Entre libros y recuerdos.

11:30 horas | Biblioteca Menor


Como era usual, mi recorrido matutino a esa hora ya había finalizado y podía darme el lujo de sentarme con una taza de té a leer y seguir leyendo algún que otro libro pendiente. Había revisado los archivos, las entregas de libros prestados y ordenado aquellos recién llegados por orden alfabético, color y temática.

Me dispuse en una cómoda silla de terciopelo rojo, ubicada en una esquina del salón, con una mesita para apoyar muy hermosa. Allí, mi taza de té aguardaba junto a un viejo libro de tapa dura de Las Aventuras de RinTinTin que había encontrado esta mañana de casualidad entre los libros sin catalogar. Sentado y cómodo, empecé a hojear las hojas que emanaban un aroma particular a olor viejo y hollín, mi nariz picaba y en cualquier momento estornudaría. La froté con mi mano y continué hojeando el libro a la par que los recuerdos brotaban de mi memoria.

Aquel perro de raza pastor alemán era igual a nuestro antiguo perro Rocky. Solíamos montar, mi hermano Lucas y yo, cuando éramos pequeños, a sus espaldas por todo el parque de la casa. Podíamos pasarnos horas corriendo de aquí para allá, que él siempre nos seguía, fiel y protector. A su lado no sabíamos qué era el miedo y...

Frené la lectura, los recuerdos y cerré el libro. No sólo había empezado a ponerme melancólico sino había escuchado unos pasos entrar y una voz hablar que no reconocí. — ¿Si? — dije, tratando de volver a la realidad, observando al alumno que había ingresado.

Publicado por Brian Downer Jue Dic 03, 2015 10:41 am

Alec suspiró y se estiró todo lo alto que era sintiendo como su espalda tronaba y dejaba de dolerle un poco, se había pasado todo el día estudiando para poder tener el fin de semana un poco más despejado, quería pasar todo el tiempo posible con su melliza y recuperar los meses separados, además aún no le había presentado a Gwendolyn y era algo que se había propuesto, ampliar el grupo social de ambas chicas, pues sabía que si él se entendía con la rubia, su hermana también encontraría como entenderse con la menor.

Miró su cama donde estaba sentado a modo indio, tenía muchos papeles y cuadernos regados por doquier, agradecía tener un par de horas libres, aunque las hubiera gastado igualmente estudiando, ese día se terminaría de relajar un poco en soledad antes de que su hermana lo acaparara todo el fin de semana. Comenzó a recoger todo cuidadosamente, pendiente de no mezclar apuntes o dañar alguna asignación y en veinte minutos tenía todo nuevamente en orden, detestaba el desorden y que al buscar algo no lo consiguiera. Ahora con todo listo agarró un par de libros que había sacado de la biblioteca y se dirigió a la misma para devolverlos y ver si encontraba algo nuevo que leer que no fuera para las clases.

Llegó a la biblioteca encontrándola completamente vacía, usualmente usaba la biblioteca mayor, por lo que no conocía el nombre del bibliotecario, habiéndolo visto solo la vez anterior en la que sacó los libros. Se acercó al mostrador dejando los libros que llevaba consigo allí encima, luego miró alrededor buscando al hombre castaño y encontrándolo sentado leyendo calmadamente un libro — Buenas — Saludó llamando su atención — Venía a devolver estos libros, los saqué el lunes pasado — Señaló los libros frente a él.

Publicado por Invitado Jue Dic 03, 2015 11:21 pm

Apoyé mi libro en la delicada mesita enana, teniendo cuidado de no chocar la suave taza de té (ya vacía) contra este. Fijé mis ojos en el joven alumno, y apoyando ambas manos en los apoyabrazos del sillón de terciopelo rojo, me empujé hacia arriba para elevarme del asiento y finalmente pararme. Había estado varios minutos en la misma posición y mis piernas empezaban a dormirse. ¿Me había dormido yo acaso algunos segundos? Tenía la intriga flotando a mi alrededor.

— Buenos días, joven. — me acerqué a paso lento, primero arrastrando los pies y luego elevándolos del suelo de madera encerado. — Claro.. Mmmhh.. ¿lunes pasado? — me acerqué a su lado, con una semi-sonrisa de costado y pasé atrás del mostrador de madera lustrada que ostentaba un lujoso monitor de computador último modelo. Agarré el fino teclado blanco que tenía a su lado y tipeé mirando al objeto luminoso la fecha del lunes anterior, tenía apenas tres reservas de libros y dos eran de jovencitas. — Duerre, Alec. ¿Verdad? — volví a alzar mi mirada sobre mis lentes.

Estiré mis manos para tomar ambos libros y sacarlos del sistema de reservas de la biblioteca del instituto. Tenía a su lado un cuaderno de tapa dura rojizo donde se alojaban por escrito las reservas en caso que el sistema fallara o no hubiese luz. A decir verdad me gustaba más el sistema manual, pero debía usar ambas. — Firma aquí, por favor. — le dije, tomando un bolígrafo plateado de un cajón del aparador. — Es para la constancia de devolución.

Una vez hubo finalizado todo, me atreví a comentarle, sin perder mi vieja costumbre: — ¿Te gustaría llevar algún otro libro? ¿Quizá no de estudios pero si de... esparcimiento? — lo miré intrigado, mientras cerraba el bolígrafo. Salí de mi rincón, esquivando una gran maceta llena de flores y con mi mirada invité al joven que me siguiera, acercándome a uno de los altos estantes recargados de libros de diferentes colores. — Hay todo un mundo de posibilidades, ¿algún interés en particular? — en general los alumnos negaban con la cabeza, agradecían y se iban por donde habían venido. Esperaba esta vez despertar la pasión escondida de alguno de los visitantes.

Me acerqué a un estante bajo, y con las yemas de mis dedos recorrí las tapas y sus títulos. — Fantasía, terror... Misterio. — fui cantando, esperando por una respuesta, a la par que corría con una mano la escalera corrediza con rueditas para dejarme leer el resto de la posibilidades.

Publicado por Brian Downer Vie Dic 04, 2015 9:44 am

Las bibliotecas eran lugares donde Alec se sentía tranquilo y en paz, no sabía si era por el silencio del lugar, el olor a libro viejo o simplemente porque le recordaba a la de su hogar en la cual siempre había logrado esconderse y donde había descubierto que entrando en sus libros favoritos podía evadirse de la realidad que vivía cada día. Miró con curiosidad su alrededor, la biblioteca mayor le había llamado por completo su atención anteriormente por lo que ésta era todo un misterio para él, era un hermoso lugar y se notaba tan bien cuidado y ordenado como la otra, además estaba totalmente sola y si era un indicativo de lo poco que iban a la misma se plantearía el comenzar a ir allí más seguido en vez de a la otra.

Asintió a las preguntas hechas por el señor Downer según recordaba se llamaba el hombre, tomó con cuidado el cuaderno y el bolígrafo y rápidamente estampó su estilizada firma, la cual había aprendido hacer de tal manera imitando a su padre de niño buscando su aprobación, pero sin lograrlo, por lo menos tenía el consuelo de que sería digna de un Duerre. Devolvió los objetos y escuchó atento lo que preguntaba el castaño frente a él, era precisamente lo que había querido hacer luego de terminar todo y si tenía ayuda del encargado de los libros mucho mejor — Sí, muchas gracias — Respondió acompañándolo a donde lo invitaba a ir el mayor. Pensó por unos momentos no sabiendo que elegir, le gustaba las tres temáticas y aunque actualmente vivían en carne propia las dos últimas categorías dichas por el señor Downer quería leer más de ello, por muy masoquista que pareciese — De terror o misterio — Nunca les había temido a los cuentos de terror, su lógica a veces se lo impedía siempre presente que aquello era mentira — Estoy algo oxidado referente a ese tema ya que hace mucho que no leo un buen libro de ello —.

Publicado por Invitado Miér Dic 23, 2015 1:20 am

¡Fantástico!, pensé instantáneamente al ver la respuesta positiva del alumno. Quería seguir leyendo, y no sólo eso, sino había aceptado mis sugerencia por los géneros que también más me gustaban.

— Veamos, veamos... — le sonreí y dirigí mi mirada a los estantes. Todo lo que veía, cada tomo, cada título, color, estampado me recordaba a alguna escena leída, apreciada y amada. ¿Cómo recomendar solo una cosa? No podía dejar de lado tantos autores maravillosos por lo que añadí: — Si te soy sincero, me es difícil recomendarte solo un libro así que pondré un dedo al azar en esta sección y lo que toque, toca. Será bueno, créeme, todo aquí lo es. — dicho esto cerré mis ojos y apunté sin dirección hacia la tapa de un libro. Abrí mis ojos para encontrarme con Chandler y su famoso "La dama del lago". — ¡Ah! Que grata sorpresa, este te gustará, estoy seguro. — lo tomé y acercándome al alumno se lo entregué. — Lo anotaré a tu nombre, tienes dos semanas de plazo, pero verás que lo terminas antes. Todo lo que te puedo decir es que es un misterio muy bien armado y hasta las últimas páginas nada es lo que parece, cadáveres, los personajes son interesantes... en fin, ¡es genial! — asentí seguro, aún a su lado. Suspiré y volví mi mirada al libro, ¿a qué edad lo había leído acaso?

Publicado por Brian Downer Dom Dic 27, 2015 12:50 pm

La cara del hombre mayor le recordaba a la misma que solía poner el cuándo recorría la biblioteca de su casa, la cual prácticamente le pertenecía pues era el que más la usaba cuando se encontraba allí, siempre recuerda vagamente con un sentimiento amargo dentro de sí que el otro ocupante asiduo de la biblioteca era su padre, quien fue el que le inculco ese amor a los libros, aunque poco tiempo después arruinara todo y ya fuera muy raro incluso cuando ellos no estaban – según había escuchado una vez de su madre – encontrarlo dentro del lugar leyendo libros por diversión como antaño. Eso le demostraba como el trabajo, la ambición y el qué dirán podían hacer que una persona cambiara tanto.

Sale de sus pensamientos cuando el Sr. Downer comienza a hablar, lo escucha con una sonrisa suave en los labios ya que le agrada cada vez más su energía, recibe el libro y con curiosidad normal en el cuándo tiene uno en las manos comienza a revisarlo leyendo con cuidado la contraportada, no pudiendo esperar a tener un pequeño adelanto sobre la trama del mismo, la cual rápidamente llama su atención y sabe que tendrá algo que lo entretendrá por la próxima semana — Muchas gracias, se ve muy interesante — Agradece aún enfocado en el libro, luego al alzar la mirada ve la expresión en el rostro del hombre y decide sacarle un poco más de conversación en vez de simplemente irse a su habitación. — ¿Cómo decidió terminar siendo bibliotecario? — Aunque adoraba los libros no era un empleo que se viera teniendo durante su vida adulta, tampoco es que su padre lo fuera a dejar. A lo mejor no fue algo planeado el que terminara en el internado como muchos de los que estaban allí.

Publicado por Invitado Vie Ene 22, 2016 11:44 pm

— Lo es, lo es. — asentí, ante su comentario sobre el interés del libro. Después de todo, ¿qué libro no lo era? A continuación su pregunta me dejó atónito, quizá no me esperaba que el alumno me siguiese hablando, menos así que me preguntara algo personal. Lejos de molestarme me dio gusto, más por su pregunta relacionado con mi amor por los libros.

Llevé una mano hacia mi barbilla y frotando un poco, entré de lleno al mundo de los recuerdos. Muchos flashes pasados atravesaron mi mente en cuestión de segundos, y cuando volví a la realidad el joven me observaba. ¿Me habría hundido allí por mucho tiempo? Sonreí, algo apenado y comenté: — ¡Vaya! Perdona el haberme ido de este mundo, jaja. Me has traído muchos recuerdos, ¿sabe? joven Duerre. Mmmhh.. veamos... — me paré algo más erguido y aclaré mi garganta: — No lo decidí, sencillamente. Vino a mi, quizá porque siempre fuimos parte el uno del otro. El mundo de las palabras me es tan nato que no podría contarle porque me gustan, porque simplemente son parte mía. Es como tratar de explicar por qué tengo dos ojos, algo así. — volví a sonreír y haciendo unos pasos hacia una de la sillas de la biblioteca apoyé mis manos en su respaldo. — Desde muy pequeño, los libros me atrajeron tanto..., que tenía más de ellos que de camioncitos o autitos. Fue mi hermano menor quien me empujó a salir un poco más y a disfrutar del aire libre, del agua, del barro. — eran recuerdos hermosos. — La clave es seguir lo que a uno en verdad le gusta, yo estoy feliz siendo bibliotecario, porque soy un apasionado por los libros. Creo que se nota. — incliné mi cabeza de costado, mirando hacia el techo. A veces se notaba demasiado.

Observando que el joven se comprometía en el libro, volví hacia el escritorio, donde una joven con grandes lentes se acercó a preguntar sobre una edición vieja del Quijote de La Mancha. Mi deber estaba completo, proveer de sabiduría a todo aquel que se dispusiera a ello. Amo ser bibliotecario.

Publicado por Brian Downer Vie Ene 29, 2016 1:16 pm

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