Clear blue skies

Recuerdo del primer mensaje :

Todos en algún momento de la vida, encontraban esa persona que significaba algo mas que un amigo, era un mejor amigo. Cuando Callie había conocido a Nate, ninguno de los dos se encontraba en perfectas condiciones para concentrarse en el trabajo de Derecho que les tocaba desarrollar, Callie aún sentía muy fuerte su claustrofobia, y aún permanecía latente la sensación de los ataques de pánico; Nate, Nate tenía sus problemas también, solo que juntos parecieron encontrar una salida. La castaña había descubierto una persona con quien hablar, alguien quien la entendía y la hacia sentir cómoda, sin sentir la culpa de que estaba preocupando a su hermana. Solían pasar los días juntos, algunas veces se quedaban a dormir en la habitación del otro, pero esos días habían quedado atrás, aún eran mejores amigos, solo que había ciertas cosas que habían dejado atrás, como ir a molestar al otro por las noches porque no se podía dormir, Call a veces extrañaba que las cosas seas así, pero los dos habían crecido y había que evitar los problemas.

Ese día los ojos de Callie se habían abierto a medianoche, y no se pudieron volver a cerrar, hasta bien entrada la madrugada. Cuando volvió a abrir los ojos, estaba sentada sobre la silla donde se había puesto a leer aburrida de dar vuelta tras vuelta en la cama. Aún era temprano y no servirían el desayuno en un buen rato. Se puso de pie para poder asomar la cabeza por la ventana, el cielo estaba claro, aún no terminaba de amanecer, pero ninguna nube irrumpía aquel manto celeste. Se vistió antes de tomar el libro que había dejado a medio leer, esperando encontrar un buen lugar para terminar su lectura, solo que sus pasos se detuvieron al pasar frente a la habitación de Nate. Una sonrisa corrió por su rostro mientras intentaba abrir la puerta con el menor ruido posible, y la cerraba tras ella. Dejo el libro sobre el escritorio del muchacho, y luego se tiro sobre la cama, cayendo sobre su amigo. —Ya se, extrañabas que te despierte de esta manera— Bromea esperando la reacción del joven.

Publicado por Calliope C. Rohmer Dom Nov 01, 2015 3:22 am

¿Qué tan competitivos podían llegar a ser ambos? Nunca había estado segura, era una de las tantas dudas que quedaban en la mente de la joven, pero que siempre quería resolver. En secreto estaba segura que Nate la dejaría ganar, solo para que no comenzaran una guerra entre los dos, nunca habían llegado tan lejos de todas maneras, nunca habían llegado al punto de pensar que el otro era el enemigo. Callie competía, lo hacía con todo el mundo, no tanto con Nate, a él solo lo molestaba y no lo dejaba ganar, solo para ver como intentaba mirarla con odio, cosa que se le pasaba rápido.

Por alguna extraña razón, ya en sus brazos, cualquier "pesimismo" que su amigo presentara no parecía ser tan malo. Se concentra en el olor de la camiseta, era esa extraña mezcla del suavizante que usaban en el internado que olía a lavanda, con el propio aroma de Nate, era una mezcla rara, pero le gustaba. No quería pensar en aquellas cosas, solo quería quedarse allí con los ojos cerrados, fingiendo que nada malo había pasado, pero aún así escucha. Las teorías que presentaba eran correctas, posiblemente todos tenían algo que ver en el asunto, desde Motka hasta la directora y el de limpieza. Todo hubiera sido mas simple si hubieran anunciado una tragedia, si hubieran dicho que no había sido mas que un accidente, un suicidio o cualquier cosa que dejara tranquilos a los estudiantes, pero no, todo había quedado mas callado que un cementerio tras un funeral.

—No sé— Responde tras un buen momento de silencio, tratando de encontrar una mejor respuesta que esa. —No creo que me anime a preguntarle a cualquiera de ellos, sea cual sea la posibilidad, algo raro hay y no se bien en quien podemos o no podemos confiar. Por ahora solo estamos nosotros— Deja escapar el aire lentamente, acurrucándose mas en el pecho de Nate, sintiendo el cansancio sobre ella, todo lo contrario a como se sentía esa misma mañana.

—Ya se que no esta bien, Nate, este es mi hogar, pase cinco años diciéndole a Cass que su desconfianza hacia Motka era ridícula y ahora pasa esto— Quiere abrir sus manos, o agarrar la almohada para tirarla contra alguna pared, estaba enojada, preocupada, desconcertada, asustada y vaya a saber que mas, nunca había sentido tantas emociones juntas, nunca con tanta intensidad. Toma aire para calmarse, una vez, dos veces, tres veces. Al final, y bajo regaños en su mente, se separa del chico y lo mira a los ojos. —¿Podemos hablar de otra cosa? Cualquier otra cosa, solo, cambiemos el tema, por favor— Le pide, llevándose una mano a la boca para morderse las uñas. —Puedes recordarme lo mala que soy cocinando, o que tengo demasiadas cosquillas en la panza y la rodilla, que cuando estaba en segundo me caí por la escalera y le dijimos a todos que en realidad me había doblado al pie practicando soccer, por mas que nos reímos como nunca hasta que el dolor fue mas fuerte que cualquier otra cosa, pero cambiemos el tema, puedes hablarme de esa banda que tanto te gusta o lo que hicieron en artes plásticas, puedes enumerar todos mis defectos, pero no quiero hablar mas del tema, cada vez que lo pienso me pregunto quienes son estas personas y porqué nos eligieron para que seamos nosotros quienes estamos acá. Solo es mas confuso—

Publicado por Calliope C. Rohmer Dom Nov 08, 2015 12:36 am

Lo que dice Callie tiene todo el sentido del mundo y era lo único que Nate podía tener claro en ese momento; no sabían en quien confiar y en quién no. Nathaniel no quería sacar conjeturas tempranas, no le gustaba, pero por otro lado aquel tema daba mucho que pensar, sobre todo en un internado donde todo era monótono, ordenado, sencillo y corriente, donde los eventos sorpresivos habían desaparecido, donde cada estudiante parecía estar en otro planeta. La directora era estricta, ordenada, seria y justa, ella no permitiría pasar por alto el hecho de que había un cadáver en el internado. Por otro lado Motka era responsable, comprensivo, todo en él gritaba buenas maneras y modales correctos, ahora Nate no sabía que pensar, si ella mentía, si él mentía o si uno le escondía las cosas al otro, o peor, si ambos lo sabían. Las ideas llovían en la mente del joven aunque él solo sabía que no se lo diría a Callie, no en ese momento que la veía tan atormentada. —Si, solo estamos nosotros, Call—. Su mirada estaba perdida pero, por alguna razón, aprieta el brazo de la chica y busca verla. —Pero eso no es malo porque sabemos que entre nosotros no hay traiciones.

Trata de cobijar a Calliope con su cuerpo, sabía que estaba molesta, además de que la conocía de memoria podía sentir la tensión en su cuerpo, aprieta más su agarre y trata de tener una respiración pausada para ir en contra de la chica y quizás contagiarla. —No te arrepientas, Callie, nadie sabía lo que pasaría, de saberlo no estaríamos en estas—. Sin embargo ella se zafa de su agarre y él solo puede verla con curiosidad.

Lo siguiente lo hace sonreír, inevitablemente lo hace. Ella empieza a enumerar un conjunto de sucesos que para ambos eran más que normales y con los cuales se reían, compartían o simplemente la pasaban bien. Nathaniel recordaba todos y cada uno de ellos y por eso no pudo evitar sentirse culpable nuevamente de que ella estuviera así y él no hubiese hecho nada por detener su pena. Callie no cocinaba mal, solo le faltaba práctica, sus cosquillas eran más que adorables, él había sugerido la idea del soccer porque sabía que heriría su ego si exponía lo contrario, lo demás eran temas que él siempre hablaba con ella y de lo que nunca se cansaba.

Nate pone su mano en la muñeca de Callie apartando las uñas de la boca de la chica. —Y recordarte que no te comas las uñas o te tragaras todas las bacterias que hay en el cesped cuando entrenas—. Sonríe de lado y chasquea la lengua. —Vale, me has dado mucha información pero creo que solo me he quedado con algo—. Y sin que alguien pudiese evitarlo o sin poder predecirlo, Nate prácticamente se lanzó sobre Callie y empezó a mover sus dedos en su abdomen, justo donde sabía que era su punto debil. —Las ventajas de... darme la ventaja—. Logra decir entre risas mientras sigue y casi que se posiciona sobre la chica para poder dominarla y evitar los golpes de las primeras veces.

Publicado por J. Nate Seeber Dom Nov 08, 2015 7:32 pm

Con sus ojos cerrados, recuerda otro momento similar a ese, pero ambos eran mas pequeños, casi tenían la misma altura, pero aún así se notaba que Nate era el mas grande. Ambos habían tenido pesadillas, y estaban sentados en la cama al lado del otro con la espalda apoyada en la pared, sus manos estaban tomadas y sobre el hombro del joven descansaba la cabeza de ella. Nate había repetido esas mismas palabras, cuando ella pregunto si no deberían buscar ayuda. Era otro tema, uno que ellos dos entendían porque eran las personas con las que mas se abrían, con quien mas lograban sentir que avanzaban en los miedos que tenían. Luego se habían puesto a hablar sobre las aventuras que podían tomar, llamar a Cass, subirse a un auto, tomar un mapa y viajar a cualquier lugar, con la esperanza de vivir la vida de la manera que mas los hacía feliz, sentir el viento en la cara, la adrenalina que aceleraba el corazón. No fueron mas que eso, no fueron mas que palabras que se las llevo el otoño, pero al escucharlas, de aquella manera tan similar, por la cabeza de ella paso la idea de robar uno de los autos de los profesores, avisarle a Cass e irse tan lejos como fueran capaces, comenzar una vida ellos solos, nada podía ir mal si estaban juntos. Aún ante tales pensamientos no abrió los ojos, ni los comentó en voz alta.

Agradece que su propuesta sea bien recibida, se queda en silencio y pone cara impávida, demostrando lo poco que le gustaban aquellos comentarios. —Mis manos están limpias y para algo mantengo mis uñas lo mas cortas posibles— Comenta tratando de contener las ganas de volver a morder sus uñas. Callie había tomado ese habito desde que era pequeña, había probado con ponerle limón y varias cosas caseras, pero era una costumbre que no se iba, su última solución fue tener las uñas cortas, y por su propia seguridad se las lavaba muy bien. Su expresión cambia, dejando pasar el tema, porque era mas importante que su amigo sonriera para que ella también lo hiciera, y lentamente se une a la sonrisa, solo que no termina por mostrar los dientes, pues se queda allí, alzando una ceja, pensando en que se abría quedado su amigo, y para cuando se le ocurre una idea ya lo tiene arriba suyo haciéndole cosquillas.

La risa de Callie resuena en la habitación sin medir el volumen, sus ojos se achinan mientras trata de liberarse de la presión que su amigo hacía, dando golpes en sus brazos para que se detuviera. Su cuerpo se movía de forme uniforme, como si no tuviera control sobre él, porque era la realidad, no tenía control sobre su cuerpo ni sobre su risa que no podía detenerse. Quería insultarlo, pero la risa apenas la dejaba respirar, y solo podía hacerlo en su mente, porque el chico de todas las cosas que había escuchado se había quedado con aquella. Aprovecha sus habilidades de Lacrosse, y su fuerza para lograr agarrar los antebrazos de Nate, y sabiendo que eso no lo pasaría, reacciona en defensa propia, y tanto como la risa y las cosquillas se lo permitía. Pone su cuerpo firme sobre las mantas mientras presiona las rodillas sobre las caderas de su atacante, lo voltea de un movimiento quedando sentada sobre su abdomen y así deteniendo las cosquillas. Lleva los brazos sobre la cabeza del mayor y se acerca un poco a él con lágrimas en sus ojos de tanto reír y la respiración agitada. —Te odio, James—

Publicado por Calliope C. Rohmer Dom Nov 08, 2015 11:48 pm

Luego de la tormenta, de aquella historia que despertó dudas y cierto temor en Nate, la risa de Callie se convirtió en la música que él tanto necesitaba escuchar. Tenía tiempo sin verla reír de esa forma. No se trataba de la risa casual de la chica, tampoco de la sonrisa orgullosa, menos de la tierna, eran carcajadas únicas y llenas de vida que resonaban en los rincones de la habitación, las mismas risas que él le saco cuando eran pequeños y que demostraban que aún quedaba alegría y pureza dentro de aquella chica que parecía ser tan complicada y cuya mirada tenía más años de los que aparentaba. Nate estaba casi encima de Callie mientras movía sus dedos tocando la piel del abdomen de la chica que, recordaba, era la parte más sensible. Él tampoco podía aguantar la risa así que le hacía compañía a la castaña haciendo un gran escándalo en general que solo esperaba que no escuchado por las adyacencias de la escuela.

Nathaniel ríe más cuando se da cuenta de que Callie intenta insultarlo o defenderse y no puede. La práctica lo había ayudado a mejorar para que la muchacha no lo venciera a la primera. Estaba dedicado en su tarea, la piel de Calliope estaba completamente ruborizada y él solo podía seguir intentando borrar con el paso de los segundos todos los tormentos que pasaban por la mente de su amiga. Sin embargo ella se tensa, en cuestión de segundos Nate no puede evitarlo y ella termina encima suyo, vale, Callie también había mejorado.

Nate estaba semi acostado en su cama, solo se salvaba por el apoyo que le prestaban sus codos sobre la superficie. Alza la mirada y ve a Callie encima de él, estaba hermosa, radiante, nada que ver con la chica que había entrado esa noche llena de dudas y tanteando por ayuda. El moreno se toma unos segundos para verla, no la recordaba así, generalmente solo podía ver a una niña orgullosa tras esos orbes oscuros, pero ahora era distinto. Nate siente un cosquilleo en su pecho y en la parte baja de su vientre cuando se percata de la posición en la que están. No podía negarlo, estaba un poco incómodo pero no era una incomodidad para mal, al contrario.

Nate se levanta un poco, aún tiene una sonrisa en sus labios, queda casi sentado y pone su mano alrededor de la cintura de Callie para no botarla al suelo con su movimiento ya que ella estaba más cerca del borde de la cama. Se le queda viendo por segundos, segundos que parecen horas y que generan un calor en sus mejillas. Nate aparta unas ondas castañas del cabello de Callie y las pone tras su oreja, sin darse cuenta muerde la cara interna de su labio, su rostro estaba cerca, muy cerca del de la muchacha, podía percibir su dulce aroma y eso si le gustaba recordarlo. Nate se acerca un poco más, estaba jugando con fuego pero la adrenalina se lo carcomía poco a poco, cuando está cerca de los labios de Callie susurra. —Di eso hasta que te lo creas—. Y planta un beso en el mentón de la chica.

Con un giro rápido y antes aferrando las piernas de Callie en torno a su cintura y la mano de Nate rodeando la de ella, el chico se gira hasta dejarla sobre la cama y él apartarse, no podía seguir jugando así con fuego, sentía pequeñas chispas en su interior y eso lo conducía de nuevo a la curiosidad, una diferente a la anterior. Nate se acerca a su armario abierto, ahí había un vaso de agua, aún de espaldas a Callie aprovecha de tomarse un medicamento —La migraña acabará por matarme—. Dice como si nada pero el asunto es que ese medicamento no era para la migraña. Finalmente toma un paquete y se sienta a un lado de Callie. —Trufas, las pesque en la cocina. Siempre te dije que ayudaban a comenzar bien el día así no durmieras—. Y tiende la bolsita luego de tomar uno de los dulces.

Publicado por J. Nate Seeber Lun Nov 09, 2015 9:21 pm

Se sentía como una niña, una niña que podía reír porque todo estaba bien y todo iba a estar bien. Era libre de las presiones de la realidad, y de las vueltas que se le ocurría dar. Reía libre, sin vergüenza, sintiendo el calor en su cara que le indicaba que debía estar roja hasta las orejas. No recordaba la última vez que había reído tanto, las veces que alguien intentaba hacerle cosquillas ella simplemente le golpeaba la mano cuando estaba muy cerca, y la idea parecía desvanecerse de la mente de la otra persona. Nate la había tomado por sorpresa, y lo agradecía, porque en ese momento no existía la niña de cabellos rojizos, Gunnhild, Motka o Erizalde, solo estaban ellos dos, riendo como cuando eran pequeños, cuando las cosas eran mas tranquilas.

Se ríe ante la reacción del chico cuando lo da vuelta y lo libera para poder apoyar sus puños en la cama y no caer sobre el castaño. Nate se levanta, posando su mano sobre su cuerpo para evitar que caíga, la joven solo lo toma de un hombro. Reía internamente por su reacción, hasta que acomoda sus cabellos, y sus pensamientos cambian de golpe, dando un giro de ciento ochenta grados. Su corazón se acelera sin razón y solo puede mirar a Nate, solo puede mirar sus ojos marrones, como estos no la quitaban de vista. Traga saliva, de manera inconsciente. Hacía varias noches se había jactado de que Cass no se había dado cuenta de que Brennan estaba enamorado de ella, cuando para Callie era demasiado obvio, y ahora se encontraba tan cerca de su amigo que creía que era capaz de hacer de su respiración la propia.

¿Iba a besarla? Eso parecía. ¿Qué era eso molesto que se removía en su panza? No tenía idea, pero dudaba que fueran mariposas, de existir ella ya los hubiera envenenado con su sarcasmo y cinismo. Por una fracción de segundo muerde su labio inferior, pero luego lo vuelve a dejar libre. Sentía que su corazón se iba a detener en cualquier momento, entonces Nate se aparta, pero Callie no suelta el aire hasta que queda sola en la cama, con mas dudas de las que había tenido cuando había entrado en la habitación. ¿Qué había pasado? ¿Por qué estaba tan tensa? Incluso se preguntaba porqué Nate no la había besado habiendo estado tan cerca de sus labios. Quiso pensar que solo había sido el momento, la cercanía momentánea o el calor que recorría por su cuerpo, y cuando sus músculos se relajaron, y su respiración volvió a ser normal, como los latidos de su corazón, sintió una decepción en su interior, que supo entender menos que todo lo ocurrido anteriormente.

No era la primera vez que lo había sentido, solo que nunca de manera tan fuerte, nunca de manera tan intensa. Lo había sentido antes de que tomaran distancia, cuando se despertaba en sus brazos en el medio de la noche, o cuando la cercanía era demasiada. Creía que el tiempo habría eliminado aquella sensaciones fugaces, pero estaba claro que solo se habían intensificado.

Cruzada de piernas sobre la cama, mordiendo una de sus uñas, alza la mirada a su amigo y el comentario de las migrañas, cuando toma unas pastillas. —Quizá deberías probar tomando mas líquido, cenas conmigo, ¿Recuerdas?, no tomas nada de líquido, son dos litros por día— Comenta, encogiéndose de hombros, mostrándose con normalidad, baja su mano cuando se da cuenta de que solo se mordía las uñas cuando estaba nerviosa, y se limpia en la camiseta. —Tu si que eres todo un ladrón— Se burla tomando una y mastica rápido, la comida de la cocina era deliciosa, mucho mas de lo que se podía llegar a esperar de un lugar como ese. —¿Recuerdas cuando tratamos de hacer galletas ese día que no podíamos dormir porque nos habíamos saltado la cena?— Pregunta cambiando de tema, necesitaba, para ella, pensar en otra cosa, antes de formular cualquier pregunta que pasara por su mente que volvería incómoda la situación entre ambos, y que ya la ponían incómoda de solo pensarlo.

Publicado por Calliope C. Rohmer Lun Nov 09, 2015 11:58 pm

Aire, aire era lo que necesitaba. Cuando estuvo frente a Callie, tan cerca, de una manera tan profunda, Nate lo primero que pensó que necesitaba era aire. Aire para aclarar, para pensar, para que su cerebro no estuviera tan presionado como en aquel momento. Estando frente a la castaña no podía analizar con claridad y eso solo lo llenaba de dudas, de muchas preguntas que no podía responder porque estaba perdido en Calliope y en su deliciosa aroma dulce. Solo sabía una cosa, solo estaba seguro de un detalle y era que si seguía frente a aquella chica de esa manera no sabría cómo podría reaccionar. Era estúpido, bueno, se sentía exactamente como un estúpido y no podía evitarlo.

Cuando la dejó sobre la cama tuvo el impulso de volver, de regresar y volver a sentirla a poca distancia pero por otro lado sabía que no podía y la sensación de poder respirar libremente lo convenció de todo aquello. Necesitaba una dosis, una pequeña dosis para tranquilizarse. No le pasaba nada relevante pero temía perder el control, a la vez sabía que no lo haría pero ¿qué más daba? era una sola, no volvería a caer por unos pocos segundos. No quería que su amiga se diera cuenta así que decidió utilizar las trufas como una mera excusa —Un detalle, solo debes tomar grandes cantidades si lo quemas con ejercicio, sino solo sentirás pesadez, mucha pesadez. Hay que ser comedido con todo, Rohmer, creí que la casi capitana del Lacrosse sabía eso—. Le guiña un ojo con complicidad al acercarse a la cama, sabía que ganaría el puesto, siempre que podía la veía jugar además de que era su amiga, la conocía como nadie. Al final tuvo suerte y pudo volver a compartir con Callie como antes.

Nate se sienta a su lado dejando las piernas fuera de la cama, toma una trufa, estaban muy buenas, él no podía quejarse de las cocinas del internado, hacían su trabajo muy bien. Ríe dejando el dulce casi que por la mitad —Ya sabes, con los años se aprenden nuevas cosas—. El moreno se encoge de hombros. —Claro que si, al final no quedaron perfectas, pero me gustaron... si no hubieras estado tu seguramente hubiese hecho bolas de masa salada—. Si ella no hubiera estado al momento habría sido una terrible idea.

Nathaniel piensa bien antes de hablar, en verdad había sido una idea que cruzó su mente por un instante, no estaba seguro pero quizás fuese una buena opción, después de todo Callie lo había dejado picado con el tema. Gira y mira a su amiga —Call...¿has pensado indagar acerca del tema?, lo del bosque. Digo, investigar sin que nadie lo sepa.

Publicado por J. Nate Seeber Mar Nov 10, 2015 8:26 pm

Se sintió sola, confundida en el tiempo que quedo sola en la cama. Se preguntaba tantas cosas que no tenía idea de como responder. Se preguntaba porqué Nate parecía haber estado a punto de intentar besarla, porqué casi lo intenta, porqué se había alejado, porqué la había dejado allí, y nada de eso tenía sentido. Pensó en irse, solo era cuestión de ponerse de pie y salir tan de prisa como había entrado, alejarse, poner su mente en claro, pensar bien lo que había pasado, pero no hizo anda, solo se quedo allí lo que parecieron horas.

Mostró una sonrisa traviesa, actuando con toda la normalidad que le era posible. —¿Me hablarás a mi de que tengo que ser cuidadosa?— Pregunta incrédula ante esa pregunta, tomando una nueva trufa y comiéndosela entera y de una. —Y elimina el casi, ya lo aseguraron, pronto lo harán oficial, por lo tanto, deberías tener más cuidado con lo que dices frente a La Capitana de Lacrosse— Advierte con el orgullo pasmado en su voz. Opta por concentrarse en eso, revive en su mente aquel comentario que la directora le había dicho, como una garantía de que así sería, un mérito por el esfuerzo, así había dicho, y el corazón de Callie casi estalla de la felicidad, era tonto pensar que había estado tan cerca de alguien que podía ser la causante de una muerte, y aún así no se había dado cuenta.

Su mente viaja a ese día, no habían podido comer porque Callie se había encaprichado en que le saldría anotar un gol en lacrosse. Recién se había pasado y aprendía el deporte lentamente. Se había aprendido todas las reglas, pero le costaba asimilarlas, hasta el uniforme era diferente y eso la cansaba, tener un palo que ayudara tampoco era muy común. La pelota no podía tocar los pies y eso la volvía loca. Se había quedado entrenando, y Nate la había ido a buscar cuando la noche cayó, termino a su lado observando como aún entrenaba, ayudando en lo que podía, hasta que la joven estuvo satisfecha, para esas horas, la cena había terminado, y muchos estaban viendo la película del viernes por la noche. Creyeron que sobrevivirían sin cena, pero a las dos de la mañana sus panzas hacían un ruido extravagante. Bajaron a cocinar y la aventura empezó.

—Me agrada que cambies la historia. De los dos tu eres él que sabe cocinar, yo soy la que mete la pata. Lo que creo que paso es que teníamos tanta hambre que no nos importo que estábamos comiendo en realidad— Pregunta agachando la mirada, aún con mil preguntas en su mente, estado que la ponía de mal humor, y eso se vio reflejado ante la reacción que mostró cuando Nate volvió a sacar el tema a colación. Inclino su cuello a un lado, soltando un gruñido bajo y frunció su labio superior de modo que dejo a la vista la primera linea de dientes. Se puso de pie de manera inmediata, dejando la trufa que acababa de agarrar de nuevo en la caja, dado que solo la había tocado y no había llegado a sus labios ni de cerca. —Te dije que no quería hablar del tema Nate, no quiero hacerlo, mi pregunta explotará si sigo agregando preguntas que no puedo responder. Necesito... necesito tiempo para poder procesar todo y resolver algunas cosas antes de... antes de seguir pensando y sumando preguntas, no puedo con tanto, no se porque sacas de nuevo el tema— Estaba molesta, se notaba en el timbre de su voz, en la forma en la que movía sus brazos a medida que hablaba o como sus pies se movían por la sala. No estaba molesta, estaba irritada e irritable, no le gustaba tomarlas con Nate, pero este había comenzado.

Publicado por Calliope C. Rohmer Vie Nov 13, 2015 12:10 am

Nathaniel nunca había dudado de Callie, de hecho sabía que la chica no mentía cuando decía las cosas y menos le gustaba hablar si no tenía un fundamento que respaldara todas y cada una de sus oraciones. El chico no puede evitar abrir los ojos sorprendido, si su amiga decía todo aquello era porque de verdad estaba convencida de que sería capitana, y no solo eso, alguien le había dicho que así sería para que pudiese tener tanta seguridad. Le sorprendía recibir la noticia pero no la noticia como tal. Nate se vio afectado cuando Callie dejó el soccer, era buena y era su amiga, ellos dos eran la dupla perfecta y nadie podía negar eso. Sin embargo los días después a la partida de la castaña el muchacho empeoró un poco, no podía concentrarse, demoró en regresar a la normalidad pero lo hizo. —No me sorprende, Rohmer, sabía que lo harías—. Afirma con una sonrisa mientras la ve comiendo otro poco de su trufa. —Aunque cuando sea completamente oficial quiero celebrarlo.

Nate asiente completamente de acuerdo con la historia. —Si, eso fue lo que pasó, estoy seguro—. Vale, él sabía cocinar, no lo negaba, pero ese era uno de sus días malos y no tenía ánimos de preparar algo medianamente decente, entre Callie y él lograron hacer algo bueno o por lo menos algo que saciara su hambre lo suficiente sin que murieran en el intento.

La reacción de la chica no se hizo esperar y si, Nate quedó sorprendido por ello. No pensaba que el tema pusiera a Calliope tan de malas o lo que lo llevaba a preguntarse si el impacto había sido tan grave o si la chica había visto algo más. La ve moverse por la habitación como una fiera enjaulada, él no quería llegar a ese punto pero su amiga parecía realmente frustrada por lo que él había dicho. Nate se mantiene en la cama y la escucha, había sido un idiota por tocar el tema pero no podía evitarlo, quería saber, todo lo que le dijo Callie era muy alarmante incluso a la primera impresión.

Nathaniel vacila un poco pero se levanta y camina hacia la chica, justo cuando iba a dar la vuelta él toma su brazo y la arrastra hacia él obligándola a mirarlo solo que esta vez toma la precaución de agarrarla por ambos brazos para que no se vaya. —Call, detente—. Después de todo uno nunca sabía que podía hacer o decir cuando se estaba molesto. —Solo estaba asomando la posibilidad de investigar, juntos, tu y yo—. Aclara hablando lento mientras la ve a los ojos. —Todo lo que me contaste parece sacado de un cuento de terror pero si fue tan claro como tú lo viviste eso nos deja muchas preguntas y no se tu pero este es mi hogar ahora y no me gustaría vivir sobre una carnicería—. Había sido muy extremista ese comentario pero era verdad. —Jamás te mandaría sola a ningún lugar aunque te quejes. Lo único que quiero es que investiguemos, los dos, si quieres que Brennan o tus amigos no ayuden eso no está mal pero solo quiero estar contigo y llegar al fondo de esto, esta es nuestra casa, Callie—. Con la yema de su dedo pulgar acaricia los brazos de la muchacha. —No debes enojarte, por favor—. Sonríe un poco de lado sellando sus palabras mientras poco a poco estira a la muchacha hacia él como si quisiera abrazarla al final.

Publicado por J. Nate Seeber Dom Nov 15, 2015 9:07 am

No era lo mismo, ella podía notarlo, la sonrisa que mostraba en sus labios, las arrugas que se formaban al final de sus ojos por sonreír, los pliegues en su piel entorno a la comisura de sus labios, no era lo mismo, ella lo sentía. Los dos habían estado cerca en el pasado, tan cerca que la distancia que hace un momento tuvieron era larga, pero nunca habían estado cerca de algo más que la amistad que tenían. Callie quería la amistad, era lo mejor, pero las dudas en su mente, aquel momento en que Nate optó por retirarse parecían contradecir sus pensamientos. Se sentía falsa al sonreír, al simular que todo estaba bien, por mas que ya lo había hecho antes, y demasiadas veces, fingir que todo estaba bien era su única excepción cuando de mentiras se trataba, quería mantenerlas todas al margen, pero ahora no podía ver aquellos ojos marrones sin pensar en su respiración sobre su piel. Quizá debió decir algo como: Por supuesto que se celebrara, le pediré a la cocinera que haga un pastel de chocolate para nosotros, aunque sea con un hilo de voz, pero no lo hizo.

Las anécdotas habían pasado, al igual que las risas, ya no comentaban que cocinando mancharon con harina la cara del otro, al igual que el pelo, divertidos como nunca, pero se detuvieron para recordar que no tenían que estar ahí, y mientras las galletas se cocinaban en el horno, tuvieron que limpiar toda la cocina para que quedara totalmente impecable. Tampoco recordaban sus caras cuando mordieron aquella mezcla, por mas que Callie recordaba la expresión de Nate, le había dado tanta risa que se le había ido aquella sensación al probar aquel extraño sabor. Nada de eso pasaba, porque no era ese momento entre ellos, era el momento donde todo el nerviosismo que la joven tenía, aquella sensaciones que estaba tratando de encerrar dentro de si, se escapaban como si tratara de atrapar una luz con sus manos.

Callie solo tomaba una precaución mientras caminaba, no mirarlo, porque sentía que si lo miraba lo atacaría con preguntas sobre otro tema que no tenía nada que ver con la muerte. Su mente estaba llena de signos de interrogación que quería borrar, quería que desaparecieran para siempre. Su brazo queda atrapado y cuando levanta la vista allí están los ojos de Nate. ¿Porqué? ¿Porqué nos separamos? ¿Qué paso hace un momento? ¿Ibas a besarme? ¿Porqué no lo hiciste? ¿Qué esta pasando?. Pregunta tras pregusta se formulo en su mente, esperando abrir la boca para soltar una por una, pero en cambio espero a que el chico terminara de hablar y de un manotazo busco librarse del agarre. En ese momento hasta la mas mínima caricia le parecía excesiva, incluso aquella sonrisa en sus labios parecía estar fuera de lugar.

—Investigaremos— Susurra, tan bajo que tiene que repetirlo otra vez para poder escuchar su propia voz. —Quedé con Isak que nos juntaríamos, queremos probar el número de teléfono, uno de los que tenemos al menos, llamar para ver si logramos sacar algo— Explica, porque posiblemente hubiera olvidado mencionar aquella reunión. —Le pregunté si podías venir, me dijo que si, pero antes tenía que contarte— Se giro para tomar el libro entre sus manos y apretarlo contra su pecho. —Iré a despertar a Cass, ya es hora de desayunar— Aclaro antes de ir hacia la puerta, necesitada de aire para poder pensar que estaba pasando con ella, tiempo para fingir que nada pasaba. Se volteo en el umbral. —Este también es mi hogar, Nate, no creas que quiero quedarme de brazos cruzados, pero... necesito tiempo para pensar— Posiblemente cuando se volvieran a ver, ya todo habría pasado y serían de nuevo los mejores amigos, pero en ese momento Callie necesitaba tomar distancia.

Publicado por Calliope C. Rohmer Miér Nov 18, 2015 12:29 am

No entendía porque cuando uno era niño deseaba crecer con tantas fuerzas. Nathaniel siempre quiso crecer y ser mayor de lo que era porque pensaba que podría hacer todo lo que quisiera sin pedirle permiso a su padre, ahora se daba cuan equivocado estaba ya que todo era más sencillo cuando era un simple infante y no tenía que preocuparse por cosas serias, su única preocupación era para ese entonces tener todos los videojuegos que estaban de moda. Lo mismo le pasaba con Callie. Cuando ambos eran pequeños todo parecía ser muy sencillo, eran amigos, se contaban todo, compartían, se divertían sin un fin aparente. Conforme fueron creciendo las cosas fueron evolucionando la par con lo que ellos eran hasta que se convirtieron en adolescentes y cada contacto fue más complejo que el anterior, o así lo sentía el chico.

Abrazar a Callie no era lo mismo que cuando eran niños, dormir junto a ella tampoco. Nate estaba creciendo, no solo en físico, también en emociones y cada paso que daba junto a la castaña lo llenaba de dudas, dudas que él no quería responder pero cuya respuesta estaba completamente clara. Por más que ambos trataban de llevar las cosas con la mayor normalidad posible era muy difícil. Nate podía ser él mismo con Cassie, era como su hermanita, pero esa misma hermandad que alguna vez experimentó con Calliope ya se había ido.

Tenerla cerca era especial pero a la vez una tortura. Nate buscaba abrazarla como siempre pero cada vez que se topaba con aquel olor dulce sentía que iba a perder la razón por completo. El chico trata de aliviar las cosas pero Callie se suelta con habilidad y él no quiere molestarla así que la deja ir. Asiente aún confundido y se muestra de acuerdo con el plan, ahora más que nunca quería participar, era algo que ya iba sobre él.

Cuando la ve tomar su libro, Nate se adelanta —Call...—. Pero su voz se pierde en un susurro ya que sabe que ella necesita irse, quizás lo mejor para ambos fuera respirar, respirar después de todo lo que había pasado. Nate la sigue a cierta distancia y se queda de pie cuando ella se voltea en su puerta, asiente, él no ponía en duda que la chica también quería investigar por esa misma razón, porque ese era su hogar. —Nunca he dudado de eso, Callie—. Y se despide, aunque se queda con la mano alzada cuando la chica se va.

La habitación se siente sola, Nate tiene que respirar para digerir todo lo que había pasado en un instante; la visita de Call, su noticia, ese pequeño contacto. El joven rasca su nuca y se tira en la cama de nuevo esperando a que sea la hora de arreglarse, aún podía sentir el aroma de la chica en sus sábanas, tal cual como había pasado tiempo atrás.

Publicado por J. Nate Seeber Miér Nov 18, 2015 10:22 am

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