Sin tiempo para pensar.

02 de Abril | 17:15hs

Tras la serie de eventos confusos, hirientes y desagradables que había vivido Brian Downer, algo dentro de si parecía romperse. Quizá su infantil ilusión que todo mundo obraría por el bien, que las cosas tenían solución y que el mal sólo era un invento de las películas.

No todo era lo que parecía ser y tenía miedo de fallar, de fallar y equivocarse. No quería perjudicar a nadie con su accionar, no quería que alguien más resultase muerto. ¿Pero cómo? ¿Cómo evitarlo? ¿Cómo saber si estaba del lado correcto?

Tenía la sensación que solo podía confiar en pocas personas y dos de ellas eran sus amigos Donald y Violet. No recordaba exacto el momento en que la sensación de amistad llegó con ellos, pero sabía que eran de fiar. Esperaba que ellos sintieran lo mismo con él, porque a decir verdad ya ni él mismo lo sabía.

* * *

Envío dos notas a la mañana, una a su buen amigo (x) y otra a su pequeña estudiante (x). Se preparó, tras el almuerzo fugaz, en su cuarto, con una mochila repleta de cosas útiles, como un termo con té y galletas, sabía que hacía frío y quería mantener la charla a flote. También, preparó su cámara de video y escondió su cuaderno debajo de la cama.

Todo listo, partió rumbo al Invernadero, para esperar un largo rato la llegada de ambos. Estaba impaciente y ansioso, pero se resguardó sentado entre las macetas descoloridas de aquel lugar que parecía un poco dejado. Ya nadie tenía tiempo para prestarle atención a las plantas. Había cosas urgentes ahora que necesitaban ser habladas.

* Tomemos en cuenta que los resultados del tema de La Organización aún no se saben, así que los hablamos por arriba.

Publicado por Brian Downer Jue Jul 14, 2016 10:02 am

Por fin había terminado aquel fatídico 1 de abril. Las horas del día anterior me resultaron más lentas y pesadas de lo normal, incluso tratando de distraerme trabajando o haciendo cualquier otra cosa. Me había dado a mí misma un día de tregua; es decir, esperaría al día siguiente para reflexionar sobre lo sucedido y conseguir algo de información, porque claramente aún me quedaban hechos por saber. Más que nada lo hacía porque era consciente de que siempre es mejor hacer las cosas en frío y no en caliente. No reaccionaría de la misma forma a los acontecimientos estando fatigada que descansada, por ejemplo.

Como si me hubiera leído el pensamiento, Brian me dejó una nota en la que me pedía que fuera al invernadero para hablar. Así que, cuando se acercó la hora, me cambié de ropa -todavía llevaba el feo uniforme de limpiadora- y me dirigí al lugar sin pararme siquiera un instante. Con el tema de que se habían suspendido las clases, los pasillos estaban repletos de alumnos todavía visiblemente afectados por lo del día anterior, algo que me incomodó un poco. ¿Tengo que repetir que detesto las multitudes?. Era curioso cómo había personas que me miraban extrañadas, lo más seguro preguntándose quién era yo. Porque, sin el uniforme podría hacerme pasar por una alumna perfectamente.

Por el camino me dio tiempo a reflexionar. Honestamente, en cualquier otra situación me habría aislado indefinidamente cual ermitaña, esperando a que todo se solucionara por arte de magia. Pero ya era demasiado tarde. Era demasiado tarde porque por primera vez en mucho tiempo tenía amigos por los que preocuparme. ¿Cómo iba a quedarme sentada sin hacer nada cuando las personas que me importan corrían peligro?. Brian, Gianna, Donnie, Gwen...Sé que no soy especialmente afectiva o habladora, pero realmente quería poner mi granito de arena y ayudar en lo que pudiera.

Ya por fin en el invernadero, saludé a Brian con un beso en la mejilla y comencé a caminar un poco por el lugar, sin alejarme mucho. Aquello estaba hecho una pena, no quedaba nada de color. Hasta aquí se respira muerte... Sin embargo, incluso estando en un lugar tan dejado como aquel, me sentía a gusto. Al menos había conseguido librarme de la estampida de estudiantes. Dejé caer un par de pétalos secos que había cogido y miré a mi amigo, quien parecía mirar ansioso a la puerta. -¿Esperamos a alguien más?-

Publicado por E. Violet Elliot Sáb Jul 16, 2016 12:37 pm

La verdadera amistad es como la fosforescencia, resplandece mejor cuando todo se ha oscurecido.

Los trozos de mi alma se reúnen alrededor de mi lecho, observándome tocar una guitarra que arpegia notas tristes. Nunca he sido un tipo amargo, depresivo y ni tampoco de los que lloran porque el gatito que te regaló tu tía Matilda, murió atropellado por un Mustang del 69. Que por cierto, sucedió. Pero si he de ser sincero con vosotros, ésta es la segunda vez que siento que mi vida va a en picada, yendo catastróficamente contra un suelo de cemento. Si pudiera vender mi alma al diablo, le pediría que nos sacara a todos de aquí. O en el mejor de los casos, construir una maquina del tiempo e impedir que todas estas ridículas —ridículas ya que aún no sabemos su porqué—, desapariciones.

Sé que tengo mis dos más importantes vigas apoyándome. Están ahí, ayudándome a sostener mi raciocinio porque sé que soy capaz de perderla. Pero descuidar las amistades puede ser un error… No puedo permitirme perder a más gente. Pues nos han cortado las alas, nos han amputado la libertad, y nos arrancado de raíz las emociones más puras. A ellos. A niños y adolescentes que se hallan en una etapa difícil. Sé lo que se siente, porque caminé sólo en ése mismo pasaje.

Pero la nota me hizo sonreír.

La sonrisa tampoco debe perecer aún si el cielo se vuelve oscuro.

[…]

—¿Esperamos a alguien más?

—Sï. —Respondí en el aire, caminando hacia ustedes a marcha flotante. Ya parecíamos pequeños Boyscouts—. A mí. —Les saludé a ambos confianzudo: Un beso rápido en la mejilla para la dama, y una estrecha unión de manos para el caballero. Quería creer al menos que me sentía mejor, por eso disfrutaba de sonreírles, una que va alegrando el lúgubre invernadero.

Y en parte me sorprendía que Doña Violet estuviera aquí también, sin uniforme y más casual, pero me alegraba bastante verla, por eso no evité mirarla de reojo, para después posar una mirada directa al bibliotecario:
—Creí que sólo seríamos tú y yo. No es que lo reproche, sólo estoy… ¿Absorto? A parte de éso, estoy encantado de verles.

Publicado por Donald F. Wells Sáb Jul 16, 2016 6:24 pm

La primera en llegar fue Violet quién saludó de forma cálida a Brian, éste optó por ofrecerle una sonrisa cargada de pequeños espasmos debido al frío. Cruzaron la mirada sin decir mucho más, los amigos no necesitan hablar demasiado, los gestos y el silencio compartido podían hacer mucho más por ellos.

—Es una lástima... —comentó, mientras veía como los pétalos de flor caían lento al suelo dle invernadero. —Pues...

Y cuando iba a responder la voz de Donald irrumpió. Su sonrisa fue amplia, estaba deseoso de verle. Tomó su mano y apretó con fuerzas, mientras que con la mirada le decía otras tantos cosas.

—Jaja.. si, supuse que ambos estarían absortos —respondió, recalcando la última palabra —Pero tengo entendido que se llevan bien y si compartimos amigos en común... mejor reunirnos los tres, después de todo traje algo para contentarles un poco —miró a ambos con una sonrisa pícara. No sabía bien qué pasaba entre ellos y tampoco pretendía averiguarlo, todo a su tiempo.

Se descolgó la mochila y la apoyo en una de las mesas que juntaba polvo. Sacó el termo con té, unos vasitos y dos paquetes de galletas de gustos varios. Se los extendió y miró alrededor: —Hay algunas sillas que podremos usar, a riesgo de ensuciarnos un poco —arrimó una silla para él y se dispuso en la mesa, mientra limpiaba la superficie soplando un poco.

—Saben de qué tenemos que hablar supongo... ¿qué ha ocurrido ayer? ¿Ustedes están bien? Veo que si, pero... ¿saben algo nuevo? Yo ya no sé bien qué pensar, ni en quién confiar. Me temo que la casita de naipes se está derribando una por una... —sirvió té y repartió los vasos.

Publicado por Brian Downer Miér Jul 20, 2016 6:15 pm

Una leve sonrisa se dibujó en mi rostro cuando vi a Donald entrar. Al igual que él, estaba absorta -creo que utilizaré mucho esa palabra a partir de ahora-, pero realmente me agradaba su presencia. -Sí, ya sé que estoy rara sin el pálido uniforme de limpiadora.- Bromeé al darme cuenta cómo me miraba de reojo.

Los tres mosqueteros, unidos, jamás serán vencidos. Era curioso, cómo personas tan diferentes como nosotros habían acabado haciendo migas y formando una amistad de las de verdad, de las que dan envidia. Creo que nunca antes me había sucedido algo así. Es decir, todos estos años ha sido yo y mi sombra, nadie más (aunque, a veces, hasta esta última me abandona). No es que sea una completa misántropa, es sólo que no me interesa estar con personas que no me aportan nada. Eso y que soy una loba solitaria. Claro que he tenido mis "colegas", pero nunca he podido llamarlos "amigos". Tus amigos se preocuparían por ti y no te dejarían drogada en una discoteca en mitad de la nada. En primer lugar, nunca te ofrecerían droga.

Volví a acercarme a donde se encontraban, no sin antes guardar un par de flores secas en uno de mis bolsillos. Seguramente las pondría en uno de los cuantos libros que había cogido de la biblioteca no hacía mucho. En parte me sentía algo mal, porque los tenía medio olvidados y a lo mejor otra persona los necesitaba. Porque, quizás alguien podría encontrar refugio en la lectura, pero no era mi caso. Con tantas cosas en mi cabeza, me era imposible leer siquiera un párrafo sin distraerme. Además, ¿quién sabe si teníamos el tiempo contado?. Me daba igual no poder enviar cartas o hacer llamadas, pero lo que no soportaba es que me quitaran mi libertad. Joder, ya casi ni podíamos salir afuera. Como si el lobo y las ovejas estuvieran en una misma habitación cerrada con llave.

En cuanto vi a mi amigo sacar la merienda, me uní a él en la tarea de limpiar un poco la mesa y luego traje un par de sillas más. El día anterior apenas había probado bocado y misteriosamente me acababa de volver el apetito. Porque, ¿quién podría resistirse a un té y galletas?. Me decanté por las de fresa y chocolate. -Gracias Brian.-

Callé por unos instantes, admirando mi reflejo en el té. -¿Qué ha ocurrido ayer?- La niña.. -¿Ustedes están bien?- Ahora que estoy con vosotros, sí... -Yo ya no sé bien qué pensar, ni en quién confiar.- Entonces, posé mi mano en su hombro por un momento, mostrando serenidad -Puedes confiar en nosotros y nosotros confiamos en ti, no lo olvides, por favor.- Rara vez decía cosas como aquella, pero era así como me sentía. Tengo mis momentos... -Verás...por dónde empezar...- Mis ojos se encontraron con los de Donald, de algún modo esperando que él se aventurara a dar el primer paso y contar lo de Hallie. Las palabras no son mi fuerte... Pero, por primera vez debía hacer algo así por mí misma, aunque me supusiera un esfuerzo considerable. -Descubrimos a una niña encerrada en el ático. La pobre...- Hice una breve pausa, me daban punzadas en el estómago al revivir las imágenes en mi mente. -La pobre estaba llena de moretones y malnutrida. Estaba desesperada, realmente había tenido que sufrir mucho para querer...acabar con su vida.- Realmente aquello era muy duro para mí, recordar cómo se lanzó al vacío frente a mis narices. Di un sorbo a mi té y continué, volviéndose mi voz cada vez más quebrada. -Decía que su madre vendría a por ella, pero tan sólo la había llenado de falsas esperanzas...- Fue entonces cuando me acordé de lo de "buscar a la pelirroja" y la única pelirroja que conocía era Ophelia.

-Donald...¿puedes seguir tú?.- Acabé abrazándome a mí misma, esperando que me hiciera ese favor, porque yo no daba para más.

Publicado por E. Violet Elliot Sáb Jul 30, 2016 9:42 pm

Les observo ambos nítidamente, cómo si quisiera impregnarlos en mi recuerdo a fuego. No desearía que uno de los dos desapareciera. Fuese secuestrado y herido. Entrecerré mi puño, contaminándome de ideas, de sensaciones que no quiero experimentar. Hice un leve mohín y presté atención alrededor. Dunkelheit se muere, notándose en la naturaleza seca, mortuoria, triste…

Absorto es poco al saber ahora mismo ella y él, se conocen. Se llevan bien, lo veo. Me da satisfacción, un placer que no podía simplemente explicar en palabras. Pero si sé, que si hubiéramos sido amigos fuera de esto, estaríamos en un bar comiendo pizza y bebiendo cerveza. Charlando de todo y a la vez de nada.

Atendí a las acciones de Downer, asentí en cuánto me acercó una silla. Agradecía que fuese amable. Demasiado amable. Tanto que pensó en nosotros y nos trajo aperitivos, ¿podía haber acaso criatura tan generosa? No podía llegar a desconfiar de él. Al menos no parcialmente, lo sé, es terrible, pero en estos momentos sólo necesito confiar y creer en alguien. Limpié la silla con la mano, palmeé varias veces quitando el polvo, finalmente apachurrando el trasero.

“¿Qué ha ocurrido ayer?”

Muchas cosas, brother.

No sé como empezar, y no por falta de valor sino por respeto a mí consciencia. A veces se me forma un nudo en la garganta, asfixiándome y callándome. La siento ahora. Quedé alejado de la conversación, sirviéndome una galleta y metido en una meditación parabólica. Me lleno la boca de dulce, y lo acompaño bebiendo un sorbo de té. Escucho. Espero. Violet me mira esperando algo, pero no podía hacerlo todavía, sólo baje la cabeza al humeante líquido, hallando manera de explicarme a mí que esto, no es una terrible pesadilla.

—Donald... ¿puedes seguir tú? —acaricié los dedos de su mano para consolarla. Mírala hermano, tan frágil, parece un pajarillo enjaulado. Y no merece tal tortura, ella debe volar, ¿entiendes? Volar, sí.

—Se suicidó. —Dije abrupto, es más fácil escupirlo escuetamente—: No soportó y puso fin a su dolor. Al martirio. Creo que fue valiente —mordí mi boca—. Quizás pueda parecer un acto cobarde para muchos pero ella no tenía opción. O eso quisiera creer… Aunque no nos dio las respuestas que queríamos, su última petición fue: Que busquemos a la pelirroja, ella tenía respuestas. —después de decirlo, acallé.

Publicado por Donald F. Wells Lun Ago 15, 2016 2:36 pm

Claro que sabía que podía confiar en ellos, después de todo estaba sentado enfrente a los creía eran sus mejores amigos en ese lugar. Al menos se sentía un poco infantil a su lado, como con un grupo de exploradores, felices y curiosos, a punto de descubrir el hueco de un árbol lleno de dulces y hojas.

Sonrió a Violet cuando dijo aquello, realmente apreciaba sus palabras. Esperó ansioso a que alguno empezara a hablar, era notable el dolor que las palabras traerían, pero era peor dejarlas guardadas dentro, como espinas. Y en tanto escuchó una a una las palabras que Violet se animaba a confesar, el recuerdo del cuerpo de la joven en la bolsa revolvió el estómago de Brian. También vio el dolor en el gesto de Victor y se compadeció profundamente por él. Notaba su dolor y le admiraba por su entereza. ojalá hubiese algo que remediase aquel sufrimiento, ojalá.

Para cuando Donald comenzó a hablar, tomó un trago de té y una galleta de la bolsa. Claro que la palabra suicidio interrumpió un poco el proceso de masticado. Sus ojos no dejaban de mirarlo. También el golpe del color de pelo y todo el resto, terminaron por inquietar a Brian.

—-¿Co.. cómo? ¿También conocía a Ophelia? Dios... ¿Cuántos secretos guardaba?

Miró a ambos con los ojos cristalizados. Resopló. Ahora le tocaba a él contarlo todo.

—¿Se dan cuenta que esta situación no puede sostenerse más? Estamos siendo cazados por dementes.

Le daba igual si sus palabras podrían resultar algo menos sutiles que de costumbre. Estaba enfrente a ellos, y sabía que no le juzgarían. A veces, las palabras fuertes eran necesarias. Muy necesarias.

—Yo ahmmm no sé como decirlo, la verdad, Duck, Vi... No sé si saben pero yo estuve ahí... cuando la... mataron.

La última palabra retumbó en el espacio. Hizo que los ruidos cesaran, que el viento dejara de soplar.

—Fue Yvette, la asesinó. Salió de la nada. Nos atacó, y la mató. Pero antes de eso, dio a entender que era su cómplice. ¿Pueden creerle..? ¡Pueden creerle..!

Rompió en un llanto silencio, solo las lágrimas rodaban cuesta abajo por sus mejillas enrojecidas, producto de la agitación.

—Ophelia... cóm... com.. plice.

Seguía con la cabeza gacha y una galleta en la mano, que se movía lento de lado a lado sobre la mesa.

—La idea era explorar los alrededor para saber si habría algún punto de escape y terminó todo así. Además vi a esa niña, en una bolsa. La enterramos junto al cuerpo de Ophelia. ¿Pueden creerlo?

Preguntó, ahora elevando la vista. Sus ojos claros resaltaban.

—¿Yo, enterrando cadáveres...? Yo...

Mi idea es que aquí Brian cuente todo lo que vivió, así sus PJs también lo sepan.

Publicado por Brian Downer Vie Ago 19, 2016 2:21 pm

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