The climb

Nieve, nieve más nieve. Nunca iba a parar, no parecía que fuera a hacerlo pronto. Cole buscó una de sus remeras más gruesas y se coloco un abrigo, también grueso, encima. Esa mañana pensaba en las posibilidades de salir afuera, en un primer momento había pensado en salir a correr, pero luego, recordando que el suelo estaría resbaloso cambio de idea, pero una caminata no se veía del todo mal. Dudaba, encerrado en su cuarto meditaba los pros y los contras. Era temprano, había dormido tanto los días anteriores que había acabo sin dormir en casi toda la noche. Aún faltaba para que amaneciera y su cuarto se iluminaba con luz artificial mientras caminaba de un lado a otro buscando armarse de valor. El viento golpeo con fuerza su ventana y detuvo su andar para observar su propio reflejo en el cristal. Acabo por sentarse en la cama con la cabeza entre sus manos. Necesitaba algo que hacer, era demasiado inquieto como para pasar más tiempo encerrado en aquel lugar, de vacaciones y sin tener absolutamente nada para hacer. Juraba que si daban clases en esos momentos, asistiría a todas y haría todas los deberes, pero en cambio, los profesores les daban el tiempo libre para que hicieran lo que tuvieran ganas. Eso nunca pasaba cuando él lo quería.

Comenzó a revisar entre los libros que tenía buscando algo que leer, buscando algo. Hasta que una hoja cayó ligera sobre el suelo, cuando la tomó, notó que se trataba de Across the Universe, la letra con sus respectivos acordes. La había escrito en clase, después del encuentro con Rose en la sala de música. Se había sentido un completo tonto por pensar en dársela para que supiera como tocar dicho tema. Algo que no había hecho, aún cuando la joven se apareció en su habitación para invitarlo a un encuentro ridículo. Que hubiera sido un día en que su humor brillaba por su ausencia no había mejorado las cosas y aún tenía presente como la puerta se había cerrado con un golpe cuando la joven se había ido, dejando aquella sala en silencio. Se había vuelto a comportar con un idiota con ella, solo que esa vez sentía la necesidad de querer arreglarlo.

Tomó un cuaderno pensando que era algo estúpido, pero abrió en la primera hoja y escribió un título de una de sus canciones favoritas, luego la letra, finalmente los acordes. Se ayudaba con la guitarra que había tomado prestada cuando su mente le fallaba. Se sorprendió de lo tanto que recordaba, y como sus manos encontraban las notas que olvidaba. Para cuando termino de escribir la luz artificial de su habitación no era necesaria, el sol se iluminaba en alguna parte oculto tras las nubes y se escuchaban los ruidos de los estudiantes que ya se habían despertado y paseaban por los corredores. Recogió el cuaderno y buscó la habitación de Rose. Golpeo un par de veces la puerta, esperando que hubiera alguien a dentro.

Publicado por J. Cole Green Vie Ene 08, 2016 9:06 am

A diferencia de muchos, a Rose le encantaba la nevada que estaba cubriendo el internado en ese momento. El frío, los copos poblando las ventanas, el lago congelado... todo eso la llenaba de paz y la hacía admirar aún más lo que estaba pasando a su alrededor. Rosie había experimentado bajas temperaturas pero nunca de esa forma; si bien el frío había sido su mejor amigo en California, el espectáculo era distinto una vez estando en Escocia. No era la primera nevada que presenciaba la castaña pero si la más fuerte de todas, especialmente porque las clases y demás actividades habían sido canceladas.

La rutina de Rose se había limitado a unas cuantas cosas. De vez en cuando veía a su hermano menor, a Wes, un poco a Callie y a Gru aunque los chicos parecían encerrados en sus cosas y ella no quería molestar a menos de que fuera necesario o de que surgiera una nueva reunión con el tema de los misterios del internado. Lejos de eso, la chica de ojos azules se quedaba en su habitación y se dedicaba a escribir, dibujar o cualquier otra cosa para aprovechar el tiempo, no salía más de lo necesario y a veces lo prefería así. Su habitación era su templo, era su espacio, cada rincón de ese lugar estaba impregnado de lo que ella era. Ordenado, equilibrado entre sus libros y pequeñas posesiones y con un olor delicado que era el mismo que desprendía la piel de Rose.

Esa mañana la chica se había levantado temprano, incluso los rayos del sol no habían salido. Rose aprovechó de darse una ducha y vestirse con unos sencillos jeans sencillos y desgastados, una camiseta blanca y un abrigo ancho que caía por uno de sus hombros. No le importaba caminar en calcetas mientras regresaba a su habitación, no tenía planes de hacer nada en particular ese día. Rose peinó sus cabellos y al momento se sentó en su cama recién tendida con un libro en mano, le faltaba más de la mitad y dado los último acontecimientos no había podido avanzar, tenía que devolverlo así que era mejor apurarse.

Llevaba unas veinte páginas del libro cuando alguien tocó a su puerta. Rose levantó el rostro un tanto confundida y esperó a que el gesto se repitiera una segunda vez. El toque esperado llegó y ella solo cerró el libro y caminó a abrir la puerta, su sorpresa fue que tras la misma estaba nada más y nada menos que Cole Green. Sus ojos se abrieron de par en par por unos segundos, no esperaba verlo luego de todos sus "particulares" encuentros y la decoración de navidad. —Hola—. Saluda de manera simple aún al lado de la puerta. —¿Qué haces... por aquí?—. Pregunta aún dubitativa rascando la punta de su nariz. Rose se da cuenta que él sigue afuera y abre aún más la puerta. —Pasa... pasa adelante—. Da espacio para que él entre y poder cerrar la puerta.

Publicado por M. Rose Wood Vie Ene 08, 2016 10:09 am

Vete de allí, es una idiotez , dijo una voz en su mente, pero tan cabezota como era volvió a golpear la puerta esperando que la joven estuviera despierta y dentro de su habitación correspondiente. Buscó una ventana próxima, si aún era temprano, y al parecer que haya tanto tiempo libre hacía que más de un estudiante estuviera despierto, era eso o los últimos acontecimientos que le sacaban el sueño a cualquiera. Navidad había pasado, los directivos le habían dado a todos un regalo a cada uno para levantarles el espíritu, pero eso no era suficiente, se necesitaba más que una taza de chocolate, una palmada en la espalda y un “todo va a estar bien”. Desde la mañana en aquel bosque Cole había deseado que nada fuera real, que todo fuera una maldita pesadilla y había actuado así, como si nada hubiera pasado. En los rostros de algunos estudiantes se notaba que no era así, se notaba que lo que estaba ocurriendo estaba golpeando a todos los estudiantes.

La puerta se abrió cortando todos los pensamientos. Era mejor seguir fingiendo que nada pasaba, que nada era tan importante para él, que era demasiado valiente como para no temer a lo que pasaría la próxima vez, y estaba seguro de que habría una próxima vez. —Siento interrumpir… lo que sea que estabas haciendo— Se disculpa mostrando una sonrisa torcida y entrando cuando la joven lo permite. Si iba a hacer algo tonto, mejor que haya la menor audiencia posible. Toma su tiempo, algo demasiado habitual en él, observa a la joven de arriba abajo, y se da cuenta de que no tiene idea de lo que tiene que decir, por un momento olvido hasta la razón por la que estaba ahí dentro.

—Yo… — Comienza a balbucear pasando una mano por su cabello. Eso no iba a ser fácil, pero la joven tendría que darse cuenta de que esa era una de las únicas veces que dudaba acerca de algo que tenía que hacer. Por una vez en la vida se había sacado esa mascara de seguridad que siempre lucía con estilo, sabía que pasara lo que pasara, era mejor mostrarse como uno era frente a aquella jovencita. —Quería decir que siento lo del otro día, no me agarraste de muy buen humor— Acaba por decir arrastrando las palabras que salen de su boca a regañadientes. Y eso era todo lo que tenía que soltar. Sintió una especie de alivio porque no era usual que se disculpara con las personas, era como una excepción a los principios que tanto se habían fijado en él.

—Y quería saber cómo te encontrabas después de todo, y darte esto— Le tiende el cuaderno. —No es mucho, pero es más de lo que vas a poder conseguir en este lugar. Son mis canciones favoritas con los acordes, para que aprendas a tocarlas en la guitarra, al menos te servirán de practica hasta que puedas buscar tus favoritas— Explica siendo bastante insistente en que en ese internado las partituras que habían eran del año de Enrique V. —Si quieres ya puedes abrir la puerta y me voy—

Publicado por J. Cole Green Sáb Ene 09, 2016 8:31 pm

Le sorprendía, tenía que sorprenderle. Rose era humana después de todo, demasiado humana, ella sentía y padecía más que muchos y todo por su condición de que siempre drenaba todo en su interior al no poder transmitirlo hacia los demás con un simple gesto como el tacto, o por lo menos esa había sido la maravillosa explicación del doctor Motka en una de sus últimas sesiones. Rose estaba atónita de aquel chico estuviera en su habitación, que hubiese tocado su puerta y la hubiera visitado por alguna razón que ella aún no conocía. Él, precisamente Cole, que con su mirada la helaba y la hacía sentir diminuta. Su comportamiento la confundía pero nada como ese instante en el que abrió su puerta y resultó ser el chico de ojos claros. Rosie le dio cabida, más allá de la curiosidad ella no era descortés.

—Tranquilo, estaba leyendo un libro, nada relevante. Mis planes no pueden cambiar mucho con este frío—. Comenta con naturalidad dejando que Cole pasara mientras ella cierra la puerta a sus espaldas y se queda un momento ahí, viendo como él recorría su habitación con la mirada. Rose se siente desnuda de momento, desnuda en alma por no muchos habían entrado y que aquel chico en particular lo hiciera ponía sus vellos de punta. Él demora en hablar y Rose solo puede esperar, camina un poco para posicionarse más a su frente, le ponía nerviosa que no hablara. —¿Todo bien?—. Insiste en un susurro con una sonrisa amable en su rostro.

Las palabras salen apresuradas, pero Rose estaba tan atenta que puede oírlas a la perfección, Cole le estaba pidiendo una disculpa y eso era algo que la castaña no se esperaba, desde luego que no se lo esperaba. Los ojos de la chica se abren un poco más, se muestra atónita por unos segundos antes de humedecer sus labios, no sabía que decir exactamente, él la había tomado desprevenida. Rosie iba a hablar pero Cole se adelanta de nuevo y le tiende un cuaderno que ella toma sin problemas. Mientras el chico habla la castaña se toma su tiempo para examinar el contenido, eran unos acordes, los conocía porque eran idénticos a lo que él le había explicado semanas antes. Rose no conocía muchas canciones pero solo le bastó oír que era sus favoritas para alzar la mirada, de nuevo la había dejado sin habla y la chica podía jurar que su corazón empezaba a latir más rápido. —Gracias—. Apenas puede susurrar aquello antes de bajar la mirada y ver el cuaderno de nuevo, estaba incrédula.

—No... No tienes que irte—. Es lo primero que dice Rose frunciendo un poco el ceño. La chica se sienta en el borde su cama y mantiene la vista en alto para responder a todo lo que había dicho antes. —Respecto a lo del otro día... no te preocupes, Cole, yo no debía ser tan imprudente. Pero... te disculpo, en serio—. No quería debatir la idea de quien tendría que disculparse y quién no. —He estado bien, encerrada como todos...—. Rose ve hacia la ventana por un minuto y luego vuelve al chico. —Solo he visto a mi hermano... y a los chicos, Gru, Callie, ellos. ¿Tu cómo has estado?

Rose no quería que la charla se limitara a simples monólogos así que vio a un lado de su cama y tomó el libro que estaba leyendo. —Es Ivanhoe, es de caballeros, lo estoy leyendo ahora, la historia es muy buena, un poco romántica si pero vale la pena—. Lo tiende con cierta duda. —Puedes sentarte. No tienes que sentirte incómodo, Cole.

Publicado por M. Rose Wood Sáb Ene 09, 2016 9:17 pm

Como era de esperarse en alguien como Rose, lo dejó pasar y explicó que no pasaba nada, anexando una explicación a porque no pasaba nada. Tampoco le sorprendió que la joven estuviera leyendo, dentro de todas las cosas que se podían hacer en el internado, esa era la más productiva a la hora de ver como el tiempo pasaba. Por suerte esas vacaciones de invierno serían cortas y ya terminaban, regresando a los estudiantes a la vida de rutina, donde cargarse con deberes y estudios sería la mejor de las cosas que podrían hacer, por lo menos hasta que reabrieran los deportes a causa de las nevadas. Si bien Cole no era amante de los deportes, le había tomado cierto cariño al lacrosse, y al equipo que se encontraba, esa agresión que había en dicho deporte le ayudaba como un cable a tierra que en esos días no le vendría nada mal. Pero la joven estaba en lo cierto, nadie cambiaba mucho sus rutinas en esas vacaciones, mucho menos con ese clima.

—Como siempre— Responde ante la pregunta, curvando las comisuras de los labios en una de sus secas sonrisas. No importaba cuándo se lo preguntaran, siempre iba a estar bien ante la pregunta de todos. Era algo a lo que se había acostumbrado, si no estaba bien, entonces lo fingía, pero era más complicado de lo que parecía, fingir en presencia de Rose, como si la joven incitara a que siempre se respondiera con la verdad. —Tan grande que parecía este lugar y tan chico que se siente cuando no tienes nada para hacer— Comenta al azar. Desde que había entrado tuvo la sensación de que se iría sin conocer todos los recovecos de ese colegio, que se marcharía con la duda de lo que habría en esos lugares que nunca logró ver y que posiblemente rellenara con su imaginación, pero desde que las vacaciones comenzaron y les dijeron que no podrían salir de ese lugar, comenzó a recorrerlo. Caminar era otra buena manera de perder el tiempo.

Levanta las manos, señalando que no se estaba yendo del lugar, y asiente cuando la joven le indica que estaba todo bien. Asiente, pero en su mente algo se repite constantemente y es que debía darle una explicación un poco más desarrollada, algo que no tenía ganas de hacer, algo que no tenía ganas de hacer desde que sus hermanos se murieron. Era como forzar aquello que no deseaba, aquello que no quería hacer. No lo veía natural, y cuando no sabía que hacer, optaba por callarse. —También. Me he juntado con mis amigos. De aquí para allá, buscando una manera de pasar los días hasta que todo regrese a la normalidad— Si es que todo regresaba a la normalidad en algún momento.

Toma el libro que la joven le pasa y le pega una leída rápida a la parte de atrás. —Suena interesante— Aunque no le llamaba mucho la atención, ese tipo de novelas no era de las primeras que tomaba a la hora de leer. La única que había leído y por una obligación del instituto, en ese estilo, era Los pilares de la Tierra. Con eso ya había tenido suficiente de novelas historias. Preferiría leer mil veces un libro de historia que ese estilo de cosas, pero tampoco era tan descortés. —Escucha— Le pide levantando el mismo la mirada del libro para dedicarle la atención. Se apoya en el escritorio al notar que todavía estaba parado, y que eso solía molestar a las personas que tomaban asiento. Estaba acostumbrado a estar parado, incluso lo prefería, pero no deseaba incomodar. —Se que tengo un humor que a veces es difícil de seguir, pero lo del otro día era otra cosa un poco más complicada, no quería tratarte así— Aunque seguiría manteniendo que la manera de pensar que había mostrado ella era un poco ilusa, no se metería con eso nuevamente. —Solo quería que quedará claro. Y en cuanto al cuaderno, seguro no son las mejores canciones, pero puedes decidir eso tu misma. Hay hojas libres para que luego completes tu. No esperes encontrar ochenta hojas con canciones— Solo debía haber unas noventa canciones.

Publicado por J. Cole Green Miér Ene 13, 2016 4:11 pm

Rose sonríe inevitablemente con el comentario del chico, sin embargo no dice nada. La castaña aparta su cabello de su rostro y baja un poco la mirada, a veces ella pensaba lo mismo pero por lo general se trataba de esas pequeñas ideas que tiene el subconsciente y que la parte cuerda de las personas no quiere aceptar por miedo a salir de la rutina. Rose se había acostumbrado a creer que el internado era su castillo y que dentro de sus murallas estaría segura siempre, por lo menos más segura de lo que alguna vez estuvo en su propia casa con en el centro médico en el que conoció a Wes, sin embargo los últimos acontecimientos le habían enseñado que no era así y poco a poco había confirmado que ese hogar en el que alguna vez tanta fe tuvo poseía más misterios de los que ellos podían imaginar. Como era usual en Rose, tan correcta y tan protectora, prefería no pensar en esas cosas. —Si, todos queremos un poco de normalidad en nuestras vidas, por lo menos últimamente.

De pronto su habitación la intimidaba, esa fue la manera en como Rose se percató de que no eran los entornos; aquel salón de música, la propia habitación del chico, no se trataba de la intimidad que conllevaba estar solos sino él, él la intimidaba en cualquier momento y todo aumentaba cuando se hallaban en un mismo sitio. De una manera muy sutil la chica juega con sus dedos bajo el cuaderno, estaba nerviosa pero esperaba que ese fuese el único gesto que lo expresara. —Si, si, es muy interesante—. Rose intenta reaccionar con normalidad mientras alza sus ojos azules para ver de nuevo a Cole. —Siempre me han gustado ese tipo de libros—. No quería pecar de ingenua y decir la razón pero básicamente era porque todo, de una manera u otra, terminaba saliendo bien, no perfecto pero si bien.

Rosie estaba viendo el cuaderno, iba a abrirlo cuando él le pide que escuche, de nuevo los ojos intensos de la muchacha se topan con aquel joven, de pronto ella entiende que lo siguiente sería importante y que requeriría mucha atención de su parte. Rose lo escucha, no se había equivocado, no entendía su repentina explicación pero de pronto supo que la necesitaba y que en ese momento Cole estaba calmando su interior. Eso la descolocó, se supone que no debería de importarle y lo estaba haciendo, ella podía entender sus razones en lo básico pero ahora él la estaba guiando a terrenos desconocidos, terrenos que la tentaban a invadir la vida de Cole. Ella escucha lo del cuaderno pero muy poca información queda en su mente, asiente para dejar en claro que estuvo atenta hasta el final, por un segundo temió que su vista siguiera perdida en los labios del muchacho.

Rosie toma un respiro antes de hablar, por más que trató de organizar sus ideas en su cabeza no pudo lograr mucho. —Te disculpo, si es lo que quieres, aunque si me lo preguntas no es necesario, a veces no pensamos porque sentimos demasiado y, para bien o para mal, es la manera más... auténtica de reaccionar, todo viene de adentro—. Rose se encoge hombros, de pronto el contacto visual la incómoda un poco así que regresa su vista al cuaderno dispuesta a cambiar de tema. Rose abre las páginas y las pasa con velocidad, detiene una con su dedo pulgar, una aleatoria, quería que el destino fuera el que decidiera. —A ver... si son tus favoritas entonces ¿qué significa you’ re my best friend para tí?

Publicado por M. Rose Wood Miér Ene 13, 2016 9:14 pm

Rose no podía pretender tener una charla de libros con él, por lo menos, Cole ya dejaba el tema de lado para enfocarse en algo un poco más importante, algo que quería evidenciar dejando el libro lejos de él. En general, el joven leía bastante, pero eran libros considerados para gente adulta, ancianos según le dijeron una vez, documentales, casos reales, historia, esas cosas que muchos consideran demasiado aburridas como para prestarles atención, como si mirarlo por más tiempo o leer más de una hoja los contagiara de una enfermedad incurable. Muchas razones se juntaban para explicar porque Cole no hablaba de libros, pero la principal era que no le gustaba hablar de libros porque le gustaba conservar su opinión personal sobre aquellos, lo que le hicieron pensar o sentir. Le aburría escuchar críticas de gente que no conocía nada al respecto, pero creían que lo hacían, también odiaba a las personas que leían libros solo porque estaba de moda o para dar un aspecto de intelectualidad que se borraba ni bien abría la boca. Para él, leer era algo privado, y así lo mantenía. Solo que mostró una pequeña sonrisa al comentario de Rose, solo para que no lo tomara como que no escuchaba lo que decía, solo tenía una falta de interés por aquel libro.

Asiente a las palabras como único gesto de estar prestando atención. Eso era suficiente, no la explicación que daba ni lo que ella pensaba, le era suficiente saber que aquel día solo agregaba más cosas a los defectos que mostró frente a la joven. En su interior, mientras tanto se confesaba que no habría ido a pedir disculpas si antes no se hubiera abierto tanto a la joven, sino hubiera contado tantas cosas con tanta simpleza, no se hubiera molestado de que las cosas terminaran así. Rose sabía mucho de él, muchas cosas que el mismo le había contado, pero también creía que la joven se estaba armando una idea de él y le asustaba saber hasta que punto era capaz de dar en el blanco. Y la pregunta que Rose soltó como si no se tratara de nada, lo dejó congelado en su lugar con la vista clava en aquella joven intentando pensar que debía responder.

No abrió la boca en primer momento, solo se humedeció los labios, sabía que si despegaba sus labios solo saldrían balbuceos tontos y sin sentido aparente. Tenía que pensar muy bien esas palabras antes de responder y lo que más le sorprendía era que quería hacerlo, en definitiva no era algo tan grave, solo que los recuerdos que le golpeaban en la cabeza, si lo eran. —No trates de encontrarle sentido a todas las canciones. Muchas veces lo que para ti te parece obvio no lo es para otros, y lo que te hace sentir no lo siente otra persona— Comenta sin responder la pregunta de una. Mientras habla se mueve para poder tomar asiento al lado de la muchacha. Su mirada se pierde por un momento en aquella letra, escuchando como sonaba con la voz de su hermano. El fantasma de una sonrisa apareció en su rostro. —Hubo un tiempo, antes de la banda, Norman quería crearla, pero Aaron y Ben no creían que fuera buena idea, a mi me daba lo mismo, era muy pequeño para entender lo que significaba, pero eso no es relevante. Antes de la banda, mi padre trabajaba todo el día para que tuviéramos comida y las cosas básicas que necesitábamos, pero nunca sobraba nada y muchas veces faltaba. Un mes, fue el peor de todos, y para mala suerte de mi hermano mayor, era su cumpleaños. Ya sabía que no recibiría ningún regalo, pero nosotros nos sentíamos mal por no darle algo que sea para él cuando había hecho tantas cosas por nosotros, Aaron fue quien me crío, mi padre no tenía tiempo y mi madre se había ido, habíamos quedado a su cargo y nunca recibía nada a cambio. Entonces a Norman se le ocurrió que le cantáramos esta canción y lo hicimos. Mis hermanos fueron mis mejores amigos, por eso esta esta canción aquí—

Publicado por J. Cole Green Lun Ene 18, 2016 9:07 pm

Y ahí estaba de nuevo, ¿acaso no podía limitarse a responder lo que Rose estaba preguntando? Al parecer no. Cole siempre tenía un comentario para todo y cada vez que hablaba de esa forma hacía que Rose pensara que estaba completamente errada en todo lo que hacía o decía. Era como si una voz llena de esperanza se alzara mientras hablaba, una que quería ser escuchada y que esperaba cambiar algo en el muchacho. Sin embargo, cuando este emitía un juicio esa pequeña personita viviente dentro de alma de Rose se iba sintiendo más y más pequeña hasta el punto de desaparecer y volverse como un grano de mostaza. La castaña se mira las manos y prefiere no decir nada. La voz de la esperanza por un momento se torna guerrera y quiere hablar para defenderse, pero algo dentro de Rose le pedía que callara porque él se iría por esa puerta de inmediato y eso no era lo que la chica de ojos azules deseaba, por muy extraño que sonara.

Él se sienta a su lado hundiendo un poco la cama, Rosie se queda con la vista fija en la letra de la canción como si quiera hundirse en la misma para evitar todo lo que estaba pasando, pero luego alza su iris claro para verlo de nuevo, eso si era una necesidad. —No tienes que contarlo si no quieres, Cole—. Susurra como una advertencia típica de ella, pero él no parece tomarlo en cuenta ya que empieza a hablar y ella solo puede mirarlo y atender como si nada más estuviera en esa habitación, lo único que se escucharía sería la voz de Cole.

Rose sabía que se trataba de algo personal, de su familia, quizás lo sospechaba, pero esperaba el momento en que él quisiera decirlo. La curiosidad estaba reprimida en su pecho y salía de sus labios sin que pudiera evitarlo. Ese chico le causaba tanta curiosidad que no recordaba haber sentido eso por nadie; ganas de llegar hasta el fondo de la situación. Rose parecía una estatua a medida que él hablaba; no se movía, no palpaba sus dedos entre sí, era complicado saber si respiraba o no. La historia de Cole tocó su corazón más de lo que ella hubiese querido, aunque los gestos del chico siguieran igual Rosie sonrió débilmente solo por saber que era otra parte de él que había salido con naturalidad, un punto para ella.

—Me gusta ese significado—. Confiesa con una sonrisa de nuevo viendo sus manos. —Tienes razón, Cole. No tengo que buscarle el sentido a todo, pero esta vez sí había una historia y creo que me siento feliz por eso—. Rose gira a verlo con una curvatura sincera en sus labios brillantes, sus ojos vuelven a alternarse entre los ojos del chico y su boca. Intimidada por aquello vuelve a su mirada, tanta soledad la estaba confundiendo.

Algo pasa por su mente, algo que tenía que hacer antes de arrepentirse por completo y caer en los prejuicios que la rodeaban. Como si se tratara de la escena del cuarto de baile, la castaña alza su mano y pasa las suaves yemas de tres de sus dedos por el mentón de Cole, por su quijada fuerte y marcada, va recorriendo con sus pupilas claras el camino que trazaba su mano. Se sentía bien, se sentía bien y no quería entender la razón. —¿Por qué haces esto? Todo esto... las canciones... regresar...

Publicado por M. Rose Wood Lun Ene 18, 2016 10:15 pm

Nuevamente se encontraba en aquella situación, donde no quería hablar, pero quería hacerlo. Nuevamente frente a la misma persona, sólo que esa vez las palabras salían con más fluidez que otras veces, ya acostumbrado a notar su mirada sobre él, como se quedaba quieta cuando lo escuchaba a hablar, como lo miraba a los ojos tratando de descubrir más de lo que era capaz de decir. Cole también se queda quieto mientras habla, era de las personas que siempre tenían que estar haciendo algo, pero se podía quedar quieto por horas, más cuando lo que estaba haciendo era pensar. Apenas pestañea al contarle aquel pedazo de su historia, uno que consideraba muy feliz en su vida, si bien en ese momento no tenían mucho, tampoco tenían mucho que perder, y ese era su problema en ese momento, tenía demasiado que perder y estaba dispuesto a arriesgarlo todo, y aún sin poder explicar de una manera decente la razón de aquello, sin encontrarle explicación.

Curva una sonrisa, no muestra los dientes, pero lo hace cuando nota la sonrisa de ella, quien parecía haber captado que no había tristeza en ese momento, que era algo de lo que uno podía sonreír de felicidad. —Esta vez— Susurra de acuerdo con sus palabras, dándole la razón, aunque comenzaba a dudar que sea aquella la verdad. Las canciones le solían gustar por su composición, por su letra, por la estructura, por lo que interpretaban, pero la mayoría de sus favoritas tenía una razón de ser, y eso no quería decir que todas tuvieran una historia, algunas sólo estaban porque le recordaban a una persona, porque le recordaban un momento o simplemente porque una vez la había escuchado y no había sido capaz de sacarla de su mente. —Es como en la vida, no todas las cosas tienen significado Rose Wood— Agrega sacando de sus pensamientos que significados podrían tener el resto de las canciones que allí se encontraban. Sabía que entre las canciones que había de la banda estaba aquella que le habían dedicado a su padre y aquella que hablaba de regresar a casa, pero esas las habían escrito ya con ese propósito. Le entraron de golpe unas ganas de arrebatar el cuaderno de las manos de Rose para ver que canciones había puesto, que significado le podía encontrar aquella muchacha que miraba todo con ojos curiosos, pero se quedó en su lugar, esperando, y se quedó aún más quieto cuando sintió el contacto de los dedos de Rose que rozaron la piel de su cara en una caricia que se sentía como una brisa, suave y delicada.

Tuvo que hacer acopio de toda su concentración para poder quedarse en el lugar. Los dedos de Rose parecían buscar algo y él la dejaba moverse con libertad con la vista clavada en su mirada. Reconoció la sensación en su pecho, ya la había sentido antes, en la sala de danza, justo antes de besar sus labios y no había salido como esperaba, tampoco estaba seguro de lo que esperaba, pero sabía que en ese momento inclinarse para besar a aquella joven nuevamente podía no ser tan buena idea. Podía ser una pésima idea y salir tan mal como aquella conversación que habían tenido en la habitación de él. Se obligó a quedarse quieto, a no actuar, simplemente a mirarla, esperando la siguiente reacción, el siguiente paso que daría la joven.

Tomó aire cuando escuchó la pregunta, una pregunta que no tenía respuesta, una pregunta que nunca se había planteado, pero que era tan valida como buena, era una buena pregunta, y no tenía idea de cómo responder. Se movió lento, alzando su mano para tomar la de Rose y retirarla de su cara, no por disgusto, sino porque no podía pensar, sus pensamientos se cruzaban con cada nuevo pedazo de piel que la joven rozaba. Su mirada se dirige a la mano de ambos y busca entrelazar los dedos, observando el cambio de color entre una mano y otra. —No lo sé— Susurra después de un momento y no la mira a los ojos cuando lo hace, una costumbre que ya había adquirido y que por ese momento abandonaba. Suelta la mano para poder tomar el cuaderno nuevamente. Mueve las hojas hasta dar con la última canción que había escrito. —Tal vez por la misma razón por la que agregué este tema a la lista. No la agregué porque sea una de mis favoritas, la agregué porque sería una canción que me gustaría cantarte— Habla bajo, tal y como si se tratara de un secreto que nadie más que ella podía escuchar. Le muestra el tema y nuevamente busca su mirada, queriendo ver cada cambio de expresión en su cara, cada pestañeo que daba.

Publicado por J. Cole Green Mar Ene 19, 2016 12:46 am

Finalmente Cole Green la había dado la razón. Aquella personita llena de esperanza gritaba victoriosa en el pecho de Rose sin poder pasar desapercibida, los gestos de la muchacha permanecían intactos, pero en sus ojos había un brillo singular que resaltaba más que cualquier otra cosa. Sin embargo, nada de eso fue suficiente al comparar la sensación que se forjaba en su pecho al escuchar su nombre de los labios del chico, le gustaba y no sabía por qué. Aún bajo la ropa su piel se erizaba, agradecía tener encima aquel abrigo ya que no daba tiempo a que él descubriera los efectos que causaba. Rose Wood, algo tan sencillo que podía hacer latir su corazón a toda velocidad si venía de los labios de Cole. Rose tiene que sonreír, no puede evitarlo, a fin de cuentas, podía estar feliz porque le estaba dando la razón, solo eso.

Sus manos en su rostro fue algo que no pensó hacer y así era mejor. Rose temía que al analizarlo mucho se diese cuenta de que sus miedos eran mayores y que no era capaz de cruzar aquella barrera. Cole no la estaba tocando, pero quizás que fuese ella misma quien lo hiciera era mucho más alarmante. Tenía la piel cálida, suave y muy cálida en contraposición al frío que hacía en los exteriores del internado. Los ojos de Rose estaban fijos en él, repasaba su rostro como si de una obra de arte se tratara, se podía decir que estaba fascinada por todo aquello. Su pregunta siguió el mismo hilo, no lo pensó, pero en fondo sabía que su curiosidad pedía a gritos saciar aquel pequeño detalle que movía sus días cada vez que se repetía.

Cole toma su mano con naturalidad. El corazón de Rose se acelera como es habitual pero su cerebro esta tan concentrado en que él rompió el contacto que no es capaz de apartar la mano de aquel agarre. La castaña mira el enlace entre ambos antes de voltear a ver a Cole con incredulidad, su mano seguía ahí, aunque no podía negar la electricidad que experimentaba cada vez que pasaba lo mismo. El corazón acelerado a duras penas la dejaba concentrarse, pero Rose juraba para sus adentros no ser brusca y mantenerse así el mayor tiempo posible, quería encerrar sus pesadillas y dejarlas fuera de la misma habitación en la que estaba.

El chico toma el cuaderno y suelta a Rose de inmediato, la castaña experimenta una extraña sensación, pero decide mantenerse concentrada en lo que él estaba haciendo. Cole busca una canción y Rose se inclina de inmediato para ver cuál es, él le pasa el cuaderno y la chica lo mira antes de examinar lo que le estaba dando. —Fix you—. Lee en un susurro con su típico acento americano. No conocía la canción así que decide leer la letra, empieza en silencio solo que no puede quedarse callada. —Lights will guide you home and ignite your bones and I will try to fix you—. Lee algunas partes más en un tono de voz que solo ella y él pueden escuchar.

¿Qué decir?, sobre todo ¿qué hacer? Rose no podía levantar su mirada de la hoja porque sabía que no estaba preparada para verle la cara. Él le decía que lejos de lo malo y aunque hubiese sufrido le gustaría arreglarla, estar ahí... ¿qué podía decir a eso?, ¿por qué una persona como Cole se interesaría en ayudarla o en todas las cosas que decía esa canción? Las mejillas de la chica estaban ruborizadas, era normal, su expresión era serena, pero por dentro tenía un huracán en su pecho. Rose pasa sus dedos por el borde de la hoja como si repasara de nuevo cada estrofa. Luego de unos segundos es capaz de levantar su mirada y ver a Cole, abre sus labios, pero nada sale, incluso ella puede jurar que está temblando ¡estaba tan nerviosa! Rose no sabía qué decir o qué hacer. Dar las gracias sería muy patético de su parte, pero tenía que hacer algo, algo para demostrarle que había movido cada fibra de su ser con eso gesto. Rose decidió de nuevo no pensar, no analizar. En la soledad de su habitación la chica alternó su mirada en los labios de Cole y en sus ojos, finalmente regresó a sus labios finos y sin importar nada más se inclinó y terminó por plasmar sus labios sobre los suyos. No era el roce de la sala de baile, no fue sorpresivo, o quizás sí, pero lo que resaltaba de todo aquello era que había sido Rose la que lo había deseado con todas sus fuerzas y la que tuvo el valor de hacerlo sin importar nada más. La castaña cerró sus ojos y se dejó llevar, en ese momento su mente era un lienzo blanco lleno de colores claros, nada oscuro, nada malo.

Publicado por M. Rose Wood Mar Ene 19, 2016 2:09 pm

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