You shouldn't be here | Maya

Uno, dos, uno dos. Intentaba controlar su agitada respiración para tranquilizarse. Un sudor frío recorrió su nuca, así que decidió acelerar el paso hasta los baños comunes, comprobando que nadie lo seguía. Levantó la tapa del váter y vomitó la cena.

Tiró de la cadena, hizo unas cuantas gárgaras y dejó que su espalda resbalara por los azulejos del baño. Observó cómo anochecía a través de la ventana y agarró su pierna para controlar su tic nervioso. Odiaba que le pasara aquello, pero era normal. Llevaba meses sin consumir y, pese a que el internado hubiese sido para el cómo Alcohólicos Anónimos, no era fácil. Casi no podía salir del recinto y las recientes desapariciones y muertes habían hecho que los deportes y actividades fuesen suspendidas, por lo cual no era capaz de mantenerse distraído de sus deseos y pensamientos.

Decidió que, para que nadie lo encontrase, volvería a su habitación, ubicado en la misma planta. La 233. Le gustaba aquel número, y vivir en la parte superior del edifico se le antojaba más cómodo. Si escuchaba jaleo o alboroto, siempre podría recurrir a la azotea. Siempre y cuando no lo pillasen. Abrió la puerta de su habitación con su llave y, se dejó caer al lado de la cama, ya que el tic de la pierna llegaba a darle calambres. La ausencia de las drogas era incluso peor que las substancias cuando recorrían su cuerpo.

Además, los ataques le hacían pensar en el pasado. El pasado nunca se borra y siempre vuelve, por culpa de los malditos recuerdos. Las palizas, la morfina y los cuerpos de sus padres era lo primero que venía a su cabeza cuando le daban los ataques del mono. –Fuera-susurró, ahuyentando sus fantasmas. A veces tenía pesadillas, pero no les daba importancia. Todos tenemos malos sueño. Se quitó el sudor de la nariz y miró por la ventana para despejarse. Volvió a contar, esta vez hasta cien para distraerse mientras tocaba la bala que le había regalado su abuelo.

Publicado por Phoenix R. Blackwood Jue Ago 18, 2016 7:43 pm

Maya era capaz de oler el miedo en los estudiantes del internado. Se sentía como un perro cada vez que respiraba aquel hedor que desprendían, si la muerte verdaderamente se materializara en un cuerpo, estaba segura de que lo tendría realmente fácil a la hora de elegir a quien llevarse primero. ¿Quería hacerlos sufrir? Debía empezar por asestar e golpe a aquellos que se quedaban agazapados en sus habitaciones, temiendo incluso respirar.

Quizá aquello que estaba ocurriendo no fuese del todo mal, era una especie de purga, la que ella soñaba con hacer. Lo único negativo que veía en todo aquel asunto, es no ser partícipe de la misma, sino un conejillo de indias más que debía estar asustado. ¿Asustada ella? Para nada. Sentía curiosidad por lo que pudiera haber tras la muerte, sentía que cuando su cuerpo muriera, ella se colocaría en alguna nube a observar lo que ocurría bajo ella, como en una película. ¿Qué diferencia había entre eso y lo que hacía ahora? Casi ninguna, que viva era vulnerabe y muerta no podrían hacerle daño, nada más.

Atravesó el pasillo de las habitaciones, disponía de un rato para echarse a leer un poco. Había perdido la cuenta de cuántas veces había leído el mismo libro, por suerte, no se cansaba. A pesar de ello, cuando volvía a casa de sus tíos, aprovechaba para tener otras lecturas que le recordaban que el mundo estaba repleta de ellas.

Todas las puertas estaban cerradas, todas menos una. Ante sus ojos apareció el número 233 , una rendija iluminada por el sol que entraba por la ventana trazaba una línea en el suelo del pasillo y parte de la pared. La curiosidad pudo matar al gato, pero Maya ya se consideraba una persona casi muerta. Posó sus largos dedos en la madera de la puerta y empujó la misma suavemente. Divisó a un chico ahí tirado, el corazón le dio un vuelco. ¿Estaba muerto? Se quedó paralizada, no era miedo lo que sentía, sino emoción. Nunca había visto un cadáver tan de cerca y aquello la atraía como un imán.

Publicado por C. Maya Ashes Sáb Ago 20, 2016 7:34 am

Terminó tumbándose en el suelo, al lado de la cama, pensativo. Mordió la bala de la segunda guerra mundial, casi al punto de tragársela. La escupió. Volvió a jadear. Había conseguido tranquilizarse los últimos minutos, pero su respiración agitada volvía. Cerró los ojos y dejó de respirar por unos segundos, casi interminables, para frenar los síntomas del mono. Quizás fuese más fácil si no respiraba. Pero entonces estaría muerto. Y después de la vida que había tenido y de salir de ella, tenía claro que quería vivir. Descansó un poco, alejado de la luz del sol que ya se estaba ocultando, alejando todo pensamiento de su cabeza y dejando la mente en blanco. Uno de los pocos instantes del día que podía disfrutar del silencio total.

Pero como siempre, se veía interrumpido. El crujido de la puerta abriéndose hizo que frunciese el ceño. La había dejado abierta, y nunca lo hacía. Achacó la apertura al aire, ya que había abierto la ventana para respirar mejor. No le dio importancia al principio, pero sí cuando escuchó pasos. Esperó a que quien quiera que fuese estuviese lo suficientemente cerca. Con el paso de los años había desarrollado su oído.  Le costaba dormir en casa debido al ruido que hacían las ratas. Una de las muchas razones por las que sus padres le daban morfina. Pero ellos estaban bajo tierra, y él no.

Abrió los ojos de golpe, cuando supo que su víctima estaba a su lado. Agarró el tobillo de la ajena para que cayese al suelo y luego se sentó sobre él, poniendo una mano en su cuello, apretándolo suavemente, y agarrando una de sus manos contra el suelo. Atrapada, cazada. Sus años en la calle le habían enseñado varias técnicas, e incluso había ejercido de matón. Se dio cuenta de que era una chica cuando se colocó a horcajadas sobre ella. El cuerpo más menudo que el de él la delataba. Clavó sus ojos en los azules de ella. La había visto, pero nunca hablado con ella.- Que haces aquí.- ni siquiera formuló sus palabras en forma de pregunta. La puerta seguía entreabierta; si alguien lo veía allí en aquella posición, se metería en un aprieto.-No deberías haber cruzado esa puerta.- no le iba a hacer nada más que amenazarla; Phoenix no mataba, pero ella lo había visto con los síntomas de su problema, y eso no lo podía olvidar. Nunca lo habían pillado hasta ahora, si no fuese por la maldita puerta.

Publicado por Phoenix R. Blackwood Lun Ago 22, 2016 9:13 pm

Como víctima de un encantamiento, Maya se acercó al supuesto cadáver que había junto a la cama. No sonreía, pero en su rostro tampoco se podía leer la preocupación. Aquello era un simple impulso motivado por la curiosidad que le causaba la muerte. Después de tantas historias y tantos misterios, debía llegar el momento en el que ella estuviese involucrada. Al llegar junto al cuerpo se agachó, alzó una mano para tocarle pero antes de que pudiera comprobar si su piel estaba fría, el individuo abrió los ojos. Maya reculó lo que su posición le permitía, no podía negar que aquella escena le había impresionado y que su corazón latía violentamente a causa de la sorpresa.

Pensaba levantarse y marcharse sin más, lo divertido de la historia había terminado, pero un agarre en su tobillo hizo que la chica perdiera el equilibrio y se diera de bruces contra el suelo. Ni siquiera tuvo tiempo de quejarse, el peso del desconocido cayó sobre ella, su mano se vio atrapada y comenzó a faltarle el aliento. ¿Qué clase de persona se atrevía a presionarle el cuello con las manos? A ella, que solía defenderse de esas situaciones de una manera elegante y, casi siempre, con amenazas. El chico se colocó encima de ella, intento revolverse bajo su cuerpo, estirar los brazos, darle patadas, incluso alzar la cabeza para propinarle un golpe con la frente, pero aquello era inútil. Lo miró, desafiante. No tenía miedo alguno, pero se prometió a sí misma que aquel chico se las pagaría tarde o temprano.

-Y tú no debería dejarla abierta. -Dijo en tono cortante, ignorando la primera pregunta del chico. Volvió a retorcerse cuanto pudo. -Si no me sueltas ahora mismo, acabaras tirado en el suelo. Tal y como estabas antes, pero sin respirar. -Amenazó y lo decía bastante en serio. Tragó saliva con dificultad, apretando la mandíbula con ira.

Publicado por C. Maya Ashes Mar Ago 30, 2016 9:39 am

La chica intentó resistirse bajo él, sin éxito. Una sonrisa maliciosa se puso en la cara de Phoenix quien, por ahora, disfrutaba de la situación, pese a que estuviese nervioso por haberlo descubierto. No podía entrar en pánico. Una cosa es que tuviese miedo que lo contase, y otro que le diese pánico. El miedo es natural, el pánico te mata.-La gata tiene uñas ¿eh?- apretó más la mano que sujetaba, pero no ejerció más presión sobre el cuello. Su táctica no la dejaría escapar, por mucho que lo intentase. Estaba  a la defensiva, y no esperaba menos de ella. No es como si una persona se fuese a estar quieta cuando la atacaban.

Clavó sus ojos azules sobre los de ella, sintiendo el fuego que recorría por sus venas.- Ya veo. No eres como las demás.-un pensamiento que dijo en voz alta, sin importar que lo escuchase. Miró a la puerta por si había alguien en ella.-Sí, ha sido un descuido mío, no la he llegado a cerrar del todo. Pero tú la abriste.- chirrió los dientes. Una carcajada se escapó de su boca inmediatamente.- Creo que eres tú la que no está en la mejor situación. Así que no me amenaces. Soy yo el que tiene el control…por el momento.- sería interesante ver como ella se enfrentaba a él. ¿Una pelea en su habitación? Quien lo hubiera imaginado. Podría ser uno de los acontecimientos más interesantes desde la suspensión de las actividades extraescolares. Uno de sus dedos recorrió su cuello mientras todavía los sujetaba, contó las veces que ella inspiraba y expiraba.- No evites mi pregunta: por qué has entrado.- volvió a repetir, ya que tenía miedo de que lo estuvieran siguiendo por alguna razón que él desconocía. O alguien relacionado con las recientes desapariciones y muertes. No le importaban pero, si iban a por él, no se iba a quedar de brazos cruzados.

Publicado por Phoenix R. Blackwood Miér Ago 31, 2016 9:03 pm

La mandíbula de Maya se tensó, sus dientes se apretaron unos contra otros hasta hacer daño. -Y muy afiladas, por cierto. -Advirtió con respecto a sus uñas. -Pronto te dejarán cicatrices en esa preciosa cara tuya. -Gruñó mientras se debatía con él. -Te juro por lo más sagrado que si no me sueltas ahora mismo, haré que te pongan un parche en ese ojo. -Alzó las cejas, observando el ojo izquierdo del chico. Tenía claro cómo lo haría. En primer ligar le clavaría la uña del dedo índice de su mano derecha, después giraría y retorcería el dedo hasta que la pupila estuviese lo suficientemente arañada... Y, ¿por qué no? Intentaría hundirlo en su propia cuenca, aunque aquello era bastante más difícil.

-Te mataré con mis propias manos. -Dijo a modo de respuesta. -Esparciré tus trozos por el lago. -Prometió. -¡Suéltame! -La furia refulgía en los ojos claros de Maya, todo aquello que le había dicho al chico, las palabras amenazantes y las promesas, era cierto. Al menos en la mente de la chica si, y en aquel momento deseaba cumplirlas a rajatabla. Un escalofrío le recorrió el cuerpo al sentir los dedos del desconocido rozándole. -No me toques. -Escupió. Su respiración estaba agitada.  -He entrado porque creía que estabas muerto, no me jodas.

Publicado por C. Maya Ashes Jue Sep 08, 2016 3:09 pm

Se rio ante todas las amenazas de la chica.- Sí, sí, me vas a torturar y a hacerme de todo. No puedo esperar.- sobre todo siendo él el que la estaba sujetando.- Seré un pirata, entonces.- soltó un poco la mano que la sujetaba y no dejó de mirarla a los ojos.

Alzó una ceja y desvió la mirada por un momento, de nuevo a la puerta.- No sabía que teníamos a una homicida en este pasillo.- no sabía exactamente si vivía cerca de él o no, pero, si estaba por allí a aquellas horas, no era por casualidad.- Te doy puntos por originalidad, pena que no haya un calamar gigante como en Harry Potter, sería más divertido. Por cierto, cuando más te resistas, peor será.- más tiempo pensaba mantenerla en aquella postura, al menos, hasta que le respondiese. -¿Es que te gusta que te toque?¿Te ponenlas caricias en el cuello?- sonrió con malicia y alejó la mano del cuello, liberándola cuando la respuesta llegó.- ¿Muerto? ¿Qué demonios?- frunció el ceño y se levantó, dejándola ir. Con rapidez se acercó a la puerta y la cerró con llave, para que no pudiera escapar, porque sabía que tenía unos pocos segundos antes de que se lanzara sobre él.

Se apoyó en la puerta y se cruzó de brazos.- Venga gatita, ven a por mí.- la retó, habiendo decidido que le parecía interesante tener aquella pelea en su habitación. Dudaba que le pudiese hacer daño, pero tendría cuidado con sus dientes, uñas y las posibles patadas en sus partes.

Publicado por Phoenix R. Blackwood Vie Sep 09, 2016 8:19 pm

Maya hizo acopio de toda su fuera e intentó empujar al chico, aunque aquello no surtió ningún efecto puesto que el desconocido casi ni se movió. ¿Dónde estaba la inercia cuando se la necesitaba? -Si lo prefieres, puedo arrancarte ambos ojos. -Expuso, sin amedrentarse. Ganas no le faltaban. EL solo hecho de que alguien se tomase a burla sus amenazas la ponía enferma. Trató de valerse de sus rodillas para golpearle en las costillas, pero el peso del chico le oprimía.

Maldijo entredientes por la situación en la que se encontraba, pero no hizo caso de las palabras que le decía. Si lo hubiera hecho, no hubiera tenido más remedio que responderle y aquello le habría costado un quebradero de cabeza más. Tensó la mandíbula y esperó, la paciencia era una gran virtud. Se sentía humillada por no haber podido defenderse con su propia fuerza. Claro que, teniendo en cuenta que su cuerpo excesivamente delgado apenas podía sujetar una manzana con una sola mano. Eso sí, cuando se esforzaba era capaz de hacer mucho daño.

Al sentirse liberada del peso del cuerpo del chico se levantó, no sin cierta dificultad. Ni siquiera se entretuvo en sacudirse, tal y como se puso de pie se quedó mirándolo con intensidad. El movimiento de él la dejó perpleja. -¿Qué haces? Déjame salir. -Escupió con desprecio. -Se acercó a él dando zancadas hasta que lo tuvo delante. -Veo que no le tienes demasiado aprecio a tu vida. -Dijo un segundo antes de abalanzarse sobre él en busca de carne blanda donde clavar sus uñas.

Publicado por C. Maya Ashes Miér Sep 14, 2016 11:53 am

Esperó con ansias a que la chica se acercase a él. Observó cómo se levantaba patosamente del suelo de su habitación. No te hagas de rogar. Una sonrisa se instaló en los labios de Nix cuando la chica descubrió que había cerrado la puerta con llave.-Oh, ¿no se supone que querías matarme? Te estoy dando la oportunidad.- interesante que hubiese entrado en su habitación para comprobar si estaba muerto, y ahora quisiera acabar con su vida de forma definitiva tras como la había tratado.

Como esperaba, ella avanzó con velocidad hacia él. –Parece que un cadáver va a yacer en el suelo.- que no le tuviese miedo a la muerte o a lo que la rodeaba hacía que fuese una chica interesante, diferente a las demás del internado. ¿También has tenido una vida como la mía? Se preguntó. Hasta el momento había mantenido los brazos detrás de su cuerpo, pero los alzó cuando ella se lanzó contra él. Como esperaba su ataque, fue capaz de agarrarle las muñecas. Otra vez.- Creo que deberías dedicarte a otra cosa que a las peleas. No son lo tuyo.- claro que si lo hubiese pillado distraído, sus uñas podría haberle hecho sangre. No apretó ni hizo fuerza, solo las aguantó. Aun así, no podía escapar de él.

Sonrió con malicia y movió la chica a su antojo, haciendo que, de una segundo a otro, fuese ella la que estuviese contra la puerta. Mantuvo los brazos de la chica en alto y acercó su cuerpo hacia ella. Le sacaba un par de centímetros, por lo que tuvo que bajar la mirada para cruzar sus ojos con los de la castaña. Rozó ambas narices y suspiró sobre los labios de ella para luego besarla. No sabía la razón exacta de por qué, pero lo había hecho. Bajó sus besos hasta el cuello de ella pero, en un impulso, paró. Soltó sus muñecas, la miró medio serio medio a risa, y luego se dio la vuelta.- Ya puedes irte…si quieres.- le había dado la espalda y estaba en su momento más vulnerable, así como también podía abrir la puerta y largarse de allí.

Publicado por Phoenix R. Blackwood Vie Sep 16, 2016 8:14 pm

Maya había pasado de un estado de furia indiscreta a uno de desconcierto absoluto. Las cosas eran simples, él no estaba muerto por lo que a ella no le interesaba lo más mínimo. Ella había dejado margen, le había dado una oportunidad de que la dejase ir y así no pagar toda la frustración que sentía con su persona. Pero él había elegido el camino equivocado, prefirió acorralarla mas aún en lugar de dejarla libre.

Su ataque, su vía de escape, se vio obstaculizada por unas manos que se cerraban en torno a sus muñecas. Maya las agitó, pero no consiguió zafarse. -Si, y será el tuyo. -Respondió con toda la brusquedad que sus cuerdas vocales poseían. -Me dedicaré a lo que me dé la gana. -Espetó, aquella había sido una ofensa imperdonable. Recordó su cuerpo menudo, esquelético, ¿qué clase de fuerza podría tener una chica que no se alimente como debe? Toda la que ella quisiera, aquel tipo no podría amedrentarla, no mientras le quedara algo de aliento.

La cercanía del desconocido comenzó a incomodarla de tal modo, que el pensamiento de asestarle un cabezazo en la nariz pasó raudo por su mente. Sin embargo, no lo hizo. El corazón comenzó a latirle desbocado, escuchaba el bombeo de su propia sangre mientras el chico rozaba su nariz con la suya. Sintió la calidez de un suspiro sobre sus labios y, de pronto, él la estaba besando. En un principio, se agitó para zafarse de él, pero finalmente, se dejó hacer hasta que él se separó de ella, dejando el vello de su cuello erizado, a la espera de más. -Estás loco. -Razonó mientras intentaba recobrar la cordura. -Estás tremendamente loco. -Caminó hacia él con toda la dignidad de la que fue capaz. Se sentía humillada, débil, esclava de sus deseos, sirvienta de su cuerpo. Algo ejercía presión bajo su estómago, algo que la invitaba a pedir más, pero Maya no pedía nada, Maya no se rebajaba de ese modo a conseguir lo que quería. -Si piensas que así vas a conseguir que olvide que me has tenido acorralada en el suelo estás muy equivocado. -Sentenció de manera rotunda. -¡Mírame cuando te hablo! -Rode´´ó al chico hasta que se encontró frente a él. -Supongo que te parecerá gracioso, ¿no? No recuerdo haberte dado permiso para que me toques.

Publicado por C. Maya Ashes Dom Sep 18, 2016 12:50 pm

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