wisp sings

17 de Septiembre, 9:10h

Las circunstancias habían llevado a Noel de tomar la decisión de ir al Internado. Lo habían empujado y casi arrastrado a aquel escondido colegio. No supo cuándo, ni por qué, pero se vio haciendo las maletas, recogiendo sus pertenencias más valiosas y huyendo en aquella dirección. Habían pasado dos semanas desde que había recibido la carta y en principio, no parecía ser una buena idea desaparecer, hasta que sí lo fue. Él sabía que allí estaría aislado, que no podría buscar a nadie para… para sucumbirse en la materia inerte que lo volvía loco, que lo desinhivía. O eso quería pensar.

Su habitación fue asignada la noche de antes, al parecer estaba reservada todavía por si aparecía, algo que agradeció desmesuradamente. Pues la llovizna y los relámpagos, no se lo pusieron fácil para llegar. Sintió incluso miedo de que las ruedas se le embarrasen y tuviera que dormir a las afueras, aislado. El bosque destilaba un aire grandioso, oscuro, demasiado tétrico e incluso aterrador que Noel no estaba dispuesto a conocer, por lo menos, esa noche. Así, tenía que reportarse, hablar con el director con tal de avisarle de que al final había llegado, que no había rechazado la plaza.

Se despertó un poco desorientado, incluso mareado. Síntomas típicos de la abstinencia que no era la primera vez que sentía. Se vistió y perfumó como si fuese a una entrevista de trabajo muy importante (que en realidad, así lo era) y comenzó a recorrer los pasillos y escaleras. Conforme iba bajando se escuchaba más ruido, más voces, más carcajadas, más gritos acompañados de explosivas risas. Todas y cada una de ellas encerradas en habitaciones.

***

Las últimas escaleras que conducían a la primera planta y con ello a la entrada, se le hicieron eternas. No pudo evitar detenerse cuando vio unos andares chulescos, esa… esa melena rubia larga, sus orbes. No puede ser, es imposible. Pensó, y escrutó con la mirada en la distancia a la fémina. Los pies le hicieron bajar lentamente, sin apartarle la mirada. Le conducían hacia ella inevitablemente, no podía detenerse. Y al parecer, llevaban el mismo camino ambos: el despacho del director. Solo estaban ellos dos.

Y justo… cuando ella plantó la mano en la manivela para entrar, Noel posó la mano sobre la de ella, pegando su pecho a la espalda de esta posesivamente. Presionó la manivela, tirando hacia ellos, evitando que pudiese abrir. Su boca, sin querer, se posó en el hueco de su cuello olisqueándola, asegurándose de que su perfume seguía intacto. Y arg… así era. – Uhmr... – Ronroneó allí, acariciando con la punta de la nariz parte de su cuello y mandíbula. – Grace. – Siseó, mientras su otra mano por pura inercia se había plantado en su vientre, y descendía peligrosamente a su entrepierna. – Cuánto me alegro de que estés aquí también.

Publicado por Invitado Dom Nov 01, 2015 1:26 pm

Había llegado al internado dos semanas antes, con solo un fin de semana antes de que las clases comenzaran. Le habían dado tiempo para acomodar sus cosas en la habitación, para recorrer el lugar antes de que la rutina consumiera todo a su paso, la joven había aceptado. Esos días no había tenido problemas, vestía sus ropas, vivía su vida. Aún trataba de mantener la promesa que se había hecho, de ser amable, de ser buena por la persona que le había dado su corazón, pero le costaba, le costaba demasiado. Ese día no pudo contenerse mas. Se puso la camisa, odiando nuevamente como le quedaba, era de su talla, pero no estaba entallada, no era del largo que deseaba, y los botones tenían que estar mas abotonados de lo que ella deseaba permitir; incluso le molestaba la falda que era demasiado larga. Hizo una mueca frente al espejo, y tras varios repiqueteo de su pie, se subió la falda, desabotono los últimos botones de la camisa y la anudo al frente; en vez de ponerse los zapatos correspondientes, se puso unas zapatillas y salió a clase.

No duro mucho en clase que la mandaron a que se acomode el uniforme, cosa que se negó y lo que continuo fue uno de aquellos famosos castigos. Salió de clase echando chispas, sabiendo bien a donde podía dirigirse. A dirección. Si dejaran que sus padres enviaran ropa para ella, camisas blancas entalladas, faldas de los colores que pedían pero mas de su estilo, todo iría bien, pero ya no toleraba aquel uniforme que todos debían usar como si fueran iguales.

Sus pasos la guiaron hasta la planta baja, donde busco la dirección dispuesta a tener una charla con Gunnhild, no le importaba lo que esa mujer dijera, ella había accedido a ir al internado porque deseaba poder empezar de nuevo, pero empezar de nuevo no significaba que se iba a vestir como si fuera pobre, ya llevar uniforme era una desgracia, no quería imaginar como podían empeorar las cosas, cerro los ojos al recordar el uniforme para los deportes, en ese lugar ni siquiera se podía ser animadora, que humillación a sus años de trabajo. Se acomodo el cabello que ya le caía sobre la cara, y este regreso a su lugar.

Se detuvo frente a le entrada un segundo antes de disponerse a abrir la puerta con un discurso ya listo en sus labios, pero una mano se apoyo sobre la de ella, y antes de darse cuenta un rostro se asomaba por su cuello. La confusión duro unos segundos, para cuando quiso darse cuenta, aquella persona decía un nombre, el suyo, y aquella voz era totalmente conocida. Su cuerpo se puso alerta, por mas que deseo que la distancia entre los dos fuera mas corta, por un segundo la imagen de ella dándose vuelta y él pegándola contra la puerta para darle un beso se hizo demasiado fuerte, pero si había algo que Grace no quebraba era su orgullo, y no dejaría que las cosas ocurrieran tan fáciles.

Tras reponerse curva en sus labios una sonrisa, se lleva la mano nuevamente a sus cabellos y se corre aquellas hebras que se empecinaban en cubrir uno de sus ojos, respira, como si estuviera cansada de la situación. —Seguro que lo haces— Pregunta con voz de niña, girando lentamente para hacerle frente a esos ojos claros. Allí estaba Noel, tan apetecible como lo recordaba, con aquel mentón cuadrado que daban ganas de morder. —Siempre estuviste demasiado a mi disposición, no me sorprende que me hayas seguido a este lugar, por mas perdido que este— Comenta sin evitar el tono de indignación ante sus últimas palabras, que eran demasiado ciertas, ese lugar estaba perdido de toda sociedad.

Publicado por Grace L. Edwinson Dom Nov 01, 2015 8:08 pm

Aún la recordaba retorciéndose bajo sí, con las sábanas cubriéndolos. Era un fantasma del pasado, de no hacía más de varios meses que se alegraba de haberse topado. Ella siempre fue una especie de medicina silenciosa para él. Nunca le demostró cariño, jamás lo haría de hecho. Era una adolescente, y no podía jugar con ella prometiéndole amor eterno. Pues se conocía demasiado, y seguía sorprendido todavía de que le siguiese atrayendo después de haberla metido en su cama la primera vez. ¿Qué tenía Grace? ¿Qué le provocaba? ¿Qué le hacía olvidar? Arg… sí… eso. Sí. Por eso quizá la tenía en tan alta estima, como si se tratase de su metadona, de su cortisona… su insulina.

Conforme se giró, con precaución y suavidad liberó su cuerpo pero sin perder aquella distancia. Mantenía la mano en la manivela por precaución más que nada. Faltaba que lo tirasen de allí nada más haber llegado por estar toqueteando a una alumna. – ¿Seguirte? – Preguntó despectivamente, echándose a reír mientras negaba con la cabeza con suavidad. – No. – Aseguró hundiendo la mirada en la de ella, tan vibrante y brillante como siempre. Nunca se había fijado demasiado en ellos, pero los recordaba. Alguna vez tuvo que observarlos en la consulta, y seguían intactos, como si nunca se hubiera derramado una lágrima de ellos. – Es mera casualidad. – Volvió a asegurar liberando la manivela.

La apartó de allí un poco, tomándola del brazo y arrastrándola metros más allá. Había un banco bajo un cuadro enorme que parecía ser símbolo del Internado. La miró de arriba abajo, inspeccionándola, como si quisiera recopilar cada uno de los detalles de su constitución. No iba a ser obsceno, por más que le costase, debía mantener la compostura. Ya no ejercía de médico, era profesor, y como tal nadie vería bien que estuviese sobando a una alumna tan descaradamente como estaba deseando hacerlo. – ¿Me harás alguna visita? – Susurró de nuevo, liberando su brazo y aguantando las ganas de acariciar la piel de la fémina, de apretarla contra la pared mientras le mordía el cuello y se restregaba contra su sexo.

Grace, tenía que ser quién le quitase la abstinencia. Como meses atrás.

Publicado por Invitado Miér Nov 04, 2015 3:24 pm

Todas deseaban, cuando iban al hospital, que les tocara un médico sexy, ese había sido el de Grace, solo que no le basto con comérselo con la mirada, busco mas, y como era el dicho, el que juega con fuego, en algún momento de su vida, acaba por quemarse. Así era como había terminado su primer encuentro con el joven, en una cama, como fiel pecadora. Se muerde el labio inferior al escuchar su risa. Esa risa de niño que dejaba a la vista que no era tan grande como todos creían, esa risa de niño que podía causar que las mariposas revolotearan en la parte baja de su estomago. Perfila su rostro al escuchar aquella respuesta, le hubiera gustado escuchar algo un poco mas interesante.

—Mm, espero que no te estés engañando a ti mismo, sabes que no creo en las casualidades— Agrega con su voz infantil, relamiendo sus labios.

Noel la aleja de la puerta, y ella solo la observa, preguntando si la directora estaría dentro. Su corazón latió con fuerza ante la amenaza de peligro, su piel se erizó al sentir el agarre del joven, y la mezcla de ambas provocaron una sensación dentro de la joven, que trato de memorizar para recordarla luego. Cuando están un poco mas lejos, él se detiene, Grace cruza sus brazos bajo su pecho mientras deja que la analice de arriba a abajo, ella hace lo propio. —¿Terminaste?— Pregunta, sacudiendo sus cabellos. Noel le había preguntado otra cosa, pero que era la vida sin un poco de sufrimiento en ella, y haciendo gala de sus habilidades en danza, da un giro con el que aprovecha para sentarse en uno de los bancos cruzando sus piernas.

Hace una mueca tomando uno de sus mechones de cabello para estudiar si necesitaba un corte. Se toma unos segundos, como si necesitara de aquella respuesta para poder responder al mayor. Alza luego sus ojos celestes cuando ya tiene una respuesta para dar. —Noel,— Toma aire para poder hablar. —Para ser el mayor de ambos, me parece que no entiendes el significado de una aventura— Comenta sin gastarse en poner su voz y mirada inocente, los dos sabían que ella no era nada parecido a una persona inocente, y en realidad la persona frente a ella había robado lo que quedaba de la misma. Curva su sonrisa en una mas traviesa y desafiante. —Además, los dos sabemos que serás tu quien venga a visitarme a mi— Procura marcar las palabras bien, modulando lentamente. La mano que sujetaba el cabello hace un rulo con el mismo, y baja desabrochando uno de los botones de la camisa en el proceso. —¿O me equivoco?—

Publicado por Grace L. Edwinson Miér Nov 04, 2015 3:57 pm

Inconscientemente, cuando Grace comenzó a provocarlo con la retaina de seducciones, se mordió el labio inferior quedamente mientras hundía la mirada en ella, contorneando con la mirada – de nuevo - su cuerpo. Metió las manos en los bolsillos del pantalón formal con tal de no lanzarse contra ella ahora que estaba sentada en el banco. Dejó que las sílabas, junto la voz de Grace se difuminasen por la estancia, a la par que seguía mirándola férreamente. Estaba dañándole el orgullo, la dignidad incluso y eso era algo demasiado sagrado para el médico drogadicto. Por ello es que se quedó callado, sin dejar de mirarla. Giró, echando un ojo de derecha a izquierda, incluso a sus espaldas para asegurarse de que no había nadie y terminó sonriéndole. – Me había olvidado de lo narcisista que podías llegar a ser. – Susurró, reprochándole que tuviese tanto ego. Aunque parte de ello, era por culpa de Noel.

Esta, con agilidad y ese intento de aparentar inocencia, dejó que el último botón, el más próximo a sus senos se desabotonase. ¿Estaba tentándolo? Noel, soltó una carcajada, rascándose los ojos. – Te equivocas. – Se acercó a ella entonces, tomando su mentón para alzarlo. Perforó sus orbes con aquella sonrisa enigmática y conquistadora. – Vendrás tú, o me buscaré otra. – Amenazó deslizando el pulgar sobre sus labios, acariciándolo muy suavemente. – Además, tú también lo estás deseando, sino no estarías aquí ahora mismo, provocándome. – Apartó los dedos de la boca ajena forzosamente, y besó ese pulgar con una sonrisa que inflaba sus mejillas. Socarrona, seductora, digna de un galán. Inspiró sonoramente mirando sus pechos, y se acunclilló a ella, y llevó las manos a sus senos no sin antes mirarla como pidiéndole permiso. Aunque poco importaba si se lo diese o no.

Acarició sus pechos a la vez, por la parte externa, arañándolos con las uñas. Paseó por todo el contorno así, hasta llegar al botón que había desabrochado. Lo abrochó con parsimonia, mojándose los labios una y otra vez. – Son normas del Internado llevar la camisa abrochada hasta el cuello. – Abrochó los dos siguientes, quedándole únicamente el botón para finalizar de cerrarla. – Así que, – Se irguió un poco para besar sus labios fugazmente, lujurioso. – haz caso.

Publicado por Invitado Dom Nov 08, 2015 5:43 pm

Le echo una mirada de desaprobación, la cual cerró con un rodar de ojos. Había algo que tenían en común, además de desear hacer al otro su cena, ambos eran tercos y orgullosos como mulas, no era un problema, sino entraban en la competencia de ver quien era el mas terco y orgulloso de los dos. Su cabeza se inclina a un lado tomando uno de sus mechones para enredar al mismo en su dedo índice. —Comienzan mal Noel, primero quieres que vaya corriendo a tu cama, como si esperaras que caiga rendida a tus pies, ahora me dices que olvidaste algo de mi, no estás haciendo mucho mérito que digamos— Deja escapar una risita, regocijándose en las palabras que había dicho y que ella había invertido a su favor. De vez en cuando algunas personas decían que no era mas que una tonta niña rubia, pero esas palabras nunca la habían visto en sus facetas mas temible, nunca la habían visto manipular palabras o manipular personas, nunca la habían visto tergiversar la verdad hasta dar con lo que deseaba. No tenía razones para pretender con él, no se iba a hacer la tonta a su lado, no otra vez, no cuando ya había obtenido lo que deseaba, y lo obtendría de nuevo, porque eso iba a pasar, ella lo sabía, pero si algo ya estaba dicho, entonces porqué no jugar un poco con la otra persona.

Una arruga se forma entre sus cejas al escuchar tales palabras, sabía que Noel también entraría en defensa, pero no llega a reprochar, ya que siente el contacto de su mano exigiendo que la viera, y su pulgar comienza a deslizarse por su labio inferior. Unas ganas desmesuradas de morder aquella parte de su cuerpo comienzan a invadirla, pero eso echaría a perder todo lo que había dicho hasta el momento, y no dejaría quebrar su orgullo, no por él, no tan fácil, por mas que lo dijera y lo repitiera, Grace no dejaría que alguien pensara que tenía dueño, y que era tan sencilla de manipular. Aprovechando que su mano había quedado libre de su pelo, caída a un costado, la cierra en un puño y siente sus uñas clavarse en su piel mientras le mantiene la mirada. Maldito seas, Noel, maldito seas, pensó en su mente haciendo todo el esfuerzo por no cambiar la expresión de su rostro o tirarse encima de él cuando comenzó a tocarla. Lo último solo provocó que su sangre hirviera, deseosa.

La sonrisa altanera no tardo en aparecer y se puso de pie, desabrochando nuevamente el último botón que le habían cerrado, y que sentía que le sacaba el aire. —Tranquilo, león, puedes buscar a cualquiera— Estaba cerca, tan cerca de su cuerpo que podía sentir su pecho subir y bajar al tiempo que respiraba, y podía sentir su ahora varonil que penetraba por sus fosas nasales. —porque antes de que te obedezca a ti, pasaran años, miles de años— Pronuncia marcando bien las consonantes, y luego humedece sus labios antes de continuar. —pero ninguna joven, hará lo que hice yo— Habla mientras se acerca mas, hasta quedar solo a escasos centímetros de su boca. Apoya una mano en el hombro del muchacho, y baja golpeteando su cuerpo con el dedo índice y medio intercaladamente hasta llegar a la punta del hombro y caer. Se vuelve a sentir y cruza sus piernas sin dejar de sonreír en ningún momento.

Publicado por Grace L. Edwinson Lun Nov 09, 2015 10:38 pm

La muy desgraciada seguía tentando a Noel, ¿no le parecía ya suficiente con verlo tan desesperado por probar su cuerpo otra vez? Aguantaba la compostura como podía, pero tenerla tan cerca… tan provocadora como siempre, solo hacía que las ganas de arrastrarla a cualquier recoveco del internado aumentasen. Conteniéndose, evitó cualquier tipo de distracción por su parte, como por ejemplo esa forma de desabrochar de nuevo la camisa, su forma de sentarse, la tela que cubría sus piernas tan esbeltas y perfectas. Metió las manos en los bolsillos con pausa y prisa a la vez, hundiendo los dedos en sus muslos con tal de controlarse a sí mismo. – ¿Y tú que sabes? ¿Tan especial te crees? No tienen que correr mucho para superarte. – Herido de orgullo y sin mucha más dignidad por perder, rió. – En la cama, por lo menos. – Sonrió chulescamente y se giró un poco en dirección al despacho. – Vete a clase antes de que se me vaya la pinza y te ponga un parte por ir así vestida y en horas de clase por los pasillos.

La última mirada que le echó de arriba abajo fue completamente ida de sí, destilaba arrogancia y deseo a partes iguales. Caminó hasta que su cuello no daba más hacia atrás, hundió la mano en la manivela de la puerta del despacho tras tocar y entró con una cálida sonrisa. – Buenos días. – Resonó su voz en la estancia hasta que se cortó por el sonido del cerrar de la puerta.

CERRADO.

Publicado por Invitado Dom Nov 15, 2015 3:08 pm

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