I'm in love of a stranger [Rose Wood]

Los días habían pasado a cuentagotas, y Cole, en su interior, estaba perdiendo la paciencia, la cual nunca fue su fuerte. Había perdido la cabeza intentando escribir algo, pero solo terminó lanzando el cuaderno al otro lado de la habitación sin ganas de seguir intentando. Extrañaba los días del pasado. Sus hermanos y la banda, el tiempo que nunca llegaba a ser suficiente, siempre estaban de un lugar para otro y ni siquiera cuando estaban arriba del avión paraban. Recordaba quejarse de eso cada vez que se tiraba sobre una cama y se daba cuenta que no podría dormir más de cuatro horas porque se tenían que levantar para un nuevo evento. Con sus hermanos nunca había tiempo libre, tenían que asistir a entrevistas, tenían conciertos, giras y si tenían tiempo libre estaban de fiesta en fiesta o se sentaban a ver los partidos que no habían podido ver. Tenían que componer y preparar un nuevo álbum para no parar. Era una locura, era una locura que extrañaba.

Después estaba su tiempo en el internado. Le había costado encontrar amigos, y cuando lo logro estos habían desaparecido. Había encontrado a Rose, pero la había perdido, de nuevo. De nuevo. Repitió esas palabras en su mente, ¿era su culpa? No lo era, cada uno decidía creer lo que creía mejor. Rose creía en cuentos de hadas, él solo intentó darle uno, pero es imposible en la vida real. No estaban metidos en una novela donde había héroes y antagonistas, nadie aseguraba que fueran a vivir, que fueran a lograr lo que deseaban. Solo les quedaba intentar vivir la vida, y aferrarse lo menos posible a las personas para poder sufrir lo menos posible. Esa era la manera en la que él pensaba, no había nada malo en ello, sin embargo, todo se sentía mal, todo se sentía terrible.

Hubiera querido culpar al aburrimiento, pero no paraba de pensar en la joven de cabellos castaños y ojos celestes. No paraba de recordar su risa y sus memorias se interrumpen ante el recuerdo del sonido de la puerta al cerrarse. Posiblemente debería haber ido tras ella, pedir perdón, pero no podía. No podía. Era eso, cuando la puerta se cerró se dio cuenta de que ir tras ella era acercarse para pedir perdón por quien era. No podía cambiar eso, no de la noche a la mañana.

Rose tenía razón, lo único que hacía era lastimarla. Él tenía razón, cuando le había dicho que había unas altas posibilidades de que le rompa el corazón, había estado en lo correcto.

Largó el aire en un suspiro, y su aliento se convirtió en un humo blanco que desapareció al poco tiempo. Las mañanas siguen siendo frías en aquella parte de Escocia donde se encontraban, la primavera había llegado, pero la notaban más aquellos que tenían algún tipo de alergia, para el resto, solo había levantado un poco la temperatura, lo suficiente para no tener que convertirse en una cebolla cada vez que quería salir. Cole miró el bosque con cariño. Odiaba no poder salir a correr en él, lo deseaba, tanto como romper esa regla absurda, pero estaba intentando hacer lo correcto, al menos por una vez en su vida.

Publicado por J. Cole Green Vie Sep 23, 2016 2:37 pm

Correr por los terrenos se había convertido en parte de su rutina y, más allá de eso, en una necesidad junto a otras actividades que hacían que el cerebro de Rose se mantuviera en constante trabajo. Cualquier tarea de la que la castaña pudiera sacar provecho, constaba de un atractivo inigualable, precisamente porque evitaba a toda costa que se encerrara en su habitación y que, de esa forma, los miles de pensamientos que la rondaban, empezaran a hacer eco en su cabeza una y otra vez hasta torturarla por completo.

Dunkelheit se había transformado en su norte, ahora solo pensaba en las alternativas para encontrar a los demás, en las búsquedas que pudiera realizar y en las posibles pistas que se ocultaban incluso bajo los viejos tapices de las áreas más desgastadas del internado. Trataba de mantener el ritmo de "las clases", cualquier entrenamiento o encuentro que requiriera, aunque sea un mínimo de su concentración. Al final del día estaba tan cansada que caía rendida en su cama, algunas veces incluso sin haberse quitado toda la ropa que llevaba puesta.

¿Había cambiado? No lo sabía, lo cierto es que de momento no le importaban las tristezas y las melancolías cuando lo único que traían consigo eran pruebas que la alejaban de su objetivo final. Desde la ruptura con Cole, la chica Wood se esmeró en lo mejor para los miembros del internado y en convertirse en un miembro activo e importante para La Organización, por ello hacía todo lo que hacía, hasta el punto que la Rose tímida y diminuta de hace meses le parecía alguien lejano y desconocido.

¿Lo extrañaba? Desde luego que sí. Por más que quisiera olvidarlo, solo Rose sabía cuán enamorada estaba del chico Green, pero su otra mitad le recordaba que no podía seguir sufriendo y que eso es lo que traía Cole consigo; sufrimiento. También extrañaba a Wes, a sus amigos, extrañaba lo que algún día fue, pero la única solución que ahora visualizaba era centrarse en lo que podía llegar a ser si quería que la realidad de muchos miembros del internado estuviera teñida de colores y no basada en muertes y misterios sin resolver.

Había salido temprano a correr, utilizaba uno de sus atuendos habituales y su cabello sostenido en un recogido sencillo que desprendía algunas hebras de su cabello. Había llevado un abrigo por el frío, pero la verdad es que cada vez que avanzaba, el tiempo no dejaba de sorprenderla con sus altas temperaturas, así que Rose tuvo que regresar antes de lo previsto, siempre atenta y con los ojos muy abiertos ante cualquier detalle fuera de lo normal que pudiera presenciar. Rosie no podía olvidar que fue en una de sus últimas visitas a los terrenos que vio a Ezra Padmore escondiendo el arma de Ophelia.

Antes de regresar, Rose decide pasar por los invernaderos. Desde siempre había sido uno de sus lugares favoritos del Internado, había vivido buenos momentos ahí, etapas determinantes de su vida. Lo visitaba como a un viejo amigo, solo que esa vez sin su diario en mano, lo único que quería era pensar, pensar antes de volver.

La castaña se dirige a las puertas con el mismo paso. Antes de tocar el picaporte, suelta el cabello del recogido y lo sacude con una de sus manos, su rostro estaba sonrojado por el choque de la temperatura y su mismo calor corporal. Finalmente acaba por entrar, cierra la puerta con la punta del calzado deportivo mientras baja el cierre del abrigo liberando su cuerpo del calor ocasionado por tantas prendas sin necesidad. La chica queda con una sencilla camiseta ajustada a su cuerpo. —Por Dios, que calor—. Reclama para sí misma, se había acostumbrado al frío.

Rose gira para adentrarse en el lugar, es cuando sus ojos azules se topan con una presencia. El lugar estaba ocupado y no era precisamente por la primera persona que ella quería ver. Frente a la chica está Cole, Cole Green. Varios días sin verlo y su corazón vuelve a retumbar con la misma fuerza (o mayor incluso), sin embargo, eso es algo que no se evidencia en el exterior, por fortuna. —No sabía que estaba ocupado—. Humedece su labio inferior y da un paso hacia atrás con ganas de devolverse a la puerta.

Publicado por M. Rose Wood Dom Sep 25, 2016 11:58 am

Tocó la tierra de una de las macetas intentando pensar en otra cosa. Seca. Negando fue por la regadera para poder llenar las mismas con agua. Necesitaba hacer ese tipo de cosas, cosas que hicieran que su mente se mantuviera ocupada, que no pensara que estaba allí encerrado y que las ideas de ir a buscar a su hermano se habían vuelto imposibles. No podía salir de ahí, mientras menos lo pensara y más rápido lo aceptara, mejor sería para él.

Escondido entre las plantas observa a la persona que ingresa al invernadero. Rose. Hermosa como siempre. Claramente no le había visto, y el joven, notando aquello, se encarga de detallar sus movimientos, se la veía tranquila, relajada. Su mirada se perdía en algún lugar mientras se quejaba del calor que hacía, más allí dentro. Entonces lo nota. Posiblemente ni ella hubiera sido capaz de notar porque sus ojos se enfocaron, como sus pupilas se dilataron y cuando se volvieron a contraer hicieron que sus ojos parecieran incluso más celestes. También dudaba que hubiera sido capaz de notar los nervios que mostró con tan pocos gestos, morder el labio inferior, retroceder un paso, como si su presencia la hubiera paralizado, como si hubiera estado pensando en correr.

— ¿Hace alguna diferencia? —preguntó con tono tranquilo, mientras daba un paso adelante para terminar de verter el agua en la maceta de un helecho.

Había considerado muchas veces la decisión que había tomado con la joven, las palabras que había dicho, las decisiones que había tomado. Cole en ese momento no estaba muy seguro de quién era en verdad, tenía un problema de identidad que no era capaz de resolver porque sus manos estaban llenas de información que todavía tenía que procesar. Necesitaba tiempo, necesitaba saber qué quería y qué estaba dispuesto a hacer por ello. Se sintió mal al mirar a la joven y darse cuenta de que ella no era la prioridad. Era importante, pero necesitaba saber quién era antes de volver a lastimar a la joven. Rose tenía razón, desde que la había conocido, solo la había lastimado y roto en pedazos, no volvería a cometer ese error nuevamente. Tenía dos opciones, luchar por ella y demostrar que estaba equivocado o no hacerlo, pero antes de tomar cualquier decisión quería estar seguro, porque no sería su corazón lo que estuviera en juego.

Necesitaba a Rose, ella era la luz en su camino, pero no implicaba que amara a esa luz. Quería estar seguro antes de avanzar.

— ¿A ti no te han prohibido salir a correr? Creí que ningún estudiante podía salir solo —comentó echando un notable vistazo a la ropa que la joven tenía puesta. No se detuvo en las curvas ni en como las prendas marcaban su cuerpo. Solo hizo notar que sabía que había salido a correr. Ni siquiera sabía por qué, solo podría haberlo comentado en voz alta. Aclaró su garganta mientras se movía para recargar la regadera— ¿Cómo has estado?

Publicado por J. Cole Green Vie Sep 30, 2016 6:41 pm

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