Mini Trama ▲ Evangeline y Ezra

Aquel viernes de enero, Ezra decidió saltarse la sesión de cine, pues la película en cuestión no le llamaba para nada la atención y ya la habían puesto más veces. En lugar de ello optó por salir del edificio y aventurarse en los terrenos que lo rodeaban. Una opción demasiado imprudente con todo lo que estaba pasando, pero pensaba que todo era una broma de mal gusto. Antes de salir, se pasó por su habitación y abrigarse. Encima de la camisa del uniforme se puso una sudadera y después se puso el abrigo de plumas. También se puso un gorro, una bufanda y unos guantes. Más valía prevenir que curar y más con la temperatura que hacía esos días.

Sus pasos lo llevaron hasta el lago pues su cabeza estaba en otras cosas y no era consciente del rumbo que tomaba. Tampoco es que se viera mucho de noche y sin luna llena, así que simplemente se dedicó a caminar. Estaba tan ensimismado que no fue consciente de que no estaba solo hasta que tuvo a Evangeline a unos metros. Detuvo sus pasos y miró a su alrededor para ver si estaba sola o no. Por un momento pensó en ignorarla y seguir a lo suyo, ya que solo la conocía de vista y el que él que fuera a hablar con ella era de lo menos lógico a su parecer. Pero al ver que estaba sola, su curiosidad por saber qué hacia ella allí creció en su interior.

- No deberías andar por aquí sola. –Dijo, rompiendo el silencio y acercándose hasta ella. Sí, él era el menos indicado para decir aquello, pues él tampoco debería, pero fue la única manera que se le ocurrió para romper aquel silencio y empezar una conversación.

Una media sonrisa se posó en los labios de Ezra al ver que la chica cogía una rama del suelo. Le resultó gracioso que pensara que iba a hacerle algo, pero le hizo más gracia que pensara que podría defenderse con ese palo. Él era consciente de que podía llegar a ser violento cuando se enfadaba realmente. Sin embargo, solía controlarse con facilidad, por lo que no haría daño ni a una mosca. Pero no estaba allí para hacer herir a su compañera, ni tenía intención de hacerlo. Ezra tan solo quería unos momentos de soledad al aire libre, mirar las estrellas a pesar del cielo parcialmente nublado, meditar sobre sus cosas… Lo cual parecía imposiblemente últimamente.

- Teóricamente, no estamos dentro del lago. –Replicó y dio un paso al frente, acortando la distancia que había entre ambos. Notaba cierto tono acusatorio en las palabras de la chica, lo cual no le gustó demasiado. Quizá esa no era su intención, pero no podía culparla, él hubiera actuado de la misma forma, de hecho lo hizo.- Solo paseaba. ¿Qué haces tú aquí? –Dijo, haciendo énfasis sobre el pronombre. Fue entonces cuando se fijó en que la chica no llevaba nada de abrigo y frunció el ceño. ¿Quién en su sano juicio saldría del internado solo con el uniforme? Volvió a echar un vistazo rápido a su alrededor. Por un segundo la idea de que la chica estuviera en peligro cruzó su mente y, durante ese segundo, la idea de haber salido del instituto ya no parecía tan cautivadora. Sin embargo, decidió esperar a que la chica contestase antes de hacer ninguna conjetura precipitada.

Que ella utilizara la misma respuesta hizo que Ezra desconfiara de la chica. – Paseando… -Repitió con sospecha en su voz. Estaba a punto de hacerle más preguntas, pues le parecía muy raro que hubiera salido a pasear sin abrigo alguno dada la temperatura que hacía, cuando escuchó el sonido del hielo resquebrajándose a tan solo unos menos. Un escalofrío recorrió el cuerpo de Ezra e inmediatamente dirigió la mirada hacia la orilla del lago. No logró ver nada así que volvió la cabeza para ver a Evangeline. La expresión de esta confirmó que ella también lo había escuchado y no habían sido imaginaciones de Ezra. Después, la siguió de cerca hasta llegar a la orilla y cuando escuchó la pregunta, imitándola, se puso de cuclillas a su lado para ver mejor.

-Parece una pisada… Y eso... No lo sé, pero seguro que no es barro. -Susurró como si temiera que con su voz se volviera a quebrar parte del hielo que cubría el lago, y negó con la cabeza pues no logró distinguir qué clase de sustancia era que esa. Volvió la vista hacia la chica y la miró aún con más sospecha. Ella ya estaba allí cuando él llegó y la idea de que la muchacha no estuviera sola y que la otra persona se escondiera justo en el momento en el que él apareció cruzó por la mente de Ezra. Después, curioso por saber qué era esa sustancia que lograba distinguir se quitó el guante de la mano derecha y pasó uno de los dedos por encima de la pisada, impregnándose de la sustancia desconocida. Algunos resquicios de nieve y barro se habían adherido también, pero por el tanto supo distinguir una cosa de otra.- Creo que es… Creo que es sangre. -Dijo dubitativo, pues no estaba seguro al cien por cien. Después sus ojos se pasearon de sus propios dedos hasta la chica.- Evangeline, ¿había alguien contigo?