Nothing left to lose

Recuerdo del primer mensaje :

Su mente aún era incapaz se asimilarlo. No había sido como el primero de noviembre cuando encontraron el cuerpo de aquella chica cuyo nombre Cole desconocía. Había sido peor. La última vez había encontrado una forma de borrarlo de su mente. Debió ser que no había visto el peligro, lo había ignorado, no le interesaba. Saber el pasado de la directora, todos sabían que era ella, era ella la de la imagen, solo que una versión mucho más joven, su pasado era otra cosa. Cada vez que miraba el cementerio desde su ventana, un escalofrío recorría la parte baja de su columna hasta la nuca, y el número de lápidas se repetía una y otra vez en su mente.

Fingía que todo estaba bien. Caminaba por los pasillos de la misma manera que antes, hacía los mismos comentarios que antes. Se había metido en las clases de lleno, estudiando, completando las tareas, seguía sin participar en clases. Hacía su vida. Pero no se sentía seguro. Cuando creía que nadie lo estaba mirando, observaba por encima de su hombro, esperando que alguien se acercara por atrás con un arma. Era una sensación horrible, pero no fue tan horrible como lo que le pasó ese mismo día. Generalmente caminaba sin mirar a las personas, notaba personas, pero nunca el rostro de las mismas ni el color de su mochila, ignoraba a todos y a todas. No les interesaban. Su mirada iba en el piso. Siempre. Ese día levanto la mirada para ver una persona que pasaba por el pasillo. No se cruzaron, siquiera supo si lo vio, pero paso en una dirección distinta a la suya caminando con los libros en la mano, su pelo castaño que se movía al ritmo de sus pies y la mirada clara en algo que él no veía. Rose. Se perdió tras una pared tras un segundo, y Cole siguió su camino.

Si había algo peor que enterarte que la directora había matado a más de cien personas y que posiblemente había matado a las dos chicas que muerto a lo largo de la primera parte del año escolar. Rose era lo peor. Se había convencido de que era lo mejor para ella, pero no podía evitar buscarla con la mirada cada vez que estaba en el comedor o entraba a la biblioteca. Había pasado más de una vez por su puerta dispuesto a tocar y dar una explicación, pero cada vez que lo hacía seguía caminando porque no tenía nada que decir. Ya le había roto el corazón, lo sabía, había estado mal, pero era un favor. No podía aparecerse después de eso y querer solucionar todo. ¿Qué diría? ¿Lo siento? Palabras inútiles, nunca servían para nada. Nunca decían lo que en verdad uno quería decir. Odiaba esas palabras. Nunca saldrían de sus labios.

Tras terminar las clases salió fuera del internado. Últimamente no podía estar ahí dentro por mucho tiempo. Seguía nevando, seguía el frío, pero no le importaba si corría. Correr era lo único que liberaba sus pensamientos. Correr y pasar por la sala de música para tocar el piano, también había hecho mucho de eso también. Sus dedos tocando las teclas blancas y negras eran un alivió, una forma de hacer que todo drenara por alguna parte. Miró el cielo al salir, nublado, muy nublado. Esperaba que no lloviera hasta que acabara de correr, pero no llegó al camino del bosque que se largó la lluvia. Corrió buscando un refugio en el exterior. El invernadero era lo mejor. Se metió dentro y sacudió las gotas de agua de su cabello. Se apoyó en el marco mirando al exterior, ni siquiera le importaba que clase de flores había ahí dentro o si había alguien más con él, solo necesitaba un momento hasta que la lluvia cediera.

Publicado por J. Cole Green Sáb Feb 06, 2016 10:35 pm

Ver a las otras personas es fácil, sólo se les tiene que prestar atención. La vista puede ayudar en muchas cosas si se es detallista. Los ojos pueden captar los gestos más pequeños que descubren la verdad de cada una de las personas. Ver a las personas no es todo, también se las puede escuchar y sentir. Cole se había sorprendido un poco cuando escucho su voz en una grabación. No creyó nunca que se escuchará así, pero sus hermanos le dijeron que no era ningún error. La voz propia, uno la siente diferente, porque resuena en todo nuestro interior. La voz es una cosa, pasa con todo lo demás. Siempre es más sencillo notar a las otras personas, conocerlas mediante sus gestos, sus palabras y sus acciones, que conocerse a uno mismo, porque uno no se ve. Al no verse, uno sólo se siente. Aunque uno no lo crea, es más fácil comprenderse a otra persona, entenderla, conocerla a fondo, antes de que conocerse a uno mismo. Lo que para uno puede ser impulsivo, la otra persona ya lo había visto venir. Era algo que a Cole no le gustaba. La idea de que otra persona lo conociera más que el mismo, no le gustaba para nada, y es por eso que alza una ceja. Había tenido cuidado con siempre es conocido en sus propias decisiones y nunca ser un extraño para él, que Rose confirme eso, solo le provocaba entrecerrar sus ojos.

—¿Tengo que recordarte que comenzamos a hablar hace unos meses y yo convivo conmigo mismo desde que nací?— Era un terreno peligroso, pero no quería aceptar que alguien lo conociera tanto. Le gustaba que sea Rose, pero también le gustaba la privacidad, y eso era lo que había hecho con su vida. Se había cubierto con apatía y seriedad, mostrando una falta de interés a todo, solo para privar al resto de las personas de lo que pensaba en realidad. Se lo guardaba para si, y creía que así era mejor. Rose podía estar a punto de enfrentarse a un debate con Cole, uno que él quería que fuera ella quien ganara, pero que tenía ganas de pelear. Eran sus faltas de ánimos de confirmar lo equivocado que estaba, y la culpa que esperaba agazapada para atacarlo.

Cole era bueno en lo que debates se trataba. Tenía facilidad para encontrar las fallas de los otros y exponerlas para que traten de solucionar las mismas en vez de agredir las propias. En esa charla, sólo podía ver sus propias fallas, y como Rose tomaba las riendas y daba vuelta todo, porque, aunque la chica no lo supiera, estaba usando su propia filosofía de vida en contra. Se decía, sigue tus instintos, y sus instintos tiraban para dos caminos totalmente opuestos. Su mente podría ponerse de acuerdo para facilitar todo un poco, pero no parecía que fuera a ser posible. Se negó a responder a esas palabras. Si daba más argumentos podía meterse en un terreno que se le haría desconocido y salir de allí podía ser una buena odisea. Sólo espero. Una vez que Rose respondiera su pregunta, podía pensar que hacer con todo lo que tenía, pero necesitaba ver todas las cartas que estaban en la mesa, y aclarar su mente, pero para eso necesitaba un golpe y dudaba que Rose fuera a golpearlo, incluso si él se lo pedía.

Aquella frase, que tan inocente podía llegar a parecer, podía desatar todo nudo que tuviera en su cabeza. Ella lo quería, él la quería, y él era amante de la simpleza. Antes de que pueda responder o, incluso, organizar las palabras correctas en su mente. Rose se pone alza para poder besarlo. Tarda un segundo en reaccionar, pero es suficiente, porque no duró demasiado y a la vez se sintió como el infinito. No había definición para el infinito, pero Cole creyó encontrarla en ese momento. —Pregunté qué es lo que quieres hacer, no qué es lo que quieres— Responde a la evasiva para poder ganar un poco más de tiempo, por más que la respuesta de la joven había simplificado todo. Siente que esta siendo un idiota, y ya había perdido la cuenta de cuantas veces se había comportado así frente a ella.

Diferente a su corazón, la respiración lenta que llevaba lo tranquilizaba a no ser impulsivo e imprudente. Roza con el dorso de la mano la mejilla de Rose, mostrando una sonrisa en su rostro. Se mueve lento, antes de volver a unir los labios de ambos en un beso que intentó que sea lo más dulce posible. Con cuidado, desliza su mano hasta que termina en la parte baja de la espalda de Rose, y la empuja más para si, cortando el beso por un segundo. Cole besa su mejilla y la parte baja de su mandíbula. —Puedes tenerlo todo— Acaba por susurrar en su oído y espera un momento antes de separarse lentamente para poder volver a mirar sus ojos.

Publicado por J. Cole Green Lun Feb 29, 2016 1:35 pm

Se había acostumbrado a analizar a las personas desde que era una niña pequeña. Rose, siempre sumida en un mundo de pecado donde no podía ser ella misma, había hallado la única salida en observar a las personas y tomar un poquito de felicidad en cada una de esas experiencias; ver a las madres con sus hijos en la plaza, ver a un anciano leyendo el periódico, a una pareja enamorada en los bancos del parque, la mujer que cantaba a mitad de la calle... con el tiempo todo eso pasó de ser un hobbie a ser una forma de entender a cada uno de los personajes que cruzaban su película de vida. Rose aprendió a entender en silencio, por lo menos siempre que su padre no se diera cuenta y le reprendiera lo que estaba haciendo, el solo hecho de salir de casa era insultante para el progenitor de la castaña.

Cole le era sencillo y a la vez sumamente complejo, creía entender que el chico tenía una coraza encima para que las personas no entendieran lo mucho que valía y lo bueno que podía llegar a ser si se lo proponía, pero por otro lado había más cosas en él que Rose quería descubrir en el camino y que le resultaban sumamente atrayentes. Creía poder describir al chico, pero a la vez no estaba segura de estar haciendo muy bien su trabajo. Rose pone los ojos en blanco, no servía de nada seguir con el mismo tema, acabarían con una pelea que ni siquiera tenía sentido.

Hay muchos tipos de valentía, sin embargo, Rose nunca se había considerado valiente, al contrario, siempre pensaba en lo débil que era y en lo frágil que solía parecer ante cualquier situación que la rodeaba. Esa vez, ese instante en que lo besó, Rose no solo fue valiente, sino que estaba arriesgando un montón de cosas valiosas para ella, entre esas su corazón, su puro corazón que nunca había sido hurtado por nadie y ahora Cole parecía ser el único que le daba esa fuerza especial que Rosie tanto necesitaba. Arriesgó sus miedos, arriesgó sus pesadillas, todo el conjunto que hizo que en algún momento la gente la tachara de rara solo por alejarse y tenerle miedo al contacto humano. Rose estaba poniendo todas sus fuerzas en ese beso, tenía miedo, tenía mucho miedo, pero no se arrepentía ya que no cambiaría esa sensación de fuegos artificiales por nada del mundo. Solo él en un pequeño beso podía alzarla y hacerla tocar las nubes para luego bajarla a la tierra y enseñarle que el mundo era un lugar mejor, todo eso le hacía sentir.

A Rose le sorprende su respuesta, no se siente mal ni molesta, esta algo aturdida por el beso así que tarda un poco en reaccionar y verlo a los ojos de nuevo. —Estar... contigo. Pero para eso te necesito a ti, de la manera en la que tú puedas estar conmigo—. Aclara con sus mejillas encendidas como pétalos. Los ojos de Rose siguen el recorrido que Cole traza para tomar su mano, quería recordarlo siempre o quizás comprobar que era real y que no era un sueño. Rose justo alza la mirada para ver una sonrisa en los labios del chico, ¿alguna vez lo había visto sonreír? Tenía una linda sonrisa. No tiene mucho tiempo para pensar o halagar aquella sonrisa ya que los labios de Cole se juntan con los suyos antes de que Rose pueda decir algo. La boca de la castaña se mueve al compas, con dulzura y calma, como si sus labios fueran creados nada más para eso, para besarlo. La mano de Cole en su espalda es una caricia que la tortura lentamente, como una pluma encendida que tensaba y erizaba cada parte de su recorrido y que aumentaba el cosquilleo en su cuerpo. Rose ahoga un suspiro en aquel beso al momento que su pecho roza el de Cole, ella solo puede poner sus manos en el hombro del chico mientras desliza sus dedos sintiendo su fuerte piel.

Rose mantiene sus ojos cerrados mientras Cole besa su mejilla y la parte baja de su mentón. —Cole...—. Quería que fuese una advertencia pero la verdad que solo se escuchó como un suspiro. Su susurro hace que Rose se muerda el labio sin darse cuenta, justo cuando abre sus ojos y ve de nuevo a Cole, parecía la misma imagen celestial antes de besarlo. —¿Todo?—. Dice en voz baja mientras lo ve, Rose baja sus manos poco a poco y las deja sobre el pecho marcado de Cole encima de la ropa aún fría por la lluvia, Rose recorre con su mirada el camino que siguen sus manos, por un momento sintió que el interior de su cuerpo no podía arder más. La castaña lo ve y niega —Solo... te quiero a ti. El resto puede llegar por sí solo—. Rose aprovecha la cercanía y se toma el atrevimiento de hacer lo mismo que él, besa su mentón; suave, de manera casi imperceptible. —Solo... si tú quieres—. Y por primera vez, Rose no quería escapar de aquellos brazos que la rodeaban. Cole era el perfecto equilibrio entre ternura y cuidado.

Publicado por M. Rose Wood Lun Feb 29, 2016 8:53 pm

No bromeaba cuando decía que podía tenerlo todo. Con la cantidad de dinero que había ganado la banda entre giras y discos que habían vendido más de que una vez pensaron hacer, Cole tenía suficiente para poder hacer su vida a gusto una vez que saliera del internado, al menos hasta decidir que iba a hacer. Estaba considerando la opción de crear una escuela de música, conocía unos cuantos músicos que se dedicaban a enseñar y que se podían sumar a la idea, pero no quería pensar tanto en el futuro, por lo menos hasta que se solucionará el tema del internado. Thomas seguía sin aparecer y ya no sabía como tomar eso. No se desesperaba, ni entraba en pánico, no estaba preocupado por su bienestar, pero había algo que le olía feo en toda esa situación, como si todas esas sensaciones a las que les hacía vista gorda fueran atacarlo en cuanto bajara un poco la guardia.

Deja un beso en la coronilla de la joven, mientras la abraza lo suficientemente fuerte para tenerla cerca, lo suficientemente débil para que se pueda soltar si así lo deseaba. —Quiero— Y sentía que esa era la primera decisión real que tomaba desde un largo tiempo. Al menos era una decisión un poco más fuerte que las que estaba tomando desde la muerte de sus hermanos, porque era una decisión que implicaba un futuro. Y en ese abrazó reconoció la sensación que había sentido cuando estaba con ella, era la sensación de tener algo, lo mismo que sentía cuando estaba con sus hermanos, que ninguno se iba a marchar y que todo estaría bien. La tiró un poco más contra su cuerpo, en aquel abrazo que le hacía desear que nunca parara de llover.

El silencio se hizo de nuevo, pero esta vez no era incómodo ni nervioso, no estaba cortado con navajas, sino todo lo contrario. Cole se sentía bien con ese silencio, pero lo cortó sólo porque quería volver a escuchar su voz. —Pero si vuelves a discutir conmigo, que no sea después de la lluvia. Hace que sea muy difícil argumentar en tu contra— Bromea, volviendo a sonreír, esta vez mostrando el filo de sus dientes. Las chicas no sabían lo difícil que hacían a un hombre concentrarse cuando mostraban aquellos aspectos de manera tan inocente y casual. Era un efecto que no lograban cuando estaban vestidas de manera atrevida y cargadas de pintura, por lo menos así lo sentía Cole, porque le hacía pensar que sólo querían reforzar la falsedad que las rodeaba, y había demasiada falsedad de donde venía.

—¿Cómo vas con la guitarra? ¿Has estado practicando?— Pregunta recordando que la joven estaba interesada en aprender a tocar la guitarra, y por eso él le había regalado aquel cuaderno lleno de canciones. Algunas eran complicadas, pero se había tomado el tiempo de marcarlo en una esquina para que supiera y no la tomará por sorpresa. Tampoco sabía si había estado usando el cuaderno o si lo había quemado una vez que había salido de la habitación después de aquel encuentro. No quiso pensar en el tiempo que había tardado en hacerlo, prefería escuchar cualquier historia sobre el mismo de una forma donde pudiera pensar que podía comprar otro y le llevaría tan poco tiempo como chasquear los dedos.

Por su parte si había vuelto a tocar, pero no a cantar, eso lo había dejado para el encuentro que habían tenido en el salón de danza, y comenzaba a pensar que no había sido más que una excepción a todo el tiempo anterior. Había pasado por la sala de música un par de veces para tomar el control sobre el piano. Seguía recordando un montón de canciones, y sus dedos reconocían las teclas con tanta naturalidad que le hacían pensar que habían ignorado todo el tiempo sin tocar una pieza en uno. Había descubierto que el piano era diferente al teclado, pero que el resultado era mejor. El mismo estaba gastado, parecía que había sido obra de caridad de alguien, solo no estaba claro para quien, si para el internado o para los estudiantes. De todas formas lo agradecía, porque le había sido de mucha ayuda todos esos días.

Publicado por J. Cole Green Mar Mar 01, 2016 7:38 pm

Y ambos fueron capaces de tomar una decisión. Cole se atrevió a decirla en voz alta y Rose, aún entre sus brazos, la aceptó en silencio y prometió estar allí para él. Nunca se había sentido así, nunca otra persona la había hecho sentir viva, no de esa manera en la que Cole Green lo hacía. Si Rosie se aferraba a Wes era porque su hermano era su única luz, aquel que la guiaba y que la hacía pensar que el mundo era un lugar mejor al que ellos conocieron durante su infancia, sin embargo, esta vez era algo completamente distinto. El chico hacía arder sus mejillas, hacía que su estómago se llenara de cosquillas hasta el punto que resultaba difícil contenerlas, hacía bombear su corazón con una fuerza infinita y que Rose dudara si en verdad estaba respirando; la hacía alzar el vuelo y sentir que no estaba en las terribles circunstancias en las que se encontraba dentro del internado. Por eso la castaña decidió emprender aquel camino poco certero, no le importaba lo que pasaría, sino que estaría a su lado, en esos brazos que la habían cambiado de un momento a otro y que, por primera vez en su vida, la hacían sentir segura.

Rose arruga la nariz con el beso de Cole en su frente y sonríe con cierta inocencia. El rostro de la chica estaba sobre el pecho del muchacho, podía oír su corazón a la perfección y sentir ese aroma que tanto le gustaba con la humedad y el olor a flores del recinto, todo era perfecto. La castaña hubiese deseado no tener que salir de aquel abrazo nunca, Cole parecía la única persona capaz de lograr eso en Rose y que, al contrario, la chica no saliera huyendo ante la primera opción. —Yo también quiero—. Susurra para que no quede duda alguna.

No pensaba escuchar aquello, así que una risa natural sale de sus labios y alza la mirada para poder ver a Cole y responderle. —No solamente bajo la lluvia, tengo buenos argumentos cuando quiero, lo que pasa es que me va a costar que seas capaz de admitir eso—. Y sonríe mostrando sus dientes como si estuviera segura que algún día lograría esa misión. Rose no discutía ni se metía en problemas, pero aquella misteriosa habilidad de examinar tanto a las personas le había servido más de una vez para saber defenderse.

Rose vuelve a verlo cuando menciona la otra interrogante, la chica gira un poco y ve cerca de ellos una mesa de madera grande donde los estudiantes de jardinería colocaban sus implementos y se apoyaban en caso de tener que realizar una tarea especial. —Ven, vamos a sentarnos—. Aunque su cuerpo gruñe y la chiquilla escondida dentro de su pecho reclama por más cercanía (si eso era posible) Rose se dirige a la mesa y se sienta sobre la misma. —He estado leyendo las canciones que pusiste—. No sabía si esa era la respuesta que él había esperado, pero era la más honesta. —Practiqué un par de veces, no es tan complicado como pensaba que sería, pero con todo el tema del internado, no lo sé, Cole, es bastante difícil lograr que me concentre. Siempre que lo intento recuerdo el bosque, recuerdo a Ophelia... recuerdo muchas cosas, ¿sabes? —. Ella lo ve frunciendo un poco los gestos y rasca su mentón dejando finas líneas rojizas. —Pero voy a seguir practicando, supongo que en algún momento todo saldrá bien. Si sigo así creo que hasta mi profesora de danza me sacará del grupo—. Rose señala su pie, la calceta izquierda se veía más gorda que la derecha y era porque la chica tenía una venda para apretar su píe lo más que se pudiera. —Fue un giro, una tontería—. Generalmente las bailarinas tenían los pies heridos, con rosetones y uno que otro doblón fruto del sacrificio de los complejos giros. —¿Tú cómo vas con tu música?

Publicado por M. Rose Wood Miér Mar 02, 2016 9:39 am

Supuso que a Rose le gustaban los desafíos. Si fuera por Cole, el mismo asistiría a alguna clase de debate, le gustaba todo ese ambiente, le recordaban a las entrevistas, cuando uno trataba de decir algo y la otra persona quería sacar la verdad a toda costa. Ben era el mejor de los hermanos en todo eso, incluso una vez se había pasado toda una entrevista respondiendo monosílabos sólo para molestar a la joven que nos hacía la entrevista. Lo había logrado, porque estaba saliendo con una chica y parecía que el mundo entero quería saber quién era. Cole la recordaba poco, en realidad ninguno de los hermanos había tenido relaciones demasiado constantes como para agregar a una persona como miembro de la familia y querer llegar a conocerla más. Incluso, estaba seguro, que Ben había sido quien más había durado con una chica, y no fue más de dos semanas, dado que no era bueno dejar a las personas atrás cuando te ibas por meses a recorrer el mundo y a dormir poco.

Sigue a la joven hasta donde se sienta en la mesa, en cambio, él se apoya en el borde. No expone las quejas que había pensado articular, pero porque conoce el historial de la joven no quería forzar demasiado el contacto que había entre ambos, prefería quedarse con lo que pudiera dar y no tirar a más. Asiente un par de veces, mirando los pies de la joven y los suyos propios. Con la mirada sobre el suelo trataba de pensar en una respuesta que pudiera servir de algo más allá de un 'sé como te sientes' o un 'me pasa lo mismo'. —Algunas veces la música ayuda más de lo que uno cree. Ayuda a expresar lo que sientes dentro, sea tristeza, odio o alegría. Es mucho más fácil cuando quieres expresar cosas para las cuales no encuentras las palabras. Algunas veces solo necesitas la canción correcta, con los acordes indicados. No creo que este mal lo que piensas, la falta de concentración, es normal con todo lo que ocurre. Suelo poner la mente en otra cosa y pensar únicamente en eso. Es una forma de evitar el tema para enfrentarlo cuando sea necesario. Son decisiones que la mente toma antes de que uno las pueda llegar a pensar. Y tu tienes un punto a favor. Yo sé que pase lo que pase, si salimos de aquí tengo muchos lugares a donde ir, tu no tienes eso, pero, ahora me tienes a mi. No tienes que preocuparte por qué pasará si el internado cierra, te prometo que no dejaré que a ti o a tu hermano los dejen en la calle. Y eso si es algo que puedo controlar.

Su explicación lo que buscaba era calmarla. Cole no era tonto, sabía que la situación estaba para que temblaran hasta los huesos de todo el cuerpo. El miedo no era algo que podía ser evitado, pero el peor de los casos, para muchos, sería que el internado cerrara, porque Rose y su hermano no eran los únicos. Y si la joven estaba pensando en eso, preocupada por eso, entonces él haría lo que fuera necesario, porque era algo que podía hacer, y ni siquiera le costaba trabajo.

—¿Te encuentras bien con eso?— Pregunta volviendo la atención al pie de la joven. No menospreciaba su dolor o qué tan grabe era la herida, pero sabía que esas cosas pasaban seguido. Sólo necesitaba saber que estaba bien o la acompañaría a enfermería para que le dieran algo. Luego se encoge de hombros. Él y la música iban, pero ya no se sentía como en el mismo camino por el que iba cuando estaba con sus hermanos, podía ser que así fuera, pero se sentía extraño que aquel camino fuera sólo para él. —He estado practicando. Estuve usando el piano de la sala de música, no es un August Förster, pero al menos es algo— Se toma un momento recordando aquellos pianos, siempre había sido su sueño tener uno de esos, aunque no tocara a la perfección, esos pianos tocaban música por si solos. —Pensé en componer en algún momento, pero luego se me fue la idea. Supongo que creí que ya era hora de tomar una decisión. No falta mucho para que salga de éste lugar, y al salir habrá personas esperando saber que haré con la carrera, con la banda y con todo— Se aclara la garganta para explicar todo eso, dado que no estaba seguro de qué tanto de la historia conocía la joven y él le había comentado lo mínimo. —Después del accidente, mi padre logro que hasta que no fuera mayor de edad no me podían pedir que tomara una decisión, pero eso ya pasó. Entre aquí, lo que postergó la decisión, pero cuando salga querrán saber que es lo que quiero. Muchos quieren que sea solista, calculo que son todas las personas que trabajaban con nosotros que quieren seguir manteniendo su trabajo, pero aún no se que hacer. Y componer no es tan fácil, antes lo hacíamos entre los cuatro, cada uno tenía algo que aportar. No es lo mismo— Había querido ver si con el piano la música volvía a él de alguna forma y lograba escribir algunos versos que dieran cabida a un tema, pero aún no lo lograba.

Publicado por J. Cole Green Jue Mar 10, 2016 12:31 pm

A Rose le gustaba tanto escucharlo. Nunca pensó que fuera capaz de ansiar tanto la voz de una persona o de querer escucharlo hasta quedarse dormida, como si su tono o su manera de hablar fueran la canción de cuna que todos los niños necesitaban. Rose podría escuchar hablar a Cole por mucho rato y no se cansaría, anteriormente su única charla favorita era con Wes, con su hermanito y sus alocadas historias que la distraían de la realidad. Poco a poco se habían sumado personas a la lista, personas como Callie, como Brennan... Cole estaba en un lugar especial de la lista porque a Rosie le gustaba escuchar que todo lo que decía se dirigía a ella y quizás fuese un poco egoísta, pero le gustaba pensar que así era.

Nunca imaginó que una persona como Cole Green dijera cosas tan importantes, tan distintas, cosas que la hacían sentir bien y a la vez pisar la realidad. Ahora que lo tenía cerca no quería dejar de escucharlo, así tuviese que quedarse callada cuando solía ser ella quien buscaba conversación. —Es complicado, Cole—. Susurra sin intención de interrumpir, lo hace pro espera que él no se dé cuenta. Toda la temática del internado la había confundido y complicaba hasta la más mínima de sus tareas. Iba a empezar a pensar sobre aquel tema cuando Cole termina asegurando que ahora ella lo tenía a él. Esa pequeña frase hace latir aún más su corazón, tiene que verlo para saber que es real y la pequeña sonrisa que se forma en sus labios no tiene nada que ver con todo lo que pasa por su cabeza. Rose de repente siente la necesidad de abrazarlo, de fundirse en su pecho y en su aroma, pero tiene que contenerse y ser un poco más cuerda que eso. —Somos dos, Cole. No dejaré a mi hermano y quiero ser todo para ti menos una carga—. Trata de forjar una sonrisa, pero esa era una verdad, una que estaba ahí desde siempre, solo ella podría saber que pasaría después con ella y con Wes, de lo único que tenía certeza es que no lo dejaría solo. —Pero lo agradezco, en serio te agradezco lo que acabas de decir.

Asiente inmediatamente viendo al chico, quería asegurarle que estaría bien. —Quizás no lo creas, pero estoy acostumbrada, es algo normal cuando te dedicas al baile—. Se encoge de hombros, a diferencia de muchas de las chicas ella no tenía casi cicatrices.

Rosie lo escucha manteniendo su vista fija mientras movía sus pies que colgaban sobre la mesa. Escuchar que pronto se iría fue lo peor de todo. Rose no quería ponerle límites a lo que estaba pasando, apenas estaban empezando y ella sentía que muy pronto estaría sola en ese lugar sin él, en su cabeza descarta la idea, les quedaba tiempo y prefería no pensar en el asunto. Rose se enfoca en ser buena consejera, en decir las palabras adecuadas en medio de una situación como aquella y dejar a un lado sus sentimientos. —Creo que podrías hacerlo muy bien, Cole. Tú ya conoces el mundo de la música y creo que es cuestión de tiempo para que sepas lo que en verdad quieres hacer. Si tu deseo por tocar es más fuerte que cualquier cosa, vas a hacerlo bien, vas a crear tu carrera tu solo y será una maravilla, pero si no es lo que quieres entonces puedes dedicarte a cualquier cosa, tienes el poder de decidir, no hay nada mejor que eso. Puedes hacer maravillas, Cole, eres más grande de lo que crees—. Sonríe intentando animarlo y pone una mano en su brazo, palpar la forma del mismo hace que muchas corrientes se pierdan en su cuerpo. Rose no estaba acostumbrada y que fuera Cole su primera experiencia no ayudaba demasiado a que tuviese cierta cordura al momento. —Y tú mismo lo dijiste... me tienes a mí también. Pase lo que pase voy a estar contigo—. Sonríe de lado y aparta el contacto mientras se humedece los labios, la lluvia estaba cesando, lo podían oír. —Quizás al salir de aquí pueda trabajar en una escuela... o bailar—. Y sin darse cuenta ella también estaba haciendo sus planes y, en su mente, solo los imaginaba con él.

Publicado por M. Rose Wood Dom Mar 13, 2016 12:06 pm

Cole se había ido de donde estaba dejando atrás todo un pasado sin resolver de todas las maneras posibles. Seguía sin asimilar que dos de sus hermanos nunca estarían con él nuevamente y que Aaron estaba en prisión. Ese día que se presentaba como un borrón en su mente, donde recordaba poco y nada, y la mayoría de sus recuerdos eran pesadillas donde él iba al volante, había marcado su vida, y las consecuencias aún se mantenían latentes, a la espera de que decidiera qué hacer con ellas. Luego estaba el tema de la banda, la banda que ya no existía, pero la fama de la que aún se hablaba. Persistía la opción de que él tomara el control que nunca había tomado, pues siempre sus hermanos eran los que llevaban la posta al ser los mayores y los que más tenían idea del tema. Cole se consideraba un niño en esos momentos y se aislaba, ahora deseaba no haberlo hecho, porque en ese momento había dado lo mismo, pero ya no lo hacía. Hubiera sido una diferencia que le hubiera gustado tener a su favor.

Era su pasado con las cuerdas sueltas, esperando a que se ataran unas con otras, y Cole sabía hacer los nudos, solo que no movía sus manos y todo quedaba como estaba. Nada se movía del lugar donde se encontraba, y él seguía sin avanzar. Era como estar atascado en esa noche, y no sabía como seguir avanzando. Pero no quería aburrir a Rose con todos esos problemas que, al final, tendría que resolver él, posiblemente con la compañía de un abogado. Con simpleza paso una mano por sus cabellos, despeinando al mismo en el proceso, y mostró una sonrisa de lado a la joven que lo motivaba a que hiciera algo. Rose no debía tener idea de lo que significaban esas palabras para él o cuánto lo motivaban. La joven tenía esperanzas en algo, y comenzaba a creer que quizá tenía razones en pensar de esa manera. Así como él estaba y estaría para ella, ella pensaba de igual manera. Se inclina hacía delante y deja un beso furtivo en sus labios en un acto espontaneo. Debería controlarse más en un futuro, porque si fuera por él la besaría todo el día, y no sería lo único que haría, pero prefería no pensar en el tiempo o comenzaría a devorar a la joven con la mirada.

—Supongo que estoy esperando que el cielo se abra, un haz de luz cruce el cielo y la respuesta caiga— Bromea con un guiño. —Pero, mientras esté aquí, puedo buscar algo que me inspire para escribir algo— Busca la mano de la joven y la toma entre las suyas. Entrelaza sus dedos mirando ambas manos unidas antes de levantar nuevamente la mirada hacia la joven. No quería pensar en el momento en que tendría que irse. Se que algún día te tendré que decir adiós, pero espero que ese día nuestros cabellos sean blancos, nuestra piel llena de arrugas y nuestra mirada cargada de buenas memorias. Definitivamente tendría que tener cuidado con Rose, esa chica podía hacer que cada fibra de su cuerpo recuerde que estaba viva, y eso incluía su motor de la creatividad. Comenzaba a tener ganas de tomar un cuaderno y una pluma y ponerse a escribir como en los viejos tiempos.

Lanzó una mirada al exterior antes de señalar la puerta con la cabeza. —Por ahora ven, salgamos de éste lugar— Le índica antes de comenzar a jalar a la joven fuera del invernadero. Tomando las cosas de ambos en el proceso. —Sólo esta lloviznando— Aclara para informar que podía que se mojaran un poco y para advertirle que tocaría correr. Cuando ya se encuentran más cerca de la puerta, la tira un poco hacia él, y comienza a correr al interior con la sensación de que la perspectiva del día había cambiado completamente.

Publicado por J. Cole Green Lun Mar 14, 2016 1:27 pm

Era una cualidad inevitable en ella, Rose buscaba motivar incluso a las personas que parecían darse por vencidas en el transcurso de la vida. La castaña de ojos azules era tan inocente que buscaba alegrar a todos sin tener la capacidad de aplicar sobre sí misma los consejos que estaba dando en ese momento y en otros donde no solo era Cole su compañía sino alguien más. La diferencia de ese encuentro es que precisamente se trataba del chico y desde que se habían encontrado en la sala de baile a Rose le interesaba más que nada que él estuviera bien y que sus palabras no fueran en vano y sirvieran para algo. Cole la había tachado de ingenua y soñadora, pero la castaña esperaba que ese ademán fantasioso por lo menos le sirviera de algo al chico, de igual manera ella estaría a su lado si él caía, lo tenía por seguro.

Apenas logra medir el tiempo en el que aquel beso llega a sus labios. Rose cierra sus ojos por la sorpresa y se dedica a disfrutar en segundos el roce de los labios de Cole con los suyos, podía acostumbrarse sin problemas, se sentía como magia, solo eso podía decir. Cuando Cole se aparta, Rose solo puede sonreír, un tenue rubor se evidenciaba en su rostro, pero ya no era algo que le importase, le gustaba todo lo que se desprendía ante la cercanía de aquel chico.

Ella sonríe con naturalidad mientras deja que él tome su mano. Los ojos azules de Rose siguen el recorrido de aquel contacto, no podía negar que la sensación de ahogo y temor tocaba la puerta, solo que estaba tan distraída con las nuevas sensaciones que el chico le producía que Rosie no tenía tiempo de ver nada que no fuera eso, ¿sería el único que lograría cruzar esa barrera? Algo tan general no podía ser respondido tan rápido. Rose alza la mirada y se fija en las pupilas del chico, sus ojos le encantaban, asiente como si estuviera de acuerdo. —Es bueno que lo hagas, verás que algo increíble va a salir de ti—. Asegura como si pudiera leer el futuro.

La lluvia había cedido, ahora solo caían pequeñas gotas. Rose había perdido la noción de cuánto tiempo llevaba ahí y lo cierto es que no quería irse. Sin embargo, la chica asiente cuando el muchacho le indica que deben irse, se baja de la mesa acomodando su falda y lo sigue mientras él toma las cosas de ambos. —Entonces será mejor que nos apuremos—. Y al salir ella corre a su lado a toda velocidad hasta llegar al interior del edificio donde solo tiene que sacudirse un poco. Ambos suben a las habitaciones y Rose se despide con un gesto de su mano y con la sonrisa más grande que podía esbozar. Antes de cerrar la puerta se da cuenta que las cosas cambiaron y corre solo para dar un corto beso en los labios del chico, se alza de puntillas para ayudarse y coloca sus manos en sus hombros. Sale corriendo a su habitación antes de que el pudiera decir algo y alguien más los viera.

Publicado por M. Rose Wood Lun Mar 14, 2016 4:35 pm

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