But if dreams come true; then so do nightmares.

Recuerdo del primer mensaje :

Aquel día el despertador que la sacó de la cama fue su madre, el recuerdo de ella era una forma efectiva de asegurarse de que, aunque fuese sábado, Gwen hiciese todo lo que tenía que hacer aunque fuese fin de semana, siempre controlando incluso desde la distancia y sin contacto con ellos, siempre seguros de que en sus días libres entrenaba cualquier otro tipo de actividad o estudio aunque no estuviese relacionado con los estudios oficiales, la joven esperaba, sin ningún tipo de broma al decirlo, que en cualquier momento, la llamasen para informarle de la fecha de algún matrimonio concertado, eso era algo que sus padres harían sin pestañear, seguramente. Quería dar un paseo después de haber terminado los deberes y algunos estudios extras, así que tomó su libreta para ir a tomar algo de aire a los jardines, quizás le apetecía dibujar o escribir al hacerlo, siempre iba allí como en aquella ocasión, con los auriculares y la música lo más alto dentro de las posibilidades y se relajaba o inspiraba de alguna forma.

Sin embargo, ese día, como todos los anteriores desde hacía mucho tiempo, no parecía que fuese a ser posible. Llevaba caminando un par de minutos cuando le vio, un pelo de un color rubio parecido al suyo, una persona a la que quería tanto, que mirar dolía, sobretodo porque era alguien que incrementaba su enfado generalizado con todo ser viviente. Se quedó observándole un rato, como cada día que se encontraba con él, le gustaba mirarle cuando él no sabía que lo hacía, porque entonces no tenía que fingir, le podía mirar como una hermana que mira a su hermano mayor, queriendo decirle mil cosas, pero nunca haciéndolo, siempre quedándose en la distancia, para luego darse la vuelta e irse, pero aquella vez Austin la pilló de lleno, al alzar la mirada en su dirección antes de lo que Gwen esperaba, bajó la vista al suelo, intentando fingir que no le había visto, pero era tarde para eso.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Jue Dic 03, 2015 11:26 pm

Dijo su nombre, un nombre impuesto y que odiaba, como casi todo lo dado por su familia, para pestañear un par de veces mientras escuchaba lo que decía su hermano, se había prometido parar allí, pero solamente quería ser sincera una vez más, solamente unas frases más con la verdad, y luego podría volver a ponerse la máscara que tanto le había costado confeccionar.

-Lo hiciste, porque me dejaste sola con ellos, cuando yo me quería ir contigo. Tienes razón, ahora puedo elegir, pero todo es diferente, demasiado diferente. Ellos no lo permitirían.- Suficiente, era suficiente, siempre que se atrevía a hablar con Austin las cosas acababan iguales, por eso siempre que escribía algo relacionado con lo que sentía, metamorfoseaba a su hermano en un lobo, un lobo cuya belleza y grandeza siempre la dejaba sin palabras con sólo mirarla, pero que estaba mejor solo, que aún no había encontrado a la manada a la que permanecer así que emprendía su vida en solitario, y si algo se entrometía en su camino, lo devoraría con precisión animal. Así veía a Austin, por eso lo admiraba, porque como los lobos, se arrancaría la pata a mordiscos si caía en un cepo, antes que dejarse atrapar, mientras que ella, nació como un perro domestico, o eso le habían hecho pensar. Austin era el lobo en todas sus representaciones, que la atormentaba y perseguía recordandole que aún no conocía ni lo haría, la sensación de aullar a la luna. Pensó en todo eso cuando él sujetó su brazo y le soltó todo eso, acercándola a él, si hubiese estado en el papel que quería representar, se habría soltado ofendida, o le habría empujado con fuerza, o le habría ordenado que la soltase en aquel instante, pero no hizo nada de eso, se quedó mirándole y aunque puede que ni él lo supiese, ella notó algo de pánico en su voz ante la idea de que ella desapareciera, casi sonrió ante esa visión, pero no lo hizo, llevó su mano hacia la que estaba sujetando el brazo contrario. Con suavidad, como si rozase su mano tranquilamente para tomarla, que fue lo que hizo, para que la soltase lentamente, pero tomando la mano de él por el camino, porque lo quería, a gritos, pero él se había quedado sordo por los de sus padres, como para escucharla a ella ahora.

-Yo soy la pequeña, yo recibiré las lecciones que me enseñes,  y por ahora, sólo conozco una.- Dio un apretón de manos antes de cortar el contacto del todo, y dolió, dolió ligeramente porque era lo más cerca de abrazar o tocar a su hermano de lo que había estado en años, pero no podía, ya había gente que les había visto, ya sabía el precio que iba a pagar nada más llegase a casa, porque Austin creía que ella tenía elección, pero sus padres también habían aprendido la lección, no iban a perder a otro hijo, esa vez, no iban a permitir que ella tomase una elección, sabiendo que podría tomar la misma que Austin, por eso se habían metido en su cabeza hasta controlarlo todo. Todos habían aprendido muchas cosas de lo ocurrido a su hermano, pero la mayoría, eran un infierno, en el que ella se quedaría, mientras sus padres la miraban orgullosos y Austin la observaba de lejos pensando que ella lo odiaba, cuando en realidad todo lo que había allí era una persona que se desangraba hasta no poder respirar, para complacer a las personas que quería, pero que nunca parecían corresponderle.- Deja que me vaya.- Ahí estaba, ni siquiera para eso podía tomar decisiones propias, un trabajo bien hecho.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Jue Dic 10, 2015 1:17 pm