I just got this crazy feeling.

El haber hablado con Gru sobre sus problemas amorosos levantó sospechas sobre sus propios sentimientos. Había alguien que desde el primer día había vigilado, escondido entre la multitud mientras admiraba su cabello moverse de un lado a otro cuando caminaba, o desde el asiento a su lado en Historia memorizando sus facciones para recordarlas cuando se sentía impotente a decir algo. Ante sus ojos no había forma de que la chica fuera imperfecta, como si tuviera en su universo un sol propio que hace que brille en cada momento. Pero dejemos de delirar por ella sin saber su nombre. Una pista, su cabello es un rubio tirando a plateado. No, no es Grace. Tiene un hermano con el color de cabello parecido. ¡Acertaste! Su nombre es Caroline, Carol como apodo, y es la dueña de los pensamientos del moreno en los momentos que su mente no está poblada por Lacrosse, estudios y Gru.

Desde la primera vez que la vio sintió su estómago revolverse intentando decirle algo, aunque pensó que fue un simple dolor de barriga. Estaba equivocado. Los días pasaron y cada vez que la veía, sonreía. En un momento pensó que estaba poseído por algún espíritu de la risa y miró su futuro en cartas. Triste para él las cartas dijeron que había perdido a alguien -su madre- y no mucho más. Entonces, ¿por qué se sentía así? Como el típico chico de diecisiete años no pensó en que sentía algo por la chica porque claro, ¿cómo iba a saberlo si nunca había sentido algo igual y lo más cercano a una chica era Callie? En las conversaciones con ella no tendían a hablar de sentimientos. Así que Callie es la culpable que Isak no entienda bien. Mal de tu parte, capitana.

¿Saben lo más gracioso de todo? Que lleva meses desde que la ha visto y no se ha atrevido, ni si quiera una vez, en hablar con ella. Una vez se acercó por su espalda para decirle algo pero se quedó afónico, por lo que tuvo que simular que estaba mirando a la ventana mientras contaba hasta diez. Si es que la chica no ha calificado como bobo a Isak es porque es buena gente. Eso o es que le tiene un apodo sinónimo de bobo.

A todo esto, ¿dónde está Isak? Practicando sus tiros en el campo de Lacrosse, su cuerpo embadurnado de sudor. Y eso no es lo peor, sino que de repente ve el cabello rubio de Carol y, como el bobo que es, se tropieza y cae de cara, comiéndose el pasto. Si es que Isak debería llevarse el award al más despistado T al que sabe dejarse mal en los peores momentos. Vamos, toda una estrella. Lo único que espera de toda la situación es que la chica no se acerque, porque, o se queda agónico de nuevo o dice cualquier estupidez. Y seamos sinceros, es mejor que no hable. Para cubrir el fallo que hizo se pone en el suelo de costado y lleva la mano del suelo a su cabeza, como si estuviera posando. ¿El fotógrafo? El aire. Y como no con una sonrisa para salir bien en la foto imaginaria.

Publicado por Isak T. Bruhn Vie Ene 22, 2016 12:29 pm

Ni aunque las paredes cambiaran de color, las habitaciones variaran de sitio y las personas fuesen diferentes ese lugar terminaría por gustarle a Caroline. Cada vez que alzaba la mirada era lo mismo, cada vez que quería hacer algo ya tenía un deber que cumplir con su rutina o, como en esos días, el frío era tanto que, a menos que prendiese la fogata en medio de los pasillos, sería de utilidad. En su interior Carol maldecía una y otra vez el momento en el que decidió ir al internado, ¡ni siquiera había una razón aparente para ello! No había ido por Ezra, o eso tenía claro, tampoco porque necesitara un lugar así para estudiar... quizás en busca de una aventura, pero todo carecía de sentido cuando se encontraba así; tirada en su cama con los pies sobre la pared y su cabeza colgando en el borde de la cama, tanto que las puntas de su cabellera rozaban el suelo.

El humo del cigarrillo que tenía prendido en ese instante inundaba la habitación, tomaba una calada y la soltaba con pausa a medida que los dedos de sus pies daban en la pared al ritmo de una canción que jugueteaba en su cabeza. Una tos terrible le indica que, si seguía de esa forma, el frío y el cigarrillo acabarían con sus pulmones. La rubia se alza apoyándose en uno de sus codos y apaga el objeto, no era la primera vez, incluso en soccer le había pasado. El soccer, su pasatiempo favorito, para Carol aquel juego era sagrado y no podía permitirse regresar oxidada o envenenada por sus vicios. Tales pensamientos encienden la imaginación de la chica, sus ojos azules brillan gracias a su repentina idea que era muy buena a decir verdad. Carol no pierde tiempo y se levanta, se quita el short que llevaba en camino y lo deja en el suelo mientras se coloca un atuendo más deportivo y un abrigo que no permitiera que el frío perforara sus huesos. Finalmente ata sus cabellos en una coleta alta y sale a paso rápido a la zona deportiva mientras mastica una menta para disfrazar su hábito. No había ninguna práctica planificada por el equipo, pero con suerte podría hacer un poco de ejercicio en soledad.

Para calentar los músculos, Carol va trotando a las áreas verdes, afortunadamente no se encuentra a nadie en el proceso. La distancia no era demasiada así que no demora y decide entrar al terreno de la misma forma, podía continuar así antes de aburrirse y probar con otra cosa. La rubia mantenía su ritmo, pensaba dar algunas vueltas cuando sintió una extraña presencia, de esas sensaciones que aparecen cuando, definitivamente, no estás solo. La rubia frunce el ceño y voltea a la izquierda, nada, luego voltea hacia la derecha y ve una figura no muy cerca de ella. —¿Qué...?—. Susurra mientras frunce el ceño y trata de divisar al extraño. Poco a poco, Carol decide acercarse.

Para su sorpresa es nada más y nada menos que Isak, el mismo chico de su curso que, por extrañas razones que aún no comprendía, siempre aparecía por algún lado, era como la estampilla repetida de un álbum de niños. El chico en sí le parecía un poco torpe, a veces lo encontraba viéndola o como si estuviese en medio de un impacto mental que le impidiera hablar, ¿tanto lo impactaba? Algo que debería halagarla posiblemente le daba mucha risa. Carol llega a donde esta y tiene que bajar la mirada a su posición, y a su pose. —¿Pose de invierno, Bruhn? No te queda muy bien que digamos—. Carol se da cuenta cuan ajustada esta su coleta y se la quita un momento sacudiendo su cabello con su mano derecha. —Que raro verte solo, empezaba a considerar que el equipo de lacrosse era más como un ejército, siempre están juntos—. Caroline se encoge de hombros y desenreda sus cabellos con sus dedos.

Publicado por P. Carol Harrison Vie Ene 22, 2016 7:06 pm

Tener a Carol delante y mirándole sin burlarse de él es para Isak un gran logro, tachando de su lista mental una de sus metas: que sus ojos se encuentren. Extiende su sonrisa al ver esos ojos cristalinos que llamaron la atención de Isak el primer día que la vio. De la perspectiva que tenía eran aún más bonitos, la pequeña luz que había dándoles un color algo más claro. ¿La directiva estaba segura que no habían invitado a un ángel al internado? Porque para Isak eso era la chica—. Intentando. —¿intentando qué, pedazo de idiota? Tanta es la sorpresa de que la chica le esté hablando a él que dice cualquier cosa. Solo para asegurarse gira su cabeza para mirar si hay alguien atrás. Suerte que no hay ningún Bruhn aparte de Isak, que capaz y estaba detrás suya. Para no parecer más bobo de lo que ya parece delante de su crush, Isak se levanta, usando la parte inferior de su camiseta para secar su cara de sudor, dejando a la vista de forma inocente sus abdominales. Por dentro su cuerpo está explotando de felicidad, tachando ya otro objetivo más, tener un intercambio de palabras con la rubia.

Cuando se quita la camiseta de su cara se fija en el proceso de quitarse la coleta de Carol, y una escena de película se presenta delante del moreno: la chica dejando su cabello suelto sacude su melena, el sol creando una aureola alrededor de su cabeza como si se tratase de una diosa, capaz la propia Virgen—. Entrenamientos personales. Los estudios dicen que ayudan al 68.3% de las personas introvertidas. —y en vez de responder como una persona normal se pone nervioso y se vuelve una enciclopedia andante, como si su inteligencia fuera a sorprender de alguna forma a la chica. Mientras tanto se fija en el atuendo de la chica, evitando sonreír para no parecer más incrédulo de lo que ya parece. Hay que ser sinceros en algo, esos pantalones pegados se agradecen, y mucho. Isak puede ser todo lo inocente que quieras, pero al final de cuentas es un hombre, y su que lo evite algún pensamiento indecente se le puede escapar. Suerte que no se le escape en palabras—. ¿Y tu, que haces por aquí sola? —no estaba seguro si tenía muchas amigas, tampoco era un completo stalker, pero algo debía preguntar. Su cuerpo empezó a balancearlo de un lado a otro con un brazo cruzado y el otro estirado hacia abajo, con miedo a decir alguna estupidez. Vamos Isak, tú puedes.

Publicado por Isak T. Bruhn Miér Feb 03, 2016 10:11 am

¿Por qué entre todas las personas del internado Carol tenía que estar hablando justamente con él? La rubia no era especialmente sociable, al contrario, solía ser muy selectiva y nada expresiva en el proceso. Caroline nunca había tenido amigos, no de esos que salen en las películas americanas paseando en un auto viejo mientras festejan su graduación, o los que caminan en cámara lenta como si fueran héroes, tampoco de los que tocaban los timbres de los vecinos y salían huyendo para terminar en una pizzería con varias cervezas, no, Carol no era de esa clase de persona. Generalmente solo le importaba una cosa; la lealtad, cuando conseguía a alguien digno de ese puesto era lo único que importaba, quizás se soltara con el tiempo, pero era algo que rara vez ocurría. Y ahora, en ese instante, estaba hablando con una de las personas más extrañas del internado.

La mirada expectante de Carol no se hace esperar, frunce el ceño al escuchar al chico causando que pequeñas arrugas se formen en su frente, ¿en verdad estaba intentando algo tan idiota? Lo ve levantarse y secarse el sudor e inevitablemente da un paso hacia atrás, no le gustaba que invadieran su espacio y ella no iba a invadir el de otro. Sus ojos pillan a Isak rápidamente sin tener la posibilidad de que él se dé cuenta de que lo está haciendo, vale, tampoco era una bestia, lástima que su poca madurez podía más que cualquier ventaja física.

Al girar, la mirada de Isak estaba otra vez sobre ella, le perturbaba, aquello le perturbaba demasiado, no era la primera vez. Como a cualquier chica, a Carol le gustaba ser admirada, ¿tenía que negarlo?, no, era hermosa y muy inteligente, pero había algo en los ojos del chico que la incomodaba y eso no era bueno, tuvo que girar a ver el campo antes de volver a él y responder. —No creo que tú seas precisamente una persona introvertida—. Confiesa segura de lo que dice. Carol quizás si era introvertida, no tenía amigos como tal ni se esforzaba por hacerlos, pero Isak, seguramente si hubiese un poste con una sonrisa él correría a abrazarlo solo para que no se sintiera solo, o eso es lo que pensaba la rubia.

Carol piensa unos segundos su respuesta, pero decide arriesgarse con otra estrategia. Cruza sus brazos antes de responder y plasma en sus labios una sonrisa divertida. —Entrenamientos personales. Los estudios dicen que ayudan al 68.3% de las personas introvertidas—. Repite con exactitud, era muy buena oyendo cuando quería. Carol iba a decir algo más, pero una terrible tos sale de su garganta, tiene que inclinarse para poder cubrir sus labios con su mano temblorosa, sus cabellos cubren su rostro y la presión en su pecho se hace mayor. —Maldición—. Susurra para sí, sabía que se trataba del cigarrillo, la mezcla con el frío no era buena, no le extrañaba si sus pulmones de adolescente ya habían envejecido quince años más. Se levanta con rapidez acomodando su cabello y escondiendo sus manos en el abrigo, sus mejillas estaban ruborizadas ante el esfuerzo. Carol se apresura a hablar, quería pasar por alto el tema. —No creo que el lacrosse se pueda entrenar a solas—. Tiene que tragar de nuevo para recuperar el tono habitual de su voz, sin embargo intenta aparentar que todo está bien. —Digo, no puedes anotar así de la nada, alguien tiene que estar de frente intentando obstaculizarte.

Publicado por P. Carol Harrison Miér Feb 03, 2016 12:37 pm

El solo pensar que estaba hablando con la chica a la que, si tuviera fotos, le haría un altar le emocionaba y causaba una gran felicidad por dentro. Es como cuando alguien conoce a su actor favorito, por dentro se muere y hay casos en que por fuera se ve más tranquilo, aunque mayormente los fans se ven como locos. Le costó un poco procesar la respuesta al dato que Isak dio sobre las personas introvertidas, llegando al punto de casi preguntar qué es lo que dijo. Suerte que no lo hizo, pues hubiera quedado aún más en ridículo—. Todos, al menos una vez en su vida, son introvertidos. No juzgue por las apariencias, señorita Harrison. —guiña el ojo usando sus manos como si fueran pistola. ¿En qué mundo vives, Bruhn? ¿Si quiera de una película has sacado esas técnicas para coquetear? Porque déjame decirte algo... SON ESPANTOSAS. ¿Desde cuando le hablas así a una chica, y le dices señorita? ¿Tan bajo has caído? Si sus amigos le vieran, no, si Gru le viera habría un vídeo de eso de cualquier forma, estaba seguro que su amigo era capaz de conseguir cámara solo para ese momento en específico y luego desecharla.

Aunque poca gente lo crea, Isak en verdad es introvertido. No al nivel que pueden ser otras personas, pero tiene algunas características. Sí, si eres un desconocido puede llegar a hablarte por un pequeño tiempo, o simplemente saludar, no como Gru que te monta una conversación larga y duradera. Se abre más con sus amigos que con los demás, pues siente que ellos nunca le juzgarán, y es ese el miedo que tiene: a ser juzgado. Por esa razón es que nunca llegó a hablarle a Carol, por miedo a que la chica le juzgue. Enarcó una ceja cuando repitió sus palabras, sin entender lo divertido de ello, pero le devuelve la sonrisa a la chica. Su ceja se levantó mucho más cuando la vio toser, preocupándose por la rubia—. A-aah, ¿estás bien? —solo tosió, pero con el clima que hay no es bueno enfermarse.

Cuando la chica se acomodó el cabello tras la tos, Isak soltó el aire que tomó previamente, viendo el mismo como si se tratase de humo debido al frío que había, algo más relajado pues parecía que ya estaba mejor—. Te sorprendería lo que puedes aprender solo. A veces es bueno para mejorar la técnica, claramente con alguien tapando sería más difícil, pero puede terminar siendo una distracción. Aunque yo soy el portero. —se queda mirando los ojos de la chica, pensando qué más decir para que no se vaya y le deje solo, se había esforzado mucho para que la conversación terminase tan rápido—. ¿Quieres intentar? —pregunta, extendiendo su mano derecha junto al palo de lacrosse y la pelota sobre la malla del mismo. Ahí sí ganas un punto Bruhn, por pensar un poco.

Publicado por Isak T. Bruhn Lun Feb 15, 2016 11:25 am

Caroline no podía cubrir sus emociones, si estaba molesta se notaba en su rostro, si estaba triste también, si algo la hacía reír estallaba en carcajadas. Esa última fue la más complicada ya que luego de aquel gesto de Isak la chica quería dejar salir una risa exagerada pero no podía darse ese lujo así que solo cubrió su boca con sus manos y ahogó una carcajada mientras veía al chico. —Okey, okey, omitamos lo de señorita, solo dime Carol, eso está mejor. Lo de señorita nunca me ha gustado—. No dijo más al respecto pero nacer en la alta sociedad inglesa tenía sus desventajas y ella recibió ese apodo más veces de las que podía contar. Ver a Isak era como ver a un niño, Carol no entendía como un humor tan infantil podía darle risa, vale, una vez no estaba mal.

La pregunta de Isak sobre su estado la hace asentir más rápido de lo usual, de hecho, ni se nota que le había respondido con un gesto que estaba bien. A Carol no le gustaba que le preguntaran a cada momento cómo estaba o que la gente se preocupara por su estado, era muy terca respecto a ese punto y todo se debía a que siempre estuvo en una burbuja de cristal, incluso luego de que saliera del estado de coma todos estaban encima suyo hasta que cansó y decidió explorar el mundo, aquello fue su única salida.

No entendía el lacrosse, no le gustaba, siempre fue fanática del soccer, incluso a espaldas de su padre que parecía verla como un bicho raro porque le gustara el deporte, siempre pensó que las mujeres de la casa debían estar en sus labores de fiesta y elegancia, nada más. Carol empezó a jugar, haciendo del deporte algo habitual en ella, le gustaba y la hacía sentir libre, por eso quiso estar en el equipo de Dunkelheit apenas vio la oportunidad. No se imaginaba corriendo con un bastón en la mano, le resultaba muy incómodo. —Vale, entiendo eso en el soccer pero no en esto—. Admite encogiéndose de hombros.

Isak tiene el instrumento deportivo y le propone intentarlo. Carol se debate entre los ojos oscuros del chico y el bastón, no quería caerse ni pecar de torpe en algo que no conocía, pero quizás fuese divertido y la ayudara a entretenerse en medio de ese extraño encuentro. La rubia aparta sus cabellos de su rostro y asiente tomando el palo de lacrosse de la mano de Isak para examinarlo un segundo. —Esta bien, pero necesitaré una guía o algo. Más te vale ser buen instructor—. Arquea una ceja mientras lo ve y finaliza con un guiño de ojo y una sonrisa competitiva para pasar a su lado y dirigirse más al fulano campo deportivo. —Vale, entonces, ¿qué debo hacer?

Publicado por P. Carol Harrison Lun Feb 15, 2016 12:27 pm

Aunque Carol intentó reírse de forma discreta, Isak ya sabía que se había avergonzado a si mismo cuando dijo señorita. ¿En qué estabas pensando, Bruhn? Y mira que no es la primera vez... En ese momento Isak preferiría que le tiren una cubeta llena de hielo a seguir siendo un idiota a los ojos de Carol. ¿Por qué tenía que ser tan difícil? Si no fuera porque Isak aparenta su edad, incluso algo mayor algunas veces, todos pensarían que tiene catorce años, porque así actúa. No es que sea infantil, pero hay partes de su actitud que no van con respecto a la madurez que debería tener.

Isak nunca fue un metiche en lo que se trata de sentimientos, aunque alguna que otra vez le picó la curiosidad sobre el estado emocional de algunas personas, aunque eso es efímero. Esto es más que todo pues él mismo nunca supo, y sigue sin saber, como expresar sus propios sentimientos. Siempre prefirió evitar el tema de ellos pues no sabía cómo sacarse ese peso de encima. Es gracioso ya que sabe escuchar, una virtud que le parece muy importante. Pero cuando llega el momento de hablar, ni una palabra sale de su boca. Probablemente sea esa una de las razones que nunca haya tenido más de una cita con Motka, aunque hay más razones para ello que son algo más personales, como por ejemplo el tema de su padre.

A diferencia del pensamiento general de las personas, el Lacrosse es un deporte al que se le debe meter más esfuerzo que técnica. Aunque claro, la técnica es un plus—. Hey, no es taaan difícil. Si tienes buena stamina empezamos bien. —y seguro que la tiene, para algo juega soccer. Sonríe inconscientemente cuando Carol se acomoda el cabello y toma el palo de Lacrosse, algo sorprendido pues se había olvidado de la belleza de la chica y ese detalle se lo recordó. Capaz e Isak se olvidaba que la chica le gustaba y que se trataba de alguien como Callie—. ¿Dudas de mis capacidades? —pone una de sus manos sobre su pecho y abre la boca como si estuviera ofendido. Aunque su boca se cierra y sus mejillas se enrojecen cuando Carol le guiña y sonríe, revolviendo el interior del moreno en su totalidad. ¿Es que estaba tentándole?— Vamos, vamos. —sacude su cabeza para alejar ese pensamiento de su mente, ya tendrá tiempo en su habitación, pero ahora no es bueno.

Llegando al campo Isak guía a la rubia hacia el centro de lo que es el área de defensa—. Casi todo es la muñeca, pero también los brazos. —le enseña como coger bien el palo, arrebatándole el mismo para hacerlo. Tras ello se lo entrega, y en su mente una escena aparece. ¿Será capaz de recrearla?— ¿Me permites? —dice estando detrás de Carol. ¿Su plan? Simple: Quedarse detrás de la rubia y guiarle a como lanzar la pelota. Como en las películas cuando el hombre le enseña a la mujer como golpear una bola en billar. ¿Lo conseguirá? Un movimiento temerario de parte de nuestro protagonista.

Publicado por Isak T. Bruhn Mar Mar 01, 2016 1:24 am

Caroline se estaba metiendo en un campo que no conocía. Al hablar de soccer y de estrategias con el balón la chica podía salir a relucir sin muchos problemas, le gustaba tanto que podía pasar horas hablando del tema, sus ojos se iluminaban aún más cuando lo hacía. A Carol no le gustaba hablar tanto con desconocidos, incluso tampoco con sus amigos, prefería ir al grano y no estar dando rodeos, pero ese tema en específico sacaba lo mejor de ella y la hacía tornarse como una niña ilusionada y enamorada, o quizás una adolescente competitiva y llena y de fuerza para seguir. Aceptar la "apuesta" de Isak era todo un reto, había asistido a partidos de lacrosse, incluso había visto al chico jugar un par de veces, seguía sin entender como a las personas les podía gustar ese deporte. Más de una vez se retiró a mitad de partido, no entendía ni quería entender. Justo en ese momento se estaba lanzando de lleno a una especie de juego que había estado rechazando, o era muy valiente o era muy torpe para estar haciendo eso.

Ambos estaban en el campo, Carol lanza una mirada exploradora sobre el terreno para ubicarse, siempre lo hacía para detectar aquellos puntos en los que podría correr o en los que se podía mover con total libertad. En ese momento no tendría mucho de qué preocuparse ya que eran dos personas y no un equipo completo, ni de lacrosse ni de soccer. Carol se gira hacia Isak para que el chico empiece a indicarle cuando le arrebata el bastón de una vez, Carol frunce el ceño evidenciando el control que le gustaba tener sobre las cosas. Sin embargo, se mantiene atenta a la explicación del chico. —Entiendo, muñeca y brazo. Va estar algo difícil—. Admite. Caroline no negaba tener fuerza, pero su éxito en los deportes se basaba más que todo en su rapidez y el hecho de poder pasar sin problemas entre muchos jugadores. Sus brazos eran delgados, su complexión era fina.

Cuando se da cuenta, Isak está a sus espaldas pidiendo permiso para enseñarle como tomar aquella herramienta. Era una tontería si se veía de esa forma, pero a Carol aquello le pareció tan típico como las películas americanas de romance que tan poco toleraba. La rubia gira levemente su rostro y arquea una ceja como si preguntara sin la necesidad de las palabras, luego ríe de nuevo. —Vale, pero no abuses demasiado o me veré en la obligación de golpearte—. Y se voltea de nuevo dando en el rostro de Isak con parte de su cabello. En un punto aquella jugada le parecía extraña, pero prefería no pensar en el asunto. Por Dios, se trataba de cualquier persona.

Publicado por P. Carol Harrison Miér Mar 02, 2016 10:03 am

En la mente de Isak, un millón de Mini-Isak empezaron a aplaudir y a gritar de euforia. ¿Se lo imaginan? Con cabezas agrandadas y voz aguda, corriendo de un lado a otro porque Isak dio un paso que creía no ser capaz. Un pequeño y diminuto paso para el hombre, pero un gran paso para Isak. Con cuidado e intentando no pegar mucho su cuerpo al de la chica para no pasarle el sudor, Isak toma el palo. Cada una de sus manos está encima de las de Carol, y por un momento se queda estático. Carol capaz y se asusta, pero el olor que la rubia desprende... su perfume debe ser único porque lleva a Isak directamente al cielo. ¿Por qué era tan perfecta? Ya no sólo ante sus ojos, pero ante todos sus sentidos es flawless. Seguro ella lo niega pues los humanos tienden a ser duros consigo mismos.

Lo que le devolvió a la realidad fue el cabello de Carol golpeándole la cara, algunos pelos entraron en su boca. Parpadeó unas cuantas veces para recuperar su sentido de ser—. Un pie delante y uno atrás, se necesita un buen equilibrio. —Isak echa su pierna izquierdo atrás y el derecho hacia adelante—. Hay que apoyar el peso en tu pierna predominante que es la que va delante. En este caso para mí es la derecha. —intenta ser lo más explícito posible ya que no es el mejor profesor que existe. Si fuera Callie en su lugar sería todo mucho más fácil.

Echó su cuerpo hacia atrás guiando a Carol a hacer lo mismo y, al llevar su cuerpo hacia adelante, girando su muñeca y brazo, lanzó la pelota al arco. Sin embargo el cabello de Carol volvió a golpearle en la cara al moreno y su equilibrio se fue, cayendo hacia adelante. Lo más rápido posible Isak apoyó sus manos sobre el suelo y extendió sus brazos de forma que su cuerpo no caiga encima de la chica. No hubiera sido algo bonito si aplastaba a Carol. Sin embargo sus mejillas empezaron a ruborizarse cuando, al abrir los ojos, vio a Carol a centímetros suyos—. A-aaah, l-lo siento mucho. —se disculpa pero en vez de hacer algo se queda ahí como bobo. Bravo una vez más Isak, has conseguido cagar una buena oportunidad.

Publicado por Isak T. Bruhn Lun Mar 07, 2016 9:49 pm

Carol detestaba de sobremanera que invadieran su espacio personal. Luego del accidente empezó a valerse por sí misma en todos los sentidos y le molestaba cuando alguien intentaba ayudarla o minimizarla en sus labores. Si alguna vez Ezra fue todo para ella y sus padres pasaron a un segundo plano, en ese momento que solo se tenía a sí misma ya sus progenitores habían quedado en el olvido y la rubia toleraba muy poco la cercanía que imponía la sociedad con otras personas aún más aquellas que no le agradaban tanto.

Por un segundo consideró que aquel entrenamiento era un error, probablemente así fuera, pero Carol no tenía nada más que hacer en el día así que quizás no sería una pérdida total de tiempo. Le causaba gracia que justamente estuviese usando sus momentos libres en Isak Bruhn. Caroline se mantiene frente a él sin voltear y solo lo mira de lado para copiar sus movimientos, hace exactamente lo mismo solo que sus proporciones eran notoriamente menores que las de Isak. Él no le llevaba mucho en estatura y en complexión, pero sí unos cuantos centímetros, estaba claro que el fuerte de Carol no era la fuerza precisamente. Ve la pierna derecha del muchacho y asiente —Vale, pierna derecha... supongo que podría ser con la que anoto en soccer así que en mi caso es igual—. Carol decide hacer caso a sus instintos y hace exactamente lo mismo.

Se supone que iban a anotar, o hacer algo parecido, sin embargo, cuando estaban tomando impulso y Isak se disponía a explicarle cómo hacer que la pelota llegara al arco, el chico perdió el equilibrio sin que Carol se diera cuenta, lo único que la chica sintió fue su espalda tocando el suelo. —¡Auch, madición!—. Se quejó arrugando sus expresiones como si fuera una niña pequeña.

La chica abrió sus ojos azules para darse cuenta que tenía a Isak encima suyo, bueno, por lo menos en teoría estaba encima y muy cerca debía decir. Caroline se debate entre el enojo y la confusión, estaba claro que las dudas del chico no pasaban por alto y su voz dudosa lo evidenciaba. Carol experimenta una extraña sensación en su interior y decide hablar antes de que esta empeore. —Supongo que esto no venía incluido—. Arruga la nariz mientras se apoya sobre sus codos para levantarse un poco, sentía un pequeño dolor en la parte baja de su espalda. Sus ojos se fijan en los de Isak y ladea el rostro con curiosidad. —¿En verdad lo sientes?—. Arquea sus cejas y endereza el rostro para inclinarse un poco más si es posible. —Porque yo creo que no—. Poco a poco una sonrisa divertida se forja en sus labios. La chica se muerde el labio inferior y ríe un poco. —Ahora, te puedes levantar y dejarme darte una paliza en lacrosse o quedarte sobre mi todo el día. Tú decides.

Publicado por P. Carol Harrison Mar Mar 08, 2016 10:46 pm

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