El día de la verdad.

30 de mayo, tras el almuerzo.


El día de la verdad había llegado. Brian se levantó más temprano que de costumbre, con la ligera sensación que no había dormido en toda la noche. Habían opiniones encontradas en tanto al inicio de las clases y aunque en su mayoría fuesen positivas tenía muy presente a los que habían opinado en contra. Él no era ningún dictador y si las clases no se desarrollaban de acuerdo a sus planes siempre se podía revertir la decisión. Después de todo aquello era para el bien común, no para ver quién tenía razón.

La mañana recobró el sentido, transportando hacia atrás en el tiempo al bibliotecario. Los libros bajo el brazo, en el comedor y el auditorio las voces sonaban a la par, retumbando entre las paredes. Algunas risas aisladas, otras pisadas rápidas para no llegar tarde. Los profesores, en su mayoría, comenzando a hablar, haciendo actividades, reuniendo a los pequeños en juegos y a los más grandes en enseñanzas. Observaba desde las puertas, sin la intensión de molestar, solo viendo como el plan entraba en marcha, deseando que aquello tuviese el éxito que soñaba.

Apoyado en el marco de la puerta hacia el auditorio miró su reloj de muñeca. ¡Vaya la hora! Las bibliotecas ya estarían abiertas por Marie, pero él debía retirarse para organizar más papeles y seguir leyendo expedientes. Si, ardua tareas en la que se habían emprendido, más cuando la memoria para los nombres era tan desastrosa como la suya. A paso rápido cruzó los pasillos y subió los escalones hacia el tercer piso, donde la biblioteca menor se encontraba. Le gustaba pasar el tiempo allí y casi todos ya sabían que era más probable encontrarlo en ese rincón del mundo.

No vio a Marie, ella estaría pisos abajo, atendiendo dudas varias, por lo que avanzó hacia el fondo para prender la única hornalla que había en el despacho detrás del escritorio, ese pequeño espacio de donde salían sus preciados tés. Colocó agua en una pava y tomó una taza de la pequeña alacena. El saquito de té fue retirado de una cajita, y luego se recargó con la pared, esperando ver el humito ondeante que tanto le hipnotizaba.

Publicado por Brian Downer Vie Sep 23, 2016 9:38 pm

Una vocecita dentro de su cabeza le sugería mantenerse lejos de ese asunto. Las autoridades habían sido elegidas por voto democrático, y no era que estuviera interesado en el puesto, todo lo contrario, solo no quería meterse en asuntos que no eran el propio. Recordó la sugerencia de Zigor y deseó darle un golpe al chico, uno bien fuerte por hacerlo pensar ese tipo de cosas. No había pensado en colaborar fuera de su trabajo en mantenimiento, hasta que el chico lo había sugerido. Por supuesto que tenía que ser Zig, era igual que su padre y, posiblemente, el chico no tenía idea. Terminé de arreglar la gotera del baño y comencé a guardar todo dentro de la caja de herramientas antes de moverme al siguiente puesto soltando un suspiro cuando se puso de pie.

No tenía que hacer nada al respecto. Los líderes tomarían decisiones, no siempre gustarían, no siempre serían aceptadas con una sonrisa, tendrían que aprender de esas cosas. Era verdad que sabía casas, muchas cosas, en especial cuando se trataba de investigar o descubrir redes internas, pero no era algo que hiciera con frecuencia, y usualmente tenía su computadora. No podía ayudarlos así como se encontraba, ¿qué les diría? “Hola, ¿qué tal? Trabaje en la CIA denme una computadora y veré si puedo ayudarlos en algo”. Ni-en-pedo. Además ya había visto las “computadoras” de ese lugar. Un dinosaurio era más moderno.

—Buen día —saludó ni bien ingresó a la biblioteca menor con un tubo en la mano. Lo primero que hizo fue ver quién estaba presente. Con el inicio de las clases, el internado había vuelto al silencio normal, lo cual no le sorprendía al ingeniero. Asintió en dirección al bibliotecario, nuevo líder, la persona de la que Zigor le había hablado. De nuevo deseo poder golpear al menor con algo—. Me dijeron que había una luz que estaba parpadeando y luego dejó de funcionar, venía a cambiarla, ¿podría indicarme cuál es?

Preguntó en tono inexpresivo, levantando el tubo cubierto en una caja de cartón para que supiera que no estaba mintiendo. De ser hacker en la CIA a eso, alguien se estaba riendo en el cielo, y esas personas eran su padre y Rich, podía escuchar las carcajadas desde donde estaba, en la tierra, en el mundo de los vivos.

Publicado por Silas C. Poldma Dom Sep 25, 2016 12:02 am

Una voz le alertó, dejando su postura relajada contra la pared para levantarse a mirar a través del hueco de la puerta. El buen hombre de mantenimiento lo miraba y él devolvió el gesto con intriga. ¿La qué?

—Buenas tardes, Silas, espérame un momento por favor —se volvió a meter en el despacho para apagar el fuego y dejar que el humo de la pava subiese hasta el techo. Con una sonrisa en el rostro apareció ante el hombre, para desviar su mirada a los artefactos que portaba. —Ahm, la verdad que no sé cuál será... —miró a su alrededor. —Quizá habrá sido mi compañera la que lo reportó, ¿sería en esta biblioteca? —se preguntó, aún clavando su mirada al techo de donde colgaban las lamparitas recubiertas de bellas y antiguas lámparas. —Disculpe yo... me ofrezco a ayudarle a buscar, mientras si gusta puedo ofrecerle un té o tal vez café —él y su costumbre.

Se arrimó al escritorio y apoyó sus manos en el borde, y a continuación corrió unos cuadernos y libros —Apoyé aquí lo que necesite, por favor —. Seguía pensando en cuál de todas aquellas luces estarían sin funcionar, quizá alguna de la otra punta había fallado esta mañana. Al hombre en frente no lo conocía en profundidad, probablemente porque fuese igual de tímido y reservado que el propio bibliotecario. Aunque no podía negar que siempre había pensado que era un hombre respetable, de alguna u otra manera.

—A veces las lámparas de apagan y al otro día siguen funcionando, ¿verdad? —preguntó para generar charla, aún parado frente al sujeto en cuestión. No sabía nada de electricidad o tecnología más que lo que había aprendido a fuerza, en los boyscouts o la vida misma. Ese terreno para él era un pantano.

Un ruido en el exterior de la biblioteca hizo que mirase hacia el fondo, donde la puerta doble de madera estaba abierta de par en par. Probablemente algún golpe contra uno de los bancos, o una pelota que no debería estar en los corredores. —Bien, ¿empezamos?

Publicado por Brian Downer Dom Sep 25, 2016 11:20 am

—Puede ser —respondió también mirando la cantidad de luces que había en el lugar, pero también mirando por la ventana para ver la cantidad de luz que entraba y cuáles deberían estar apagadas. Levantó la vista cuando escuchó que le preguntaba por una bebida. Sin pensarlo, respondió—: Cafe, por favor. Sin azúcar.

Y con esa respuesta y dejando las cosas sobre el lugar donde se le indicaba, siguió con la mirada en el techo, en las luces, particularmente.

Apenas miraba al bibliotecario. La mayoría de las cosas que sabía sobre esa persona eran las que cierto jovencito había comentado, y estaba más acostumbrado a escuchar que se le dijera Bri (en boca del mismo jovencito) que señor Downer, como se debería referir el niño que estaba bajo mi tutela legal.

—Claro, aunque si quiere puede seguir con su trabajo, si está muy ocupado —sugirió sin dobles intenciones, daba por hecho de que el hombre debía estar ocupado, sino lo estaba entonces había algo que no sabía, pues, una persona a cargo de ese lugar debería estar hasta la cabeza de cosas por hacer, aunque sean tres. Dos, el estudiante no debería contar. “Podrías ayudarles”, había sugerido Zigor. Pequeño diablillo, jugando con su conciencia, él era feliz sin tener que trabajar para otras personas de forma gratuita. Ahora sentía que estaba mal seguir mirando el techo cuando existía todo ese problema en el internado.

—Puede ser que eso ocurra, pero, en ese caso, puede que haya un cable haciendo corto o algo esté mal conectado, por lo tanto, tendría que pasar a revisar las conexiones —respondió ante la pregunta del bibliotecario. Cuando le tocó ver electrónica en la universidad había considerado la posibilidad de cambiar de materia. Era más que interesante—. Prenderé todas las luces si no le molesta, para ver si hay alguna que está causando inconvenientes. Incluso cuando titilan hacen que la vista sea dificultosa, como en la vida real.

No agregó explicaciones, creyendo que estaba todo dicho. Para ver con claridad necesitas cierta cantidad de luz, podía ser natural, podía ser artificial, podría ser más de la que era necesaria, no importaba, siempre que se tuviera la cantidad de luz necesaria. En la vida real, para resolver un problema, también necesitabas luz, pero no era luz como la luz que proviene de una linterna, era luz como información sobre el tema. Si tienes más información de la que necesitas, bien, no tienes problema en buscar una solución, el único problema puede ser el tiempo que se tarda en llegar a una, más cuando no son intuitivas. Pero los problemas se sumaban cuando la luz natural no era suficiente y no se podía arreglar todo para que haya luz artificial. Apenas la luz era escasa, o titulaba dubitativa entre estar prendida o apagada, ver el problema con claridad, era otro problema.

—¿Usted no ha notado ninguna falla en las luces? ¿Está en esta biblioteca a menudo? —preguntó mientras se acercaba a la ficha de las luces para encender todas.

Publicado por Silas C. Poldma Miér Sep 28, 2016 7:05 pm

—¡Enseguida! —respondió Brian, entusiasmado. ¿Por qué le gustaba tanto brindar infusiones a las personas? Siempre se ocupaba de ello con delicadeza y tenía el detalle de acompañarlos con algo de comer. ¿En su vida pasada habría sido camarero, cocinero? Probablemente alguna de las dos o ambas. No era el más avispado en la cocina, tampoco sabía muchos trucos, pero había observado en detalle a su abuela cocinar y más de una vez le había extendido una mano amasando ñoquis caseros o batiendo una crema. "La abuela está cansada nene, ¿bates la crema para el postre? Claro que si, abuela."

El café se hizo en un santiamén, y el tazón con galletas al lado de la bandeja eran colocados sobre el escritorio, junto a las herramientas del hombre. —Aquí tiene, las galletas son porque a veces esto solo puede caer mal —aclaró. Tomó el té entre sus manos para calentarlas. —Puedo ayudarle, quizá prendo y apago las luces desde aquí y usted al fondo se fija que todas funcionen —el hombre apenas le miraba. ¿Estaría estorbando su trabajo? —Claro que si le soy de ayuda, quizá entorpezco su trabajo, yo estaré aquí un rato más, que tengo que revisar el historial de entradas y salidas de libros y ver que no haya pendientes o extravíos.

Con esa descripción de su trabajo, quizá preferiría distraerse un poco en las luces, ¿verdad?

—Haga su trabajo, adelante. Y no, me temo que no he notado nada... ¿debería? —frunció el ceño y le miró directo. Apoyó su té en el escritorio y prendió la pantalla del ordenador. La luz del mismo se reflejó en su cuerpo, mientras movía el curso para re-activar al aparato. Que tan poco le gustaba la tecnología.

—Si me espera puedo ir a buscar a mi compañera a la otra biblioteca, quizá ella sepa más que yo, verá... me temo que últimamente no he estado toda la jornada aquí dentro, algo se me pudo haber escapado.

A lo lejos un grupo de alumnos se apoyaba en una de las mesas de estudio. Los observó unos segundos hasta que todos tomaron asiento. Bien, nadie iría por él, así que podría continuar con su charla.

—Bien, usted dirá.

Publicado por Brian Downer Vie Sep 30, 2016 5:13 pm

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