There is nothing we can't do

Las cosas pasaron tan rápido que nada más hacer la votación de las nuevas cabezas del internado, Isak se retiró a su habitación. Solo, sin nadie con el que hablar. Pensó en pasar a ver a Gru pero la vergüenza del argumento que tuvieron y la desconfianza que mostró siguen carcomiendo su mente. Todavía no se lo puede creer, hace solo unas semanas la tenía al lado. Su primer amor. Con ella tuvo su primer beso y nunca sabrá lo que significó para ella. Pero no solo es eso, la chica nunca más volverá y no puede hacer nada para arreglar sus fallos del pasado. Eso es lo que más le molesta. La vida es corta y pocas veces pensamos en el valor que tiene, en que las oportunidades que se presentan hay que tomarlas. Hay que arriesgarse, probar nuevas cosas porque nunca sabes si podrás hacerlo de nuevo. Tantas cosas ha dejado atrás... Se arrepiente de cada una de ellas.

Le toma unos días recuperarse y, cuando sale de la habitación, ya no es el mismo. ¿Recuerdan a ese chico que no sabía qué hacer con su vida? ¿Ese que solo seguía a lo que le decían sin queja alguna? Bueno, ese Isak ya no existe. Puede que este sea una aproximación algo agresiva de su parte, pero se volvió personal cuando le arrebataron a sus amigas. Se volvió personal cuando se metieron con sus amigos, con las personas que más le importan, las que significan todo para él. No solo los que ya no están, pero los que siguen con él. La amistad es algo sagrado, y con la suya nadie se mete.

Agradece encontrar la biblioteca vacía a esa hora, tomando su tiempo para ir por las estanterías para encontrar lo que necesita: un libro sobre los distintos prefijos para números telefónicos. En la soledad de su cuarto su mente empezó a conectar los puntos, uno a uno, hasta dar con una intersección. Callie estaría orgullosa de él al organizar bien sus ideas para descubrir algo nuevo. Ella era así.

Le espero en la biblioteca. Traiga el número en el brazo del vicerrector, es importante.
—isak

La punta del lapicero no para de golpear la mesa, nervioso porque llegue la persona con la que ha quedado a tantas horas. Espera que haya leído la pequeña nota que le dejó bajo la puerta de su cuarto, sino todo es en vano. Al lado de la mesa donde se encuentra hay un papel con varios números apuntados. Esto podría ser un gran avance para descubrir la verdad de una vez por todas.

Publicado por Isak T. Bruhn Miér Ago 10, 2016 2:50 am

Otra nota había sido dejada bajo su puerta. Cada vez que una nota aparecía allí, la miraba por unos segundos dubitativo. No siempre traían buenos augurios y con frecuencia se preguntaba cuando una de ellas lo llevaría a su final. Si, su final. ¿Por qué no? Parecía ser el cause natural desde que puso un pie en ese internado.

—No, no... —negó, respondiendo a sus pensamientos negativos. No debía dejarse llevar por ellos, después de todo siempre había sido un joven positivo, o al menos eso intentaba. Se agachó para tomarla del suelo y leerla en detalle: "Le espero en la biblioteca. Traiga el número en el brazo del vicerrector, es importante.  —isak"

—¿Isak? —arrugó el entrecejo para que el recuerdo de su mente viniese a él. ¿Qué pasaría? ¿Para qué querría ese número? Lo recordaba de memoria, y creía que no podría olvidárselo, después de todo. Casi de forma automática, tras los números, vio el brazo del cadáver de Victor, la sangre, los agujeros en su pecho. Un escalofrío le recorrió la espalda. ¿Cuándo acabaría aquello?

Se apresuró en llegar a su amada biblioteca. Pero no lo vio. ¿Estaría acaso en la mayor? Volvió sobre sus pasos y bajó las escaleras al trote. Entró mirando intrigado a todos lados, al fondo la silueta del joven se dibujó.

—Isak.. Isak... Hola. ¿Sucede algo? —lo miró preocupado, sentándose frente a él. Parecía estar sano y salvo, sin rasgos de maltrato o sangre. El corazón le latía fuerte, producto de la corrida, pero también la adrenalina. —Disculpa que... —respiró profundo y apoyó las manos sobre la cabeza. — ... he venido corriendo, pensé que había ocurrido algo... Ya sabes. Ahm... Bueno, aquí estoy. Dime, ¿en qué puedo ayudarte isak? —sus ojos no dejaban de verle, su mirada reflejaba preocupación, preocupación sincera.

Publicado por Brian Downer Jue Ago 18, 2016 10:28 am

Isak se estresa al no encontrar el número que estaba en ese teléfono meses atrás. Si su teoría es correcta, la persona detrás de ese número puede ser un gran paso para entender lo que está pasando. Todos los apuntados en la hoja de papel no le recuerdan a nada. Vuelve a abrir el libro de los números y empieza a buscar una vez más.

Levanta su cabeza el momento en el que escucha a alguien decir su nombre, sus ojos brillan de felicidad al ver a Brian—. Profesor, —comienza Isak, tomando la hoja de papel por la esquina superior para girarla hacia Brian—, los dígitos deben juntarse. —seguro que lo que dice Isak no tiene sentido ahora para el bibliotecario, pero lo hará en unos segundos.

Encontramos el inicio de un número telefónico meses atrás. Era del Reino Unido... —pasa la página, todavía en busca del prefijo que necesita—. Consiste de once dígitos uno completo, y usted tiene... ¿cuántos? —Isak recuerda que el que encontraron tenía cinco dígitos, cuatro pues el cero se puede sustituir por un más—. Siete, ¿verdad? —Isak se adelanta al hombre, su mente está corriendo a mil por hora—. Juntos dan once. Solo necesitamos encontrar el prefijo que debería estar por aquí. —vamos Isak, que puedes descubrir algo, encontrar a tus amigos. Ah no, espera, eso ya no puedes, pero sus muertes no habrán sido en vano.

Publicado por Isak T. Bruhn Jue Ago 18, 2016 4:23 pm

Calmó sus ansias, cuando el joven delante suyo habló calmado. ¡Ay! Si supiera el miedo que tenía todas las noches pensando que al día siguiente podría venir otra masacre, otro dolor que removiese viejos espíritus.

Se relajó en la mesa y tomó la hoja de papel en un extremo. ¿Dígitos? Observó los números en las páginas. Casi al instante el brazo muerto de Victor se le estampó en la memoria. Que extraña coincidencia.

—Espera espera... —sonrió al joven, su entusiasmo era contagioso. —Entiendo a donde quieres ir... ¿pero qué números son? Los que vimos en Victor tenían un prefijo delante... ahm —dijo.

—Espera, ¡espérame un segundo!

Se levantó de la silla y salió caminando rápido hacia el escritorio, donde guardaba un portador de lapiceras y un papel en blanco. Tomó dos y regresó. Se sentó y en el papel anotó debajo: 54 – 9 – 3562.

—¿Ves...? Ahm —miró la hoja de los teléfonos de reojo y señaló con el dedo arriba de todo. —Argen.. ¿Argentina? Cincuenta y cuatro, si. Prefijo de ese país. Ahm... América del Sur.

Torció la boca. Hubiese estado bueno poder encontrar alguna pista.

—Me temo que conozco no mucho de ese país, tampoco qué importancia tendría como para que Victor antes de morir anotase eso en su brazo... como si de esto dependiese algo muy importante. ¿Ellos dónde nacieron acaso? ¿Tenemos algún alumnos o adultos de allí? ¿Qué otro número tienes y de dónde lo has conseguido? Quizá sean cosas diferentes.

O quizá aún había algo que les faltaba por resolver.

Publicado por Brian Downer Vie Ago 19, 2016 2:49 pm

El bibliotecario parece entenderle, pero en parte. Mientras Isak sigue pensando en el prefijo que encontraron en el móvil meses atrás, Brian se dirige por un papel y un lapicero. Cuenta los números uno por uno, llegando a un total de— ¡siete! Siete, sí, siete. —repite como si eso tuviera sentido para todos, sin pensar que capaz todavía no entiende a donde quiere llegar.

Que el mismo mencione que el número ya tiene un prefijo, uno de otro país, le molesta pues piensa haber encontrado algo, una pista para que las muertes no hayan sido en vano. No puede equivocarse, los errores a estas alturas no son aceptados. Ya ha cometido suficientes errores en su vida de los que se arrepiente para cometer uno en un momento tan importante como este—. No, no. Es una forma de confundirnos. No, no. —no lo aceptará, no hasta probarlo.

No puede ser una coincidencia, los dos números deben ser unos completos. —deben serlo, tienen que serlo, lo son—. Tiene que estar por aquí. Solo necesito verlo, solo necesito verlo. —no para de repetir las palabras, como si de esa forma fuera a arreglarlo. Sabe que no es así, pero no puede perder la esperanza. Perderla significa tirarle mierda a las personas que ha perdido. Por un día tiene que ser un héroe.

Su héroe.

Su dedo índice desciende desde la parte superior de la hoja hasta la inferior; los dígitos que ha apuntado no son los correctos, sino su mente los habría conocido—. Solo necesito verlo, solo necesito verlo. —esta vez su voz pierde fuerza. Una de sus manos toma la forma de un puño, clavando sus uñas para dañarse a sí mismo. Por favor, por fav— Aquí, este, este es. —agarra uno de los lapiceros, escribiendo en una de las hojas blancas el número que ha encontrado con el del ex-director—. 07950 5493562. —lee los números, uno a uno—. Once dígitos, sin contar el cero. Este es, este es. —agarra con fuerza el papel de una esquina, manteniéndose en la esperanza que existe que ese número pueda significar algo.

Publicado por Isak T. Bruhn Dom Ago 28, 2016 10:18 pm

Brian regresa calmo su vista al joven, que entusiasmado, cuenta los números y hace conjeturas al aire. Quería seguirle la corriente, en verdad que si, pero había algo que lo detenía, algo que no le cerraba. Ambos números para él comenzaban con prefijos, estaba claro como el agua, ¿no?

Y si Isak tenía razón, y si no lo eran.

—Mmh.. Isak, Isak —trató de llamar su atención, colocando con algo de prudencia una mano encima del brazo inquieto del joven. Lo miró a los ojos, sonriendo. —Espera, tu teoría puede funcionar, ¿qué tal si lo probamos? Intenta marcar el número que tienes anotado —señaló el papel. —Y veamos. No sabemos si el que atienda hable o no nuestro idioma (inglés) quizá hable español... o... bueno, no importa, quizá a alguna otra pista logra llevarnos.

Retiró su mano del joven y se paró. Le indicó con la mano que lo acompañase al diminuto despacho que se encontraba al fondo de la biblioteca detrás del escritorio. Allí dentro, había una pequeña mesada, un sillón, algunos libros y tazas encimadas. Era el espacio de descanso, donde el bibliotecario se tomaba unos segundos para si.

—Si quieres cierra la puerta, así nadie se entera. Aquí hay un teléfono, pero me temo que las comunicaciones no andan. ¿Tienes alguna otra forma de llamar? —le arrimó el viejo aparato, que tenía números del 1 al 0 en rueda.

Acto seguido, prendió la cafetera, que contenía el tan amado líquido negro y tomó dos tazas, colocando en un pequeño tazón unas galletas de vainilla que ya tenía abiertas. Lo ojeó un poco, quería tratar de brindarle un poco más de calma y serenidad al momento. —Espero el café te agrade, sino siempre tengo un té a mano—señaló el rincón de la mesada, con una cajita de tés cerrada.

Publicado por Brian Downer Lun Sep 05, 2016 7:01 pm

Todos sus músculos se mantienen en vibración constante mientras busca la conexión entre los dos números. Las ansias sacan lo peor de él, pues lo que más desea es tener a sus amigos a su lado. Algo, que ahora, ya no puede ser. Pero ya se prometió que no dejará que sus muertes hayan sido en vano, razón por la que no piensa en rendirse. Rendirse significa dejar que hayan muerto para nada, y eso no puede pasar.

La voz de Brian vuelve a sacarle del mundo que es su cabeza, aterrizando en la tierra. Su mano, sobre el brazo de Isak, le transmite calma y lo agradece. Aunque no esté llorando, su nerviosismo esta muy por encima de los límites—. Sí, sí, sí. Yo hablo un poco de español, y sueco. —como si te fueran a hablar en sueco, cabeza hueca—. Puede funcionar, puede funcionar. —termina de escribir los dos números juntos, sin parar de repetir las palabras una y otra vez para que, de alguna forma inexplicable, le ayude a conseguir su cometido. Como si repitiendo las palabras pueda causar algo de magia.

Sigue al bibliotecario a su despacho, dejando la puerta cerrada a su espalda. Primera vez que entra, pensaron en hacerlo la primera vez que encontraron el número, pero no la primera que la ve por dentro—. Este número va a funcionar, tiene que hacerlo. Sino, ¿por qué nos lo darían? Seguro que funciona. —no debería tener las expectativas tan altas, pero sino no sabe qué hacer—. Sí, sí, sí.

Pone su dedo índice en el número cero y lo empuja hacia un lado, pensando que así funciona por las películas. No obstante, no pasa de ahí—. ¿Cómo funciona esto? —rasca su nuca, ignorante de cómo el teléfono tan viejo puede ser usado. No lo culpen, no nació en el siglo dieciocho. Exagero, sí—. No gracias, solo tomo agua. —ni gaseosas, ni alcohol, nada. Niño sano en cuanto bebidas. A las justas algún que otro jugo.

Publicado por Isak T. Bruhn Sáb Sep 10, 2016 2:22 pm

Sonrió, asintiendo a su paso, con la renovada esperanza que el alumno le transmitía. Agradecía aquello, infinitamente. Allí las buenas noticias escaseaban y todo lo que sirviese para avanzar en la búsqueda de la verdad debía celebrarse.

Se volteó levemente para no darle la espalda y observarlo mientras hablaba. La última pregunta que emitió le hizo ruido. ¿Para qué nos lo darían? Quizá tuvo una iluminación, o era una idea pendiente a despertar dentro de su cabeza pero allí estaba: ¿por qué nos lo darían?

Sirvió un vaso con agua, de una jarra a su costado y avanzó a la pequeña mesita, depositando el té a su lado. —Ten, Isak —le miró y una pequeña risa salió entre sus labios. —¡Ay! Me haces sentir un viejo, pequeño jaja —rió con más ganas, lo necesitaba. —Esto es un teléfono, ¿no lo conoces? La rueda indica el número a marcar y se gira de lado a lado, uno por vez, hace un ruido particular, que me agrada mucho, inténtalo, te gustará. No es tan sencillo como los aparatos de ahora, pero considero que este señor tiene aún su gracia —lo miró y levantó el tubo*.

—Isak —llamó su atención, antes que pudiese hacer algo. — Pase lo que pase ahora, debes saber que los números están, quizá no en el orden correcto, pero son pistas que utilizaremos tarde o temprano y es mejor ir descartando pistas. Te agradezco la voluntad y el interés en ayudar, eres un joven valiente, debes mantener así —su mirada transparente estaba clavada en los ojos del niño. Tenía miedo que si no funcionase esas avivadas energías se apagasen, y no podría permitirlo.

* Dejo que marque Isak, ya que es quien tienes los números, para que tenga el honor :B

Publicado por Brian Downer Miér Sep 14, 2016 2:38 pm

Agarra el vaso de agua con fuerza, el frío transmitiéndose a su cuerpo en forma de escalofrío. No se queja de ello, sino que de alguna forma le da energía, le despierta aún más. Hace días que no duerme bien pues se levanta a la mitad de la noche y no deja de pensar. Eso es justo lo que no quiere, estar solo con sus pensamientos. No es bueno para su salud—. Gracias. —aún con la firmeza con la que agarra el vaso, su mano tiembla un poco. Tu puedes, Isak, ya va a llegar. Solo mantén la calma, respira hondo. Uno, dos, tres... bien, bien. Ahora estás mejor.

Ancha sus labios mientras toma el agua en una forma de sonrisa ante el comentario del bibliotecario. Lo peor de todo es que en su casa tiene muchos de esos teléfonos, solo que están ahí de adorno, no para ser usados. A su abuela le encanta recolectar cosas variadas como decoración—. Oh, lo siento, es que... bueno, nunca he usado uno. Obviamente. —vuelve a tomar del vaso para dejar de hablar, que ya ni sabe qué decir.

Siguiendo la guía de Brian, Isak gira la rueda con los números seleccionados, uno a uno, en el orden exacto. Antes de poner el último número mira a Brian y asiente, sabiendo a lo que se arriesga con esta llamada—. Sí. —no quiere estar equivocado, no quiere tener que esperar más, pero es lo que hay—. Aquí vamos. —su dedo índice gira la rueda una vez más, y el futuro toma una decisión ahí.

Una decisión que Isak deseaba con todas sus fuerzas que no pase. Bueno, habían peores resultados. Ni si quiera llega a sonar el pitido de que la llamada ha entrado. Más bien, el teléfono no funciona. Eso es... ¿una buena señal? El moreno no sabe, pero está decepcionado consigo mismo. Eleva sus comisuras en una forma de sonrisa, pero sus ojos dicen otra cosa—. Nada. Nada. Nada. —a primeras no responde mal, pero su puño termina encontrando la mesa. ¿Por qué cuando intenta hacer algo bueno, la vida va en su contra? Siempre ha sido así, no importa cuantas veces intente cambiarlo—. Nada... —y es ahí donde, ya sin poder hacer nada más, sus piernas pierden el equilibrio y se desploma sobre el suelo. Sus manos cubren su cara, no quiere que Brian le vea. ¿Quien querría ver a una burla? Eso es.

Publicado por Isak T. Bruhn Jue Sep 15, 2016 12:27 am

La expectativa estaba puesta en cada movimiento que los dedos pequeños del joven Isak hacían sobre la rosca del viejo teléfono. Si aquello fuese una película de suspenso, o terror quizá, el plano de secuencias de montaje tomarían los ojos de Brian, inquietos, los dedos moviéndose lento, el tubo silencioso, los números grandes, uno tras otros, la boca de Isak, luego más números y finalmente el tubo que del otro lado nada salía.

El silencio sepultural invadió el encuentro.

No podía negar que había depositado un poco de esperanzas en que funcionase, pero no tantas como Isak. Viró su rostro al niño, que comenzó a balbucear. Tenía el corazón en la boca, más producto del dolor que sentía por él que del resultado truncado de aquella llamada que nunca existió.

—¡Isak! —gritó, cuando el niño calló al suelo. Tan pronto como pudo, sus rodillas tocaron el frío cemento y sus brazos envolvieron el cuerpo desbastado por el dolor. Se quedó en silencio, tratando de contener la ira que sentía por todo lo que estaba pasando. Pocas veces se había topado con el llanto de un alumno y cada vez que lo hacía reafirmaba su posición de lucha. No podía ser indiferente, simplemente no podía.

—Entiendo tu dolor, Isak, yo también he caído en el error de intentar soluciones vacías, casi desde que La Organización comenzó. Sabes cuántas veces he pensado que no logré nada, más aún, ¿sabes cuántas veces me han señalado con el dedo por fracasar en ello? Pero heme aquí, aún lo sigo intentando. Tirado en el suelo, junto a ti, me vuelvo a poner de pie —se despegó del joven, para apoyar una mano en el cemento y otra en su hombro. —Ven, arriba, donde perteneces, parado, luchando, vamos —extendió su mano, en un intento de sonrisa mezclado con dolor. Tenía los ojos cristalizados, conteniendo sus propias lágrimas.

Publicado por Brian Downer Jue Sep 15, 2016 12:04 pm

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