Don't Move

¿Qué había hecho? Rose por alguna razón siempre se mantenía al margen de las cosas, para no acabar en problemas o cometer una tontería. En ese momento había hecho las dos con un simple movimiento y lo peor es que no pudo detenerse, había hecho todo por mero instinto y lo peor es que, por dos segundos luego de ver lo que hizo, no sintió arrepentimiento alguno. Era extraño viniendo de la castaña a la que muchos acostumbraban a molestar y a la que no dejaban tranquila precisamente por sus pacíficas reacciones la mayoría de las veces. Rosie no creía en la venganza pero a veces, tan solo a veces, sentía arder su pecho y tendía a reaccionar, como en ese momento.

Rose cayó en cuenta de inmediato de lo que había hecho, por eso decidió irse antes de sentirse culpable o peor, que Cole la atacara de nuevo y la situación no mejorara. Escucha su voz y se detiene de inmediato, gira y lo ve con cierta confusión en sus ojos claros. A mitad de la oración él empieza a sacarse el abrigo y la camisa, Rose gira el rostro a un lado un tanto apenada aunque sus gestos no lo expresan demasiado. La chica trata de atender pero la verdad se sentía un poco incómoda con lo que estaba pasando. No sabe si su respuesta "inesperada" sea buena o mala y eso la intriga viniendo del chico, sin embargo lo siguiente la confunde aún más y es ahí cuando puede verlo de nuevo distrayendo su atención de lo que estaba haciendo anteriormente. No sabe si es honesto o no, no quiere confiar en él, no sabe que esperar y luego de tantas bromas del chico hacia ella no puede estar segura de nada. Prefiere irse al peor de los escenarios —Yo no soy anormal—. Aclara en primer lugar. —Di lo que quieras yo... solo siento haberte mojado así la ropa—. Admite solo eso aún con el ceño fruncido viendo a otro lado mientras se mordía la cara interna del labio.

Rose toma un respiro antes de hablar. —Creo que ya estoy mejor, y yo no soy pesada—. Baja la mirada y se observa, en verdad la chica tenía muy buena complexión, quizás unos kilos menos por el asunto de sus nervios. Luego ve a Cole —No es mi culpa que tu no seas fuerte—. Se encoge de hombros y por alguna razón una pequeña curvatura ladina aparece en sus labios, luego se da cuenta del estado del chico y su mueca vuelve a ser un tanto seria. —Tu... necesitas un abrigo para salir de acá, supongo.

En realidad no, no lo sentía, no lo sentía para nada, es más, aún Rose podía recordar esos maravillosos dos segundos donde sintió una especie de gloria por haberle lanzado el agua que quedaba en el contenedor. No, no lo sentía en el fondo pero Rosie a la ver tenía en claro que estuvo mal y su naturaleza no le impedía admitir en lo que se había equivocado. Sin embargo lo siguiente la dejó helada. —¿Qué...?—. Aunque quizás él no pueda oírla, la pregunta sale en un tono muy bajo, quizás solo Rose es capaz de oírlo. ¿Cómo podía pensar eso? Mya no era de esas chicas, mucho menos si lo fuera se dedicaría a él, especialmente a él que buscaba hacerle la vida cuadritos cada vez que podía. —Estas completamente demente, ¿para qué voy a querer yo verte así a ti?—. Es bastante específica en el "ti" especialmente porque desea resaltar la parte de que era él y que eso nunca pasaría en su cabeza, menos con Cole.

Rose rueda los ojos mientras escucha su explicación, nunca había cargado a nadie ni tampoco la habían cargado a ella para poder decir que su anterior experiencia fue diferente. —Nunca me había desmayado así, tampoco que alguien me cargara, es lo único que sé. Pero... puedes decir lo que quieras, ya no vas a tener necesidad de hacerlo más—. Sentencia como si lo diera por sentado, igual esperaba nunca pasar por aquello.

Rose se mantiene casi que pegada a la puerta. Sus ojos se abren como platos, no puede creer lo que está escuchando. Desde luego que le perturbaba, le perturbaba mucho porque no estaba acostumbrada, menos a ver a un chico así, pero responder le daría más alas a Cole para que siguiera con sus comentarios. Sentía un poco de calor en sus mejillas —No tengo ningún problema—. Aunque pasea sus ojos por el suelo y el escritorio manteniendo su ceño fruncido, ¿en qué momento había llegado a esa situación? Ve el saco que le ofrece y niega mientras ve a Cole. —No tengo tantas amistades y de tenerlas no tengo porque presumirles un abrigo, menos el tuyo, ¿para qué?, ¿para qué me crean una loca psicópata? Puede ser lo único—. Cruza sus brazos, sigue hablando pero mantiene alejada. —No necesito el abrigo de nadie, mucho menos el de un chico que solo busca llamar la atención para no sentirse solo. Quizás las chicas que te rodean si acepten gustosas, yo no—. Suelta de repente, ese había sido el diagnóstico de su pequeño hermano cuando le habló de las molestias de Cole.

La cercanía no era lo suyo, nunca lo fue y parecía extremista porque ya estaba en evidencia su disgusto a que los demás la rozaran siquiera. Rosie era increíblemente desconfiada y lo del contacto humano no era lo suyo, omitiendo a Brennan que supo cómo llegar a ella. El punto era que Cole no era su alegre amigo, él siempre la había molestado y esa vez no era la excepción, siendo así él ya era parte de ese grupo que la castaña tanto evitaba.

Rose observa cómo se acerca a ella, tiembla aunque él no pueda darse cuenta. Los ojos claros de la chica se mantienen atentos a sus pasos e inevitablemente retrocede casi que hasta dar contra la puerta que estaba a sus espaldas, se sentía extraña y en ese momento es que logra detallar a Cole. El chico era delgado pero tenía una forma marcada, su tez no era oscura, era tostada, como dorada, su cabello era brillante y sus ojos punzantes, Rose no pudo negar sentirse intimidada por aquella persona tan particular además que un aroma varonil parecido a la menta penetraba su nariz constantemente.

La castaña era unos centímetros más baja que el muchacho por lo que tiene que alzar su mirada para verlo. Escucha y frunce el ceño de inmediato creando arrugas en su frente, si era un ataque, ella se había fijado en sus bromas, en sus comentarios y por alguna razón ella recibía la peor dosis de todo, no sabía si era por un gusto particular del joven o por el efecto que ya de por sí tenía Rosie al intentar ignorar a los demás y no tomar represalias. Pero en lo último él tenía razón y ella solo baja la mirada humedeciendo sus labios, buscando algo verdaderamente productivo que decir. —¿Sabes, Cole? Creo que esta es la primera vez que tengo la oportunidad de hablar contigo, siempre estás con otras personas. No lo tomes a mal, pero aunque digas que soy yo la que malinterpreto tus comentarios estoy segura que no me equivoco cuando digo que me llevo la peor parte de ellos—. Rosie alza la mirada y lo ve aún desde su lugar. —No sé porque, pero quisiera saberlo en algún momento—. No pide nada pero deja la posibilidad al aire.

—Y sí, creo que lo de que estoy sola no es un gran descubrimiento, todos lo saben. La gente normal no va a juntarse con alguien que no tolera el contacto físico, es un estupidez—. Ríe un poco con cierta ironía, ella estaba clara de su realidad, cruza los brazos y ve hacia otro lado mordiéndose un poco los labios mientras analiza lo que dijo. —Pero a veces nos rodeamos de tantas personas a la vez que aun así seguimos solos, eso lo dijo el doctor Motka—. Comenta con cierta inocencia mientras acomodaba un mechón de cabellos tras su oreja.

¿Podría Cole tener la razón? Rose sabía que él y su grupo se mofaban de todos aprovechando su ingenio y excesivo buen humor, los había visto, sin embargo ella no entendía como los otros solo se reían y caían en sus tetras, ella no y quizás por eso fuese ella el problema. ¿Pero cómo iba a reaccionar?, no sabía cómo, a duras penas había conocido a un par de personas diferentes esa semana y congenió con ellos porque no eran como Cole. Para la castaña él era todo un reto, quizás por eso no entendía sus burlas y sus bromas, porque ya de por sí le era complejo tratar con alguien normal pese a toda su condición de vida.

Quería hundirse en la puerta, quería traspasarla e irse de inmediato a su habitación, con cada palabra Rose sentía más y más hundida, como si él fuera una sombra enorme que la cubría en una esquina y que no la dejaba salir. La chica baja la mirada mientras lo escucha, frunce los labios y empieza a sentir algo extraño en todo el cuerpo, algo que no ayuda a superar esa sensación de ser tan minúscula ante los ojos de Cole. Ella asiente un poco, sabe que no es su problema, ¿en qué momento se había metido en todo ese lío?

Sus palabras la siguen descontrolando, ella no era loca, solo que tenía una condición especial que la vida no le había dado la oportunidad de manejar, estaba intentando hacerlo, lo hizo con Brennan y se supone que ahora el doctor Motka la estaba ayudando con ese punto. —Yo no estoy loca—. Susurra con la voz apenas audible. Ella no quería lástima, desde luego que no, su vida no había sido perfecta y no era su culpa que todo lo que el destino presentó frente a ella fueran sombras y malos momentos propiciados por su padre. Los cuidados eran su manera de defenderse, como Wes decía, eso no era vida, pero era su manera de ver tras la cortina todo lo que pasaba así ella no pudiera palparlo, quizás exagerara pero había gente que si buscaba molestarla. —Tu no entiendes nada—. Él no sabía ni la mitad de la historia. Los ojos de Rose se humedecen solo que su mirada gacha no permite que él lo vea, o eso cree ella. La chica se muerde la cara interna del labio y asiente un poco. —Debo irme. Fue un gusto hablar contigo—. Trata de decir de manera neutra por lo menos. Se gira y abre la perilla, busca salir y volver a sentir aire, aire puro, ahora que se daba cuenta todo estaba contenido dentro de ese salón.

Ya fuera Rose limpia sus ojos con brusquedad, tenía una opresión en el pecho, lo mejor era irse.