While the fall drops

Viernes 25 de Octubre, 17:30h.

La morena estaba realmente molesta, no podía creer que estaba en esa situación, solo a ella le sucedía eso, tenía la peor suerte del mundo. Bufó por lo bajo recogiendo las hojas amarillentas debajo de un enorme árbol. ¿Qué hacia la morena limpiando en el jardín cuando ese era trabajo del servicio del internado?, pues la habían castigado y por lo tanto le habían asignado pasar su único rato libre del viernes antes del toque de queda a ayudar con la limpieza. Al estar terminando el otoño las hojas comenzaban a caerse de los árboles y debían ser limpiadas, y el encargado de las mismas le había dado un área del jardín a ella solita junto a una bolsa de basura, un rastrillo y un ‘suerte’. Rodo los ojos siguiendo con lo suyo, ni siquiera tenía culpa de estar castigada, bufó de nuevo recordando cómo había terminado allí.

Estaban en clase de geografía, era una materia relativamente fácil para la morena por lo que siempre estaba atenta y relajada en la misma, pero ese día tenía un señor dolor de cabeza por no haber podido dormir bien a causa de las pesadillas y ya que no había querido molestar a su hermana, había terminado dando vueltas en la cama, por lo que a duras penas atendía a la clase mientras copiaba a la pizarra. Detrás de ella estaba Call y justo al lado de ella, en la otra fila estaba Gru, y como solía hacer en dichas clases, comenzó a aburrirse y buscó a quien fastidiar, la víctima: mi hermana, la más cercana y fastidiable para el moreno. Cuando Cassie quiso darse cuenta ambos chicos peleaban en murmullos demasiado fuertes para su dolor de cabeza y ella estalló gritándoles que se callaran. Logró su objetivo, pero al profesor no le gustó para nada que lo interrumpiera groseramente, no la dejó decir nada en su defensa y la mandó a la dirección. Aunque si lo pensaba mejor, de haberle dejado hablar, le hubiera dicho un par de cosas que hubiera empeorado la situación.

Publicado por Invitado Sáb Nov 07, 2015 12:54 am

Los viernes me gustaban tanto como a cualquier chico de mi edad (sí, tampoco soy tan raro). No es que me pasase el tiempo rezando a “San Fin de Semana” como muchos de mis compañeros, no te confundas. Antes hubiese jugado a la ruleta rusa sin ser obligado por nadie, pero es cierto que apreciaba tener tiempo para mí; para mis libros, para mi guitarra, para los apuntes de mi escritorio y, cómo no, para fumar como un loco en los rincones más ocultos del internado.

Como cualquier desocupado que ha terminado sus tareas, esa tarde estaba descansando en los jardines. Después de las tres horas que me habían hecho correr sin parar por culpa de un imbécil con afán de protagonismo me sentía completamente extenuado. Las últimas fuerzas que me quedaban en el cuerpo las invertí en encaramarme a una de las ramas más bajas de un árbol del jardín, por el que trepé hasta quedar sentado. Apenas necesité un par de saltos para encontrar una rama estable que convertir en mi asiento. Estaba en buena forma a pesar de ser un “ratón de biblioteca” (gracias, entrenador). Con la espalda apoyada contra el tronco del árbol rebusqué en el bolsillo de mis pantalones deportivos hasta que di con lo que tanto ansiaba: mi paquete de tabaco y el mechero que siempre lo acompañaba. Al abrirlo un panorama desolador me devolvió la mirada: sólo me quedaban dos cigarrillos. Chasqueé la lengua, molesto, y extraje uno. Tenía que buscar pronto la forma de conseguirme más existencias de nicotina si no quería quedarme calvo por culpa del mono.
La otra opción que se me ocurría era matar alumnos de primero y diseccionarlos para bajar mis niveles de estrés.

Un ruido rompió el silencio que me rodeaba, consiguiendo que diese un salto que casi me hizo resbalar de la rama. Aunque había comprobado que los jardines estaban libres de presencia adulta nunca conseguía estar tranquilo mientras me saltaba las normas; la única norma que rompía a conciencia. Al bajar la mirada al suelo, sin embargo, mis nervios se esfumaron. No era un jardinero o un profesor con complejo de Atila el que molestó mi tranquilidad, sino una chica que rastrillaba las hojas caídas. Mi primer impulso fue el de soltar un bufido, pero decidí tragármelo junto a una buena calada de humo. Si la enfadaba a destiempo podría llamar a un adulto y entonces, sí, estaría en problemas.

—¿Os mandan a los enanos a recoger las hojas como parte de alguna materia o es que estás aprendiendo el oficio de jardinero por afición? —pregunté con tono bajo, con la misma tranquilidad con la que fui expulsando el humo. Lo lógico hubiera sido no hablarle para llamar su atención, pero si estaba trabajando entre los árboles no tardaría en verme. Mejor romper el hielo primero y causar buena impresión, ¿no?

Claro, Jack. Una buenísima impresión. Pero entiéndeme, estaba molesto. ¿Cómo iba a fingir simpatía?

Publicado por Jack A. Hudson Lun Nov 09, 2015 10:30 pm

¿No podían haberle elegido un castigo menos tedioso?, que le hubieran dicho que debía reorganizar toda una sección de la polvorienta biblioteca le hubiera parecido mejor, ya lo había hecho y se había encontrado con muchos libros y cosas interesantes mientras lo hacía, pero no, tenía que estarse congelando allí afuera, Gru y Callie le debían una grande, o mejor dicho una enorme barra de chocolate, de algún lado se la tendrían que conseguir para que no los mirara mal por el resto de la semana. Suspiró mirando el enorme rastrillo en sus manos, sintiendo que era más grande que ella, y sabiendo que se veía torpe con el en las manos, estaba por comenzar a agarrar las hojas con las manos, aunque durara el doble del tiempo pues sentía que no estaba avanzando nada.

Al escuchar la voz masculina dio un brinco sobresaltada para luego buscar de donde venía, mirando a su alrededor para luego encontrar un chico encima del árbol que estaba justo encima de su cabeza, ¿Qué hacía allí montado? — Me han castigado, ¿Nunca ha caído en manos de la direc?, su castigo favorito es mandarnos a limpiar con los del personal del internado — Respondió dejando su labor de lado, de igual manera estaba haciendo más desastre que limpieza. Miró mejor al chico, aunque no pudiera estar del todo segura por las pocas hojas y ramas del árbol, no se veía tan mayor, aunque claro ella se veía enana al lado de cualquier chico mayor a quince.

Publicado por Invitado Dom Nov 15, 2015 12:35 am

Amagué una sonrisa cuando la muchacha se sobresaltó. Seguramente no había notado que estaba siendo observada desde las alturas. Por un momento casi me creí un semidios de esos que se supone que te controlan desde su trono de nubes mientras bebe néctar aunque, en mi caso, yo no disponía de nada más que cigarros. Y muy pocos, de hecho.

—Sí, alguna vez que otra me han castigado. He recogido las toallas sucias de los vestuarios, ayudado a cambiar las sábanas de la enfermería y limpiado el polvo de los cuadros del segundo piso. Rastrillar las hojas no es nada comparado con tener que coger las toallas húmedas que dejan los chicos del último curso. Al menos, no vas a terminar oliendo a sudor ajeno, sino a tierra. —decidí responder con tranquilidad y de una forma totalmente sincera. Hablar de castigos no me parecía que sobrepasase ninguna de las finas líneas que trazaba en mi camino y que me encargaba de no cruzar para no abrirme de más.

La muchacha dejó de rastrillar las hojas y se me quedó mirando, igual que yo hacía con ella. El cruce de miradas, que normalmente no me incomodaba, me chocó un poco. No me sentía bien cuando sabía que estaba siendo observado mientras me saltaba las normas. Despegué la espalda del árbol y me senté en el borde de la rama, dejando que mis piernas colgasen. Di una nueva calada del cigarro y, tras expulsar el humo con la misma lentitud, alargué la mano hasta que logré arrancar una de las hojas secas. Con cuidado la presioné con la punta incandescente, regodeándome en la fina forma circular que se formó en ella. Me gustaba la manera que el fuego tenía de acabar con todo lo que se encontraba en su camino.
La apagué con un soplido y, por mero placer de incordiar, la dejé caer al suelo.

—Bueno, pues sigue trabajando, ¿no? Ahí te has dejado una hoja. Y ahí. Mira, mira cuántas hojas no has rastrillado. —continué arrancando hojas de la rama y dejándolas caer junto a la chica, consiguiendo que alguna incluso le cayese en la cabeza. Si ya tenía que limpiar poco le importaría hacerlo con más, ¿no?
Así me sentiría más contento: no hay nada mejor que molestar para acabar con la molestia que uno siente.

Publicado por Jack A. Hudson Lun Nov 16, 2015 7:06 pm

Hizo una mueca de desagrado al escucharlo hablar de las asquerosas toallas de los vestuarios, ella también había terminado castigada un par de veces, cuando se aburría tendía a terminar haciendo bromas inocentes que claro no les gustaban a los profesores, tampoco podía dejar de responder si alguno de ellos le hablaba de manera que a ella la parecía engreída, pero no había tenido el desagradable honor de limpiar los vestuarios, de igual manera, lo más probable es que el de las mujeres no fuera tan horrendo como el de los chicos.

La morena lo miró mientras botaba el humo del cigarro, a ella poco le interesaba lo que hacía el resto, por lo que no iría corriendo a decirle a nadie que había conseguido a un mayor rompiendo las normas, mucho menos estando ella en pleno castigo, solo agradecía que el olor del vicio que sostenía el chico no le llegara hasta donde estaba ella, lo detestaba. Lo vio apagarlo y dejarlo caer, solo pudo bufar, se quitó las pocas hojas que le cayeron encima y se cruzó de brazos de manera casual — Pues fíjate que ahora no me apetece limpiar esta zona — Se encogió de hombros mirándolo bien, ya se le ocurriría excusa por no terminar esa zona — Yo te conozco — Musitó, por eso llevaba viéndolo tanto rato, no era muy buena con las caras y menos con los nombres que veía poco, pero ese chico no era difícil de reconocer con ese cabello — ¿Hudson?, vas al club de música — No estaba segura del apellido pero sí de donde lo había visto, no lo recordaba de ningún equipo deportivo y no compartían año.

Publicado por Invitado Miér Dic 02, 2015 1:57 am

Continué arrojando cuanta hoja lograba arrancar desde mi posición. La chica, quien se mostraba muy dispuesta a no dejarme ganar la partida, cesó su rastrilleo como consecuencia de mi acción molesta. No obstante, paré varios minutos después, cuando una de las hojas dejó una sustancia pegajosa en mi mano después de arrancarla. La tiré con especial asco y traté de limpiarme la porquería con la tela de mi pantalón, pero no conseguí más que dejar la caca de pájaro ahí. Genial, más suciedad encima del pulgoso del colegio.

—¿No te apetece? Pues peor para ti. Si aparece el jardinero y te ve vagueando, seguro que te encasqueta otra tarde de castigo. Deberías espabilar y terminar cuanto antes la tarea. ¿No ves que eso es lo que quieren? Si mandan limpiar y arreglar el jardín a los jóvenes, los adultos se ahorran trabajar. Te están usando como mula de carga y ni te inmutas. —respondí una vez que volví a tener la mano “limpia”. Saqué de la pitillera un nuevo cigarrillo y, tras colocármelo en los labios, lo encendí. Luego decidí saltar de la rama para volver al suelo, temiendo toparme con otra mierda furtiva. Cassiopeia continuaba sin mover ni uno solo de sus músculos para finalizar su castigo cuando apoyé la espalda contra el tronco del árbol, decidido a apurar mi cigarro sin más interrupciones. —¿No resulta muy tedioso trabajar sin música? Ojalá permitieran que conserváramos los aparatos electrónicos al entrar aquí. Con buenas canciones de fondo seguro que los castigos pasaban a toda velocidad.

Mi pregunta, al menos a mis ojos, contaba con cierta lógica. ¿Que no tenía cabida en la conversación y no venía a cuento? Es posible, pero así soy yo: impulsivo, imprevisible y socialmente incorrecto.
Las tareas más aburridas pasan volando cuando cuentas con un entretenimiento como la música, materia que sabía que debía encantarle. Éramos compañeros en las clases de por la tarde. Jamás olvidaba una cara, a pesar de ser malísimo para los nombres.

—Sí, Hudson. Tú eres Cassi... Calli... Mierda, eres la chica que se pasea por ahí con otra que es su clon. Parece que os han montado en serie. —para variar estaba bromeando, aunque mi tono serio escondía esa impresión. El ser tan sumamente borde la mayor parte de las veces acababa metiéndome en problemas con mis compañeros. Si a Cass le molestaba que hablase de semejante forma de ella y de su hermana, probablemente acabaría con el rastrillo metido por... el ojo.
Amagué una sonrisa chulesca, digna de alguien que se está divirtiendo a costa de los demás, y di una nueva calada al cigarrillo antes de que el viento comenzara a esparcir sus cenizas.

Publicado por Jack A. Hudson Vie Dic 04, 2015 11:59 pm

Rueda los ojos ante su comentario, ella suponía que el castigo que les ponían era en parte para bajarle los humos a los niños de papi y mami que solían popular por el colegio, a aquellos otros que se creían dioses teniendo en mente por su etapa adolescente que podían hacer lo que querían y salir libres de todo castigo, no que ella fuera la persona más madura del planeta, pero por lo menos en esos casos tenia los pies sobre la tierra. Limpiar el internado solía ser más efectivo que sentarse a escribir planas las cuales solo te quitarían una tarde de tu vida sin servir de más nada. Igualmente, no pensaba discutir con el chico, ni admitirle que no limpiaría esa zona porque él estaba allí y le fastidiaba un poco que la viera limpiar mientras él la molestaba como un mosquito que no tuviera nada mejor que hacer. — El jardín es grande, fácilmente puedo inventarme cualquier excusa del porqué no terminé esta parte, o terminarlo luego — Se encogió de hombros para luego mirarlo bajarse del árbol, frunció inconscientemente la nariz cuando el rubio encendió otro cigarro, realmente no quería oler cigarro ese día, ni ningún día, pero no podía hacer nada para evitarlo.

Al escucharlo cambiar de tema repentinamente alzo una ceja, el chico era algo bipolar, pero tenía razón, más de una vez había querido tener un reproductor de música durante sus ratos libres, pocos eran los que habían sido inteligentes y tenían ese apartito en mano, el único musicalmente hablando que podían tener por más viejo que fuera. — Si, más de una vez he querido pedir prestado un reproductor a los que han traído los más viejos, que son aceptados aquí en el internado, pero se me suele olvidar — Además los dueños de los mismos no eran conocidos suyos y no creía que de verdad se los prestaran, ella no lo haría.

Su comentario al contrario de molestarla le da mucha risa, siempre le habían dicho cosas parecidas por sus apodos casi iguales y claro por ser mellizas y parecerse, pero nunca que habían sido creadas en serie — Vale ese es nuevo, nunca me lo habían dicho — Comenta luego de parar de reírse — La gente se confunde y eso que no somos gemelas, siendo así nos hubiéramos divertido mucho más — Era algo que siempre había querido de niña, poder intercambiarse con su hermana y confundir al resto, pero igualmente como estaban las cosas actualmente tampoco estaba mal.

Publicado por Invitado Miér Dic 09, 2015 10:42 pm

—Eso serviría si no hubiera un testigo delante. Pero yo estoy aquí y puedo alegar que no lo limpias por pereza.

Obviamente no estaba hablando en serio. Ser un chivato no iba conmigo, pero me servía cualquier nueva frase que pudiese alegar para tratar de sacarla de quicio antes de desaparecer. Di una nueva calada al cigarro, más honda esta vez, y expulsé el humo alzando la cabeza hacia el cielo. La tarde empezaba a caer y notaba el frío escocés abriéndose paso.
Dejé caer las cenizas encendidas sobre las hojas, y antes de que comenzara a salir humo de éstas por mi descuido, las apagué de un pisotón.

—¿Se permiten tocadiscos aquí? Joder, de haberlo sabido hubiera cargado mi maleta con vinilos. —pregunté con sinceridad, notando interés real. En las reglas no recordaba haber leído algo así -hubiera traído conmigo de verdad mis vinilos-, pero supuse que tendría que echarles otro vistazo. Jamás había pecado de mala comprensión lectora, mas no era un superhéroe. Hasta los más inteligentes cometemos fallos.

—Pues yo os veo iguales. Dos aliens salidos del mismo útero. —me encogí de hombros tras mi respuesta, como si realmente creyese lo que estaba diciendo. Conocía las diferencias biológicas entre mellizos y gemelos, y aunque sus caras se me asemejaban, de haber puesto más empeño puede que incluso las hubiera podido distinguir al estar juntas. No era el caso.

Apuré el cigarrillo antes de tirarlo sobre el césped. Normalmente era más cuidadoso a la hora de esconder las colillas, pero si Cassiopeia estaba limpiando de verdad tendría que ocuparse de él. Lo apagué de un pisotón, igual que segundos antes lo había hecho con las hojas, y me metí las manos en los bolsillos del pantalón. Incluso un inglés hecho y derecho nota el frío escocés, tan diferente al de Manchester. El aire, en silencio, me exigía que volviese a mis tareas y dejase de remolonear como un mortal común.

—Mi cigarro se ha acabado y me toca seguir estudiando. Termina de limpiar pronto si no quieres que vaya a quejarme con la directora. ¡Venga, dale ritmo a ese rastrillo! —animé con el mismo tono de voz bajo a la chica, así que realmente no sonó como si pretendiese alentarla de verdad. Di una pequeña cabezada como despedida, más que suficiente a mis ojos, y me alejé de ella a zancadas, rumbo al edificio principal Dejarla sola la ayudaría a finalizar su tarea y yo podría volver a los apuntes que me esperaban en mi cuarto. Ya tocaba continuar estudiando la vida y obra de Shakespeare, a quien había dejado muy abandonado.

[1]¿Quieres cerrar el rol tú con un post más o lo anoto en el post de cierre? Como prefieras ^^

Publicado por Jack A. Hudson Mar Dic 15, 2015 4:50 pm

— Tocadiscos y Mp3’s, ambos los permiten en el internado — Ella también se había enterado tarde y nunca había pensado en tratar de conseguir alguno en vacaciones, por el simple hecho de que no salían del internado durante las mismas, aunque tuvieran a donde ir. Pero estaba pensando seriamente en hablar con Calliope para conseguir entre ambas uno para cada una o por lo menos uno que podrían usar entre ambas. Rodo los ojos ante su comentario, aliens vaya, ella no se consideraba demasiado normal pero tampoco para tanto. Terminó encogiéndose de hombros, no le importaba demasiado como las vieran las demás o si las confundían, simplemente se reía con ello y seguía con lo suyo.

Ve caer la colilla en el suelo y al chico despedirse inmediatamente con su amenaza tonta, suspiró y agarró nuevamente el rastrillo para simplemente irse a otra zona de los jardines, si el chico llegaba a delatarla con la directora ella lo delataría a él también, total, le había dejado una prueba en sus narices y no pensaba deshacerse de la colilla por los momentos, tendría un resguardo solo por si acaso. — Hay chicos en este lugar que simplemente se creen lo mejor del planeta — Terminó murmurando para sí mientras salía de allí.

Publicado por Invitado Jue Dic 17, 2015 12:08 am

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