Blame it on the stars || Gwendolyn P. Murdoch

Recuerdo del primer mensaje :

Estornudo. Sacó la mano de mi nariz antes de meterla dentro del bolso y sacar un pañuelo descartable. Me sueno la nariz y meto el papel dentro de la mochila. Es domingo, muchos estudiantes están aún durmiendo, aunque cuando salí ya había un par de pie que me saludaron con una sonrisa. Les regresé el saludo, pero cuando giré y desaparecí de su campo de visión la sonrisa ya había desaparecido. Me estaba costando sonreír esos días, demostrar que todo estaba bien, lo intentaba con todas mis ganas, con todas mis fuerzas, pero sentía que si no expulsaba todo lo que sentía acabaría por explotar y no sería bueno que los estudiantes vieran eso. No ahora, menos ahora. Acomodé la mochila en mi espalda antes de seguir caminando. Hacía mucho que no caminaba tanto, hacía más tiempo que no llevaba una mochila en mis hombros, prácticamente desde la universidad, pero esta vez era necesario. Era necesaria la mochila y el maletín que llevaba en una de mis manos y que cada tanto llevaba al pecho para que el viento no lo moviera tanto.

Necesitaba de un lugar tranquilo y reparado por el viento. Me había puesto a caminar por el sendero del bosque hasta que tope con las vías. Ningún tren pasaría por ahí, me adentré en las mismas buscando un lugar que fuera lo suficientemente cerrado para poder esconderme allí durante un tiempo. Acabé en la entrada de un túnel. Tragué saliva observando la espesura negra que había ahí dentro. Era un buen lugar, pero demasiado oscuro. Di media vuelta y me dirigí al lado opuesto. Al final lo vi. No había caminado demasiado por las vías. Dudaba de que hubiera demasiado para caminar en ellas, pero un pequeño acantilado se abría bajo aquellas vías. Una pared de piedra cubría uno de los lados. Subí por la misma tirando la maleta sobre una parte llana y luego terminé de trepar agotada y respirando bocanadas de aire para poder llenar mis pulmones. No había subido más de un metro. Ahora comenzaba a ver el sentido de las clases de gimnasia que había ignorado desde siempre.

Respiré hasta que me calmé, y luego analicé el lugar. Me refugiaba del viento lo suficiente para que no se vuelve ninguna hoja que estuviera bien agarrada. Tenía espacio para poder sentarme, pero mis piernas colgaban a las vías. La vista era hermosa. Nieve nuevamente. Incluso la podía sentir en la parte que se apoyaba contra la piedra, la misma estaba congelada. Me saque la mochila, tomando precaución de que nada se fuera a caer. Saqué de la maleta algo de madera que siempre me había ayudado a la hora de pintar y que tenía agarraderas para las hojas. Un regalo que siempre había adorado. Coloqué las hojas en blanco y tome uno de los lápices.

Comencé a pintar el paisaje, pero no me gusto. Demasiado común. Demasiado simple. Saqué la hoja y comencé nuevamente. Empecé con un laberinto circular. Flores en las paredes naturales del mismo. Me enfoque en las siluetas, simples y vagas, luego en las sombras. Me concentraba en los detalles por más pequeños que fueran. Mi frente estaba arrugada, mi mano que no dibujaba se aferraba a la tabla, era demasiado grande para mi, pero era lo mejor para sostener esas hojas que eran del tamaño estándar para un cuadro. Me perdí en el dibujo, dejado escapar mis pensamientos mi estado actual en lineas curvas y rectas. Soló reaccioné cuando escuche el sonido de algo moverse y luego caer. Mi mochila. Apenas tuve tiempo de reaccionar. Mi mano quedó tendida en el aire agarrando el vacío. Mientras observaba como daba contra las vías con un sonido sordo. Suspiré aliviada, y comencé a ver cómo podía bajar de ese lugar para recuperarla. Podía saltar, pero eliminé esa idea tan pronto como paso por mi cabeza. ¿En qué momento se me había ocurrido subir allí arriba?

Publicado por Ophelia E. Westerberg Dom Feb 07, 2016 12:51 am

Las palabras de la joven dolían. Dolían porque eran ciertas. Si bien me calmaban al decir que no señalaban a alguien, al menos en parte, porque si había sonado a acusación, era cierto lo que decía al mencionar el poco control que había sobre el tema. No teníamos idea de qué era lo que estaba pasando, pero al menos intentábamos hacer lo mejor que podíamos, ese era mi caso. Quizá era algo desesperado, pero era lo único que podía hacer, y Gwendolyn no tenía porque saberlo, ella no sabía que hacía yo cuando las clases llegaban a su fin.

—Lo siento— Susurro por lo bajo. —Siento no tener las respuestas que estabas buscando, pero es lo que se. Se lo que hago, y eso es intentar proteger y ayudar a los estudiantes, puede que no tenga idea de quien esta detrás de todo, puede que incluso sea un colega mío o incluso uno de mis estudiantes, pero, incluso aunque no sepa nada, haré todo lo que este en mis manos para poder ser de ayuda. No puedo confirmar o negarte la verdad sobre lo que pasa porque no lo sé, pero te puedo decir eso, porque no reaccionaré distinto. Los estudiantes son muy importantes para mi, todo ustedes, sería incapaz de dejarlos en la deriva.

Era lo menos que podía hacer, ser honesta, decirle lo que pensaba y disculparme por no poder ayudar mas, por no poder responder más que eso. Ya me gustaría a mi tener todas las respuestas para poder tranquilizar a los estudiantes con hechos y no con palabras, pero eso no era posible, y sentía que así fuera, lo sentía mucho, porque ellos tenían miedo, y mi única forma de consolarlos era esa. Con palabras.

Nuevamente la joven tenía razón. No le podía decir que confiara en mi solo porque era cierto. Yo sabía lo que era y sabía lo que hacía, pero nunca había tenido que demostrar que, de verdad, era una persona de confianza, y a eso era a lo que los estudiantes se enfrentaban en ese momento. Todas las personas caían en la tela de juicio, y solo algunas eran las que salían invictas, el resto tenía que trabajar para poder ganar la confianza merecida. Yo estaba dentro de esas personas. Y la joven era muy correcta al actuar así, al menos de esa forma no se dejaría engañar por nada ni nadie.

—Dime en que puedo ayudarte, y haré todo lo que pueda— Pedí con paciencia, y sus palabras lograron que mis mejillas tomaran un color rosado. No iba a responder a eso, era de lo único que estuve segura, aunque no supe bien si mi reacción había respondido más que las palabras que podría haber dicho. —Haré todo lo que pueda Gwen, trataré de ayudar a todos los estudiantes. Te lo prometo.

Publicado por Ophelia E. Westerberg Vie Abr 01, 2016 12:05 pm