Still Sane [Carol]

Debía estar loca. Acomodó su cabello frente al inició del camino de concreto que se introducía en el bosque. Definitivamente estaba loca. Necesitaba hacer un poco de ejercicio, no podía quedarse allí dentro sentada todo el día mirándose las uñas. No hacía más que comer y no hacer nada. Tenía que hacer algo, y contradecir a Jack no contaba como un ejercicio. Se cruzó de brazos en el mismo lugar en el que se encontraba. Iba a acabar entrando, pero le costaba dar el primer paso. Mordía su labio inferior, volvía a acomodar su cabello, acababa por atrapar un mechón y lo enrollaba en uno de sus dedos. No quedaría como una cobarde, no había salido de la clase de danza, se había vestido con ropa deportiva, se había puesto un piloto en caso de que lloviera y se había puesto zapatillas para quedarse parada frente al camino sin hacer nada más que morder su labio inferior.

Sacó una coleta de su bolsillo y comenzó a trenzar su cabello. Adoraba la trenza cola de pez, la había hecho tantas veces que no necesitaba ni mirarse en un espejo. Cuando termino hizo un moño en la punta y volvió a mirar el camino. Tomó aire y dio un paso adentro hasta que se encontró con el primer árbol, usando al mismo para hacer equilibrio, comenzó a estirar.

El ambiente dentro del internado era extraño. Todos habían parecido perder la cabeza con el pequeño secretito. Ella había perdido un poco los nervios cuando se encontró sola bajo una ducha caliente y su mente acabo de hilar todos los hechos hasta que le entraron ganas de vomitar. Era extraño porque desde ese día todos hablaban en susurros temiendo levantar el volumen de voz más de lo necesario. Si Gunnhild buscaba tener a todos aterrados lo había conseguido, todos le tenían miedo. Creían que había matado a esa chica que encontraron en el bosque, creían que era capaz de hacer eso a cualquier estudiante. Grace no lo creía. Era un poco aterrador, sí, pero no lo creía. ¿Quién era tan despiadado de cometer un delito semejante cuando tenía ese pasado? Además, si hubiera tenido la capacidad de matar a cualquier estudiante, habría matado a los problemáticos, ¿para qué perder el tiempo con el resto? Eran rumores santo cielo. La gente perdía la cabeza por cualquier cosa. El encierro, ese era un motivo para perder la cabeza.

Comenzó a estirar sus brazos. Estaban encerrados en ese lugar hacía más de tres meses. Necesitaba salir de allí con urgencia. Necesitaba las calles pavimentadas y las vidrieras llenas de ofertas. Necesitaba su auto y el café caro, las risas de sus amigos cuando criticaban a alguien. Ese lugar era un infierno, y no mejoraba, cada vez era peor. Las practicas de soccer no ayudaban. Nada ayudaba. Clases, tareas, ensayos, no había nada para hacer que fuera de su gusto. Correr era lo único que podía salvarla. Podría haber ido a la pista de atletismo, pero necesitaba la posibilidad de cerrar los ojos y pensar que estaba en cualquier otro lugar. El olor a pino no se iría, pero podía pensar que era falso. Eso podría ayudar. Ayudaría, ella misma se encargaría de que ayudara a no tener un ataque de claustrofobia dentro de esas paredes.

Publicado por Grace L. Edwinson Dom Feb 07, 2016 2:12 am

La tos de Caroline iba en aumento, sus pulmones parecían ser de un adulto de setenta años más que de una simple adolescente. Definitivamente el cigarrillo y el abuso en las fiestas había abarcado más de todo lo que le faltaba de vida y estaba pagando las consecuencias antes de que llegara su momento. La nevada la había paralizado, Carol no tenía la opción de correr con toda libertad ni mucho menos hacer ejercicio cuando quisiera, solo podía cuando la temperatura se lo permitía y eso era en contadas oportunidades que no bastaban para limpiar sus pulmones y devolverle la vida saludable que en algún momento quiso tener. Ahí estaba, en su habitación, aún tenía el uniforme deportivo del internado y un abrigo grande que la hacía ver con cinco kilos de más aproximadamente, su cabello estaba atado con una coleta débil y ella solo abrazaba a la almohada con fuerza cada vez que tocía. A simple vista, Carol parecía tener la peor de las pestes.

—No, no más—. Susurra para sí luego de otro grotesco estornudo en el que terminó por hundir su cabeza en la almohada. La chica se levanta con una agilidad poco creíble en su estado y se da una palmada en las mejillas para despertarse antes de inclinarse y ponerse los zapatos deportivos que solía utilizar cada vez que salía a trotar por los alrededores del internado. La rubia se ve en el espejo, su aspecto era terrible y todo hubiese mejorado con un poco de maquillaje solo que ella se negó a usarlo, aún hacía frío y trotar no era el mejor ejercicio para lucir un rostro con pestañas levantadas y labios teñidos de rojo. Carol ato su cabello en una coleta alta y fuerte que desprendía las hebras claras y lisas, cuanto tuvo todo lo que necesitaba salió de su habitación sin mirar a los lados rumbo a cualquier sitio que la alejara de las paredes de Dunkelheit.

No quería ver rostros. Desde que habían invadido la oficina de Motka, aun cuando ella se negaba a hacerlo, todos parecían vivir en las sombras y no subir a las aulas y la terrible rutina que tenían que seguir a la fuerza. Ver a los ojos se había vuelto una tarea, una tarea ardua porque todos parecían temerosos y dudosos incluso de sus mismos compañeros. Ezra, Cassie, los miembros del equipo... todos y cada uno de ellos tenían el miedo en los ojos, por no decir que en sus expresiones. A Caroline le obstinaba todo aquello, de por sí no toleraba el drama y que ese mismo llegara al aburrido instituto no la ayudaba en nada. Quería olvidar el asunto y todas las suposiciones, por eso eran, suposiciones.

Carol no creía en nada que no estuviese comprobado o a lo que ella hubiera dado total certeza por sus conocimientos. El asunto de creer que la directora fuese una asesina era eso, la creencia de unos niños que llegaron a invadir una oficina por un estúpido juego que pudo haberlo inventado cualquiera. La situación seguramente sería simple y todos ellos la estaban llevando a un límite del que se podían arrepentir. Caroline no pensaría en ello, lo había decretado, pero parecía ser imposible ya que cada vez que miraba un rostro sentía que, en silencio, le transmitían esa idea. —Una mierda—. Menciona cansada torciéndole los ojos a un pequeño de segundo curso que pasó asustado a su lado ante la repentina reacción.

No había pisado la salida del internado cuando ya estaba corriendo a cualquier lugar que la llevaran sus pies. No esperaba ir a dar al borde del bosque, pero mientras más se alejaba más difícil era evitarlo. Caroline acabó por llegar al bosque donde se detuvo poco antes de la entrada, eso sirvió para que se diera cuenta de que no estaba sola y que una cabellera rubia, no tan platinada como la suya, estaba ahí, sin entrar a las profundidades. La conocía del soccer, su nombre era Grace, una chica de ciudad con la que nunca había tenido mayor contacto. Carol se acercó caminando hasta quedar a su lado. —¿Entrenando antes de volver al soccer, Edwinson?—. Inquiere viendo el camino que quedaba para luego girar a la chica. —Podemos seguir, si quieres claro. Los rumores dan a que no podemos estar solos, como si eso cambiara algo.

Publicado por P. Carol Harrison Lun Feb 08, 2016 3:10 pm

Se volvió a mirar a la muchacha, y trato por todos los medios que su rostro no mostrará la sorpresa que representaba ver ante ella a la hermana de Ezra. Muestra una sonrisa que no es más que una torcedura de una de las puntas, demasiado confiada y arrogante, como todas las expresiones que solía mostrar. Con Carol compartía el deporte. Grace no era amante del Soccer, pero si de la competencia, y le gustaba estar en la cancha, al menos allí sentía que hacía algo. La joven, dos años menor que ella, pero que de todas maneras le sacaba unos diez centímetros, tenía las mismas facciones que su hermano. Suspiro al pensar en todos los que no sabían que eran hermanos, eran iguales con la diferencia de genero y el largo de cabello, y el mentón, tenían mentones diferentes.

Una sonrisa se deslizó en sus labios al escuchar que la llamaba por el apellido, aún había educación en el mundo, personas decentes que llamaban a las personas de la manera en la que debían hasta que se les indicaba lo contrario. Fue como un corto viaje al pasado, donde los apellidos eran los que más se escuchaban en vez de los nombres. —Simplemente decidida a dar una vuelta. ¿Qué te trae a ti por aquí, Harrison?— Era extraño pronunciar el apellido de Ez de esa manera, pero luego pediría permiso para llamarla por su nombre, aún tenían tiempo, y, aprovechando que la joven estaba más cerca, Grace la examinó de arriba a abajo de una manera un tanto atrevida para tratarse de una extraña, pero sentía curiosidad por la hermana de su amigo. Mucha curiosidad. —¿Rumores? ¿Crees que algo malo nos pasará a nosotras allí dentro?— Preguntó con aires de valiente, aunque hacía quince segundos esa valentía hubiera estado flaqueando. Ignoró eso sacudiendo su cabeza y provocando que su cabello imitará el movimiento, aún cuando estaba amarrado en una coleta. —Por favor, sólo los de segundo para abajo temen a los bosques de esa manera. El resto ya sabemos que el problema no está sólo en los bosques.

Era un arma de doble filo aquella que estaba presentando, pero era lo cierto. El problema no estaba en el bosque, estaba en el internado, puertas adentro, puertas afuera, si tenían que tener miedo, debían temer a todo, a cada sala, a cada persona. Entonces, si debían tener cuidado hasta de su sombra, un paseo por el bosque no debería significar nada. Ahora se trataba de convencer de esas palabras, mostrando total seguridad y confianza delante de la joven.

—Puedes hacerme compañía, si quieres— Ofrece con un encoger de hombros que dejaba en claro que le daba lo mismo. —Y no es porque te eche, me gustaría hablar con la hermanita de Ez, pero creo que estás un poco congestionada, ¿te encuentras bien? ¿has pasado por la enfermería?— En general, había cuatro tipos de persona, los que cuando pasaban algo iban a la enfermería, los que la ignoraban, los que se auto-medicaban y los que ya sabían que tomar dependiendo de cada síntoma. Grace estaba en el último, sus meses en el hospital le habían enseñado muchas cosas, la principal: cuando hay muchas personas en un ambiente cerrado, se enferma uno y caen todos. Era asqueroso, pero completamente cierto, y con los resfriados, que tan comunes eran en esas fechas, era fácil pescar enfermedades virales que se iban a los pocos días. Grace preguntó, por las dudas, podía recomendarle que fuera a las cocinas y pidiera una sopa de calabaza, era una de sus comidas favoritas cuando estaba enferma, pero no quería tomar decisiones por otra persona, y si la joven quería correr, entonces podía hacerlo.

Sin ganas de volver a tocar el tema del internado, Yvette, y todo lo demás, Grace pensó en un tema por sacar a colación y que sea bastante más tranquilo. —Ezra me comentó que pintabas, ¿Cómo vas con eso?— Era un tema de conversación demasiado clásico y predecible. Nadie tenía problemas con esa profesora de patas cortas, pelo naranja y pésimo gusto por la vestimenta, pero podía servir si Carol lo tomaba.

Publicado por Grace L. Edwinson Lun Feb 29, 2016 6:05 pm

Había conocido a Grace cuando llegó al internado, no tardó en darse cuenta que era una de las inseparables de Ezra y, para colmo, estaba con ella en el equipo de soccer. No habían tratado demasiado, por lo menos no más de lo necesario, pero no le caía tan mal, Carol suponía que su distancia se debía a que ella era cercana a su hermano, nada más, de resto le parecía una persona normal, por más que los rumores del equipo fueran que la chica era insoportable y caprichosa en extremo.

Carol toma aire mientras su mirada clara se pierde en el horizonte y en todo lo que les deparaba el bosque. No iba a decirle a la chica desde un principio que había ido a correr porque se estaba ahogando en su propio mal fruto del tabaco y que ahora sus pulmones eran peores que los de una persona mayor. Después de un instante de considerarlo la chica gira el rostro y ve a su ahora acompañante. —Simplemente decida a dar una vuelta—. Afirma con una curvatura divertida. Carol chasquea la lengua luego de escucharla, ella conocía de riesgos más que nadie y la verdad no había considerado en un primer momento los peligros que suponía el bosque y todo lo que encontraron quienes tuvieron el gusto de ver el espectáculo. —Un niño de segundo curso le tema a los fantasmas y cuentos ficticios, Grace. Nosotras tenemos que temerle a muertos y desaparecidos en acción, eso es más real—. A Caroline parece importarle tan poco aquello que finaliza con un guiño de su ojo hacia su compañera, los dramas nunca le habían ido del todo bien.

—Vale, no me quejo, no pareces una terrible persona o alguien que me llevaría por el sendero oscuro y me lanzaría un hacha en la cabeza—. Carol se encoge de hombros, no le molestaba su compañía. La rubia niega de inmediato varias veces, no le gustaba que la gente se preocupara por ella, no luego del coma donde despertó llena de más flores de las que podía contar y tantos osos de felpa que le producían alergia. Nunca le gustó el ambiente médico, menos después de lo que le pasó, Carol tendía a aguantarse sus dolores y no pisar la enfermería, la rubia se jactaba de tener unas defensas de acero. —Debe ser el frío, eso pasa, estoy acostumbrada... Y soy Carol, Caroline, no la hermanita de Ezra—. Se apresura a decir.

Caroline le hace una seña a Grace para que empiecen a trotar poco a poco a manera de calentamiento. La rubia escucha su pregunta y esboza una sonrisa. —¿Solo te ha dicho eso?—. Carol niega, pero decide no seguir con el tema así que se apresura a responder. —Me gusta la pintura, desde pequeños Ezra y yo tuvimos tutores particulares, no me quejo, Ophelia no es tan mala, pero me gustaría que dejara de mandarnos cosas tan rebuscadas de la mente. Aunque si te soy sincera prefiero la música, eso sí me gusta, es más libre, pero deberían cambiar el piano, está un poco dañado—. Carol habla con la vista fija en el horizonte, no quería caerse. —¿En verdad te apasiona el soccer?

Publicado por P. Carol Harrison Lun Feb 29, 2016 10:51 pm

A diferencia de la manera en la que se mostraba a las demás personas, Grace si era sincera consigo misma, y no iba a mentir, la situación le aterraba y le sacaba el sueño por la noche, aunque lo contradijera en todo momento. Las palabras de Carol le sacan media sonrisa, pero sólo por corresponder al comentario. No tenía muchas intenciones de mantenerse en el tema de todo lo que estaba ocurriendo en el internado, parecía que estaba todo tan pendiente de un solo hilo, que la rubia no quería ni hablar, a ver si eso lo cortaba y se terminaba de venir todo hacia abajo. Recordó, inevitablemente, aquel tiempo en que le tenía miedo al monstruo que se escondía debajo de su cama, y cómo se escapaba a la cama de sus padres para alejarse de él. Le hacía sentir la misma sensación, lo que estaba pasando, le hacían tener ganas de correr a un lugar seguro, sólo que no sabía dónde era eso, entonces sólo podía correr.

—Dulzura, si fuera por mi te arrastraría por un camino de luces y vidrieras, y si te lanzara algo serían vestidos, faldas y camisas de moda— Responde regresando el guiño y moviendo sus hombros de manera automática. Hablaba, claro, del centro comercial, aquel sagrado lugar que tanto extrañaba y por el que se había paseado por horas y horas antes de quedar atascada en ese internado donde no había ni ropa que comprar. La joven estaba a punto de hacerse de todos los objetos perdidos y hacer una barata con el fin de que alguien pudiera quitarse el deseo de gastar algo de dinero. Seguro que más de una chica se lo agradecería. Ella sería feliz con sólo eso. Porque, sin su móvil, no podía comunicarse con sus amigos y, en caso de tenerlo, no sacaría una foto al café que tomaba por la mañana, sería suicidio social.

Sonríe con cierta complicidad cuando escucha la aclaración que da la joven. —Muy bien, Carol, te llamaré por tu nombre— La sensación que se podía tener al escuchar esa respuesta podía varias según el tipo de persona que la escuchara, pero no iba en broma, no era sarcástico y hablaba en serio, la llamaría de esa forma de ahora en más, en presencia de la joven, por supuesto. Y así era porque con la cantidad de reuniones que sus padres daban estaba acostumbrada a ser presentada como la hija de... odiaba eso, tenía un nombre y un apellido, bastaba con nombrar el último para que supieran quien era. Además, no la había llamado de esa forma para molestar, lo había hecho para evaluar su reacción, y en su mente grito: bingo, al ver que sería tal como había esperado. —Tenía una amiga llamada Caroline, pero le decíamos Care, al menos así le decíamos hasta que decidió robarle el novio a una de mis best y bueno, paso a ser llamada perra— Inclina la cabeza, sonaba un tiempo tan lejano aquellos días, extrañaba la sensación de vivir dentro de un capitulo de GG.

La rubia mantiene el ritmo que marca la hermanita de Ezra sin chitar. Era tranquilo, pero estaba claro que sólo era el comienzo. Grace se negó a responder la pregunta de cuánto le había contado Ezra, algunas cosas sabía por el mismo, otras las había descubierto. Sólo hizo un gesto con la boca y que la chica lo interpretará como se le diera la gana. —¿Hay algo en este internado que no esté dañado? Porque hasta donde veo todo es viejo y todo esta gastado. Creo que si alguien viniera a remodelar este lugar, lloraría al ver todo el trabajo que tiene pendiente— Comenta tras el gesto que indicaba que había escuchado todo lo dicho anteriormente. —Por supuesto que no— Responde luego con un bufido. —Me apasionan las competencias y los premios de número uno, pero necesitaba algo para mantenerme al día. En mi instituto era animadora principal, dudo que ahora importe de algo, pero no quiero perder el estado que tengo y aquí, parece, que lo único posible para hacer es comer y estudiar. Y la comida son puros carbohidratos— Se queja dejando en claro su postura con el tema. —Tengo otras pasiones mucho más interesantes, sólo que casi ninguna se puede desarrollar en éste lugar.

Publicado por Grace L. Edwinson Jue Mar 10, 2016 3:35 am

Eran distintas, eso era evidente. Carol puso una notoria cara de asco con la referencia de Grace hacia los centros comerciales, no le gustaban, los aborrecía. Recordaba que su madre la llevaba tomada de la mano a cambiar su armario cada vez que pasaban la temporada. Caroline no podía aburrirse más si era posible, aunque las cosas se tornaban mejores cuando Ezra la acompañaba, la chica tenía el consuelo de hablar con su hermano cada vez que la temible madre le daba el tiempo suficiente para respirar entre vestido y vestido. Al despertar del coma fue lo mismo, o por lo menos su madre así lo quería. La ropa de Carol se fue tornando cada vez más oscura, cada vez más corta, cada vez más lejos de lo elegante y eso dañó las altas expectativas de su madre y cedió a sus ganas de arrastrarla por los pasillos. Carol tuvo la libertad de hacer lo que quería y eso desde luego no incluía a tiendas y probadores.

Se sentía mejor siendo llamada por su nombre y no por su apellido, mucho menos por el tormentoso Paige que tanto odiaba y que su padre empleaba solo para hacerla molestar, Carol rodaba los ojos y susurraba una que otra vulgaridad cuando la llamaban por ese nombre. Escucha a Grace y suelta una carcajada que hace eco por el sendero del bosque en el que estaban caminando. —Si te soy honesta me gané ese apodo muchas veces antes de venir para acá, pero no pienses que es el mismo caso. No sirvo para ese tema de los novios y no tengo muchos amigos así que solo fue por meterme en líos con mis amigos y esas cosas, los ingleses no tienen demasiada amplitud con las groserías, todo lo consideran un ultraje y esa es la palabra mayor—. Comenta como si eso en verdad no le importara, se encoge de hombros para seguir caminando, así era Caroline cada vez que le hablaban de su pasado, prefería contarlo con toda normalidad a quienes quería y no profundizar demasiado en el asunto.

Ríe levemente por el comentario de Grace mientras mantiene su mirada fija en el camino y un paso bastante estable para no detenerse ni tampoco salir corriendo. —Hay lugares peores, creo que Ezra te puede hablar bastante del asunto—. Ellos lo habían comprobado, niños de cabellos celestiales que se dedicaban a darle comida a los más necesitados. Habían visto pobreza, vejez, habían visto tanto que Carol se asqueaba de recordarlo, quizás por eso le dejó la tarea a su hermano si era que Grace en algún momento sentía la curiosidad de preguntarle. —No está nada mal este lugar, en serio. No es una maravilla, claro.

La respuesta de la chica la hace sonreír, ella también adoraba las competencias solo que nunca se vio como animadora, al contrario, se la pasaba jugando soccer más tiempo del usual, lástima que en su escuela no había un equipo como tal, de seguro habría participado y sus padres se contentarían porque Carol finalmente prestaba atención a algo más que sus escapadas de casa. —¿Pasiones cómo cuáles? Si se puede saber. Aunque estoy de acuerdo contigo, estamos muy limitados. Alguien debería mandarle una carta a la directora y darle otras opciones menos arcaicas.

Publicado por P. Carol Harrison Dom Mar 13, 2016 1:30 pm

No pudo evitar sentirse identificada ante las palabras de Carol. Era lo que le ocurría a ella, porque, por más que lo negará, si la habían llamado de esa forma, y, algo que no iba a reconocer, era que a veces tenía bien merecido aquel mote. —No tienes de qué preocuparte. Muchas somos llamadas así sin merecerlo. Tu y yo parecemos ser un ejemplo. No es el mote en si, es la razón, y muchas veces es por celos, no tiene nada de malo aquello— Explica con soberbia inclinando su cabeza de un lado a otro para enfatizar las palabras que creía más importantes. —En el instituto era la animadora principal, salía con el capitán del equipo de fútbol, tenía un grupo de amigas estables, padres con excelentes puestos de trabajo, todo lo que compraba era de las mejores marcas y mis notas eran buenas— Explica haciendo referencia a su vida antes del internado, sin una gota de humildad en sus palabras. —Era normal que se sintieran amenazadas o celosas. Sigo siendo hermosa, solo que era un par de años más joven. Tenía todo lo que podía necesitar y más, y claro, el chico es un factor importante en el instituto, con quien sales suele hablar mucho sobre tus demás relaciones. Supongo que más de una se alegro de que me fuera, por más triste que suene, al menos sin yo presente tenían alguna posibilidad de ser la Reina del baile, aunque puede que sea triste para mi, pero seguro es patético en ellas— Niega ante la idea. Dunkelheit nunca hacía de ese tipo de fiestas, Grace tendría que soportar toda una vida diciendo que no ganó aquella corona. Un trofeo desperdiciado.

—Según tengo entendido, tu y Ez se criaron en una casa de lujos. No sé de que me estás hablando— Interrumpe porque creyó que Carol estaba dando algo por sentado, y era algo que la joven no tenía. ¿Cómo podían conocer lugares peores que ese? Grace lanzó una mirada al internado y comenzó a dudar de que fuera posible. Definitivamente no podía haber un peor lugar que el internado.

Mostró una sonrisa mas amable cuando la menor insistió en saber las pasiones que tenía escondidas. —Bueno, si lo pones así, darme la razón siempre es una buena manera de que pueda explicarme mejor— Bromea con un guiñó para que quedara claro. —Como dije antes, era la animadora principal. Me gustaba esa tarea, era con lo que más perdía el tiempo, para algunos podía ser una tontería, pero requería mucho trabajo y los resultados era lo mejor de todo. También me interesa la cocina, un curso de eso no vendría mal, me gusta hacer pasteles, son mi especialidad, aunque no me gusta ensuciarme las manos. Y luego esta la medicina. No pienses que es porque me vi todas las temporadas de Grey's Anatomy, si lo hice, bueno, me faltan todos los capítulos que han subido desde que me metí aquí dentro. Pero la medicina es una de mis áreas favoritas, algo de lo que nunca me cansó de aprender. Creo que es mucho más interesante que historia o matemáticas— Explica sin detenerse a pensar que era lo más sincero que habría respondido de todas las veces que le preguntaron, pero, era la hermanita de Ez, tenía toda la pinta de ser una persona completamente inocente.

Publicado por Grace L. Edwinson Dom Mar 20, 2016 12:43 am

No le importaba si la llamaban así o no, nunca se había detenido a pensar en ello, generalmente a Carol no le importaba lo que dijeran los demás, la vida de los otros le daba igual. No era divertido que la llamaran así, pero el comentario sufría el mismo efecto rebote que muchas cosas que iban dirigidas a la rubia de ojos claros. Escucha a Grace y sonríe, la verdad es que la vida de la chica parecía ser perfecta, de esas de películas, le divertía escuchar su preocupación por el asunto de la corona. —Mis padres eran altos miembros de la sociedad inglesa, nunca me faltó nada, Ezra y yo crecimos rodeado de lujos y profesores particulares. La verdad no nos importaba, ni siquiera recuerdo sus nombres o las cosas que hacíamos cuando llegamos a la escuela, tanto lujo nos deslumbraba, por eso buscamos otras vías para sentirnos vivos—. No iba a hablar del asunto de sus labores comunitarias. —Me metí en líos en cuanto él se fue, por eso buscaba distraerme y me gané algunos enemigos, no sé si lo decían por celos o por cualquier razón, nunca me importó, Grace. Era un mote y hasta el día de hoy no me importa si fue con razones o no, lo importante es que yo me conozco y se lo que soy y lo que no, eso es suficiente.

No quería tocar el tema, supuso que Ezra tampoco lo había hecho, no tenía coherencia lo que decía por lo menos para los demás. Carol toma un respiro y ve a la chica mientras sigue el paso. —Cuando te hablo de otras distracciones me refiero a cosas que estaban fuera de nuestro círculo. Nuestros padres hacían labores comunitarias, no de manera directa, nunca se hubiesen ensuciado las manos así, pero Ezra y yo quisimos hacerlo—. Se detuvo y soltó una risa sarcástica. —Nos decían "ángeles" o "los ángeles de cabello blanco"—. Decide cortar el tema porque puede hablar de más. —Por eso te digo que hay lugares peores como no te imaginas, aunque tu amigo puede contarte el resto—. Sería interesante que lo hiciera.

La escucha manteniendo la mirada fija en el sendero, sonríe con las primeras y agrega un poco más de honestidad cuando le comenta lo de la medicina. —Interesante... a veces llego a pensar que toda la gente de este lugar es el mismo matiz, no por nada malo, eso me inspira el internado—. Comenta, sabe que no es buena para las entrevistas y que no sería capaz de preguntar todo el tiempo para cubrir su propia vida, eran temas sin importancia de los que Carol podía hablar a gusto. —A mí siempre me gustó el soccer, aunque es obvio que a mi padres no les agradaba la idea—. Toce de nuevo, su garganta parece áspera y ronca, pero Carol se recompone y hace caso omiso. —También me gusta diseñar, aunque en eso culpo a mi madre, solo que tengo un ligero mejor sentido del gusto. Pero creo que el piano le gana a todo, si, fue culpa de mis padres, pero es lo único que les agradezco en la vida—. Toma un respiro y continúa caminando. —Aprendí desde pequeña, mis padres pagaron a un tutor y como era buena con el piano me sentaban a tocar en todas las reuniones para lucir a su talentosa hija. Sin embargo, entendí que me gustaba más de lo que pensaba, había enviado mis documentos a Julliard antes de venir, tenía la esperanza de una beca en un futuro—. Sus ojos se iluminan sin que ninguna de ambas chicas se dieran cuenta. —Pero no toco hace tiempo y los pianos de este lugar son un desastre. Si no fuera por el soccer hubiese buscado huir desde el primer día, no sé cómo vamos a salir con tantos méritos de un lugar como este.

Publicado por P. Carol Harrison Miér Mar 23, 2016 1:20 pm

La versión de la historia que Carol le contaba, provocó que se quedara helada por un segundo. Nunca había pensado que ambos serían capaces de algo así, incluso no los veía paseándose entre esa gente. Sonaba peligroso. Demasiado peligroso. Incluso más peligroso que el bosque. Las palabras de la joven sonaban como algo que Gregg haría si tuviera la misma herencia que ella, ayudar a los demás, dar a quienes tenían menos. Aquel joven que le había insistido una y otra vez en que una persona podía hacer lo suficiente para que otras personas lo tomaran como ejemplo, parecía tener razón al decir que no todas las personas con dinero eran iguales. Sólo que ella si estaba en el montón. Recordó aquellos días en que había intentado ser como el joven, tener la misma bondad que él transmitía, y cómo la había perdido con el tiempo. En menos tiempo del pensado, ella había dejado de ser como él hubiera esperado que sea, y había vuelto a ser la misma persona arrogante y soberbia de siempre. Agradeció que todas las personas no fueran como ella.

— Suena como si se tratara de un cuento de hadas. Demasiado irreal — Comenta llena de celos de no poder ser como ella, de no tener esas historias en el pasado para contarlas y demostrar lo buena que había sido. Lo único que había tenido eran galas de sus padres donde ella solo asistía para mostrar lo hermosa que era y los vestidos costosos que podía lucir en su cuerpo esbelto. — No es que no te crea, es que a veces es difícil pensar que todo haya sido así de perfecto. La gente desconfía, sin importar donde hayan nacido. Algún problema estoy segura que debió haber, sino Ez me hubiera contado al respecto.

Y ahí estaba la segunda parte de los celos. Que su amigo no le hubiera contado esa parte de su vida. Ella tampoco había contado todo, pero no lo había hecho porque no era una historia bonita, era triste y trágica, tanto que le hacía recordar a Romeo y Julieta, de poca duración y con muertes de por medio. Eso no sonaba como algo malo en absoluto, si todo había salido como ella decía, entonces, era una historia digna de ser contada, no de ser ocultada. Ella al menos la contaría, para mostrar, como todo lo que decía. Demostrar que las cosas eran así de geniales y así era ella de buena. Lo que Carol le hacía recordar a Gregg era terriblemente malo. Faltaba que le recordara que las redes sociales solo eran un muro que la gente ponía, para poder esconderse detrás.

— Conocí una persona que era como ustedes, supongo. Me contaba historias de ese estilo. Al principio no le creía, pero siempre tenía fotos que lo comprobaban. Ayudaba a las personas hasta con pequeños gestos — Una moneda a quien la pedía por la calle, una manta a quien no tenía abrigo, fueron las cosas que lo vi hacer en una salida que tuvimos. — Creí que con más personas así, el mundo sería capaz de cambiar.

Ahorro la parte de decir que pensaba, no era algo tan bonito.

Fingió pensar un poco la respuesta antes de contestar. — Puede que Gunnhild haya amenazado a todas las universidades. No sería algo que me sorprendiera. La mujer tiene carácter — Bromea soltando una pequeña risa. — Si te tengo que ser honesta, no se y tampoco me interesa. Puedo conseguir un puesto en la universidad que me interese, son las ventajas de tener padres como los míos. Aunque tampoco he estado en una carrera a la que se le sea demasiado selectivo. Si fuera baile o música, sería otro tema. De hecho mi madre quería que fuera a Julliard por la danza, siempre le gustaba remarcar lo buena que era como para ser aceptada en esa universidad, pero, el baile no es algo a lo que me dedicaría toda la vida, es solo un modo de expresión — Explica con tranquilidad. Era su manera de pensar, y era su futuro como para poder elegir lo que tuviera ganas. También pensaba que su madre había insistido porque era algo que ella hubiera hecho de tener el talento, pero no podía asegurar nada. — ¿Y qué pasó? ¿Te aceptaron?

Publicado por Grace L. Edwinson Miér Mar 30, 2016 12:23 pm

Había una historia, solo que esa historia no era bonita, tampoco tenía un final feliz. Ezra lo había omitido por la misma razón por la que Carol lo había hecho, por otro lado, ella había sido la más afectada del asunto así que quizás tenía la esperanza de que su hermano, al menos por un segundo, tuviera la decencia de contar las cosas como pasaron. Su fe en él se había esfumado al instante ya que parecía ser que el mayor había omitido todo al respecto, sentía que no podía culparlo, pero su rencor no le permitía concretar ese punto. —Fue un cuento, pero no creo que de hadas—. Se apresura a interrumpir de manera tajante, no imaginaba su vida así, no podría.

Carol chasquea la lengua con una pequeña sonrisa en sus labios, le gustaba hacerse la interesante y dejar a las personas en suspenso, sin embargo, en ese momento no le nacía contarle a Grace la historia, no por nada malo, la chica parecía inofensiva, todo iba de que la rubia no esperaba irle con todo el drama a la amiga de su hermano como si le doliera o la herida estuviese tan latente que podría mantener la esperanza de que Ezra se enterara de ello y le doliera tanto como a ella. Carol borra su sonrisa y continúa caminando. —Podrías preguntarle, estoy segura que te contaría. Yo lo haría, pero creo que son tan amigos que no debo inmiscuirme en eso, además que es algo largo y tedioso.

Grace toma la parte buena de la historia, Carol lo entiende, pero los gestos de la rubia se tensan a medida que su compañera de equipo habla. En esos temas las personas tendían a ver la parte positiva y las próximas opciones a buscar para ayudar a los más necesitados, Carol lo había hecho, pero luego de lo que pasó estaba lejos de sentir que ayudaría a otro, pensarlo le daba miedo y la llenaba del rencor que nunca tuvo la capacidad de drenar. —Quizás... pero no me fiaría de esas personas, muchos no son tan agradecidos como piensas. No es como en las películas, nada es abrazos y besos solamente, hay gente mala que no valora ni una gota de lo que arriesgas por ellos.

Le gustaba el tema de las universidades, de hecho, había decidido omitir todo el tedio que le producía la parte del papeleo para dedicarse a pensar en las ventajas de huir de sus padres y no verlos más nunca. Julliard era una de sus primeras opciones y la principal salida a sus problemas, de seguro sus padres estarían encantados con la elección y fuese un camino más fácil de lo pensado. —No lo sé, enviarían la carta días después de que me viniera así que no sé la respuesta, supongo que sí o que mi padre haría lo posible por que así fuera. Espero que este lugar sea un verdadero puente, sino sería más fracasado de lo que es ahora—. Comenta de manera simple. —¿Entonces a qué te dedicarías, Grace?

Publicado por P. Carol Harrison Dom Abr 03, 2016 12:11 am

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