Still Sane [Carol]

Recuerdo del primer mensaje :

Debía estar loca. Acomodó su cabello frente al inició del camino de concreto que se introducía en el bosque. Definitivamente estaba loca. Necesitaba hacer un poco de ejercicio, no podía quedarse allí dentro sentada todo el día mirándose las uñas. No hacía más que comer y no hacer nada. Tenía que hacer algo, y contradecir a Jack no contaba como un ejercicio. Se cruzó de brazos en el mismo lugar en el que se encontraba. Iba a acabar entrando, pero le costaba dar el primer paso. Mordía su labio inferior, volvía a acomodar su cabello, acababa por atrapar un mechón y lo enrollaba en uno de sus dedos. No quedaría como una cobarde, no había salido de la clase de danza, se había vestido con ropa deportiva, se había puesto un piloto en caso de que lloviera y se había puesto zapatillas para quedarse parada frente al camino sin hacer nada más que morder su labio inferior.

Sacó una coleta de su bolsillo y comenzó a trenzar su cabello. Adoraba la trenza cola de pez, la había hecho tantas veces que no necesitaba ni mirarse en un espejo. Cuando termino hizo un moño en la punta y volvió a mirar el camino. Tomó aire y dio un paso adentro hasta que se encontró con el primer árbol, usando al mismo para hacer equilibrio, comenzó a estirar.

El ambiente dentro del internado era extraño. Todos habían parecido perder la cabeza con el pequeño secretito. Ella había perdido un poco los nervios cuando se encontró sola bajo una ducha caliente y su mente acabo de hilar todos los hechos hasta que le entraron ganas de vomitar. Era extraño porque desde ese día todos hablaban en susurros temiendo levantar el volumen de voz más de lo necesario. Si Gunnhild buscaba tener a todos aterrados lo había conseguido, todos le tenían miedo. Creían que había matado a esa chica que encontraron en el bosque, creían que era capaz de hacer eso a cualquier estudiante. Grace no lo creía. Era un poco aterrador, sí, pero no lo creía. ¿Quién era tan despiadado de cometer un delito semejante cuando tenía ese pasado? Además, si hubiera tenido la capacidad de matar a cualquier estudiante, habría matado a los problemáticos, ¿para qué perder el tiempo con el resto? Eran rumores santo cielo. La gente perdía la cabeza por cualquier cosa. El encierro, ese era un motivo para perder la cabeza.

Comenzó a estirar sus brazos. Estaban encerrados en ese lugar hacía más de tres meses. Necesitaba salir de allí con urgencia. Necesitaba las calles pavimentadas y las vidrieras llenas de ofertas. Necesitaba su auto y el café caro, las risas de sus amigos cuando criticaban a alguien. Ese lugar era un infierno, y no mejoraba, cada vez era peor. Las practicas de soccer no ayudaban. Nada ayudaba. Clases, tareas, ensayos, no había nada para hacer que fuera de su gusto. Correr era lo único que podía salvarla. Podría haber ido a la pista de atletismo, pero necesitaba la posibilidad de cerrar los ojos y pensar que estaba en cualquier otro lugar. El olor a pino no se iría, pero podía pensar que era falso. Eso podría ayudar. Ayudaría, ella misma se encargaría de que ayudara a no tener un ataque de claustrofobia dentro de esas paredes.

Publicado por Grace L. Edwinson Dom Feb 07, 2016 2:12 am

Sintió que el tono de voz que Carol usaba, era bastante conocido para ella. Algo así como una mezcla entre la inocencia y la maldad, danzando entre aquella delgada línea. De haber usado tanto aquel tono era que lo identificaba. La pregunta se encontraba en saber por qué la joven quería que fuera Ezra quien le dijera lo ocurrido, o mejor, por qué quería que le preguntara a él si ella podía contar la misma historia. Dejó pasar el comentario con una sonrisa, luego podía tantear el terreno de su amigo y ver si era sano o no preguntar. Había terrenos en los que Grace se mantenía alejada, mejor dejar que el mundo fuera feliz y siguiera simulando cualquier cosa que se quiera simular.

Sentía que era hipócrita responder a sus palabras con un, “pienso lo mismo”. Había gente poco agradecida, sí, ella era una de esas personas que casi nunca daban las gracias por los favores que le hacían. Nunca había agradecido a los amigos que se habían quedado con ella hasta en los peores momentos, o a aquellas que le hicieron el favor de irse de su vida. Nunca había dado las gracias a sus padres por el esfuerzo y el amor que le daban. Nunca había dicho a Gregg cuando había significado para él. Había demasiado arrepentimiento dentro de ella, demasiadas cosas que no había hecho y que, muchos meses después se planteaba haber hecho, porque era lo que la gente necesitaba, pero, como siempre, Grace solo había pensado en ella.

No dijo nada. Solo hizo una mueca en sus labios. Su madre a veces se jactaba diciendo que su nombre era porque quería agradecer al cielo por permitirle que sea su hija, pero Grace sabía el significado de su nombre, no tenía nada que ver con dar gracias. Pensó en decir eso, pero simplemente calló y siguió el cambio de tema, prefería hablar de su futuro.

—Estoy de acuerdo con eso. Creo que muchos ingresan por esa razón, da más posibilidades de tener una vida allí fuera o la posibilidad de una carrera viviendo en un lugar que para muchos parece un castillo. No es mi estilo, pero mi casa era lo suficientemente grande para que nunca tuviera problemas de espacio, para quienes compartían habitaciones con hermanos o se amontonaban con la familia en la mesa de una cocina, esto debe ser enorme y encantador— Explicó encogiendo sus hombros sin pesar alguno. No sentía pena por esas personas. Ni siquiera sentía algo.

—Medicina— Responde tras un segundo. No necesitaba pensar la respuesta. —Me gustaría estudiar medicina, por más que muchos digan que es demasiado esfuerzo para alguien como yo, con mi inteligencia, pero no dejaría que eso me detenga. Me gustaría ser médica, posiblemente cirujana.

Publicado por Grace L. Edwinson Dom Abr 24, 2016 10:20 am

Se identificaba con las palabras de Grace, se veía en un espejo al detallar a la chica y sentía que escuchaba sus propias palabras al oírla con detenimiento. Carol no había sido así hasta lo ocurrido en su labor social. Ella era buena, era dulce, era muy ingenua, quizás por esas razones decidió abandonar un mundo superficial al que estaba destinada para ayudar a otros con todos sus recursos. En un momento sus padres lo permitieron, quizás porque pensaron que sería una buena cara para el negocio familiar que los niños ayudaran más de la cuenta, pero cuando ambos hermanos Harrison se involucraron más de la cuenta, los progenitores no encontraron más solución que cortarles los recursos. Carol y Ezra se esmeraron en seguir con lo poco que tenían, nada importaba si estaban juntos, hacían lo posible por ayudar y por demostrar que podían hacer más que posar para las fotos familiares.

Pero ese día acabó con todo, con sus ganas de ayudar, con sus ganas de ser buena con los demás. Carol tuvo miedo al despertar, pensó que no lo superaría y agradecía tener a Ezra a su lado, pero la partida de su hermano terminó por condenarla a una vida que ella no esperaba vivir, pero a la que tuvo que aferrarse si quería continuar. Sus labores se fueron por la borda así como sus ganas de ayudar, desde ese momento sería Carol, nada más Carol, los otros podrían hundirse así como lograron que ella se hundiera tras la velocidad de un disparo, de un solo disparo. Aún podía recordarlo, tuvo que negar disimuladamente para entrar en razón y seguir con su conversación. —A la larga no sabes quienes son peores, si ellos o nosotros mismos. Pero en fin, no me importa demasiado, estoy tan lejos de casa que he olvidado todo el asunto de las ayudas y esas cosas. Este lugar es como un universo aparte, no quiere decir que eso sea bueno, claro.

Asiente por el comentario de Grace, no se lo esperaba, pero la explicación posterior resulta mucho más interesante. —No importa lo que digan los demás, el mundo ya está lleno de idiotas para que uno se vuelva un idiota colocándose limitantes en el camino. Sabía que mis padres no creían que entraría en Julliard por mis propios medios y me iría de casa, quizás comprarían el puesto, pero el punto es que nunca les hice caso. Los demás tienen una manía impresionante de querer dominar la vida de otros, es estupidez humana a fin de cuentas—. Se encoge de hombros y sigue con su camino.

—No pareces amiga de Ezra, Grace, eso es bueno, por lo menos para mí—. Sonríe con cierta gracia, tenía que decirlo, la chica no había sido desagradable.

Publicado por P. Carol Harrison Mar Mayo 03, 2016 10:13 pm

Se sorprendió un poco con la respuesta de Carol, había pensado que, en el fondo, sus familias eran parecidas, incluso por lo que Ezra había comentado, lo poco que había comentado, pero se daba cuenta de que no era así. Los padres de Grace habían deseado un hijo con todas y cada una de las esperanzas que podían tener. Grace para ellos había sido un regalo, una bendición, siempre había sido algo bueno, incluso cuando cometía errores. La joven se había encontrado con la libertad de hacer lo que tuviera ganas de hacer. Desde pequeña juntadas con sus amigas para ver películas de terror que no se atrevían a ver por su cuenta. Salidas al cine, a tomar algo, y a medida que iba creciendo iban mejorando, salidas, fiestas, noches de resaca en casa de alguna diciendo a los padres que estaba todo bien y que iban a quedarse en casa de alguien disfrutando la pileta. La rubia desde que tuvo trece dejó de pedir permiso, directamente salía y solo avisaba que era lo que iba a hacer, pedía dinero de ser necesario y esa era su vida. Sus padres no buscaban controlar su vida, solo buscaban que tuviera un futuro, cómo lo conseguía o qué hacía con él, ya era un problema de Grace, de nadie más.

Pensar en aquello le hizo extrañar a esos padres que había ignorado toda su vida. La cantidad de veces que su madre pasaba por el hospital para asegurarse que estuviera bien o cómo hicieron lo imposible para ver si lograban poder llevarla a casa. Grace había estado incómoda en ese lugar, y ellos habían intentado ayudar, pero al final la joven había preferido estar ahí por un tiempo, además de que no podía dejar de lado los cuidados que necesitaba. Sí, definitivamente extrañaba a sus padres y comenzaba a sentirse una desgraciada por el poco afecto que les había dado. Debió actuar diferente, y se daba cuenta cuando era demasiado tarde. Ahora debía esperar a que fueran capaces de salir de ese lugar para poder remediar los errores cometidos. Más errores que tenía que buscar la forma de solucionar.

—¿Cómo sería una amiga de Ez?— Preguntó ignorando todo el tema anterior y frunciendo el ceño. Ez era uno de sus mejores amigos, aquella persona que no dejaría de lado por nada que pasara, pero no se imaginaba que el chico tuviera un estereotipo de amigos definido. Era extraño, más proviniendo de alguien que lo debería conocer más que bien. —¿Debería decir que quiero estudiar diseño de moda, o ser modelo?— Agregó dejando salir su acento escoces, que era un poco más duro que el acento inglés que era bastante común en el internado. —Estaba comenzando a creer que no eras una persona prejuiciosa, Carol. Me sorprende, y decepciona un poco. Algunos tenemos pensado algo verdadero para nuestras vidas, y no, no me veo diseñando ropa, eso se lo dejó a las personas que trabajan para mí y esperan que vista en mi estupendo cuerpo sus vestimentas para que sean lucidas como deben lucirse— Le guiña un ojo divertida ante la idea. —Hablando en serio, no creo que nadie tenga un estereotipo de amigos, solo hay personas con las que nos llevamos mejor o peor, sin importar de donde vengan, porque si lo que dices es cierto entonces yo no debería llevarme bien con Nate Seeber, deberías conocerlo, va a tu mismos curso, y aun así hablo con él. Me parece una persona bastante interesante.

Publicado por Grace L. Edwinson Vie Mayo 13, 2016 2:55 pm

No tenía estereotipos, no con los demás. Al despertar del coma, Carol había hecho su vida a su manera y eso incluía amigos que sus padres jamás pensaron que llegaría a tener. El ángel de cabello platino empezó a mezclarse con cualquier tipo de personas y la verdad es que no le molestaba mientras la lealtad fuese la primera norma entre ellos. Caroline había aprendido a no medir a las personas por su clase social, vestimenta, preferencias, sino por lo que aportaban y la ayuda que prestaban a que el mundo fuese un lugar decente, lejos de eso nada le importaba, si a ella la trataban bien ella haría lo mismo (a su manera, desde luego). Que Grace le dijera todo aquello la removió un poco porque de seguro la rubia se estaba imaginando que por su sangre Harrison, Carol habría heredado la costumbre de medir a los demás por cualquier detalle, no, su problema era con Ezra, si había alguien que le había generado prejuicios fue su propio hermano y por su propia cuenta, además.

Decirle a Grace toda la verdad no estaba en sus planes, no porque no pudiera, sino porque ella era amiga de Ezra y, más allá de lo que eso le pudiera causar y cómo afectaría eso a la manera en la que veía a su hermano, no quería que el mayor se enterara y luego la buscara para hacerle preguntas. Carol había llegado hace relativamente poco al internado, quería huir de cualquier encuentro serio con el chico.

—Con la única persona con la que tengo estereotipos es con mi hermano, Grace, con nadie más, sé que suena muy extraño, pero es así—. Empieza mientras disminuye el paso y sus ojos se pierden en el horizonte, era mejor hablar así, quizás de esa forma podía continuar su monólogo sin detenerse a preguntarse sobre cualquier interrogante que generara la mirada de su acompañante. —Te contaré una historia, quizás Ezra no te la haya contado, pero yo si lo haré, probablemente así entiendas mi manera de ver las cosas o por lo menos sepas porque él es mi centro de prejuicios.

—Ezra y yo hacíamos labores sociales en Inglaterra como ya sabes, pero era algo que iba más allá de la labor por su nuestro nivel económico, nos gustaba, era algo que disfrutábamos, a veces pasábamos más tiempo en las calles o albergues que en casa—. Sus ojos viajan al pasado y una pequeña curvatura se forja en sus labios finos involuntariamente. —Llevábamos regalos, íbamos disfrazados en fiestas importantes, era... era algo que nos hacía sentir vivos, vivos porque en casa no podíamos estarlo con nuestros padres vigilando cada paso y esperando que tanto él como yo fuéramos niños modelos. Todo iba bien hasta un día que fuimos a descargar comida, era algo a lo que estábamos acostumbrados, pero ese día todo se salió de control—. Carol baja la mirada por un segundo antes de seguir. —Había mucha gente, mucha gente hambrienta Grace, hambrienta y pobre, todos querían comer y la situación se fue de las manos; atacaron el camión de comida, pasaban encima de cualquiera, herían a muchos. Ezra intentó tomar mi mano para huir, lo hizo, justo cuando estábamos corriendo escuchamos un disparo, luego otro. Llegamos a un callejón cuando me di cuenta que uno me había dado, por eso no podía correr, por eso tenía frío, por eso las paredes se movían...—. De repente esos datos se tornaban muy importantes y la niña que vivió aquella experiencia se hizo presente. —... Ezra pidió ayuda y me llevaron al médico, la bala había hecho mucho daño, estuve... en coma por unos meses, no querían despertarme porque temían que quedara muy mal, pero al final desperté, desperté y lo primero que hice fue buscar a mi hermano, los busqué Grace, grité su nombre y nuestra ama de llaves me dijo que él no estaba, que Ezra se había ido hace semanas.

Carol hace unos segundos de silencio y luego toma aire para seguir, alza su mentón intentando que aquel tema no le afecte más de la cuenta. —Con los días me fui recuperando, hice mi vida en Londres, luego vine al internado donde él estaba solo para molestarlo, para torturarlo por haberme abandonado cuando más lo necesité, pero me di cuenta que no, que no quiero verlo, que es mejor así—. Carol gira a ver a la chica. —No puedo tener una buena concepción de mi hermano, estoy llena de prejuicios hacia él, no me malinterpretes, eres una buena chica, lo dije para molestarte, pero él... no puedo verlo como antes y siento que todo lo que se desprende es malo, me hizo dudar cuando yo lo tenía en un altar, Grace, ¿entiendes? Por eso tengo que dudar cada vez que se acerca, porque nunca esperé que se fuera y lo hizo, ¿qué más me queda.

Publicado por P. Carol Harrison Dom Mayo 22, 2016 6:45 pm

Algo que se podía saber de Grace, y a bastante distancia, era que su personalidad era egoísta. Todos pensaban que era la rubia tonta que no esperaba nada de su vida más allá de ser bonita y tener miedo a que las arrugas tocaran su piel. Pero eso era lo que les dejaba ver, pero tenía más. Esperaba poder ser alguien más allá de la persona que era donde se podía bañar con el dinero de sus padres. Sabía de su hermosura, pero no necesitaba tener que ser modelo para mostrarle al mundo lo extraordinaria que quedaban las prendas en ella. En eso estaban equivocados, pero nadie se equivocaba al pensar que era egoísta, porque lo era. Lo único importante para Grace era Grace, porque Gregg le importaba, pero ya no estaba con ella, y era la única persona que había logrado ser más importante que ella misma. Por eso tras aflojar la expresión confusa que se había formado en su rostro al escuchar la introducción de la respuesta de Carol, la historia que la misma comenzó a relatar sonaba como algo que no debería estar escuchando.

Escuchó, con la mirada en la joven, asintiendo lentamente en los momentos correctos. Sabía que posiblemente no era algo que quisiera escuchar, y en realidad no quería escuchar aquella historia, mucho menos cuando Ezra quedaba tal mal parado. Pero lo hizo, era lo mínimo que podía hacer. Grace era rubia, podía ser tonta, podía ser egoísta, pero era humana, y era lo que cualquier persona con sentimientos hacía, escuchar a alguien cuando está contando algo que es importante. En su mente no hubo burlas, en sus labios no hubo ninguna sonrisa, y su mirada no rebajaba a la muchacha por contar lo que contaba a una persona extraña. Solo una persona extremadamente cruel se reiría del pasado de alguien, más cuando este lo ha marcado de una manera definitiva. Una cosa era ser frío, Grace era fría, otra muy diferente era ser inhumano.

—Carol…— Comenzó a decir con voz suave y de manera lenta, con las cejas inclinadas en un gesto de preocupación mientras pensaba las palabras correctas para decir aquello que quería compartir. —Es duro cuando una persona nos decepciona, pero a veces es necesario escuchar la otra versión de la historia. ¿Alguna vez te has detenido a pensar qué fue lo que vio él? Estuviste en coma por meses, él había salido ileso, tú estabas lastimada, en el momento dudo que haya podido hacer algo hasta que la ambulancia llegó a socorrerte. En el fondo todos los humanos cometemos errores, muchas veces son guiados por la rabia, la desesperación y la culpa. ¿Cómo te sentirías tu si las cosas hubieran sido al revés, y te encontrabas con tu hermano en una cama sin nada que puedas hacer para ayudarle a despertar? No estoy diciendo que sea un santo ni que mereciera que al verlo nuevamente le regalaras toda su confianza, pero a veces hay que entender que los errores existen por no pensar con claridad, a veces todos necesitamos una segunda oportunidad, más cuando la historia cambia según la persona que la ve. Una madre puede ver que la novia de su hijo es una asesina porque necesitaba algo que solo su muerte podía traer, y aquella joven puede estar llorando la muerte de su amado, porque deseaba con cada latido de su corazón que viviera hasta que su cabello se tornara gris y que fuera capaz de leerle libros a sus nietos sentado en una silla en el porche de la casa.

Una sonrisa triste se forma en su rostro. —Aún lo tienes contigo, aún puedes estar a su lado, y aún puedes ver qué es lo que necesitas que haga para poder ganarse tu perdón. Aún ambos están vivos. Nada malo puede pasar si los pulmones siguen respirando y los corazones latiendo. No te prives de algo, solo porque otra persona ha cometido un error. Sé más inteligente que eso.

Publicado por Grace L. Edwinson Sáb Mayo 28, 2016 2:58 am

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