Ends of the earth

Recuerdo del primer mensaje :

No podía esperar a que las clases terminaran por el día, necesitaba que el fin de semana llegara. Sus músculos estaban agarrotados, su me cansada, y ya de por si la rubia era bastante difícil de tratar para agregar todos esos malestares en ella. Las temperaturas cada vez eran menores, y cuando nada perecía ser peor, una gran tormenta cayó tras un trueno que hizo temblar hasta los cimientos del internado. Termino de dejar caer su cuerpo contra la pared, escuchando aquel final de la clase, esperando el momento en el que sonará el timbre indicando que el fin de semana, al fin, había comenzado. No salió corriendo de la clase, mas bien, todo lo contrario, acabo siendo una de las últimas en salir y fue por una manzana como almuerzo, la guardo en su bolso y fue a la cancha de soccer, para sentarse en una de las bancas que se encontraban bajo techo. Ya se había puesto el uniforme, pero dudaba que les dieran la clase de ese día, solo quería salir y ver la lluvia.

Unos rayos cruzaron el cielo tras los árboles y sus ojos se iluminaron deseos, vibrantes. Adoraba todo lo que tenía que ver con la tormenta, los rayos, los truenos, los relámpagos, tanto que a veces no podía soportar ver aquella visión tras un cristal, a veces tenía que salir. Agradecía que en ese lugar hubiera un techo, por mas pequeño que sea, le permitía estar allí sin mojarse, sin sentir como los zapatos se llenaban de agua, o aquella sensación helada que recorre el cuerpo cuando la espalda esta fría. Tomó la manzana y comenzó a comer lentamente. Posiblemente la hora del almuerzo estuviera llegando a su fin, pero aún faltaba tiempo para ver a alguien pasearse por el lugar, al menos para proponer que no se jugaría ese día.

Publicado por Grace L. Edwinson Jue Nov 12, 2015 12:38 pm

Acomoda uno de los mechones platinados mientras Nate habla. Otro nombre que le habían puesto se sumaba a la lista, por lo menos era interesante ver como el chico por lo menos usaba palabras elaboradas que tuvieran mas significado y no sean insultantes. Memorizó aquella palabra con la mirada fija en los árboles, se la diría a la siguiente persona que la llamara zorra, perra, maldita y todos sus derivados, como una sugerencia. Iba a replicar por el toque en la mejilla, pero lo primero que atina es a reír por lo bajo y luego regresar la vista al cielo nublado, aún llovía y seguiría lloviendo. —¿Por qué no?— Pregunta volviendo la mirada al joven. —Es fascinante— Sus ojos brillaron de aquella manera particular, como si estuviera tentada a ir al medio de la cancha solo para mojarse, y lo hubiera hecho, de no ser porque estaba cubierta de barro hasta el tope. —Una amiga siempre me decía que me gustaba tanto la lluvia porque me gustan los problemas, a la mayoría solo les gusta el petricor, aquel aroma dulce que emana de la tierra y de las piedras después de la lluvia, les gusta que los problemas queden en el pasado— Comienza a decir volviendo a perder su mirada en el cielo, luego recupera a la Grace de siempre. —Además, ¿Has visto a Thor? Es increíblemente sexy, por el dejo que caigan todos los rayos que quiera—

Las risas de ambos se mezclan por un momento, riendo a costa de aquel pobre muchacho que no se llevaría mas que una gran desilusión, un sueño o el corazón roto, y aún sabiendo eso, la rubia no tenía piedad por él. —Creí que me habías dicho que no te gustaba el cotilleo Nathaniel— Broma aún entre risas, y de un manotazo le roba el agua al muchacho para darle un sorbo sin pedir permiso. —¿Qué quieres que te diga?— Le pregunta apoyando la botella en la rodilla. —Si, somos capaces de notar cuando alguien nos esta mirando como si nos fuera a comer, o cuando nos mira como si fuéramos una rosa roja y perfecta en medio del invierno, por lo menos yo lo hago, no se que será de todas esas muchachas inocentes que se criaron en este lugar— Señala al internado con la cabeza y da otro sorbo a la botella. Grace había aprendido a reaccionar cuando coqueteaban con ella, también lo hacía, también había aprendido a coquetear con los muchachos, que sonrisa atraía mas que otras, que poses hacían que su cuerpo llamara más la atención que sus ojos, o en que preciso momento debía morderse sus labios para terminar de tentar al masculino. Había aprendido, de mano de la practica, como si no se tratara mas que de un deporte, como si hubiera sido entrenada para eso, pero había personas que no. Desde los trece años encerradas en un lugar donde estaba prohibido hacer tantas cosas que la joven haría con sus compañeros o profesores solo para tener una noche de diversión. Se preguntó si sabrían como funcionaba o si el internado habría cerrado sus mentes en aquel aspecto.

Publicado por Grace L. Edwinson Jue Dic 03, 2015 9:46 am

Nathaniel había aprendido, con el paso de los años, a ser un poco analítico con las personas. El joven había crecido en medio de una urbe, en todo sentido, no solo se trataba del lugar en el que vivía que de por sí ya era un completo revuelto para un niño tan pequeño y sin madre. Su padre siempre fue adinerado así que Nate tuvo que aprender a una corta edad a mezclarse con personas con las que no tenía tanto en común o eran muy mayores para su conocimiento, lo hizo más pronto de lo que hubiese esperado y así fue hasta que llegó su madrastra y él pasó a un evidente segundo plano. Sin embargo no le importó, no necesitaba esos entornos llenos de fama y dinero.

Nate aplicó lo mismo con Grace y le sorprendió ver gestos que nunca había evidenciado la chica. Pasión por algo que le gustaba y mucha honestidad al decirlo. Quizás Nate exagerara un poco pero, por un momento, le pareció estar hablando con una chica diferente. No dice nada, solo sonríe por ser testigo de ello, había descubierto que la rubia no era precisamente como todos decían. Nate no hacía caso a los cotilleos y eso ya se lo sospechaba. Nathaniel ríe con su último comentario dándose cuenta que la rubia había regresado. —En verdad he pasado ese detalle por alto—. Afirma con una sonrisa. —Eres una de las pocas personas que conozco que les gusta tanto la lluvia, aunque es interesante saberlo. Cuando me pregunten diré que es por Thor, sé que a muchos les sorprenderá.

Era cierto, a él no le gustaba el cotilleo. Nunca le había gustado creer comentarios de personas que pasaban su vida hablando de los demás sin siquiera conocer. Por otro lado la influencia de Grace lo había afectado. —No me gusta, de hecho. Digamos que tengo una amiga que parece disfrutar el tema y me ha contagiado un poco—. El chico sonríe de lado y deja que Grace se quede con su contenedor y lo que queda del mismo.

Nate presta atención a lo que la chica dice, puede que no sonara muy relevante pero la mención del tema causa cierto picor en la curiosidad del chico. Los ojos de Nathaniel se pierden en la lluvia que cae mientras frunce el ceño pensando su pregunta. Sabía que con Grace no debía dar rodeos pero tampoco pensaba contarle su vida completa esa tarde y darle el gusto de saber cada detalle de sus secretos. —¿Entonces quieres decir que las mujeres saben cuándo un hombre las ve diferente y pueden hacer de cuentas como si nada hubiese pasado?—. Nate parecía un joven aprendiz, incluso apoya su rostro sobre su mano para podr ver con claridad a Grace.

Publicado por J. Nate Seeber Vie Dic 04, 2015 9:17 pm

—Mira el cielo— Le pidió al notar como sus ojos se posaban en ella como si no la conociera, como si recién la viera por primera vez. —Muchos dicen que les gusta ver el cielo de noche, cuando un manto azul oscuro cubre el cielo y las estrellas brillan en la oscuridad que nos invade. Otros les gusta mirar el cielo de noche, porque quieren buscar estrellas fugaces. Algunas personas les gusta tirarse sobre una pradera un día con el cielo celeste y encontrar formas en las nubes pasajeras— Comienza a explicar esperando que otro raya cruzara el cielo. —Yo prefiero los rayos, un segundo de luz que puede ser letal y hermosa al mismo tiempo. Hay explicaciones científicas de porqué llueve, pero, a veces siento que sale de la nada, como si fuera un regalo para nosotros y algunos se esconden en los interiores por miedo a recibirlo— Termina de explicar, era vago y no abarcaba todo lo que sentía y pensaba, pero creyó que sería suficiente para poder justificar porque le gustaban tanto las tormentas.

Cuestionaba porqué Nate era amable con ella después de como se trataron en un principio, pero luego recordó a Gregg, y supo que a veces solo había buenas personas, con buenas intenciones. Muestra una sonrisa ante la insistencia a saber del tema, le causaba ternura que le preguntara. —Muchas veces nos damos cuenta, es fácil verlo desde afuera, más difícil es darse cuenta de que es uno quien esta mirando de esa forma, como si esperara envolver a la otra persona con dulzura y maravillas para protegerla de cualquier otro— Explica y un sin fin de miradas pasaban en su mente como recuerdos. Gregg allí, vestido con su bata, caminando de un lado a otro, las miradas que se cruzaban y ya sabían que se verían en la azotea. Grace se había dado cuenta de que él la quería, pero supuso que era solo por su belleza, fue tarde cuando se dio cuenta de que se había enamorado, y eso era algo que uno nunca esperaba. Se encoge de hombros.

—No lo sé, pero si quieres mi consejo, díselo, a veces uno no se da cuenta porque esta mirando otra cosa, a veces somos incapaces de ver lo obvio— Agrega con serenidad. Sentía que hace mucho no recordaba a aquella persona que tanto había dado por ella, al que le había hecho uno promesa que casi le era imposible de cumplir y que estaba rompiendo cada día que pasaba encerrada en aquel lugar. No le quería fallar a Gregg, pero era ella misma luchando contra lo que era o lo que quería ser. —A veces esta claro, como que me estás mirando a mi, pero estas pensando en alguien más, a veces no sabes que eres especial— Y ella no se había dado cuenta, no se había dado cuenta de que también se había enamorado de Gregg, hasta que el miedo a perderle le asalto, hasta que sintió su corazón en su pecho y supo que había dado todo por ella y ella jamás le pudo decir que también lo amaba.

Publicado por Grace L. Edwinson Dom Dic 06, 2015 3:55 pm

Nate obedece a Grace y alza sus ojos hacia el cielo como si fuera un niño pequeño atento a aquella explicación que le proporcionaba la rubia. Podía ver el firmamento oscurecido y las nubes grises y espesas que, parecía una tontería, pero iluminaban a pesar de la oscuridad. Los rayos caían cada cierto tiempo pero, cuando lo hacían, brillaban e iluminaban a ambos chicos. La hora no era tan avanzada pero parecía que todos estaban sumidos en la noche más oscura. Quizás Nate estaba empezando a entender la razón de que Grace le gustara tanto aquel fenómeno natural.

El chico la escucha sin verla, aunque no quiere perderse detalles del espectáculo, no puede evitar atender a las palabras de Grace que llaman su atención más que cualquier otra cosa. Nunca la había oído hablarle así, se jactaba de conocerla pero la verdad era que llevaba tiempo sin compartir conversaciones así y menos en las que el chico sintiera que ella se abría más de la cuenta a él; a contarle sus pensamientos, sus opiniones o cualquier otra cosa. Nate podía sacar mucho rollo de aquella conversación pero la verdad es que no lo hacía por respeto, en ese caso solo podía sonreír sin que ella lo viera, descubrir algo nuevo de Grace de esa manera era toda una sorpresa. —Empiezo a entender.

Ella no sabía nada y sin darse cuenta lo estaba diciendo todo. Era imposible para Nate no sentirse aludido con todo lo que Grace le estaba diciendo. Su mirada vuelve a perderse en el horizonte. Si se sentía de esa forma era por algo y quizás era por ese detalle que había ignorado a lo largo de los años y que siempre estuvo frente a sus ojos, solo que él era demasiado cobarde para darse cuenta de las cosas. —Verlo desde afuera siempre facilita las cosas, estar desde adentro... eso siempre es un lío para todos—. Comenta como si nada, como si la conversación ya se estuviera tejiendo entre ellos y ninguno la pudiese evitar. Él quería pintar un mundo de maravillas para Callie pero solo le bastaba estar cerca de ella para sentir que ese mundo se movía sin límite alguno.

Ella lo decía tan sencillo que incluso Nate tuvo el impulso en su interior de creer que así era, sin embargo su vida era demasiado complicada, sus pensamientos carecían de sentido, su mundo se balanceaba y se fundamentaba en secretos sin resolver. Todo era muy complejo para arrastrarla consigo y para atreverse a descifrar ese extraño misterio que podía ser más sencillo que cualquier otra cosa. —Si la vida fuera tan sencilla todo sería muy aburrido, Gracie Lou—. Nate se gira a verla y sonríe con toda la amabilidad que es capaz, hubiese esperado tener esa conversación con muchas personas antes que Grace. —Si, o a veces esta tan pero tan claro que confunde. O son otras las cosas que te llenan de preocupación.

Nate toma un respiro y mira hacia abajo, luego gira y ve a la chica con una sonrisa ladina. —Eres buena consejera después de todo, rubia. ¿Soy el único complicado acá?—. No había hecho la pregunta directamente al menos.

Publicado por J. Nate Seeber Dom Dic 06, 2015 8:26 pm

Sonríe orgullosa al ver que Nate comenzaba a ver lo que le mostraba. Desde pequeña había sabido que la magia no era real, no era algo que pasaría por más hermosa que fuera. La magia no existía y solo era cuestión de aceptarlo. Tampoco existían los cuentos de hadas, aunque algunas historias se podían acercar a ellos lo suficiente para ser comparados. Pero mientras miraba el cielo al iluminarse, Grace sentía que era capaz de creer cualquiera de esas historias, era como si una voz la llamara y la obligara a sonreír. Era lo más irregular, impredecible y perfecto que había visto en su vida. Cada rayo tenía una personalidad propia y ella se enamoraba de todos por igual. Tiene que concentrarse para poder regresar a aquella conversación que estaban manteniendo, y siente que lo hace a regañadientes.

—Solo dilo, es una maldita montaña rusa— Dice con sus tonos ariscos, la frente en alto y sus cabellos que se balanceaban con el viento, agradecía tenerlo atado, sino los nudos al otro día serían una calamidad. Vuelve a reír sin poder evitarlo tras un momento de seriedad, y esa risa era aquella razón por la que muchos decían hablar, Grace reía porque a veces quería llorar. Era la verdad, la vida era una montaña rusa cuyo camino era desconocido, nadie sabía cuando podía subir hasta las nubes y luego bajar en picada, cuando un nuevo giro los dejaría de cabeza. Eso era la vida y solo había que aceptarlo, como la magia, pero, a veces era mejor decir que todo iba a mejorar y en algún momento encontrarían estabilidad y nada malo pasaría. Grace se encontraba en ese momento, y sabía que en cualquier momento algo haría que su mundo quedara patas para arriba, solo esperaba que ese momento se demorara todo lo que era posible. —Puedes decirlo cuantas veces quieras, pero no cambiara, créeme ya lo he intentado. No se como hacen las personas para calmarse y ver todo desde un punto externo, yo no puedo— Y soy demasiado orgullosa para pedir un consejo, pero eso lo dice para sus adentros. —Por suerte para mi carezco de esos problemas—

—Puedes verlo de esa forma, la vida sería aburrida si supiéramos que va a pasar, pero admítelo más de una vez te abría gustado saber que es lo que va a pasar antes de actuar, para saber si estas metiendo la pata hasta el fondo o vas por el camino correcto— Sin dudarlo ella hubiera hecho uso y abuso de aquella habilidad, si tan solo hubiera sido capaz. Quizá las cosas no estarían como estaban, quizá se hubiera mirado a ella misma a los doce años y se hubiera recordado que se tenía que alimentar bien, que no podía dejarlo todo y no alimentarse de nada. Así no hubiera entrado al hospital, posiblemente ahora estaría en la universidad siguiendo los pasos de sus padres o haciendo lo que se le de la gana. Los fines de semana serían de fiesta en fiesta, su corazón seguiría sano y nunca hubiera conocido a la única persona que fue capaz de partir su corazón.

Se mira las uñas con un gesto de suficiencia. —Soy buena en todo lo que me propongo, Seeber, ¿Con quién crees que hablas?— Mueve la cabeza para darle énfasis a sus palabras y estira la mano queriendo ver como se ve a la distancia. —Si te refieres a "acá" como "acá en el internado", seguro que no. Ahora si te refieres a aquí entre nos, temo darte una mala noticia, cariño. Para mi desgracia, todos los estudiantes son de mi edad o menores, y como la gran mayoría son unos idiotas, me queda escoger entre los pocos que hay en mi curso y los profesores y claramente no me voy a montar en una pasa de uva—

Publicado por Grace L. Edwinson Vie Dic 11, 2015 1:14 am

La vida de Nathaniel nunca había sido fácil. No recordaba haber vivido en paz por lo menos seis meses para adaptarse por completo a eso, al contrario, siempre traía una carga consigo, desde el primer día en el que llegó al mundo. No era sencillo ser hijo del senador Seeber, la vida de su padre estaba rodeada de reuniones, lujos, fiestas y mucho trabajo, desde pequeño el chico tuvo que acoplarse a eso aunque no tuviese la edad suficiente para comprender lo que pasaba a su alrededor ni mucho menos para comportarse. Las clases, tutorías, cursos de todo tipo llenaban sus días quitándole a Nate las posibilidades de poder ser un chico normal como aquellos que veía jugar en las calles. La muerte de su madre fue otro caso, lo desestabilizó y el padre nunca quiso ayudarlo o darle las herramientas para que lo afrontara de la mejor manera, al contrario, Nate tuvo que crecer con ese vacío que era sustituido por regalos y viajes. El asunto con su madrastra; la cereza de la copa, el punto explosivo, no lo había afrontado tampoco y su vida había cambiado desde ese momento. Callie... —Si, toda una montaña rusa, Gracie Lou, una maldita montaña rusa. No tienes ni idea.

Nate miraba como la lluvia cesaba al momento que escuchaba a la rubia. Ni en sus sueños habría imaginado que esa chica tan molesta en un principio sería la que lo aconsejaría en medio de la tormenta, literalmente. Nate sabía que tenía razón y que él tampoco podía estar para siempre viendo desde las gradas, incluso, aunque no pudiera admitirlo, estaba más metido de lo que había pensado y ya no podía cubrirlo con la excusa de que era mejor verlo todo desde una ventana. —¿Careces de todos los problemas?—. Nate gira y ve a la rubia arqueando una de sus cejas, luego sonríe, no quería incomodarla de golpe, Grace tenía muchas capas que él no podía arrancar de la nada. —Te envidio entonces de una buena forma.

—Claro, tampoco te voy a mentir. Más de una vez he querido tener esas bolas de cristal que usan las videntes o alguien que este a mi lado y me diga que va a pasar. De tener la posibilidad en uno de esos momentos la usaría. Pero... no sé, Grace, luego lo pienso y prefiero no saber y que cualquier cosa me tome para bien... o para mal, como prefieras pensarlo—. Lo había considerado pero en Nate, la mayoría de las veces, triunfaba el lado sensato y sincero, quizás de saber todo lo que pasaría su vida fuese diferente, pero tampoco podía quejarse del todo, había tenido cosas buenas al sufrir tanto antes de entrar al internado.

Nathaniel suelta una carcajada, ella no cambiaría y él solo se quedaba porque habían conseguido un punto medio entre sus comportamientos tan diferentes. —Vamos, Grace. Es verdad que hay muchos idiotas en el internado, tampoco es por lanzarte a los lobos aunque, conociéndote, creo que acabarías venciendo. El punto es que puedes no haber visto bien que hay personas que pueden ser buenos partidos, o por lo menos tolerarte que ya eso es bastante. Alguien tiene que haber—. Y con toda la amistad del mundo el chico da un leve golpe con su codo al brazo de Grace, con mucha delicadeza.

Publicado por J. Nate Seeber Vie Dic 11, 2015 6:52 pm

No, la respuesta que Nate buscaba era no. Ella no carecía de problemas, en realidad había tenido bastantes, demasiados quizás. Primero el problema del corazón, luego el hospital, había sido demasiado, su mente casi que no puede con ello, y por eso que alza las cejas ante tal mención. No pensaba responder nada, hasta que lo siguiente la endulza un poco. Nate no tenía nada que envidiarle, pero eso él no lo sabía, veía lo que todos, lo que Grace mostraba, una vida perfecta. Eso era lo que ella hacía, mostraba a todos quien era, una chica nacida en una casa de dinero que creció con todos los lujos, no mostraba nada de dolor, ni dejaba que vieran que sus ojos habían llorado hasta no poder más, hasta que sintió que ya no había más lagrimas en ella.

Niega, niega en silencio un segundo. —No tienes nada que envidiarme, Nate— Le confiesa con la vista en la lluvia y en los árboles frente a ellos. Se inclina hacia atrás, apoyándose en los brazos para no ir tan atrás y terminar cayendo. Por un segundo pensó en largar todo, hablar con alguien como Motka venía sugiriendo mientras se ofrecía con esa persona, pero luego negó, estaba segura que su amigo no querría escuchar una historia larga y aburrida. Además de que ya parecía tener demasiados problemas en su cabecita. —Déjalo ahí— Advirtió para que no hiciera más preguntas, y se acomodó una hebra que se había escapado del agarre de su cabeza. —Solo déjalo ahí, pero esta seguro de eso, no tienes nada que envidiarme—

—Tengo una pregunta para ti— Formuló señalando al joven con el dedo de una manera un poco extraña dado que aún tenía la botella en la mano. No le iba a contar su historia, pero si iba a exponer su punto, al menos quería saber que no era la única loca en pensar de esa manera. —Si pudieras ir conocer a Nate a los ... doce años, supón, ¿Qué le dirías?— Sin duda ella se diría muchas cosas, pero por primera vez se quería centrar en otra persona, lo que era más de lo que podían pedir dado que su mundo giraba entorno a ella y hacía que el de otras personas también girara entorno a su persona. —Yo creo que eso sería más genial que cualquier otra cosa, que cualquier poder o lo que sea. No ver el futuro sino advertir.— Lanza una mirada a Nate, un tanto asesina, dado que no quería que la dejara sola. —Puede ser a otra edad, tu la eliges, yo solo dije por decir, pero, ¿Qué te dirías?—

Se cruza de piernas esperando una respuesta. —Y olvida la parte de querer emparentarme con alguien, ninguna de las personas que esta aquí dentro es la persona que necesito— Lo suelta sin pensarlo, dudaba que le encontrara la quinta pata al gato con eso. Nate era inteligente, pero no retorcido, y esa era la verdad, lo que buscaba no estaba allí dentro, tampoco en otro lugar, no estaba en ningún lado. Era triste, y en los primeros meses le había dolido demasiado aceptarlo, pero ya que lo había hecho, podía decir aquellas palabras con total libertad sin sentir que algo se desgarraba dentro suyo. —Es una mala idea y perderás tu tiempo— Agrega por si no había quedado lo suficientemente claro.

Publicado por Grace L. Edwinson Sáb Dic 12, 2015 1:40 am

Nate era curioso de naturaleza, quizás por el mundo en el que creció y del cual no tenía muchas explicaciones. Siempre estaba preguntando, siempre quería saber, se volvía muy insistente y le molestaba de sobremanera que alguien no le respondiera como él quería que le respondieran; con detalles y muchas cosas que adornaran y complementaran el punto final. Había crecido con ese detalle aunque había aprendido a mejorarlo con el paso del tiempo, sin embargo más de una vez se pescaba preguntándose las cosas en silencio cuando no podía exteriorizarlas. Que Grace le dijera las cosas de esa forma no solo picó la curiosidad del muchacho hacia límites insospechados sino que también lo hizo fruncir el ceño muy confundido con su reacción. Grace, después de todo, siempre había aparentado tener una vida perfecta, la típica niña de cuna de ricos como él que había disfrutado enteramente de esos privilegios. ¿Ahora no lo era?, ¿entonces como era? Porque no se imaginaba otra cosa. Aunque su mente está llena de preguntas, él solo puede concluir algo, esa chica tenía que tener detalles muy fuertes para querer ocultar todo de esa manera. Sabe que no va a preguntar así que asiente viendo al horizonte. —Esta bien, no voy a preguntar—. Sin embargo gira y ve a la rubia con algo de inevitable seriedad —Pero cuando necesites algo, aquí estoy, ¿vale? Sé que de momento no lo vas a tomar en cuenta pero por si lo necesitas...

Nate abre los ojos de golpe ante la llamada de atención de Grace, escucha y su boca se queda un poco seca. Doce años, ella había acertado más de la cuenta, aún podía recordarse a los doce años; menudo, delgado, con un peinado extraño y siempre con camisas de su equipo favorito. Nate toma un respiro y ve al horizonte para pensar que decir, escucha el resto pero ya sabe de que va todo y asiente sabiendo que doce años era la edad exacta. ¿Qué se diría si sabía todo lo que iba a pasar?, seguramente muchas cosas. Él no lograría cambiar a las personas que lo rodeaban, eso estaba claro, pero podría cambiar su reacción, en especial la de aquel día o incluso antes. El chico toma un respiro, eran muchos los pensamientos que cruzaban por su cabeza, rasca su cuello un tanto nervioso y acaba por decir —Seguramente si tuviese en frente al Nate de doce años le diría que corriera, que corriera y se fuera de casa y no volviera jamás, que eso es mejor que estar en esas paredes—. Afirma y la ve con un intento de sonrisa, ojalá hubiese tenido esa herramienta en un pasado. —¿Tu le dirías algo a la pequeña Gracie Lou? Si puedo saberlo, claro.

Los ojos de Nate se iluminan y ve a la rubia como si fuera un niño pequeño emocionado con una nueva aventura. —Vale, creo que buscaré la manera de que conozcas a alguien antes de que termine el año escolar. No podré dormir tranquilo si no es así—. Exagera un poco tratando de recobrar la alegría de la conversación. —Vamos, confía en mi, lo peor que puede pasar es que tengas que decir que no. Soy hombre, no te emparentaré con un idiota—. Además de eso, ella era su amiga.

Publicado por J. Nate Seeber Sáb Dic 12, 2015 10:39 am

Y ahí estaba, el bueno de Nate dando su apoyo incluso cuando no sabía de que estaba hablando. Grace le sonrió de lado negando en su interior. —Tienes razón, no lo voy a tomar en cuenta— No quería darle esperanzas, antes de hablar con otra persona prefería que este jurara sobre su sangre que no diría nada, y luego lo mataría tras contarle la verdad. Ya estaba mostrando demasiado frente al chico, por la confianza que este le daba, pero eso era más de lo que se podía llegar a permitir. No se sentía innato en ella pedir consejos a alguien o buscar con quien hablar. La única persona con la que había hecho eso era con Gregg, y no se sentía bien. Podía ser la única cosa que solo hacía con él. También estaba el hecho de que lo quería para si, conservar ese secreto, lo mantenía vivo en su mente.

Se queda en silencio al escuchar la respuesta del chico, no imaginaba que podía hacer que quiera decirse eso a esa edad, pero ahí estaba lo ofrecía, aquel pequeño pedazo de vida. No hizo preguntas, no creía que fuera oportuno hacerlas, tampoco sabía como preguntar, no era buena para ayudar a las otras personas ni para dar consejos. Tomo aire abriendo sus ojos cuando la pregunta se le vino en contra, pero lo soltó despacio mostrando una sonrisa pequeña al castaño. —Tus padres te querrán igual, no tienes que ser perfecta, por evitar errores puedes cometer uno más grande— Lo dice sin pensarlo, eso era lo que se diría, por un segundo pensó en decir que el amor apesta, pero no era eso. Sabía que todos los problemas habían comenzado por elecciones de ella por ser la mejor. Lo había logrado, pero el costo había sido caro, y ya era tarde para volver atrás, solo quedaba arrepentirse de las malas decisiones que en la vida había tomado.

—Soy adoptada— Eso también lo dice sin pensar, pero no creí que fuera justo dejar al chico con tantas incógnitas en la vida, además eso era algo sobre lo que no le molestaba hablar. Nunca había tenido ninguna especie de trauma por aquel factor, sus padres siempre la habían querido de una forma tan incondicional que era incomparable. —Mi verdadera madre quedó embarazada muy joven, y mis padres no podían tener hijos— Explica tomando aire y regresando la vista al cielo. —Cuando supe la verdad, cuando busqué la casa donde debería haber crecido, quienes en realidad debían ser mi familia, agradecí mucho que mis padres me hayan adoptado. Quise ser la hija perfecta para ellos. No lo negaré, lo logré, en realidad era todo lo que quería— Se encoge de hombros, la primera vez que había discutido con su madre había visto la rabia que esta tenía, como la yugular parecía mostrar cada latido de su corazón, pero cuando la miraba a los ojos, notaba que estos brillaban, como si en realidad disfrutara de discutir con su pequeña. Grace supuso que siempre lo había esperado, y eso hizo que no se sintiera culpable, todo lo contrario. —Tuve problemas en el corazón antes de venir para acá. Una mala alimentación, combinada con ejercicios constantes, fiestas, alcohol, no dormir bien, y una mala predisposición, resultaba que en mi verdadera familia si había antecedentes cardíacos. Supongo que me diría eso, que me cuidará— Hace una mueca como si en realidad no importara nada.

—No se porqué te habré dicho eso, mejor olvídalo, junto con lo de buscarme un pretendiente, no bromeo cuando digo que perderás el tiempo— La mascara se vuelve a dibujar en su rostro, aquel pequeño momento donde la verdadera Grace se mostró tal cual como era, desapareció y la joven de siempre regreso al lugar tras aquel rostro de elegante belleza. —La lluvia esta parando, será mejor que volvamos ahora al internado—

Publicado por Grace L. Edwinson Sáb Dic 19, 2015 3:22 pm

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