employed of the month [FB] - Hakon D. Kjeldsen

3 de octubre del 2014

En su libreta anotó la fecha de hoy, seguido de un pequeño recordatorio. Llevaba tan solo un par de meses desde que había llegado a trabajar como secretaria en el internado. Labor que sonaba más fácil de lo que realmente era. Generalmente, la gente asocia las labores de una secretaria con las de un mesero; es quién atiende los recados del jefe y le lleva el café. Seducida por el cliché de las comedias, Katherine había aceptado el puesto más por la falta de dinero, que las motivaciones de ser la barista personal de alguien. Una vez dentro, dio cuenta que lo último que haría en ese lugar era servir un café a alguien que no fuera ella misma.

Debía tratar con todo el mundo, desde los directivos del internado, hasta docentes, alumnos y porque no, el personal. Ella estaba ahí para atender las necesidades y dudas de muchas personas, sobre todo, docentes. Para los alumnos ella era un intermediario ideal cuando quería solicitar cosas. Le habían llegado peticiones desde las más descabelladas como acondicionar una sala de cine y poner televisión por cable en el casino, hasta inventar el día de la pizza. Había que darles el mérito al menos por el esfuerzo, pero pocas de esas sugerencias lograban llegar a concretarse realmente. No solo por lo descabelladas que sonaban, también era porque no existían los recursos para financiarlas, lamentablemente.

Escribió en la esquina superior derecha que necesitaba encargar de bodega un nuevo cargamento de tinta para la fotocopiadora. Destacó el asunto con una estrella al costado, y satisfecha corrió a la siguiente página de su agenda de quehaceres. Una lista de actividades se desplegaba de inicio a fin, cada una anotada según orden de relevancia. Primero debía hacer un inventario de las cosas de su oficina, para enviar una planilla con lo que hiciera falta para que lo trajesen lo antes posible. Seguido, necesitaba de rescatar unos archivadores con material de trabajo de los alumnos de uno de los docentes, tarea que requería al menos tomarse toda la mañana para localizar uno a uno los archivadores correctos y esperar que su computadora quisiera echar a andar ese día. El resto de la lista variaba sobre los mismos objetivos, más que nada, había algunas cosas que podían relegarse a una tercera persona o finalmente realizarse otro día. Así que prefirió por enfocarse en los archivos para adelantar el máximo de trabajo posible. Fue hasta su estante, a un costado izquierda, y uno por uno fue quitando los archivadores y colocándolos sobre una mesa contigua. Mientras sucedía de hacer lo mismo, iba dejando aquellos que no le servían sobre una silla. Era común que hubiese material apilado en espacios vacíos, herencia de la mala organización de la secretaria anterior. Kate suspiró ante la idea de que debía armarse un día de paciencia y valor para ordenar todos los estantes, pero hoy no era el día.

Si no mal recordaba, quién había pedido aquel material había sido el docente de idiomas (no podía recordar cuál, específicamente). Alguien a quién Kate no había visto en más de dos o tres ocasiones, desde su ingreso al internado. Esperaba que no fuese alguien taciturno y antipático, porque lo más probable, debido a la gran cantidad de archivadores que se iban amontonando en la mesa, que iba a pasar mucho tiempo juntos trabajando. A modo de bienvenida, y por querer generar un buen ambiente, fue hasta la cafetera y preparó dos tazas de café a gusto, acomodó un par de galletas que había sacado de la cafetería, y esperó a que llegara el docente, muy recta sentada en su escritorio.

Publicado por Katherine Beauchamp-Frase Jue Sep 15, 2016 4:49 am

Chloe Johnson había sido la anterior secretaria, la cual a muchos cayó bien y a otros no tanto. Era una mujer de edad algo avanzada que se pasaba más hablando de nimiedades que trabajando y, desgraciadamente, aquéllo se notaba en sus tareas. No era raro encontrar la fotocopiadora sin cartuchos de tinta por un día, su incompetencia a la hora de usar la computadora, archivadores desordenados y sin nombre, confusión a la hora en que debían realizarse las tareas y, sobre todo, aquel gusto que tenía por chismorrear con los profesores sobre otros profesores. Para algunos era el pasatiempo perfecto en las horas en la sala de profesores o en secretaría y para otros un suplicio que querían ver acabado. Hakon había sido una de sus víctimas y que había esquivado con mucha sabiduría. Ahora todos podían disfrutar del cambio con la nueva secretaria, Katherine Beauchamp-Fraser, una mujer que había demostrado su compromiso en el trabajo desde el primer día. Un meses necesitó el profesor para lanzarse a pedirle el favor, cuando comprobó su eficiencia y su profesionalidad; ya no tendría que fingir interés por conversaciones triviales o sentirse incómodo por preguntas fuera de lugar. Al menos ella no parecía de ese tipo.

Básicamente el problema del danés se encontraba en la pérdida de unos trabajos de varios cursos. Fue antes de que acabara el curso, cuando la señora Johnson aún mantenía su puesto en junio, que dejó sobre su escritorio de la sala de profesores los últimos trabajos corregidos. Al día siguiente desaparecieron porque la secretaria decidió por alguna razón limpiar su espacio de trabajo antes de dar por finalizado el año lectivo. Cuando Hakon fue a pedir explicaciones, la pobre señora había olvidado donde puso los archivadores (o más bien no tenía ganas de buscar nada). Nunca se supo entonces qué ocurrió con todos esos trabajos hasta pasadas las vacaciones de verano, que decidió dar con su búsqueda ahora que había una secretaria nueva y soberanamente mejor que la anterior. Esperaba no estar acumulando más trabajo a Katherine, pues estaba casi seguro de que aún tenía que corregir todo lo que no había hecho Chloe en su labor. Fue una simple petición para buscar en los archivadores sin nombre y que habían sido acumulados en el rincón más apartado de secretaría. Aquella tarde, la cual se suponía sería menos ajetreada que la mañana, la pasarían aburridos buscando entre papeles.

Hakon llegó un poco tarde. Cinco minutos más después de lo que tenía planeado hacer, pues le había costado encontrar un nuevo archivador en el que guardar lo perdido. Tras tocar un par de veces, apareció por la puerta con dicho archivador bajo un brazo y con una actitud bastante apurada; odiaba llegar tarde, aunque fueran cinco minutos de nada—. Siento la demora, Beauchamp-Fraser —exhaló las palabras antes de dejar la puerta cerrada, tal y como se la había encontrado al llegar—. No encontraba un archivador nuevo, así que he tenido que usar uno de los que tengo en la sala de profesores —explicó la razón de su tardanza mientras se acercaba al escritorio de la secretaria y dejaba el dichoso archivador sobre su superficie. Después sacó del bolsillo sus gafas y se las puso. Al parecer la chica ya había empezado con la tarea, cosa que le sorprendió bastante... en el buen sentido de la palabra, por supuesto—. Veo que ya ha empezado a revisar papeles. No sabe cuánto se lo agradezco —así se asegurarían de terminar antes.

Entre las prisas y la preocupación de Hakon por los trabajos perdidos, no había reparado en el café y las galletas que había preparado Katherine. Simplemente se había centrado en abrir el archivador que trajo vacío e inspeccionar el papeleo que la secretaria ya estaba separando—. ¿Ha encontrado algo de lo que le pedí? Dígame que sí... —se le notaba que necesitaba urgentemente esos trabajos. Un interés extraño dado que eran ejercicios del curso anterior y éstos se suponía que iban a la papelera de reciclaje una vez puestas las calificaciones. Sin embargo, el profesor de Español guardaba casi todo, sobre todo los últimos trabajos de cada año para luego valorar la evolución de sus alumnos a lo largo de cada año.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Jue Sep 15, 2016 11:28 am

Solo por costumbre, observó la hora en su reloj de muñeca. El docente a quién esperaba parecía estar tardando un poco, nada reprochable. Así fue que Katherine aprovechó de intrusear uno de los archivadores con material de aula, las hojas restaban de cariño y cuidado, totalmente apolilladas por el paso del tiempo, aunque quizás ni siquiera había pasado tanto desde la última vez que fueron usadas, pero como estaban atochadas con otras guías no divididas por una cubierta plástica, el roce y la humedad habían hecho lo suyo. Además, claro, de un par de manchas de café y cigarrillo. Al parecer, quién estaba encargada en aquel tiempo no gustaba mucho de su trabajo.

Cerró la tapa de golpe, sobresaltada debido a la puerta. Como si hubiese sido atrapada infraganti descubriendo algo que no correspondía, alejó el archivador y se quedó quietecita, dando la impresión de estar tan correcta como una muñeca. –No hay por qué- susurró.

Observó al docente, admirando su rostro cuadrado y aquella aura de sabiduría que inspiraba, sobre todo luego de colocarse las gafas. A pocos le había visto tan desesperados por encontrar material, quizás ya resignados a causa de una mala experiencia pasada, por lo que daban por perdido todo, y preferían de generar nuevo material. Sin embargo, el presente caso era distinto. Katherine comprendió que no podía hacer la vista gorda y decirle que mejor se diese por vencido, después de todo, según entendía era material antiguo y en desuso. No. Prefirió esconder el archivador que había husmeado, aquel maltrecho para no provocarle un shock al docente.

-Me encantaría poder decir que sí, pero aún estoy buscando –sonrió, levantándose de su asiento, encaminándose en dirección a la mesa con la pila de otros archivadores- Sin embargo – acarició la portada de uno de estos, levantándolo de su lugar – he encontrado la mayoría del curso de español del último semestre. Lo más probable es que estén por aquí. Solo falta revisar-

Dicho y hecho, abrió un archivador repasando las hojas en mejor estado que el primer archivador que tenía en su escritorio, lo cual daba un panorama mucho más alentado. Aprovechó de leer el nombre de pila del docente, de una de las guías que ahí aparecían. –Hakon D. Kjeldsen- repitió para sí misma, intentando recordarlo. Frunció el ceño, divertida porque no sonaba para nada como un profesor de español -¿Dónde aprendió español? –soltó así de repente –Digo. Usted no parece ser un nativo de lengua hispana, debió aprender en algún lugar ¿no?- cuando a Kate le daba por ser curiosa, lo que sucedía a menudo, no podía evitar preguntar en voz alta lo que pasaba por su cabeza. Ansiosa, sin dejar de lado su labor aun revisando las hojas, observó al docente esperando su respuesta. Si iban a estar ahí un buen rato, la conversación era un elemento esencial para evitar el aburrimiento.

Publicado por Katherine Beauchamp-Frase Dom Sep 18, 2016 7:46 pm

Hakon sintió una profunda decepción cuando la secretaria le confirmó justo lo contrario a lo que quiso escuchar, sin disgustarse con ella por no haber encontrado nada. Sabía que la anterior trabajadora no había sido la mejor en su labor, por lo que era injusto atribuir las mismas características en la nueva secretaria. Con el archivador vacío abierto sobre el escritorio que la mujer abandonó, el docente acercó aquel que estaba un poco más alejado. Éste no tenía ni nombre ni fecha, así que hacía demasiado complicada la tarea—. Bueno, éso significa que ahorraremos bastante tiempo. Con un poco de suerte, los encontraremos antes de lo previsto —sólo curioseó un poco el contenido antes de cerrar ese archivador, percatándose de que no era lo que estaba buscando. Podría ser de hacía más de una década. ¿Desde cuándo no se hacía limpieza en aquella habitación? Menos mal que decidieron jubilar a la anterior secretaria.

En lo que Beauchamp-Fraser examinaba el siguiente archivador, Hakon vio el par de tazas con café y galletas, lo cual llamó particularmente su atención. Con las cejas suavemente alzadas, sonrió con sutileza por el pequeño detalle de la mujer al servirles una apetecible merienda—. ¿Es ésto para nosotros? —una pregunta retórica, pues venía siendo bastante evidente. Con ambas manos tomó el par de tazas y las trajo consigo a la mesa en la que la secretaria estaba mirando el siguiente registro. Dejó la de ella sobre la mesa mientras él le daba el primer trago al café—. Gracias por el detalle. Sabe muy bien este café —agradeció con una sonrisa sincera; luego sus ojos marcharon a las hojas de papel que guardaba el archivador, las que ella iba pasando una a una.

El profesor dejó la taza en un lugar donde no molestase y no fuese confundida con la de su compañera. Algo acostumbrado a recibir la misma pregunta, casi tenía memorizado el discurso. No le molestaba cuando los demás se interesaban, pues no era habitual que un profesor enseñara un idioma distinto y además en un país más distinto aún—. Ah, sí. España. Hice allí mis estudios universitarios de Traducción e Interpretación; después me especialicé en lengua hispana... Un largo trayecto. Se podría decir que hasta soy español, por la doble nacionalidad que solicité en su momento —explicó, aunque sin evitar recordar a su ex en el proceso, pues fue por ella que quiso quedarse a vivir indefinidamente en el país sureño—. Aunque siendo claros, soy nativo de Dinamarca, uno que se enamoró de España desde el primer momento.

Mientras hablaba, tomó otro de los archivadores que habían sido apilados con anterioridad y empezó a revisar el contenido, acompañado con la presencia de la secretaria. Con un poco de inseguridad al principio, no sabiendo si sería una pregunta un tanto directa, Hakon se lanzó a ello—. ¿Cómo prefiere que la llame? No acostumbro a usar los nombres de pila en aquellos que aún no conozco —al menos no sabiendo la formalidad que se requería en el internado y en el país que habitaba—, pero encuentro su apellido algo largo —dijo como si estuviese costándole ser sincero, pero pedía el permiso de ella para ser tratada como prefiriese—. Si no le importa que la llame por su nombre... ¿Cómo era? ¿Katherine?

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Miér Sep 21, 2016 11:35 am

Descartó aquel archivador porque lo único que había de rescatable en él fue el nombre del docente, lo demás era cosa vieja sin relación alguna con lo que realmente buscaban. Recogió un segundo, algo más ligero lo cual no sabía si atribuirle como bueno o malo. Destripó su interior y un par de guías resbalaron casi cayendo al piso, fueron detenidas por una maniobra de circo entre su diestra sujetando las hojas y la izquierda el archivador, apegándole a su cuerpo satisfactoriamente. Las devolvió con un pequeño reproche como si las hojas le fuesen a hacer caso y no volver a caer nunca más de esa forma. Mientras ella batallaba con los archivadores, el docente recién había descubierto su “bienvenida”. El rubor en sus mejillas le dejó al descubierto, lo había dejado pasar de la vergüenza ante el rechazo, creyendo inocentemente que o bien no le gustaba el café, o no lo había visto. Asintió, silenciosa y continuando con la búsqueda. Detrás del archivador escondió una sonrisa de satisfacción.

-Entonces debieron haberle ofrecido algo muy bueno para quedarse aquí ¿no? – comentó con descaro, en un leve intento por juguetear con el docente a quién le atribuía una imagen cuadrada y correcta. - ¿Lo extraña? España, digo-

Deshizo del archivador en sus manos, ubicándolo en la pila de los desechables. Al parecer aquello iba a ser un poco más complejo, realmente tendría que proponerse organizar todo lo que ahí había porque si así iban a suceder los días, entre desterrar e identificar cada cosa en los muebles, seguramente terminaría hallando el mapa hacía una civilización escondida o algo similar. Katherine detestaba que a cada segundo salieran papeles llenos de manchas irreconocibles, marcas de lápiz labial y quemaduras de cigarrillos.

Parecía absorta en su labor, tenía las cejas fruncidas y sus ojos bailaban de arriba hacia abajo leyendo sin bacilar. La pregunta del docente le obligó a despegar la vista. Que desconcertante conmoción le causó la reservada actitud del hombre, de primeras le había atribuido como un sujeto de implacable admiración, más ahora, de pronto, le pareció un rostro inverosímil, casi inocente. Le daban ganas de ir y sacudirle a ver si es que podía encontrar algún rastro de diversión en él, descuadrarle a ver si su sonrisa podía ser más sincera.

Rápidamente, y sin cambiar su semblante de seriedad dijo; -Beauchamp-Frase estará bien- Debieron pasar un par de segundos en que sus miradas se cruzaron, cuando Katherine se estremeció sin aguantar la risa -Perdón, perdón- terminó diciendo luego de haberle tomado el pelo –Katherine estará bien, incluso Kate. No se preocupe…-

Nadie jamás le llamaba así, a menos que fuese la primera vez y si es que se atrevían a pronunciarlo, borrachos era un juego más divertido. Todos le conocían de Katherine, y los más cercanos o confianzudos de Kate. Así que cuando el docente se refirió a ella con su apellido, poco le había tomado en cuenta ante la falta de costumbre. Después de la amarga partida de su padre, aquel apellido había perdido todo cariño. Resto del archivador, por segunda vez, y continúo con la pila. Algo de suerte tendrían si los encontraban ese mismo día.

Publicado por Katherine Beauchamp-Frase Miér Sep 21, 2016 11:25 pm

Fue inevitable que el profesor, tan atento que era a todo, presenciara aquel juego de malabares, con la taza de café en la boca. Aguantando una sonrisa, la porcelana ocultó esa expresión divertida que poco duró en sus rostro. Quiso no comentar sobre aquello, no vaya a ser que pudiera incomodar a la chica con comentarios jocosos. La gente de Dinamarca era de ese modo, amable y divertida, no entendían de barreras (algunas) y eran las personas más confiadas del planeta. Al menos, Hakon fue todo aquello en un principio; ahora era los dos primeros adjetivos, pero tan reservado y recto que no dejaba ver apenas nada al exterior. Aún así, la joven Kate parecía muy cordial; la combinación perfecta para un hombre como él.

El danés se mostró algo dubitativo, devolviendo la taza a la superficie de la mesa. La secretaria acababa de entrar en una zona algo delicada de su pasado—. Últimamente no mucho... Acepté venir aquí porque necesitaba un cambio y por ahora siento que va bien. Prefiero ocupar mi tiempo trabajando y no pensar en nada más —mostró una sonrisa bastante forzada, aquella que ni siquiera acompañaba una mirada a su interlocutora. Podría no resultar muy obvio, pero no le apetecía mucho seguir hablando del tema. Lo evitaba incluso en sus pensamientos, porque no quería ni saber si había superado aquello o no.

Quiso evitar los recuerdos negativos cuando se metió de lleno en el trabajo. Al mismo tiempo en que su compañera revisaba el archivador, Hakon estuvo con el otro, pasando páginas de trabajos guardados del primer año que estuvo allí. ¿Qué hacía eso ahí? Con desconcierto, Hakon empezó a pasar páginas y páginas de trabajos de séptimo curso, de aquel primer año que estuvo trabajando en el internado. Pensaba que aquello lo había tirado en su momento, pero no. Eso sin ignorar las manchas que decoraban los bordes del papel; debía reconocer al menos que las marcas de cigarro eran suyas—. No sé por qué está esto aquí... —pensó en voz alta cuando separó las anillas del archivador y empezó a sacar papeles de allí.

Hakon se quedó con cara de póquer antes de comprender la pequeña broma de la chica. Luego contuvo la risa entre los labios, llegando incluso a ruborizarse por no haber sido más avispado en el momento previo—. Muy bien, Kate —asintió una vez sus ojos volvieron al trabajo, donde se puso a apilar todo el papel que quería tirar ya. No había venido a eso exactamente, pero si podía facilitar el trabajo a la secretaria e ir eliminando hojas que no servían, mejor—. Espero que no le importe que use el diminutivo —sobre todo porque parecía que le sentaba mejor por aquella forma tan amena de ser—. A mí puede llamarme Hakon, sin más. Confieso que no me gustan mucho las formalidades... Me hacen sentirme más viejo de lo que soy.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Jue Sep 22, 2016 10:12 am

Con el archivador en sus manos, y la mirada pegada en el docente, asintió a modo de aceptación cuando dijo que comenzaría a llamarle por su diminutivo, algo que sin duda era mucho más cómodo que intentar pronunciar un apellido complejo y a que su nombre completo, lo cual traía viejos recuerdos de cuando su abuela quería reprocharle por alguna travesura que había cometido.

–Hakon- repitió con voz cantarina, casi a modo de juego -¿Tiene algún significado en particular?- Sabía, o al menos eso creía, que la mayoría de los nombres dentro de ciertas áreas de Europa escondían algún significado casi poético, más con el tiempo estos se habían olvidado dando paso a la nueva generación, una más excéntrica y sin memoria. Su nombre, simple y común, no escondía nada, pero Hakon, por otro lado, sonaba tan insólito como único, al menos para ella.

continúo revisando las hojas algo menos atenta que antes, y es que le causada demasiada curiosidad aquel hombre tan recto, su formalidad provocaba en ella extrañas ganas de pellizcarle y desordenarle un rato. Tal vez por aquella egoísta razón fue que cuando dio con que tan ansiosamente buscaban, dudó si debía entregarlo. Estaba ahí, en aquel pequeño y maltrecho archivador olvidado, después de descartar cerca de 10 hojas, encontró lo que el docente tan encarecidamente le había pedido que buscase. Kate sabía que, si las entregaba ahora, la conversación llegaría a su fin, y por lo mismo no tendría con qué más divertirse. Jugó un momento con las puntas roídas de una de las hojas, a ver si ésta le dictaba que es lo que debía hacer. No pensaba mentir, jamás haría algo así de feo, solamente dilataría un poco más la espera por motivos… didácticos.

Le observó por encima del archivador, con su mirada fija en él, y temiendo que descubriera sus intenciones, cerró el archivador, poniendo un rostro de decepción y dejándolo a un lado, pero no con el resto de los descartados, sino en un lugar el cual pudiera ella volver a tomarlo y entregarlo sin que se perdiera.

-¿Le ha gustado el cambio?- apresuró en distraerle, retomando la rutina de revisar los archivos pero con menos interés, pues a decir verdad ella era una pésima mentirosa, poniéndose nerviosa y trastabillando en sus palabras. Intentaría que esta vez no fuese así –Lleva bastante tiempo aquí, no es verdad ¿Va alguna vez de vacaciones a España o se queda en otro lugar?- Si él se marchaba, Kate se vería obligada a continuar con la rutina de todos los días y eso era lo último que pensaba hacer el día de hoy. Así que buscando cualquier excusa para retenerle, se levantó apresurada, demasiado para ser un acto común delatando a su vez su nerviosismo. -Creo que su café ya se ha enfriado, déjeme y le prepararé otro- Ahí estaba, le iba a descubrir.

Publicado por Katherine Beauchamp-Frase Vie Sep 23, 2016 11:05 am

—Un significado que no dice mucho... Es escandinavo antiguo y no tiene la misma popularidad que los nombres bíblicos en mi país —explicó en primer lugar—. Si no recuerdo mal, significaba algo como hijo elegido —dijo aquello con vaguedad, sin tomarlo demasiado en serio cuando hizo una mueca de incredulidad. Nunca se había sentido de ese modo, ni siquiera por sus propios padres. Sería algo muy egocentrista, ¿no?—. Desconozco si el nombre de una persona puede llegar a condicionarla a lo largo de su vida.

Hakon siguió enfrascado en su eterna búsqueda, totalmente ignorante a las intenciones de la secretaria. Incluso cuando presumía de desconfiado por un lado, era ingenuo por otro, como aquellas personas que habitaban el país danés. No podía esperar nada malo de alguien tan gentil como Kate, su sonrisa, el detalle del café y su disposición... ¿Cómo llegar a plantearse siquiera qué podía estar tramando la mujer? Simplemente se quedaba mirando las páginas que de ahí debía tirar a la papelera, tan concentrado y tan impaciente por acabar, que las señales de la secretaria pasaban desapercibidas por completo... por ahora. El danés era observador, lo suficiente como para ver los cambios en el comportamiento y en el momento en que captara el lenguaje no verbal de Kate, la mentira poco a poco se desvelaría.

En ese momento, el profesor buscó con la mirada la trituradora de papel y avanzó hasta ella con una buena pila de papeles bajo el brazo. Al final acabó haciendo algo distinto a lo que había acudido a secretaría; él era así, pensando en trabajo, en acabar todo, ordenar sus documentos, preocuparse por sus alumnos... ¿Estaría molestando a la pobre chica con su presencia? Podría estar descansando, haciendo otro trabajo más importante y la tenía ocupada con sus pequeñas exigencias. Tal vez si estaba siendo algo egoísta.

De pronto, la conversación continuó por aquella línea que trató de evitar: su vergonzoso pasado en España y su vida allí. Por supuesto, la secretaria no tenía por qué saberlo, pero el tema le producía cierto nerviosismo—. El cambio fue necesario. Escocia no tiene el mismo encanto que el sur de España, pero aquí estoy más tranquilo —sí, más tranquilo y más solo—. Hace tiempo que no visito España; prefiero pasar mis vacaciones en Copenhague, con mi familia —o lo que quedaba de ella. Hakon quería sentirse bien y lo conseguía muy fácilmente estando solo, pero no feliz.

Cuando terminó de responder a su pregunta, dirigió una mirada primero a la chica y después a la trituradora con la que destruía los trabajos que ya no tenían posible uso. En ese momento, se percató de los gestos poco naturales de Kate, de ese tono de voz casi atropellado y su repentino interés por el café frío. ¿A qué se debía tanto nerviosismo de repente? El hombre entonces soltó el montón de papel sobre el mueble de al lado y se apresuró a la mesa donde tenía el café—. No, no se moleste, por favor. No me importa beberlo frío —fue a tomar la taza antes de que Kate pensara en hacerlo de verdad. No le gustaba recibir tanta atención, pues al final se sentía como si le debiera algo a alguien y lo detestaba—. Prometo que me iré lo antes posible. Debe tener mucho trabajo y no hago más que ocupar su tiempo con mi desorden —dicho aquéllo, Hakon parecía haber entendido las señales un poco mal, más bien al revés de las intenciones de Kate. Se bebió lo último que quedaba del café con un trago, dejó la taza sobre la mesa y regresó a la trituradora para continuar con el trabajo—. Por favor, no tiene que sentirse obligada a hablar conmigo. No me importa el silencio si es eso lo que la incomoda.

Al final tuvo la sensación de que la nueva secretaria se sentía incómoda con su presencia y, claro, aquéllo produjo que Hakon sintiera la presión de marcharse cuanto antes.

Publicado por Hakon D. Kjeldsen Sáb Sep 24, 2016 11:32 am

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