Danger Zone

Lunes 11 de enero, 17:25 h

Aprovechando el frío que hacía fuera, Ezra decidió pasar la tarde estudiando y repasando lo que habían dado esa semana en clase. Últimamente parecía que su cabeza estaba en otro lugar, quizá se debía a los recientes acontecimientos ocurridos en el internado o a que llevaba un par de noches en las que le costaba conciliar el sueño. Fuera como fuese, le costaba prestar atención en clase y por ello vio la necesidad de dedicarle algo más de tiempo al estudio. Pero por lo visto, no era el único que había pensado en lo mismo. Tanto la sala de estudio como la biblioteca menor estaban llenas, no había tan solo una silla donde poder sentarse. Así pues, tras pasarse por esos lugares, intentó probar suerte en la biblioteca del primer piso. Al ser esta más grande, habría más posibilidades de que hubiera un sitio libre.

Cuando llegó a la biblioteca, buscó con la mirada un sitio donde poder acomodarse. De primeras no tuvo mucha suerte, ya que no logró ver ninguno. Fue caminando por la gran sala con paso lento entre las estanterías y mesas, y cruzando miradas con algunos compañeros de clase a los que no tenía en gran estima. Al final, en un lugar apartado de la sala, logró ver una mesa que parecía vacía, por lo que se encaminó hacia allí. Pero al tener una mejor perspectiva, descubrió que no era así. Jack ocupaba parte de la mesa. Chasqueó la lengua pero como no tenía ganas de subir de nuevo las escaleras para encerrarse en su cuarto, decidió ocupar la otra mitad de la mesa. Lo bueno de Jack es que no era una persona muy habladora, por lo que la tranquilidad estaba asegurada. O eso esperaba.

Sin pedir permiso o preguntar si el sitio estaba ocupado, tomó asiento al otro lado de la mesa.- Hey. -Saludó en un susurro, más por educación que por otra cosa, y comenzó a sacar sus apuntes de historia, el libro de texto y un estuche lleno de bolígrafos y algún que otro marcador. Afortunadamente estaban dando la Segunda Guerra Mundial, uno de los temas que más le gustaban a Ezra, y eso hacía que el estar encerrado en la biblioteca no fuera tan mal plan al fin y al cabo. Abrió el libro por la página que tocaba y buscó en sus apuntes la misma lección. Estos parecían un jeroglífico, a su mala caligrafía había que añadir el hecho de que se estaba medio durmiendo en clase aquel día. Resopló algo angustiado. Sería mejor que comenzara a pasar esos apuntes a limpio y así a la vez le serviría de estudio. Cuando fue a empezar, notó que le faltaban algunos datos y que muchas frases estaban llenas de interrogantes. Él mismo se sorprendió de encontrarse con aquello, ya que sus apuntes solían ser todo lo contrario. Rara vez faltaba una fecha, una localización o algún dato curioso que comentaba el profesor. Levantó la mirada dirigiéndola por un segundo a Jack. Y durante ese segundó, la idea de pedirle los apuntes a su compañero, cruzó por su mente. Pronto desechó la idea y decidió intentar descifrar esos apuntes por sí mismo y buscar información antes que pedir ayuda al chico.

Publicado por Ezra V. Padmore Vie Feb 19, 2016 2:01 pm

Bastante desesperación, angustia, mucho cansancio y una pizca de hambre: esa era la receta de la fórmula secreta que burbujeaba dentro de Jack. O quizá no tan secreta, ya que sus días se sucedían sin cambio alguno desde hacía dos semanas, como inmersos en un bucle que no tenía escapatoria. Una mente avispada, o alguien que sintiese la mínima curiosidad en la vida del muchacho, hubiera acertado los ingredientes en menos que canta un gallo. Por fortuna, ese colegio no se enorgullecía precisamente de ser la cuna de mentes privilegiadas o gente observadora.
Así les iba a todos, rozando la mediocridad con unas notas que no servían ni como pienso para aves de corral.

Había analizado todos -o casi todos, tampoco exageremos- los libros de historia del siglo XX que ocupaban las estanterías de la biblioteca, pero ni con esas encontraba una pieza que diese luz a sus teorías. Desde que habían hallado los recortes de periódico sobre la vida anterior de la directora su imaginación parecía quedar cerca de las nubes. Estaba dispuesto a demostrar que ella se había declarado "digna sucesora de sus papis" y que quería continuar con ellos su extraño proyecto. No le veía mucho sentido -de haber dispuesto de una perspectiva que no estuviera inmersa en la historia se hubiera partido de risa-, pero no le quedaban más opciones. Una mente conspiranoica como la suya ve fantasmas donde no los hay, y que alguien se dedicase a dejar notas por todas partes para que "descubriesen la verdad" no le daba buena espina. Tenía que querer que destrozasen los planes de Yvette. ¡No había más opciones posibles!

¿Sabes lo más gracioso? Que realmente todo el asunto le importaba un comino. Simplemente quería demostrar que iba por delante y que nadie jugaba con él.
Y que era un as con los acertijos, ¿para qué mentirnos?

Se golpeó la cara con su propio cuaderno de apuntes, molesto. Debía parecer bastante estúpido actuando de esa forma en público, pero tenía facilidad para perder los papeles por culpa de su impulsividad cuando se enfadaba. Ya no le quedaba nada más que anotar; nada más que saber. Lo único bueno que había sacado de tantas horas de biblioteca era que se encontraba mucho mejor preparado que la mayor parte de sus compañeros en aquella temática, cosa que agradecía en el fondo. Aunque, para ser sinceros, cada vez que escuchaba al profesor repetir un tema que ya conocía sentía ganas de practicarse el harakiri.

Sus compañeros solían esquivar la mesa que él ocupaba en la biblioteca para librarse de sus malas miradas y su arrogancia, así que no se dio cuenta de que Ezra se había sentado frente a él hasta que prácticamente hubo abierto la boca. Se sentía demasiado tentado por la idea de abrirse las venas con el filo de las hojas de papel en público, así que no prestaba atención a nada más. En cuanto lo vio frunció el ceño y dejó caer el cuaderno sobre la mesa, evitando volver a golpearse la cabeza. Sus ideas no se aclararían así, y prefería evitar sus arrebatos "cómicos" delante de ese muchacho. Con él ya estaba en una encrucijada lo suficientemente grande como para, encima, convertirse en un bufón. No le gustaba su inteligencia, aunque le agradaba la idea de machacarlo a final de curso para obtener la mejor nota. Eso le daba cierta "chispa" a su vida, la cual no hubiera existido de haber tenido solamente compañeros idiotas.
Pero, aun así, no le agradaba.
Porque, ¿quién le gusta a Jack, aparte de sí mismo?

—Hey. —masculló por lo bajo, con esa facilidad suya de parecer que quiere retorcer el cuello de la persona que tiene enfrente. Bajó la mirada al momento hacia su cuaderno, abierto al azar por una página arrugada que ya estaba escrita al completo por la diminuta letra de Jack, y se rascó la sien. Volvió a sentir ganas de golpearse la frente con el libro. No podía releer otra vez sus propios apuntes en busca de inspiración divina o se volvería loco.
Dios, necesitaba un cigarro, respuestas y una pistola, y no sabía en qué orden exacto quería cada cosa.

Publicado por Jack A. Hudson Sáb Feb 20, 2016 10:39 pm

Nada. No había manera de descifrar aquellos apuntes que estaban compuestos por líneas curvas sin sentido. Apartó la mirada del cuaderno en un intento por aclarar su mente y buscar una solución que incluyera pedirle los apuntes a un compañero y menos a Jack. Odiaba pedir ayuda a los demás. Su vista fue a parar en los libros que había sobre la mesa. En un principio no se percató de que estos eran libros de historia, más concretamente del mismo siglo que estaba estudiando y que por seguro contenían información sobre el tema en concreto. Él tan solo quería despejar la mirada del mar de tinta azul que había sobre el papel, y procuró no posarla sobre su compañero. Seguramente ya le había importunado suficiente al haberse sentado en su mesa. Y lo último que quería ahora mismo era molestarle mirándolo fijamente. A su parecer, Jack era un tipo "rarito", por así decirlo, aunque quién era él para juzgarlo cuando él no era muy diferente. Ezra tampoco se relacionaba con mucha gente, casi siempre andaba solo. Pero para él, la rareza de Jack residía en su constante mirada de querer asesinar a todos, como si pensara que todos los demás eran simple escoria que no merecían estar en este mundo o algo similar. Claro, que Ezra ignoraba por completo la tirria especial que Jack sentía por él. Con el tiempo, asimiló que esa era la cara del chico y dejó de importarle que siempre le mirara con cierto desprecio. Simplemente trataba de ignorarle, no cruzarse en el camino del chico y, sobre todo, intentaba no hacerle enojar. Aunque había llegado a comprobar que el joven se podía enfadar con facilidad y daba por seguro que ya estaría molesto desde el instante en el que Ezra decidió sentarse justo enfrente.

Llevaba ya unos minutos mirando la cubierta de uno de los libros, totalmente perdido en un hilo de pensamientos incoherentes, cuando se percató en el título de este. Abrió los ojos por completo, sorprendido por no haberse dado cuenta antes. Desde luego Ezra necesitaba dormir a pierna suelta durante una semana, por lo menos, para volver a tener la mente despierta y ser tan perspicaz como siempre. Lo había tenido delante de sus narices todo el tiempo. Ese libro le vendría fenomenal para intentar completar sus anotaciones y extender su conocimiento sobre el tema. Ahora sí se atrevió a mirar Jack durante un microsegundo, volviendo la vista de nuevo al libro y después de nuevo al muchacho. Seguramente su compañero lo estaba usando, aunque ahora mismo estaba ahí cerrado y no lo había tocado durante todo el tiempo que Ezra había estado allí. Dudó unos segundos si pedírselo o esperar a que se fuera para poder coger el libro. Pero por qué tenía que pedirle nada. Ese libro no era de nadie. Era propiedad de la biblioteca y estaba allí para el uso de cualquier alumno. Sin embargo, Ezra era un chico educado y obviamente no le iba a quitar el libro así como así.- Oye, Jack. -Dijo en voz baja, para llamar primero su atención.- ¿Has terminado con este libro? -Le preguntó después señalando el libro en cuestión. Como se ha dicho antes, no quería enfadar al chico y prefería asegurarse antes que acabar en una discusión de “quién te ha dado permiso para coger eso” y pelearse por quién se quedaba con el libro o a cuál de los dos le hacía más falta.

Publicado por Ezra V. Padmore Dom Feb 21, 2016 2:17 pm

Contener las ganas de tirar el cuaderno por la ventana se volvía más difícil a cada segundo que pasaba. Sabía que terminaría perdiendo la poca cordura que le quedaba por culpa de aquella temática, y no sólo porque calificaba de “aberrantes” los sucesos que la rodeaban. La lectura le dejaba un regusto amargo en la boca que no acostumbraba a sentir.

Además, por si no fuera suficiente con su estudio personal, el profesor de Historia había amenazado con impartir ese tema durante dos semanas mínimo. De haber sido otra persona -una que no le importa desagradar a un superior o traicionar las reglas del internado permaneciendo en la cama un par de horas extras-, hubiera evitado asistir a esas clases hasta que el tema se diese por concluido. Para el resto resultarían interesantes las clases si hilaban a los alemanes con el pasado descubierto de la directora, pero a él lo hastiaba. Su intuición, o sus ansias de saber, lo habían llevado a tratar de encajar con calzador la “realidad” con ese pasado, y empezaba a arrepentirse de semejante decisión. Hubiera aprovechado mejor sus neuronas en un trabajo más productivo, como los ensayos de Química, pero no se sentía capacitado para arrojar por la borda todo lo recopilado. Reconocer que perdía el tiempo no era su estilo.

Malditas las pocas luces de Jack y esa facilidad suya de hacer lo que le venía en gana a cada momento. Así le iba: tenía delante un exceso de información que no conducía a ningún lugar y se arrepentía de todo el tiempo invertido. Todo por dejarse llevar por un arrebato.

Cabizbajo, no hacía otra cosa que mirar el cuaderno. Se dio cuenta de que había releído la misma frase tres veces cuando Ezra volvió a romper el silencio. Alzó la mirada y lo observó con desdén antes de responderle, o de simplemente asimilar lo que le había preguntado. Tenía la cabeza tan embotada que ni se molestó en fruncir el ceño o quejarse por su interrupción; creía haber olvidado incluso la esencia que lo hacía ser tan desagradable a propósito. Agarró el libro que le pidió y lo arrastró hacia él de un manotazo, sin preocuparse por si caía al suelo. Semanas atrás no hubiera sido así de brusco...con un libro. Con Ezra sí, pero eso era costumbre.

—Acabé con ese, y con los otros, hace semanas. Todos contienen la misma mierda vacía, así que puedes comértelos si te apetece. —indicó, encogiéndose de hombros, antes de señalarle los demás tomos que había apilado delante de su cuaderno de apuntes. Con gusto él mismo los hubiera arrojado por la ventana o encendido una fogata en el jardín para invocar a Atenea. Quizá ella sí poseía la respuesta que necesitaba, o le daba el empujón que le hacía falta para dejar de actuar como un loco.

En otro momento se hubiese quedado en silencio y vuelto a lo suyo, refunfuñando por el atrevimiento de su compañero. ¿Desde cuándo se hablaban? ¿Desde cuándo cruzaba palabras con quien le caía mal? Teniendo en cuenta que todo el mundo le repugnaba, la respuesta hubiera sido “siempre”. No obstante, aunque ya había cumplido su petición, Jack permaneció mirándolo fijamente. Sentía curiosidad por las razones que pudiera tener Ezra para querer ese libro. Aunque lo más lógico hubiese sido pensar que lo quería como apoyo a las clases de Historia, una idea “alocada” cruzó su mente. Ese muchacho podía estar sumergido en el mismo trabajo que él o, Zeus no lo quiera, en uno que fuera a presentar al profesor con la intención de rascar un poco más de nota a fin de curso. Arrugó la nariz ante tal idea, desagradado. Si pretendía hacerle competencia desleal con “trabajitos sucios” debía enterarse y prepararse para contraatacar. Nadie lo pisaba en su terreno si estaba en su mano evitarlo.

—¿Vas a hacer un trabajo o simplemente tienes una filia extraña que te hace desear lo que otros usan? —el desdén se mantuvo en su voz al realizar aquella pregunta, tan inoportuna como repentina. Ni siquiera parpadeó al devolverle la mirada, ansioso de escuchar su respuesta. No le apetecía escuchar una afirmación. No quería tener que ponerse a trabajar en un proyecto que presentar al profesor sobre aquel maldito tema, pero lo haría si no le quedaba más remedio. Los sacrificios por la Matrícula de Honor no le pesaban.

Publicado por Jack A. Hudson Lun Feb 22, 2016 8:40 pm

Esperó paciente la respuesta, devolviéndole la mirada al chico. Ya se estaba imaginando la negativa que se iba a llevar. Y más aún cuando vio que agarraba el libro. Se imaginó a Jack diciendo algo como “Hay más libros. ¿Por qué no vas y buscas?” Y podría hacerlo. Pero, teniendo ese tomo tan cerca y al alcance de la mano, para qué iba a desperdiciar su precioso tiempo en buscar otros libros que seguramente no le servirían de nada. Por supuesto, en esos momentos, lo último que se esperaba es que se lo pasase y menos aún de esa manera. Con cierta habilidad, logró parar el libro antes de que pasara el borde de la mesa. “¿Puede ser más salvaje?” se preguntó Ezra, a lo que se contestó a sí mismo que sí. Seguramente lo sería.

- Gracias. -Musitó. Bendita paciencia la de Ezra, porque seguramente llega a ser otro y la conversación habría tenido un hilo muy diferente. No le estaba gustando mucho el trato que había recibido en los últimos segundos, pero prefería no meterse con el chaval o aquello no acabaría bien. Echó un vistazo a los otros libros, los cuales acercó hacia sí para poder observarlos mejor. Uno de ellos se centraba en la Primera Guerra Mundial, lo cual podría servirle si necesitaba recordar algo o hacer referencia a ella. De repente, algo llamó la atención de Ezra. Uno de los lomos se centraba en lo que correspondería al periodo de la Guerra Fría y posteriori. Ellos aún no habían llegado a esa parte, por lo que le resultó raro. Pero sabía lo estudioso que era Jack, así que pensó que quizás había decidido adelantarse para luego ir más preparado a clase. Siendo ese su pensamiento más lógico, no le dio mucha importancia. Fue a por el otro tomo, el cual hablaba sobre los experimentos llevados por los nazis, y ese le llamó más aún la atención. Levantó un momento la vista para lanzarle a Jack una mirada que iba desde lo confuso a la perplejidad, descubriendo que él le devolvía la mirada. “Desde luego, este tío es raro,” pensó antes de cerrar el libro y volver a coger el primero, el que le había pedido en un principio. Ni de lejos se imaginaba Ezra lo que estaba cavilando su compañero. Bien podría ser porque su mente estaba tan cansada que no procesaba toda la información, lo cual llevaba a que le fuera imposible atar los cabos. O bien porque pensaba que Jack era de esos chicos a los que les pasan de todo a excepción de aquello que tenga que ver con ellos mismos.

Abrió el libro por el índice para buscar así el tema que le interesaba y tras localizarlo, buscó la página con la intención de ponerse a completar esos apuntes que lo traían de cabeza, pero su propósito se vio interrumpido por la pregunta de Jack. El primer impulso de Ezra fue responder con un “Y a ti qué te importa,” pero se mordió la lengua. Se tomó su tiempo en contestar mientras aprovechaba para buscar dentro del texto aquello que necesitaba.

- Solo intento ampliar mis conocimientos. –Contestó haciendo una pausa antes de continuar.- Como tú, por lo que veo. –Señaló con la mirada el resto de libros que había dejado apilados conforme los había ido cogiendo para echarles el vistazo. Tras eso, intentó concentrarse en su tarea. Por si el día ya estaba resultando extraño y agotador, el hecho de que Jack intentara empezar una conversación lo agravaba más.

Publicado por Ezra V. Padmore Mar Feb 23, 2016 9:17 pm

La paciencia jamás había formado parte de la lista de virtudes de Jack, en el caso de que algo semejante existiese. Él era muy dado a hacer esperar a la gente, a divagar consigo mismo y a tomarse su tiempo antes de responder, pero deja que te cuente un secreto: odiaba ser pagado con la misma moneda, como cualquier otra persona que no destaca precisamente por su coherencia.

Tragó saliva varias veces durante el tiempo que Ezra se mantuvo en silencio, notando cómo se mezclaban sus pocas ganas de escribir con la molestia que sentía cuando era obligado a esperar. Sus dedos empezaron a dar, por inercia, suaves golpes sobre la tapa de su cuaderno, ya cerrado. Prefería mantener su trabajo lejos del campo de visión de los demás. Jack había esperado una respuesta inmediata y, dicho sea de paso, una frase molesta a la que aferrarse antes de contraatacar con todas sus armas. Entrecerró los ojos al verlo abrir el libro con parsimonia, sintiéndose invadido por unas tremendas ganas de quitárselo y darle con él en la cabeza. Igual así despertaba y se enfadaba tanto con él que estaría entretenido durante el resto de la tarde. Primero vendría la disputa, pero el regocijo de recordar la pelea más tarde, en su cuarto, sería aún más dulce.

Pero Ezra demostró no estar por la labor de convertirse en el bufón de Jack, a pesar de que no pudiera ser consciente de las intenciones del muchacho. Su respuesta le hizo fruncir tanto el ceño que sus cejas pasaron a formar una sola línea. Ese hubiera sido el momento adecuado para sumirse también en un profundo silencio y volver a sus cosas, pero el incipiente rechazo que Jack sentía por todo cuanto lo rodease -muy al estilo “yo y mis circunstancias”, sin asimilar que todo el mundo no iba en su contra- le hizo desconfiar de las palabras de Ezra. No tenía por qué, pero en su mente ya se había creado la idea de que el joven quería hacerle la competencia con un trabajo desleal. Mientras el reloj continuase corriendo, la creación se volvería más poderosa, hasta que alcanzase un punto en el que Jack creyese con terquedad en su realidad.

Pues si Ezra se tomaba la libertad de engañarlo en su cara, él no sería menos. Fingir se le daba lo suficientemente bien para poder decir lo que le diese la gana y quedarse tan pancho.

—¿Yo? Que va, los leo por mero entretenimiento. Ya estoy cansado de tanta ficción. —respondió tras tomarse un instante de reflexión. Luego se encogió de hombros, como si todo le diese igual. Desvió la mirada hasta su cuaderno y dio un manotazo sobre la portada, apartando una mota de polvo que solo existía en su cabeza, únicamente por hacer algo. Tal y como he dicho, la idea se volvía más fuerte por momentos, y la rabia de Jack crecía en proporción a esa fuerza. Quería controlar su impulsividad y quedarse en silencio, pues la biblioteca no se merecía convertirse en la espectadora de uno de sus brotes “psicóticos”, pero algo veía en Ezra que le revolvía las tripas; algo que los demás también veían en él.

Terminó con los ojos puestos otra vez sobre Ezra, quien parecía entretenido, y decidió llamar su atención con un bufido. Así era él: tenía poco tacto y no se daba cuenta de cuán burdo se volvía en determinadas ocasiones.

—Ahora vamos a hablar en serio. Vienes a la mesa donde estoy aunque en clase ni hablamos, te sientas, me pides los libros que estoy usando... ¿Quieres comprobar si se te pega un poco de mi inteligencia si te acercas o cómo va la cosa? —el tono de desdén se vio contagiado por uno más chulesco, digno de alguien que confía cien por cien en sus palabras. No obstante, continuó sin alzar la voz más de lo suficiente para que Ezra pudiera escucharlo. Tampoco quería que la situación comenzase a tener espectadores.

Publicado por Jack A. Hudson Jue Feb 25, 2016 2:02 pm

¿Por qué, Señor? ¿Por qué? Él tan solo quería repasar sus apantes, rellenar aquellos huecos en los que había perdido totalmente la concentración y el hilo de la lección. Pero Jack parecía decidido a interponerse en su propósito. Si justamente se había sentado en aquel lugar había sido para evitar cualquier tipo de conversación que lo entretuviera y lo alejara de su objetivo. Pero al parecer se había equivocado en pensar que Jack ignoraría la presencia del chico. Quizá la culpa había sido suya al pedirle el libro. Si hubiera llegado a saber que le seguiría el hilo, habría optado por esperar a que el chico desapareciera o por buscar otros libros.

Alzó la mirada del libro para ver Jack cuando le respondió. Durante un segundo lo miró con confuso. ¿Quién se traga un libro de historia por puro placer? ¿Acaso desconoce la novela realista? Fuera lo que fuese, a Ezra le importaba un comino. A él solo le importaba lo suyo, así que sacudió la cabeza levemente, como si así pudiera apartar esas preguntas de su mente.

-Pues vale, tío. –Musitó Ezra volviendo la vista al libro, intentando dejar el tema por zanjado. Pero se equivocaba por completo. Por supuesto que Jack no lo dejaría estar. Ante el manotazo que dio el muchacho sobre su cuaderno, Ezra contuvo la respiración debido a que no se lo esperaba. Después, soltó el aire lentamente intentando ignorar a su compañero de mesa. Cogió uno de los bolígrafos de su estuche y empezó a hacer pequeñas anotaciones en los márgenes de sus apuntes con los datos que le faltaban para después pasarlo todo a limpio.

Para cuando por fin estaba sumergido en su tarea, Jack lo distrajo de nuevo con ese bufido. ¿Ahora qué le pasaba? Curioso, aunque seguramente se arrepentiría después por seguirle el juego, levantó la cabeza para mirar al muchacho, encontrándose con que lo miraba fijamente. Escuchó atento sus palabras, preguntándose él también ahora por qué había decidido sentarse allí. Pero ante las últimas palabras no puedo evitar soltar una carcajada, pues le parecía de lo más absurdo que le dijera eso.

- Ya sabes lo que dicen, todo se pega menos la hermosura. Una lástima. –Bromeó, guiñándole un ojo y volvió la vista al libro, aunque le hubiera gustado mantener la mirada lo suficiente como poder ver la reacción de Jack. Sabía que así solo conseguiría enfadarlo, sin embargo ahora la situación le empezaba a resultar de lo más divertida. Si su compañero quería guerra, la iba a tener. Aunque no llegaran a las manos, pensaba responderle. A menos que la situación se pusiera seria de verdad, claro. En ese caso, se iría él mismo del lugar para evitar cualquier confrontación. Lo último que le apetecía en aquel momento era cumplir con otro castigo. Si tan inteligente se creía, a ver cómo se le daba una guerra de palabras.

Publicado por Ezra V. Padmore Jue Feb 25, 2016 7:25 pm

La vida de Jack se basaba en un constante ir y venir de emociones que hacían que cambiase de parecer a cada momento. Cuando descargaba la idea que había acudido segundos antes a su mente, el muchacho dejaba de sentir interés y pasaba a prestar atención a otra cosa. Quizá estaba un poco loco, pero a él no le importaba en absoluto. Se regía por sus propias normas y lo que opinasen los demás sobraba. Motka ya había hablado con él en más de una ocasión de su inadecuada manera de ser; de la impulsividad y de lo inconstante que se veía desde fuera su actitud. Sin embargo, ninguno de sus consejos había llegado a buen puerto. Jack continuaba viviendo por y para él, ignorando lo que se consideraba correcto o normal.

Fiel a su línea, tras soltar aquella provocación con tono desdeñoso, sus ganas de pelear se evaporaron. Solía ocurrirle una vez que hablaba claramente de lo que pensaba: perdía el interés por la persona o la cosa y volvía a sus asuntos. Ezra no tardó en responder a su pregunta, y aunque su tono chulesco -el que, por otro lado, también él había empleado- no le gustó ni un pelo, Jack simplemente se encogió de hombros. De repente, lo único que sentía era aburrimiento: la gente, las tareas y el ambiente lo aburría. Ni siquiera una pelea verbal lograba arrancarlo de los brazos del hastío, el cual lo mantenía aprehendido desde hacía varias semanas; desde que la navidad había llegado sin rastro alguno de felicidad.

¿Estaría volviéndose loco de verdad? ¿La presión terminaría por destrozar el trabajo psicológico de años para, simplemente, dejar a la luz su verdadera forma de ser? A su madre no le gustaría en absoluto, si es que lograba volver a verla algún día.

—Esa expresión es incierta. Lo que realmente se pegan son los malos hábitos. Una persona tonta, por más que se acerque a otra que sea inteligente, no conseguirá contagiarse de esa virtud. —se limitó a responder con esa mezcla de suficiencia de sabiondillo y formalidad añeja que lo caracterizaba, volviendo su rostro a verse tan inexpresivo como de costumbre. Habiéndose dejado claro con anterioridad que no pensaba continuar con los libros de Historia, Jack se agachó para rebuscar en su mochila, la cual había dejado debajo de la mesa al llegar. Extrajo el libro de Español y el pequeño diccionario que empleaba a la hora de realizar la tarea, y dejó ambos objetos sobre su cuaderno de apuntes. Ya que había pasado de comer y el tiempo perdido no lo podría recuperar, al menos invertiría el resto del día en adelantar el análisis sintáctico que tenía que hacer de un buen puñado de oraciones. La fecha límite concluiría en un par de semanas pero... Bueno, era Jack. La sensación de tener el trabajo adelantado equivalía a lo que otra gente llama “felicidad”.

Publicado por Jack A. Hudson Dom Feb 28, 2016 3:41 pm

De haber seguido con la mirada puesta en Jack y de haber visto cómo se encogía de hombros y la indiferencia de este, Ezra se hubiera decepcionado en gran medida. Esperaba que el chico se cabreara, que le devolviera el ataque con alguna frase ingeniosa pero despectiva. Al principio se sorprendió del tono que desprendían las palabras de su compañero, desde luego no se lo esperaba, y cuando terminó de escucharlas su expresión cambió por completo, poniendo los ojos en blanco.

- Ya lo sé. Solo estaba bromeando. –Replicó alzando por una vez más la vista. O este chico no sabía coger una broma o el deseo de quedar por encima y demostrar lo inteligente que era estaba por encima de ello. Si era esto último, lo había conseguido y, aunque no lo diría en voz alta, reconoció que sin duda ese golpe fue más mortífero que cualquier otro, pues había conseguido acallar a Ezra.

Contagiado por la indiferencia de Jack y tras ver que este se ponía a hacer algo productivo, Ezra continuó con su tarea. Con la caligrafía más nítida que fue capaz de reproducir, llenó nuevas páginas de su cuaderno. De repente, se topó con una palabra que rompía la coherencia de sus apuntes (si es que se podía decir que ya hubiera una) y la cual llamó su atención. Ahí en medio de lo que parecía ser una frase que hablaba sobre los ataques soviéticos estaba la palabra experimentos. Revisó las frases previas así como las posteriores, pero no decían nada relacionado con ese término. Por un momento pensó que su mente, durante la escritura, había viajado hasta los campos de concentración y de ahí que inconscientemente escribiera la palabra. Después, la posibilidad de que el profesor Wells mencionara la opción de hacer un trabajo voluntario para subir nota cruzó por sus pensamientos. Miró de nuevo los libros que había sobre la mesa. Si esa posibilidad era cierta, tendría sentido y lógica que Jack anduviera ojeando esos libros. Volvió a posar la mirada sobre su compañero y de ahí la desvió a los libros otra vez. En los últimos veinte minutos había mirado más a Jack de lo que lo había hecho en todo el curso, y también quizás había cruzado más palabras con él que en todo el tiempo que llevaba en el internado. Sopesó la idea de preguntarle. Si alguien sabía sobre trabajos voluntarios ese era Jack, no se le escapaba ni una. Tras una lucha interna que duró unos segundos, volvió a romper el silencio a pesar de correr el riesgo de que lo mandara a freír monas. O no, dado la última respuesta y el repentino cambio de comportamiento de su compañero.

- Hey, Jack. –Dijo para llamar su atención, igual que había hecho anteriormente.- ¿Esta mañana el profesor Wells ha dicho algo relacionado con algún trabajo? –Le preguntó, manteniendo el tono de voz bajo para que el bibliotecario no le llamara la atención.

Publicado por Ezra V. Padmore Mar Mar 01, 2016 1:24 pm

Jack ya había entrado en su burbuja de trabajo cuando Ezra le aclaró que se trataba de una broma, así que no respondió a su aclaración. Probablemente ni siquiera lo escuchó, pues estaba más pendiente de las oraciones complicadas que tenía que reordenar que de su compañero de clase, a quien ignoraba cada vez que podía. Con sumo cuidado empezó a pasar las hojas del diccionario en busca de diferentes palabras para comprobar sus categorías gramaticales. Si bien se consideraba a sí mismo todo un cerebrito, en cuestión de idiomas el muchacho andaba un poco escaso. Tras un quinto curso bastante sencillo, los profesores parecían haberse puesto de acuerdo a la hora de aumentar el nivel de sus clases, así que tenía que ponerse las pilas. Hubiese preferido una asignatura más teórica, en la que simplemente tuviese que memorizar una serie de temas y exponerlos en un examen, ya que la práctica de un idioma nuevo no era su punto fuerte.

O quizá hubiese exigido unos profesores más competentes que no lucieran como si estuvieran recién salidos de la universidad. Ninguno imponía el miedo suficiente que necesitaban a la hora de doblegar a jóvenes de dieciocho años.

Pasó un buen rato antes de que levantase de nuevo la vista de su tarea. Dejó el lápiz que estaba utilizando en el aire, balanceándose y pendiente de continuar grabando trazos con los que unir el árbol sintáctico que estaba formando. Ezra había vuelto a llamar su atención de forma educada, así que no encontró motivos para pedirle que lo dejase en paz. Lo miró con la indiferencia que lo caracterizaba, como si su mente se encontrase permanentemente en otro lugar, y tuvo que encogerse de hombros. Su pregunta le resultaba sospechosa desde que pocos minutos atrás juró que su intención era la de preparar un trabajo con el que aspirar a sacar más nota, pero, una vez más, no tenía razones para negarse a responder. Le serviría para descubrir sus intenciones y que no lo pillase desprevenido si aparecía un día en clase con un trabajo. Él mismo contaba con un buen montón de información recopilada con la que contraatacar si lo veía necesario.
Sí, Jack veía conspiraciones en su contra donde no las hay. Nadie puede sorprenderse a estas alturas.

—No que yo recuerde. Creo que se ama demasiado a sí mismo para dejar que otros añadan más información a sus explicaciones. —apuntó sin alzar la voz, imitando el tono neutro que la mayoría de los estudiantes utilizaban en aquella estancia. Se llevaba bien con el bibliotecario, mas no le quedaban dudas de que lo echaría de allí si lo consideraba una molestia. Jack solía exponer en voz alta pensamientos de aquel tipo, así que no cayó en la cuenta que “desprestigiar a un profesor” de esa forma lo haría quedar mal ante él si llegaba a enterarse. Los años en el internado lo habían malacostumbrado a la hora de decir lo que venía en gana. —Puedes preguntarle si te interesa hacerlo, aunque te expones a que te suelte una perorata que no tenga nada que ver con el tema. O simplemente realizarlo para enriquecer tus conocimientos de cara al examen, que nunca viene mal. El bibliotecario te dará información con los libros a consultar si él no se muestra predispuesto.

Si esperaba que le echase una mano ayudándole a buscar más libros, aquel chico iba listo. Creía haber hecho suficiente al ofrecerle los que ya había mirado y eso, siendo Jack, era mucho.

Publicado por Jack A. Hudson Jue Mar 03, 2016 4:14 pm

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