A slight fragment

Recuerdo del primer mensaje :

Daba vueltas en la cama, enrollándose en las frazadas con cada movimiento que hacía. Su cabeza se sacudía, queriendo negar la realidad que ese mal sueño le hacía sentir. Acabó por sentarse de golpe, dejando escapar un jadeo. Su corazón acelerado, su respiración agitada, la capa de sudor en todo su cuerpo, la puerta de su cuarto cerrada. No lo pensó dos veces cuando tomo las zapatillas y se las puso a toda velocidad, imitando aquel movimiento con el jean y una campera. Salió de su cuarto corriendo, tenía la necesidad de correr, de correr hasta que cada músculo de su cuerpo le pidiera que se detuviera. Ni se molestó cuando la puerta de su cuarto resonó ante el portazo que había dado sin darse cuenta. Solo corrió. Bajó las escaleras con una mano apoyada en la pared, presa del miedo que la vigilaba tan cerca que sentía que sería capaz de tocarlo.

El aire fresco ayudó, pero no se detuvo. Corrió. Sus pies se encontraron con el camino del bosque y lo recorrió de ida y de vuelta. Se detuvo al terminar la segunda vuelta, y vomito a un costado del bosque. Había corrido con fuerza, con miedo, con enojo. Se calmó luego de vomitar, llevando una mano a su frente. La sentía caliente. No soportaba las pesadillas que tenían que ver con espacios cerrados, le recordaban lo mucho que aún le aterraba ser encerrada nuevamente, lo mucho que le molestaba el ruido que hacían las puertas y ventanas cuando se cerraban, o como siempre tenía la necesidad de buscar una salida. Nunca supo cuando aprendió que correr era una buena idea, por lo menos para ella, pero la descubrió y la usaba cuando la necesitaba. Era el aire, el viento, el frío, cualquiera de esas cosas, la hacían sentir libre, y la libertad no venía con encierros.

Camino, por más de saber que debería detenerse y estirar los músculos para que no le duela al otro día, ni ese mismo día, pero no sabía si aún estaba lista para parar, sólo había que hacía frío. Metió las manos en los bolsillos luego de frotarlas. Pese a haber parado de correr, aún sentía la energía dentro de ella, latiendo a la misma velocidad que su corazón. Podría seguir corriendo, quería seguir corriendo, pero sus piernas chillaban cada vez que lo pensaba. Levantó la vista cuando tropezó con algo, se vio en el cementerio y pensó en la cantidad de veces que había pensado quienes podían estar enterrados allí. Ahora sabía que eran tumbas vacías que en realidad debían estar llenas de algo que nunca encontraron. Eran un símbolo, y traían más dolor cada vez que pensaba en ello. Nunca le había gustado la sensación de estar parada en un cementerio, pero se sentía peor que nunca.

Se dejó caer en el suelo, apoyando su espalda en una lápida lisa. Estaba fría, pero no le importó. Necesitaba serenarse.

Publicado por Calliope C. Rohmer Lun Feb 29, 2016 4:56 pm

Era posible que Nate tuviera razón, dado que nunca había hablado de su madre y a ella le encantaba conocer más cosas de su pasado. Era algo que le gustaba saber solo por curiosidad, porque le gustaba escuchar de aquellos momentos donde había sido feliz o de aquellos de los que había aprendido. Cada cosa que le cantaba era una parte de él que ella guardaba con el fin de conservar para siempre, pequeños secretos entre ambos que compartían de manera constante. Era algo bueno que eso nunca se hubiera cortado entre ellos, posiblemente porque los dos eran conscientes de que, el pasado, los hacía ser lo que eran en ese momento. Ambos podían pretender que el pasado no existía, pero el mismo siempre estaba presente.

Sonrió al ver lo feliz que era aquel joven al escuchar sus palabras. Era un cosquilleo dentro de su pecho que la hacía sonreír embobada por aquella persona. Se sentía extremadamente tonta, y, a la vez, extremadamente feliz. Su respuesta solo hace que su sonrisa se ensanche, y antes de poder evitarlo Nate deja un beso sobre sus labios. Se ríe, aunque no debería.

—Yo no hubiera eso hecho eso de estar en tu lugar— Comenta con aquella sonrisa picara que no podía contener, por más de que fuera asqueroso. —Y tampoco lo haría de nuevo, al menos hasta que pase por un baño.

Se fuerza por cerrar la boca, porque en realidad no le gustaba la sensación que tenía, pero ante todos las emociones que se mezclaban ante la fobia que el encierro le producía, lo había olvidado completamente.

Toma aire porque no sabe muy bien cómo va a reaccionar Nate. —Puede que haya vomitado antes de que me encontrarás. Lo siento.

La joven se disculpa, pero se ríe al segundo que termina de hablar. No lo puede contener. Se esconde en el pecho del joven, aprovechando su corta estatura, y lo abraza con fuerza. Quiere disculparse nuevamente, pero la risa no la deja.

—Se que no debería reírme, pero... lo siento— En su defensa, si el chico no hubiera sido tan impulsivo lo hubiera frenado antes, y si hubiera intentado un beso más prolongado lo hubiera detenido al momento, solo que no había tenido tiempo para nada de eso, por lo tanto, solo le quedaba reírse de lo poco dulce que podía llegar a hacer. —Te prometo que el día de tu cumpleaños, navidad y noche buena me comportaré como una persona tierna por veinticuatro horas.

Aclara por lo bajo, dado que aquellos momentos de ella no duraban mucho, solo que esa vez lo había cortado de una manera un poco más drástica.

—Te quiero— Dice y la voz le sale como la de una niña pequeña, como cuando intenta decirle a los padres que metió la pata y no quiere que la castiguen. —No lo olvides.

Vuelve a soltar una risa baja y su lengua roza el filo de los dientes. —Pero si quiero escuchar esa anécdota de cuando eras pequeño. Las quiero escuchar todas. Yo te puedo seguir contado de Cassie y Callie en pañales, se que esas historias te hacen reír mucho. Y también puedes usarlo para recordar que en un tiempo muy muy lejano fui una persona tierna y adorable.

Publicado por Calliope C. Rohmer Sáb Abr 02, 2016 2:25 am

Calliope era tan impredecible como su respuesta en ese momento, Nate aún no lo puede creer mientras la chica lo rodea con sus brazos y él, con los ojos abiertos de par en par, hace el esfuerzo por devolverle el abrazo sin que se note la sorpresa. No lo esperaba, aunque aún no lograba descifrar qué había hecho de saber la confesión que Callie le acababa de hacer en ese instante, probablemente no le hubiese importado, llevaba la ventaja al decir que la conocía en todas y cada una de sus facetas. Por otro lado, esta atónito y la risa de la chica lo hace reír a él también con algo de sorpresa y reproche a la "pequeña" travesura de Call. —Te llevas el premio a dañar los buenos momentos, Rohmer—. Confirma porque ya se lo había dicho antes, incluso cuando ambos no tenían nada en concreto.

No la suelta a pesar de todo y frunce el ceño, Call siempre lograba salirse con la suya y de alguna manera tenía que llevarle la delantera. —Me las cobraré, tenlo por seguro—. Afirma con un deje de orgullo, en su mente intentaba establecer algún plan futuro, pero nada llegaba. —Necesitaré entonces tener una grabadora o algo durante esos días, aunque podría decirle a Gru o a Isak, alguien necesita inmortalizar esos recuerdos para el equipo de lacrosse—. Baja la mirada y le guiña un ojo, no sabía si Callie sería capaz de mantener su promesa, podía contar con los dedos de una mano las ocasiones en las que la chica había sido "tierna" con él o con cualquier ser vivo. —Pero ya lo prometiste y quien sabe, podría ponerme un poco exigente esas fechas—. La abraza con fuerza y le guiña un ojo con cierta picardía, podía jurar que no era netamente lo que aparentaba ser aunque en el fondo había empezado a desear muchas cosas nuevas.

Sonríe de lado, podía escucharla decirlo y no se cansaría, pero de momento no se lo recordaría más, no vaya a ser que le salga con otra de sus sorpresas y lo deje sin habla. —Y yo a ti, Call—. Porque esa era la única cosa que daba por sentada y de la que estaba seguro.

Nathaniel ríe por lo último y se separa de la chica para tomar su mano y empezar a caminar. —Esta bien, te contaré lo que quieras, pero vamos adentro, ¿vale? Probablemente quieras darte una ducha o algo así—. Se apresura a contar la historia, toma un respiro mientras ve hacia adelante, las anécdotas de su madre lo ponían de buen humor. —Fue ella la que me enseñó a pintar. Mi padre decía que no era una labor de hombres, pero mi madre siempre tuvo su espacio privado para pintar en la casa. Ella de pequeño no me dejaba entrar, pero cuando tuve la edad adecuada pude hacerlo. Te lo juro que era maravilloso, Call, siempre consideré que era el rincón más increíble de mi casa, por lo menos hasta que papá lo clausuró—. Nate tuerce los gestos y rasca su nuca antes de seguir. —El punto es que me dio un pincel y un lienzo nuevo y me dijo que pintara, que hiciera lo que quería, algo que me hiciera feliz—. Sonríe porque era una de sus anécdotas favoritas. —Mamá no entendía lo que pintaba y aún así me dejaba seguir, recuerdo que estaba muy concentrado, cuando alcé la hoja ella aún no entendía y me pidió que le explicara qué era ese círculo lleno de colores y formas. La miré porque estaba seguro de que acertaría y solo le dije "Má, es una pizza, es hora de cenar, vine a decirte—. La risa se cuela por su boca y gira a ver a la chica. —Nunca se había reído tanto, puso el dibujo en la pared, me dijo que había sido mi obra más expresiva hasta que empecé a tomar clases de verdad.

Publicado por J. Nate Seeber Dom Abr 03, 2016 10:53 pm

Se sentía culpable, pero toda la situación le seguía causando gracia, más gracia que la que debería. La reacción de Nate, y sus comentarios no ayudaron a que sea capaz de contener la risa que trataba de ocultar de alguna manera. Eran esos momentos en los que le gustaría tener una cámara de fotografía. Así podrían recordar por siempre la primera vez que confesaron su amor el uno por el otro, y luego la joven dijo algo que prendió fuego la capa de romance, pero que se encargó de que ardiera hasta los cimientos, ni el polvo había dejado de la misma. Sería una anécdota muy divertida por contar. Algo con lo que se podrían divertir por muchos años. Se imaginó por un momento a los dos, hablando con unos jóvenes de la edad que ellos tenían actualmente, explicando que amar debía ser algo natural y no había que apurarse. Y la sola imagen en su cabeza hizo que una de las sonrisas más bobas se formara en su rostro, porque acababa de pensar en que estarían juntos por mucho tiempo. No estaba acostumbrada a pensar en esas cosas, no eran naturales en ella, pero se había sentido como algo que era obvio que iba a ocurrir.

—Mis rodillas tiemblan. En verdad Seeber, estoy muerta de miedo en este preciso momento— Respondió alzando una ceja antes de volver a soltar una carcajada. —La venganza de James Seeber, mmm… no, no tengo miedo.

Lo estaba retando, y sabía que tenía represarías, pero lo deseaba de cierta manera, porque le recordaba que aún tenían esa relación donde podían decir cualquier cosa, y nunca podrían enojarse el uno con el otro, sino que seguirían el juego hasta que las risas fueran suficientes o un tema con más relevancia brotara de la nada. Eso y Callie siempre estaba dispuesta a aceptar un buen desafío.

—Puedes contar con que destruiré cualquier evidencia que pueda atentar en contra de mi reputación, cariño. Dije que sería dulce ese día y contigo, eso no incluye a Gru y tampoco a Is, por lo tanto, ten por seguro que puedo patear sus traseros cuando se me dé la gana— Y ahí estaba nuevamente. La joven que nunca cambiaría. La que era un poco agresiva, pero que sabía que sus amigos iban a hacerse rogar si llegaban a dejar algún recuerdo de aquel día. Ellos nunca estarían dentro del acuerdo, pero seguro se sumaban si era sobre una broma hacia ella. Ya comenzaba a arrepentirse de sus palabras. —Yo, en tu lugar, claro, tendría cuidado con quien hablo, no vaya a ser cosa de que se me ocurra no ser dulce nunca.

Ya dejando el tema de lado, y sin agotarse de escuchar a Nate que sentía lo mismo que ella, asiente con respecto al tema de regresar al internado. La madrugada aún era helada y estaba ansiosa por poder lavar sus dientes. Sería una de las primeras cosas que haría ni bien tuviera la oportunidad de entrar dentro de la instalación. Tomados de la mano comenzaron a caminar, y la castaña escuchó aquella anécdota que tenía ganas de oír. Espero callada hasta que la risa brotó de sus labios sin poder ser detenida. La imagen de un Nate más pequeño pidiendo la atención porque tenía hambre, le causaba tanta ternura como diversión, todo al mismo tiempo.

—¡Oye! La pizza es importante. Yo hubiera comprado ese cuadro de la pizza, sería genial— Bromea sin perder la mirada del chico en ningún momento. Siguen caminando otro gran tramo antes de que la joven agregué en volumen bajo: —Gracias por contarme esa historia.

Alza la mirada y la mantiene un tiempo antes de volver a mostrar una sonrisa traviesa. —Ahora camina rápido, quiero lavar mis dientes.

Vuelve a apresurar el paso, porque quería estar de una vez con sus dientes limpios, para poder besar a Nate, porque tenía muchas ganas de besar al chico en ese momento. No solo por la historia que le había contado, sino porque estaba, una vez más, para ella cuando más lo necesitaba. Estaba para regresar a la joven a la realidad donde pertenecía.

Publicado por Calliope C. Rohmer Jue Abr 28, 2016 1:46 am

Le gustaba, no por la broma en sí, quizás la broma también ahora que lo pensaba, pero el punto es que le había gustado las reacciones de ambos, era algo tan atípico que le encantaba, así era su cariño, así era ese amor, así eran ellos y Nate no podía pedir nada más porque no se imaginaba con otra persona y menos en otra situación más armada y "normal". Callie Rohmer era lo único que necesitaba y era feliz con cada toque de locura, cada risa y cada instante a su lado, descubría tantas cosas nuevas que a veces se preguntaba si a la chica no se le acabarían sus trucos, trucos porque había hecho que él se perdiera en ella de una manera mítica y que a simple vista parecía imposible. —James no, por favor, sabes que no me gusta, siento que es mi padre diciéndolo en las escaleras de mi casa mientras esperaba a que supiera amarrarme una corbata en dos minutos—. Lo dice normal, sin rencores, era un tema común entre ambos.

Nate sonríe de lado y la ve arqueando una ceja, si algo tenían en común era que ambos amaban los retos y estaban dispuestos a ganar sobre cualquier obstáculo. —Eso suena a reto, Rohmer y sabes que me tomo mis retos muy en serio. Solo que esta vez no te dejaré prever mis movimientos, siempre te he dado esa ventaja—. Por no decir que Call de alguna manera u otra siempre terminaba adivinando sea lo que sea que el fuera a hacer.

—Tendré que buscar nuevos aliados, aunque no lo creo, les pagaré muy bien para que me ayuden—. Tendría que hacerlo ya que ambos chicos se dividirían seguro, no entre él y Callie, sino en ayudarlo a él o morir en manos de su capitana. Nate la abraza aún a su lado. —No creo esa amenaza, esa en particular no me la creo, Call—. Comenta seguro y con cierto deje de orgullo en la voz, le gustaba jugar con la paciencia de la chica, era como su deporte especial luego del soccer.

Le gustaba hablar de su madre, por alguna razón ese tema era como un cable que lo llevaba a la realidad que él siempre quiso vivir, con su familia perfecta, en verdad perfecta, no en una donde lo acusaban de algo que él nunca hizo y que le costó la confianza de muchas personas. Hablar de ella era recordar al chico que fue y que le hubiese gustado seguir siendo, quizás podía serlo, pero las marcas del pasado no son tan sencillas se borrar. Nate sonríe de lado y ve a Call. —Cuando quieras, solo tienes que pedirlo—. Ella era una de las pocas personas a las que le confiaría algo tan íntimo.

Nate asiente y decide apurar el paso, quería acompañarla y pasar un tiempo juntos, quizás cumpliendo los besos que siempre se prometió que le daría para hacerla feliz y él mismo ser feliz con ese pequeño regalo de su realidad.

Publicado por J. Nate Seeber Jue Abr 28, 2016 11:44 pm

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