costara él la vería.

Un ofrecimiento amistoso como aquel en esos tiempos poseía mucho valor. No todos eran capaces de confiar y de ofrecerse a estar junto a una persona de esa manera, sin conocerse, dotados de unos pocos encuentros en el proceso. Gwen lo había hecho y Nate quería aferrarse a la idea de que la chica era inofensiva, ya lo pensaba, pero en esos tiempos todo era una indirecta a la desconfianza y al temor. El joven esboza una sonrisa ladina y termina por colocar las cosas en su lugar. —Lo sé, Gwen, créeme, lo tendré en cuenta y te ofrezco lo mismo que tú a mí.

Ya de pie, Nate se da cuenta que todas las cosas están en su justo lugar, tras un último vistazo se aparta de la camilla y ve a Gwen, ahí, a su lado. —Ven, es hora de irnos, te acompañaré—. Y sin considerarlo, el chico se inclina y da un beso en la frente de la muchacha, uno de protección, de estima, de que él estaría a su lado al igual que muchas personas, incluso Gru. —Después de todo, es lo menos que puedo hacer por tu excelente rol de enfermera—. Finaliza antes de emprender paso a las habitaciones dispuesto a seguir los pasos de la rubia.

Publicado por J. Nate Seeber Vie Ago 26, 2016 10:15 am

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