Simulacro anual [Evento]

Publicado por M. Yvette Gunnhild Mar Jul 26, 2016 6:31 pm

Mark cogió aire con fuerza y se quedó con los ojos cerrados durante unos instantes tras ver la última foto. No haría muy bien por los nervios del lugar gritar como un loco que iba a arrancarle la piel a Yvette y hacerse un abrigo con la misma. Así que volvió a coger aire, ahogó un gruñido tan grave que casi ni pareció humano y dejó las fotos boca abajo encima de una de las mesas. Por un momento sus nudillos habían estado blancos como la leche pero ya todo volvía a la normalidad.

Pasó a mirar el cuerpo de Víctor, su mirada se fue directa a la secuencia de números. Aunque le costara, la memorizó todo lo bien que pudo. Tenía una buena sospecha de lo que significaba y aunque no estuviera completa, podía ahorrar mucho trabajo.
-Si alguien ve un casquillo de bala por donde Víctor, que me lo pase por favor -dijo con un tono de voz mecánico. Quería saber si había sido con la pistola, el rifle... O algo completamente distinto. Cinco balazos eran muchos, a no ser que el que disparara fuera mentalmente muy inestable (Lo cual era perfectamente probable) significaría algo semiautomático.

Le lanzó una mirada muy sombría a Gail cuando preguntó sobre el ajedrez. Eso para él era una gota que colmaba uno de los muchos vasos en la mente de Mark. No el comentario, claro, si no el maldito tablero ahí puesto.
-No le hagas mucho caso. Han puesto a las hermanas Rohmer en bandos distintos. Solo quieren con eso que aumente nuestra paranoia, como todo lo que hacen -contestó de manera seca pero sin llegar a la agresividad en cualquier momento. Su máxima es que simplemente no puedes confiar en nada que haya dejado el asesino a posta.

Se llevó la mano a la boca y miró el tablero durante unos momentos. ¿Cuantas piezas podría meterle por el culo al que había hecho eso antes de que muriera? Bueno, daba igual, dejaría los caballos para el final, tenían una forma graciosa.
-Necesitamos restablecer una cadena de mando inmediatamente. Quién es el adulto que lleva más tiempo trabajando aquí, rápido -dijo en una voz algo más baja, para que solo los trabajadores pudieran oírlo.

Publicado por Mark Pratchett Mar Ago 02, 2016 8:10 am

¿Alguna vez contemplaron ese segundo que nos separa del antes y el después de nuestras vidas? Cuando alguien impide a otro bajar la acera porque viene un auto, el segundo 00:01 de una bomba en las películas de acción, cuando estamos por patear un penal y la bola se desliza por nuestro pie, cuando ves caer el vaso de vidrio hacia el suelo pero ya no hay nada más que hacer. Esos segundos que cuentan, que pasan lento, que permanecen quietos, esperando que alguien los mire, los recuerde. Ese segundo en el que pones un pie en el borde el abismo y decides: ¿salto o no?

¿Saltarás Brian?




—¿Respirar? —finalmente habló Brian, saliendo de su mundo oscuro. Atinó a ver los rostros lastimados de alumnos en unas fotografías a su lado pero no pudo decir nada. ¿Cuánto más horror podía soportar un ser humano? Recordó sus voces, la forma en que caminaban, si era más o menos aplicados. ¿Para qué? ¿Para qué luchar?

Miró como hablaban a su lado, los adultos, sólo atinó a decir lo primero que se le ocurrió: —Supongo que es una bala por cada alumno que acaban de matar... ¿No? ¿No es así? ¡¿No así, maldición! —se paró bruscamente y caminó unos pasos hacia atrás de forma torpe, mirando sus manos que tenían sangre. Estaba regresando en si.

Desvió, como pudo, su mirada al tablero de ajedrez. Otra puñalada al corazón. Se acercó unos pasos a mirarlo y observar la jugada, las piezas caídas, los bandos. No tenía mucho sentido aquello. —Debemos... cualquiera puede ser el siguiente en este juego, depende de la habilidad de los contrincantes —añadió secamente.

—Antes de cadenas de mando, será mejor mandar a todos los alumnos a sus habitaciones y que no salgan de allí, supongo entenderán, no creo que ya nadie intente escapar. Que cierren con la traba. Vamos... —miró al resto y empezó a caminar hacia los que quedaban allí. Les habló a los mayores para que ellos ayudaran a los más pequeños: —A sus cuartos, no salgan de ahí hasta que les digamos, ayuden a los más chicos, pueden llevarlos a sus cuartos y quedarse de a grupos, no solos, los pequeños con los más grandes, vamos vamos, andando, traben  la puerta. Los adultos nos ocuparemos del resto, andando —dijo a un grupo de jóvenes, mientras él mismo avanzaba para retirarlos de la escena.

Publicado por Brian Downer Mar Ago 02, 2016 10:26 am

Llevaba horas despierta, pero estaba muy bien acurrucadita en mi cama como para moverme. Igualmente, no tenía nada que hacer; desde que suspendieron las clases mi rutina se había vuelto monótona y pesada, aunque siempre intentaba encontrar algo con lo que entretenerme y no morirme del aburrimiento.

De repente, justo cuando me iba a poner a leer "Sense and Sensibility" (uno de los libros que me recomendaron para mejorar mi inglés), una alarma comenzó a sonar tan fuerte que hasta asustaba. A mí por lo menos me asustó, porque me hizo dar un brinco que casi me caigo de culo de la cama. Al principio me quedé en plan: "what? ¿qué ocurre?". Pero luego entendí que se trataba del simulacro, ¡vaya memoria tengo!.

Intento de holgazanear fallido. Tenía entendido que debíamos dirigirnos de inmediato a los jardines para que nos agruparan o algo así, así que todos me verían con mi pijama rosa de conejitos. Suspiré. Seguro que se metían conmigo... pero bueno, aquello ya formaba parte de mi día a día.

Dejadme recordaros por qué soy la torpeza personificada. Sólo debía cruzar una puerta y bajar un par de pisos para reunirme con mis compañeros, no suena tan difícil, ¿verdad?. Sin embargo, me costó sudor y lágrimas salir de mi habitación, pues tropecé con la estantería y todo lo que había en ella se cayó. Algunas cosas incluso me golpearon la cabeza. Un aplauso, un aplauso por favor.


Por fin salí al pasillo, posando en mi cabeza un trapo con hielo para amainar los chichones que pronto me saldrían. Pero, todavía no podría respirar tranquila...En cuanto doblé una esquina, divisé una figura adulta y femenina teñida de rojo que lucía una sonrisa pérfida. Por un momento pensé que su cuerpo estaba cubierto de pintura, pero no. Aquello era sangre y no la que usábamos en caracterización, ¡era sangre de verdad!. Tardé unos segundos en asimilar lo que pasaba frente a mis narices: Yvette bañada en sangre caminando hacia mí con un cuchillo en la mano. Porque aunque estuviera apenas irreconocible, aquella mujer no podía ser otra más que ella. Corre Yuna, corre. Comencé a correr con todas mis fuerzas en dirección contraria, recordando lo que decía mi abuelo: "En situaciones difíciles, no puedes dejar que el miedo te ciegue". Pero esa vez no fui capaz de contener el pánico, sobre todo porque la mujer consiguió alcanzarme, tirándome al suelo con brutalidad para luego rodearme por el cuello con uno de sus brazos. Quería gritar, pero me estaba amenazando con el cuchillo, así que me mantuve callada como una tumba.

Definitivamente me había levantado con el pie izquierdo aquella mañana...

Comenzamos a caminar hasta pasar por una especie de pasadizo. Mi rostro no tenía expresión alguna, aunque estaba conteniendo un sinfín de emociones. Por un lado no quería darle a Yvette la satisfacción de verme llorar y por otro debía estar sumamente atenta a todo detalle. Si conseguía sobrevivir...quizás podría decirles a todos dónde se escondía. Me aventuré a admirar por primera vez su rostro, había algo demoníaco en ella...Estaba claro que nada bueno me esperaba. Siempre he sido optimista. Siempre he tratado de buscar el lado bueno de las cosas, pero no podía dejar de pensar que aquel podría ser mi último día de vida. ¿Cómo podía tener tan mala suerte?

Finalmente llegamos hasta una sala y aún con el cuchillo en mi cuello, me obligó a ponerme un micrófono y leer un texto. Un texto que leí de la forma más correcta posible a pesar de lo nerviosa que estaba, pues tenía miedo de equivocarme y hacerla enfadar (aún así, era evidente que no sonaba para nada como una nativa). Todos en el internado podían escucharme, sin importar dónde se encontraban:

-Siempre me ha gustado jugar desde que era pequeña, pero a diferencia de los demás niños, yo no tenía muñecas, tenía personas. Me gusta la vida real, jugarse la vida y saber que cuando uno muere, no hay medallita dorada que te traerá nuevamente a la vida. No hay un vuelvo a empezar ni vídeos que te ayudan a subir de nivel. Esto es un juego, y, si fuera ustedes, comenzaría a buscar quiénes son las piezas blancas, y quienes las piezas negras, antes de que sea demasiado tarde. Y en caso de que opten por salir, la valla está electrificada. Besis-

Todo se volvió negro de repente...

Publicado por Invitado Mar Ago 02, 2016 11:21 am

Ignorando momentáneamente el tablero de ajedrez, y para tratar de ser útil y cumplir con la petición de Mark, me acerqué de nuevo al cuerpo de Víctor con la intención de examinarlo. No con el propósito de salvarlo, como habíamos hecho al encontrarle en primer lugar, sino para hurgar en sus heridas (literalmente) por si alguno de los cinco disparos había dejado alguna bala alojada en el interior de su cuerpo que nos sirviera de pista.
Sin embargo, cuando me acababa de arrodillar a su lado y me disponía a meter los dedos en su carne, de la manera más robótica e impersonal que me fue posible, una voz resonó por la megafonía del internado. Mis movimientos se detuvieron en seco.

"Esto es un juego, y, si fuera ustedes, comenzaría a buscar quiénes son las piezas blancas, y quienes las piezas negras, antes de que sea demasiado tarde."

Giré la cabeza bruscamente en dirección al tablero y a continuación, fuí mirando al resto de los adultos presentes en la sala, uno a uno, hasta detenerme de nuevo en Brian. Mis ojos se abrieron como platos antes de dirigirme a él apresuradamente.

- El asesino sigue aquí... - murmuré, antes de ponerme en pie prácticamente de un salto y correr hasta la entrada del comedor - ¡Brian espera! Sea quien sea, acaba de estar en el despacho y está dentro del internado ahora mismo... Los pasillos y las habitaciones no son seguras - honestamente, nada era seguro. De hecho, tal y como estaban las cosas, nada podía garantizarnos que quién había hecho todo esto no fuese a entrar ahora mismo y a liarse a tiros de nuevo, tal y como había hecho con Víctor.

Aunque de apariencia tranquila, por dentro estaba atacada de los nervios, ya que ahora mismo, no veía ninguna salida a todo esto, nada más que más muertos, más desapariciones y un grupo de ovejitas acobardadas tratando de defenderse del ataque de un lobo que, de momento, nos llevaba una gran ventaja.

Publicado por Gail Abernathy Mar Ago 02, 2016 12:06 pm

Se les recuerda que, si bien no hay orden de rol, deben dar espacio a que los personajes que postearon en el evento puedan participar.
Gracias por leer y la generosidad con otros usuarios.

Publicado por Whispers Mar Ago 02, 2016 12:09 pm

Tarde, tarde. Siempre tarde, Abney.

A causa de una taza de café inacabada, de un zapato a medio romper, del tránsito atascado en las escaleras, en fin, de un montón de factores, había sido prácticamente la última en abandonar el edificio. El patio era una especie de lío ordenado, de numerosas cabecitas organizadas en grupos murmurando y tiritando de frío, frío que ella misma sentía al encontrarse descalza y con ambos zapatos en mano. Observaba de lejos a sus colegas adultos, prefiriendo quedarse junto a un grupo de alumnos observando y oyendo sin realmente oír nada. No entendía ni siquiera qué hacía ahí exactamente. ¿Simulacro? Probablemente. Se quedaría con eso.

Transcurrieron alrededor de dos horas, una de alarma chillona, otra de espera hasta que los más pequeños entraron por su cuenta y ella, al igual que otros alumnos mayores y luego los demás adultos, decidió colaborar en organizarlos un poco. Pero aquel grito agudo terminó por sacarla parcialmente de órbita. Para cuando se acercó a la puerta del comedor y notó el horror de la escena, no pudo más que ahogar un grito propio y cubrir su boca con ambas manos; los ojos abiertos como platos, el corazón latiéndole a mil e intentando de múltiples maneras quitar la mirada de aquellos cuerpos inertes, sin poder conseguirlo de la manera en qué querría. ¿En dónde demonios se había metido? Prosiguió con la tarea de organizar a los estudiantes, manteniendo obligadamente la compostura y mostrándose lo más serena posible. El helado suelo que pisaba descalza quizá era lo que hacía volver un poco en sí y tener cierta lógica en sus acciones, aunque al observarlos bañados en sangre no pudo evitar sentir una mezcla de asco y horror otra vez. Sangre, con lo que le gustaba. Llevaba de los hombros a un par de niños, cuando una voz de acento extranjero se oyó por los altoparlantes, y su rostro se volvió hacia donde se encontraban los adultos, más los muertos. Le indicó a otros estudiantes que continuaran llevando a los niños, y se volvió hacia el comedor, topándose en la entrada con Gail.

— ¿Cómo rayos proseguimos? ¡Los niños se están dirigiendo a las habitaciones, dudo que sean seguras ahora! —añadió en voz alta cuando la rubia acabó. Desesperación nada más podía percibirse en su rostro.

Publicado por Marie Abney Mar Ago 02, 2016 12:24 pm

Las personas se movilizaron como era costumbre y fijé mi mirada en el grupo de compañeros que ingresaban dentro del colegio. Si no hubiera sido por Elliot seguramente habría terminado detrás de los niños impidiendo que se perdieran por ahí.— Pensaba hacer que me buscaras todo el rato, hermanito. —bromeó al inicio, luego agregó.— Quería estar más cerca para escuchar. —dijo a su hermanastro con un susurro, no estaba dando falsa información, o al menos no del todo.

No tardamos en ser escoltados por la enfermera y emprendimos el camino dentro del desolado instituto. Elliot estaba a mi lado y pretendía tenerlo así todo el rato. Fue casi instantáneo el momento en que le tomé del brazo y le hice girarse para evitar que observara aquella aterradora imagen que acababa de quedarse grabada en mi mente. El grito y el tumulto de los empleados señaló que algo grande había ocurrido, ¡y por supuesto! ¡Dos muertos por ahí no eran cosa de todos los días! Aunque en el internado era casi ya parte de la rutina.

— Será mejor que no veas. —alerté a Elliot preocupado mientras que otros estudiantes alejaban a los más pequeños de la zona. Aproveché a hacer lo mismo con un grupito de niños que parecían de segundo o tercero.— Ustedes se ven muy grandes, ¿qué edad tienen? ¿30 años? —hablé, provocando unas risitas medio desanimadas entre ellos, le hice una seña a Elliot para que me ayudara a distraerlos y alejarlos también.

Fue entonces cuando Brian habló. Si los niños comenzaban a calmarse ahora estaban más asustados de seguro.
Asentí respetuoso a sus órdenes, no había otra alternativa aparentemente.— Yo digo que juntemos muchas sabanas y hagamos un fuerte con ellas en un cuarto, ¿quién quiere ser el rey? —me dirigí de nuevo a los pequeños antes de que mi intento por animarlos se viera arruinado de nuevo, esta vez por la voz de una chica que reconocía, con macabras palabras de por medio. Más voces y reacciones de miedo de los niños impidieron que acudiéramos directo a la habitación. — ¿Qué hacemos? —susurré a Elliot, totalmente inseguro de qué hacer, esto era un poco más de lo que me esperaba.

Publicado por Xavier D. Rhodes Mar Ago 02, 2016 1:27 pm

Entornó los ojos y se maldijo por lo bajo. ¿Es que acaso todo lo que pudiera suceder dentro de este estúpido colegio era un juego para Xavier? - No me hace ninguna gracia.- respondió enseguida a las palabras del muchacho, pues ahora las cosas se tornaban demasiado tétricas como para permanecer con una sonrisa bromista en el rostro. Y es que poco habían avanzado atendiendo a las órdenes de quién sea que creyera que llevar a los alumnos al edificio era lo apropiado, cuando el recorrido se vio truncado por la imagen que se reveló frente a todos. ¿Los directivos estaban muertos?

El corazón de Elliot comenzó a acelerarse. ¿Tenía miedo? Por supuesto, siempre lo tenía y Xavier era el único que podía percibir ese pavor en su rostro. Sin embargo, era tarde, el americano había visto lo necesario y gracias a Merlín no todo debido a la aglomeración concentrada en la zona, pero a juzgar por los rumores que empezaban a correr entre los alumnos y la peculiar forma de proceder de los adultos, ¿era posible que esto no fuera más que una ilusión? Evidentemente no: todo era y seguía siendo una cruda realidad.- No lo sé, Xavier. Pero yo no quiero ser una pieza más en su juego.- confesó con seriedad mientras miraba fijamente a los más pequeños, mismos que le generaban un ápice de lástima, pues si tuviera que elegir, obviamente priorizaría su vida y la de su hermanastro en todo momento y a como diera lugar.

Publicado por Elliot Rhodes Mar Ago 02, 2016 5:00 pm

Not funny, Nate. —usa su dedo índice para apuntar a Nate, dejando a sus espaldas a Gru con su comentario de burla por la situación. Es en ese momento que su mente empieza a funcionar, recordando cómo hace unos días tuvo una conversación con Gru. Desconfiar de alguien al que consideras hermano está mal. Es por ello que antes de que Gru les ordene a Nate y a él algo, Isak da la vuelta y se dirige al interior del internado, avergonzado por sus acciones días atrás. El moreno siente que deberían robarle la toalla y hacer que camine por todo el internado desnudo con todos gritando Shame, shame, shame! como si se tratase de Cersei Lannister.

Isak es uno de los primeros en entrar al internado, avergonzado por sus acciones y por estar con solo una toalla y su camiseta arrugada y mojada. En el camino se la pone de la forma más incómoda posible pues una de sus manos debe mantenerse en la toalla para que no se caiga. Sin embargo, esa mano se separa de la toalla el momento en el que ve los cuerpos para ir a su estómago. El moreno empieza a hiperventilar, ¿no fue suficiente el cuerpo de una niña pequeña? ¿No fue suficiente la vida de Ophelia? Parece que no pues las cabezas del internado han sido cortadas, dejando a los alumnos y adultos sin rumbo—. Herregud. —su voz se quiebra, usando su otra mano para persinarse. Está asustado, muy asustado.

Pero parece que ni si quiera Alfred y Victor fueron suficientes. Mark es el que menciona a las mellizas y de forma inconsciente Isak se mueve hacia el tablero de ajedrez, ignorando cualquier autoridad—. N-no... N... —esta vez su voz se quiebra totalmente, perdiendo el equilibrio. El moreno se tambalea hacia atrás, su espalda encuentra apoyo en una pared y sus músculos se contraen con cada respiración. La temperatura a su alrededor aumenta, gotas de sudor apareciendo por todo su cuerpo. Lágrimas empiezan a caer de sus ojos mientras su cuerpo se desliza hasta que su trasero toca el suelo, sus manos tapando su cara.

Si les soy sincero, no me lo esperaba. Matar a todos esos alumnos... Isak no solo llora por uno, sino por todos. La muerte es algo en lo que siempre ha intentado no pensar. ¿Por qué la vida tiene que ser una y tan corta? Sí, ochenta años es mucho, pero Isak no quiere morir, quiere dejar de crecer, inmortalizar su vida para siempre. Una pena que no se puede y que cada segundo que pasa es uno menos de nuestras vidas. Y el solo pensar que chicos de su edad, incluso menores, han muerto...

¡Por Dios, ni si quiera llegó a hablar con Carol! No llegó a explicar las cosas, a pedirle perdón por tal acto de bobería. No se arrepiente de que la rubia haya sido su primer beso, sino que se arrepiente de no haber sido suficiente para protegerla. Cada día su vida se hace más complicada y no puede hacer nada. ¿Por qué es todo tan injusto?

Publicado por Isak T. Bruhn Mar Ago 02, 2016 6:40 pm

Va a ofrecerse a quedarse con los chicos, pero se ve interrumpida por un par que decide adentrarse en el instituto. “Si será posible”, piensa observando como varios siguen el mismo camino, su mano izquierda frotándose la frente del estrés, de los nervios. Sólo asiente a las palabras de los adultos, procediendo a seguirlos, aunque más atrás. El mal presentimiento, que sintió desde que pisó los jardines, sólo parece empeorar. Se abre paso entre la marea de estudiantes cuando escucha el grito de Brian. Cuando entra al comedor, se queda congelada.

La mano derecha temblorosa alcanza a tapar su boca, silenciando el primer llanto, mientras que la izquierda agarra su colgante con fuerzas. Sus ojos frenéticos se mueven de un cadáver a otro, inevitablemente deteniéndose en las heridas. Cuando uno de sus dedos acaricia accidentalmente su propio cuello, salta del susto y un corto grito se escapa de su boca, la viva imagen del cuello cortado de Alfred provocando dicha reacción. Cierra los ojos al sentir náuseas —las lágrimas se le escapan, por más que intenta contenerlas— y retrocede hasta chocar contra la pared del comedor, al lado del marco de la puerta. Se queda apoyada allí, procurando detener su llanto sin sus manos, observando lo que sucede frente a ella. Alma intenta concentrarse en las voces, en los movimientos seguros de los demás, a pesar de que los escucha como si ella está bajo agua.

La repentina voz femenina, con tono ligeramente nervioso, capta la atención de la latina. Mira hacia arriba automáticamente, en búsqueda de los típicos parlantes, aunque poco importa con la información, mucho más importante, que les provee la persona. El dolor de cabeza no tarda en aparecer. No puede ni pensar en el significado de las piezas blancas y negras, pues además de que nunca había aprendido a jugar, la situación supera completamente a Alma. Un sólo pensamiento está presente y logra decirlo. —H-hay que llam-llamar a la policía. Te-tenemos que sa-salir ya, todos. Hay que sac-sacar a los chi-chicos. —. titubea, el pánico apoderándose de ella cada vez más, con su acento más notorio que nunca. Arrastra el tacho de basura más cercano a ella frente suyo para expulsar su desayuno en él, repartiendo el peso de su cuerpo contra éste y la pared a su lado. Sin embargo, el hormigueo y el nudo a causa de nervios y miedo, no desaparece de su estómago.

Publicado por Invitado Mar Ago 02, 2016 9:07 pm

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