All the trees of the field will clap their hands

Despertarme a causa de una pesadilla no era bueno para nadie. No era bueno para mí, que no podía pegar un ojo tras abrir los ojos. No era bueno para las personas que vivían en el internado que se amanecerían con el mejor estilo Grunwald. Normalmente era de las personas que dormían haya truenos, terremotos, aterrizara una nave extraterrestre, lo secuestrarán y lo enviarán a Plutón, pero cuando me despertaba, salvo que sea el horario para ir a estudiar, era incapaz de volver a dormirme, sean las dos de la mañana, las cinco o diez. Una vez que mis ojos se habían abierto, yo estaba despierto. No despierto del todo, tenía permitido un trance entre despierto y dormido y las ganas de volver a dormir, pero a veces me costaba demasiado. Además, patrocinado por la pesadilla del día, tenía la imagen de Cassie muerta en mi cabeza. Algo que quería olvidar demasiado, y hacer algo era la mejor opción, y ahí era donde venían todos problemas. Mi nombre es Brennan Grunwald.

Una persona con otro nombre en su identificación, primero, hubiera sido capaz de volver a dormir; segundo se dedicaría a hacer algo tranquilo que no despertará a los demás estudiantes. Yo era una mente creativa que no le gustaba repetir pasatiempo, a no ser que estoy estén englobados en: “la broma del año”, ya me imaginaba abriendo mis brazos mientras mostraba de lo que era capaz y sin duda tendría que escribir un discurso cuando reciba los agradecimientos de mis compañeros.

Comencé por las aulas de primer año y una buena cantidad de pegamento, obtenido del aula de carpintería. Un poco de pegamento en una puerta, otro en la otra puerta. Se cerraban y después de unos quince minutos no se volverían a abrir. En caso de accidentes, pasé pegamento por la ranura del piso hasta que quedara totalmente cubierta y por la ranura del techo, con la ayuda de una silla. Y eso era todo. Ahora los pequeños de primero no podrían ir a clase, lo que tenía sus beneficios porque no eran tan aburridos como los de séptimo que iban a hacer las suyas. Gritaban, jugaban, corrían, descontrol y risas que se esparcían por todo el internado. Lo que era necesario en ese momento.

Una vez que terminé con primer año, fui con los de segundo. Pensaba en hacer algo nuevo en cada aula, de todas formas eran las cinco y cuarto de la mañana, nadie se enteraría hasta que quisieran entrar a sus aulas para obtener sus respectivas clases. En segundo curso me dediqué a hacer una pirámide de bancos y pupitres que los faraones del antiguo Egipto adorarían y alabarían por su belleza y simetría. Estaba exagerando, se podía eliminar la simetría, y en realidad, esa era la broma. Había puesto todo de manera tal que, un movimiento en falso, traía como consecuencia un derrumbe. Implicaba que los alumnos perdieran clases, que escucháramos los gritos y risas de los de segundo mientras esperaban a poder ingresar y luego sus protestas de que ya no querían clases.

Soy un genio. Alguien tenía que admitir la verdad y era la única persona que se podía hacer cargo de esa labor, porque era la única persona en ese lugar. Sacudía mis manos, satisfecho, y luego los crucé. Debería tener una cámara en ese momento.

Publicado por Brennan F. Grunwald Jue Abr 28, 2016 11:52 pm

Esa noche tenía una patrulla él solo, no con Ophelia. No le importaba demasiado, al fin y al cabo, lo había hecho en situaciones y lugares mucho peores a... recapitulemos, internado en medio de la nada donde desaparecían alumnos. Pero esa era la palabra clave ¿No? Alumnos. No le había dicho que le hubiese pasado nada a ningún profesor. Es más, le gustaría tener un encontronazo con los secuestradores esa misma noche. Una sonrisa siniestra cruzó su cara. Oh, sí, sería interesante.

Estaba tan tranquilo, patrullando y pensando en cómo sería la paliza que daría a cualquiera con malas intenciones cuando se encontró con que olía raro en ese pasillo. Como a producto químico. Se acercó a la puerta del aula de primero y con precaución intentó empujar. Nada, no cedía. Soltó un gruñido, cogió un poco de distancia y la abrió de una patada, como si nada. Al fin y al cabo, cuando eres del SAS tienes un master en ''Abrir puertas siendo un animal''. No había nadie dentro, de todas formas para confirmar sus sospechas inspeccionó el suelo. Sí, indudablemente marcas de pegamento. Él había hecho una vez una cosa similar en sus tiempos, así que tenía que ser un alumno tan idiota como él hacía un cuarto de siglo.

Cuando estaba acercándose a la segunda aula, oyó movimiento de sillas y pupitres siendo arrastrados. Su rostro cogió una expresión lobuna mientras se quitaba los zapatos y apagaba la linterna. Entró con su máximo sigilo (Esa era su especialidad en el ejército, cuando estaba borracho e intentaba ligar en los bares le gustaba fanfarronear con que era una mezcla entre Rambo y un ninja) y con aire casual le puso una mano en el hombro al chico que admiraba su travesura. A ver qué hacía. Estaba claro alerta por si reaccionaba de manera violenta pero vamos ¿Qué podía pasar?

Publicado por Mark Pratchett Sáb Abr 30, 2016 12:10 pm

Las bromas y trucos habían significado algo para mí desde que tenía uso de razón. Tenía dos hermanos mayores y primos por todos lados. Defensa personal, venganzas, venganzas de las venganzas y bromas constantes, era tan común como que haya pan a la hora de comer unos fideos con salsa. Y eso no terminaba allí, una vez que había ingresado a la escuela, las cosas se habían puesto peor al encontrar un grupo de amigos tan traviesos como yo. Habíamos hecho tantas cosas geniales, que a veces veía la necesidad de reutilizar algunas de ellas en el internado, solo para recordar lo buenas que eran. De todas formas, debía ser la única persona de Minnesota en todo el internado, por lo tanto, para los demás estudiantes era una novedad, y una muy graciosa.

En esa oportunidad, había hecho uso de una broma que me contaron mis excompañeros de Hockey cuando los encontró en vacaciones. Ellos lo habían logrado en quince minutos, que era el tiempo de descanso que daban, había necesitado mucho más tiempo y un poco de fuerza que ahora sentía en mis brazos cansados, pero había logrado la misión, y estaba orgulloso de ellos. Tendría que contárselo a los chicos cuando regresará y agradecer por haber ofrecido una idea para el internado. Y también se lo tendría que decir a Is, debíamos encontrar una forma de salir a ver eso si no llegaba a preparar una broma en cada uno de los salones.

No podía estar más feliz de mi trabajo mientras pensaba en la siguiente aula, pero tuve que borrar la sonrisa cuando alguien tocó mi hombro. Era solo una mano, pero eso no evitó que un grito, para nada masculino, he de admitir con vergüenza, escapara de mi boca mientras retrocedía de un salto alejándome de quien había llamado mi atención. Aclaré mi garganta rezando porque mi respiración se calmara, tenía poco tiempo y una mentira tenía que ser capaz de decir antes de que la palabra “castigado” sea pronunciada en la sala. Esperaba que el profesor no estuviera disfrutando mucho de ésta situación.

—¿Puede creerlo profesor? Los estudiantes ya no tienen respeto por las pertenencias del internado— Comenté con la esperanza de poder huir de esa situación de la manera más ilesa posible, aunque mentirle a un profesor no era la manera más saludable, y eso que mentir no era una de las cosas que más amaba hacer, y en realidad no solía mentir, salvo que un castigo estuviera próximo y tuviera que salvar mi pellejo. —Simplemente una vergüenza. Venía caminando cuando escuché todos los ruidos de bancos y quise venir a ver qué era lo que estaba ocurriendo. Vaya sorpresa que me he llevado, y no tiene la idea del susto que me acaba de dar usted, pero no quiero desviar el tema porque seguramente no le interesa saber que puede que haya tenido un infarto leve. Volviendo al tema, vi todas estas mesas y sillas colocadas de ésta forma, no sabía qué hacer, ¿Usted que dice de hacer? Seguro posee mucha más experiencia que yo en este asunto.

Con cara de inocencia terminó de preguntar, sintiendo que mis pulsación se elevaron de una manera exagerada, y que no podía calmar mi respiración, primero el susto, segundo estaba nervioso como para que bajaran demasiado, aunque siempre podía decir que estaba nervioso por el susto que me acababa de dar y porque intimidaba un poco con la poca luz que había en la sala.

Publicado por Brennan F. Grunwald Miér Mayo 04, 2016 4:58 pm

Había algo morboso y quizás hasta siniestro en lo que le gustaba al profesor asustar. No en el sentido de dar gritos o intimidar en clase con exámenes difíciles y tratos vejatorios con los alumnos, no, nada de eso. Era algo más primordial, el placer del cazador cuando la presa se da cuenta de que está allí y que ya no hay escapatoria posible. Probablemente fuese esa naturaleza dentro suyo la que había hecho que la idea de alistarse al ejército le pareciese un destino laboral más. Al fin y al cabo, la camaradería, el sentido del deber, el sueldo razonable y el seguro dental solo te mantienen allí durante cierto tiempo. Necesitas algo más para quedarte.

Tenía una media sonrisa en la que dejaba ver una pequeña parte de sus dientes mientras el adolescente se intentaba excusar con la historia más increíble que hubiese escuchado en lo que llevaba de internado. Simplemente paseó alrededor del zigurat de mobiliario mientras escuchaba, quedándose un largo tiempo en silencio tras haberse callado el chico. Con curiosidad acercó la mano a una silla sin nada en particular en ella y probó a moverla un poco. Toda la estructura se tambaleó, parecía la partida de Jenga más grande del mundo.

-Sí, increíblemente y contra toda lógica posible puedo creerlo. Me creo que casualmente durante el toque de queda estuvieses simplemente paseando por aquí cuando escuchaste todo este estruendo. Yo digo de hacer que ya que has demostrado ser un alumno tan ejemplar y preocupado por las instalaciones del centro, arregles este desaguisado dejando todo donde estaba, para que tus queridos compañeros de segundo no sufran las consecuencias mañana -comentó mientras se sentaba casualmente en la mesa de profesor, con todavía esa sonrisa estampada en su rostro.

-Evidentemente si se te cae por algún casual y provocas ruido, tendré que castigarte por alborotar durante las horas de sueño, una auténtica lástima ¿Verdad? Pero tienes pinta de ser un chico lo suficientemente avispado como para que eso no ocurra.

Era un plan a prueba de fallos. Si se le caía todo, le castigaría por eso y de hecho, podría ponerle un mayor castigo en el que no podría quejarse y además se reiría un poco. Si por algún milagro conseguía hacerlo bien, eso que se llevaba y de todas formas lo castigaría por lo del pegamento de antes. Al menos tenía la esperanza de aspirar a un castigo menor.

Publicado por Mark Pratchett Sáb Mayo 07, 2016 6:11 pm

Camine un poco alrededor de la estructura, imitando al profesor. Cuando toco algo que provocó que toda la estructura se moviera como una gelatina, tuve que apretar tan fuerte mis labios para no sonreír, que estaba seguro que estaban blancos. Relamí mis labios mientras hacía esfuerzo por regresar a una expresión de seriedad antes de que fuera capaz de ver mi cara nuevamente. Aunque no fue necesario mucho esfuerzo, porque había olvidado completamente el toque de queda. Maldición. Se suponía que tenía que estar en mi habitación, no salir a caminar por los corredores.

—Lo siento profesor, es que, con esto de los desaparecidos, me cuesta un poco quedarme en mi habitación sin hacer nada— Cassie no me mates, te amo con toda mi vida, pero no voy a servir de nada si estoy castigado hasta que termine el año escolar. —Me gusta salir, de vez en cuando, por la mañana, ver si quizá alguien apareció, si hay algo que puedo hacer para poder ayudar.

Tampoco tengo que mentir demasiado. La tristeza me inundaba cada vez que recordaba a Cass y lo lejos que estaba de mí y de su hermana. Para cuando quiero acordar, tengo la mirada en el suelo, donde los bordes de las baldosas se vuelven indefinidas. Levanto la mirada, inflando mis pulmones para poder volver al tema de conversación y a la misión de terminar sin un castigo encima. Y lo bueno era que no había mirado la habitación de los de primero, llegaba a hacer eso, y estaría en más problemas de lo que sería capaz de contar con los dedos de la mano. Generalmente los problemas en los que me metía siempre los podía contar con mi mano, no quería que hoy fuera la excepción.

—En cuanto a la estructura…— Tuve que aclarar la garganta antes de hablar, temía que saliera algo irregular. Además de que tenía que pensar rápido que decir y parecer que sonaba con naturalidad, con la naturalidad de que se trataba de la más pura de las verdades. —No tiene idea de lo que me gustaría ayudar, pero… verá, estoy en el equipo de lacrosse y es un poco agresivo como ya sabe y me he goleado, bueno, me han golpeado, verdaderamente fuerte en el hombro. La enfermera me mando a que no haga esfuerzos, y no quiero estar lesionado por mucho tiempo, la señorita Rohmer es nuestra capitana y puede ser un poco intensa cuando se tratan de las practicas.

—¿Además, no es un poco injusto que me ponga a mí en esta posición, cuando no he tenido nada que ver al respecto? Es como si quisiera que delatara a uno de mis compañeros, y eso no creo que sea uno de los valores que se enseñan en el internado, ¿verdad?— Agregué para poder defender un poco más mi caso. Vamos que si tenía suerte podía salir con las manos completamente limpias de todo este asunto.

Publicado por Brennan F. Grunwald Lun Mayo 09, 2016 4:08 pm

-Sí, suena mucho más segura la idea de pasear de noche por el internado con todo el tema de los secuestros. Donde va a parar. Será gran de ayuda que desaparezcas tú también y tengamos otro problema en el que pensar -dijo ya en esa frase sin ocultar en absoluto si ironía. No le importaba demasiado que algunos alumnos le pusieran excusas pero una cosa era eso y la otra era que le tomaran directamente por tonto o que no fueran excesivamente lógicos con sus mentiras. Ya que le iban a mentir a la cara (Los alumnos SIEMPRE mienten) al menos había que premiar las más creíbles. Encima, le había enfadado el hecho de que usara como cobertura una buena acción para sus trastadas. Le hubiese molestado menos que hubiese admitido que necesitaba liberar su nerviosismo por la situación haciendo trastadas.Si de verdad quería ayudar, comprendería que durante una patrulla de los profesores era mejor no perder el tiempo con cosas como esas.

Se le quedó clavando la mirada mientras escuchaba la excusa sobre el hombro. Sus ojos iban cambiando lentamente con cada excusa de manera peligrosa de ''Profesor comprensivo que podía reducir el castigo'' a ''Sargento del SAS que entrena guerrilleros en el desierto y los trata como los insectos inmundos que son''. Soltó un largo suspiro cuando cuando acabó hablando sobre justicia y demás cosas.
-Podemos ir a preguntarle a la señorita Gail, la enfermera, ahora mismo si estás en condiciones o no -replicó de manera inflexible mientras su niño interior sonreía ante la posibilidad. Gail  le mataría si hacía eso pero su cara de incomprensión ante la situación bien lo valdría. Le sonaba que esta noche le tocaba guardia y si no, podría comprobar si era de pijama o camisón. Es importante saber esas cosas.

-Sí, podría ser injusto. También sería muy injusto que yo lo tuviese que hacer o que por ejemplo la encantadora profesora Ophelia tuviese que hacerlo ¿No crees?Además, no controlo mucho los valores de este centro, acabo de llegar. Bien podrían ser sacrificio, voluntariado y flagelación física o algo así..

Publicado por Mark Pratchett Lun Mayo 09, 2016 6:33 pm

Agaché la mirada. Bien, eso había sido idiota de mi parte, y aquellas palabras me habían dolido más de lo que esperaba. No debería haber usado aquella excusa, no cuando el tema de Cass me tenía demasiado sensible y nunca había aprendido esas tácticas de ocultar lo que sentía. Era lo que pasaba cuando crecías en una familia donde todo se podía hablar y sentías la comodidad de ser quien eras porque nadie, nunca, te iba a juzgar. El internado era diferente, pero yo era el mismo, y seguía haciendo lo mismo.

—Sí señor, lo siento, no era mi intención decir. Lo siento— Me disculpé y no era mentira, de verdad sentía haber usado esas palabras, porque tenía razón, no ayudaría a nadie si también desaparecía. Quizá encontrará a Cass, pero no era algo seguro, no era seguro para nada, pero ahí estaba la opción de arriesgarse un poco para poder lograr que otras personas disfrutaran la vida. Pero, como siempre, no había pensado, y eso solo se sumaba a la cantidad de cosas que había hecho mal en ese tiempo. Ya de por si estaba al borde de reprobar las materias, y ahora las tenía extremadamente bajas y no hacía nada para levantarlas. Tenía la oportunidad de hacer las cosas bien, pero siempre estaba el camino equivocado, y era el que tomaba. No debería haber salido de mi habitación, incluso cuando creí que era por una buena causa.

Apreté mi mandíbula al escuchar la recomendación de ir a ver a la enfermera, pero por suerte, ya me había lesionado el hombro varias veces, era algo demasiado común en los deportes que practicaba, ambos demasiado agresivos como para salir ileso en todas las practicas. Podría decir exactamente las palabras correctas para hacer creer a la enfermera que mantenía dolor en el hombro, y como había más de una, podía decir que me había atendido la otra. Era lo bueno de que los puestos no sean únicos, y que las personas se aburrieran de estar veinticinco horas en un mismo lugar, tiempo que la enfermería tenía que estar abierta. —No sería un problema, si eso lo hace sentir mejor. No miento con respecto a la herida en el hombro, pero tiene razón, no sería justo para nadie, ni para las personas del personal cuando la enfermera me dé la razón.

Me gire al pilón de mesas y sillas, y terminé arriba de una mesa con la agilidad que una persona de mi edad, y con las habilidades atléticas que había adquirido, tenía. Me subí al siguiente nivel, con cuidado de no acabar en el suelo, con algo roto, o con todas las sillas y mesas sobre el suelo, pero las ventajas de haber armado eso, era que recordaba en cuales me podía subir porque eran más seguras. Había tomado precauciones, tocando con la mano y comprobando cuales eran seguras, observando la estructura moverse como flan. Inspeccioné mi obra de arte por última vez, antes de levantarme todo lo que podía para tomar la primera silla. Una vez fuera, la tomé con ambas manos, no pesaba tanto, pero no iba a poder bajar con la misma, ni siquiera sabía cómo la había subido. Miré el suelo un momento.

—Creo que voy a necesitar algo de ayuda. ¿Se encuentra dentro de sus posibilidades ayudar a una persona que está realizando un injusto trabajo poniendo su juventud, fuerza y destreza?— Pregunté, moviendo la silla para ver si la tomaba o no, esperaba que la tomara. —Y, si le interesa saber, llevó cinco años en el internado, conozco bastante bien los valores que enseñan, creo que era algo como hermandad, colaboración y aprendizaje, aunque últimamente parece que son homicidio, desapariciones y terror.

Me encojo de hombros, nunca me había preguntado cuales eran los valores del internado, aunque no quería que fueran los últimos, podía llegar a llorar si eran los últimos. Se podía decir que no eran mis intenciones sonar frío o reírme de algo que era serio, nótese que no había ni mostrado una sonrisa al decir eso y siempre sonreía, pero no era mi culpa que todo lo que había pasado me hiciera porfiado a las autoridades que dirigían la edificación. Incluso el profesor nuevo podía ser un lunático que venía a matarnos a todos. Otra vez, esperaba estar equivocado.

Publicado por Brennan F. Grunwald Mar Mayo 17, 2016 2:26 am

Al menos parecía que en el fondo tenía conciencia, bien, entonces tampoco le daría mucha importancia al asunto. Su disculpa le había parecido sincera así que simplemente soltó un suspiro y se frotó la cabeza con la mano, pensativo.
-En fin, disculpas aceptadas. La próxima vez que queráis saltaros el toque de queda, al menos hacedlo de dos en dos -dijo encogiéndose de hombros. Los alumnos siempre se iban a pasar las normas por el forro, era ley de vida y aunque era su deber tratar de evitarlo, iba a suceder y punto. Al menos que cuando lo hicieran no se pusieran en peligro, era el mal menor. Realmente era raro que él estuviese haciendo la patrulla solo, pero con quien le tocaba se había resfriado y a él no le importaba arriesgarse demasiado, incluso le gustaba la idea de ser carnaza hasta cierto punto.Tenía ganas de romperle la nariz al que fuese que estuviera secuestrando gente y siempre había sentido su deber sacrificarse antes que otras personas a esa clase de peligros.

Seguía sin creerse que de verdad le doliese el hombro, el hecho de que hubiese dicho que no tendría problema en ir pero al final no lo hiciera le hacía sospechar pero tampoco iba a seguir presionando por ahí, lo dejaría pasar. Se levantó del asiento del profesor y se asomó por el pasillo, creía haber escuchado algo pero seguramente sería el viento. Odiaba el maldito viento que se formaba en esos pasillos casi tanto como el crujir de las cosas al contraerse por el frío, no porque le dieran miedo si no porque le mantenían en las patrullas en un estado de sobrealerta permanente. Quizás no fuese tan malo pero era agotador.

-No, pero de las que lo hacen de manera justa poniendo en peligro su orgullo, su coartada y sus tardes libres, sí -dijo con tranquilidad mientras agarraba la silla que le pasaba y la dejaba ahí apartada, manteniendo un tono de voz tranquilo todo el rato.
-De donde yo vengo, el único valor que hay es que el que arriesga gana, por si eso te vale para motivarte en tu redención -añadió a media voz mientras se cruzaba de brazos esperando a la próxima mesa o pupitre que le pasaran. No se le ocurrió que quizás diera demasiada información.

-Por cierto ¿Eso que veo ahí es pegamento? -preguntó disparando al aire, no había visto nada pero era probable que se hubiese manchado. Según como reaccionara podría ser interesante para presionar un poco más antes del castigo. Que no se iba a librar estaba claro.

Publicado por Mark Pratchett Mar Mayo 17, 2016 11:04 am

Porque salir en parejas implicaba que no les iba a pasar nada. Dos grupos enteros, por separado fueron capaces de perderse en medio del bosque hasta encontrar un cuerpo, pero bueno, ese es otro tema. Ni siquiera se sabía si las personas habían sido secuestradas por estar solas. Conocía a Cassie, ella no se iría, su desaparición equivalía a secuestro. Pero mostré una sonrisa corta y encogí mis hombros, tomando precaución de hacer una mueca mientras me giraba a tomar la siguiente mesa. Aunque de algo estaba seguro, si volvía a salir de nuevo de noche para hacer una travesura, me aseguraría que alguien quedará de campana. Al final de cuentas nadie había descubierto que Callie y yo habíamos sigo los responsables de cambiar todas las cosas que estaban en los estantes de pintura, pero si habían llegado las quejas. Tampoco era tan malo, creo que culparon a los de limpieza, pero había sido divertido escucharlos refunfuñar al respecto solo porque habían perdido un tiempo en encontrar todas las cosas. Era una de las reglas a la hora de hacer una travesura, no tiene que ser mala, tiene que ser molesta. El objetivo se había logrado, igual que había logrado lo de las mesas. No causaba ningún mal a nadie, pero era molesto. Lástima que tenía que ser yo quien bajara todo de esa hermosa pirámide.

—Nunca he sido una persona muy orgullosa, ahí no hay nada que perder, pero no se tiene que dejar engañar por lo que otros profesores digan, no soy tan terrible— Y mis ojos brillaron sabiendo que eso era verdad. Había gastado bromas desde un par de meses después desde que había entrado al internado, y no me había detenido hasta el momento. Había una razón para que todos, o casi todos, hayan escuchado mi apellido alguna vez en boca de algún profesor. Todo era por hacer que las personas se rieran y pudieran disfrutar del tiempo libre. Por eso también, en el pasado, había robado todos los libros que tenían el título de la siguiente lectura para lengua. Por suerte era cuando el profesor Hempstead estaba a cargo, este me hubiera cortado la garganta. Dejando eso de lado, no tenía problemas en exponerme, me distraía en clases y hablaba mucho, era normal que me tachen como la naranja podrida del cajón. —Solo no me gustan que las cosas sean aburridas, y las tardes libres, por lo tanto, puede poner mi coartada en tela de juicio, porque cuando soy inocente, soy inocente, sé reconocer los castigos que me corresponden de aquellos que no y rara vez no me hago responsable.

Eso tendría que sonar más convincente para el profesor.

—Ohh— Se me escape al escuchar el valor que tenía. En casa me habían ensañado varios. Muchos, respeta a tus padres, si lloras que sea de risa, ayuda a tus hermanos, nunca traiciones a quien te ha brindado su confianza, y el más importante de todos. —Yo tengo un lema también, “no importas cuantas veces falles, siempre que sigas intentando”. Me lo dijo mi padre, era fanático de Thomas Edison, decía que todos teníamos que ser como él, descubrir maneras de no hacer las cosas era solo parte de la vida.

Y ahí estaba lo que nunca podía ocultar, la felicidad y lo orgulloso que estaba de ser parte de la familia donde me había tocado nacer. No me imaginaba con otros padres, ni más estructurados o liberales, mis padres eran perfectos, al igual que mi hermana. Amaba a mi familia, no iba a decir que no, y agradecía la suerte que había tenido al acabar en ella. Claro que la educación que mis padres me brindaron tenía algo, mucho, que ver, pero solo decía.

Le pasé otra de las sillas al profesor, y luego comencé a sacar con más facilidad, una vez que había encontrado el hilo conductor, era sencillo ver cuál seguía a cual. Solo me detuve cuando escuché aquella pregunta. Por instinto giré a ver a mi espalda. ¿Para qué? No tengo idea. Fruncí mi ceño antes de preguntar lo obvio: —¿Dónde?

Publicado por Brennan F. Grunwald Lun Mayo 23, 2016 3:56 pm

-No te preocupes, normalmente no le presto mucha atención a lo que me dicen el resto de profesores sobre el alumnado, prefiero formarme mi propia primera impresión -dijo mientras lo observaba trabajar. Realmente si le prestaba atención, otra cosa es que se le olvidaran los nombres tan pronto como la conversación acababa. Se había tirado sus primeras semanas tratando de averiguar cual era el alumno de primero que vomitaba cuando se ponía nervioso. Digamos que lo descubrió por la vía desagradable. Pero bueno, al menos ese día se habían saltado los últimos quince minutos de clase, bien está lo que bien acaba. Para que una persona se le quedase clavada a Mark en su memoria, tenía que ser algo verdaderamente significativo, si no, con los años, se acabaría olvidando y a otra cosa. Era la mejor forma de sobrellevar una vida en la que estabas todo el rato de un lugar para otro con una gente para otra.

-A mí a tu edad tampoco me gustaban las cosas aburridas, pero estando como está el internado, tal vez no le venga mal a los nervios de mucha gente algo de aburrida y tranquila rutina. Sobre todo cuando tus acciones se pueden malinterpretar, imagina que alguien paranoico te viera merodear de noche. Alguien podría creer cosas raras -dijo mientras se rascaba la barba, tratando de sonar comprensivo. En el ejército lo tenían muy claro cuando estaban desplegados en una zona activa, si veíais a alguien donde no debía en el campamento de noche, no era raro hacer unos disparos de advertencia antes y preguntar después.

-Es un buen consejo. Sin embargo, Thomas Edison una vez electrocutó un elefante así que -dijo encogiéndose de hombros, completamente consciente de la absurdo de su razonamiento.

Vale, no había colado, pero llevaban ya mucho tiempo ahí y el trabajo no avanzaba todo lo deprisa que él quería así que decidió ser sincero.
-Mira, cartas sobre la mesa. Te voy a castigar sí o sí por lo del pegamento pero si dejas esta clase impoluta, te ahorras el castigo por esto -dijo mientras cogía la silla y la dejaba el suelo. Levantó el dedo índice antes que le replicara.
-Y por supuesto eso te parecerá injusto porque tú no lo has hecho, pero en caso de que por algún casual tú no hayas sido, esto te dará un consejo, no solo tienes que ser inocente si no que además, tienes que parecerlo.

Publicado por Mark Pratchett Miér Mayo 25, 2016 7:17 am

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