Blame it on the stars || Gwendolyn P. Murdoch

Estornudo. Sacó la mano de mi nariz antes de meterla dentro del bolso y sacar un pañuelo descartable. Me sueno la nariz y meto el papel dentro de la mochila. Es domingo, muchos estudiantes están aún durmiendo, aunque cuando salí ya había un par de pie que me saludaron con una sonrisa. Les regresé el saludo, pero cuando giré y desaparecí de su campo de visión la sonrisa ya había desaparecido. Me estaba costando sonreír esos días, demostrar que todo estaba bien, lo intentaba con todas mis ganas, con todas mis fuerzas, pero sentía que si no expulsaba todo lo que sentía acabaría por explotar y no sería bueno que los estudiantes vieran eso. No ahora, menos ahora. Acomodé la mochila en mi espalda antes de seguir caminando. Hacía mucho que no caminaba tanto, hacía más tiempo que no llevaba una mochila en mis hombros, prácticamente desde la universidad, pero esta vez era necesario. Era necesaria la mochila y el maletín que llevaba en una de mis manos y que cada tanto llevaba al pecho para que el viento no lo moviera tanto.

Necesitaba de un lugar tranquilo y reparado por el viento. Me había puesto a caminar por el sendero del bosque hasta que tope con las vías. Ningún tren pasaría por ahí, me adentré en las mismas buscando un lugar que fuera lo suficientemente cerrado para poder esconderme allí durante un tiempo. Acabé en la entrada de un túnel. Tragué saliva observando la espesura negra que había ahí dentro. Era un buen lugar, pero demasiado oscuro. Di media vuelta y me dirigí al lado opuesto. Al final lo vi. No había caminado demasiado por las vías. Dudaba de que hubiera demasiado para caminar en ellas, pero un pequeño acantilado se abría bajo aquellas vías. Una pared de piedra cubría uno de los lados. Subí por la misma tirando la maleta sobre una parte llana y luego terminé de trepar agotada y respirando bocanadas de aire para poder llenar mis pulmones. No había subido más de un metro. Ahora comenzaba a ver el sentido de las clases de gimnasia que había ignorado desde siempre.

Respiré hasta que me calmé, y luego analicé el lugar. Me refugiaba del viento lo suficiente para que no se vuelve ninguna hoja que estuviera bien agarrada. Tenía espacio para poder sentarme, pero mis piernas colgaban a las vías. La vista era hermosa. Nieve nuevamente. Incluso la podía sentir en la parte que se apoyaba contra la piedra, la misma estaba congelada. Me saque la mochila, tomando precaución de que nada se fuera a caer. Saqué de la maleta algo de madera que siempre me había ayudado a la hora de pintar y que tenía agarraderas para las hojas. Un regalo que siempre había adorado. Coloqué las hojas en blanco y tome uno de los lápices.

Comencé a pintar el paisaje, pero no me gusto. Demasiado común. Demasiado simple. Saqué la hoja y comencé nuevamente. Empecé con un laberinto circular. Flores en las paredes naturales del mismo. Me enfoque en las siluetas, simples y vagas, luego en las sombras. Me concentraba en los detalles por más pequeños que fueran. Mi frente estaba arrugada, mi mano que no dibujaba se aferraba a la tabla, era demasiado grande para mi, pero era lo mejor para sostener esas hojas que eran del tamaño estándar para un cuadro. Me perdí en el dibujo, dejado escapar mis pensamientos mi estado actual en lineas curvas y rectas. Soló reaccioné cuando escuche el sonido de algo moverse y luego caer. Mi mochila. Apenas tuve tiempo de reaccionar. Mi mano quedó tendida en el aire agarrando el vacío. Mientras observaba como daba contra las vías con un sonido sordo. Suspiré aliviada, y comencé a ver cómo podía bajar de ese lugar para recuperarla. Podía saltar, pero eliminé esa idea tan pronto como paso por mi cabeza. ¿En qué momento se me había ocurrido subir allí arriba?

Publicado por Ophelia E. Westerberg Dom Feb 07, 2016 12:51 am

Madrugar era un gran rasgo de disciplina y de entre todas las rutinas que le habían sido impuestas, esa era una de las que más le costaba. A pesar de ser domingo, intentó no retozar demasiado en la cama, que la hacía sentir atrapada y con un esfuerzo más que sobrehumano salió de esta y se dispuso a prepararse, tenía deberes atrasados y uno o dos libros pendientes que habían sido mandados por sus padres para mejorar sus notas, pero a pesar de saber todo lo que tenía pendiente; Había algo que no se iba de su cabeza, había estado sin dormir en su habitación desde el día en el que aquel extraño "juego" había comenzado, sin embargo, se sentía tan agotada de buscar alternativas que aquella noche había accedido a volver a su cuarto. Salió de la habitación tras arreglarse y caminó por los pasillos buscando a alguien en concreto, necesitaba hablar con alguien sobre la nota, pensó en su hermano, pero no sabía si realmente quería que él se metiese en aquello, había demasiado que no podía contarle... Por lo que mientras andaba, con el sonido seco de sus zapatos contra el suelo, sus ojos buscaban a Alec, necesitaba hablar con él, preguntarle, confesarle incluso algunas cosas que no la dejaban dormir.

Pero no le encontraba, pensó que quizás habría salido fuera para pintar un poco, por suerte ella había tomado su cámara entre las manos con la idea de salir también a por un poco de aire fresco, aunque más que fresco, era helado, ya que las temperaturas seguían bastante bajas, esa era la razón por la que llevaba ropa abrigada y un gorro de lana, a pesar de todo lo que había pasado, Gwendolyn aunque sentía una inmensa curiosidad por conocer el significado de todo lo ocurrido aquella noche, sentía que lo primero que tenía que resolver en su cabeza era si su cuarto había sido elegido de forma aleatoria para colocar la nota, o realmente habían elegido con meticulosidad el número, y el mensaje en la nota... Aquella nota que parecía escrita para ella al principio.

Quizás si Gwen hubiese sido más adulta, si, a pesar de toda aquella pronta madurez hubiese asimilado que el mundo no giraba a su alrededor, habría pensado que aquellas frases eran bastante generales, que podían significar cualquier cosa, para cualquier persona, y que ella se podía haber dado por aludida sin razón, pero la chica aún era demasiado joven como para racionalizar tanto las cosas, seguía siendo una adolescente después de todo, y en ese momento, el mundo y todos sus integrantes, giraban a su alrededor. Pensaba quizás en eso, en lo mucho que deseaba a veces ser una adolescente normal, de esas que se teñían el pelo de rubio y cuya personalidad no era más que una mentira para llegar a conseguir ser reinas en algún baile escolar, pero ella no era así, y en eso era en lo que pensaba, cuando una melena pelirroja se topó en su camino, la rubia se había perdido tanto en sus pensamientos mientras buscaba a Alec que no había prestado atención a su entorno, hasta que se encontró con Ophelia que estaba pintando algo, precisamente tenía que ser ella...

-Buenos días, señorita Westerberg.- Saludó Gwen, de forma educada, pero sin sonreír. ¿Qué hacía precisamente esa mujer allí? Justo ella, quién más preguntas había protagonizado en su cabeza. Y más importante... - ¿Cómo ha subido ahí arriba?- Se acababa de fijar atentamente en la situación y la posición de la profesora, para ser alguien realmente observadora, estaba siendo realmente despistada ese día, se notaba que las cosas no estaban ordenadas en su cabeza.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Lun Feb 08, 2016 1:25 pm

Mis experiencias en el exterior no habían sido demasiadas, si se hablaba de montañas, campos, ríos y lagos. Siempre había preferido quedarme dentro de casa, con una manta en el sofá y con un buen libro, incluso aunque las temperaturas indicaran que la manta estaba de más, quedarme quieta me daba frío. Nunca había subido a la cima de una montaña por el trabajo de mis propios pies, las excursiones del colegio nunca me habían gustado y, en la mayoría de ellas, había fingido estar enferma. Tampoco había acampado antes de llegar al internado, y llegados ese día tuve que ir dado que no había forma de escapar de aquel ritual. Entonces, si sabía todas esas cosas de mi misma, ¿por qué había subido ahí arriba? Quizá era eso, necesitaba forzarme a pensar. En todos esos días había sentido mi mente nublada, como si estuviera nadando en una nebulosa donde los estudiantes podían darse cuenta de más cosas que yo. Había perdido la vivacidad de mis pensamientos, esa lógica rápida que a veces me llevaban a responder cosas al instante porque no tenía ni que meditarlas. Había perdido la fluidez, me había oxidado.

Aceptaba que ya no tenía quince años, pero, tampoco era tan vieja, aún era joven para hacer ciertas cosas, como caminar y subir a ese pedazo de piedra. Mordí mi labio inferior, comenzaba a sentir el arrepentimiento de aquella noche. Les debería haber dicho que se quedaran en la biblioteca e ir a ver que era lo que se suponía que debíamos encontrar, pero tenía miedo. La advertencia a Ezra había sido clara, todos juntos, nunca medite que eso podía tener mayores problemas. Había conocido la tenacidad de Yvette, había visto que tan fría y distante podía ser, pero nunca imaginé aquel pasado en esos orbes claros. Nunca pensé que podíamos tener algo en común entre ambas. Era terrible, ahora los estudiantes lo sabían, se rumoreaba por todo el internado y nadie sabía que iba a pasar o que iban a hacer. Esperaba que tomaran una decisión, pero eso me llevaba a sentirme culpable. No había sido su culpa, ¿o si? Era una niña que creció viendo muertes a su alrededor, creció haciendo lo que sus padres le decían que estaba bien. Yo había jalado un gatillo, porque en mi mente lo creí correcto, tomé la vida de una persona, tomé los años que iba a vivir, el amor que iba a sentir, la tristeza, el odio, tomé un futuro sin pedir permiso, tomé algo que no me correspondía y había sido mi voluntad. Me había arrepentido eternamente por eso. No podía juzgar a Yvette por su pasado, me recordaba a mi misma. ¿Qué pensarían los estudiantes si supieran que había matado a mi hermano? ¿Reaccionarían igual? ¿Mostrarían el miedo que muestran cada vez que ven a la directora? Me sacudía al sentir el escalofrío.

Negué, no podía ser así, tenía que haber algo más, pero ¿Y si Yvette había matado a esas dos chicas? Tenía que irse. No podía estar cerca del internado por más que el mismo haya pertenecido a sus padres. La seguridad de los estudiantes continuaba en peligro. Me forcé a tomar aire, porque en ese punto de mis pensamientos ya no podía pensar. Continuaba mirando la mochila, pero mi mirada estaba perdida, mi cuerpo inclinado hacia delante sólo me permitía ver la distancia hasta las vías. Una voz llamó por mi nombre y me enderecé en mi lugar. Gwendolyn. Estaba bien, no significaba ningún peligro. Por un segundo medite la posibilidad de decir algo que reflejara el ritmo de mis pensamientos, pero era una alumna, era una niña, ella debía estar más asustada que yo. Me obligue a eliminar aquella expresión de confusión y preocupación que creí que debía encontrarse en mi cara y la reemplacé por una sonrisa amable.

—Ehmm... hay un par de piedras que sobre salen de esta pared. Subí por ahí— Digo señalando el camino con el lápiz de mi mano. Tranquila Ophelia, muestra serenidad, es lo que necesitan los estudiantes. —¿Qué te trae por aquí mi niña?—

Publicado por Ophelia E. Westerberg Lun Feb 08, 2016 6:11 pm

La respuesta de la profesora no fue exactamente lo que la chica estaba esperando, había efectuado mal su pregunta, el "cómo" no era realmente lo que quería saber, pero tampoco quería ser maleducada y preguntar el "porqué", se fijó en que estaba dibujando algo, es que quizás simplemente quería una perspectiva en concreto o quizás, cuando su pelo se movió contra su voluntad golpeandole en la cara, era eso de lo que quería protegerse, el viento podía dificultar mucho a alguien que quería dibujar, sin embargo, Gwen lo veía algo peligroso, además de que la posición que tenía la profesora cuando la encontró era extraña... Fue entonces cuando vio que se le había caído la mochila a una parte algo inaccesible, alzó las cejas ante la pregunta de la profesora, quitando la mirada de la mochila para encontrarse con los obres verdes de esta.

-Buscaba a alguien y aprovechaba para tomar un par de fotos.- Gwen señaló su cámara, para luego quedarse en silencio, estaban a solas, quizás era su momento, había pasado demasiadas noches en vela por aquello, cada vez estaba más distraída, más negativa, más... Confusa. Y aquel momento que se había propiciado de una forma tan surrealista quizás era la forma de que por fin hablase de aquello y preguntase aquello que le daba miedo decir en voz alta, después de todo ella no creía en las consecuencias, todo lo que pasaba era por una razón.- Disculpe profesora...- Gwen tuvo que alzar la voz, para oírse sobre el viento, miró de nuevo hacia la mochila de la adulta, no estaba demasiado cerca, ni en un lugar de fácil acceso, quería tomarla para entregársela a la profesora y hacer un pequeño "intercambio" pero era una estupidez, no necesitaba hacerlo.- ¿Podríamos hablar? Siento molestarla en su pintura pero... Tengo cosas que preguntarle.- Quizás aquello era un error, quizás su desconfianza con la profesora era acertada y debería de huir en dirección contraria a un lugar concurrido de testigos, pero sentía que si lo hacía, jamás comprendería muchas de las cosas que habían pasado.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Lun Feb 08, 2016 7:19 pm

Respire una vez. Dos veces. Tres. Listo, eso era todo lo que necesitaba. Tenía que dejar de pensar en mi misma, tenía que avanzar a cualquier cosa que le pasara a los estudiantes. Tenía que estar para ellos. ¿Cuál egoísta era? Tenía que dejar de pensar en mi misma. Me obligue a mi misma a pensar únicamente en aquella joven, como cuando hacía con la pintura cuando lo usaba como distracción, sólo que no la miraba con fijeza. Aparte mi vida lejos de sus ojos, al paisaje, o a las hebras de pelo que se agitaba con el viento. No quería incomodarla. Era lo que menos buscaba. Ya de por si me deberían ver como la profesora débil y susceptible, agregar rara a la lista de adjetivos que tenían de mi no era lo que necesitaba en esos momentos. Tampoco pensar en la lista de adjetivos que tenían de mi. Al menos me consolaba al pensar que eran bastante diferentes a los que Yvette tenía de mi, o por lo menos eso esperaba.

Asiento manteniendo la sonrisa. —Eso suena muy bonito, también estoy capturando imágenes— Comento señalando las hojas que se encontraban en mi regazo. —¿Haz logrado encontrar algo hermoso a través de ese lente?— Pregunto ahora para poder hablar sobre algo sin relevancia. Después de estar en aquel lugar, sabía que había cosas que incomodaban. Hablar de clases era un tema prohibido, pero a los estudiantes les solía gustar que preguntara por sus aficiones, más cuando los padres estaban tan lejos, era como ayudar a que recuerden que siguen siendo importantes y hay personas que se interesaban por ellos.

Acomodo el pelo detrás de mi oreja y por un momento pienso que solo responderá la pregunta y se irá, pero después de un momento de duda pregunta por algo que le puedo permitir. No era la primera alumna que venía con preguntas, tampoco sería la única. Los alumnos buscaban consejos muchas veces. Los padres y hermanos mayores no estaban para brindarlos, acudían a los profesores cuando creían que Motka sería demasiado duro. Los amigos también ayudaban, suponía eso, dado que sino tendría que abrir una agenda para recibir alumnos, y todos los profesores tendríamos. Le muestro una de mis sonrisas más sinceras, no tenía que preguntar eso, mucho menos disculparse. —Claro mi niña, no tienes que hacerte problemas por mi dibujo, lo puedo terminar en cualquier otro momento— Explico con sinceridad, y guardo todo, lo más rápido que puedo dentro de la maleta de dibujo. El lápiz también lo meto ahí dentro, aunque una vez que este abajo lo guardaré en mi cartuchera, que es donde corresponde ir.

Estaba pensando en bajar, sería lo mejor, pero miré el lugar donde estaba. Quizá Gwendolyn también quería apreciar esa vista. —¿Quieres subir aquí arriba o quieres que baje?— Pregunto para darle a la joven la opción de elegir. Ahí arriba todo era mucho más tranquilo, pero abajo podrían sentarse o simplemente caminar mientras hablaban. Cualquiera de las opciones sonaba interesante, pero sería mejor que fuera ella quien eligiera. No iba a pasar nada malo, sólo estábamos a un metro del suelo.

Publicado por Ophelia E. Westerberg Lun Feb 08, 2016 8:23 pm

La respuesta de la menor fue encogerse de hombros automáticamente, no consideraba tener un talento demasiado especial con la fotografía, pero si algo había aprendido era que si el paisaje valía la pena, cualquier foto sería increíble, si bien esta no haría jamás justicia a lo que era más perceptible por el ojo humano, pero al menos, tenía una fotografía para recordarlo.

-La nieve siempre le da algo de magia a un bosque, así que he sacado algunas bastante bonitas.- Aceptó Gwendolyn, mientras escuchaba el resto de lo que la profesora tenía que decir, aquella pregunta le hizo dudar ¿Subir con ella? No es que fuese un lugar extremadamente peligroso, pero los accidentes podían pasar, y ponerse en un lugar que controlaba poco junto a alguien en quien no confiaba no era demasiado inteligente. Sin embargo tampoco era muy inteligente ir a pasear sola por el bosque después de saber que habían asesinado a gente en aquel lugar, ni mucho menos, dar a entender a la profesora que sospechaba de lo que podría haber hecho o saber. Así que haciendo un amago de valor, y rezando de que su torpeza no hiciera de las suyas, Gwendolyn se dispuso a intentar subir, pero entonces lo pensó con algo más de claridad ¿Y si presionaba sin querer a Ophelia más de la cuenta y esta reaccionaba mal? Recordó lo que había pasado con Giannina, como sin saber absolutamente nada de la chica, sintió que era el tipo de persona fría y manipuladora, si bien no hacía falta conocer a alguien para saber esas cosas, las personas con demonios en su interior reconocen los demonios de otras personas con terrible facilidad, quizás por eso se molestó tanto cuando se dio cuenta de la forma en la que Austin miraba a Ophelia... Iba a decir que era mejor pasear, pero podían hacer ambas cosas, así que Gwendolyn terminó de subir hasta sentarse al lado de la profesora, respirando ligeramente un poco más agitada, mejor primero demostrar que "no desconfiaba" de ella, y luego preguntarle acerca de dar un paseo.

-Profesora... Hay varias cosas que quiero preguntarle, pero me gustaría empezar por una en concreto.- Gwendolyn no miraba a la mujer directamente a los ojos, jugueteaba con sus pies, colgando a escasa distancia del suelo, y mirando hacia delante, dándose cuenta de que en verdad, las vistas allí eran realmente hermosas.- Quiero hablar de la nota que encontramos.- Se mantuvo un rato en silencio, como si con eso pudiese cambiar las cosas, para luego mirar a los ojos verdes de la pelirroja.- ¿Porqué no la leyó entera para los demás?- La pregunta correcta era ¿Cómo demonios supo que no tenía que leerla entera para los demás? ¿Qué sabía de ella? Solamente alguien que supiese sobre las mentiras que vivía cada día, pensaría que el contenido de la nota podía ser personal ¿No? Hacía frío allí, así que sin apartar la mirada de la profesora, Gwen se frotó un poco las manos, estaba nerviosa, pero su temblor por los nervios podía ser fácilmente interpretado como frío, lo cual era un alivio.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Mar Feb 09, 2016 10:39 am

Me corrí a un lado para que tuviera más espacio en aquella pequeña plataforma de roca. Dejé más espacio para ella, y el viento rozó un lado de mi cuerpo, removiendo mis cabellos, pero los corrí a un costado, prefería estar al borde y que la joven tuviera más lugar para ella. La observe subir lista para dar una mano por si la necesitaba, pero no lo hizo. No me mira y eso no me asusta, porque se que cuando los alumnos tienen preguntas que suelen incomodar su interior se mostraban así, tímidos. También observo nuestras piernas y el paisaje, para no quedarme mirando su perfil.

—Debí advertirte que la piedra estaba fría, pero si te molesta me avisas— Le pedí ya pensando en un plan por si me decía que tenía frío. No había comentado nada sobre la nieve porque para mi la nieve era eso, era magia. Mis ojos se van al cielo un momento, la nieve era un regalo que no tenía destinatario, era para todos. Era diversión, era peligro y era tristeza. La nieve podía ser todo y nada a la vez, pero un paisaje blanco siempre parecía tan hermoso como elegante, eso era lo que más me gustaba. Las vistas podían cambiar totalmente dependiendo de la estación o del año. Ese mismo panorama en otoño, vestido de colores cálidos, daban la impresión de que la montaña estaba a punto de prenderse fuego si ya no estaba en llamas. Era encantador. Era fascinante.

Su pregunta no me asusta, ni me incómoda, tampoco me asombra. Supongo que esas debían ser las reacciones que debía mostrar, pero imaginaba que esa pregunta podía llegar. Ni yo sabía porque lo había hecho, pero al parecer no me había equivocado en dejarla de forma privada, sólo que ahora debía explicar una razón.

—Mi padre era policía, desde que era pequeña siempre me dijo que todo ocurría por una razón. Me inculcó que el destino no existe y la suerte tampoco— Era mejor explicar las cosas por un principio. —No quiero que pienses mal de él, me enseñó muchas cosas que me han servido mucho en la vida, como que nada da algo por nada y si quieres algo tienes que hacer un sacrificio por ello— Esas eran las dos cosas que más guardaba dentro mío, la primera porque me molestaba esa forma de ser y la quería cambiar, era de las personas que siempre dejaban una moneda o algo más a quienes no tenían nada y se encontraban en la calle, o que en navidad salía a repartir regalos. No me consideraba, de todas formas, una buena persona. Esas eran cosas que todos debíamos hacer. Ayudar a alguien sin necesidad de recibir nada a cambio. La segunda era bastante lógica. Era la razón por la que sabía que si quería algo, entonces tenía que jugar todo lo que tenía por ello. Me había apresurado a decir esas palabras porque no quería que pensará mal de mi padre, era un buen hombre, es un buen hombre.

—Consideré que después de todo, las notas que habíamos recibido y como nos movían como si fuéramos muñecos de juguete, que no habían dejado eso en tu habitación por sorteo. Imagine que había una razón y que eso te debía pertenecer a ti. Pensaba en eso mientras subíamos, por eso me pareció bien que quisieras dejar entrar a todos, era algo privado después de todo. Cuando vi la nota me apure porque quería que si había algo para ti, fuera sólo para ti. ¿Me confundí al pensar así?— Esa era una duda que tenía. No quería una explicación sobre la nota a no ser que ella misma me la quisiera dar. Pero me gustaría saber si había actuado de manera correcta, al menos de esa forma habría hecho algo bien esa misma tarde del veinticuatro de diciembre.

Publicado por Ophelia E. Westerberg Sáb Feb 13, 2016 1:36 am

Si había algo que se aprendía a la fuerza, era que si las respuestas que esperaban eran aterradoras, uno debería de dejar de hacer preguntas que dan miedo. Pero aquella situación no era precisamente algo que la rubia hubiese elegido, no quería hacer esas preguntas cuya respuesta le aterraban pero necesitaba saberlas. La respuesta de Ophelia fue obvia, tanto que podría ser la verdad, o un invento rápido que encajaba a la perfección, sin duda, era precisamente lo que Gwendolyn se había imaginado que la pelirroja diría.

-No pienso mal de su padre, mis padres son abogados, quizás por eso pensamos de la misma forma acerca de las casualidades.- Explicó la menor mientras jugueteaba con sus pies y mirando hacia el paisaje sin querer observar demasiado la cara de la profesora, normalmente la habría estudiado, en busca de mentiras o gestos que la delatasen, pero quizás una chica asustada no podía simplemente mirar a la cara a lo que le preocupaba y enfrentarlo del todo. Se quedó en silencio largo rato tras la explicación de la mujer, pensando en que decir, o como hacerlo, se había quedado pensando en aquella pregunta que le acababa de hacer. ¿Se había confundido Ophelia?- Me gustaría pensar que sí se ha confundido, profesora, pero no lo sé.- El miedo era un arma de doble filo terriblemente peligrosa, podría hacerte más fuerte, obligarte a enfrentarte a tus miedos y luchar contra ellos, o podía intimidarte hasta convertirte en un peligro, sentirte arrinconado como un animal que debe atacar ante una amenaza inminente, luchar a cualquier precio... Y Gwen llevaba días sintiéndose demasiado desprotegida y preocupada por la gente que quería como para sentirse valiente, así que como un animal, se dispuso a dar pelea antes de verse más atrapada.- Si me eligieron a mí para esa nota, como tú dices, solamente hay dos razones por las que eso sea posible, la primera, es que simplemente me eligieron para entrar en su juego por pura casualidad, pero como ninguna de las dos cree en casualidades, supongo que eso nos lleva a la segunda posibilidad.- La tuteó por primera vez, mirándola a los ojos de pronto, mientras hablaba con total seriedad.- O quieren asustarme o quieren matarme, por cualquiera de las dos, el único motivo que podría propiciar eso, es que sé demasiado sobre algo y ellos quieren callarme o usarme como ejemplo para algo, tengo muy poca información así que las posibilidades son demasiado amplias... Y la única información que tengo que podría estar relacionada con los asesinatos que han ocurrido, es una conversación que escuché sin querer, justo después de que encontrasen aquel cuerpo pensando que era el tuyo. - Gwen hablaba deprisa, como si hubiese reunido valor para decir todo aquello y ahora ya no pudiese parar ni ordenar sus pensamientos.

- Lo que escuché, me hizo pensar que tanto tú, como los demás profesores y encargados están al tanto de todo lo que ha estado pasando y que sea lo que sea, lo que leímos sobre Yvette no puede ser el final porque me parece que sería una forma demasiado sencilla de resolver todo esto. - No le dijo lo que había escuchado sobre ella, aunque sí había dejado claro que no confiaba ni en ella ni en nadie, no mencionó aún que Yvette y Alfred habían hablado sobre la reacción de Ophelia, no al menos hasta saber si la mujer se sentía amenazada o aludida por lo que acababa de decir.- Sea lo que sea lo que ha comenzado este juego, el pasado de la directora no es más que un placebo o la punta del iceberg, y si mi nombre está escrito en alguna clase de lista, tu deber como profesora es ayudarme a protegerme, a no ser, claro, que esté metida en esto también, cosa que no espero que me diga.- Y si lo estaba, igual aprovechaba para matarla en aquel mismo instante al sentirse amenazada, pero ya poco importaba, Gwen hacía mucho tiempo que había dejado de hacer movimientos inteligentes, ahora simplemente atacaba a mordidas desesperadas como un perro enjaulado.

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Lun Feb 22, 2016 5:40 pm

A mi también me gustaría estar confundida, pensé con tristeza, agachando la mirada a mis pies que se balanceaban en el aire. Ella era tan joven, no podían hacerlo eso, inquietarla, asustarla, intimidarla. Negué tratando de pensar qué clase de persona haría todo eso. Escucho sus palabras, y me hiela la sangre esa manera que tienen de pensar, de plantear las cosas de una manera tan directa, incluso cuando hablaba de su propia vida. Me intereso más cuando comienza a hablar de aquella conversación que había escuchado, tratando de comprender por qué pensaba que eso era lo que la había condenado a que dejaran una nota en su habitación. Lo último me hace abrir un poco los ojos, pero me controlo para no perder la calma. Gwen me exigía protección como si hubiera estado cruzada de brazos todo este tiempo. Me pedía protección como si fuera mi obligación tener las herramientas y los recursos para poder resolver todo ese problema. Me pedía un refugió y lo exigía, y yo no podía asegurarlo porque no sabía que era lo que estaba pasando. Me hubiera gustado ser más hábil a la hora de mentir. Le hubiera jurado seguridad y protección, quería hacerlo, quería tener la capacidad de protegerlos a todos, pero el tema se iba de las manos de cualquiera y la falta de información tampoco ayudaba a que la confianza en nosotros mismos (los profesores) fuera en aumento.

Tengo la necesidad de aclararme la garganta antes de ponerme a responder. —Si los demás profesores saben lo mismo que yo, entonces temo informarte que ninguno de nosotros es consciente de lo que esta ocurriendo. Esto nos toma por sorpresa tanto a nosotros como a ustedes— Era lo que más claro tenía y era mejor comenzar por esa parte. —No se de que podían estar hablando los directivos, pero estoy segura que tiene una explicación, ¿alguno vio que estabas escuchando? Porque en ese caso no tienen ninguna forma de amenazarte sino saben lo que sabes— Mi frente se va llenando más de arrugas a medida que hablo, presa de la preocupación por la seguridad de la joven.

Caigo. Tardo, pero al final comprendo a donde apuntaba con sus palabras. La joven había asegurado que los profesores podían estar involucrados, pero también me había señalado a mi. —Pero, no entiendo como puedes llegar a creer que tengo algo que ver con todo esto— Mi voz sale conteniendo la tristeza que eso me hacía pensar, porque no me cabía en la cabeza la existencia de un ser que fuera capaz de jugar de esa manera con las personas y con la vida de las mismas. Me dejaba helada nuevamente, incapaz de responder algo que fuera coherente. No sabía si debía defenderme, dejarlo pasar o explicar todo lo que sabía que se resumía a nada, porque no era de utilidad y, de serlo, ya lo hubiera usado para algo. La joven no tenía forma de conocer mi pasado como para dudar sobre mi capacidad para lastimar a las personas, y nunca había matado ni una araña en clase. Yo también estaba metida en el juego, o hubiera querido quedar colgada de un árbol por voluntad propia. No tenía sentido lo que la joven planteaba, aunque fuera una suposición por estar asustada por todo este asunto. Niego, aún sin poder creer lo que estaba diciendo. —Gwendolyn, te puedo asegurar que los profesores no tenemos información extra, más allá de la que se le dio a los estudiantes para que estuvieran a tanto de la situación. Entiendo que estés asustada, pero no puedes señalar a las personas porque si, solo lograras dividir en un momento donde todos debemos estar unidos.—

Publicado por Ophelia E. Westerberg Lun Feb 29, 2016 8:13 pm

No es que Gwendolyn esperase otra respuesta, estaba claro que con la situación solamente había dos posibilidades, o los profesores fingían no saber nada y preferían parecer incompetentes e inocentes, o realmente lo eran, y sinceramente, lo segundo era mucho más desalentador, pues si los adultos a cargo realmente no tenían nada que ver y alguien estaba por allí matando alumnos sin que ellos se diesen cuenta, estaban soberanamente fastidiados.

-No señalo a nadie, de verdad que no.- Fue todo lo que dijo Gwendolyn tras dejar que Ophelia hablase. - Pero si es verdad que los profesores no saben nada, hay un asesino que está dejando claro el poco control que se tiene sobre la escuela, y aunque pueda ser cierto lo que dices de que habría una explicación, eso no quita que estemos todos en peligro y que los adultos a cargo no tienen la capacidad de protegernos. Así que sí, estoy asustada, pero no por mí, ya no.- La verdad, hacía tiempo que la mayor preocupación de Gwen era otra, era proteger, más que el hecho de ser protegida.

-No sé si tienes algo que ver con esto, Ophelia, no sé si realmente me mientes, o si estás siendo manipulada o incluso si de verdad no tienes idea sobre nada, solamente sé que alguien tiene que hacerse cargo, y con lo que hemos descubierto de Yvette, y el aura poco tranquilizadora de Alfred, sumado al desconocimiento de los profesores, siento que nadie va a parar a quién sea que dejase las notas hasta que algo horrible pase. Y tú lo viste, viste lo que escribieron en la nota de mi cuarto. Necesito que me ayudes.- ¿Podía confiar en ella? Gwendolyn nunca terminó de entender a Ophelia, ni antes ni después de lo que había escuchado, pero estaba claro que lo mejor era tener a la profesora a su lado, ya fuese como aliada o para vigilara, así que si la menor tenía que jugar el papel de oveja desvalida, lo haría.- Sé que Austin y tú... No sé, sé que algo pasa, al menos por parte de mi hermano, y Alec está en tus clases de pintura y en algunas más, si pudieses ayudarme a vigilarles...

Publicado por Gwendolyn P. Murdoch Jue Mar 17, 2016 6:56 pm

Publicado por Contenido patrocinado